domingo, 12 de mayo de 2024

Sangre negra en el XIX

 
 
Todos los que peinamos canas recordamos el periódico “El Caso” con Margarita Landí y otros periodistas que relataban la España negra, negrísima, de mediados del siglo XX. Seguramente no todos los casos que aparecían en sus páginas se resolvían. Pero, al menos, ellos realizaban su seguimiento porque la prensa generalista iba olvidándose de los pocos incidentes fatales que relataban. Desde siempre.

 
Tras la lectura de muchos periódicos del siglo XIX hemos encontrado un ramillete de referencia a actos criminales y muertes sucedidos en Las Merindades. De algunos se sabe algo y de otros nada. ¿La causa? La noticia no tenía garra suficiente, no había periodistas para seguir la noticia, censura, no se atrapó al culpable…
 
La primera noticia la recogemos del periódico “El Popular” que hablaba de una banda de salteadores en Salinas de Rosío el día 17 de agosto de 1846: “Estos días ha aparecido una cuadrilla de siete ó ocho ladrones; no hay conformidad en el número, ni tampoco en los que de ellos se han presentado con armas. Lo positivo é indudable es, que en el monte del pueblo do Návagos, distante media hora de esta villa, cogieron y apalearon á un pastor, por la resistencia que les hizo a declarar quien era el más acomodado vecino”. ¿Siguieron por la zona? ¿Hay muestra de nuevos asaltos? ¿fueron capturados? Silencio.
 
La siguiente noticia necesita entender lo que son los “hermanos de armas” -los “Brothers in arms” de aquella serie de televisión-: aquellos que luchan juntos en la guerra o, en una versión más humilde, aquellos que hicieron el servicio militar juntos. Se entiende que esos muchachos desarrollan un vínculo tan fuerte como el de la sangre. ¡Cómo si fuesen hermanos de leche! Luchan juntos, viven juntos y mueren juntos. Más aún si deben servir a la patria en tierras lejanas u hostiles. Y no les digo nada si al vínculo de hermandad le añadimos la consanguineidad. En este caso varios periódicos repitieron la noticia, que “La España” hacía proceder de un remitente bribiescano.

El nuevo observador 08/11/1852
 
En este caso sí fueron capturados los asesinos. ¿Se dan cuenta que desconocemos el nombre de todos? Y, si eso fuera poco, no sabemos cuando ni donde se realizó el juicio. ¿Fue justicia militar o criminal? Diríamos que se juzgaron como civiles al estar ya licenciados, pero… ¿Y si los militares pusieron sordina al tema para no manchar su imagen?
 
Y si hablamos de militares podemos fijarnos en este asesinato de un Guardia Civil del puesto de Villasante que se produjo en junio de 1863. No sabemos el día exacto pero fue antes del veintitrés, que es cuando se publica este breve: “Días pasados fué muerto un guardia civil del puesto de Villasante, por un pasiego de las cabañas de la Sía, término de Espinosa; según parece, el guardia con otro compañero, trataron de prender al pasiego por una de las muchas fechorías que tiene hechas: el pasiego salió corriendo por un prado y cuando saltó la pared se parapetó detrás de ella y le pegó al guardia un balazo que lo atravesó, de cuyas resultas murió, según dicen, en el acto. El pasiego parece que, aunque de presencia despreciable por lo raquítico y ruin de su estatura, es pájaro de cuenta, y ha sido encausado diferentes veces; es conocido con el mote de Foro; la Guardia Civil de Medina, Villarcayo, Villasante y parte de los del puesto de Valnera, están en su persecución y creo que lo capturen pronto porque bien necesario es, pues un hombre que tiene ideas tan perversas y se encuentra en su caso, será capaz de cometer cualquier atentado”.
 
En este caso, al menos, tenemos un mote: “Foro”. Pero, también, una absoluta despreocupación por el policía muerto. ¿Otra visión de la vida y la muerte?

 
Quizá esa aceptación de la muerte fue modificada, levemente, con los años -y otra guerra civil- porque para enero de 1887 empiezan a preocuparse por el nombre de la víctima. El periódico “La Iberia” publicaba el fallecimiento -¿casual?- de Narciso Martínez González.
 
 
Y, ya que nos hemos salido del mundo del crimen, visitaremos un curioso incidente que terminó en suicidio y del que se hicieron eco varios periódicos el cinco de agosto de 1892: “Telegrafían de Burgos, diciendo que al regresar de Medina de Pomar una familia que había ido a Oña para asistir á las fiestas de San Ignacio, cayó del carruaje el hermano del diputado Sr. Arnaiz. El cochero, Alejo Val, no detuvo á las mulas, sino que corriendo siguió con ellas á la carrera, por lo cual una señora y dos señoritas que ocupaban el coche con intención de auxiliar á don Valeriano Arnaiz, se arrojaron a tierra, sufriendo algunas heridas. El coche sigue, no obstante, corriendo, y á los pocos momentos choca con un carro, con tan mala suerte, que una yegua queda en el suelo herida. Ya no corre el coche, pero si el cochero, que lo abandona todo y se va á dormir a la caseta de un peón caminero. Ayer la Guardia civil trató de levantar la yegua y entonces aparece el cochero, el cual dice que va por unas palancas para facilitar á aquel animal la ascensión; pero apenas llega al puente de la Horadada se arroja al río, donde pereció. Su cadáver no ha sido extraído”.
 
Otro periódico anotaba que había “motivos para creer que el cochero estaba algo perturbado”. ¿Por qué estaba perturbado? ¿Lo estaba antes de que se desbocasen los caballos o fue a causa de este accidente? Más aún, ¿era miedo lo que tenía?

Puente del cañón de La Horadada.
 
En este caso ya tenemos varios nombres que alejan la noticia de un chascarrillo o un relato de corrala. Identifican a Alejo Val, el cochero, del cual “La correspondencia de España” nos dice que tenía 27 años y que se tiró al Ebro el lunes, 1 de agosto de 1892. El día nueve publicaba la recuperación del cuerpo. Como nota curiosa, “El católico Balear” incluía la noticia arriba transcrita el día once de agosto. Cosas del periodismo del siglo XIX. Otro de los nombres que aparece es Valeriano Arnaiz, hermano de un tal diputado Arnaiz. Valeriano solo tiene importancia por ser hermano de Clemente Arnaiz y Ezquerra que la prensa titulaba como “diputado”. Consultada la base de datos del Congreso de los Diputados del Reino de España no consta este individuo. En otras fuentes ya lo presentan como “diputado provincial” por la zona de Villarcayo y Miranda, con perfil independiente, al menos desde 1891 y que falleció en junio de 1936. Es decir, formaba parte de la Diputación Provincial de Burgos, de la que llegó a ser presidente. Quizá por eso el bombo a esta noticia. Los poderosos Arnaiz estaban vinculados a Medina de Pomar. Y, pensando mal, quizá por ese poder tuvo miedo el cochero de tal forma que terminó suicidándose.
 
Ese mes de agosto de 1892 también conoció un asunto más turbio, pero menos sangrante y que terminó con una brillante acción policial que recogía “El Papamoscas” el día siete:
 
 
Como vemos el cura de Extramiana no necesitó quien le defendiese. Y casi ni el de Quintanilla-Montecabezas que era diestro en la lucha aun teniéndose que enfrentar a gente armada con revólveres y cuchillos.
 
Es una pena la falta de los nombres de estos probos hombres de Iglesia, y el de sus amas, pero la siguiente noticia incluye la identificación de su protagonista: “en la noche del 21 trató de fugarse de la cárcel de Villarcayo (Burgos), el preso José Díaz, no habiendo logrado su intento por haberse apercibido el vigilante D. Prudencio Cifuentes”. Esta breve nota la publicaba el periódico “La correspondencia de España” el 26 de octubre de 1894. Nos pica la curiosidad por saber la razón de su detención y procesamiento. Por cierto, bien por Prudencio.
 
Terminamos este recorrido por la prensa truculenta del siglo XIX con un caso publicado el 3 de marzo de 1899:
 

¿Capturó la Guardia Civil al criminal? Si nos fiamos del rumor que extendió “El Papamoscas” del 9 de abril de 1899 debemos creer que sí pero… ¡no nos dan nombre alguno!
 
 
 
Bibliografía:
 
“Diario Oficial de Avisos”.
Periódico “El correo militar”.
Periódico “El siglo futuro”.
Periódico “El popular”.
Periódico “La España”.
Periódico “El nuevo observador”.
Periódico “La correspondencia de España”.
Periódico “La Iberia”.
Periódico “El clamor público”.
Periódico “El Papamoscas”.
Periódico “Diario de Burgos”.
Periódico “El diario español”.
Periódico “El genio de la libertad”.
Periódico “El País”.
Periódico “El Cantábrico”.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, tenga usted buena educación. Los comentarios irrespetuosos o insultantes serán eliminados.