jueves, 31 de julio de 2025

Fácil excursión a nuestra calzada romana.

 
 
Los tebeos de Asteríx y los pintores decimonónicos han conseguido que no reconozcamos las calzadas romanas. Olvidémonos de caminos de mulas medievales o renacentistas que muchos municipios venden como romanos y reconozcamos las verdaderas calzadas imperiales antes de que cualquier motoniveladora las destroce para “mejorar el camino”.
 
La construcción de una vía era todo un proceso de ingeniería que no desmerece el trabajo actual. En varias fases se completaba un camino carretero con un ancho que permitía el paso de dos carros en direcciones opuestas. Tan minucioso era que muchas llegaron hasta mediados del siglo XX… ¡En uso!

 
Empezaban desforestando, luego explanaban, delimitaban el firme, cimentaban con piedra en bruto para tener una capa de cimentación sólida y resistente. Sucesivas capas intermedias de gravas, disminuyendo el tamaño del material conforme se iba ascendiendo hasta la capa más superficial, eran sucedidas del compactado de las mismas. Finalmente, se revestía la superficie de la calzada con materiales de grano fino: zahorras (con tamaños máximos de 4-5 mm) o jabre (arena natural de granito con tamaños máximos de 1 cm) u otro material de granulometría fina que estuviera disponible en las cercanías del lugar de construcción.
 
Cuando lleguen al crucero dedíquense unos minutos para dos cosas: tomarse algo en el bar donde aparcarán su coche y visitar la calzada de castro Urdiales a Osma de Álava por el valle del Cadagua, Valle de Mena, Montija y Valle de Losa. No es el único tramo conservado y, como dicen ahora, “puesto en valor” habiendo más tramos en el Valle de Losa.


 
Valgan estas rápidas imágenes para invitarles a que conozcan este itinerario. El la segunda noten la altura de la calzada sobre el terreno circundante.
 
Sin más, que es verano.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, tenga usted buena educación. Los comentarios irrespetuosos o insultantes serán eliminados.