Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


miércoles, 22 de agosto de 2018

Y esta casa, ¿Cómo es que tiene estos contrafuertes? La “parroquia” de San Vicente.



Nos desplazamos a la bella población de Torme para hablar de iglesias desaparecidas. Ante todo les diremos que la iglesia de San Martín fue siempre la iglesia parroquial de Torme "onde todos, clérigos y legos, diezmaban y primiciaban". En cambio, la protagonista es la “parroquia” de San Vicente pero… en un pueblo pequeño no solemos tener varias parroquias. ¿Qué pasó? Pues que los vecinos de Torme, a principio del siglo XIV, "descontentos con el Cabildo de Burgos, patrón de su iglesia parroquial, desampararon la iglesia de San Martín y tomaron por parroquia la ermita de San Vicente, existente en el mismo lugar de Torme, en la que pusieron pila bautismal, con la oposición del patrono y del abad D. Martín”. Esta “machada” fue condenada por el juez del obispado en 1309. Con lo cual la iglesia, o ermita, debió ser anterior al siglo XIV.

Iglesia de San Martín.

El cambio había sido a un lugar popular entre los residentes. Aquí se reunía habitualmente el Concejo de Torme. ¿Por qué? Porque la parroquia de San Martín estaba apartada del pueblo y el portal de la ermita de San Vicente era más céntrico. Añadamos que la iglesia parroquial era pequeña y que los vecinos preferían invertir en mejorar la ermita de San Vicente. Los responsables eclesiásticos oyeron a los vecinos de Torme y se les ordenó, tras sentencia, que volvieran a “soltar la mosca” en la iglesia de San Martín, a pesar del rechazo de los vecinos. Estos estaban disgustados ante la falta de voluntad del Cabildo en remediar la pobreza y estrechez de la iglesia.

Las quejas de los vecinos de Torme por esta resolución llegaron hasta el Papa quien insiste en que recen en San Martín y “desanparen la otra hermita de Sant Viceynte”. Además fijaba que se pagasen “a la eglesia de Sant Martín los diezmos e las primicias de los dos annos pasados e las ofrendas o la estimación sobredicha de los tres mili maravedís en que fue puesto; e condepnolos en las costas, derechos, e retengo en mí la tasación dellas..." (Con la Iglesia habían topado).

Ermita de San Vicente.

La polémica no se paró aquí y existen documentos de 1547 donde los vecinos se quejaban de la pequeñez de la iglesia parroquial de San Martín y pedían que se reformase tanto esta como la ermita de San Vicente. Vemos que jugaban a ambos palos. Incluso argumentaban que era más barato trabajar sobre San Vicente que sobre la parroquia: “todo el ayuntamiento hará lo posible por ser igual que en San Martín en San Vicente porque por estar más cerca será mejor cumplida y sobre ello y viéndolo en persona largamente les hablaría que negociaremos y prometemos”.

Así, previamente al alargamiento de la iglesia de San Martín, y para emplear esta ermita como iglesia mientras se realizaban las obras en la parroquia, tuvieron lugar las obras y ensanche en la ermita de San Vicente que se pedían por parte de los vecinos.

Ermita San Vicente (Detalle)

Con anterioridad al año 1547 la ermita de San Vicente disfrutó de capellanías. De la primera de la que tenemos noticias es la que fundó el Bachiller D. Juan de Barahona, clérigo, posiblemente por ser de su propiedad. Posteriormente hacen lo mismo en 1598, Diego López de Pereda y su mujer Petronila de Arredondo. Estas capellanías originan pleitos entre los clérigos de los pueblos cercanos que estimaban tener derecho a alguna parte de ellas. Entre los sacerdotes que se creían perjudicados, al no ser tenidos en cuenta en su disfrute, estaban: El Beneficiado de Fresnedo Don Lucas de Herús; Don Juan de Pereda Beneficiado de Villacomparada, y Don Pedro de Pereda y Miguel Diez, curas de Torres. Estos sacerdotes, el 22 de octubre de 1598, llegan a un acuerdo sobre el arrendamiento y disfrute de ciertos solares y otros bienes y beneficios, tocantes a las capellanías de San Vicente.


En el año 1698 se nombra nuevo capellán de la ermita de San Vicente de Torme y en ese nombramiento vemos lo importante que eran los dineros y las razones de las discusiones entre clérigos y los acuerdos entre clérigos: "A nueve días del mes de Enero del año de mil e seiscientos noventa y ocho se nombró capellán de la ermita de San Vicente de Torme a D. Gabriel de Pereda, capellanía que en dicha ermita fundó el Bachiller Juan de Barona de 50 misas y otras dos en dicha ermita por los fundadores Diego López de Pereda y Petronila de Arredondo mis padres y las limosnas de dichas dos misas y esto queda y paga el Licenciado Gabriel por convertirse en el beneficiario que paga dicha ermita y capellanía y las otras 50 misas ha de cobrarlas de Francisco de Irás con la renta de dos solares que están en los términos de las Quintanas, de siete fanegas de pan de renta de trigo y cebada y ha de aplicar dichas misas por los fines y intenciones que tuvo el fundador de la ermita, solares y capellanía y de poner con ello cera y oblación a dicha ermita."

La ermita disponía para su servicio de una caja de madera dibujada, donde estaba el Santísimo; de una tabla larga encima del altar mayor, donde se decía misa; manteles; una ara; un frontón pintado; un cajón con sus cajones y llaves para poner los manteles; un banco de respaldo; dos redes de alambre para las ventanas de dicha ermita contra las abejas; unos corporales; un cáliz y una patena de plata; vasos para el vino y el agua; varios purifícadores; un paño de seda para el cáliz; una casulla con su estola y manípulo de sempiterna morado y lo de en medio colorado con guarniciones amarillas; un alba de lienzo con sus puntas y amito; dos cíngulos; un misal con sus registros; un atril para dicho misal; unas hornacinas de madera para el altar; y una campanilla pequeña. Todo ello se guardaba en la ermita para el servicio religioso.


Pero no nos creamos que los oficios en San Vicente eran continuos porque tras reparar y ampliar la iglesia parroquial de San Martín, en los siglos XVI-XVII, no se permitió a nuestra ermita actuar como parroquia. Se empleaba para las misas que, por designación de las distintas capellanías, se decían en ella. En el año 1791 fue Patrona de la ermita de San Vicente la familia de Los Peña, figurando Antonio de la Peña. Patronato que sobre ella continuó hasta el comienzo del siglo XIX.

Con la guerra de la Independencia llegaron los franceses que se instalaron en Torme cubriendo el paso desde el valle de Espinosa de los Monteros a la llanura de Villarcayo y Medina. Aquí permaneció un destacamento de caballería que empleó como establo la ermita de San Vicente.


Amén de establo fue alhóndiga y camareta de soldados. Tras la victoria la ermita quedó en un estado deplorable. No volvió a abrirse al culto y se abandonó. Cuando se vendió en 1844 su estado se reflejó en el documento de venta: "Sépase, por esta pública escritura de venta real y perpetua enajenación, cómo yo, Dn. Antonio de la Peña natural del pueblo de Salazar y vecino de la villa de Salinas de Rosío; otorgo que vendo y doy en venta real por juro de Eredad desde ahora para siempre jamás a Bicente Ruiz Cotorro y su mujer María Fernández, vecinos del lugar de Torme para que sea para ellos, sus hijos y derecha representación a la vez el sitio, paredes y tejado arruinado de una Hermita titulada de S. Bicente radicante en el dicho pueblo de Torme y sitio que se nombra Las Heras, la cual surca por Cierzo hera de los Erederos de José Marañón, Solano hera de Carlos Miejimolle y por Ábrego casa del mismo Carlos y Manuel Irús, vecino de Castro y aquellos del referido Torme, Regañón casa de Andrés de Pereda de la misma vecindad, servidumbre en medio y también casa de Mateo de Pereda, vecino del mismo pueblo; cuya hermita que ha sido y es de mi pertenencia, libre de toda carga y por tal la vendo con todas sus entradas y salidas, cuyas costumbres, derechos y servidumbres en precio de quinientos reales vellón que ahora de presente me dan y entregan en buenas monedas de horo y plata que he sumado y pasado a mi poder y cómo, satisfecho, otorgo carta de pago y finiquito en forma a favor de los compradores Bicente y María y confieso que la hermita no vale más cantidad que los dichos quinientos reales y no reclamar más por el buen sitio y sus escombros..."


Como se ve en este documento, la ermita, en este año de 1844, es propiedad de Antonio de la Peña, que es quien la vende, sin conocerse cómo llegó anteriormente a su poder ni en qué fecha. ¿Quizá en una previa desamortización?


Bibliografía:

“Torme en la Merindad de Castilla la Vieja” Pedro María López Andino.



sábado, 11 de agosto de 2018

¡Atención! En Medina hay veraneantes.




Hoy es un término desplazado por otros que resultan más rimbombantes. Ahora hablamos de turistas, incluso distinguimos entre turismo interior y extranjero, de costa o de montaña, de apartamento u hotel... Pero el trasnochado calor del término “veraneante” nos presenta una época de ocio estival, de botijo en el pueblo, de largos viajes en autobús hasta las raíces, de niños –muchos niños- que despedían al padre los domingos porque retornaba a Bilbao, San Sebastián o Madrid a trabajar.

Siguiendo la temática de artículos ligeros por eso del verano –y el descanso de “veraneantes”- veremos cómo se empleaba en la prensa del momento a los ociosos estivales y cómo los presentaba, dada la situación.

La primera referencia que me encuentro a las excelencias turísticas de la provincia está en el periódico “El Papa-moscas” del año 1894. Es aquí donde empezamos a ver los atractivos económicos del veraneo:



Pero los que más tierno resulta son los textos del siglo XX, concretamente, avanzado el siglo XX. En julio de 1954 encontramos uno que comenta varias situaciones en Medina de Pomar y nos diferencia entre quienes volvían a su tierra –alejados por negocios o que tornaban a visitar parientes, como subraya el breve- y los veraneantes puros que no deberán tener vinculación con la localidad. Por cierto, fíjense que el artículo no menciona la visita de los que emigraron para ganarse el pan en la industria vizcaína y que regresan buscando su ser. Esos no existen.



Incluso existen referencias a los veraneantes que, generosamente, podremos definir como “metidas con calzador” como en esta referencia al, por otra parte, hermosísimo Valle de Valdivielso. (empiezo a escribir como en estos artículos).


Añadamos otro punto de vista sobre la afluencia de personas en el periodo estival: la falta de alojamiento. El artículo comenta los problemas de los jóvenes para encontrar vivienda en Medina de Pomar, la construcción de nuevas viviendas y el efecto que producía ya en la oferta y demanda la existencia de los veraneantes.




En agosto de 1959 un articulito del “Diario de Burgos” alababa la situación creada por los veraneantes en Medina de Pomar al celebrar el día de San Ignacio, patrono de Vizcaya. El redactor deja caer varias sorprendentes ideas sobre los veraneantes: religiosidad, uniformidad, ser un grupo externo a los locales (los veraneantes no son “retornados al pueblo”), generosidad y riqueza…



Curiosamente no habla del daño producido en las costumbres locales como sí lo desgrana otro artículo. Es un artículo del “Diario de Burgos” del 27 de agosto de 1961, que transcribimos y comentamos, y que nos presenta otras pegas –aunque envueltas en almíbar-:

Medina de Pomar. Lugar de veraneo.

“Existen en la geografía española lugares que prenden mucho más que otros en la marcha tradicional del verano. Algunos sitios en auge unos años, pasaron de moda rápidamente. Otros, tardan en ser descubiertos porque, entre otras cosas, por extrañas circunstancias no aparecen en los mapas generales y precisan de la propaganda oral trasmitida persona a persona y, esta forma, aunque más certera, es lenta poco expansiva. Nada que ver con las grandes campañas de mercadotécnia turística que organizan las administraciones para atraerse parte del negocio turístico: “Gran Reserva”, “Paraíso natural”… Creo que en este aspecto seguimos casi igual.

Medina de Pomar pertenece a los sitios expresados en segundo lugar. Tarda en ser descubierta, porque como toda autentica verdad, no va en busca de seguidores que la elogien y alaben, sino que espera que éstos lleguen a ella. No gasta nada en propaganda turística porque nunca ha recibido a los turistas impersonales, sino a los verdaderos amigos que vienen recomendados o precedidos de parientes o conocidos. En fin.

Lo cierto es que persona que haya venido una sola vez, de casualidad o conducida por amigo o pariente, no ha desertado de la marcha natural de los veranos. Cuando Medina entra por las grietas del afecto y la emotividad, lo hace para siempre.

De esta manera, se ha visto convertida en lugar de veraneo y sin apenas darse cuenta ha ido alzando su costumbre en muchas cosas, para acomodarse un poco a los amigos. No ignoramos que este hecho encierra un grave peligro, ya que en lugar de asimilar lo bueno y necesario- de los forasteros, asimile únicamente lo malo, aceptando todo como útil porque es diferente y nuevo, sin aportar una justa crítica alejada de partidismos o rencores. José Manuel debe pensar que los turistas vienen de marte o creer que Las Merindades habían estado aisladas del entorno. Lo cierto es que la llegada de visitantes influye en el que lo recibe y a la inversa. Cierto es que el franquismo tenía miedo a las “contaminaciones” pero poca diferencia de costumbres podía haber con Bilbao. Salvo que hablemos de contagio político.

Puede ser perjudicial para el pueblo y sus habitantes la circunstancia que se da al engrosarse la colonia veraniega. Puede llegar, Incluso, a destrozar el ambiente en que, se vive y además de encarecer considerablemente la vida, inquietar desfavorablemente a sus vecinos al deslumbrarles con el «oro y el moro» que prometen las tierras de las que proceden los veraneantes.

Medina de Pomar, por ahora, atraviesa una etapa difícil. De salvarla, quedará más fortalecida que nunca. Puede dejarse arrastrar por el ímpetu que desdibuja al Individuo auténtico cuando se encuentra libre de trabas y quehaceres y quedar nadando en irrealidades. Este efecto lo puede destilar al considerar, e incluso envidiar al veraneante porque le mira como un ser que solamente se divierte y saca la errónea consecuencia de que siempre lleva esa vida y nada más falso. Si el hombre sólo es auténtico en su trabajo cotidiano, al verse libre por una temporada es natural que se muestre inauténtico, fuera de sí. Si esto particular estado «fuera de sí» lo consideramos como única realidad de ese individuo, nos equivocamos de medio a medio. No hay que olvidar que el hombre que disfruta de unas vacaciones o permiso, es porque se lo ha ganado durante todo el año y a la vez recupera fuerzas e ímpetu para él trabajo del año siguiente. Y este «fuera de sí» que él mismo se proporciona, le sirve de premio e ilusión para repetirla al año siguiente. Si el hombre no cifrase el trabajo en una consecuencia derivada de él, se acercaría al concepto de máquina.

Otro grave peligro que se avecina sobre Medina de Pomar, como lugar ideal de veraneo, es el salirse de sus cauces normales de vida y costumbres. Al recibir a gentes de sitios distintos y a veces tan alejados como Madrid y Bilbao, puede tratar de equipararse a ambas y nada más falso, porque si Medina queda imborrable en el recuerdo y tensa en la nostalgia es precisamente porque sigue siendo Medina, autenticidad que perdería al tratar de emular a las ciudades de las que proceden sus visitantes estivales. De esta manera pierde su auténtica savia y queda convertida en un vulgar plagio sin sentido y completamente anacrónico. Recomienda convertir Medina en una especie de parque temático del ruralismo castellano. Bien.

Los amigos que siguen acudiendo a Medina desde lugares diversos quieren encontrar todo, poco más o menos, en la misma forma que lo encontraron años anteriores e incluso como lo han seguido presintiendo durante el resto del año. Si un verano se encontrasen casi con las mismas cosas de las que huían la desilusión sería grande y hasta incluso empezarían a buscar otro sitio auténtico al que acudir otros años. Pues debería darse una vueltecita por la Medina de Pomar de hoy.

Y, aunque algunos no quieran reconocerlo en toda su importancia, esta afluencia de personas supone una riqueza considerable para la ciudad y sus vecinos. Y todo esto es necesario aclararlo porque según las opiniones de personas enteradas, este año la colonia veraniega alcanza en Medina más de 3.000 personas, cifra que, aunque parezca algo exagerada, no creemos que esté muy alejada de la verdad. Y, en esto, tiene razón.

Medina de Pomar, crece a un ritmo acelerado en chalets, en fondas, en pisos de alquiler, en nuevas mejoras como la estupenda playa artificial del Salcinal en un hermoso lugar de las márgenes del río Trueba a pocos minutos de la población, sitio ideal para el baño de niños y mayores con limpieza y comodidad -etcétera, etc.

A este paso quedará convertida en pocos años en el núcleo principal de veraneo de todos estos contornos. Creemos que es un hecho suficientemente importante para pregonarlo.

José Manuel Villamor.”

Pero estos consejos cayeron en saco roto y para 1971 ya vivían en medio centenar de chalets de la urbanización MEDINABELLA destinados, principalmente, a los vizcaínos. De hecho, fue la primera urbanización de este tipo de la provincia de Burgos. Y en los años posteriores crecería ¡y de qué manera!






Bibliografía:

Periódico “Diario de Burgos”.
Periódico “Imperio”.
Periódico "El Papa-moscas".







miércoles, 1 de agosto de 2018

Garoña: Prensa e imagen.



La central nuclear de Garoña es, y no es, la clave de esta entrada. El tema, ligero como corresponde al verano, es un paseo por la forma en que se divulgó esta sofisticada empresa que colocaba a España entre los grandes países del momento. Casi como lo que ocurre hoy en día con la capacidad nuclear militar. Vamos, la bomba atómica. Que también quiso tener España.


En nombre completo de esta obra de ingeniería es “Central nuclear Santa María de Garoña” y está situada en el Valle de Tobalina, en Las Merindades de Burgos. Tiene una potencia de 460 MW. Cesó su actividad el 16 de diciembre de 2012. La central generaba unos beneficios de 150 millones de euros anuales debido principalmente a su antigüedad (ya está amortizada) y a los costes de la energía nuclear en España que no está afectada por las disfunciones del Mercado eléctrico español.

Su diseño era el de centrales de segunda generación, anteriores al accidente nuclear de Three Mile Island. El reactor, del tipo BWR-3 (BWR corresponde a Boiling Water Reactor -reactor de agua en ebullición-) que emplea agua ligera como fluido refrigerante y posee un solo circuito de refrigeración. El agua ligera extrae el calor del núcleo del reactor, entra en ebullición, el vapor mueve los álabes de la turbina y regresa, una vez refrigerada, al núcleo del reactor.

Fernando López Hepterner 

Pero marchemos más atrás en el tiempo. El 17 de agosto de 1963 Nuclenor obtuvo la autorización para la construcción de la central. Y con lo dicho dejamos de hablar de la central para hablar de cómo se hablaba de la central nuclear. Serán solo unas pinceladas en la prensa y en documentales.

Para ello comenzaremos con los documentales de Fernando López Hepterner realizados para IBERDUERO. Es el momento en que esta empresa se enlaza con otras empresas para explotar nuevos centros. Con Electra del Viesgo creó otras dos empresas: Terminor (con la que construyó y explotó la central térmica de carbón de Guardo) y Nuclenor para levantar la central nuclear de Santa María de Garoña. Evidentemente, eso había que contarlo. Y hacerlo de manera favorable. Existen para ello los terribles publirreportajes.

El primero en el que nos detendremos es “De cara al futuro” (1968) que recoge el transporte de la gran vasija de 360 toneladas para la central en catorce minutos. Diremos que cuando se hizo este Televisión Española no publicó imágenes sobre el tema porque el descomunal medio de transporte estaba cuajado de publicidad de “Transara” y la vasija de la de “Nuclenor”. Pensad que estos medios de transporte fueron los usados en el Nilo para salvar algunos de los monumentos. La ironía es que a Franco quería conocer ese acontecimiento y pidió que le pasaran todo lo difundido. ¡Y tuvieron que montarle una película!

Reactor de Garoña (Cortesía de Vandalotv)

Incluso la televisión alemana envió un equipo para rodar el desembarco y principio del Transporte de la vasija, y la televisión belga hizo un documental completo desde el desembarco hasta la llegada de la vasija a la Central Nuclear.

El folleto de promoción sintetizaba el contenido del publirreportaje:

"Burgos la tierra tan ligada al Cid. Burgos la Monumental. Burgos la Histórica. Por tierras de Santa María de Garoña. Lo que será la Central Nuclear más importante de España. El Uhenfels en el canal de Deusto. Único barco en el mundo dotado de medios propios para carga y descarga de piezas hasta de 400 toneladas. Son 365 toneladas las que están suspendidas de las grúas. Difícil maniobra de descarga. La caravana en marcha. Es el transporte más importante efectuado hasta ahora. Jamás pieza de este peso y volumen ha sido trasladada a lo largo de 223 kilómetros. Se ha coronado el puerto de Barazar. Un paso superior del ferrocarril. También los pasos a nivel. Las estampas del romancero nos salen al paso. En Santa Gadea del Cid. El castillo de Fontecha. La gran mole junto a las casas aldeanas.

Ya hemos recorrido 125 kilómetros. Sólo nos separan 20 de la Central. Hay que dar un rodeo de 98 kilómetros. Bordeando el embalse de Sobrón. El cañón y los túneles notas sobresalientes del paisaje. También hay que garantizar el paso bajo las líneas de conducción eléctricas y telefónicas. 216 ruedas y 610 toneladas sobre el viejo puente. El tren de transporte con 80 metros de largo. Hay que cruzar el pueblo de Berberana. Cuatro horas para avanzar sólo 100 metros. Nos detenemos en el pueblo de Frías. Puente romano y el castillo. La torres del homenaje en inverosímil equilibrio.

Se pasa por el último puente. De esta manera culmina una tarea llena de dificultades. Ahora hay que colocar la pieza en su emplazamiento. Las potentes grúas. Así se coloca con gran precisión. Ya la última misión está cumplida. La Central Nuclear que tendrá una potencia de 460.000 Kw producirá, con una utilización de 7.000 horas al año, 3.000 millones de kilowatios hora.

De esta manera la Central Nuclear de Santa María de Garoña se incorpora al progreso de España como una de las más importantes conquistas conseguidas en los últimos tiempos en favor de nuestro desarrollo industrial y de cara al futuro".


En su realización el director quiso resaltar el contraste entre la fuerte presencia de la historia en Las Merindades y el trasporte de una meta de la modernidad.

Otro documental hagiográfico sobre Garoña fue "Una central nuclear" (1972). Que buscaba sensibilizar a la opinión pública. La película cuenta la historia del proceso de construcción de la central nuclear desde su comienzo hasta su puesta en marcha. Salta de los bucólicos pueblos al emplazamiento de la central, análisis del subsuelo y llegada de la maquinaria. Remarca mucho las exigencias de seguridad y exactitud: "El hombre no puede equivocarse y las comprobaciones son perfectas". El cine trata de comunicar garantía de seguridad a los espectadores para salir al paso del debate que ya se iniciaba en España sobre los riesgos de las centrales nucleares. Las cámaras testifican las pruebas y controles de precisión. Los comentarios insisten una y otra vez en lo mismo hasta llegar a resaltar: "Ni un solo centímetro se deja de controlar por los rayos X".

El relato incide en otros aspectos como los puntos de España donde existen minas de uranio, el edificio de la Junta de Energía Nuclear donde se investiga el mineral y se traslada al aeropuerto de Barajas para recoger el momento de la llegada del extranjero del uranio enriquecido.


La narración vuelve a la central para seguir el proceso definitivo hasta las pruebas de control de funcionamiento y su puesta en marcha. El final queda redondeado por el comentario al destacar que la central es un "corazón que late como signo de fuerza, de luz y de vida".

Pero viremos la proa hacia la prensa del momento que, como los comentarios de los publirreportajes de Iberduero, destacaba la proeza española que significaba la central y la perfección técnica que representaba.


Empecemos por el año 1965, exactamente por el día 2 de marzo cuando se presentaban las propuestas de cuatro empresas internacionales capaces de hacer el trabajo: General Electric, Westhinghause, Babcock & Wilcox y la británica Nuclear Power Group. Una noticia del 2 de mayo comentaba que “España va a montar en tierras burgalesas la central más importante de Europa”. Cierto, era la más avanzada de su clase a la fecha. El siete del mismo mes nos indicaba para quién era la electricidad: para los vascos y los cántabros que la necesitaban para sus industrias. Poco pensaba el régimen franquista que esos mismos burgueses vascos encabezarían las presiones para su cierre. El 1 de julio se declaraba que Inglaterra había sido vencida por EEUU en la puja por la central de Garoña al decretarse ganadora a General Electric. Por cierto, la forma de titular recuerda a un partido de futbol porque “Inglaterra” es una parte de Gran Bretaña pero, para muchos españoles, la representa e incluso sustituye. Por acabar este año, la potencia se incrementará a 460.000 Kw.

En 1966, año en que empiezan las obras, aparecen pequeñas columnas contando que se empleará uranio español (una pequeña parte porque en 1970 llegarían 11.000 kg de uranio de Alemania y en avión) y que las aguas para el sistema serán tomadas en Quintana Martín Galíndez y Puentelarrá.


Saltemos a septiembre de 1968 cuando se indica que comienzan los trabajos de acondicionamiento de las carreteras hacia Garoña para que pueda ser llevada la vasija del reactor. En enero de 1969 se publicaba que llegarían nuevas piezas pesadas por el mismo camino.


Las noticias de 1970 pivotan entre la llegada de uranio desde EEUU o Alemania Federal. Para el 22 de noviembre estaba lista para producir electricidad en pruebas.


El ABC del 27 de febrero de 1971 nos anunciaba que la central ya estaba conectada a la red eléctrica general. Y el Caudillo Francisco Franco, según La Vanguardia Española, presidía la inauguración el 22 de septiembre de 1971.



Cerramos con una victoriosa noticia de 1972 en la que el ABC titulaba: “Satisfactorio balance del sector eléctrico nacional en 1971”.



Bibliografía:

Periódico “Diario de Burgos”.
“Cine documental e informativo de empresa. 50 años de producción de Fernando López Hepterner en IBERDUERO y NO-DO” por Mariano Cebrián.
Periódico “ABC”.
Periódico “La Vanguardia Española”.
Periódico "La hoja del lunes de Burgos".