El
pueblo de Salazar está declarado como "bien de interés cultural con
categoría de conjunto histórico". Puede no parecernos mucho, pero, después
de Espinosa de los Monteros, esta es la población burgalesa con más caserones. La
primera mención a Salazar procede del año 999 al incluirlo en el documento de
cesión a Cervatos de derechos de pastos en el cordal cantábrico. Figura como “portillo
de Salazar”. Reaparece en 1011, entre los lugares que se ponen en manos de
Tigridia. En 1350 Salazar era un compendio de jurisdicciones feudales: era
behetría, pero también había dos solares de encartación, un solariego de Pedro
Fernández de Velasco, solares yermos, y otros de la orden de San Juan de
Jerusalén.
Salazar
estuvo compuesto por tres barrios, con los nombres de Santa María, cuyo centro
de culto era la iglesia altomedieval de Santa María; Cadebila, cuyo nombre
proviene del cabo de villa (Cap de villa) que se localiza al otro extremo de
Santa María; y el barrio del Placer, lo que lleva a pensar en la existencia de algún
lupanar.
Sobre
los salazares debemos saber que aquí hubo un par de torres de este clan de
origen navarro que, con el paso del tiempo, adquirirá peso económico y político
en Las Merindades y, luego, en la Corte. En el reinado del rey Sancho IV de
Castilla (1284-1295) se produjeron las sangrientas luchas banderizas entre los
Velasco y los Salazar por la hegemonía política en Las Merindades. Los velasco
fueron derrotados junto a la torre de Caniego en Mena y fue presa Sancha
Carrillo, viuda de Sancho Sánchez de Velasco. Luego los salazar la liberaron.
Malo. Pero muy malo. Ella no perdonó su derrota y sus huestes atacaron el
pueblo de Salazar. Fue hacía 1320: “Continuándose la guerra entre estos de
Velasco, e de Angulo, e de Salazar esta doña Sancha Carrillo de Velasco derribó
la casa e palazios de Salazar, que eran de Lope García, e tomo las maderas e
teja, e escrituras, e sacolo a un campo para faser con ello unos palacios e casa,
e como lo sopo Lope García, tomó consigo L (50) de cavallo. e CC (200)
omes de pie, e salió una noche de Nograron con luna, e amanecióle en Salazar, e
como lo vieron todos los vecinos, e carpenteros, echaron a fuyr asía el monte,
que es a cerca, e como los el vio yr asi fuyendo, llamolos desiéndoles, tomad
acá, mis naturales e parientes, que vos no avedes culpa, e tornados, díoles de
comer allí con los suyos, e dio fuego a las maderas e teja por quatro logares,
e así quemado, díxoles agora, parientes e naturales, quedad vos a Dios, que
nunca más aquí me veredes, pero doña Sancha ni los de Velasco nunca faran casa ni
palacio con los que mis antecesores dexaron”.
En
la guerra entre los hermanastros Pedro I y el pretendiente bastardo Enrique II los
Salazar apoyaban al rey legítimo. La victoria de Enrique haría que los Velasco
recibieran el premio por su apoyo al nuevo rey. Dice García de Salazar, señor
de Muñatones, en sus “Bienandanzas y fortunas” que “muerto luego el Rey don
Pedro, e quedando Diego López de Salsedo, su fijo, moço de tres años, quedando
Pedro otro cavallero destos godos pobló en Salazar, que es en Castilla Vieja so
la Sonsierra, cavó los montes que poblaron él e sus descendientes, una yglesia
e una torre con sus moradas e çercas (...)”.
Leído
lo anterior nos trasladamos a la tercera década del siglo XVII cuando, al
parecer, Simón Gómez Salazar, que se declaraba "criado de Su Magestad,
residente en la Corte, familiar del Santo Oficio y alguacil de los demás
familiares della", buscaba recuperar presencia de su familia en esta
población. Así, mediante Diego Gómez, concertó con Pedro de Sarabia el uno de
septiembre de 1624 para que, conforme a la traza y condiciones firmadas en
Madrid, llevase a cabo el derribo de la antigua torre, volviéndola a erigir con
mayor elevación, uniéndola a un edificio de dos alturas. Pedro de Sarabia era
un maestro de obra montañés. Uno de muchos que se movían por Castilla haciendo
trabajos dada la buena fama que habían conseguido y gracias a una eficiente red
de contactos. El trabajo se estipuló en 650 ducados, precio por el que Sarabia
también debía levantar, junto al presbiterio de la iglesia parroquial de Santa
María de Salazar, una capilla donde Simón Gómez Salazar quería colocar la
imagen del Santo Cristo que había traído de Madrid para "aprovechamiento
del pueblo". Al final se fundaría la capilla funeraria familiar, lo
que reafirmaba el deseo de una permanente vinculación con la localidad.
Aunque
a primera vista recuerdan al alcázar de Medina, este trabajo de Sarabia parece
estar más relacionado con algunas grandes casonas de la actual Cantabria. Es un
esquema representativo de palacete central flanqueado por dos torres de
sillería. En este caso, edificaciones achaparradas y desalineadas. De ambas, la
del norte es más antigua. Nuestras dos torres son principalmente de sillería,
pero el cuerpo central y el resto de los edificios son de mampostería. El
conjunto no solo son las torres y el cuerpo central, sino que se integran con
una huerta, un jardín trasero cercado cuya puerta se abre a la carretera y las
otras dependencias secundarias de servicio.
El
caserón dispone de pocos vanos al exterior en la parte baja, aunque tiene
numerosas saeteras y troneras distribuidas aleatoriamente. Otros detalles, en
cierto modo, que contradicen la documentación sobre este lugar, y parecen
demostrar que, al menos algo de las torres, pertenecen a los años de tránsito del siglo
XVI al XVII son: los arcos de medio punto, las proporciones cúbicas, las
molduras, el perfecto tallado de los sillares, cierta sensación de pesadez
debida a la escasa altura y al estar levantadas en llano... Posiblemente fueron
levantadas por el abuelo de Simón Gómez Salazar, Rodrigo de Salazar. Sobre este
tema volveremos más adelante.
El
vano de entrada está recercado con sencillo marco de escaso resalte. Por
tradición e influencia de los palacios italianos las torres levantadas a partir
del Renacimiento mantienen pocas ventanas en su tercio inferior, pero son
grandes -en nuestro caso vemos dos balcones- y numerosas en las plantas
superiores, cuando si se hubiera tenado en cuenta la iluminación y el efecto
del aire habría resultado todo lo contrario. Los balcones se resguardan con un delicado
cuerpo de rejería, que apoyan en balaustres a modo de roleos de estética posterior
a la construcción. El escudo de los Salazar está centrado con el eje con la
entrada. Está timbrado por un casco de hidalgo y lleva por adorno penachos,
lambrequines y, a ambos lados, dos cabezas de infantes. En su campo tenemos observamos
las conocidas armas de Salazar: sobre campo de gules, trece estrellas de oro.
Los escudos presentes en la otra torre tienen una labra de inferior calidad y,
aparte del central, ignoro fehacientemente su filiación.
Pero,
sin duda, lo que otorga a esta residencia un gran valor estético es el engarce
entre los escudos, cuerpos de rejería y puertas y ventanas con herraje. El
hierro y la madera se contraponen a la piedra. Además, destacamos un repertorio
decorativo basado en una naturaleza amable: el follaje que rodea los escudos o
las mazorcas con las que se articulan los balaustres de la rejería. En los
interiores sólo las escaleras parecen concentrar el interés estético al
disponerse con trabajados antepechos articulados mediante pilastras rematadas
por bolas.
La
torre está diseñada para destacar la posición de los Salazar en la Corte de
Felipe IV, frente a la anterior preeminencia de los Velasco, y su papel de
benefactores de la localidad. Ha sobrevivido una información de 1672 que decía
que “se les guarda así al pretendiente (Andrés Salazar) como a sus padres y
abuelo materno todas las exempciones de nobles por serlo notoriamente y por ser
público que el pretendiente es dueño de la casa, torre y solar de la Casa de
Salazar sita en el lugar de Salazar. Casa de las más ilustres de la Montaña...
distante del dicho lugar de Salazar trezíentos passos poco más o menos al lado
de medio día de dicho lugar y su puerta principal mira al Norte y tiene torre
antigua labrada desde los çimientos de piedra de sillería y está eminente al edificio
de la Casa más de dos estados y toda ella en quadro y en el liento de dicha
torre que mira al poniente tres estados en alto ay tres escudos de armas
labrados en mármol uno en medio y mayor y dos a los lados el de la mano derecha
tiene por divisa un castillo (¿El antiguo escudo de los Salazar?) y el
de la mano izquierda çinco estrellas y el principal del medio treze estrellas,
y a los lados de la torre corre una pared de piedra de sillería con almenas por
el lado izquierdo que parece mucho más antiguo que el de la mano derecha que
pareçe está edificado de nuevo y los demás quadros de la casa no están murados
porque todos miran a lo interior della y a una guerta y jardín”. Lo que no incluye
es que en la torre derecha según el camino hay otro escudo situado en una
ventana que da al jardín y que incluye uno de los escudos visto en el paño
principal. Es sencillo y sin timbrar. Su campo es medio partido y cortado.
Entre las dos primeras particiones tenemos cinco estrellas de ocho puntas en
sotuer y, en la tercera, catorce figuras ovaladas que bien podrían ser cabezas
humanas. Las piedras que encuadran la ventana doble y el escudo tienen una
moldura que las enmarca y resalta. Al pie de esa ventana hay un puerta con arco de medio punto que aparenta mayor antigüedad que la exterior.
En
el paramento sur aparece un ventanal adornado de diversas molduras,
entre ellas una que abarca ambos vanos y bajo el mismo los escudos no
identificados -el del castillo y el otro-. En todo el perímetro del último piso
de ambas torres se abren abundantes vanos. La cubierta es a cuatro aguas, cuyos
aleros se apoyan en pequeña cornisa moldurada.
Ya
hemos hablado del parentesco de esta familia en esta bitácora (Los primeros
Salazar: de Las Merindades a Vizcaya) pero las versiones sobre el origen de
este clan van desde los hermanos Gastón y Galindo de Salazar, naturales del
reino de Navarra, a un caballero godo que pobló Salazar y tuvo dos hijos, uno
que quedó allí y el otro que pasó a Tobar. Según la primera versión, los
citados hermanos poblaron Salazar por los años 880 en tiempos del conde Diego
Porcelos. Gastón dejó Salazar a su hermano y pasó a poblar Tobar. Para estas
versiones -más o menos ciertas- el hijo y sucesor de Galindo de Salazar fue Martín
Galíndez que fundó siete torres y casas fuertes para defenderse de los moros,
siendo la principal la que se llamó Quintana Martín Galíndez. Le sucedió su
hijo Gonzalo Martínez de Salazar, tercer señor de la casa de Salazar, que vivió
en tiempo del conde Fernán González, y guerreó contra los moros por el año 908.
Tuvo dos hijos: el mayor y sucesor fue Martín González y el segundo Ruy
Martínez de Salazar que casó y pobló en Villerías, junto a Medina de Pomar, y
tuvo entre otros hijos a Fernán Ruiz de Villerías el cual tuvo sólo una hija
que casó con García Sánchez de Arce de quien procede el linaje de Arce.
Martín
González de Salazar, cuarto Señor de Salazar, luchó junto a Ramiro II (931-951).
Fue padre de Gonzalo de Salazar, sucesor, y de García de Salazar, hijo segundo,
cuyo hijo heredó la casa de Salazar. Gonzalo García de Salazar, sexto Señor de
la casa de Salazar, tuvo sólo a García González de Salazar que, séptimo Señor,
tuvo por sucesor a García de Salazar. Este vivió en los tiempos de los reyes
Sancho II y Alfonso VI. Tuvo dos hijos: Gonzalo García de Salazar, que le
sucedió, y Gutierre de Salazar que sirvió al rey Alfonso VI en la toma de
Toledo y en otras guerras donde acudieron algunos ingleses con los que tuvo
amistad. Con ellos pasó a Inglaterra donde se casó.
Gonzalo
García de Salazar, noveno Señor de Salazar, fue padre de Lope González de
Salazar, que le sucedió; Urraca de Salazar que casó con García Sánchez de
Torres de quien vienen los Torres de Soria; y de Inés de Salazar que casó con
Diego Ordóñez de Rosales descendiente de Diego Ordóñez, que retó a los de
Zamora por la muerte del rey Sancho.
Lope
González de Salazar, décimo Señor de las casas de Salazar tuvo sólo a García
López de Salazar, undécimo Señor de las casas, que casó con Inés de Rosales, su
prima carnal. Le sucedió su hijo Lope García de Salazar, duodécimo Señor de las
casas, que fue un caballero adinerado y desposó a María Díaz de Mendoza, hija
de Álvaro Díaz de Mendoza, el de Alba, que se decía descendiente del mítico Jaun
Zuría, primer Señor de Vizcaya. Fueron padres de García López de Salazar, su
sucesor; de Gonzalo García de Salazar; y de Lope García de Salazar que inició
la carrera de clérigo.
Es
en este punto cuando las tensiones de bragueta fructificaron en un relato donde,
en una cacería, a los tres hermanos se les perdió un halcón. Buscándolo llegaron
a la casa de Martín Ruiz de la Cerca que les convidó a cenar. Lope García de
Salazar -el que iba para cura- aprovechó para acostarse con Mayor (María) que
era hija de Martín. ¡Pleno! Ella se quedó embarazada de gemelos: Lope García de
Salazar, que sucedió a su tío García López y Ruy Martínez de Salazar. Se
produce esta sucesión tan peculiar porque, como ya contamos en una entrada de
2014, este “ejercicio de caderas” le costó la vida al pasional, y homónimo,
Lope García de Salazar.
Lope
García de Salazar, decimocuarto Señor de las casas de Salazar, heredó de su
abuelo Martín Ruiz de la Cerca y fue un Rico-hombre del Reino de Castilla y privado
del rey Alfonso X (1252-1284). En 2014 lo situamos en la corte de Fernando III,
el padre de Alfonso. Este Salazar es el que derrota al moro y gana las trece
estrellas de su escudo. Se casó con Elvira (o Ana) Ortiz Calderón, hija
heredera de la casa fuerte de Nograro. Otro Lope García de Salazar le sucedió
en las casas de Salazar y Nograro. Para los que estén cotejando esta lista con
la del año 2014, este sería el conocido como “El Prestamero”, decimoquinto
señor que mantuvo muchas guerras con los Angulos y los Velasco. Apoyó al rey
Pedro I, “El Cruel” (1350-1369), contra su hermano Enrique de Trastámara y pagó
el error con la pérdida de varias Casas Fuertes.
Sabemos
que tuvo 120 ilegítimos -bastardo más, bastardo menos-. El mayor fue Juan López
de Salazar que heredó el solar de San Cristóbal y pasó a poblar Somorrostro. De
él descendieron los Salazar de Somorrostro y Muñatones. Evidentemente, esta
abundancia de hijos permitió que esta casa se distribuyese a lo largo y ancho
de Castilla: el segundo, Juan López de San Pelayo pobló ese lugar de Montija
(Las Merindades); García López de Salazar del que descienden los Salazares de
Toledo y Ocaña; Martín García de Salazar del que descienden los Salazares de la
ciudad de Burgos; Gutierre de Salazar pasó a Navarra y se instaló en Marcilla
donde fue tan fértil como su padre…
El
“Prestamero” estuvo casado con Berenguela Hurtado de Salcedo, hija de Pedro
González de Agüero y de María Hurtado de Salcedo, hermana del Señor de Ayala.
Fueron padres de Juan Sánchez de Salcedo, heredero de las casas de Nograro; de Lope
García de Agüero; de Gonzalo García de Salazar, que heredó -y usurpó a su
hermano mayor- la casa y hacienda del lugar de Salazar, de La Cerca y de
Quintana Martín Galíndez; y de Fernán Hurtado de Salazar. Aquí divergimos de
los estudios de Gregorio Bañales quien decía que sólo tuvo dos hijos y una hija
legítimos. No sabemos por él nada de Gonzalo y de Fernán. En este punto pueden
ustedes dejar de cotejar los datos ofrecidos en 2014 puesto que los últimos
nombres recogen salazares vizcaínos, que era la idea central de aquella
entrada.
Gonzalo
García de Salazar, ese “nuevo” hijo de “El Prestamero” fue sucedido por su hijo
y tocayo Gonzalo García de Salazar, que fue caballero de la Banda y, también, fue
desterrado al perder Pedro I. Estuvo casado con María Alfonso Delgadillo que
era hija de Alvar Fernández Delgadillo, señor del solar de Delgadillo y de
Tamayo. Fundó el mayorazgo de las torres de Tamayo y edificó su iglesia el año
1402. Fueron sus hijos Álvaro González de Salazar, Juan García de Salazar,
Sancho Lope García, Pedro de Salazar… y tres bastardos que solo eran de Gonzalo.
Alvar
González de Salazar, el heredero, se casó dos veces: con Sancha de Angulo hija
de Gonzalo Varona, señor de Cuezva. Fueron padres de Gonzalo García. Después
con Clara Gutiérrez de Escalante y tuvieron a Juan de Salazar, que marchó a
Zamora, y a María González de Salazar que se casó con García Guerra, señor de
la casa de Ibio en Cabezón (Cantabria).
Gonzalo
García de Salazar, el heredero de Alvar, matrimonió con una hija del abad de
Riva-Martín y sus hijos fueron Sancho, Gonzalo (heredero de la hacienda y casas
de Quintana Martín Galíndez) y Álvaro de Salazar. Sancho de Salazar, señor de
Salazar, desposó a Leonor de Isla, hija de Pedro Fernández de Isla, y tuvo,
entre otros, a Juan Sánchez de Salazar -sucesor- y a Sancho González de
Salazar. A Juan Sánchez, a su vez, le sucedió Pedro Díaz de Salazar.
Pedro
Díaz de Salazar fue padre de Juan, que le sucedió, y de Pedro. Juan de Salazar se
casó con Ana de Medinilla y fueron padres de Agustín, que le sucedió en la
casa, y de Mateo, caballero de la Orden de Santiago. Agustín desposó a Juliana
de Salazar, hija única del coronel Ochoa de Salazar, caballero de la Orden de
Santiago y señor de la casa de Salazar de Portugalete. Este matrimonio reunió la
rama portugaluja y la de Las Merindades de esta casa. De ellos nacieron Rodrigo
de Salazar, que sucedió a sus padres; Juana de Salazar que casó con García de
Rueda; y Elvira de Salazar, monja.
Rodrigo
de Salazar, señor de las casas de Salazar y de Portugalete, aparece en los
libros parroquiales de Salazar casado con Juana, que en alguna de las partidas
de bautismo de sus hijos figura con el apellido Manrique y en otras con el de Múgica.
O eso o fueron dos esposas. Hijos de este matrimonio fueron Juan, nacido el 21
de diciembre de 1598, Andrés, Rodrigo, Gaspar, Alonso y Agustín. Murió Rodrigo
el 21 de agosto de 1632 sin testar. Juana de Mágica murió el 31 de diciembre de
1646.
El
genealogista Luis Varona Saravia exponía que, a principios del siglo XVII, las
torres de Salazar estaban arruinadas. Aquí hay cierta divergencia entre las
fuentes porque algunos creen que estas torres fueron reconstruidas por este Rodrigo
de Salazar gastando en ello todos los bienes libres de su mayorazgo. Pero en el
inicio de esta entrada hemos señalado como reconstructor de estas torres a Simón
Gómez de Salazar que se dijo que era nieto de Rodrigo de Salazar y que Varona
no parece incluirle en la sucesión. Puede que fuese un colateral con peso en la
Corte y en la familia. Incluso puede que ambas versiones sean ciertas y Rodrigo
arreglase la torre que posee los escudos más antiguos y Simón la que tiene los
balcones y la galería al jardín. No lo sé. Es una suposición. Eso sí, en ambas
posturas se sitúa en esta época el escudo principal de la casa, que sería fruto
de la restauración y presenta idéntica labra que el asentado en la casa de los
Pereda Salazar Arredondo. Miembros de ambas familias fueron coetáneos.
El
siguiente poseedor de la Casa de Salazar, según Varona, fue Juan de Salazar
Múgica, que sirvió en la armada real con el grado de capitán, y casó con María
de la Peña, hija del capitán Pedro Díaz de la Peña, señor de la casa de Isla de
Villalaín. Fueron padres de Pedro, que le sucedió; Andrés, que también sucedió después;
Gaspar que pasó a los virreinatos americanos; y Catalina de Salazar.
Pedro
de Salazar de la Peña fue caballero de la Orden de Santiago y capitán de
caballos en Cataluña. Al no tener descendencia le sucedió su hermano Andrés,
también caballero de la Orden de Santiago. Desposó a Catalina de Salazar Isla,
de Villarcayo, y tampoco tuvieron hijos. El mayorazgo recayó en Catalina de
Salazar que estaba casada con Antonio López de Pereda. Hija de ellos fue María
López de Pereda Salazar que se casó con Juan Baltasar Varona, de las casas de
Villarcayo, Gijano, Arenillas, Sedano y Rueda de Bocos. Su hijo y sucesor fue
José Antonio López de Pereda.
Y
lo dejamos aquí.
Bibliografía:
“Arquitectura
fortificada de la provincia de Burgos”. Inocencio Cadiñanos Bardecí.
“Casas
de la nobleza en Las Merindades y en La Bureba (siglo XVII). Datos para su
estudio”. Lena S. Iglesias Rouco y María José Zaparaín Yáñez.
“Villarcayo
y la merindad de Castilla la Vieja (boceto para su historia)”. Julián García
Sainz de Baranda.
“Villarcayo
de Merindad de Castilla la Vieja. Patrimonio y evolución administrativa”. José
Ángel Churruca.
“Blasones
y linajes de la provincia de Burgos. V. Partido Judicial de Villarcayo”.
Francisco Oñate Gómez.
Ruta Villarcayo y alrededores.