Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


domingo, 18 de diciembre de 2022

“La Encomienda de Vallejo: Orden de San Juan de Jerusalén” escrito por Juan Luis García Ortiz de Taranco.

 
“Vita mortuorum in memoriaposita est vivorum”.
“La vida de los muertos consiste en la memoria de los vivos”.
 
La obra de Juan Luis comienza con esta cita de Marco Tulio Cicerón que siempre debe estar en el frontispicio de todo enamorado de la Historia -así, con mayúsculas- y que explica la pasión de este bilbaíno del Valle de Mena. Bilbaíno porque nuestro investigador nació en Bilbao en 1966 aunque su primera infancia transcurre en Villasana de Mena, de donde es oriunda su familia paterna. Después retornará a Bilbao. Ha estado vinculado al mundo del arte en el que trabajó durante años. De hecho, realizó una exposición individual en el verano de 2008 en la capilla del convento de Santa Ana de Villasana de Mena.
 
Una de sus pasiones, diríamos que la más evidente, es la historia del Valle de Mena. En el año 2013 publicó una enciclopédica obra titulada "Meneses con nombres y apellidos” y, ahora, en 2022, añade el presente trabajo: “La encomienda de Vallejo: orden de San Juan de Jerusalén”. Un título suficientemente descriptivo del contenido de la obra. Por cierto, el trabajo se extiende por las posesiones de esta encomienda que se extendieron más allá del Valle de Mena.

 
Juan Luis no se olvida de agradecer los apoyos de diferentes residentes para culminar este trabajo y reconoce verse reforzado por el deseo de “dar a conocer la historia del Valle de Mena y otros sitios que estén relacionados con dicho valle, con la meticulosidad que la concebimos, huyendo en este caso por ejemplo de las tan atractivas fantasías templarias o de cualquier otra índole”.
 
Es un libro atractivo tanto para los residentes en el Valle de Mena o de personas viviendo cerca de los lugares citados, como para todos aquellos deseosos de aprender las diversas facetas de la vida en siglos pasados en estas comarcas del norte de España. Al autor le asombraba lo poco que se conocía y se ha escrito sobre esta encomienda por lo cual lanzarse a esta aventura le resultaba atractivo.
 
La encomienda de Vallejo fue durante muchos siglos, aproximadamente 800 años, la institución más importante asentada en el Valle de Mena que cumplía una función de protección de los peregrinos que viajaban en dirección a Santiago de Compostela. Siendo esta función un elemento más para el debate existente en los últimos años sobre si el camino de Santiago pasaba por este valle o eran peregrinos aislados de camino a la ciudad del apóstol.
 
La cabeza de la Encomienda estaba en la iglesia-monasterio de San Llorente de Vallejo, o San Lorenzo como se le ha denominado modernamente. Esta fue una de las cuarenta y dos encomiendas que tenía la Orden de San Juan de Jerusalén en la “lengua de Castilla” como ellos organizaban sus delegaciones, y una de las más septentrionales que poseían en la Península Ibérica.
 
Entre las páginas de “La encomienda de Vallejo: orden de San Juan de Jerusalén” tendremos la ocasión de conocer a algunas de los comendadores, priores, capellanes, etc. que ejercieron en Vallejo. José Luis entiende que “si no se les conoce individualmente, con sus nombres y apellidos, queda todo como hasta ahora ha sucedido, en una sombra o nebulosa genérica irreal”.
 
Los capítulos que encontraremos en este trabajo serán:
 
  • Orígenes de la orden de San Juan de Jerusalén.
  • Trayectoria general de la orden en España.
  • Encomienda de Vallejo.
  • La iglesia – monasterio.
  • Bienes de la encomienda, según el Becerro de las Behetrías.
  • Bienes pertenecientes a la encomienda de Vallejo, en el valle de Mena según el apeo realizado en el año 1753.
  • Archivo de documentos y rendimiento económico.
  • Listado de comendadores y priores.
  • Apéndice documental, noticias varias sobre la encomienda.
  • ¿Camino de Santiago sí o no?
  • Mitos y leyendas.
  • Un Glosario de términos que ayudan al lector a conocer una serie de palabras que actualmente han caído en desuso.
  • Bibliografía para profundizar, y conocer, más de los diferentes aspectos que toca el libro.
 
Por último, hablar del trabajo fotográfico incluido que se compone de cerca de cien imágenes entre árboles genealógicos, esquemas y fotografías.
 
Pueden comprar “La encomienda de Vallejo: orden de San Juan de Jerusalén” en El Kiosko de Villasana de Mena.
 
 

domingo, 11 de diciembre de 2022

Cuernos, cuernos, cuernos siempre tan modernos (Sabina dixit).

 
 
Las pequeñas historias humanas de nuestros antepasados difícilmente nos suelen alcanzar porque muchos de los documentos en que se registraban se tiraban o, cuando se guardaban, terminaban siendo alimento de ratones. Sin olvidarnos los casos en que se conserva suficientemente bien estos expedientes, pero no están siendo conocidos por el público dado el gran coste que tendría su escaneo y catalogación informática. Supongo que los políticos tienen otras prioridades como, yo qué sé, ¿subirse los sueldos?

 
Ironías aparte no vamos a fijar uno de los documentos que Policarpo López-Sanvicente de la Horra recupera de aquellos escribanos. Seguramente en su investigación leyó muchos testamentos, pero había otros expedientes con más morbo como eran los casos de cuernos, de adulterio. Pero antes de retroceder hasta el lejano año de 1580 tengamos en cuenta que las infidelidades siempre han existido y existirán. ¡Fíjense en la Biblia y en los códigos legales antiguos! La diferencia es que hoy es un asunto privado en que la Ley no se inmiscuye.
 
Un tal Juan López -descrito como alto, fuerte, moreno de pelo y tez, campesino en tierras familiares, atrevido y calculador- tenía la sangre caliente y era amigo de cortejar a las mozas. A muchas y muy seguidas. Se interesó y parece que cortejó a Catalina Martínez, también vecina de Ahedo de Linares. La rondaba, procuraba cruzarse con ella y asistir a todas las fiestas y mercados en que la pudiera encontrar. No piensen que era alguna forma de acoso porque, durante los años de cortejo, ella parecía corresponderle. Pero había voces que decía que Juan deseaba conocer mundo a pesar de tener tierras a heredar de sus padres.

 
Su contacto con mercaderes de vino de Aranda a los que compraba su producto pagándoles con trigo de sembradura, cebada o lino, le llevó a concluir que él podía ser trajinante adquiriendo a buen precio o mediante préstamo los cereales de sus vecinos y revenderlos en otros mercados. Juan tenía jumentos, carro y capacidad para salir del pueblo. Se asumía que quería hacerse con dinero para pagar la dote de Catalina y asentarse en tierras más prósperas. Pero debemos tener en cuenta que los matrimonios eran asuntos de familia por lo cual, aunque el chico pudiese tener más capacidad de intervenir que las muchachas, el peso de las distintas familias y las necesidades de ascenso o mantenimiento social de las familias pesaban más que los enamoramientos de los muchachos.
 
Es en este entorno cuando la familia de Catalina aceptó la petición matrimonial por la muchacha de un convecino de mayor edad y posición. La joven se plegó a los deseos familiares, y a una situación segura frente a las promesas de Juan y el peso de la familia de este, y se casó con Sebastián Ruiz. Nos presentan al maduro esposo como hombre paciente, de carácter templado, poco amigo de disputas, con tierras para mantenerse, hijodalgo y buen cristiano. Diríamos que tiene el perfil deseable para futuro cornudo según la canción de Joaquín Sabina. Juan se movió para intentar evitar la boda: visitaba a Catalina con mayor frecuencia, insistía en su amor… pero nada. ¡Como si el amor fuese importante en un matrimonio! Una vez casada, Juan hacía lo que podía por verla y ella parece que se lo facilitaba.

 
Sebastián les pilló volviendo juntos del campo en varias ocasiones y -hasta el hombre más calmado siente el peso de los cuernos- empezó a sospechar. Un día siguió a Catalina y pudo verlos conocerse en el sentido bíblico. ¿Qué hizo? ¿Los mató por ese supuesto derecho de matar a la mujer infiel? Pues no. No nos creamos muchas de las fantasías que nos han llegado de aquel tiempo de la mano de los protagonistas del teatro del “Siglo de Oro”. Cierto que en el “Fuero Juzgo”, en el “Fuero Real” y en la “Nueva recopilación de las leyes de España” de 1567 permitían este acto, pero -siempre hay que fijarse en los “peros”- se tenían que cumplir una serie de condiciones: pillarles en el acto y, tras el asesinato de ambos, contar al menos con un testigo. Por ello, no eran muy habituales los asesinatos por honor y los que se realizaban llegaban a ser muy conocidos.
 
Dicho esto, Sebastián marchó a Villarcayo a dar parte al corregidor. Denunció a Juan por adulterio y fue detenido. Pero a los ruegos de Catalina y la promesa de no volver a ver, Sebastián perdonó al adúltero. Cualquiera podría pensar en este momento que Sebastián, “además de cornudo, apaleado”. Pero, legalmente, no era algo extraño porque tras denunciar y si el caso estaba probado, antes de la condena los jueces consultaban al esposo para que él mismo la ratificara si la consideraba idónea (punto este importante en esta historia) y si quería que se aumentase, se ejecutase o perdonar a la esposa.

 
Juan se quitó de en medio con la excusa de ir a conocer nuevos mercados en los que vender sus productos, pero, cuando supuso que el asunto se había enfriado, volvió. Catalina, por su parte, evitaba las habladurías y no salía del pueblo, ni prácticamente de casa. Bastante debía tener con haberse librado del común castigo de internamiento en un convento de forma temporal. Juan, que estaba señalado, a todas las partes a las que iba en Haedo de Linares se le vigilaba. Pero, el tiempo trae la relajación y como no dieron señales de volver a las andadas los cotillas relajaron la vigilancia. Ese era el momento que esperaba Juan para retomar el acercamiento a Catalina.
 
Volvió a perseguirla, primero de lejos, y después, conociendo sus horarios y los de Sebastián, acercándose. Ella le rehuía -inicialmente- y Juan decidió rondar de noche la casa de “su dama” cual Juan Tenorio de pacotilla. Estaba al acecho. Avanzó un paso más: “si no accedes a mis deseos, te mato porque eres mía” le dijo. Daba que pensar. Llegados a este punto el triángulo amoroso que estamos conociendo se va, poco a poco, asemejando a una obra de Lope de Vega y Carpio.
 
Una noche de domingo en la que Sebastián se encontraba ausente, según consta, se coló en la casa de Catalina y la violó. O eso se dijo a posteriori. Al escabullirse del lugar fue visto por algún vecino. La noche siguiente, Juan intentó volver a entrar en la casa, pero la puerta estaba cerrada. Catalina, que seguía sin su marido, y estaba muy segura de que Juan volvería -¿Por qué estaba tan segura?- cerró la casa y se fue a dormir con los vecinos. Juan rompió la cerradura y se introdujo en la casa y allí aguardó a Catalina que observaba todo desde esa casa cercana. Pasaron unas horas y viendo que no llegaba la señora de la casa, en un ataque de cólera, comenzó a romper objetos. En ese momento, Catalina pidió a varios vecinos que la acompañaran a su casa. ¡Cuan importantes son los testigos! Cuando los vio llegar Juan, furioso, cogió lo que pilló y saltando por la ventana del pajar trasero escapó.

 
Sebastián había estado tres días fuera de su casa retornando ese 25 de abril de 1.581. Inmediatamente Catalina y los vecinos le informaron de lo sucedido. Sebastián salió hacia Villarcayo donde denunció ante el Alcalde Mayor a Juan, nuevamente por adulterio y por los daños que en su casa había cometido. Se ordenó la detención de Juan. Lo detuvieron en un monte cercano a sus tierras y lo trasladaron a la prisión del corregimiento donde se le informó de la acusación. Juan pidió salir bajo fianza hasta que el alcalde Mayor y corregidor Juan Ruiz de Velasco dictase su sentencia, pero se le negó. Claro que, un día al pasar revista al alba, el alcalde de la cárcel vio que Juan se había escapado.
 
No se le localizó por lo que los autos continuaron en rebeldía de Juan sentenciándose hacia el nueve de agosto de 1581 que “debo condenar y condeno a que en cualquier parte e lugar de estos reinos donde pudiera ser ávido el dicho Juan López sea preso e traído a buen recaudo a la cárcel real de estas merindades e que luego sea llevado a las galeras de España para que perpetuamente por todos los días de su vida sirva a su majestad al remo sin sueldo e sin de ellas poderse ausentar ni huir en manera alguna so pena de muerte, condénole además en seiscientos ducados que aplico la mitad para la cámara e fisco de su majestad e la otra mitad para el dicho Sebastián Ruiz e para la dicha Catalina Martínez su mujer e las costas cuya tasación me reservo e por esta mi sentencia, e juzgado así lo pronuncio e mando e de parte de su majestad pido e requiero a todos e cualesquiera justicias de estos sus reinos e señoríos que los que por esta mi sentencia fueren requeridos la guarden cumplan e ejecuten tanto e cuanto puedan e como en derecho deben. La cual dicha sentencia doy e pronuncio estando en audiencia pública en la dicha Villa de Villarcayo a nueve días del mes de agosto de mil e quinientos e ochenta e un años. El Doctor Juan Ruiz de Velasco”.

 
Y fue notificada en los estrados de la audiencia del dicho modo por la ausencia y rebeldía del dicho Juan López. Si le atrapaban ya le aplicarían la sentencia que, seguramente, era tan dura por la fuga del reo.
 
Amigos y conocidos de Juan López se movieron por mercados cercanos para localizarlo. Supieron que se relacionaba con mercaderes de Aranda y, según cuenta Policarpo, el escribano Francisco López de Pereda marchó camino de Aranda. Lo localizó viviendo en una cabaña, en el campo junto a otros, empleado en la vendimia de los campos. No se paren a pensar porqué la Santa Hermandad no lo había localizado porque, aunque se hubiera puesto a ello, cualquier persona podía cambiarse el nombre o la apariencia con suma facilidad e identificar con certeza a alguien era difícil sin declaraciones de familiares o vecinos. Volviendo al tema, Juan desconocía que lo habían sentenciado a galeras. Tras sopesar ideas de huida bastante peregrinas aceptó la sugerencia de Francisco de volver y entregarse para recurrir ante la Real Chancillería. También esperaban aprovecharse de que el Alcalde Mayor y Corregidor de las Merindades, para cuando se fallara no sería el doctor Juan Ruiz de Velasco. Los corregidores y Alcaldes Mayores no estaban más de un año en el cargo.

Aranda de Duero
 
Juan se entregó en la casa de Justicia de Aranda donde le hicieron preso y se preparó su traslado a Villarcayo para ser recluido en la cárcel de corregimiento. Por su parte, la apelación presentada ante la Real Chancillería pedía la revocación de la sentencia dictada. Cuando llegó el momento de probanzas se emplazó a testigos y a Sebastián Ruiz y Catalina Martínez. El marido cornudo -que ya había perdonado a los amantes una vez- había perdido interés en un castigo ejemplar y la esposa, que dijo haber sido violada, no quería que Juan fuese castigado. Al menos con aquella extrema dureza. Por estos argumentos o por otros ninguno de ellos se presentó ante el tribunal de apelación. El pleito continuó su curso, mientras Juan López se mantenía encarcelado.
 
El 5 de abril de 1582 La real Chancillería dictó Sentencia definitiva: “En el pleito que es entre Sebastián Ruiz y Catalina Martínez su mujer vecinos del lugar de Ahedo de Linares acusadores de la una parte y Juan López vecino del dicho lugar reo acusado de la otra, fallamos atentos los autos e méritos del proceso del dicho pleito, que el doctor Juan Ruiz de Velasco, Alcalde Mayor de Las Merindades de Castilla la Vieja que del conoció, que la sentencia definitiva que en el dio e pronunció e que por parte del dicho Juan López fue apelada, en cuanto por ella le condenaba a pagar ducados para la parte, cámara y gastos, juzgó y pronunció bien. Por ende, debemos confirmar y confirmamos su juicio por el dicho Alcalde Mayor con que los dichos maravedís sean ocho mil y no más, los seis mil para los dichos Sebastián Ruiz y Catalina Martínez su mujer y los dos mil restantes para la cámara e fisco de su majestad y gastos de juicio. Y, en todo lo demás en la dicha sentencia contenido la debemos revocar y revocamos y damos por ninguna e de ningún valor y efecto y haciendo juicio le condenamos en Destierro de esta corte de su majestad con las cinco leguas al derredor y del dicho lugar de Ahedo de Linares, sus términos y jurisdicción por tiempo y espacio de diez años cumplidos primeros siguientes y los salga a cumplir dentro del tercero día que para ello fuere requerido y lo guarde e cumpla e no lo quebrante so pena de que sea doblado y por esta nuestra sentencia definitiva así lo pronunciamos y mandamos y que se ejecute”.

 
Resumiendo: tenía que pagar las cantidades dinerarias y la condena a galeras era saldada con una condena de destierro a un mínimo de cinco leguas durante diez años. A unos 25 kilómetros. Como el matrimonio ofendido no se presentó no recurriría la apelación. El reo saldría de la cárcel cuando se pidiese la ejecutoria de la sentencia y liquidase los pagos. Tras ello, tendría tres días para partir al destierro. Si nos damos cuenta, una vez libre pudo retornar a Aranda de Duero, cosa que ocurrió el 11 de noviembre de 1582. Policarpo nos cuenta que leyó que en Aranda negoció con vinos, requebró a una moza con la que formó familia y donó dinero a la iglesia de su pueblo natal. Bonito final.
 
Sí. Puede serlo, pero debemos darle vueltas a dos ideas. La primera, que no podemos juzgar lo que pasa dentro de cada dormitorio. Y, la segunda, es que… ¡qué poco dura el amor eterno, ese por el que arrostramos los mayores riesgos y las mayores penalidades!
 
 
 
 
Bibliografía:
 
“Crónicas y relatos inéditos de Villamartín de Sotoscueva”. Policarpo López-Sanvicente de la Horra.
Canción “Cuernos” de Joaquín Sabina.
“La mujer adúltera en la edad moderna y su plasmación en la literatura y las artes”. Eva María Ramos Fredo.
“Villarcayo, Capital de la comarca Merindades”. Manuel López Rojo.
 
 
 
 
 
Anexos:
 
Letra de la canción “Cuernos” de Joaquín Sabina del álbum “Hotel, dulce Hotel”.
 
Si como yo eres
De los que prefieren
Los placeres que brindan las mujeres
Que pasan de los treinta
Entre las casadas
Busca tus amadas
Los cuernos le pondrán a tu almohada
Su sal y su pimienta
Tienes que conseguir que su marido
Valga para cornudo, el elegido
Tendrá que ser civilizado
Huye de la mujer del comisario
¿qué vas a hacer desnudo en el armario
De un tipo que va armado?
Con dos
Cuernos, cuernos, cuernos
Siempre tan modernos
Cuernos, cuernos, cuernos
Es la solución
Pon un par de cuernos
A tu depresión
En asuntos tales
Las clases sociales
Compiten pero siempre sobresale
La noble clase alta
Las señoras con
Rango y posición
Si no adornan la frente del varón
Notan que algo les falta
Pero que no te lleve el desenfreno
A hacer de gallo en el corral ajeno
De alguna Cenicienta obrera,
Y menos si el marido es un parado
Aparte de cornudo apaleado
Se pone hecho una fiera con los
Cuernos, cuernos, cuernos
Siempre tan modernos
Cuernos, cuernos, cuernos
Es la solución
Pon un par de cuernos
A tu depresión
Pasa con prudencia
De las apariencias
Si quieres seducir a alguna esposa
Marchosa y posmoderna
Tiene mala pata
Que al tercer cubata
Se duerma en el sillón y tu allí con
El rabo entre las piernas
Nada mejor que un buen ejecutivo
Apóstol de programas intensivos
Almidonado como un traje
Elige de entre todos los maridos
A ese infeliz que siempre está reunido
Y siempre de viaje con dos
Cuernos, cuernos, cuernos
Siempre tan modernos
Cuernos, cuernos, cuernos
Es la solución
Pon un par de cuernos
A tu depresión
 
 
 
 
 
 

domingo, 4 de diciembre de 2022

El Café Universal (Medina de Pomar).

  
Para todos aquellos que tienen más de treinta años e iban de copas por la calle Mayor de Medina de Pomar el nombre con el que hemos titulado les traerán gratos y, seguramente, etílicos recuerdos. Pero que esa peligrosa -por distorsionadora- nostalgia no nos haga olvidar que el local estaba ajado, las columnas de hierro recrecidas gracias a las superpuestas capas de pintura y el baño -¡aquél baño!- era minúsculo, alojado en la zona de la muralla y con un retrete turco. Sin olvidarnos de sus mesas cuadradas, de madera, forradas en pana o sus mesas bajas sobre estructura de forja con mármol que algunos decían que procedía de lápidas. Probablemente esos eran lectores de “La Colmena” de Camilo José Cela. O, don Camilo, pudo haber escuchado esta historia de Medina de Pomar. ¡Todo es posible!

 
Nos gustaba entrar allí cuando nuestra cuadrilla aterrizaba en Medina de Pomar y lograr sentarnos en alguna de sus múltiples mesas cargadas de tiempo era ya un triunfo. Su arquitectura racionalista con aires neoclásicos tenía vistas a la vega, al Trueba y a los avances carlistas de las guerras del siglo XIX. Mucha historia envejecida. Sobre todo, para un café que, en sus orígenes, era frecuentado por liberales de la ciudad de Medina de Pomar. Liberales o libertinos porque, al parecer, se contrataban bailarinas o vedettes de los tiempos anteriores a la guerra civil de 1936 a 1939. Ojo, no piensen en un concurso de camisetas mojadas sino en algo parecido a cantantes de cuplé o conciertos en vivo. De hecho, los muy viejos del lugar recuerdan espectáculos de magia y de ventriloquia. Fue muy recordada la presencia del mago italiano Ranieri Bustelli (1898-1974), entre muchos otros espectáculos.

Ranieri Bustelli
 
Esta historia la comenzamos de manos de Nicolás y Domitila que regentaban un negocio de calzado, ultramarinos y coloniales en el número 28 de la calle Mayor, en un local de su propiedad. Al parecer, también fabricaban y vendían chocolates. Se llamaba, en 1917, "La Fidelidad". En su entrada estaba este cartel: “Tengo un niño chiquitín que se llama Nicolás. Si le quieres conocer, sube arriba y le verás. No dejéis de visitarme, medineses. Os aprecio. Junto al Arco de la Cadena he establecido el comercio”. Cuando Nicolás Fernández falleció, Domitila casará con Juan Gutiérrez, de San Roque de Rio Miera, que figura en 1923 como titular del comercio y también como representante cajero de la sucursal de la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao en Medina de Pomar, que se estableció en 1921. Conoceremos este nuevo comercio bajo el nombre de “El río de la Plata”. La propiedad del local actualmente corresponde a los descendientes de Nicolás Fernández, padre e hijo, los hermanos María de la Gloria, Alberto Enrique y Juan Carlos Fernández.

 
El cambio de tipo de negocio vendrá cuando, hacia 1926, Patricio del Cerro abandonó el bar “La Unión”, que albergaba el Casino de Medina. La razón era la reforma emprendida en la zona desapareciendo una construcción en la actual Plaza del Carmen, una calleja y se amplió el edificio propiedad de Diego García Ortega con los soportales y los nuevos frentes del inmueble. Pero esa no era la preocupación de Patricio que venteaba crear un nuevo negocio junto al Arco de la Cadena. Negoció el local que había albergado el comercio de coloniales “El Río de la Plata" y abrió el “Café bar Del Cerro”. Y, si se han dado cuenta, tendríamos que estar hablando del “Café Universal” y no del “Café bar del Cerro”, ¿cómo es eso? La transición entre ambos nombres se produce porque, al de poco tiempo, Patricio se replanteó la operación al cerrar el comercio de tejidos de "Las tres BBB" (ya saben, por eso de bueno, bonito, barato) del navarro de Elizondo Bonfilio Gonzálo Corcuera situado en la antigua Plaza de Juan Francisco Bustamante número cuatro… en los soportales frente al Ayuntamiento, cruzando la calle Mayor. Si no la sitúan es la actual Plaza Mayor. Una localización mucho más atractiva en aquellos locos años 20, al menos para servir a los munícipes.

 
Aquí insertaremos, para aclarar la curiosa carambola de la creación del “Café bar Universal”, una versión medinesa de “Romeo y Julieta”. El citado Bonfilio, hombre soltero, tenía ya abierta su tienda de tejidos en 1923 y competía con las tiendas de Ruiz-Cuevas, Miguel García y Peñita. Nada fuera de lo normal hasta que, en 1928, se casó con Natividad García, hija de Miguel García, su competidor. Se incorporó Bonfilio al comercio de los García, más adelante conocido como Galerías Gonzalo. Decidió, entonces, cerrar su tienda (“Las tres BBB”) y alquilar el inmueble. Claro que, en el contrato de arrendamiento dejó prohibida cualquier actividad relacionada con la venta de textiles. Precavido, ¿Verdad?

 
Es decir, Patricio del Cerro abrió el bar café pero no duró más allá de un año y pico. Se trasladará al local propiedad de la familia Guinea -donde “las tres BBB”-bajo los soportales y se llevará allá el nombre y el valor comercial del “Café del Cerro”. Dejará a Eliseo Rasines el bar montado junto al Arco de la Cadena y al que su nuevo gestor llamará de una forma presente en lugares como Burgos -quizá conoció este-, Santo Domingo de la Calzada, León o Ampuero: “Café Universal” o “Café Universal Rasines”.
 
Eliseo Rasines, conocido como "El Turista", abrió el “Café Universal” en el año 1928 y permanecerá en su familia gracias al esfuerzo de su viuda Carmen y su hijo Antonio Rasines -Toñín o Tarzán- dado que otro hijo de la pareja falleció joven. Toñín Rasines nació en 1938 y no llegó a conocer a su padre por lo que la gestión del negocio fue asumida por Carmen inicialmente y más adelante por él hasta el año 2005. Aunque la página web del Ateneo señala su cierre en 2011.

 
En su publicidad de octubre de 1929 el “Café Universal” decía: “(…) Servicio esmerado. Tueste diario. Surtido inmenso en Champagnes. Vinos Finos, Jarabes y Licores (...)". Importante darse a conocer porque junto al “Café Quintana” y el “Café del Cerro” -el nuevo- formaban los mejores locales de la medina de la segunda república española.
Diario de Burgos 
16/03/1980
 
El tiempo irá transformando las “vedetes” y “varietés” en tertulia, billar, fútbol (Peña del Real Burgos), ajedrez y partidas de brisca. Y Toñín, cuando le apetecía, servirá a las cuadrillas de medineses y de foráneos. ¡¿Qué se puede decir de este atípico camarero aparte de que abría cuando quería?! Cuentan que, de joven, tenía buena planta y de siempre fue conocida su afición al ejercicio físico dejándose ver por los montes, caminos y carreteras de Medina de Pomar sin olvidar sus baños invernales diarios en el río Trueba. Otra faceta que recuerdan los medineses era su participación en las procesiones de la Semana Santa en el papel de Jesucristo con la cruz a cuestas.

 
En abril de 2017 el local resurge como la “Asociación Cultural Ateneo Café Universal” integrada por personas interesadas en la recuperación del Casco Histórico de la ciudad, el arte y la cultural. Trabajaron en la puesta al día del viejo café sacrificando su vetusta barra en busca de espacio y accesibilidad y destacando las desiguales columnas de hierro interiores que fueron cepilladas y pintadas mediante poliuretano con polvo de grafito. Y no se olvidaron de las columnas de forja de la fachada y la estética de la entrada; y se colocaron ventanas de rotura térmica y de seguridad.
 
 
 
 
 
Bibliografía:
 
Periódico “Diario de Burgos”.
Periódico “La Rioja”.
“Fuimos. Una crónica del comercio local”. Jesús Oleaga.
Página web de “Ateneo Café Universal”.