Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
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sábado, 29 de septiembre de 2012

Un Mariscal de Campo espinosiego: Quintín Velasco y Ordoño



Este militar español nacido en Espinosa de los Monteros (Burgos) el 31 de octubre de 1784 y muerto en Palma de Mallorca el 19 de julio de 1851 conoció la evolución política de la España de la primera mitad del XIX y siempre desde convicciones liberales y constitucionales. Culminó su carrera con un grado que ya no se usa en el ejército nacional y que nos evoca las aventuras de Rommel en África.

Conozcámosle (Aunque no tengamos su imagen):

Era miembro de una familia acomodada que tenía derecho a ejercer el cargo hereditario de Montero de Cámara o Montero de Espinosa, siendo hijo de Bartolomé Terso de Velasco y de Isidora Ordoño.

En 1802, con 17 años, fue enviado a la Academia Militar de Zamora (la antigua de Orán, trasladada en 1789 a Zamora), de donde salió como subteniente de Ingenieros el 18 de septiembre de 1804, pasando, según estaba ordenado, a la de Alcalá de Henares, en la que terminó sus estudios en 1807. Ascendió a teniente á principios de 1808 con destino al Regimiento Real de zapadores-minadores. En Alcalá fue discípulo de profesores como Zappino, Sangenís y Cortínez Espinosa.

En ese periodo de agitación y reacción ante el “antiguo aliado” se produce en Valencia, el 23 de mayo de 1808, la declaración de guerra a los franceses por un hombre apodado “El Pelleter” apoyado por los sermones del Franciscano Fray Juan Rico que electrizaron a los paisanos. Al día siguiente, se sublevó también las fuerzas del Ejército en la ciudad.

Joaquín Murat ordenó al mariscal Moncey avanzar a través de Cuenca desde Madrid y otra columna se acercó desde Tortosa. Valencia construyó trincheras, parapetos, cortaduras y alzando barricadas. Las puertas de Cuarte y de San José fueron objeto de especiales preparativos, ya que eran los puntos ciertos por donde los franceses atacarían. Veinte mil paisanos se armaron con armas de toda clase y esperaron.

El teniente Quintín Velasco siguió a su Cuerpo de Ingenieros-Zapadores en su famosa fuga, emprendida en 25 de mayo de 1808 para sustraerse al gobierno de Murat, llegando a Valencia el 7 de junio, a tiempo de resistir el ataque de Moncey pocos días después. El Mediterráneo vio fuego de fusilería cruzado; batidas de artillería; Vecinos enardecidos -como el caso de Miguel García, un mesonero que en su caballo salió cinco veces a lidiar el solo contra los franceses-. La resistencia de la ciudad y el alto coste que significa siempre la conquista calle a calle hicieron que el mariscal Moncey, suspendiera el asalto para reorganizar sus fuerzas. Tras un nuevo ataque durante la tarde el recuento de bajas del ejercito imperial era de 2.000 hombres. Al día siguiente, los franceses se retiraron hacia Madrid.

El comportamiento de Velasco en la defensa de Valencia se premió con el empleo personal de capitán. Lo logra en las acciones del 28 de Junio de 1808.

El regimiento de Zapadores Minadores de Valencia recibió orden de acercarse a Zaragoza, entonces asediada por vez primera. Llegaron cuando los franceses habían levantado el sitio. El Capitán Quintín Velasco quedo a las órdenes del coronel San Genis.
Ellos fueron responsables, junto con el arduo sudor del trabajo de unos 2.000 zaragozanos, de la construcción del sistema de fortificaciones que defendió la ciudad durante el asedio. Consta por certificado, expedido por D. José Palafox con fecha de 22 de julio de 1814, que fue Velasco el ingeniero que llevó a cabo la voladura del puente de América (21 diciembre 1808) para contener al enemigo al otro lado del canal y favorecer la retirada del general Saint-Marcq; que fue el encargado de las obras de defensa y reparación de brechas del Reducto del Pilar, así como de la voladura del puente sobre el Huerva, en cuyos trabajos sirvió con celo, actividad e inteligencia a pesar de estar contusionado; que fue quien dispuso aquella línea de fogatas pedreras, cuyas explosiones frustraron el asalto del sitiador al monasterio de Santa Engracia (15 enero 1809) rechazándole con grandes pérdidas; y que estuvo valientemente sobre las brechas de aquel edificio el día que las asaltaron los enemigos (27 de enero), en cuyo trance recibió una grave herida que le tuvo imposibilitado algunos meses. Tales y tan grandes fueron los méritos de Velasco en la segunda defensa de Zaragoza, que le valieron el empleo personal teniente coronel y finalmente el grado de coronel con antigüedad de 9 de marzo de 1809.
Las fortificaciones arriba referidas fueron construidas muchas veces con materiales de circunstancias, sacos de arena, tepes o ladrillos pero aguantaron perfectamente el empuje y la destrucción de las balas de cañón de la artillería francesa. Lo que quedaba de ellas tras la rendición de la ciudad fue destruido por las tres
compañías de Minadores del tren de Sitio francés (Y por la vorágine contractiva y especulativa de los 200 años transcurridos).

El Valle del Ebro estaba bajo control francés pero la presencia de la ciudad de Zaragoza siempre desestabilizaría el control del valle. Por ello no podía dejar una ciudad victoriosa –pero destrozada, llena de refugiados, hambrienta y con demasiados muertos – que le obligase a destinar unidades que la neutralizasen.
El mismo Moncey, que había fracasado en Valencia, recibió numerosas fuerzas e instrucciones para ocupar la capital de Aragón. Frente a él: Palafox. Este era más político que militar y adoptó una estrategia de sacrificio opuesta a la guerra de guerrillas y desgaste que se estaba adoptando por el resto de la nación. Según algunos autores la decisión de encerrar un ejército y cientos de refugiados en la ciudad solo se le podía ocurrir a un estúpido. De hecho encerró también a las unidades de caballería… ¡Con sus caballos!

Palafox había reunido 32.000 hombres y había preparado las defensas tratando de corregir las destrucciones del primer asedio; columnas de frailes, mujeres y hasta ancianos y niños colaboraban con los soldados. En diciembre llegaron nuevamente los franceses; sabedores del desgaste urbano y humano y esperando el apoyo del general Invierno.

Se sucedieron en el sitio, por parte francesa: Moncey, Junot y Lannes.

Cubriendo los puestos de jefes muertos, Velasco fue ascendiendo hasta coronel. El bombardeo continuo, el hambre y la peste produjeron de 200 a 300 bajas diarias. Palafox sufrió también esas penalidades. El 20 de febrero sólo se contabilizaron un tercio de los defensores y se calculaban los muertos civiles en la mitad de la población.
Palafox
El día 21 de febrero, el coronel Velasco, tras entregar sus armas; fue declarado prisionero. En Francia estuvo en varios depósitos, entre ellos el de Châlons-sur-Marne. En marzo de 1814 pudo escaparse, y volver a España, siendo purificado y obteniendo el empleo de Capitán de Ingenieros, con antigüedad de 30 de agosto de 1811, sargento mayor de brigada, el 25 de septiembre de 1813, y coronel de Infantería, el 9 de marzo de 1809.

Teniente coronel del cuerpo y comandante del 2º batallón del único regimiento Zapadores que existía por entonces, desde septiembre de 1815 hasta marzo de 1823. Y sobreviniendo poco después el pronunciamiento de Riego y la guerra civil de 1820 á 1823 (Donde Villarcayo sufrió su primer saqueo en 1822), concurrió Velasco a esta campaña, portándose con su valor habitual en la acción de Ayerbe, en la de Alquezar y en la toma del castillo de Murviedro (ahora Sagunto). Pero rendida Cádiz al duque de Angulema y disuelto el ejército, quedó nuestro héroe en situación de indefinido é impurificado en 1ª y 2ª instancia como castigo de sus opiniones constitucionales, fue separado del servicio el 30 de octubre de 1826 y obligado a pedir una pensión alimenticia. Residió en Briviesca sin más recursos que la dicha pensión de 266 reales y 22 maravedises mensuales que le fue concedida por Real orden de 20 de julio de 1827.

Purificado al fin el 12 de diciembre de 1830, con motivo del nacimiento de Isabel II, recobró sus despachos, siendo destinado a Navarra en marzo de 1832.

Tras la muerte de Fernando VII vino sobre España la calamidad de la guerra civil y dinástica llamada de los siete años entonces o primera guerra Carlista y en atención á los méritos de D. Quintín de Velasco, fue nombrado (en febrero de 1834) segundo comandante general de ingenieros del Ejército del Norte. Concurrió á la batalla de Mendigorría, y en 1836 al levantamiento del sitio de Bilbao dirigiendo todos los trabajos, tomando parte personal en las reñidas acciones de 24 y 25 de diciembre y siendo el primero que, al frente de sus zapadores y bajo el fuego de cañón y fusil del enemigo, subió al parapeto que cubría el puente cortado de Luchana, cuyo paso habilitó. Por estas acciones se le concedió el empleo de brigadier de infantería, siendo ya coronel efectivo de ingenieros por antigüedad.

En 1837, después de haber asistido a los hechos de armas de Santa Marina, Galdácano y Zornoza, concurrió al ataque de las líneas de San Sebastián, donde cometió la temeridad de cargar al frente del escuadrón de caballería de la legión inglesa, siendo arrollado y despedido del caballo con una pierna rota que le dejó durante meses inútil para el servicio de campaña y le obligó a cojear toda su vida. Durante la licencia que obtuvo para atender á su curación contrajo matrimonio en Briviesca (el 12 de julio de 1838) con la señora D. ª Tomasa de Salazar, viuda de uno de sus hermanos. No tuvieron Hijos.

Será comandante de Málaga, en octubre de 1838. Terminada la guerra civil fue D. Quintín Velasco (en 5 de diciembre de 1840) nombrado coronel del Regimiento de Ingenieros y jefe de estudios de La Academia de Guadalajara, cuyos cargos desempeñó durante más de cuatro años, siguiendo en ellos a pesar de haber sido ascendido á mariscal de campo el 6 de mayo de 1844.

Por antigüedad le correspondió el 4 de Mayo de 1845 ejercer el mando de Coronel director Subinspector destinado en las islas Baleares, a donde llegó el 3 de agosto de 1845, permaneciendo en Palma de Mallorca
hasta que, víctima de fulminante apoplejía, falleció el 19 de julio de 1851, a los 67 años de edad y 48 largos de servicios efectivos. Su viuda le sobrevivió pocos meses.

Su hoja de servicios a España se completa con las condecoraciones obtenidas: Estaba declarado Benemérito de la Patria, Gran cruz de la Orden de San Hermenegildo, caballero dos veces de la de San Fernando, y en recuerdo de su larga cautividad y gloriosas campañas, decoraban su pecho la medalla del Sufrimiento, la cruz de la Fuga de los zapadores, la del 2º Sitio de Zaragoza y las de Mendigorría y Bilbao.

Además se le recordaba por su carácter y sus características genialidades, frases graciosas, y hasta por las interjecciones y muletillas con que matizaba sus pintorescas peroratas. De esa fase anecdótica de la vida de D. Quintín se publicó en Madrid (1892) un interesante opúsculo titulado “¡Paso á su Excelencia!” Cuya paternidad se atribuyó al general O’Rian.

Desgraciadamente no he podido conseguir copia alguna, me duele el fracaso, pero, si alguien tiene interés, puede localizar copias de la misma en la Biblioteca del Ministerio de Defensa del Reino de España.

Por último indicar que, como es norma en la piel de toro no nacionalista, donde no hay carlista sin calle, no parece recordársele en el callejero de su villa natal.

Páginas del Estado Militar de España donde aparece nuestro Convecino (selección):


Selección de referencias periodisticas:










Menciones periodísticas de la defunción de Mariscal de Campo Quintín Velasco Ordoño:




Por último, como nota pintoresca, añado el árbol genealógico de Quintín:








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Quintín Velasco Ordoño



3 comentarios:

  1. Hola amigo, tienes un blog estupendo, me encanta, pero solo tengo que hacerte una puntualizacion. Espinosino, no existe. El gentilicio de Espinosa de los Monteros es Espinosiego. Quizas debas cambiar el titulo.
    Un fuerte abrazo y enhorabuena.
    Jose Antonio

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    1. Se le escucha y se cumple. Sobre todo cuando es sencillo de hacer.(Ya me barruntaba yo que no era "correctillo").
      Lo dicho, espinosino fuera y espinosiego dentro.

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  2. Muchas gracias Lebato, ahora si. Un fuerte abrazo y enhorabuena por tu blog.

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