Nos
trasladamos a uno de los pueblos más sorprendentes de España, y por ello, de
Castilla. Vamos a Puentedey donde está el Palacio fortificado de los Brizuela. O
de los Porras, o Porres. Lo más probable es que esté edificado en la zona donde
debió haber un castro prerromano. Pero de esto no tienen la culpa sus
constructores ni sus sucesivos habitantes ni es el tema de esta entrada. De
otras cosas como la presencia de balcones, sí. Pero ya no los encontrarán.
Puentedey a finales de la década de 1970
El
edificio consta de dos torres rectangulares unidas por un cuerpo más estrecho y
bajo que, como otros en Las Merindades, recuerda la disposición del alcázar de
los Velasco en Medina de Pomar. Fue construido mediante mampostería de piedra
caliza y arenisca trabada con mortero de cal y con sillares en los vanos. Las
torres son de planta rectangular con cuatro niveles, presentan vanos
rectangulares y numerosas reformas -buenas y malas- en sus muros. Amén de dos
escudos. La fachada central está al este situándose en la torre sur una ventana
bordeada con bajo relieve de flores y otra prácticamente idéntica en la otra
torre. Está coronada por un escudo y presenta cornisa sobre el escudo y, bajo
la ventana, decorada con rosetas. Resulta llamativo el distinto grado de
deterioro de las piedras que componen los vanos frente a las de las paredes. En
el cuerpo central, de tres alturas, se debió situar el salón del palacio. Tenemos
almenas bien orientadas, pero bajo los aleros que reducen su aspecto militar a
mero elemento decorativo. En su tiempo tuvimos un balcón retranqueado en la
última planta de la torre sur que transformaba la misma en un remedo de casa montañesa.
El tejado de las torres a cuatro aguas. Tengamos en cuenta que este edificio ha
sido totalmente restaurado y no sabemos hasta qué punto fidedignamente a sus
orígenes o, por contra, cercanamente a una visión fantástica del renacimiento
dadas las fotografías que tenemos anteriores a su nueva y pulcra imagen.
Los
vanos nos hablan de su construcción renacentista al tener las características
generales de este estilo. Claro que, podría ser, que lo único que nos dicen
esas ventanas es que hubo una reforma del inmueble en ese periodo artístico. Lo
decimos porque el Inventario arqueológico lo fecha en la Baja Edad Media. En la
reconstrucción actual, la puerta de ingreso desde la calle principal tiene
forma apuntada con altas dovelas a base de excelente sillería, puerta de madera
reforzada con grandes clavos de hierro, y dos saeteras horizontales adaptadas
para el uso de armas de fuego a "matarrasa".
Hemos
señalado que en las torres hay sendos escudos coincidentes grabados en grandes piedras
y protegidos por guardapolvos con pomas. El campo de este escudo es partido:
- Primer
cuartel: Un haz, (¿trigo? ¿Cebada?), puesto en posición de barra, acompañado
por dos aspas, y surmontado por tres fajas: Armas de Brizuela.
- Segundo
cuartel: Tres fajas de veros, y en punta ondas de agua: Armas de Saravia.
Y,
es que, en la Baja Edad Media es cuando se producen las luchas banderizas a lo
largo y ancho de Las Merindades entre los Velasco y los Salazar que, hacia finales
del siglo XIV, firmarán la paz -o la victoria del clan Velasco-. El cartel
explicativo del caserón comenta que: “Así el apellido Brizuela, acabó del
lado de los Velasco, se les concedió la jurisdicción de Puentedei, se alzaban
de su compañía y eran cada vez más conocidos en la Corte Imperial”.
Claro
que este texto no casa bien con la versión que cuenta que los Porras, Pedro
Gómez de Porras “El Viejo” (S. XIV), poseían casa en Puentedey y ciertos bienes
que pasaron a las hijas de su segunda esposa, Teresa de torres. Una de ellas,
Teresa de Porras Torres, se casó con Juan Fernández de Brizuela, con lo que la
torre de Puentedey llegó a los Brizuela a través de este matrimonio. El
primogénito de ambos, Alonso Fernández de Brizuela, ya natural de Puentedey, desposó
a María Isla y fueron a vivir a Berlanga de Duero, ejerciendo allí de alcaide
de su fortaleza y curador -algo parecido a un tutor- de María de Tovar, mujer
de Íñigo Fernández de Velasco, condestable de Castilla. Fueron, Alonso y María,
padres de Francisco, García, Melchor e Iñigo de Brizuela, que probaron su
hidalguía ante la Real Chancillería de Valladolid en 1573.
Por
el expediente número 1.256 para el ingreso en la Orden de Santiago de Iñigo de
Brizuela, Ubierna, Arteaga y Vallejo, natural de Miranda de Ebro, sabemos de la
vida y milagros de algún Brizuela.
Francisco
de Brizuela e Isla, Contador del Condestable de Castilla Pedro Fernández de
Velasco “el Viejo", poseía el solar natal de los Brizuela en Puentedey, la
casa con dos torres grandes de cantería a sus lados que edificó en estilo
renacentista a finales del siglo XV. Lo sabemos porque está recogido entre la documentación
del Real Consejo de las ordenes nobiliarias españolas, al uno de julio de 1609.
Matrimonió en Berlanga con Ana de Saravia, hija de Hernando de Saravia y de
María Zumel. Aquí tenemos el segundo apellido del escudo del caserón. Tuvieron
por hijos a Iñigo de Brizuela y Saravia, abuelo del pretendiente reflejado en
el expediente 1.256; Melchor (nacido en 1523) que fue caballero de la Orden de
Santiago, marido de Mariana de Cárdenas y que tuvieron varios hijos; y a Pedro
que casó con María de Tresala, con sucesión.
El
Rey Felipe II encargó a Melchor de Brizuela Saravia la educación y servidumbre
del príncipe Felipe y la Infanta Isabel. Para ello, le otorgó la responsabilidad
de ser capitán de su guardia personal. Su hijo Francisco de Brizuela Cárdenas
fue Alcaide de Madrid (1625-1630), y Gobernador de Aranjuez. Consiguió el
hábito de Caballero de la Orden de Santiago el 21 de abril de 1610.
La
sepultura del Contador Francisco de Brizuela se encontraba en la Colegial de
Berlanga de Duero, capilla de San Andrés, construida por su descendiente el
obispo de Segovia Iñigo de Brizuela y llevaba una inscripción que decía: “Aquí
yacen los muy Magníficos Señores Francisco de Brizuela, Señor de la casa y
solar de Puentedey y doña Ana de Saravia, su mujer, falleció él en Berlanga año
de cincuenta y un año y la Señora Ana de Saravia año de 56”.
Íñigo
de Brizuela Saravia, familiar del Santo Tribunal de la Inquisición, natural de
Berlanga, casó con María de Arteaga, hija de Domingo de Arteaga, secretario del
Tribunal de la Inquisición de Cuenca, en cuya ciudad nació María. Dos de los
hijos de este matrimonio fueron Francisco e Íñigo de Brizuela de Arteaga.
Francisco
de Brizuela de Arteaga fue caballero de la Orden de Santiago, natural de
Berlanga, casado con Juana de Urbina y Vallejo, de Miranda de Ebro. Son los padres
del pretendiente Iñigo de Brizuela Ubierna Arteaga y Vallejo. Ese del
expediente 1.256. Este Íñigo era fraile dominico, Maestro en su Orden y Vicario
General en los Estados de Flandes. Siendo confesor del Archiduque Alberto, en 1596,
no quiso aceptar el arzobispado de Cambray. A la muerte del Archiduque le
confirieron el obispado de Segovia (1622) y la Presidencia del Consejo de
Flandes, y conservó ésta renunciando el obispado. Falleció en Madrid el 16 de
enero de 1629, siendo sepultado en el convento de San Esteban de Salamanca.
Nos
falta comentar el escudo situado a la izquierda de este caserón que porta cinco
flores de lis, puestas en sotuer: son las armas heráldicas de los Porras o
Porres. Lógico.
Debemos
terminar indicando que, por su posesión, según Inocencio Cadiñanos, hubo
numerosos pleitos en el siglo XVIII.
Bibliografía:
“Los alfoces de
Arreba, de Bricia y de Santa Gadea. Los valles de Bezana y de Zamanzas”. María
del Carmen Arribas Magro.
“Blasones y
linajes de la provincia de Burgos. V. Partido Judicial de Villarcayo”.
Francisco Oñate Gómez.
“Amo a mi
pueblo”. Emiliano Nebreda Perdiguero.
Web “Castillos
del Olvido”.
Web “Asociación
española de amigos de los castillos”.
“Los Porras
originarios de Valdeporres. (I) Casa de Virtus y Cidad. Línea troncal (desde su
origen)”. Francisco Javier Polanco Muñoz.
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