Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


viernes, 15 de agosto de 2025

Y, a usted, ¿qué le importa?

Estamos en la audiencia de Bilbao. Es diez de noviembre de 1932 y se sigue el proceso por un delito de robo. Algo leve.
 
El reo se llama Mariano Pascual Mansilla, quien ya había sido juzgado en Roa (Burgos) por pequeños hurtos en 1930 y 1931. Y es el autor de la frase del encabezamiento pronunciada ante la sección segunda de la audiencia de Bilbao. Era la respuesta dada al presidente del Tribunal de Derecho, señor Álvarez Miranda. Curioso punto de partida para un procesado que entró en varias contradicciones. Esta circunstancia le sirvió al abogado defensor, señor Rugama, para pedir la suspensión del juicio y que se abriera una información supletoria, pues su defendido daba síntomas de acusada anormalidad.
 
El fiscal estuvo de acuerdo y el juicio se suspendió. ¿Era una estrategia para librar del delito de robo a su defendido? Podría serlo. Porque se daba la circunstancia de que este procesado tenía pendiente otro juicio por un delito de mayor enjundia: homicidio. Crimen para el que, según el periódico “La región”, se le pedía la pena de cadena perpetua.
 
Para conocer de este otro asunto debemos retroceder hasta el cinco de abril de 1932 y situarnos en el Valle de Mena durante las obras de construcción del embalse de Ordunte. A esta parte de Las Merindades llegaron muchos hombres buscando trabajo, buscando oportunidades. Uno de ellos fue este Mariano Pascual, alias “Primo Carnera”, que como hemos conocido ya era un tipo asocial.
 
Para explicar la situación lean este artículo publicado en “El adelantado de Segovia”:
 
 
Verán que se lió parda; que los vecinos decidieron constituirse en pueblo juzgador; que el brazo de la ley era muy corto; que era fácil aislar una población; y que el nombre de la muchacha no aparece en ningún momento. ¿Para proteger su “virtud” póstuma? Rastreando la prensa de meses posteriores descubrimos que era molinera -lo que podría haber facilitado el acceso carnal por Mariano- pero no nos dice nada sobre su nombre. ¿Quién era la víctima? ¿Cómo se llamaba? Nada… ¡Qué diferente con lo que tenemos hoy en día!
 
Descubrimos que la muchacha se llamaba Juana López gracias a una nota de prensa del 17 de marzo de 1933 donde dejan más claro lo que hizo Mariano: mató y “después escarneció su cadáver”. El fiscal pedía treinta y seis años de prisión. ¿Los cumplió? No lo sabemos.
 
 
Bibliografía:
 
Periódico “La región”.
Periódico “Heraldo de Zamora”.
Periódico “El Debate”.
Periódico “La Libertad”.
Periódico “La voz de Aragón”.
Periódico “El Adelantado de Segovia”.
Periódico “Luz”.
Periódico “Diario de Burgos”.
 
 

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