Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
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domingo, 31 de julio de 2022

Un breve: El arca del Torrejón.

 
 
La primera vez que vi el “arca del Torrejón” pensé que era los restos de una fábrica porque, en la lejanía, me pareció una chimenea. ¡Emulación bilbaíno-infantil! Años después retorné al tema fabril de esta ciudad -quizá fruto del tiempo libre de que dispongo- para descubrir que las industrias medinesas estuvieron cerca pero no allí, en el antiguo barrio de El Sirgo, hoy El Olvido, en el camino que conduce a Villamar.

 
Una vez escuché que, este obelisco, era el marcador del lugar hasta donde llegó el pretendiente Carlos V en la primera carlistada. La “pirámide” no tiene mérito constructivo alguno (sillería en las esquinas y relleno de cantería) y es atractiva porque ha sobrevivido hasta hoy, pues no quedan apenas esta clase de construcciones. ¡Y esta tiene, hoy, un uso cigüeñal! 

(Año 1934)

Lo cierto es que ese prisma de base cuadrada -de unos tres metros de altura- con un obelisco de unos doce metros encima servía, según Julián García Sainz de Baranda, como una construcción dedicada a probar la presión del agua en la tubería para, sin hacer caso de la teoría de los vasos comunicantes, ver sí podían subir las aguas a la parte alta de la ciudad de Medina de Pomar. Quizá apoyaría esta visión el vierteaguas que hay en lo alto, pero debería tener tuberías en su interior.

 
Reconozco que me resulta una justificación peculiar porque los romanos ya conocían el principio de los vasos comunicantes. En este caso debemos aceptar que la altura de esta estructura es la misma que la de la plaza del ayuntamiento. En otros papeles indican que este obelisco es uno de los registros de la antigua conducción de agua desde el arroyo Ceñares. Porque, en Medina de Pomar, esta fue la primera traída de aguas, antes de la toma del manantial Vadillo, en La Tesla.

Diario de Burgos del 19 de octubre de 1931
 
Desde el manantial de Ceñares -entre Villatomil y Rosales- se llevaba el agua a Medina de Pomar para alimentar la fuente situada en la plaza mayor. Una fuente dibujada y proyectada por el arquitecto de la Academia de San Fernando Alfonso Regalado Rodríguez, en 1780. 


Hoy esta obra, que está formada por un prisma de base rectangular labrado en almohadillado con el surtidor y el pilón saliendo de su frente, pasa algo desapercibida en la tranquila plaza del ayuntamiento. Sobre esta forma aparece la figura de una leona -muy desgastada- descansando y a ambos lados dos adornos en forma de piña. La fuente de la plaza no sólo fue la principal, sino la única del siglo XIX nos ha llegado.

 
Pero volvamos al arca del Torreón, como decíamos quizá uno de los registros de la antigua conducción de agua de Ceñares. En este caso su misión sería extraer el aire contenido en la tubería. Esto es importante porque la presencia de bolsas de aire atrapadas en conductos a presión puede reducir el volumen de agua transportada.

 
La cuestión es, ¿Por qué tendría que medir quince metros? Y ¿Porqué no vemos una arqueta o similar para permitir el flujo de aire?
 


  
Bibliografía:
 
“Medina de Pomar. Arqueológico y centro de turismo”. Julián García Sainz de Baranda.
Periódico “Diario de Burgos”.
Boletín Oficial de la provincia de Logroño.
“Medina de Pomar. Cuna de Castilla”. Inocencio Cadiñanos Bardecí, Emilio González Terán y Antonio Gallardo Laureda.
Revista Internacional de Métodos Numéricos para cálculo y Diseño en Ingeniería.
Periódico “El País”.
Instituto Geográfico Nacional.
 
 
 

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