Nuestra
máquina del tiempo, cual Dr. Who en su Tardis, nos lleva hoy hasta el 25 de
marzo de 1981 cuando Benito y su yerno Fernando Peña trabajaban la tierra, de
noche, cerca de la carretera BU-551. Fernando recuerda la fecha porque fue el día en que
liberaron al futbolista “Quini”, una gran estrella del futbol patrio de los
setenta y ochenta. Bueno, pues el misterio se les enfrentó a la altura de la
curva de la Maza a unos 15 km. de Medina de Pomar, entre Villamor y La Cerca. Empecemos
por el principio, serán las dos de la mañana cuando, cansados en esa noche fría,
decidan irse a casa. Cada uno a la suya. Fernando arrancó su SIMCA 1200 y salió
primero bajando por la carretera que lleva desde las fincas de labor hasta La
Cerca. Benito con el Tractor más lento, se queda atrás.
Pero
todo cambiará cuando Fernando, a la altura de esa curva de la Maza, al lado del
Molino del mismo nombre, en la zona donde fluye el arroyo de Pichiruela, vea
una luz en una campa situada en la otra orilla del río, a su izquierda. Contará
que la luz iluminaba una zona amplia de la ladera; que era de color naranja;
que medía unos cuatro metros de largo por unos tres de alto; y que tenía la
forma de cono sin punta (lo que los puristas llaman forma troncocónica); que
era intensa, pero no cegadora; y que era opaca.
A
diferencia de algunos casos de “Cuarto Milenio” el coche de Fernando no sufrió
una rara avería ni se paró, sino que lo paró él intrigado. Desde su asiento,
tras bajar la ventanilla para verlo más claro, observó la luz situada a cerca
de cien metros. ¿Qué la causaba? ¿Un coche? No. ¿Un Tractor? Menos aún. ¡¿Qué
era?! ¡¿Qué?!
No
sabía que era, pero sí sabía que no es hora de un “encuentro en la tercera
fase” y Fernando arranca el SIMCA 1200 para largarse, pero con un ojo en la luz
de la otra orilla del río. Esta le sigue a la misma velocidad manteniendo esos
cien metros de distancia. Muchos años después reduciría ese espacio hasta unos
terribles treinta metros. De hecho, Fernando cada vez iba más despacio deseando
que le alcanzase su suegro con el lento tractor. Para cerciorarse de que no se
engaña decide parar al llegar a la iglesia de La Cerca. ¡Cielos! cuando el
coche se detiene la luz también lo hace. No hay duda: lo persigue. Fernando
arranca y avanza hasta decidir detenerse entre dos chalés de cara a la luz. Se
bajó del coche o no porque a Fran Renedo le dijo: “Y no sé por qué, pero
comencé a mover los brazos por la ventanilla y llegué, incluso, a abrir la
puerta del automóvil con medio pie abajo y a darle a las largas y a las cortas
de las luces del coche, para comprobar si me respondía o se marchaba”. Se
bajó, o no, para enfrentarse a la luz que seguía guardando las distancias y permanecía
a unos pocos metros de altura. Agita brazos y da las luces, como hemos dicho, a
modo de precario morse. Parece que este era ya el momento de un “encuentro en
la tercera fase” cercano. Es decir, relativo a “La Cerca”. La pena es que con
los haces de luz no se puede “tocar” las notas RE-MI-DO-DO-SOL de la película
de Spielberg.
La Cerca.
Y,
quizá porque no tocó esas famosas notas (búsquenlas en la red de redes) la
respuesta no llegó. Fernando pensó en despertar a algún vecino del pueblo para
pedirle ayuda o, cerciorarse de que no alucinaba. Pero dada la hora se puso en
marcha y la luz mantuvo la distancia. Para cuando llega al puente que cruza el
río y que le obligaría a dirigirse hacia la luz sus nervios le traicionan. Se
dio la vuelta en busca de Benito que venía a paso tranquilo con el tractor.
¿Qué hizo la luz? Desanduvo el camino tras Fernando y su SIMCA 1200. Pero solo
hasta la curva de la Maza que, si se fijan, fue el lugar donde apareció por
primera vez.
A
estas alturas a Fernando eso le da igual. No parará hasta alcanzar a Benito
unos pocos kilómetros más adelante. O más atrás. Para en el camino y se acerca
a su suegro para contarle lo sucedido. Montan en sus vehículos y llegan hasta
la curva de la Maza… ¡Dónde sigue la luz!
Cuando
pasan frente a esta les vuelve a perseguir. El OVNI sobrevoló unos árboles y
una nave agrícola que estaba en su camino. Benito y Fernando están muy
asustados y apuran la distancia hasta el siguiente pueblo. Dos kilómetros muy
largos. Pero, al llegar cerca de un prado llamado Las Encimeras, donde hay unas
curvas en zigzag y ya se vislumbra Villatomil, la luz se detendrá y emitirá
unos potentes destellos que iluminaron todo el monte, "parecía de
día", comentará Fernando. Al poco tiempo, a gran velocidad y sin
emitir ruido alguno desaparecerá por encima del monte de Los Rosales. En otra
ocasión dijo: “nosotros nos paramos y la luz continuó unos metros más allá.
Entonces comenzó a cambiar de color y rápidamente ascendió hasta el cielo,
perdiéndose de vista en un suspiro. Se fue hacía el monte Los Rosales, hacia el
sur. La luz tenía un tono anaranjado, hasta ese último momento en que se
elevó y desapareció, donde fue tomando un color más claro, intenso, que hacía
ver todos los montes y prados por donde pasó como si fuera de día”.
Cuando
Fernando y Benito contaron lo sucedido a su familia y, en los días siguientes, tras
charlar con amigos descubrieron que no eran los únicos que habían visto la
extraña luminaria. Hubo tres casos más esos días: uno en el Páramo de San Román
(pueblo abandonado a pocos kilómetros), uno en Bustillo y otro cerca de
Villatomil.
Una
persona que gustaba de pasear por el Páramo de San Román estaba descansando sentado
en unas raíces a la orilla de un camino, cuando, según contó él mismo, una luz
se le echó encima, le cegó completamente y desapareció. En este caso esta
persona dijo que el objeto desprendía olor a azufre. Por cierto, era de día. Un
dato importante.
El
de Bustillo aseguró que la misma madrugada que Fernando y Benito vieron el
OVNI, sobre la misma hora, se encontraba trabajando en una finca de su
propiedad metiendo tubos en la tierra. De repente, él y sus trabajadores,
vieron bajar una luz que pasó sobre sus cabezas alumbrándolo todo. Lo
interesante es que esta población, Bustillo, está hacia el sur de Villatomil.
El
protagonista del tercer caso, el de cerca de Villatomil, estaba pescando
cangrejos por la noche se sorprendió al encontrarse con esa luz troncocónica misteriosa
que iluminaba el río. Creyó que el ente le hizo señales. Asustado escapó de
allí.
Blog "Misterios del Aire"
La
opinión de Juan Carlos Victorio en su interesante blog “Misterios del Aire” es
que lo que vieron Benito y Fernando agricultores fue la Luna. Nos explica que
todo comenzó al pasar la curva de La Maza alrededor de las dos de la madrugada.
Fernando, que iba en dirección a La Cerca, vio el OVNI al otro lado del río, es
decir, a su izquierda. Y, ese día, a esa hora y en esa dirección estaba a poca
altura… ¡la Luna! Fernando y Benito insistieron en que su perseguidor mantuvo
la distancia y que avanzaba a la velocidad de ellos. Podría achacarse a la burda
ilusión de paralaje donde un objeto lejano parece copiar nuestra velocidad.
¿Cómo
no pudieron identificar la Luna? Esa noche el cielo estaba parcialmente nuboso
lo que acentuó la ilusión de ver un objeto silencioso, anaranjado, que
iluminaba los campos y situado a unos cien metros de distancia. La cosa empeora
si el testigo necesita gafas, tiene la vista cansada u otras afecciones
oculares. Además, nuestro entorno cultural nos empuja a pensar en OVNIs como
antes hubiéramos pensado en apariciones marianas. ¿Y cómo explica Juan Carlos
la rápida marcha del OVNI hacia el Monte Rosales? Mirando desde Villatomil, la
Luna estaba en esa dirección. Y desaparece porque la ocultan las nubes.
No
sé yo si esto aclarará las declaraciones de los demás testigos del avistamiento
en otras localizaciones…
Villamor.
Si
no fue la Luna, ¿qué vieron? La existencia de otros testigos aparte de Fernando
y Benito o el denunciar el encuentro en diferentes lugares y momentos -día y
noche- nos obligaría a descartar que sea una alucinación o la Luna. En una
reciente entrevista Fernando opinaba: “Hoy tengo que pensar que al menos no
era normal. En la actualidad, con la cantidad de aparatos y tecnología que
existe, como los drones y otras máquinas semejantes, podría tener mis dudas.
Además, tenemos cercana la base aérea de Las Navas y estamos familiarizados con
los helicópteros y otros aviones que aterrizan por allí. Sin embargo, aquello
no tenía que ver nada con esto. Ni en el tamaño, ni en el comportamiento, ni en
nada. Lo que pensaba en aquellos años lo sigo pensando hoy y hasta la
actualidad nadie me ha podido dar una explicación. Qué sería o de dónde
vendría, no lo sé. Pero que era una cosa rara y desconocida en aquel tiempo y
en este, se lo aseguro”.
Bibliografía:
“Misterios
y enigmas del norte de Burgos”. Fran Renedo Carrandi.
“Crímenes
y misterios en Las Merindades”. Varios autores coordinados por Roberto
Palencia.
Periódico
“Crónica de Las Merindades” (2011).
Blog
“Misterios del aire”.
“Análisis clínico de casos de malentendidos OVNI con la Luna”. Eric MAILLOT. (en francés,
accesible mediante el traductor de Google).
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