Busnela,
Busnela, o Busnuela como aparece de en algunos textos, ¿De dónde procede este
nombre? Dice María del Carmen Arribas Magro que los espacios denominados roza,
bustum, bustellum, bus y gus significan lugares ganados al bosque por los
agricultores (los lugareños limpiaban una zona del bosque para cultivar, pero,
con el tiempo, se reconvertía en pastos). Las formas compuestas por los
elementos bus o guz, proceden de la voz busto. Así pues, nada tiene de extraño
que a veces se utilicen como sinónimos los busta/bus-branea. Por su parte
Julián García Sainz de Baranda entendía que el término significaba “que va
al río Nela o hacia el Nela”. Otras fuentes nos hablan de que bustum tiene
el significado de lugar donde se quemaban los cadáveres, sepulcro, tumba. En nuestra
toponimia ha dejado rastro en esta localidad de Busnela, situada en la ladera
sur de los montes del Somo.
Busnela en 1946
Dicho
esto, nos dirigimos a este rinconcito de la merindad de Valdeporres que
descansa perdido entre los montes de La Virga, del mismo macizo que El Escudo,
a una altura ya considerable. Para llegar deberemos circular por una estrecha
carretera que parte de Santelices y pasa por Cidad de Valdeporres. El caserío
da vista por el sur al gran castro de La Maza; limita por el norte con las
branizas de los pasiegos de San Roque de Río Miera, por el este con los Montes
de La Engaña y por el oeste con las tierras de Ahedo de las Pueblas y altos de
Porto Seguro.
Hay
rastros de que este lugar pudo estar habitado en la Alta Edad Media. Se
encontraron dos sarcófagos -¿recuerdan eso de Bustum como lugar de tumbas?- y
el trozo de un tercero. A falta de mejor interpretación debemos suponer que
estuvieron en algún monasterio cercano que no se ha encontrado todavía. De los
dos sarcófagos completos, uno es de bañera con la cabeza y hombros marcados y
mide dos metros de largo; el otro es antropomorfo con cabecera rectangular de
esquinas redondeadas y pies muy estrechos, mide 1`90 metros. Se han fechado en
la Plena Edad Media, aunque podrían ser de la Alta Edad Media en base a la
inscripción de la lápida conservada en el Museo de Burgos: “967”, la más
antigua de Las Merindades después de Mijangos. Fue recogida en el Prado de la
Brañía, en Busnela, en 1990 y llevada al Museo provincial de Burgos. Álvaro
Castresana estudió el texto: “Ofrece el siervo de Dios Flaino. Este partió
el día quinto de febrero en la era de 1005 (año 967)”. La lápida presenta
un chaflán central que separa dos cartelas de 30 cm. La inscripción está
tallada en escritura visigótica mayúscula; se localiza en el lado derecho en
dirección cabeza a pies. Además, la parte superior de la cabecera, fuera del
campo epigráfico, tiene una cruz latina y otra girada noventa grados a su
derecha.
Lápida de Busnela.
El
aprovechamiento eremítico del dolmen de Peña la Llana y otra cueva cercana, sin
nombre, y a pocos metros del cruce de la carretera que lleva a Ahedo de las
Pueblas, parecen manifestar la presenta de ermitaños en la zona de Busnela. Por
si ayuda.
Busnela
no aparece en el Becerro de Behetrías. En 1497 se la incluye con el resto de
los lugares del Valle de Valdeporres en una demanda por el aprovechamiento de
las zonas comunales en contra de lo recogido en las ordenanzas antiguas. No aparece
en el apeo de los bienes diocesanos de 1515. El pleito que se produce en 1587
sobre ocupación de puestos, entre los lugares de Ahedo y Robredo por un lado y
casi el resto del Valle y Merindad de Valdeporres no incluye en ninguna de las
dos partes a Busnela. En 1591 Busnela tenía cinco vecinos, dos de los cuales
eran hidalgos y tres eran pecheros. La referencia documental ha sido siempre a
Las Pueblas, y dada su distancia a Ahedo de las Pueblas, en línea recta ésta
incluso más cerca que Robredo de las Pueblas, nos inclinamos por pensar que
Busnela formase parte de Las Pueblas. A principios del siglo XVII, Busnela tenía
ocho vecinos.
Google diciembre 2009
Cuando
Nicolás Fernández de la Peña se reunió con Domingo López, cura beneficiado de Cidad
por no tenerlo Busnela, Manuel Ruiz y Pedro Ruiz para redactar el catastro del
Marqués de la Ensenada nos dice que había ocho vecinos más dos viudas y un
habitante. Ocupaban diez casas. Pagaban anualmente al rey “por servicio real
ordinario y extraordinario treinta y cinco reales de vellón”, y se dedicaba
a la labranza y a la ganadería, explotando prados segaderos que producían yerba
anualmente. Esta hierba alimentaba a los bueyes de labranza, vacas de vientre,
novillos y novillas de recría y venta que formaban la cabaña ganadera junto a ganado
ovino, caprino y cerdos para el consumo de sus dueños. La abundancia de pastos
era tal que se subarrendaban a ganaderos de otros pueblos cercanos. Eso
conllevaba también que estos ganaderos participasen en la propiedad de algunas
cabañas tipo pasiego que había en dichos prados. El sistema era similar al
aplicado por los pasiegos cántabros y los burgaleses de Cuatro Ríos Pasiegos. Y
así fue hasta que mediado el siglo XX se repobló la zona con pinos. Había 224
colmenas repartidas entre Bernardo de la Peña (36), Domingo García (72),
esteban Pérez (18), Gregorio Martínez (12), Gregorio de la Peña (33), José
Sainz (9), José de Azcona (27), Pedro Saiz (27) y manuela Muñoz (17). Disponían
de Perales, manzanos, cerezos, ciruelos, olmos y ¡un nogal! Había un molino
harinero de una rueda situado a un cuarto de legua del pueblo que era propiedad
de Bernardo de la Peña. Obtenía sesenta reales de vellón.
Lo
de los censos y catastros no surgió con el de la Ensenada sino, como hemos
conocido, los hubo anteriores y, evidentemente, posteriores. En 1767 se hizo
otro censo de población de Las Merindades donde nos dice que en Busnela había ocho
vecinos, que no ocho personas. Recogemos lo que dice el diccionario Miñano
(1825) sobre Busnela: “L. R. de España; provincia de Burgos, corregimiento
de Villarcayo, merind. de Valdeporres. Reg. P., 10 vecinos, 37 habitantes, 1
parroquia. Su situación y productos se hallarán en el art. Villavés. Dista 16
leguas de la capital. Contribuye con la merindad”. Nos remite a otro pueblo
para ver qué producían. Y allí nos fuimos. Dice: Villavés “y los de Leva,
San Martin de las Ollas, San Martin de Porres, Santelices, Pedrosa, Cidad de
Valdeporres, Dosante, Aedo de las Pueblas, Rozas, Busnela y Robledo están
situados en un valle muy estrecho, regado por el rio Nela; es país muy
montuoso, estéril y de los más fríos de España. Confina con las montañas de
Pas. Prod. Trigo, cebada, centeno, morcajo, maíz, yeros, ricas habas y otras
legumb.; abunda de leña como todos los demás pueblos nombrados”. No nos
aclara lo que producía este pueblo. Una pena.
A
mediados del siglo XIX se publicaba el diccionario de Pascual Madoz. En el
epígrafe referido a este pueblo tenemos: “Busnela o Busnuela: L. en la
prov., dióc, aud. terr. y e . g. de Burgos (10 1/2 leg.), part. jud. de Villarcayo
(5 leguas); Ayunt. de la merind. de Valdeporres, cuyas reuniones se celebran en
Pedrosa, con un regidor para su gobierno interior; sit. en una ladera al S. de
la cord. que cruza de Asturias á las provincias Vascongadas; le combaten
libremente lodos los vientos y disfruta de clima sano. Consta de 20 casas de 18
pies de altura con solo piso bajo, diseminadas, sin formar cuerpo de población;
tiene una ermita dedicada á la Santa Cruz, en la que dice segunda misa el cura
de Dosante; el cementerio poco capaz en paraje bien ventilado, y una fuente de
ricas aguas. Confina con Rozas, Dosante y Ahedo de las Pueblas; entre E. y S.
se encuentran algunas cabañas que los pasiegos abandonan en el invierno por la
mucha nieve que cae; el terreno es en parte arcilloso y el resto cascajoso; dividido
en suertes de primera, segunda y tercera calidad, con hermoso arbolado; le baña
el río Nela en dirección de E. á O, al cual se le unen varios arroyos de poco
caudal. No tiene otros caminos que los de servidumbre y la correspondencia se recibe
de la cab. del part. Prod.: trigo, centeno, maíz, cebada y legumbres; ganado
lanar, cabrío, caballar y mular; y caza de liebres, perdices, jabalíes, corzos,
zorros, lobos y osos. Es la agricultura la única industria. Y el comercio se
reduce á la exportación de ganados é importación de trigo, vino, aceite y
efectos de vestir, población: 4 vecinos, 15 almas. contr. Con el ayunt”.
Aquí
ya vemos que esta población, hace cerca de 200 años, cultivaba para autoconsumo
y vendía ganado. Sus casas tenían una sola planta, aunque hoy encontramos entre
las ruinas casas con piso superior. A mediados del siglo XIX cada casa tenía su
propia hornera, al contrario que en el siglo XVIII, que había un solo horno
para toda la comunidad. En esas horneras se hacía el pan con la harina
elaborada en un molino de una rueda que estuvo situado a orillas del Nela.
Sabemos
que en 1860 la iglesia de Busnela seguía siendo un templo anejo al de Dosante. Estaba
catalogado como rural de segunda categoría y oficiaba las misas el cura
beneficiado Vicente Ruiz de 54 años. Tenía a su cargo, entre las dos
poblaciones, 197 almas. Este sacerdote seguía allí en 1863, año en que
comienzan sus libros parroquiales. Busnela seguía siendo dependiente de la iglesia
de Dosante en 1884. En 1885 encontramos un sacerdote exclusivo para Busnela que
se llamaba Juan López y que, en 1911, continuaba cuidando las almas de los
residentes. Residentes que, en 1894, eran 87 habitantes; en 1908, 78 de hecho;
y en 1911 los habitantes de Busnela ascendían a 84 personas.
En
1881 Pablo Riera nos contaba en su diccionario que había 60 habitantes en
Busnela en 19 edificios de los que 5 están inhabitados. Se subraya que viven de
la agricultura. Referencia importante dado que Busnela es una tierra de
transición entre pasiegos y campurrianos. A principios del siglo XX sus vecinos
fabricaban cubas para venderlas o cambiarlas por vino en La Rioja y Aranda de
Duero. Pasaban días enteros cortando robles en La Dehesa para hacer las tablas
para las cubas.
Antes
de la guerra civil de 1936-1939 contaron los ancianos del lugar a Elías Rubio Marcos que
un vecino trajo un aparato de radio de Francia y que “la primera noche
invitó a todos sus convecinos a su casa para oírla, y cuando más extasiados
estaban, un niño desenchufó el cable de tierra y se paró, armándose una gresca
de padre y muy señor mío”. Durante esa guerra civil Busnela estuvo en la
línea del frente por lo que las mujeres y los niños fueron evacuados.
En
1950 Busnela tenía 42 habitantes -tanto de derecho como, de hecho- que vivían
en diecisiete casas. Los últimos habitantes tradicionales parece que fueron de
Busnela fueron los hermanos Idelio y Antonio López que se marcharon en 1987,
después de haber vivido nueve años solos. El último enterrado en el pequeño
cementerio de junto a la iglesia (1974) de Busnela fue Ricardo López. La última
boda que se celebró fue la de Casilda López. No obstante, en la Guía diocesana
del año 2000 figuran dos habitantes y María Jesús López Goitia comentaba en la
bitácora de Montacedo, en 2010, que “yo soy de Busnela. Mi tio es el único
censado allí, nuestra casa es la única que sigue en pie sin haber sido
reformada (te mandaré una foto, tirada desde el aire) somos la única familia
que se pasa los tres meses de verano en Busnela (…)”. Siempre que hablamos
de las causas de la despoblación de los pequeños pueblos de Las Merindades
apuntamos a el aislamiento y la falta de servicios (escuela, ocio, etc.) – a pesar
de los esfuerzos de la maestra Amelia en los años 50 o 60 del siglo XX- pero
también están el reclamo del trabajo en las grandes ciudades como Bilbao y
-como está ocurriendo con las leyes de la UE sobre reforestación y abandono de
explotaciones- la presión política plantadora de pinos que expulsó a la
ganadería de la zona.
Lejos
quedan aquellos tiempos en que, en España, se buscaba producir y alimentar a la
población encontrándonos hoy que la actividad ganadera en estos montes
burgaleses ha disminuido notablemente. Los pasiegos de San Pedro del Romeral y
Resconorio son quienes han adquirido a los campurrianos, busnelanos y
valdeporrinos la mayoría de sus prados y cabañas. Pero a inicios del siglo XIX
los de Busnela subían el ganado en mayo a las cabañas y fincas de la cordillera
divisoria y allí se dejaba hasta octubre. En el trascurso de ese tiempo había
pequeñas temporadas en las que el ganadero se quedaba a dormir en las cabañas,
y otras en las que bajaba a su pueblo para trabajar en las faenas agrícolas.
Idelio López, el que fue vecino de Busnela, manifestó haber sido mecido de niño
en un cuévano pasiego y haber subido a las cabañas con las vacas, el burro,
cuévano, balde de ordeño, colador de la leche, cubiertos, sábanas y candil de
petróleo, enseres todos necesarios para permanecer largos periodos en las cabañas.
Documentamos así, unas formas de vida en Busnela que siempre se habían creído
exclusivas de los pasiegos cántabros y de Cuatro Ríos.
Su
iglesia, situada en el centro, es de una sola nave, de pequeñas proporciones y
buena labra, con aleros moldurados y ábside rectangular. La portada es
adintelada con grandes piedras, bajo pórtico abierto y la torre es una espadaña
casi exenta del edificio, sin remates y con dos vanos para campanas vacíos. Tenía
la advocación a la Santa Cruz, cuyo culto se generaliza en el siglo X, ligado a
los reyes asturianos. Subrayamos que la fecha del culto es coincidente con la
fecha del sepulcro de Busnela. Evidentemente, su fiesta mayor era la Exaltación
de la Santa Cruz (14 de septiembre). Al ser la última fiesta del año en
Valdeporres, era muy concurrida por gentes de toda la Merindad; los bailes
tenían lugar en el juego de bolos, junto a la iglesia y a la sombra de un peral
centenario, y eran animados, en lo que se recuerda, por la gaita y el tamboril
de músicos de Hoz de Arreba. En lo gastronómico, la fiesta se conocía por el
sacrificio de una oveja.
Bibliografía:
“Burgos.
Los pueblos del silencio”. Elías rubio Marcos.
“Las
siete merindades de Castilla Vieja. Castilla Vieja, Sotoscueva, Valdeporres y
Montija”. María del Carmen Arribas Magro.
“Amo
a mi Pueblo”. Emiliano Nebreda Perdiguero.
“Los
pasiegos de este lado”. María Yolanda Carballera Cotillas.
Blog
“Tierras de Burgos”. Regreso a los
pueblos del silencio: Busnela.
“Diccionario
Geográfico-estadístico de España y Portugal”. Sebastián Miñano.
“Diccionario
geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar
(1845-1850)”. Pascual Madoz.
“Diccionario
geográfico, estadístico, histórico, biográfico, postal, municipal, militar,
marítimo y eclesiástico de España y sus posesiones de ultramar”. Pablo Riera
Sans.
“Anuario
del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración”.
“Anuario
Riera General y Exclusivo de España”.
“Indicador
general de la industria y el comercio de Burgos”. Marciano Velasco.
“Estadística
del arzobispado de Burgos”.
“Censo
de población de las provincias y partidos de la Corona de Castilla en el siglo
XVI con varios apéndices para completar la del resto de la península en el
Mismo siglo, y formar juicio comparativo con la del anterior y siguiente, según
resulta de los libros y registros que se custodian en el Real Archivo de
Simancas”.
“Nomenclátor
de las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de
España formado por el Instituto Nacional de estadística con referencia al 31 de
diciembre de 1950”.
“Las
Merindades de Burgos: un análisis jurisdiccional y socioeconómico desde la
Antigüedad a la Edad Media”. María del Carmen Sonsoles Arribas Magro.
“Historia
de las antiguas Merindades de Castilla”. Julián García Sainz de Baranda.
Catastro
del Marqués de la Ensenada.
Blog
“Tierras de Burgos”. Fototeca digital de España.
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