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domingo, 28 de septiembre de 2025

Fray Antonio de San José Pontones y dos de sus obras en Las Merindades.

  
Antonio de José Pontones debió nacer allá por 1709 o 1710 y fue bautizado el jueves 17 de octubre de 1710 en la iglesia parroquial de San Pedro Advíncula de Liérganes, merindad de Trasmiera (Cantabria). El nombre que le pusieron fue Pedro Antonio y era hijo de Antonio de Pontones y Antonia de la Lomba. Y para los que piensan que los “antiguos” eran unos “carcas” les diré que este muchacho era hijo de padres no casados, era un “hijo natural”.

 
Recuerdo la existencia de un arquitecto en Portugalete (Vizcaya) que se llamaba Armando Torres, pues, este es un caso similar. Cuando empecé a investigar sobre este caballero pensé que el término “Pontones” era un mote. Resulta que el apellido Pontones proviene de una pequeña población cántabra, muy próxima a Liérganes, perteneciente a Trasmiera, comarca famosa por la tradición de canteros. Y, por otra parte, el pontón se define como un puente formado por maderos o incluso con una sola tabla. Eso sí era… ¡toda una premonición!
 
Los primeros pasos de Pedro Antonio Pontones Lomba en la construcción debieron darse como aprendiz y oficial con su padre, Antonio Pontones Heras, maestro arquitecto en cantería para las poblaciones de Pamplona, Calahorra y Herrera del Pisuerga. Hay autores que indican que Pontones Lomba estudió arquitectura en Valladolid. Es probable que su primera formación fuese de tipo gremial, pero, Pontones, poseía conocimientos sobre Estereotomía, Álgebra, Geometría y Mecánica que excedían los obtenidos fruto de un aprendizaje práctico.

 
La primera vez que se menciona a Antonio Pontones Lomba con un título de arquitectura es el 5 de octubre de 1734 (“maestro de cantería”). Pontones reside en la villa de San Martín de Rubiales (Burgos), figurando como un maestro independiente, que es comisionado para evaluar las reparaciones de los puentes de Vadocondes (Burgos). Su primera traza -planos- documentada se fecha el 12 de julio de 1738, cuando en compañía de Juan de Otero, presenta un diseño para levantar un puente de nueva planta en Quemada (Burgos) y efectuar una serie de reparos en los otros dos puentes de esa localidad. Nos consta su residencia en Valladolid desde el 27 de febrero de 1740 hasta el 30 de enero de 1742. Construirá la iglesia del convento de las Franciscanas de Santa Clara (1739-1742); intervendrá en el puente de las Platerías de Valladolid; participará en la construcción de un puente sobre el río Duero; y ejercerá de perito en diversos asuntos.
 

¡Y se nos hace fraile Jerónimo! Aunque les había hecho algunos trabajos… ¿Por qué ingresó en los Jerónimos? Quizá desavenencias con los colegas vallisoletanos. Quizá por Fe. Antonio Pontones Lomba era ya por entonces un hombre de cierta experiencia cuyas obras destacaban por un estilo sencillo, sobrio y económico. Una ventaja de su ordenamiento era que podía dedicarse a la lectura y al estudio. Antonio Pontones Lomba toma el hábito el 8 de septiembre de 1744. Añadirá, desde entonces, la advocación de "San José" a su firma en las obras que realice desde entonces.
 
El Consejo de Castilla le selecciona para elegir qué diseño es más conveniente en la continuación de las obras de la Plaza Mayor de Salamanca optando por Andrés García de Quiñones frente a Nicolás de Larra Churriguera. Esta tarea posibilitó que la Junta de Obras y Bosques Reales -entre cuyos miembros se encontraba el presidente del Consejo de Castilla– le nombrase (29-05-1750) para informar sobre las reparaciones que necesitaba el Palacio Real y la Huerta del Rey de Valladolid. Entre otras cosas, Pontones, trabajará, hasta 1755, en un dictamen sobre el estado ruinoso de la torre de la colegiata de Toro, la traza e informe para reparar el puente de Vadocondes o la declaración sobre las obras realizadas en el puente mayor y en el puente de Bañuelos de Aranda de Duero. Desde los 46 a los 64 años de edad, Pontones traza y supervisa obras en todas las provincias de la actual comunidad autónoma de Castilla y León. Este volumen de trabajo surgiría del terremoto de Lisboa (noviembre 1755), y sus efectos en Castilla, y de la prosperidad económica del momento. Destacaremos el Real Monasterio de las Franciscanas de Santa Clara de Tordesillas, el Convento de la Concepción de Olmedo y el cimborrio de la catedral nueva de Salamanca.

 
El Consejo de Castilla fue el órgano de gobierno que se encargó de controlar y dirigir la política de obras públicas, teniendo a Pontones como uno de sus principales arquitectos hidráulicos por su inteligencia y honradez. Así figuran los planos e informes -realizados casi todos ellos entre 1756 y 1758- para un buen número de puentes, como los de Las Merindades de Castilla la Vieja.
 
Durante estos trabajos Pontones comprobó que los maestros de obras carecían de conocimientos para realizar los puentes correctamente. Para ello redactará su tratado “Architectura Hydraulica en las fábricas de puentes. Methodo de proyectarlos y repararlos. Instrucción a los maestros de quanto conviene saber para executar esta calidad de obras”. Le llevó diez años en escribirlo, entre 1759 y 1768. Se sabe que Pontones utilizó los fondos de la biblioteca del Consejo de Castilla para su realización, y lo más importante, estamos ante una de las pocas obras de esa especialidad que fue escrita en nuestro idioma por un autor español.

 
Pontones posee dos períodos estilísticos, datados aproximadamente entre 1709-10/1756 y 1756-1774, con tres tipos de puentes:
 
  • El primer tipo, fechable en la década de los treinta, está representado por un puente con arcos de medio punto, perfil alomado, tajamar triangular y ausencia de espolón. Este modelo se percibe en el puente de Quemada (Burgos) que a pesar de sus escasas dimensiones -dos ojos-, sirve para clarificar que Pontones es en sus inicios un maestro conservador.
  • Durante los cincuenta se configura la segunda tipología, caracterizada por puentes con arcos de medio punto, algunas veces ligeramente rebajados, perfil recto o alomado, así como tajamares y espolones triangulares. Tampoco son novedades y es lo que vemos en Las Merindades de Castilla la Vieja.
  • A finales de 1756 hay una modificación fundamental en el pequeño puente para el Burgo de Osma, sobre el río Avión donde empleará un ojo con formato apainelado. Ese cambio estilístico se confirma a partir de 1759, en su tratado de arquitectura y en sus nuevos diseños de puentes con arcos carpaneles (un arco rebajado simétricamente), perfil recto o en ligera artesa, tajamares (Construcción curva o en forma de ángulo que se añade a los pilares de un puente para cortar la corriente de agua o repartir la presión de la misma) y espolones triangulares. Tiene su origen en la ingeniería francesa y Fray Pontones lo aprende de los textos de Belidor. Nuestro protagonista empleará el arco carpanel en su arquitectura civil. citaremos como ejemplo el túnel que comunicaba las Casas de Oficios con el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

 
Otro parámetro que debemos tener muy en cuenta a la hora de analizar la evolución estilística del padre Pontones es la relación pila-vano, que en su primera obra no llega al 1/2, mientras que en el resto de sus puentes pasa a ser de 1/3, 1/4 y excepcionalmente 1/5. En el caso de Las Merindades de Castilla la Vieja es 1/3. Pontones incorpora relaciones entre pila y vano que están en consonancia con la modernidad expresada por Belidor y Gautier.
 
Asumamos que los puentes fueron el gran campo de actuación de Antonio Pontones y es la muestra de la confianza que tenían en él los miembros del Consejo de Castilla. Esto se extendió a obras de ingeniería como dictaminar por qué ruta debe realizarse "el camino-carretero" entre Burgos y Bilbao. Dejará de trabajar con el Consejo de Castilla, por exceso de trabajo, refugiándose en El Escorial. Desde el 1 marzo de 1769 hasta el 19 de mayo de 1772, exactamente. Arguyó para ello que se le necesita para solucionar temas arquitectónicos allí; que era un cenobio jerónimo; que el edificio le atraía; y, que, su talento era requerido por importantes miembros de la Ilustración como el Marqués de Grimaldi y el Conde de Montalvo. Por ello, trabajó en la reparación del Claustro de los Evangelistas (1769), el levantamiento de la "Mina o túnel de Montalvo" (1769-1772), la creación de un arco de comunicación entre las dos Casas de Oficios (1770-1771), así como la redacción de un informe sobre el terreno -propiedad de los jerónimos- que iba a ocupar la nueva "Casa de los Infantes", diseñada por Juan de Villanueva.

 
El Marqués de Grimaldi envió, en 1771, el citado tratado de Pontones a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, institución que juzgaría si era o no conveniente la impresión de dicha obra. Por ese tiempo se encargó a Pontones construir un camino desde el puente del Tercio hasta El Escorial. Esta nueva obra pública debía beneficiar el traslado de la embarazada María Luisa de Parma hasta el Escorial, lugar que había sido designado por Carlos III para la venida al mundo de su nieto. El camino fue trazado por Pontones a mediados de 1771, pero las prisas y las quejas por parte de Grimaldi provocaron el desánimo de fray Antonio, que mal humorado, por el trato y por la gota, dirigió su construcción desde La Fresneda, finalizando las obras el 18 de mayo de 1772. Tras estos trabajos, Pontones regresa a La Mejorada y a los rutinarios encargos del Consejo de Castilla. El 2 de abril de 1773 la Academia de San Fernando concede el permiso para que pueda imprimirse su tratado.
 
La última obra de Pontones fue la reparación del Monasterio Jerónimo de Nuestra Señora de Prado (Valladolid), que había sufrido un importante incendio. Es allí donde padeció un "tabardillo" -tifus- enfermedad infecciosa, que se caracteriza por una fiebre alta, la aparición de manchas en la piel y costras negras en la boca. Pontones fue trasladado a La Mejorada, posiblemente para pasar sus últimos días en el monasterio donde tomó el hábito jerónimo, falleciendo el 17 de octubre de 1774.

Puente de Aguera. 
(Cortesía Asociación de Amigos de Villasante)
 
En la provincia de Burgos Fray Antonio trabajó en Aranda de Duero, Burgos capital, Merindad de Castilla la Vieja, Quemada, Quincoces de Yuso, Salas de los Infantes, San Llorente de Losa, San Martín de Rubiales y Vadocondes. En Las Merindades, por orden del Consejo de Castilla, diseñó uno de sus proyectos más ambiciosos desde el punto de vista cuantitativo, ya que ideó un total de 33 obras. El reconocimiento visual de la zona es iniciado el 2 de junio de 1756 y el 10 de agosto de ese mismo año ya tiene terminadas las condiciones de obra y las trazas correspondientes.
 
Estilísticamente, las trazas del padre Pontones presentan una gran uniformidad; son puentes de perfil alomado, formados por tres arcos de medio punto, reforzándose con tajamares y espolones triangulares; la relación entre pila y vano es bastante conservadora, concretamente 1/3, sin registrarse todavía la influencia de los tratadistas franceses como Belidor. La documentación aparecida en la sección de Consejos del Archivo Histórico Nacional permite enumerar aquellos lugares para los que el padre Pontones diseñó los puentes de nueva planta, aunque sólo se conservan cuatro diseños para cinco de los once puentes. Una segunda dificultad es la localización de la ubicación de los proyectos de puentes y de los pontones a través del trabajo de campo.
 
En octubre de 1756, realizó siete trazas e informe para levantar once puentes y cinco pontones de nueva planta en zonas cercanas a la Merindad de Castilla la Vieja. Conservamos tres de las siete trazas, que hacen referencia a los cinco pontones y a cinco de los once puentes.

Puente viejo de Quincoces de Yuso 
sobre planos de Fray Pontones 

Los Puentes de nueva planta que diseñó fueron:
 
“Puente en el lugar de Loma, 42.700 reales”: el puente en cuestión se encontraba entre el camino real de Vizcaya y el puente de Santelices (Burgos). En la descripción de la traza se indica que este nuevo puente debe levantarse sobre el río Espinosa; la única población que aparece relativamente cercana a Santelices es Loma de Montija, urbe por la que pasa el río Trueba.
“Puente de Agüera de Montija, 22.460 reales”.
“Puente arriba de Agüera, 23.400 reales”, posiblemente sobre el río Cerneja.
“Puente de San Martín de Porres, 23.400 reales”, documentalmente sobre el río Nela, aunque está más cercano del río Engaña.
“Puente y calzada de La Cerca, 54.500 reales”, posiblemente sobre el arroyo de la Pucheruela o sobre el río Salón.
“Puente de Quincoces, 40.450 reales”, debe referirse a Quincoces de Yuso, río Jerea.
“Puente de San Llorente, 38.340 reales”, según la traza sobre el río Nabón, mientras que Cadiñanos señala que aparece sobre el río Losa.
“Puente de Bocos y sus reparos, 53.200 reales”, tal vez sobre el río Trema.
“Puente de Cigüenza, 32.390 reales”, cercano a Villarcayo, río Nela.
“Puente de Nofuentes, 12.370 reales”, río Nela.
“Puente de Quintanilla-Sotoscueva, 18.100 reales”, cerca de los ríos Engaña y Trema.

Puente de San Llorente

Los pontones de nueva planta fueron:
 
“Pontón en el valle de Manzanedo, 4.800 reales”.
“Pontón de Lastras, 4.800 reales”, debe tratarse posiblemente de Lastras de Teza, cerca de San Llorente, sobre el río Nabón.
“Pontón junto a San Pantaleón, 4.800 reales”, posiblemente puede identificarse con San Pantaleón de Losa.
“Dos pontones cerca de Villarcayo, 10.800 reales”.
 
Y se repararon diversos puentes y otras obras públicas:
 
“Puente de Quintanilla la Ojada, 8.500 reales”.
“Puente de Brezedo, 7.800 reales”.
“Puente de Quintanilla Entrepeñas en Bujal, 7.600 reales”.
“Puente de Hernán Pelaiz, 800 reales”, no hay error en el costo, aunque la cantidad parezca muy baja.
“Puente de Arenas, 8.500 reales. Puente de Santelices, 5.500 reales”.
“Puente de Manzanedo, 2.600 reales”.
“Puente en el lugar de Quisicedo, 890 reales”.
“Puente en el lugar de Quisicedo, en San Miguel, 2.900 reales”.
“Socalzo de manguardias, albercas, pontoncillo al mesón en el camino del Almiñé, 3.400 reales”.
“Del mal paso de la Concha, 2.500 reales”.
“De los Portillos de Porquera, 3.400 reales”.
“De las Peñas a la bajada del puente de Quintanilla [de] la Ojada, 1.800 reales”.
“De los dos malos pasos que le siguen, 3.500 reales”.
“De las diferentes porciones de calzadas según las distancias en los sitios expresados, 116.600 reales”.
“De 36 divisas en el páramo de Villalba, 8.136 reales”.
“Para la composición del camino de la Orada, 30.000 reales”.
 
El presupuesto regulado por Fray Antonio de San José Pontones fue de 600.936 reales. Los diseños del padre Pontones fueron revisados por fray Juan Ascondo, arquitecto benedictino, que considera al monje jerónimo como “el sugetto de maior inteligencia que [se] conoce en esta Castilla, especialmente para el punto de las obras de cantteria, como son todas las que se trata”. Juan Antonio de Henguera es designado como maestro ejecutor, pero su repentina muerte impide el inicio de las obras.

Puente de Quincoces de Yuso

Tras el planteamiento de fray Antonio se sucedieron hasta otros dos nuevos proyectos por Antonio de la Vega y Diego de la Riva, que impidieron la realización de algunas de las construcciones planificadas por el monje jerónimo. El 7 de marzo de 1761, Antonio de la Vega, maestro arquitecto y vecino de la villa de Bilbao, reduce costos y número de obras, que fueron valoradas en 478.649 reales. Posteriormente, Diego de la Riva, también maestro arquitecto, pero en este caso vecino del lugar de Heras, Merindad de Trasmiera, aminora el presupuesto hasta 296.940 reales. El proyecto de Diego de la Riva fue ejecutado por Agustín Ruiz, vecino de Villaverde (Trasmiera), reconociéndose el 1 de julio de 1771 por Pedro de la Puente, maestro arquitecto, vecino del lugar de Omoño (Cantabria), recomendado por Marcos de Vierna. Según Cadiñanos Bardeci, los actuales puentes del Quincoces de Yuso y San Llorente de Losa han llegado hasta nuestros días con algunas modificaciones, debiéndose su traza a fray Antonio de San José Pontones, mientras que la ejecución corrió a cargo del citado Agustín Ruiz. Otras trazas del listado anterior no han sido localizadas.
 
Los dictámenes de fray Antonio nos informan sobre cuál es su pensamiento arquitectónico, que puede sintetizarse en un afán por conseguir la máxima “economía y vigilancia” en todo tipo de obras, tanto públicas como religiosas, inculcando el espíritu de “verdad y eficacia” en los maestros constructores. Pontones muestra una clara obsesión por no derrochar los caudales de los contribuyentes, pues tiene “esforzados los más eficaces medios para que no se gaste más de lo indispensablemente preciso”, ya que “con mucho dinero cualquiera puede hacer obras”.
 
 
Bibliografía:
 
“Fray Antonio de san José pontones: Arquitecto, ingeniero y tratadista en España, (1710-1774)”. Memoria para optar al grado de doctor Presentada por Pablo Cano Sanz.
“Los puentes del norte de la provincia de Burgos durante la Edad Moderna”. Inocencio Cadiñanos Bardecí.
Real Academia de la Historia.
Blog “Tierras de Burgos”.
Asociación de amigos de Villasante.
www.terranostrum.es
eu.wikiloc.com
Diputación Provincial de Burgos.
Aidaca.
Maoa.
Jesús A. Sanz.
 
 

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