Antonio
de José Pontones debió nacer allá por 1709 o 1710 y fue bautizado el jueves 17
de octubre de 1710 en la iglesia parroquial de San Pedro Advíncula de
Liérganes, merindad de Trasmiera (Cantabria). El nombre que le pusieron fue Pedro
Antonio y era hijo de Antonio de Pontones y Antonia de la Lomba. Y para los que
piensan que los “antiguos” eran unos “carcas” les diré que este muchacho era
hijo de padres no casados, era un “hijo natural”.
Recuerdo
la existencia de un arquitecto en Portugalete (Vizcaya) que se llamaba Armando
Torres, pues, este es un caso similar. Cuando empecé a investigar sobre este
caballero pensé que el término “Pontones” era un mote. Resulta que el apellido
Pontones proviene de una pequeña población cántabra, muy próxima a Liérganes,
perteneciente a Trasmiera, comarca famosa por la tradición de canteros. Y, por
otra parte, el pontón se define como un puente formado por maderos o incluso
con una sola tabla. Eso sí era… ¡toda una premonición!
Los
primeros pasos de Pedro Antonio Pontones Lomba en la construcción debieron
darse como aprendiz y oficial con su padre, Antonio Pontones Heras, maestro
arquitecto en cantería para las poblaciones de Pamplona, Calahorra y Herrera
del Pisuerga. Hay autores que indican que Pontones Lomba estudió arquitectura en
Valladolid. Es probable que su primera formación fuese de tipo gremial, pero,
Pontones, poseía conocimientos sobre Estereotomía, Álgebra, Geometría y
Mecánica que excedían los obtenidos fruto de un aprendizaje práctico.
La
primera vez que se menciona a Antonio Pontones Lomba con un título de arquitectura
es el 5 de octubre de 1734 (“maestro de cantería”). Pontones reside en la villa
de San Martín de Rubiales (Burgos), figurando como un maestro independiente,
que es comisionado para evaluar las reparaciones de los puentes de Vadocondes
(Burgos). Su primera traza -planos- documentada se fecha el 12 de julio de
1738, cuando en compañía de Juan de Otero, presenta un diseño para levantar un
puente de nueva planta en Quemada (Burgos) y efectuar una serie de reparos en
los otros dos puentes de esa localidad. Nos consta su residencia en Valladolid
desde el 27 de febrero de 1740 hasta el 30 de enero de 1742. Construirá la
iglesia del convento de las Franciscanas de Santa Clara (1739-1742); intervendrá
en el puente de las Platerías de Valladolid; participará en la construcción de
un puente sobre el río Duero; y ejercerá de perito en diversos asuntos.
¡Y
se nos hace fraile Jerónimo! Aunque les había hecho algunos trabajos… ¿Por qué
ingresó en los Jerónimos? Quizá desavenencias con los colegas vallisoletanos.
Quizá por Fe. Antonio Pontones Lomba era ya por entonces un hombre de cierta
experiencia cuyas obras destacaban por un estilo sencillo, sobrio y económico.
Una ventaja de su ordenamiento era que podía dedicarse a la lectura y al
estudio. Antonio Pontones Lomba toma el hábito el 8 de septiembre de 1744. Añadirá,
desde entonces, la advocación de "San José" a su firma en las obras
que realice desde entonces.
El
Consejo de Castilla le selecciona para elegir qué diseño es más conveniente en
la continuación de las obras de la Plaza Mayor de Salamanca optando por Andrés
García de Quiñones frente a Nicolás de Larra Churriguera. Esta tarea posibilitó
que la Junta de Obras y Bosques Reales -entre cuyos miembros se encontraba el presidente
del Consejo de Castilla– le nombrase (29-05-1750) para informar sobre las
reparaciones que necesitaba el Palacio Real y la Huerta del Rey de Valladolid. Entre
otras cosas, Pontones, trabajará, hasta 1755, en un dictamen sobre el estado
ruinoso de la torre de la colegiata de Toro, la traza e informe para reparar el
puente de Vadocondes o la declaración sobre las obras realizadas en el puente
mayor y en el puente de Bañuelos de Aranda de Duero. Desde los 46 a los 64 años
de edad, Pontones traza y supervisa obras en todas las provincias de la actual comunidad
autónoma de Castilla y León. Este volumen de trabajo surgiría del terremoto de
Lisboa (noviembre 1755), y sus efectos en Castilla, y de la prosperidad
económica del momento. Destacaremos el Real Monasterio de las Franciscanas de
Santa Clara de Tordesillas, el Convento de la Concepción de Olmedo y el
cimborrio de la catedral nueva de Salamanca.
El
Consejo de Castilla fue el órgano de gobierno que se encargó de controlar y
dirigir la política de obras públicas, teniendo a Pontones como uno de sus
principales arquitectos hidráulicos por su inteligencia y honradez. Así figuran
los planos e informes -realizados casi todos ellos entre 1756 y 1758- para un
buen número de puentes, como los de Las Merindades de Castilla la Vieja.
Durante
estos trabajos Pontones comprobó que los maestros de obras carecían de conocimientos
para realizar los puentes correctamente. Para ello redactará su tratado “Architectura
Hydraulica en las fábricas de puentes. Methodo de proyectarlos y repararlos.
Instrucción a los maestros de quanto conviene saber para executar esta calidad
de obras”. Le llevó diez años en escribirlo, entre 1759 y 1768. Se sabe que
Pontones utilizó los fondos de la biblioteca del Consejo de Castilla para su
realización, y lo más importante, estamos ante una de las pocas obras de esa
especialidad que fue escrita en nuestro idioma por un autor español.
Pontones
posee dos períodos estilísticos, datados aproximadamente entre 1709-10/1756 y
1756-1774, con tres tipos de puentes:
- El
primer tipo, fechable en la década de los treinta, está representado por un
puente con arcos de medio punto, perfil alomado, tajamar triangular y ausencia
de espolón. Este modelo se percibe en el puente de Quemada (Burgos) que a pesar
de sus escasas dimensiones -dos ojos-, sirve para clarificar que Pontones es en
sus inicios un maestro conservador.
- Durante
los cincuenta se configura la segunda tipología, caracterizada por puentes con
arcos de medio punto, algunas veces ligeramente rebajados, perfil recto o
alomado, así como tajamares y espolones triangulares. Tampoco son novedades y
es lo que vemos en Las Merindades de Castilla la Vieja.
- A
finales de 1756 hay una modificación fundamental en el pequeño puente para el
Burgo de Osma, sobre el río Avión donde empleará un ojo con formato apainelado.
Ese cambio estilístico se confirma a partir de 1759, en su tratado de
arquitectura y en sus nuevos diseños de puentes con arcos carpaneles (un arco
rebajado simétricamente), perfil recto o en ligera artesa, tajamares (Construcción
curva o en forma de ángulo que se añade a los pilares de un puente para cortar
la corriente de agua o repartir la presión de la misma) y espolones
triangulares. Tiene su origen en la ingeniería francesa y Fray Pontones lo
aprende de los textos de Belidor. Nuestro protagonista empleará el arco
carpanel en su arquitectura civil. citaremos como ejemplo el túnel que
comunicaba las Casas de Oficios con el Real Monasterio de San Lorenzo de El
Escorial.
Otro
parámetro que debemos tener muy en cuenta a la hora de analizar la evolución
estilística del padre Pontones es la relación pila-vano, que en su primera obra
no llega al 1/2, mientras que en el resto de sus puentes pasa a ser de 1/3, 1/4
y excepcionalmente 1/5. En el caso de Las Merindades de Castilla la Vieja es
1/3. Pontones incorpora relaciones entre pila y vano que están en consonancia
con la modernidad expresada por Belidor y Gautier.
Asumamos
que los puentes fueron el gran campo de actuación de Antonio Pontones y es la muestra
de la confianza que tenían en él los miembros del Consejo de Castilla. Esto se extendió
a obras de ingeniería como dictaminar por qué ruta debe realizarse "el
camino-carretero" entre Burgos y Bilbao. Dejará de trabajar con el Consejo
de Castilla, por exceso de trabajo, refugiándose en El Escorial. Desde el 1 marzo
de 1769 hasta el 19 de mayo de 1772, exactamente. Arguyó para ello que se le
necesita para solucionar temas arquitectónicos allí; que era un cenobio
jerónimo; que el edificio le atraía; y, que, su talento era requerido por
importantes miembros de la Ilustración como el Marqués de Grimaldi y el Conde
de Montalvo. Por ello, trabajó en la reparación del Claustro de los Evangelistas
(1769), el levantamiento de la "Mina o túnel de Montalvo"
(1769-1772), la creación de un arco de comunicación entre las dos Casas de
Oficios (1770-1771), así como la redacción de un informe sobre el terreno
-propiedad de los jerónimos- que iba a ocupar la nueva "Casa de los
Infantes", diseñada por Juan de Villanueva.
El
Marqués de Grimaldi envió, en 1771, el citado tratado de Pontones a la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando, institución que juzgaría si era o no
conveniente la impresión de dicha obra. Por ese tiempo se encargó a Pontones construir
un camino desde el puente del Tercio hasta El Escorial. Esta nueva obra pública
debía beneficiar el traslado de la embarazada María Luisa de Parma hasta el Escorial,
lugar que había sido designado por Carlos III para la venida al mundo de su
nieto. El camino fue trazado por Pontones a mediados de 1771, pero las prisas y
las quejas por parte de Grimaldi provocaron el desánimo de fray Antonio, que
mal humorado, por el trato y por la gota, dirigió su construcción desde La
Fresneda, finalizando las obras el 18 de mayo de 1772. Tras estos trabajos, Pontones
regresa a La Mejorada y a los rutinarios encargos del Consejo de Castilla. El 2
de abril de 1773 la Academia de San Fernando concede el permiso para que pueda
imprimirse su tratado.
La
última obra de Pontones fue la reparación del Monasterio Jerónimo de Nuestra
Señora de Prado (Valladolid), que había sufrido un importante incendio. Es allí
donde padeció un "tabardillo" -tifus- enfermedad infecciosa, que se
caracteriza por una fiebre alta, la aparición de manchas en la piel y costras
negras en la boca. Pontones fue trasladado a La Mejorada, posiblemente para
pasar sus últimos días en el monasterio donde tomó el hábito jerónimo,
falleciendo el 17 de octubre de 1774.
Puente de Aguera.
(Cortesía Asociación de Amigos de Villasante)
En
la provincia de Burgos Fray Antonio trabajó en Aranda de Duero, Burgos capital,
Merindad de Castilla la Vieja, Quemada, Quincoces de Yuso, Salas de los
Infantes, San Llorente de Losa, San Martín de Rubiales y Vadocondes. En Las
Merindades, por orden del Consejo de Castilla, diseñó uno de sus proyectos más
ambiciosos desde el punto de vista cuantitativo, ya que ideó un total de 33
obras. El reconocimiento visual de la zona es iniciado el 2 de junio de 1756 y
el 10 de agosto de ese mismo año ya tiene terminadas las condiciones de obra y
las trazas correspondientes.
Estilísticamente,
las trazas del padre Pontones presentan una gran uniformidad; son puentes de
perfil alomado, formados por tres arcos de medio punto, reforzándose con tajamares
y espolones triangulares; la relación entre pila y vano es bastante
conservadora, concretamente 1/3, sin registrarse todavía la influencia de los
tratadistas franceses como Belidor. La documentación aparecida en la sección de
Consejos del Archivo Histórico Nacional permite enumerar aquellos lugares para
los que el padre Pontones diseñó los puentes de nueva planta, aunque sólo se
conservan cuatro diseños para cinco de los once puentes. Una segunda dificultad
es la localización de la ubicación de los proyectos de puentes y de los pontones
a través del trabajo de campo.
En
octubre de 1756, realizó siete trazas e informe para levantar once puentes y
cinco pontones de nueva planta en zonas cercanas a la Merindad de Castilla la
Vieja. Conservamos tres de las siete trazas, que hacen referencia a los cinco
pontones y a cinco de los once puentes.
Puente viejo de Quincoces de Yuso
sobre planos de Fray Pontones
Los
Puentes de nueva planta que diseñó fueron:
“Puente
en el lugar de Loma, 42.700 reales”:
el puente en cuestión se encontraba entre el camino real de Vizcaya y el puente
de Santelices (Burgos). En la descripción de la traza se indica que este nuevo
puente debe levantarse sobre el río Espinosa; la única población que aparece
relativamente cercana a Santelices es Loma de Montija, urbe por la que pasa el
río Trueba.
“Puente
de Agüera de Montija, 22.460 reales”.
“Puente
arriba de Agüera, 23.400 reales”,
posiblemente sobre el río Cerneja.
“Puente
de San Martín de Porres, 23.400 reales”, documentalmente sobre el río Nela, aunque está más cercano
del río Engaña.
“Puente
y calzada de La Cerca, 54.500 reales”,
posiblemente sobre el arroyo de la Pucheruela o sobre el río Salón.
“Puente
de Quincoces, 40.450 reales”,
debe referirse a Quincoces de Yuso, río Jerea.
“Puente
de San Llorente, 38.340 reales”,
según la traza sobre el río Nabón, mientras que Cadiñanos señala que aparece
sobre el río Losa.
“Puente
de Bocos y sus reparos, 53.200 reales”,
tal vez sobre el río Trema.
“Puente
de Cigüenza, 32.390 reales”,
cercano a Villarcayo, río Nela.
“Puente
de Nofuentes, 12.370 reales”,
río Nela.
“Puente
de Quintanilla-Sotoscueva, 18.100 reales”, cerca de los ríos Engaña y Trema.
Puente de San Llorente
Los
pontones de nueva planta fueron:
“Pontón
en el valle de Manzanedo, 4.800 reales”.
“Pontón
de Lastras, 4.800 reales”,
debe tratarse posiblemente de Lastras de Teza, cerca de San Llorente, sobre el
río Nabón.
“Pontón
junto a San Pantaleón, 4.800 reales”,
posiblemente puede identificarse con San Pantaleón de Losa.
“Dos
pontones cerca de Villarcayo, 10.800 reales”.
Y
se repararon diversos puentes y otras obras públicas:
“Puente
de Quintanilla la Ojada, 8.500 reales”.
“Puente
de Brezedo, 7.800 reales”.
“Puente
de Quintanilla Entrepeñas en Bujal, 7.600 reales”.
“Puente
de Hernán Pelaiz, 800 reales”,
no hay error en el costo, aunque la cantidad parezca muy baja.
“Puente
de Arenas, 8.500 reales. Puente de Santelices, 5.500 reales”.
“Puente
de Manzanedo, 2.600 reales”.
“Puente
en el lugar de Quisicedo, 890 reales”.
“Puente
en el lugar de Quisicedo, en San Miguel, 2.900 reales”.
“Socalzo
de manguardias, albercas, pontoncillo al mesón en el camino del Almiñé, 3.400
reales”.
“Del
mal paso de la Concha, 2.500 reales”.
“De
los Portillos de Porquera, 3.400 reales”.
“De
las Peñas a la bajada del puente de Quintanilla [de] la Ojada, 1.800 reales”.
“De
los dos malos pasos que le siguen, 3.500 reales”.
“De
las diferentes porciones de calzadas según las distancias en los sitios
expresados, 116.600 reales”.
“De
36 divisas en el páramo de Villalba, 8.136 reales”.
“Para
la composición del camino de la Orada, 30.000 reales”.
El
presupuesto regulado por Fray Antonio de San José Pontones fue de 600.936
reales. Los diseños del padre Pontones fueron revisados por fray Juan Ascondo,
arquitecto benedictino, que considera al monje jerónimo como “el sugetto de
maior inteligencia que [se] conoce en esta Castilla, especialmente para el
punto de las obras de cantteria, como son todas las que se trata”. Juan
Antonio de Henguera es designado como maestro ejecutor, pero su repentina
muerte impide el inicio de las obras.
Puente de Quincoces de Yuso
Tras
el planteamiento de fray Antonio se sucedieron hasta otros dos nuevos proyectos
por Antonio de la Vega y Diego de la Riva, que impidieron la realización de
algunas de las construcciones planificadas por el monje jerónimo. El 7 de marzo
de 1761, Antonio de la Vega, maestro arquitecto y vecino de la villa de Bilbao,
reduce costos y número de obras, que fueron valoradas en 478.649 reales. Posteriormente,
Diego de la Riva, también maestro arquitecto, pero en este caso vecino del
lugar de Heras, Merindad de Trasmiera, aminora el presupuesto hasta 296.940
reales. El proyecto de Diego de la Riva fue ejecutado por Agustín Ruiz, vecino
de Villaverde (Trasmiera), reconociéndose el 1 de julio de 1771 por Pedro de la
Puente, maestro arquitecto, vecino del lugar de Omoño (Cantabria), recomendado
por Marcos de Vierna. Según Cadiñanos Bardeci, los actuales puentes del
Quincoces de Yuso y San Llorente de Losa han llegado hasta nuestros días con
algunas modificaciones, debiéndose su traza a fray Antonio de San José
Pontones, mientras que la ejecución corrió a cargo del citado Agustín Ruiz.
Otras trazas del listado anterior no han sido localizadas.
Los
dictámenes de fray Antonio nos informan sobre cuál es su pensamiento arquitectónico,
que puede sintetizarse en un afán por conseguir la máxima “economía y vigilancia”
en todo tipo de obras, tanto públicas como religiosas, inculcando el espíritu
de “verdad y eficacia” en los maestros constructores. Pontones muestra una
clara obsesión por no derrochar los caudales de los contribuyentes, pues tiene “esforzados
los más eficaces medios para que no se gaste más de lo indispensablemente
preciso”, ya que “con mucho dinero cualquiera puede hacer obras”.
Bibliografía:
“Fray
Antonio de san José pontones: Arquitecto, ingeniero y tratadista en España,
(1710-1774)”. Memoria para optar al grado de doctor Presentada por Pablo Cano
Sanz.
“Los
puentes del norte de la provincia de Burgos durante la Edad Moderna”. Inocencio
Cadiñanos Bardecí.
Real
Academia de la Historia.
Blog
“Tierras de Burgos”.
Asociación de amigos de Villasante.
www.terranostrum.es
eu.wikiloc.com
Diputación
Provincial de Burgos.
Aidaca.
Maoa.
Jesús
A. Sanz.
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