Vamos al Páramo
de Masa para sumergirnos –literalmente- en Huidobro. En la conocida como Hoya de
Huidobro. Encontramos su nombre escrito por primera vez en marzo de 1181, como “Foio
de Obro”, en la documentación del Obispado de Burgos. El lugar es una
curiosidad geológica, un hundimiento del páramo que ha creado un valle de tres
kilómetros de longitud y dos de anchura protegido del viento de “arriba” por elevaciones
como la Peña Otero (1.205 m). Aunque si queréis una explicación pedante aquí va:
“Depresión abierta en la parte superior
de un anticlinal de la unidad estructural conocida como Plataforma estructural de
los Páramos. El levantamiento, a favor de una zona de debilidad, de los
terrenos plásticos inferiores que dieron origen a la formación del anticlinal
originó una intumescencia salina, un diapiro abortado, que ha dejado así una
hoya por efecto de la denudación y vaciado erosivo posterior”. Sinceramente,
yo no he entendido nada ¿Ustedes? ¿Algún geólogo entre los lectores? La hoya de
Huidobro se sitúa en la parte suroccidental de la cuenca Vasco-Cantábrica. Específicamente,
en la Plataforma Estructural de los Páramos del dominio de la Plataforma
Burgalesa, que pertenecería al Bloque Alavés.
En el núcleo de
la hoya encontramos tierras de tipo Weald (inicios del Cretácico) y en las
laderas las tiene de tipo Utrillas (Cretácico final, de 113 a 100 millones de
años) circundado por los crestones de calizas del Turoniense-Coniaciense (de 94
a 90 millones de años). Seguimos sin aclararnos pero estas explicaciones dan
una pátina “cultureta” a la entrada de hoy. Remato: La depresión se abre en su
flanco Norte por el arroyo de la Tejera que desagua en el Ebro. Este ha sido el
camino por el que han salido los materiales del interior de la Hoya. Que
también nos lo dice el farragoso párrafo en cursiva anterior.
En la hoya de
Huidobro hubo minas de cobre, que es el tema principal de esta entrada. Aunque
estas nunca fueron consideradas como un yacimiento atractivo desde el punto de
vista económico, dada la dispersión de sus menas en las areniscas y conglomerados
del Aptiense-Albiense. Otra particularidad de Huidobro es la presencia de petróleo,
pero ese no es el tema de esta entrada.
Dolmen de El Moreco
Si nos fijamos
en la superficie, algo para lo que no hay que ser geólogo, vemos que gracias a
las condiciones climáticas -más de 900 litros por metro cuadrado de
precipitación media-, a la composición del suelo, la orientación y la altitud, hay
frondosos bosques de hoja caduca. Las laderas de la hoya están cubiertas de
hayas y robles, acebos y tejos y de una abundante fauna: lobos, zorros,
tejones, jabalíes... ¿Aves? También: azores, gavilanes, ratoneros, búho chico y
real, pito negro, arrendajo, zorzales, pinzones, chochines o carboneros. Es por
todo esto que desde 2007 la Hoya de Huidobro es parte del Parque Natural de las
Hoces del Alto Ebro y Rudrón.
Aquí también
hubo poblamiento humano y, si se acercan ustedes, verán los pueblos fantasma de
Huidobro y Villaescusa del Butrón que culminan la presencia humana desde, al
menos, la Edad del Bronce. Y en este punto los estudiosos han tenido cierta
controversia. Entiendo que a las alturas del año en que se publica esta entrada
nos puede resultar indiferente esta disputa pero resulta fundamental para
comprender el orden cronológico de ciertos restos históricos. Si recordamos lo
estudiado en los cálidos años escolares sabremos que el foco megalítico de los
valles de Gredilla y Villaescusa de Butrón había surgido por el cobre de
Huidobro. Autores como L. Huidobro (1956), J.L. Uríbarri (1975), G. Delibes
(1975) o J. Campillo (1980) aplican al páramo de Masa el esquema de la mina
prehistórica de cobre de Chinflón (Huelva). Claro que se descubrió que esa mina
databa del bronce final y no era contemporáneo a los dólmenes. Quizá no sabemos
tanto.
En la Lora, gracias
al carbono 14, tenemos que los más viejos megalitos preceden ¡en más de un
milenio! a la aparición de la metalurgia con lo cual el cobre no pudo ser el señuelo
para las poblaciones neolíticas locales. Pero se ha descubierto a dos
kilómetros del sepulcro de corredor de El Moreco y a dos y medio de las minas cupríferas
de Huidobro, el yacimiento de época dolménica de Rehoyo/La Nava Alta, en Nocedo
(Burgos) donde se ha recogido unos pocos centímetros cúbicos de material con
abundante cuarzo y pequeñas cantidades de feldespato potásico, mezclados con
azurita y con una porción residual de cuprita, lo que les confiere una
tonalidad azul añil sobre un fondo pardo. Y este material procedía de Huidobro.
Es decir, las comunidades megalíticas locales frecuentaron aquella zona para
aprovisionarse de azurita. Pudieron emplear estos materiales para cosméticos, para
molinos o morteros o adornos. Tendríamos así en Huidobro una minería neolítica
que, en la Edad del Cobre, explotaría azuritas y malaquitas con fines
metalúrgicos. Aun así, algunas fuentes dejan entrever que el bajo contenido de
cobre y las dificultades de su aprovechamiento llevarían a desestimar el uso de
estas minas durante la edad del bronce. Entonces, ¿Es cierto que primero fueron
las minas de cobre y luego los túmulos? Ni idea.
Lo que sí podemos
afirmar es la disposición de las antiguas explotaciones de mineral de cobre: Tenemos
la mina “Los Altos” o “Minas de Lagarto”, bajo la Peña Otero; el pequeño
complejo de galerías de mina “Expectativa”, junto a la carretera que desciende
a la hoya desde el Alto de las Rozas, inundadas en su mayoría; mina “Borrega” o
“Dos Amigos”, conocida por los lugareños como “El Pozanco”, bajo Peña Redonda;
y mina “San Juan” (después mina “Enriqueta”), bajo la Peña de San Pedro.
Siguiendo el
curso de la historia nos encontramos que podemos rastrear las minas de cobre de
Huidobro a través de los documentos históricos que nos han llegado, al menos
desde el siglo XVIII. Eugenio Larruga Boneta que fue un escritor ilustrado comenta
en sus “Memorias Políticas y Económicas” (1793) que "en Cervera y Huydobro hay minas de cobre. Don Francisco de la
Garza dio en el año de 1767 noticia del estado de estas minas que estaba
beneficiando; remitió a Madrid las venas, coloridos y cobre que producían, a costa
de muchos desvelos y desembolsos, y al cabo de un año de continuos trabajos, no
pudo sacar más jugo que el de cincuenta y seis arrobas de cobre, y alguna vena
que había en la villa de Cervera... Luego que profundizó como quatro estados la
peña de quijos y arena en Huydobro a fuerza de roza y barrenos de pólvora,
halló la faja o filón, pero sin estar quajada la vena, porque son tan repetidas
las fuentes que empezaron a arrojar agua, que le dieron mucho que trabajar. No
obstante se siguió con tesón, y se le hizo una cortadura al cerro, de ocho
estados, y profundizó como sesenta varas, en que descubrió los criaderos de
casquillos verdes y azules, en venas sumamente delgadas y finas, del grueso de
un dedo hasta de un real por cuyo motivo se malogró lo más”. Por la
descripción de las labores que pormenoriza más adelante en su comunicación, podría
tratarse de la que, más de medio siglo después, se llamaría mina Borrega.
En 1808, Don
Francisco Gallardo Fernández, oficial de la Secretaría de Estado y del Despacho
Universal de Hacienda de España, incorpora nuevamente la comunicación de Don
Francisco de Garza en parecidos términos que Larruga.
En 1841 el
ingeniero de minas Felipe Naranjo y Garza habla del criadero de Huidobro en una
referencia publicada en el tomo II de “Anales de Minas”. Allí indica que las
labores fueron abandonadas a finales del siglo XVIII “pero según el fallo del minero por excelencia, del inmortal Werner, a
cuyas manos llegaron en la escuela de Freiberg hacia el año de 1793 muestras de
dicho mineral, podrá ser de utilidad para una compañía pequeña si se tuesta y
lava perfectamente la mena..." Werner estaba considerado como uno de
los fundadores de la Mineralogía. En julio de 1842 el criadero de Huidobro
vuelve a ser denunciado, en esta ocasión por la sociedad “La Iberia”, que con
el nombre de mina Borrega lo mantuvo en actividad hasta 1862 extrayendo cobre
estratoligado.
"Eco del Comercio" 6 de mayo de 1842
Hay fuentes que
nos cuentan que alguna mina fue explotada en pequeña escala por un inglés
llamado Mr. Masson, quien se hizo inmensamente rico en el negocio, pero que
tuvo que abandonarlo por la persecución de que era objeto por las partidas
“Carlistas” y por las tituladas de los “Hierros”. Masson prendió fuego al
interior y al exterior de su mina. Destruyó el exterior pero no el interior, dejando
gran cantidad de mineral dentro de las galerías. Se ha llegado a presuponer que
no llevaba explotando mucho tiempo la mina y que, incluso, extraían de 20 a 30
toneladas diarias supongo que de zafras (unidad de medida).
Mina "Los Altos".
En el tomo IV
(1846) de “Anales de Minas”, José Grande señala que en la mina Borrega los
únicos minerales de cobre presentes son carbonatos diseminados en arenisca, sin
presencia de cobres grises. "La
composición del mineral no es otra que la que acabo de indicar, arenisca
impregnada de carbonato de cobre, que a veces se presenta más reunido formando
en la misma capa venillas de hermosa malaquita, pero que ofrecen muy poco
interés porque, sobre ser en corto número, no pasa su espesor de un cuarto de
pulgada". Señaló que el bajo contenido en cobre del mineral unido a la
cantidad de sílice con que se presenta, hacen impracticable el tratamiento por
la vía seca, siendo posible por cementación. Concluyó diciendo que "...pero lo que es grandes resultados no me
parece que se han de obtener de la Borrega."
Mina "Expectativa"
Incluso en una
relación de 1855 de propietarios de acciones de minas aparece Francisco
Arquiaga, de Villarcayo, como uno de la mina “Expectativa”. Por ese tiempo, el
diccionario de Madoz no informa que “(…) en
el expresado monte un criadero de cobre, que fue trabajado en el siglo
anterior, y volvió á denunciarse en 1841 por la sociedad denominada la Iberia, la
cual dio á la mina el nombre de la Borrega, se halla en estado de decadencia, y
esto por falta de medios y acertada dirección; sin embargo se han beneficiado
algunos quintales de cobre de buena ley, piedra lápiz y caparrosa (…)”.
B.O. de Santander del 23 de febrero de 1849
Referencia a la mina "Poderosa" de Huidobro
W.J. Henwood, en
1871, describe las labores de mina Borrega y algunas indicaciones sobre las
minas Expectativa y San Juan. También señalaba la presencia ocasional de petróleo.
En el año 1891 el Ingeniero Jefe de Minas, Pedro Fernández Soba redactó una
memoria describiendo los recursos mineros de Petróleo y Cobre existentes en
esta zona de los Altos. Nos decía que se hallaba un manantial del que todo el
agua que fluía se encontraba llena de sedimento de carbonato de cobre, que lo iba
dejando por el arroyo a una distancia de 100 metros y todos los objetos que
bañaba dicha agua les dejaba cubiertos de aquel mineral, de donde dedujo que el
agua, en su corriente subterránea, pasaba tocando una bolsa de cobre. Que de estas
aguas podía obtenerse el cobre por cementación, puesto que hay agua en
abundancia, “siendo este procedimiento
muy ventajoso”. Este procedimiento de obtención de cobre recurre a una
reacción química que lo precipita gracias a un “reductor” que puede ser el
hierro, más barato que el cobre. La reacción se hace en medio acuoso y con
ácido sulfúrico.
El “Diario de
Burgos” del trece de diciembre de 1897 incluía un corto donde informaba que
unos ingleses habían estado recogiendo muestras de petróleo y cobre de las
minas de Huidobro. Sin más datos.
La obra de
Calderón y Arana “Los minerales de España” (1910) se hace eco del trabajo de
Naranjo de 1861 en el que "se
designa con el nombre de malaquita-cemento una variedad amorfa que sirve de
cemento a las pudingas y conglomerados cretácicos de Huidobro y
Hortigüela".
BOE del 30 de mayo 1957
El B.O.E. de 30
de mayo de 1957 –cuyo párrafo interesante adjuntamos- informa de la solicitud
que la empresa Cobres de Huidobro, S.A., realiza para el establecimiento de una
planta experimental para tratamiento por vía húmeda de minerales de cobre de
baja ley en la zona de El Pozanco, junto a la antiguamente denominada mina
Borrega. La administración publicó la resolución con fecha del 30 de noviembre
de 1957. La estadística minera de 1958 señaló que se había terminado el montaje
de esa planta experimental. En menos de 10 años, tanto la mina como las
instalaciones de procesado quedaron totalmente abandonadas.
En 1968 la
empresa Explosivos Riotinto realizó sondeos en el sector de El Pozanco con
maquinaria pesada, retirando espesos depósitos de ladera, descubrieron galerías
labradas con esmero y pulcra regularidad en la mayoría de los casos, que
penetran resueltamente hacia el filón, pero también una bocamina mucho más
torpemente excavada, siguiendo puntualmente las vetas de mineral y con las
paredes recubiertas de hollín, que podría reflejar mayor antigüedad, quizá de
la época dolménica. O no.
Bibliografía:
Artículo de la
revista Ibérica de Mineralogía “Acopios”. “Las minas de cobre de Huidobro”. J.
Alonso, J. Lazcano y E, Ortiz de Zárate.
Periódico “El
Correo”.
Rutas y
Trucks.com
Blog “Veni, vidi
y “Click”
Grupo
espeleológico Edelweiss.
Wikiloc
Los Saltapraos
Periódico
“Crónica de Las Merindades”.
ZaLeZ
Periódico
“Burgosconecta.es”.
“Amo a mi
pueblo”. Emiliano Nebreda Perdiguero.
“Indicios de
explotación en época megalítica del criadero cuprífero de Huidobro (Burgos)”.
Javier Basconcillos Arce, Germán Delibes de Castro, Julio Fernández Manzano,
José Ignacio Herrán Martínez y Miguel A. Moreno Gallo.
Puntos de
interés geológico de Burgos. Tríptico de la Diputación Provincial de Burgos.
Boletín Oficial
de Santander.
Periódico
“Diario de Burgos”.
Revista
“Noticiario Arqueológico Hispánico”.
Boletín Oficial
del Estado de España.
Periódico “El
eco del comercio”.
“Diccionario
geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar
(1845-1850)”. Pascual Madoz.
“Anuario del
comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración”.
Anexos:
Restos de las instalaciones realizadas en la mina Dos Amigos para la trasformación del cobre.
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