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domingo, 18 de junio de 2023

Gobantes: ¿terminará también olvidado?

 
 
Volvamos al Valle de Losa para encontrar los elementos terminales de la población de Gobantes. Personalmente es un nombre que me trae recuerdos de la infancia al haber sido compañero de clase de un muchacho que se apellidaba como este pueblo. Dicho esto situémonos en Gobantes que está rodeado de Bóveda de la Ribera, Betarres, Criales de Losa, Castriciones, Perex de Losa, Momediano, Návagos, Villate de Losa y Villanueva de Rosales. La vida, que a veces tiene mucho de burla, hizo surgir otro Gobantes en Málaga… que ha devenido en despoblado.

Gobantes (fuente Google)
 
Forma parte de la Junta de Oteo y a duras penas mantiene la condición de pueblo. ¿Por qué se fueron sus vecinos? Seguramente parte de la culpa pudo ser el deseo de una vida mejor en la gran ciudad, la falta de comodidades, la pérdida de su función de centro agrícola por la mejora del transporte y de la maquinaria agrícola… Gobantes dormita en un escondido valluco formado por dos líneas de montes espesamente poblados de encinas, robles y pinos de repoblación. Al norte, el monte de La Barrerilla; al sur, el monte El Hayal; por el este limita con Fuente Nueva, y por el oeste con el lugar de El Cueto.
 
En la cima de un monte al Oeste de Gobantes, se localiza la Cueva de los Moros, sobre la que no tenemos más datos, pero presuponemos de ocupación altomedieval. Aun así la zona estaba poblada ya en la Edad de Bronce pero los primeros datos sobre “Govantes” los tenemos gracias al documento de 1031 en el que se produce el prohijamiento, y donación de bienes, que realiza doña Goto en la persona de Sancho el Mayor de Navarra y su mujer Munia, hija mayor del conde Sancho García, después de la muerte del heredero, el infante García, asesinado en León.
 
En 1311, Juana, casada con Ferrán Sánchez de Velasco, tenía un solar en Gobantes, entre otros bienes, que en el reparto de la herencia fue adjudicada a su hijo Juan Sánchez de Velasco.

Becerro de Behetrías
 
En el Becerro de Behetrías (hacia el año de 1352) se define la población como un lugar solariego de "fijos dalgo e de la orden de Sant Johan. Pagan al rey monedas e servicios quando los de la tierra e non ay otros derechos. Dan alos señores en los dos solares de la orden que han en el uno quatro almudes e en el otro dos almudes de pan medio trigo e medio cevada e del un solar doce mrs e del otro seys mrs Et los otros fijos dalgos que han sus infurciones en sus solares qual mas e qualmenos pan e dineros segunt se abenian e non ai otros derechos”.
 
Debió tener cierta actividad ganadera puesto que se conservaba en su iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Nieves un "Libro de pleitos entre Críales y Gobantes sobre pastos" fechado en 1496. En 1591 Gobantes tenía diez vecinos. También un clérigo. El pueblo tenía documentadas, en 1707, tres ermitas dedicadas a Santo Toribio, San Miguel y Santa María, además de la iglesia parroquial de la misma advocación. Actualmente no hay datos que nos permitan ubicar las ermitas.
 
Y entramos en el periodo de los catastros y los diccionarios. En el Catastro del Marqués de la Ensenada tenemos la perfecta radiografía de Gobantes. Era el 31 de octubre de 1752 cuando Juan Ángel de la Peña llegó a la población a reunirse con el sacerdote Atanasio L. de Angulo, los labradores Francisco y Andrés “De Mate” quienes confirmaron que la población era de realengo y pagaba al corregimiento de Villarcayo. La tierra era de secano y tenían manzanos, perales, olmos, nogales y robles situados en las fincas, lindes y caminos.

Catastro del marqués de la Ensenada. 
Relación de vecinos
 
Había un molino harinero en el arroyo de los Llanos, según el catastro, y doce colmenas. También tenían bueyes, vacas, caballos, cerdas y cabras. Este catastro de 1752 recoge, detalladamente, los animales de cada uno de los vecinos de la población. De los nueve vecinos y cuatro viudas que se contabilizan. Estos vivían en doce casas y disponían de una taberna para su solaz tras trabajar en sus tierras puesto que no había jornaleros en este pueblo. Ni pobres. Lo cual podría resultar cómodo para el único clérigo que residía en el lugar. Eso sí, había cuatro hornos entre las casas del lugar. En relación a ello existía un dicho en la zona: “Si vas a Gobantes, lleva pan antes que encontrarás quien te lo coma pero no quien te diga toma”.
 
El diccionario de Miñano Bedoya, durante la Década Ominosa, nos cuenta que hubo doce vecinos en el lugar lo que se transformaba en cincuenta y siete habitantes. Como vemos el número de residentes no superaba la centena. Unos años después el diccionario Madoz nos contaba que: “Sit. en una hondonada combatida comúnmente por los vientos del N.; el CLIMA, aunque cálido, es bastante sano, y las enfermedades más comunes (son) las de pecho. Tiene 10 casas, igl. parr. bajo la advocación de Nuestra Señora de las Nieves, servida por un cura párroco; cementerio en paraje ventilado, y tres hermosas y abundantes fuentes dentro de la población y varias en el térm., todas de muy buenas aguas por ser de montaña. Confina N. y E. Pérez; S. Eriales, y O. Villate. El terreno es de mediana calidad, comprendiendo un monte bastante poblado, próximo al pueblo. Los caminos son comunales; y la correspondencia se recibe de Rosío. Prod.: trigo, cebada y leña, ganado cabrío, vacuno y yeguar; y caza de liebres y perdices, ind.: la agrícola. Población: 4 vec., 15 alm. Cap. Prod.; 62,800 rs. Imp.: 5,579”.
 
Vemos la radical merma de habitantes en pocos años pero, debemos recordar, era una encuesta que también se empleaba para calcular los quintos. Por eso puede sorprendernos que en el estudio de 1888 los residentes de Gobantes subiesen a unos cincuenta que habitaban en trece casas.

 
Y una iglesia. El templo, como hemos dicho, estaba dedicado a Nuestra Señora de las Nieves, era de origen románico pero esta –estaba- lleno de añadidos. Tiene una nave rectangular de pequeñas proporciones con ábside semicircular y bóveda de cañón y arco de medio punto con impostas que lo separa del resto de la iglesia. El exterior de su ábside era románico con una fábrica de piedra pobre, un ventanal cegado y canes en alero, unos decorados y otros lisos. La portada también era románica, con arco de medio punto y decoración de dientes de sierra y sogueado, bajo pórtico abierto.
 
Carece de torre teniendo una espadaña con dos huecos sin campanas. En la actualidad está en ruinas y sólo quedan en el interior restos de interesantes pinturas en sus muros. Sus libros parroquiales comenzaban en 1608. A efectos diocesanos formaba parte del partido denominado la Montañuela. Irónicamente, su iglesia está catalogada como yacimiento arqueológico Medieval.

Iglesia de Gobantes (cortesía de Maoa)
 
Supongo que el cuidado del templo sería la principal preocupación de Nicanor Manzanedo, el joven – veintinueve años- cura párroco del lugar, y si la viese ahora probablemente lloraría de dolor. Y con él los ochenta y nueve vecinos de Gobantes de 1872. En 1894 había 72 vecinos y en 1904 tenía 74 habitantes de hecho. Entre 1905 y 1911, como mínimo, el párroco era Domingo Ortiz que, supongo, sería descargado de algunas tareas educativas por Isabel Maroto que se encargó de enseñar a los niños de Gobantes, al menos, el trienio que se extendía entre 1908 y 1911. En 1908 había 80 habitantes.
 
En 1950 el pueblo recibe con alegría la luz eléctrica procedente de la subestación de Trespaderne, aunque sus vecinos no llegarían a conocer electrodoméstico alguno, salvo la radio. Ya era hora de recibir la electricidad porque ese año vivían 71 personas en veinte casas.

Anuario Riera (1888)
 
Las ya habituales circunstancias que pasaron durante la segunda mitad del siglo XX redujeron la población de Gobantes, de tal modo que Elías Rubio Marcos lo incluyó en su libro “Los pueblos del silencio”, diciendo que quedó despoblado en 1978. Dijo que “los últimos habitantes de Gobantes fueron Beatriz Hierro y Teófilo Saiz. Los dos vivieron solos en el pueblo durante dos años, hasta que en 1978 lo abandonaron definitivamente. Su marcha supuso que, a continuación, desaparecieran las imágenes de la iglesia, así como sus campanas, aunque estas habían dejado hacía tiempo de tocar a misa y a concejo y también "a vereda de los bueyes" (tres campanadas para que el pastor llevara los bueyes de los vecinos al monte)”. En 2012, según el Instituto Nacional de estadística, vivían tres personas.
 
En sus últimos años, la fiesta mayor de Gobantes era el 24 septiembre aunque se celebraba la Virgen de las Mercedes pero antes fue el 5 de agosto, Nuestra Señora las Nieves.
 
La casa más noble del pueblo, construida en 1765, no ha resistido los embates del abandono, la soledad y la rapiña.
 
Otra cosa que se perderá entre la hojarasca de Gobantes será la leyenda de la Cueva de los Moros, próxima al pueblo, según la cual las moras que habitaron allí acostumbraban a bajar en los atardeceres a la Fuente de la Mora para acicalarse. Les repito que nunca vivieron moros en dicha cueva.
 
 
 
 
 
Bibliografía:
 
“Amo a mi pueblo”. Emiliano Nebreda Perdiguero.
“Las Merindades de Burgos: Un análisis jurisdiccional y socioeconómico desde la Antigüedad a la Edad Media”. María del Carmen Arribas Magro.
Becerro de Behetrías.
Estadística del Arzobispado de Burgos (1872).
Estadística del Arzobispado de Burgos (1863).
Censo de la población de España de 1897. Instituto Geográfico y estadístico.
Censo de población de las provincias y partidos de la Corona de Castilla en el siglo XVI.
Nomenclátor de las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de España. Formado por el Instituto nacional de estadística con referencia al 31 de diciembre de 1950.
“Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (1845-1850)”. Pascual Madoz.
“Diccionario geográfico, estadístico, histórico, biográfico, postal, municipal, marítimo y eclesiástico de España y sus posesiones de ultramar”. Dirección de Pablo Riera y Sans.
“Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal (1826-1829)”. Sebastián Miñano y Bedoya.
Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración.
Anuario Riera.
Indicador general de la industria y el comercio de Burgos (1894).
“Las siete Merindades de Castilla Vieja. Valdivielso, Losa y Cuesta Urria”. María del Carmen Arribas Magro.
“Burgos. Los pueblos del silencio”. Elías Rubio Marcos.
www.verpueblos.com
 

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