¿Qué
o quién es este “perdonador de belgas” del encabezamiento? Estamos hablando de
un soldado nacido en Quintanilla Sopeña, en Montija (Las Merindades- Burgos)
que despuntó en las guerras mejicanas. ¿Y los belgas, entonces? Luego saldrán.
El nacimiento de este soldado fue el 10 de septiembre de 1826. Era hijo de Leonardo
de Régules y María Rita Cano y se llamaba Nicolás. A los quince años (1837) fue
enviado por sus padres a la Escuela de Caballería de Segovia. Allí aprenderá el
uso de las armas y las estrategias para el manejo de la tropa en la batalla. Según
algún hagiógrafo -E. M. de los Ríos-, combatió contra los carlistas logrando
ascender hasta ser capitán de escuadrón y formó parte del Estado Mayor del General
Espartero. Lo que nos hace creer que el muchacho fue un portento precoz porque Espartero
fue líder en la primera guerra carlista (1833-1840) y eso significa que Nicolás
participó en esa guerra siendo un niño. No me lo imagino con el grado de
capitán.
Nicolás
Régules se trasladará a la provincia de Cuba, tal vez por no ser partidario de
los que detentaban el gobierno en España. Al fin y al cabo, según el señor de
los Ríos, debió estar con Espartero en la carlistada. De La Habana pasó a los
Estados Unidos y luego a México donde llegó en 1846. Con veinte años.
Al
poco estalló la guerra con Estados Unidos (1846-1848) donde México perdió más
de la mitad de su territorio. Fue la oportunidad que necesitaba Nicolás. Prestó
servicio en el ejército mexicano tras que le confirmaran su grado de Capitán
traído del ejército isabelino. Lo que es seguro es que tuvo este grado en el
ejército mexicano. Participó en las batallas de la Angostura, Padierna, Molino
del Rey y Chapultepec. Tras la derrota siguió sirviendo en el ejército de
México, hasta que subió al poder el General Santa-Anna en su último mandato
(1853-1855). Por ponernos en situación: Se erigió como dictador vitalicio con
el tratamiento de Alteza Serenísima en 1853, pero fue derrocado dos años más
tarde.
Cuando
se produjo el levantamiento de Ayutla (1 de marzo de 1854) contra los modos
dictatoriales del presidente Santa-Anna, Régules marchó a Michoacán para
incorporarse a las fuerzas del General Epitacio Huerta después de lo cual fue
ascendido a comandante de escuadrón. Su jefe decidió apoderarse de la plaza
después de un ataque que duró una noche y parte de un día. Huerta se retiró. La
población estaba defendida por el comandante santa-anista Ohoa y el encargo de
cubrir la retirada de Huerta lo recibió Régules con 15 jinetes. Los soldados de
Santa-Anna, de la guarnición de Uruápam, estaban fortificados en la casa de
altos de Luis Coria y, viendo la retirada de sus enemigos, abrieron sus puertas
y se relajaron. Viendo esto el burgalés se lanzó contra la puerta abierta,
penetraron en la casa y subieron las escaleras a caballo combatiendo así dentro
del inmueble. Envió aviso al General Huerta y éste retrocedió y tomó la plaza.
En
1858 cuando tenía 32 años de edad se casó con María de la Soledad Solórzano
Ayala (1844-1884) en Ciudad de México. Fueron padres de:
- Juana
de Regules Solórzano (1859). Casada el 24 de septiembre de 1884, en Ciudad de
México, con Melquiades Mazón de Régules.
- José
Fidel de Regules Solórzano (1862).
- Teresa
de Regules Solórzano (1863). Casada el 24 de septiembre de 1884, en Ciudad de
México, con José Celada Romilla.
- Concepción
de Regules Solórzano (1866).
- Nicolás
de Regules Solórzano (1868).
- María
de la Soledad de Regules Solórzano (1870).
- Leonardo
de Regules Solórzano (1872). Casado con María González de la Cavala.
- María
de la Paz de Regules Solórzano (1874).
La
Guerra de Reforma -guerra de los Tres Años- fue del año de 1858 al 10 de enero
de 1861. México estaba dividido en dos grandes Partidos: Liberales y
Conservadores que luchaban por sus ideales. Durante esa guerra, en la Batalla
de Silao (10 de agosto de 1860) tuvo una intervención decisiva a las órdenes
del General Jesús González Ortega, quien le otorgó el grado de General de
Brigada por méritos de guerra y participó en la batalla de Calpulalpan.
El
25 de diciembre de 1860, el general González Ortega, junto con los generales
Ignacio Zaragoza, Leandra Valle, Nicolás Regules y Francisco Alatorre, al mando
de 20.000 hombres, toman Ciudad de México, para hacer posible el retorno de los
legítimos poderes a la Ciudad. Benito Juárez, presidente Interino, anunció al
pueblo mexicano el restablecimiento de su gobierno y el inicio del camino de la
legalidad constitucional al país.
Nicolás
era un hombre de ideas liberales que siguió sirviendo al Gobierno constitucional
mexicano hasta el desembarco de las tropas francesas, españolas e inglesas para
el cobro de deudas. El 7 de diciembre de 1861, arribó a Veracruz una escuadra
española, a la que se unieron los barcos ingleses y franceses el 7 de enero de
1862. Al desembarcar tropas de España, país natal de Nicolás Régules Cano, pidió
la baja del ejército mejicano. Juárez se lo concedió. Cuando Prim, en 1862, retiró
de la aventura mexicana a las tropas españolas Régules se reincorporó.
Estando
Régules en Puebla, en 1863, al mando de la tercera Brigada hicieron una salida
el 14 de mayo para traer harina de un depósito que estaba junto a la línea
enemiga y lo consiguieron. Se opuso osadamente a la rendición de Puebla ante
los soldados imperiales y, posiblemente, escapó antes de caer prisionero ya que
no aparece en las listas de jefes y oficiales que tomaron los franceses.
Maximiliano I de México.
Peleó
en el Estado de Michoacán. Uno de sus mayores hechos de armas fue el 11 de abril
de 1865 en Tacámbaro (Michoacán). Cuatro días antes, una legión belga al mando
del mayor Tydgat tomaron el lugar y supieron que los familiares de Nicolás
Régules no habían podido salir del pueblo.
Allí
llegó Régules que decidió asaltar la población. Según el poeta Juan de Dios
Peza, se presentó ante los asaltantes un hombre advirtiendo que, en una
trinchera situada a la entrada de la ciudad y que se veía desde donde estaba el
jefe republicano, habían colocado los belgas a la esposa e hijos del General
Régules. Un clásico de “escudos humanos”. La situación guarda un sospechoso
paralelismo con Guzmán “el Bueno” o el general Moscardó. Y, también, la
respuesta de Régules: “¡Fuego! ¡Primero es la Patria!”.
Otra
versión más truculenta dijo que, mientras se acercaban las tropas mejicanas, la
esposa de Régules gritaba: “¡Nicolás, no vaciles! ¡ Tira!” Al final ni ella ni los hijos que tenían en esas
fechas resultaron heridos. Los imperialistas se replegaron al convento
desacralizado de San Francisco de Tacámbaro. Fue entonces que Régules mandó el
grupo de parlamentarios que fue recibido a tiros por los belgas matado al
coronel Morales. El combate generó un incendio en el monasterio. Cuando se
desplomó el techo de la iglesia y los imperialistas se refugiaron en la
sacristía, que ya comenzaba a arder también, el general Régules entró a caballo
envuelto en un sarape para protegerse del fuego, e hizo que los belgas se
rindieran.
El perdón de los belgas.
Todos
esperaban que Régules se vengara, pero los entregó como prisioneros al general
Vicente Riva Palacio, quien semanas después los canjeará por republicanos en
poder de los franceses. Por esta acción, el presidente Benito Juárez ascendió a
Nicolás Régules a general de División. Los belgas seguirán luchando al lado de
los franceses hasta 1867, fecha final de la aventura de Napoleón III. Menos de
la mitad de ellos regresarán a su país.
El
19 de junio de 1865 el general en jefe Arteaga fracasaba en la conquista de la
plaza de Uruápam y pensaba en retirarse cuando Régules pidió realizar un último
intento. “¿Y con qué me responde usted si no toma Uruápam?”. Preguntó
Arteaga. “Con nada”- contestó Régules -“porque habré muerto”.
Régules lanzó a las 10:00 h sus tropas en varias columnas. Una de ellas debía
tomas la parroquia donde se fortificaban los “reaccionarios”. Iba al mando del
teniente coronel Montenegro. Tenía las órdenes de avanzar y no disparar su
cañón hasta estar muy cerca de la puerta y, una vez disparado, entrar
rápidamente por el hueco. Así fue.
El
3 de octubre de 1865, el emperador Maximiliano expidió una ley por la que
declaraba que todos los ligados a bandas o reuniones armadas, después de ser
juzgados por Cortes Marciales, serían pasados por las armas si se les encontraba
culpables y que la condena debía ser aplicada a las veinticuatro horas de ser
dictada. Al poco, en Santa Ana Amatlán los mejicanos sufrieron una derrota en
la que fueron fusilados, en aplicación del decreto anterior, varios mandos
republicanos quedando la dirección del ejército del Centro en manos del General
Nicolás de Régules. Guerreó por su cuenta hasta que se incorporó al ejército de
Occidente que mandaba el General Ramón Corona. Después del asalto y toma de
Zamora, concurrieron al sitio de Querétaro, llamándose ya División de
Michoacán. Este año Nicolás Régules es ascendido a General de División.
Corre
la anécdota de que, en el ataque a la plaza de Zamora, el 4 de si febrero de
1867, mientras recorría Régules y su estado mayor la línea para reconocer las
fortificaciones enemigas se les disparó con un cañón. Un coronel que vio venir
la bala se cubrió con su caballo. Viéndolo Régules le dijo que “coronel, si
se le cayó el pañuelo aquí traigo otro”.
Después
del triunfo de la República Benito Juárez, presidente de la misma (21 de enero
de 1858-18 de julio de 1872), licenció la mayor parte de los soldados
voluntarios, y mercenarios, que habían combatido por la independencia de México.
Tras ello, reorganizó el ejército formando cinco divisiones: la del Norte, al
mando del General Escobedo con su cuartel general en San Luis Potosí; lado
Occidente, al mando del General Corona con su cuartel general en Guadalajara;
la de Oriente, al mando del General Porfirio Díaz con su cuartel general en Tehuacán;
la del Sur, al mando del General Juan Álvarez, y la del Centro con su cuartel
general en México, al mando del General Nicolás de Régules.
En
1871 se presentaron como candidatos a la presidencia de la república Sebastián
Lerdo de Tejada y el general Porfirio Díaz como opositores a Benito Juárez que
fue reelegido. Lerdo se incorporó al gobierno como presidente de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación y Porfirio Díaz dio un golpe de estado. El 18 de
julio de 1872 murió Benito Juárez y Lerdo asumió la presidencia en forma
interina. En las elecciones extraordinarias de 1872, Lerdo derrota a Díaz y
obtuvo la presidencia en el periodo de 1872 a 1876. Buscó su reelección
contraviniendo la constitución. Durante las elecciones, Lerdo de Tejada fue
apoyado por el Poder Legislativo el cual declaró válido el resultado a favor de
Lerdo y, por lo tanto, ganador de los comicios presidenciales de 1876. Sin embargo,
el Poder Judicial encabezado por José María Iglesias declaró que las elecciones
habían sido fraudulentas.
El
15 de enero, Porfirio Díaz aprovechó la situación para levantarse en armas
mediante el Plan de Tuxtepec (10/01/1876). La rebelión triunfó en la Batalla de
Tecoac (16/11/1876). Lerdo se vio en la necesidad de renunciar y abandonó el
país en enero de 1877. El liberal hijo de Las Merindades rescató a este
presidente de las manos de los porfiristas y lo embarcó hacia los EEUU.
Nicolás
Régules fue gobernador del estado de Michoacán (1866) y, también, vicepresidente
de la Suprema Corte de Justicia Militar durante la Presidencia del General
Manuel González (1880-1884). Se retiró del servicio activo en 1882.
El
día 9 de enero de 1895 murió Régules a los sesenta y nueve años de edad en
Ciudad de México. Cuando la Secretaría de Guerra supo su muerte dispuso que una
compañía del decimosexto Batallón diera guardia de honor al cadáver. Se formó una
División de honores que lo acompañaron hasta el panteón del Tepeyac en la villa
de Guadalupe.
Quintanilla-Sopeña (Las Merindades)
En
su entierro hubo representantes del Congreso Federal, de la Suprema Corte de
Justicia Militar, del Gobierno de Michoacán y de todos los cuerpos que estaban
de guarnición en México. En el panteón hicieron uso de la palabra José Portillo,
coronel Arcadio R. Zepeda, Manuel Gutiérrez Zamora y Emeterio de la Gaiza. De
ellos salieron palabras de este estilo:
“Que
sepa España y con ella el mundo entero que si luchamos contra el español cuando
quiso doblegar una cerviz tan altiva y sana que no sabe aún inclinarse, en
cambio tenemos un recuerdo cariñoso en la figura de Prim; y que el pueblo
mexicano los reconoce como a sus hijos, los proclama como a sus héroes y el
pabellón nacional los cubre hasta en su tumba, cuando se llaman Régules”.
“Tu
valor y tu patriotismo nos admiran, porque lo narraría orgullosa en páginas de
oro la historia de Grecia, porque recuerda al espartano, cuando sereno, sin
dudas ni vacilaciones, con el corazón nacido para el heroísmo, sacrificaba a la
familia por la patria”.
“Tu
honradez nos admira porque en la adversidad, en el choque de los intereses
contrarios, en la infatigable lucha por la existencia; entre las debilidades
del mando, las clases cobardes desfallecen; tú cruzaste como el plumaje del
poeta, sin mancharte. Tu virtud nos admira, porque ofreciste tu vida en el altar
de la Patria, sin interés, sin pretensión, -tu grandeza no te embriagó- y
concluida la lucha volviste al hogar sin ambiciones. Tu historia nos admira,
porque en España como en México, en todas partes, si encontrabas la causa
justa, la causa santa, eras su partidario, su defensor; tu alma era de la
humanidad, estaba enamorada de la idea”.
“La
Nación ha perdido un hijo adoptivo quién amaba como si hubiera sido concebido en
sus entrañas, y a la que él consagro su amor, su vida y su sangre como si fuere
su propia patria. El General Régules tenía el valor de Bayardo, el Caballero
sin miedo y sin tacha, y las heroicidades de Guzmán el Bueno”.
“Siempre
estuvo del lado del derecho y del honor, su espada la esgrimió siempre en
defensa de la justicia, y su vida fue consagrada a la verdad de los principios
liberales que defendió sin vacilar hasta su muerte”.
En
1909 se nombró un municipio del estado de Michoacán como “Cojumatlán de Régules”,
en honor del general y en la conmemoración de su nacimiento se entregan
medallas. Hay también centros escolares con su nombre. El aniversario de su
nacimiento se celebra todos los años el día 10 de septiembre en Tacámbaro,
Michoacán, donde asiste la familia de Régules para honrarlo junto con las
autoridades civiles y el pueblo entero.
En
su pueblo natal hay una fuente construida en 1869 en la que se puede leer lo
siguiente: “Construida a expensas de D. Nicolás y D, Feliciano de Regules.
Naturales de este pueblo e hijos de D. Leonardo Regides y María Cano, Año 1869”.
Bibliografía:
“Liberales
ilustres mexicanos de la reforma y la intervención”. Miguel Ángel Porrúa.
Periódico
“La Razón de México”.
Geneanet.org
Web
“Memoria política de México.
Periódico
“5W Redactor”.
Periódico
“Crónica de Las Merindades”.
Instituto
Mexicano de la radio.
“Voluntarios
extranjeros en los ejércitos liberales mexicanos, 1854-1867”. Lawrence Douglas
Taylor Hanson.
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