Conoceremos hoy algo de la vida de un pariente
menos llamativo de la casa de los Velasco. Nos acercamos a la casa de La
Revilla a través de uno de sus miembros: Alonso de Velasco, Salinas, Hurtado de
Mendoza y Sainz de Angulo. ¡Toma!
Nació en San Llorente de Losa, parte del
mayorazgo de La Revilla, donde residían sus padres en el año 1558. Fue hijo de
Pedro de Velasco y Hurtado de Mendoza, VIII señor de La Revilla, comendador de
Hornachos en la Orden de Santiago, y Capitán General del Ejército de Andalucía
en el año 1596, y de Juana de Salinas y Sáenz de Angulo, señora de Trespaderne.
Además de sobrino del VI Condestable de Castilla, Juan Fernández de Velasco y
Tovar. Tuvo como hermanas a Ana y Petronila, esta monja en el monasterio de San
Quirce.
Parentesco de Alonso de Velasco y Salinas |
Entró al servicio del Rey Felipe II como paje el
año 1572, en la etapa posterior a la victoria en Lepanto, siendo después
gentilhombre de Cámara y miembro del Consejo Real.
En 1576, con dieciocho años, siendo teniente de
capitán de la Guardia del Rey, se casó en el Valle de Mena con su prima Casilda
de Velasco, señora de la casa y torre de Ungo, y heredera de Francisco del
Campo y Velasco y de Ana de Velasco. Del matrimonio, nacieron tres hijos:
Pedro, II conde de La Revilla; Alonso, que falleció sin sucesión; y Ana, que
casó con Jerónimo de Medinilla, corregidor de Valladolid.
Alcanzó el grado de general de Galeras, y Felipe
II le nombró Veedor General del Reino de Portugal en el año 1586. En el año
1587, tomó el hábito de la Orden Militar de Santiago, de la que fue
administrador de la encomienda de Villahermosa, hasta que en el año 1598, fue
nombrado por el Rey comendador de la orden en Mérida que dejaba libre el
marqués de Denia -¿quién?-. Ese mismo año estaba Alonso al mando de las Galeras
en Nápoles. Y fallecía su padre. En 1589 recibió el nombramiento de veedor de
los Ejércitos y Armadas Españolas. Tuvo el mando de las Galeras del Reino de
Nápoles, bajo las órdenes del príncipe Carlos, duque de Saboya y capitán
general.
En el año 1600, ya bajo el reinado de Felipe
III, el príncipe Filiberto de Saboya, sobrino del monarca español, le nombró
mayordomo mayor y sumiller de corps, de su casa.
Durante los últimos años del siglo XVI tuvo
mucha relación con Francisco de Sandoval y Rojas, Marqués de Denia, que sería
luego Duque de Lerma y gran valido -caído en desgracia al final de su vida- del
Rey Don Felipe III, coronado en 1598. En 1602, el Rey le nombró Capitán General
del Mar Océano.
Duque de Lerma (Rubens) |
Alonso acudiría junto a su primo, el Condestable
de Castilla, a la firma del Tratado de Londres en agosto de 1604 por el que se
lograba una paz con Inglaterra. Diego Sarmiento y Acuña, años después primer
Conde de Gondomar, fue amigo de Alonso de la que queda constancia en su
correspondencia. Un filón para conocer algunos aspectos de esa época. La
biblioteca de la Real Academia de la Historia conserva treinta y dos cartas de
Alonso a Diego fechadas entre los años 1601 y 1613. Alonso avisaba en alguna de
ellas del meteórico ascenso de Rodrigo Calderón, marqués de Siete Iglesias; del
ocaso del Duque de Lerma; también le pide acuda junto con su primo el
Condestable a visitar las casas de Argüello; en otras le da noticias de la
Corte etc. Las cartas están fechadas en San Lorenzo del Escorial, Madrid,
Valladolid, Alcalá de Henares, Londres, etc.
El rey Felipe II le nombró embajador ante la
Corte de Jacobo I Estuardo, Jacobo VI de Escocia, el cuatro de junio de 1609, sustituyendo
en el cargo a Pedro de Zúñiga, marqués de Flores-Dávila que renunció por
enfermedad. Permaneció en Inglaterra hasta octubre de 1613. Influyó -¿sobornó a…?-
en la corte inglesa para proteger a los católicos perseguidos duramente por los
anglicanos. (¿Pero no prometió el Rey Jacobo I a Felipe II la conversión al
catolicismo de Inglaterra y Escocia, cuándo llegara al Trono? Ja, ja, ja.)
Intentó relanzar el Tratado de Londres, firmado
en 1604, y buscar la colaboración inglesa, necesaria para el éxito de la
política exterior española. La Paz de Londres no podía restañar antiguas
heridas y ambos países mantenían el recelo y la suspicacia por las acciones del
pasado. Los españoles consideraban a los ingleses corsarios que habían tratado
de desestabilizar a la Monarquía hispánica además de —según circulaba en muchos
escritos de la época— “favorecer los
rebeldes de los Estados de Flandes y de las islas, sino también en las Indias y
en la misma España”.
Mapa de Velasco |
Evidentemente, una alianza anglo-española
produciría importantes efectos positivos para ambos países. Por ello, entre las
instrucciones recibidas por Alonso de Velasco estaban las de aproximar posiciones
entre las Cortes de Madrid y Londres. Un hipotético acuerdo permitiría:
aprovechar la estratégica posición de Inglaterra en la costa, especialmente en
el Canal y en el Mar del Norte; el reclutamiento de tropas en el ámbito
militar, particularmente católicos irlandeses, ingleses y escoceses, así como
el comercio de suministros militares, pólvora y barcos de guerra mediante
buques mercantes ingleses; la preservación de los territorios españoles en las
Indias de los ataques ingleses, con la erradicación, al menos en teoría, del
corso inglés de los mares; y mejorar las condiciones del catolicismo en
Inglaterra, según las predicciones de los teólogos españoles.
España debía intentar explotar un viejo filón:
las rivalidades comerciales anglo-holandesas que ya venían de antaño,
fundamentalmente, para dirimir los derechos pesqueros en aguas inglesas, en el
área del Ártico en torno a Spitzbergen y en el comercio con las Indias
Orientales.
De la embajada en Londres de Alonso también
quedan escritos de algunas de las penurias económicas por las que atravesó. En
cartas al Consejo de Estado se lamenta de haber prácticamente dilapidado su
fortuna y la de su esposa al servicio de la embajada, “con apretado estado en que se halla de hazienda”, solicitando
mantener el cargo de veedor para su hijo Alonso con el sueldo anual asignado.
Allí continuó con las pesquisas comenzadas por
Zúñiga sobre los movimientos ingleses en sus colonias de Norteamérica, que
chocaban con los españoles en la explotación del Nuevo Mundo. En este aspecto, Alonso
de Velasco enviaba, como buen embajador, mapas de las posesiones británicas en
Norteamérica. Estos mapas, algunos de los cuales se encuentran en el Archivo
General de Simancas, incluían zonas como la Bahía de Chesapeake, el Lago Ontario,
el río Hudson, el río Canadá y el Golfo de San Lorenzo. Como ejemplo
mencionamos el conocido como “Mapa Velasco”, el único de la época sobre la
costa atlántica de Norteamérica, en concreto, el territorio de Virginia, que
Alonso de Velasco consiguió y envió desde Londres a Felipe III el 22 de marzo
de 1610.
Jacobo I |
Durante su periodo de embajador las relaciones
entre las dos monarquías fueron deteriorándose al continuar las tensiones
religiosas, los problemas financieros y la competencia mercantil.
En 1613 Alonso de Velasco era relevado de su
misión en Inglaterra, siendo cubierta la embajada de Londres por Diego
Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar. En octubre de 1613 este escribió a Rodrigo
de Calderón, Marqués de Siete Iglesias, valído del Rey, “(...) Don Alonso de Velasco llegara pronto a la Corte pues ha salido
ya de Bruselas luego de tomar las aguas en Fuente de Aspe y sé que ha tenido
mucho bien por su salud (...)”. El embajador de Flandes consoló a Diego Sarmiento
de Acuña con las palabras de que sería breve su asistencia, “porque las cosas están en estado que es
imposible que pasen seis meses sin romperse la guerra con España”.
Vaticinios que el conde de Gondomar evitaría, al menos, en los próximos diez
años.
Escudo en Barrio de Díaz Ruiz (Tierras de Burgos) |
De regreso a España, con 55 años y un delicado
estado de salud, Alonso de Velasco hizo cesión de sus mayorazgos y posesiones a
su hijo Pedro, que había casado con su prima Ana María de Velasco y Velasco,
hija de su hermana Ana.
En 1618 y como agradecimiento a una vida de
servicio a la Corona, el hasta entonces IX señor de La Revilla se convirtió,
por merced de Felipe III, en el primer conde de La Revilla por Real Carta dada
en El Pardo en enero de 1.619. Alonso de Velasco establecerá como su divisa
personal, el lema “Ave María veritas
vincit”.
Claro que ya existió antes otro conde de la
Revilla. ¿Cómo se quedan? Pues el Título de Conde de La Revilla fue creado por
los Reyes Católicos en octubre de 1.481 para Hernando Sánchez de Velasco, II
Señor de La Revilla, de los Palacios de Valmaseda, de la Casa de la Torrecilla,
de San Julián, y del Monasterio de San Juan en Rozas. Caballero de la Orden de
Santiago, primo hermano del primer Conde de Haro, quien falleció antes de que
se le expidiese el privilegio. Y se canceló todo.
En julio de 1620, pocos días antes de su
fallecimiento, todavía se ocupaba de los asuntos del Duque de Saboya, ya que consta
en el archivo de La Revilla, un poder otorgado por él, a Alonso, Conde de La
Revilla, “(...) Mi Mayordomo Mayor y Sumiller
de Corps... para el cobro de censos y rentas (...)”.
Iglesia de Barrio de Díaz Ruiz (Cortesía de Tierras de Burgos) |
Murió en Madrid el 13 de julio de 1620 y fue
enterrado en el Monasterio de la Victoria, de la orden de Santiago, en Madrid. Posteriormente,
su hijo y sucesor, Pedro Fernández de Velasco, II conde de La Revilla, los
trasladó al panteón de los condes de La Revilla, en Barrio de Díaz Ruiz
(Burgos).
Bibliografía:
“Historia genealógica de la casa de Lara
justificada con instrumentos y escritores de inviolable fe” por Luis de Salazar
y castro.
“Apuntes sobre la historia de las antiguas
Merindades de Castilla”. Julián García Sainz de Baranda.
“Nobiliario Genealógico de los reyes y títulos
de España” por Alonso López de Haro.
“La casa de la Revilla. Siete siglos al servicio
de la monarquía española”. Francisco de Arróspide y Ruiz de Arana.
Real Academia de la Historia de España.
Estimado amigo, como siempre, un excelente trabajo histórico.
ResponderEliminarGracias.
Y aprovecho para desearos a ti y los tuyos, unas felices fiestas y un próspero año nuevo.
Gracias, Manuel. Lo mismo deseo para usted y los suyos y, lo extiendo, a todos sus lectores.
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