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domingo, 5 de enero de 2020

Eliseo, ¿En los Elíseos?



¡Lo que tienen los nombres! ¿Serán premonitorios? Tal vez. Hoy hablaremos de un hombre que figura en el Congreso de los Diputados como nacido en Astrana de Soba (Cantabria) el 15 de noviembre de 1894 y que fue bautizado con el nombre de Leopoldo Eliseo. El primero es germano y significa audaz o valiente y el segundo proviene del sucesor del profeta Elías en el reino del norte y significa “Dios es mi salvación”. Lo otro, Elíseos es la denominación del paraíso en la mitología griega. Su madre se llamaba Teresa García Rozas y era natural de Solares (Cantabria).

No es que nos volvamos a salir de los límites de Las Merindades sino que hablaremos de uno de los alcaldes emblemáticos de Villarcayo cuya muerte y desaparición eclipsa su trayectoria política. Procedía de una familia burguesa integrada en la Rex Publicam de Villarcayo. Su abuelo el abogado Emeterio Cuadrado –o Cuadrao- y Cotorro fue alcalde en 1881 y su padre, Eliseo Cuadrao Pereda, que también era abogado, fue alcalde de Sedano en 1901 y diputado provincial, como liberal, en el distrito de Villarcayo–Miranda en 1913 y 1917. Citaremos una curiosidad que nos hemos encontrado durante las indagaciones para esta entrada: la existencia de otro abogado llamado Bernardo Cuadrao que, en 1901, residía en Sedano. Este era tío de Eliseo Cuadrado Pereda y ejercía en 1908 de Alcalde de Sedano.

Leopoldo Eliseo Cuadrado García

Leopoldo Eliseo, también abogado, casado y con un hijo, entre finales de 1920 y principios de 1921 publicó y fue director del periódico “La Verdad”, centrado en defender los intereses del distrito de Villarcayo, el cual, en palabras del historiador Domingo Hergueta, “no fue más que un periódico de circunstancias para facilitar los trabajos políticos y electorales de su director”. En 1923 Eliseo figura como secretario de la Diputación Provincial de Burgos. En 1925 era teniente de alcalde de Villarcayo.

El 23 de octubre de 1930 es socio fundador del Comité republicano de Villarcayo, del que será presidente, junto al vicepresidente Vicente López Gutiérrez (maestro nacional) y Manuel Villanueva García Arroyo (maestro nacional) como secretario.

El doce de abril de 1931 se produjeron elecciones municipales en España. Era el primer paso para el retorno a la normalidad constitucional tras la dictadura de Primo de Rivera. El resultado de esas votaciones dio el poder en las principales ciudades de la Nación a partidos republicanos lo que les permitió asumir que la sociedad deseaba un cambio de la estructura del estado. ¡Sin referendos ni leches!


En Villarcayo los resultados fueron de nueve concejales monárquicos. Solo monárquicos. El alcalde será Juan Pereda Pereda. Claro que se gritó que hubo pucherazo y se repetirán las elecciones municipales el 31 de mayo de 1931 en varios municipios de Las Merindades. En ese intervalo y con la necesidad de ganarse el voto dada la repetición electoral consta la información de “El Liberal” del 4 de abril de 1936 donde nos dice que Eliseo daría un mitin en Villasante de Montija el siguiente día a las tres de la tarde junto a Justo D. Somonte y que después repetirían a las cinco en Villasana de Mena. La relación de nuevos concejales de la izquierda en Villarcayo será: Eliseo Cuadrado García, Ángel López García, Julio López-Linares, Paulino López Martínez, José Rodríguez Izquierdo y Juan Pereda Pereda. El resto fueron: Juan Cuevas Serna, Joaquín Fernández Villarán, Sixto Melo Pisón, Eusebio Varona Pereda, Francisco Gallo Varona y Martín Martínez Hoyos. El resultado fue diferente al de las elecciones de abril. Pero fue elegido Juan Pereda.

¿Entonces cómo gobernaba Eliseo Cuadrado García en Villarcayo? Porque Juan Pereda renuncia el 20 de noviembre y, entonces ya, será alcalde Eliseo Cuadrado –o Cuadrao que de ambas formas se puede encontrar-. Permaneció en el cargo hasta 1932 cuando lo sustituye Ángel López García quien dimitirá por desavenencias con su partido y le sustituye José Rodríguez Izquierdo. Durante su mandato como alcalde se interesó por la instalación del teléfono, por el alcantarillado, la traída de aguas y la edificación de la Casa Cuartel de la Guardia Civil.

El 6 de junio de 1933, Marcelino Domingo, ministro de Agricultura, nombró a Eliseo Cuadrado García presidente de la comisión mixta arbitral agrícola, instrumento principal de la Reforma Agraria. La “Gaceta de Madrid” recoge la dimisión de Eliseo para el 8 de diciembre de 1933.

Periódico "El Cantabrico" 

En octubre de 1934 un delegado del gobierno sustituyó el ayuntamiento por una comisión gestora con el médico Minervino del Río como alcalde. Por su parte Manuel López Rojo presenta como alcalde a Eliseo. Con la victoria del Frente Popular, regresa el ayuntamiento que había sido elegido en aquellas lejanas elecciones municipales de mayo de 1931. El acta de reposición es del 21 de febrero siete días después de la victoria del Frente Popular. El alcalde volvía a ser Eliseo Cuadrado García aunque renuncia el uno de junio y se elige alcalde Argel López García. Curiosamente, Manuel López Rojo señala que el Archivo Municipal de Villarcayo documenta que con fecha siete de marzo de 1936 se cesan “por simpatizar con revueltas” a los concejales Eliseo Cuadrao García, Ángel López García y otros varios concejales.

Un comentario sobre la orientación política de los burgaleses: en las elecciones de 1933 los votos de la “derecha” triplicaron los de la “izquierda” y los siete diputados elegidos lo fueron de aquella ideología. En las de febrero de 1936 se mantuvo esa proporción. Todos los diputados por Burgos fueron conservadores.

¿Pero no salió diputado Eliseo? Como escuchamos en nuestra vida política contemporánea: ganó el escaño en los despachos. Hablemos del caso “Burgos” que dividió a la comisión evaluadora de las impugnaciones. Ya es curioso que sean los mismos diputados los que deciden si los otros serán, o no, diputados pero…

El Siglo Futuro (14/06/1935)

Expliquemos un poco todo el embrollo. El 17 de marzo se eligió una primera Comisión Auxiliar de Actas, encargada, exclusivamente, de determinar quiénes formarían la Comisión definitiva. La conformaron tres diputados, que representaban a los grupos más numerosos: Geminiano Carrascal (CEDA), Manuel Martínez Pedroso (PSOE) e Isidoro Vergara (IR). Los de la izquierda eran juristas y se mostraron favorables a seguir un criterio legalista. La cúpula de IR deseaba sortear el ambiente pasional de las campañas pro anulación. Y Martínez Pedroso, un moderado afín al prietismo, era contrario a romper los puentes con la oposición conservadora. De hecho, los tres diputados se aislaron del clima de confrontación, y trabajaron con notable cohesión e imparcialidad.

Por otra parte, los grupos de la mayoría habían acordado, en exclusiva, la distribución de los puestos en la Comisión definitiva: cinco socialistas (Prieto, Andrés y Manso, Bugeda, Galarza y Moreno), un comunista (Martínez Cartón), cinco de IR (Aguilar, Ansó, Baeza, Nogués y Vargas), dos de UR (Gomáriz y Barrena), uno de Esquerra (Tomás y Piera), un agrario (Cid), un centrista (Canals), uno de la Lliga (Badía), un monárquico (Suárez de Tangil) y tres de la CEDA (Casanueva, Serrano Suñer y Villalonga). Si suman verán que la cosa estaba descompensada.

Constituida la Comisión, los grupos del Frente Popular coparon la presidencia (Prieto), la vicepresidencia (Baeza), la secretaría (Gomáriz) y la vicesecretaría (Martínez Cartón). La secretaría le fue ofrecida a la CEDA, que la rechazó como protesta por la distribución de los puestos. Esta disputa no afectó a las resoluciones de la Comisión Auxiliar, todas consensuadas entre sus tres miembros. Aunque estas no validaban elecciones completas, el enjuiciamiento favorable de las actas aisladas prejuzgaba, sin embargo, la legalidad de los comicios donde se obtuvieron.

Las quejas sobre incidencias electorales no se solventaban individualmente con pruebas y recuentos sino que eran resultado del chalaneo político -¡¿Qué podía salir mal?!-. Veamos, la CEDA aceptaba el triunfo del Frente Popular por Badajoz, pese a que uno de sus candidatos había formulado una protesta, a la vez que los vocales de izquierdas hacían lo propio con las victorias conservadoras en Navarra y Palencia, desechando las denuncias de sus correligionarios.

"El Adelantado" (25/03/1936)

La Cámara, soberana, podía anular las elecciones de un lugar fundándose en “convicciones morales”. Acuerdos entre partidos y razones jurídicas fueron solventando algunas incidencias. Era algo así como: Yo reconozco un diputado tuyo aquí y tú uno mío allá…

Hasta el caso de Valencia donde la propia Comisión de Actas había reconocido que allí hubo solo una “apariencia de escrutinio”. No se computó una mesa, se hizo votar a muertos… Si se consentía que la elección en una mesa quedara “al arbitrio de cualquier malintencionado”, bastaría con que un agente de partido suplantara un voto para anular todos los sufragios de sus adversarios. Pero la Cámara ignoró el criterio jurídico y validó los resultados de esa circunscripción. No era un acto ilegal, pues las Cortes eran soberanas e inapelables en materia electoral, pero sentaba un precedente inquietante.

Y llegaron al caso de nuestra provincia, Burgos, con un alto grado de tensión que dividió a la Comisión y propició un duro debate. Los vocales de la mayoría reconocieron el triunfo conservador, pero aprobaron un dictamen pidiendo que se anulara el acta del tradicionalista Francisco Estévanez pues decidieron que incurría en una incapacidad definida en la ley electoral, que impedía a los contratistas con el Estado sentarse en la Cámara. ¿Cómo? Decían que ese era el caso al haber presidido la Federación Burgalesa de Sindicatos Agrarios Católicos cuando esta firmó un convenio con el Estado para la compra de trigo.

Sin embargo, dos vocales de izquierdas, Bugeda (PSOE) y Baeza (IR), coincidían en que no existía base jurídica para anular el acta, pues los Sindicatos Católicos no eran una empresa propiedad de Estévanez, ni el convenio de compra de trigos implicaba lucro para su presidente. Ese cargo era gratuito y de mera representación, como adujo el vocal monárquico Suárez de Tangil. Por último, la contrata se había extinguido en diciembre de 1935, y Estévanez había dimitido el cargo antes de ser proclamado candidato por la Junta de Burgos.


Prieto –quien tras la guerra se exiliaría en México y que estuvo en el centro de la polémica del yate Vita- recurrió a algo que hoy también es herramienta de los fontaneros de los partidos políticos: sustituyó a Bugeda. Con ello salió el dictamen de nulidad del escaño de Estévanez. Fijémonos en cómo lo presentaba el periódico “La Libertad”: “El Congreso declara la validez de la elección del candidato por la circunscripción de Burgos don Francisco Estébanez Rodríguez; mas no así la capacidad y aptitud legal de dicho señor, por cuanto debe considerársele incurso en el caso segundo del artículo 7 de la ley Electoral de 8 de Agosto de 1907, procediendo, en consecuencia, la nulidad de la proclamación hecha en la Junta de escrutinio a favor del citado candidato, y, por tanto, la proclamación del candidato derrotado D, Elíseo Cuadrado García, que es el que sigue en número de votos al último de los proclamados”. Indalecio Prieto defendió que la Comisión había hecho una interpretación “acorde con el espíritu de la ley”, entendiendo que el cargo de Estébanez había aumentado su influencia electoral usando recursos públicos y eso le incapacitaba para ocupar el escaño. En fin, los políticos son lo que son y…

Lo cierto es que ese criterio iba mucho más allá de lo dispuesto por la ley electoral y suponía, si la Cámara lo asumía, que la incompatibilidad afectara a los directivos de los sindicatos que hubieran asumido convenios de obras públicas, administración de fincas de la reforma agraria u oficinas de colocación obrera. Podía afectar, igualmente, a los diputados republicanos que pertenecieran a consejos de administración de empresas u organismos públicos o privados con contratas públicas. Por no hablar de que las incapacidades, entendidas rígidamente, planteaban un problema político a propósito de los diputados condenados por el golpe de estado de octubre de 1934 contra la república (la revolución de 1934), que se habían podido sentar en las Cortes merced a la aprobación de urgencia, y con los votos de sus adversarios, de la amnistía por la Diputación Permanente del anterior Congreso.


Prieto, imperturbable, invocó un precedente de 1933, cuando un candidato radical había sustituido a otro radical incapacitado, claro que se callaba que lo que hacía era quitar un diputado a la derecha y –en lugar de correr la lista de ese partido- se lo daba a la izquierda mejorando su posición en el parlamento. El dictamen fue finalmente aprobado, pero se registraron numerosas abstenciones en los bancos de la izquierda, y la votación sirvió para alinear al PNV con las derechas. También trajo cola entre los partidos de la izquierda que, envalentonados por esta maniobra, intentaron que se hiciese lo mismo con las actas de Gil-Robles y Calvo Sotelo.

¿Tuvo suerte Leopoldo Eliseo o estaba bien relacionado con la ejecutiva de su partido? Evidentemente no lo sé. Sí puedo decirles que en la Asamblea Provincial de Izquierda Republicana en Burgos del cinco de enero de 1936 actuó como secretario.

Pero eso ya es desviarnos mucho. Nos encontramos con que el 27 de marzo de 1936 se le reconoce como diputado jurando el tres de abril y causando baja el dos de febrero de 1939 aunque extraoficialmente falleció el tres de agosto de 1936. Cosas administrativas.

Cuando se produce el golpe de estado Leopoldo Eliseo estaba en Villarcayo disfrutando de las fiestas de Santa Marina. El 19 de julio, junto a otros cargos públicos de Villarcayo se marcha a Burgos para recabar la ayuda del Gobernador Civil y aplastar la sublevación en Villarcayo y aledaños. Es detenido a su entrada a Burgos. Ingresa en el centro penitenciario de la ciudad el 28 de julio. Aunque por la internet pueden ustedes encontrar versiones contradictorias sobre la presencia de Eliseo en Burgos.


El 3 de agosto de 1936 es entregado al Jefe del grupo de Falange Española para su traslado a Pamplona con una orden del Gobernador Civil de Burgos, Fidel Dávila. Presumiblemente fueron fusilados en el camino, seguramente en el puerto de la Brújula. Junto a él desaparecieron: Julián Peñalver Hortelano (director de la Prisión Provincial), Pedro Rodríguez Álvarez (relojero, secretario del PSOE y concejal), Carlos Hernández Benito (militar retirado), Pedro Llosas García (presidente de Socorro Rojo, PCE), Enrique González Avellaneda (dirigente provincial de Izquierda Republicana) y José Mingo Escolar (médico de La Horra y miembro de Izquierda Republicana).

El 22 de agosto el periódico “La Libertad” se hacía eco del rumor de que los facciosos habían matado a tiros a Eliseo. Pero no estaba reconocido. El 28 de abril de 1938 “Don Pedro Palomeque y García de Quesada, Magistrado Instructor del expediente que se dirá. Por el presente se cita a Eliseo Cuadrao, domiciliado últimamente en Villarcayo, y a Moisés Barrio Duque, domiciliado en Burgos, mayores de edad, casados,- ambos Diputados a Cortes por Burgos, para que comparezcan en esta Audiencia Provincial de Burgos, a prestar declaración ante el Sr. Magistrado Instructor, nombrado por la misma en el sumario que me hallo instruyendo para depurar responsabilidades derivadas con motivo del incendio ocurrido en la Iglesia de San Nicolás, de la ciudad de Miranda de Ebro. Dado en Burgos a 17 de enero de 1938. —II Año Triunfal. —El Juez instructor, Pedro Palomeque”.

El “Boletín Oficial del Estado” del 28 de febrero de 1940, amparándose en Ley de 9 de febrero de 1939 sobre responsabilidades políticas, le presenta en una lista de reclamados en Madrid.

Todavía en “El Socialista” del 13 de enero de 1955 recordaban el asesinato de Eliseo Cuadrado García. Y, actualmente, el ayuntamiento de Villarcayo posee una calle con su nombre.





Bibliografía:

“1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular”. Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García.
Burgospedia.
“Villarcayo. Capital de la comarca Merindades” Manuel López Rojo.
“Vida y Muerte en el norte de Burgos y Palencia en la Guerra Civil y posguerra (1936-1950)”. Jesús Gutiérrez Flores.
“República, Guerra Civil y Posguerra en Espinosa de los Monteros y merindades de Montija, Sotoscueva y Valdeporres (1931-1950)”. Fernando Obregón Goyarrola.
“Burgos durante la guerra civil española (1936-1939). El año 1936 (ii)”. Isaac Rilova Pérez.
Periódico “El Socialista”.
Periódico “El Siglo Futuro”.
Periódico “La Libertad”.
Periódico “El Sol”.
“El linaje de la Cuadra del valle de Carranza y sus descendientes los Cuadrao o Cuadrado de Cantabria y Burgos”. David Huidobro Sanz.
Periódico “El Adelantado”.
Periódico “El Cantábrico”.
Gaceta de Madrid.
Anuario Riera.
"Uniformes Militares de la Guerra Civil española". José María Bueno.



Anexos:

Emeterio Cuadrado Cotorro. Nació en Sedano en 1844. Cursó estudios de derecho y fue fiscal entre los años 1866 y 1870, ejerciendo como promotor fiscal de Villadiego, Villarcayo y Guía (Las Palmas de Gran Canaria). Una vez abandonó el ministerio fiscal fue un distinguido abogado en Villarcayo. Paralelamente, desarrolló una intensa actividad política en el ámbito de la provincia de Burgos, comenzando una importante saga de políticos que continuarían su hijo y sus nietos. En 1881 fue nombrado alcalde de Villarcayo. Así mismo, fue diputado provincial en diferentes períodos, vicepresidente de la Comisión permanente de la Diputación de Burgos en 1883, y presidente del partido liberal de Villarcayo. Casó con Inés Pereda, teniendo dos hijos de dicha unión: Eliseo y Elena, esta última fallecida en 1903.

Eliseo Cuadrao Pereda. Abogado del ilustre Colegio de Burgos. Al igual que su padre, tuvo una destacada trayectoria política en la provincia de Burgos. Al comienzo del siglo XX fue alcalde de Sedano. Durante muchos años, fue diputado provincial, representante del Distrito Miranda-Villarcayo, llegando a ser secretario y vicepresidente de la Comisión permanente de la Diputación de Burgos. En 1897 casó en Sedano con Teresa García Rozas, siendo padres de Eliseo, Jesús, Ángel y Luis, hermanos todos ellos que defendieron posturas de izquierdas, a diferencia de sus primos de Sedano que siempre fueron de ideas conservadoras. Eliseo Cuadrado Pereda falleció en Burgos el 8 de agosto de 1920.



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