¡Lo que tienen los nombres! ¿Serán
premonitorios? Tal vez. Hoy hablaremos de un hombre que figura en el Congreso
de los Diputados como nacido en Astrana de Soba (Cantabria) el 15 de noviembre
de 1894 y que fue bautizado con el nombre de Leopoldo Eliseo. El primero es
germano y significa audaz o valiente y el segundo proviene del sucesor del
profeta Elías en el reino del norte y significa “Dios es mi salvación”. Lo
otro, Elíseos es la denominación del paraíso en la mitología griega. Su madre
se llamaba Teresa García Rozas y era natural de Solares (Cantabria).
No es que nos volvamos a salir de los límites de
Las Merindades sino que hablaremos de uno de los alcaldes emblemáticos de
Villarcayo cuya muerte y desaparición eclipsa su trayectoria política. Procedía
de una familia burguesa integrada en la Rex Publicam de Villarcayo. Su abuelo
el abogado Emeterio Cuadrado –o Cuadrao- y Cotorro fue alcalde en 1881 y su
padre, Eliseo Cuadrao Pereda, que también era abogado, fue alcalde de Sedano en
1901 y diputado provincial, como liberal, en el distrito de Villarcayo–Miranda en
1913 y 1917. Citaremos una curiosidad que nos hemos encontrado durante las
indagaciones para esta entrada: la existencia de otro abogado llamado Bernardo
Cuadrao que, en 1901, residía en Sedano. Este era tío de Eliseo Cuadrado Pereda
y ejercía en 1908 de Alcalde de Sedano.
Leopoldo Eliseo Cuadrado García |
Leopoldo Eliseo, también abogado, casado y con
un hijo, entre finales de 1920 y principios de 1921 publicó y fue director del
periódico “La Verdad”, centrado en defender los intereses del distrito de
Villarcayo, el cual, en palabras del historiador Domingo Hergueta, “no fue más que un periódico de
circunstancias para facilitar los trabajos políticos y electorales de su
director”. En 1923 Eliseo figura como secretario de la Diputación
Provincial de Burgos. En 1925 era teniente de alcalde de Villarcayo.
El 23 de octubre de 1930 es socio fundador del
Comité republicano de Villarcayo, del que será presidente, junto al
vicepresidente Vicente López Gutiérrez (maestro nacional) y Manuel Villanueva
García Arroyo (maestro nacional) como secretario.
El doce de abril de 1931 se produjeron
elecciones municipales en España. Era el primer paso para el retorno a la
normalidad constitucional tras la dictadura de Primo de Rivera. El resultado de
esas votaciones dio el poder en las principales ciudades de la Nación a
partidos republicanos lo que les permitió asumir que la sociedad deseaba un
cambio de la estructura del estado. ¡Sin referendos ni leches!
En Villarcayo los resultados fueron de nueve
concejales monárquicos. Solo monárquicos. El alcalde será Juan Pereda Pereda.
Claro que se gritó que hubo pucherazo y se repetirán las elecciones municipales
el 31 de mayo de 1931 en varios municipios de Las Merindades. En ese intervalo
y con la necesidad de ganarse el voto dada la repetición electoral consta la
información de “El Liberal” del 4 de abril de 1936 donde nos dice que Eliseo
daría un mitin en Villasante de Montija el siguiente día a las tres de la tarde
junto a Justo D. Somonte y que después repetirían a las cinco en Villasana de
Mena. La relación de nuevos concejales de la izquierda en Villarcayo será: Eliseo
Cuadrado García, Ángel López García, Julio López-Linares, Paulino López
Martínez, José Rodríguez Izquierdo y Juan Pereda Pereda. El resto fueron: Juan
Cuevas Serna, Joaquín Fernández Villarán, Sixto Melo Pisón, Eusebio Varona
Pereda, Francisco Gallo Varona y Martín Martínez Hoyos. El resultado fue
diferente al de las elecciones de abril. Pero fue elegido Juan Pereda.
¿Entonces cómo gobernaba Eliseo Cuadrado García
en Villarcayo? Porque Juan Pereda renuncia el 20 de noviembre y, entonces ya,
será alcalde Eliseo Cuadrado –o Cuadrao que de ambas formas se puede encontrar-.
Permaneció en el cargo hasta 1932 cuando lo sustituye Ángel López García quien
dimitirá por desavenencias con su partido y le sustituye José Rodríguez
Izquierdo. Durante su mandato como alcalde se interesó por la instalación del
teléfono, por el alcantarillado, la traída de aguas y la edificación de la Casa
Cuartel de la Guardia Civil.
El 6 de junio de 1933, Marcelino Domingo,
ministro de Agricultura, nombró a Eliseo Cuadrado García presidente de la
comisión mixta arbitral agrícola, instrumento principal de la Reforma Agraria.
La “Gaceta de Madrid” recoge la dimisión de Eliseo para el 8 de diciembre de
1933.
Periódico "El Cantabrico" |
En octubre de 1934 un delegado del gobierno sustituyó
el ayuntamiento por una comisión gestora con el médico Minervino del Río como
alcalde. Por su parte Manuel López Rojo presenta como alcalde a Eliseo. Con la
victoria del Frente Popular, regresa el ayuntamiento que había sido elegido en
aquellas lejanas elecciones municipales de mayo de 1931. El acta de reposición
es del 21 de febrero siete días después de la victoria del Frente Popular. El
alcalde volvía a ser Eliseo Cuadrado García aunque renuncia el uno de junio y
se elige alcalde Argel López García. Curiosamente, Manuel López Rojo señala que
el Archivo Municipal de Villarcayo documenta que con fecha siete de marzo de
1936 se cesan “por simpatizar con revueltas” a los concejales Eliseo Cuadrao
García, Ángel López García y otros varios concejales.
Un comentario sobre la orientación política de
los burgaleses: en las elecciones de 1933 los votos de la “derecha” triplicaron
los de la “izquierda” y los siete diputados elegidos lo fueron de aquella
ideología. En las de febrero de 1936 se mantuvo esa proporción. Todos los
diputados por Burgos fueron conservadores.
¿Pero no salió diputado Eliseo? Como escuchamos
en nuestra vida política contemporánea: ganó el escaño en los despachos.
Hablemos del caso “Burgos” que dividió a la comisión evaluadora de las
impugnaciones. Ya es curioso que sean los mismos diputados los que deciden si
los otros serán, o no, diputados pero…
El Siglo Futuro (14/06/1935) |
Expliquemos un poco todo el embrollo. El 17 de
marzo se eligió una primera Comisión Auxiliar de Actas, encargada, exclusivamente,
de determinar quiénes formarían la Comisión definitiva. La conformaron tres
diputados, que representaban a los grupos más numerosos: Geminiano Carrascal
(CEDA), Manuel Martínez Pedroso (PSOE) e Isidoro Vergara (IR). Los de la
izquierda eran juristas y se mostraron favorables a seguir un criterio
legalista. La cúpula de IR deseaba sortear el ambiente pasional de las campañas
pro anulación. Y Martínez Pedroso, un moderado afín al prietismo, era contrario
a romper los puentes con la oposición conservadora. De hecho, los tres
diputados se aislaron del clima de confrontación, y trabajaron con notable
cohesión e imparcialidad.
Por otra parte, los grupos de la mayoría habían
acordado, en exclusiva, la distribución de los puestos en la Comisión
definitiva: cinco socialistas (Prieto, Andrés y Manso, Bugeda, Galarza y
Moreno), un comunista (Martínez Cartón), cinco de IR (Aguilar, Ansó, Baeza,
Nogués y Vargas), dos de UR (Gomáriz y Barrena), uno de Esquerra (Tomás y
Piera), un agrario (Cid), un centrista (Canals), uno de la Lliga (Badía), un
monárquico (Suárez de Tangil) y tres de la CEDA (Casanueva, Serrano Suñer y
Villalonga). Si suman verán que la cosa estaba descompensada.
Constituida la Comisión, los grupos del Frente Popular
coparon la presidencia (Prieto), la vicepresidencia (Baeza), la secretaría (Gomáriz)
y la vicesecretaría (Martínez Cartón). La secretaría le fue ofrecida a la CEDA,
que la rechazó como protesta por la distribución de los puestos. Esta disputa
no afectó a las resoluciones de la Comisión Auxiliar, todas consensuadas entre
sus tres miembros. Aunque estas no validaban elecciones completas, el
enjuiciamiento favorable de las actas aisladas prejuzgaba, sin embargo, la
legalidad de los comicios donde se obtuvieron.
Las quejas sobre incidencias electorales no se
solventaban individualmente con pruebas y recuentos sino que eran resultado del
chalaneo político -¡¿Qué podía salir mal?!-. Veamos, la CEDA aceptaba el
triunfo del Frente Popular por Badajoz, pese a que uno de sus candidatos había
formulado una protesta, a la vez que los vocales de izquierdas hacían lo propio
con las victorias conservadoras en Navarra y Palencia, desechando las denuncias
de sus correligionarios.
"El Adelantado" (25/03/1936) |
La Cámara, soberana, podía anular las elecciones
de un lugar fundándose en “convicciones morales”. Acuerdos entre partidos y
razones jurídicas fueron solventando algunas incidencias. Era algo así como: Yo
reconozco un diputado tuyo aquí y tú uno mío allá…
Hasta el caso de Valencia donde la propia Comisión
de Actas había reconocido que allí hubo solo una “apariencia de escrutinio”. No se computó una mesa, se hizo votar a
muertos… Si se consentía que la elección en una mesa quedara “al arbitrio de cualquier malintencionado”,
bastaría con que un agente de partido suplantara un voto para anular todos los
sufragios de sus adversarios. Pero la Cámara ignoró el criterio jurídico y
validó los resultados de esa circunscripción. No era un acto ilegal, pues las Cortes
eran soberanas e inapelables en materia electoral, pero sentaba un precedente
inquietante.
Y llegaron al caso de nuestra provincia, Burgos,
con un alto grado de tensión que dividió a la Comisión y propició un duro debate.
Los vocales de la mayoría reconocieron el triunfo conservador, pero aprobaron
un dictamen pidiendo que se anulara el acta del tradicionalista Francisco Estévanez
pues decidieron que incurría en una incapacidad definida en la ley electoral, que
impedía a los contratistas con el Estado sentarse en la Cámara. ¿Cómo? Decían
que ese era el caso al haber presidido la Federación Burgalesa de Sindicatos
Agrarios Católicos cuando esta firmó un convenio con el Estado para la compra
de trigo.
Sin embargo, dos vocales de izquierdas, Bugeda
(PSOE) y Baeza (IR), coincidían en que no existía base jurídica para anular el
acta, pues los Sindicatos Católicos no eran una empresa propiedad de Estévanez,
ni el convenio de compra de trigos implicaba lucro para su presidente. Ese
cargo era gratuito y de mera representación, como adujo el vocal monárquico
Suárez de Tangil. Por último, la contrata se había extinguido en diciembre de
1935, y Estévanez había dimitido el cargo antes de ser proclamado candidato por
la Junta de Burgos.
Prieto –quien tras la guerra se exiliaría en
México y que estuvo en el centro de la polémica del yate Vita- recurrió a algo
que hoy también es herramienta de los fontaneros de los partidos políticos: sustituyó
a Bugeda. Con ello salió el dictamen de nulidad del escaño de Estévanez. Fijémonos
en cómo lo presentaba el periódico “La Libertad”: “El Congreso declara la validez de la elección del candidato por la
circunscripción de Burgos don Francisco Estébanez Rodríguez; mas no así la
capacidad y aptitud legal de dicho señor, por cuanto debe considerársele
incurso en el caso segundo del artículo 7 de la ley Electoral de 8 de Agosto de
1907, procediendo, en consecuencia, la nulidad de la proclamación hecha en la
Junta de escrutinio a favor del citado candidato, y, por tanto, la proclamación
del candidato derrotado D, Elíseo Cuadrado García, que es el que sigue en
número de votos al último de los proclamados”. Indalecio Prieto defendió
que la Comisión había hecho una interpretación “acorde con el espíritu de la ley”, entendiendo que el cargo de Estébanez
había aumentado su influencia electoral usando recursos públicos y eso le incapacitaba
para ocupar el escaño. En fin, los políticos son lo que son y…
Lo cierto es que ese criterio iba mucho más allá
de lo dispuesto por la ley electoral y suponía, si la Cámara lo asumía, que la
incompatibilidad afectara a los directivos de los sindicatos que hubieran
asumido convenios de obras públicas, administración de fincas de la reforma
agraria u oficinas de colocación obrera. Podía afectar, igualmente, a los diputados
republicanos que pertenecieran a consejos de administración de empresas u organismos
públicos o privados con contratas públicas. Por no hablar de que las
incapacidades, entendidas rígidamente, planteaban un problema político a
propósito de los diputados condenados por el golpe de estado de octubre de 1934
contra la república (la revolución de 1934), que se habían podido sentar en las
Cortes merced a la aprobación de urgencia, y con los votos de sus adversarios,
de la amnistía por la Diputación Permanente del anterior Congreso.
Prieto, imperturbable, invocó un precedente de
1933, cuando un candidato radical había sustituido a otro radical incapacitado,
claro que se callaba que lo que hacía era quitar un diputado a la derecha y –en
lugar de correr la lista de ese partido- se lo daba a la izquierda mejorando su
posición en el parlamento. El dictamen fue finalmente aprobado, pero se
registraron numerosas abstenciones en los bancos de la izquierda, y la votación
sirvió para alinear al PNV con las derechas. También trajo cola entre los
partidos de la izquierda que, envalentonados por esta maniobra, intentaron que
se hiciese lo mismo con las actas de Gil-Robles y Calvo Sotelo.
¿Tuvo suerte Leopoldo Eliseo o estaba bien
relacionado con la ejecutiva de su partido? Evidentemente no lo sé. Sí puedo
decirles que en la Asamblea Provincial de Izquierda Republicana en Burgos del
cinco de enero de 1936 actuó como secretario.
Pero eso ya es desviarnos mucho. Nos encontramos
con que el 27 de marzo de 1936 se le reconoce como diputado jurando el tres de
abril y causando baja el dos de febrero de 1939 aunque extraoficialmente
falleció el tres de agosto de 1936. Cosas administrativas.
Cuando se produce el golpe de estado Leopoldo Eliseo
estaba en Villarcayo disfrutando de las fiestas de Santa Marina. El 19 de
julio, junto a otros cargos públicos de Villarcayo se marcha a Burgos para
recabar la ayuda del Gobernador Civil y aplastar la sublevación en Villarcayo y
aledaños. Es detenido a su entrada a Burgos. Ingresa en el centro penitenciario
de la ciudad el 28 de julio. Aunque por la internet pueden ustedes encontrar
versiones contradictorias sobre la presencia de Eliseo en Burgos.
El 3 de agosto de 1936 es entregado al Jefe del
grupo de Falange Española para su traslado a Pamplona con una orden del Gobernador
Civil de Burgos, Fidel Dávila. Presumiblemente fueron fusilados en el camino, seguramente
en el puerto de la Brújula. Junto a él desaparecieron: Julián Peñalver
Hortelano (director de la Prisión Provincial), Pedro Rodríguez Álvarez
(relojero, secretario del PSOE y concejal), Carlos Hernández Benito (militar
retirado), Pedro Llosas García (presidente de Socorro Rojo, PCE), Enrique
González Avellaneda (dirigente provincial de Izquierda Republicana) y José
Mingo Escolar (médico de La Horra y miembro de Izquierda Republicana).
El 22 de agosto el periódico “La Libertad” se
hacía eco del rumor de que los facciosos habían matado a tiros a Eliseo. Pero
no estaba reconocido. El 28 de abril de 1938 “Don Pedro Palomeque y García de Quesada, Magistrado Instructor del
expediente que se dirá. Por el presente se cita a Eliseo Cuadrao, domiciliado
últimamente en Villarcayo, y a Moisés Barrio Duque, domiciliado en Burgos, mayores
de edad, casados,- ambos Diputados a Cortes por Burgos, para que comparezcan en
esta Audiencia Provincial de Burgos, a prestar declaración ante el Sr.
Magistrado Instructor, nombrado por la misma en el sumario que me hallo
instruyendo para depurar responsabilidades derivadas con motivo del incendio
ocurrido en la Iglesia de San Nicolás, de la ciudad de Miranda de Ebro. Dado en
Burgos a 17 de enero de 1938. —II Año Triunfal. —El Juez instructor, Pedro
Palomeque”.
El “Boletín Oficial del Estado” del 28 de
febrero de 1940, amparándose en Ley de 9 de febrero de 1939 sobre
responsabilidades políticas, le presenta en una lista de reclamados en Madrid.
Todavía en “El Socialista” del 13 de enero de
1955 recordaban el asesinato de Eliseo Cuadrado García. Y, actualmente, el ayuntamiento de Villarcayo posee una calle con su nombre.
Bibliografía:
“1936. Fraude y violencia en las elecciones del
Frente Popular”. Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García.
Burgospedia.
“Villarcayo. Capital de la comarca Merindades”
Manuel López Rojo.
“Vida y Muerte en el norte de Burgos y Palencia
en la Guerra Civil y posguerra (1936-1950)”. Jesús Gutiérrez Flores.
“República, Guerra Civil y Posguerra en Espinosa
de los Monteros y merindades de Montija, Sotoscueva y Valdeporres (1931-1950)”.
Fernando Obregón Goyarrola.
“Burgos durante la guerra civil española (1936-1939).
El año 1936 (ii)”. Isaac Rilova Pérez.
Periódico “El Socialista”.
Periódico “El Siglo Futuro”.
Periódico “La Libertad”.
Periódico “El Sol”.
“El linaje de la Cuadra del valle de Carranza y
sus descendientes los Cuadrao o Cuadrado de Cantabria y Burgos”. David Huidobro
Sanz.
Periódico “El Adelantado”.
Periódico “El Cantábrico”.
Gaceta de Madrid.
Anuario Riera.
"Uniformes Militares de la Guerra Civil española". José María Bueno.
Anexos:
Emeterio Cuadrado Cotorro. Nació
en Sedano en 1844. Cursó estudios de derecho y fue fiscal entre los años 1866 y
1870, ejerciendo como promotor fiscal de Villadiego, Villarcayo y Guía (Las
Palmas de Gran Canaria). Una vez abandonó el ministerio fiscal fue un
distinguido abogado en Villarcayo. Paralelamente, desarrolló una intensa
actividad política en el ámbito de la provincia de Burgos, comenzando una importante
saga de políticos que continuarían su hijo y sus nietos. En 1881 fue nombrado
alcalde de Villarcayo. Así mismo, fue diputado provincial en diferentes períodos,
vicepresidente de la Comisión permanente de la Diputación de Burgos en 1883, y
presidente del partido liberal de Villarcayo. Casó con Inés Pereda, teniendo
dos hijos de dicha unión: Eliseo y Elena, esta última fallecida en 1903.
Eliseo Cuadrao Pereda.
Abogado del ilustre Colegio de Burgos. Al igual que su padre, tuvo una
destacada trayectoria política en la provincia de Burgos. Al comienzo del siglo
XX fue alcalde de Sedano. Durante muchos años, fue diputado provincial,
representante del Distrito Miranda-Villarcayo, llegando a ser secretario y
vicepresidente de la Comisión permanente de la Diputación de Burgos. En 1897
casó en Sedano con Teresa García Rozas, siendo padres de Eliseo, Jesús, Ángel y
Luis, hermanos todos ellos que defendieron posturas de izquierdas, a diferencia
de sus primos de Sedano que siempre fueron de ideas conservadoras. Eliseo Cuadrado
Pereda falleció en Burgos el 8 de agosto de 1920.
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