Hay que
transitar por la carretera que une Soncillo con Espinosa de los Monteros para
llegar a Quisicedo. O coger el tren de La Robla –mientras aguante- pero
asumiendo que nos tenemos que bajar en marcha porque, como ya hemos dicho, las
estaciones de este ferrocarril tienen una ubicación cuanto menos imaginativa.
Aunque pudo ser que, en aquellos tiempos de entrada a la modernidad el tren
parase donde no había estación a cambio de unas pesetas.
La primera
mención a Quisicedo aparece en 1196 cuando el presbítero de “Quesecedo”, de
nombre Pelagius es testigo en la donación que realiza Diego Gómez al monasterio
de Oña de la mitad de la iglesia de Santiago de Espinosa de los Monteros y de
otros solares. La iglesia de Quisicedo era en origen un monasterio, y parece
que mantuvo ese carácter hasta la desaparición de los señoríos en el siglo XIX.
Lo digo porque el catastro de 1752 nos afirma que solo hay dos sacerdotes en el
pueblo y ningún clérigo ni convento.
En 1350 “Quezodos
de Sotoscueua” es un lugar de behetría que tenía por señor a Pedro Fernández de
Velasco y del que eran naturales los hijos y nietos de Sancho Sánchez. Pagaban
al rey moneda, servicios, 19 maravedís y seis dineros de martiniega que
entregaban a Pedro Fernández de Velasco que los coge por el rey. También
pagaban tres infurciones, el que tenía un par de bueyes tres maravedís y el que
no tenía ganado 15 dineros el varón y 8 dineros la mujer hilandera. Todo este
capital también se entregaba al Velasco. E, incluso, el año que había monte se
entregaba al señor un tocino de cuatro maravedís. Destaquemos lo de las mujeres
hilanderas porque significa que pudo haber existido una artesanía profesionalizada,
puesto que el hilado de tejidos formaba parte de los oficios realizados en casi
todas las casas en Sotoscueva.
Cuenta Quisicedo
con una casa fuerte documentada por primera en el testamento de Juan de Velasco
(1414). Otro documento del siglo XV informaba de su estado: “La casa de Quezegedo que es en la meryndad
de Sotoscueva es una muy gentil torre y está muy bien reparada, salvo que le
falta algunas tablas de los suelos de los corredores y algunas puertas y
ventanas y alguna teja. Podía costar todo cinco mili maravedís”. Se
aprecian dos etapas en la construcción: hasta la base del balcón de mampostería
y el resto de sillería. La puerta, flanqueada por saeteras, se abre al sureste.
Su arco apuntado es de excelente dovelaje con la clave partida. Sobre ella un
balcón repite exactamente sus formas y proporciones. Los demás lienzos tienen
un pequeño vano, cuyo arquillo está tallado en un solo bloque de piedra. Sobre
ellos se colocó un escudito que llegó únicamente a esbozarse. Pueden verse
también algunas saeteras distribuidas de forma asimétrica por los lienzos. A pesar
de sus buenos materiales la torre amenazaba ruina a finales del siglo XVIII,
por lo que se rebajó su altura y con las piedras sobrantes se construyó la
casita adosada a ella. Según el catastro de Ensenada alcanzaba los 17 metros de
altura y partía de un paralelogramo de 10`55 metros por 9`45 metros. A finales
del siglo XVIII pasó a manos de la familia Gómez-Aragón. ¿La misma de la casona
de la que hablaremos abajo?
El apeo de los
bienes episcopales de 1515 nos indica que la parroquia monasterial de Santiago
pertenecía al obispo de Burgos: “el
monasterio de Quisicedo en que todos los diezmos y procuraciones son del
Obispo. La renta del Monasterio de Quegecedo comprende todos los diezmos y
primicias, que son enteramente de la Dignidad, y el Prelado paga a un clérigo.
La iglesia se llama Santiago con cementerio; son del mismo con todos los
diezmos, granados y menudos de todos los vecinos. Posee una herraña, convertida
en era, que si se sembrase cabría media fanega de sembradura. Surqueros ejidos
del Concejo por todas partes y un camino real que fue (sic) a Medina, dicen los
testigos y creen, que en este paraje fue el Palacio del Obispo. Además tenía el obispo otra tierra al
herrenal de la torre de 4 celemines, otra en Piedrahita y en otros términos”.
Indiquemos que el término de Quisicedo contiene los despoblados de San Miguel,
San Llorente, Arrañal -nombre que proviene, muy probablemente, de la herraña
que indica el apeo de los bienes del obispo en 1515- y Traslaisa.
En 1591 Quisicedo tenía 43 vecinos, dos de los
cuales eran hidalgos, 41 pecheros y ningún clérigo. Los regidores de la
Merindad de Sotoscueva informaron el 12 de Octubre de 1616 que el Quisicedo
había 18 vecinos de los que colgarían familiares y criados que viviesen en la casa.
En 1737 la cifra ascendía a cuarenta y uno y en 1767, después del catastro de
ensenada eran 38 vecinos.
Y, ya que lo
hemos nombrado, desgranemos el gran referente del año 1752: el Catastro del
Marqués de la Ensenada. A este pueblo llegaron en 22 de noviembre de ese año.
El subdelegado era Francisco Sáenz y se reunió con Valentín de Porres
(alcalde), Pablo Ruiz de Brizuela, Sebastián de Porres y el cura más antiguo de
los residentes en el lugar: Melchor Ruiz Gómez. Nos dice que el pueblo es de
realengo y depende del Corregimiento de Villarcayo. Las tierras son de secano pero
tiene también de regadío. Y prados de pastos. Producían trigo y lino. Los
frutales distribuidos por diversas zonas del municipio eran: manzanos, perales,
nogales, cerezos, robles y fresnos entre otros.
La población
tenía tres molinos harineros sobre el río “Valmacete” –que quizá sea el río de
Peñanegra- y dos en el río San Miguel que muelen la mitad del año. También
figuraba un batán en el primero de los ríos y que es propiedad de narciso
Gómez. El ganado que pastaba allí era caballar, cerdos, cabras y novillos. Y
que debían sortear las doscientas colmenas que salteaban las lomas de
Quisicedo.
Tenía treinta y
tres vecinos, once viudas y mozas solteras que se repartían entre setenta y una
casas habitables, una casa arruinada, el ayuntamiento y la torre del duque de
Frías. Disponía de dos tabernas que las abastecía Mateo Martínez de
Villabáscones y una tienda de paños. ¡Y un barbero llamado Jacinto Sainz!
En el
diccionario de Sebastián Miñano (1826) nos dice que había 64 vecinos que se
traducía en 252 habitantes. Aunque la estrella entre los diccionarios
geográficos es el de Madoz que transcribimos:
“Ald. en la prov., dióc, aud. terr. y cg.
de Burgos (11 leguas), part. jud. de Villarcayo (3) y ayunt. titulado de la
merind. de Valdivielso (3). Sit. en llano, donde le combaten los vientos en
todas direcciones; siendo su clima templado y bastante saludable. Se compone de
87 casas; escuela de primeras letras, concurrida por 30 alumnos de ambos sexos,
y dotada con 14 fan. de trigo; una fuente de buenas aguas dentro de la pobl.;
una igl. parr. (Sta. Eulalia), servida por un cura y un sacristán, y una ermita
bajo la advocación de San Lorenzo. El term. confina con los de Puente-Arenas,
Arroyo, Población y Quintana la Cuesta. Su terreno por el cual corre el río
Ebro, es llano y de buena y mediana calidad. Caminos: el real que conduce a
Rioja, Santander y Valmaseda, en buen estado. Correos: se reciben de la cap.
del part. por los mismos interesados. Prod.: trigo, maíz, habas, alubias, lentejas,
arvejas, alholbas, patatas y vino; cría ganado lanar, vacuno y cabrío; caza de
perdices, sordas y jabalíes, y pesca de anguilas, truchas y barbos. Ind.: la
agrícola, la arriería, 5 molinos harineros sobre las aguas del citado río. Pobl.:
38 vecinos, 142 almas. Cap. prod.: 418,500 rs. imp. : 39,100”.
Y, sí: han leído
río Ebro.
En 1863 hay 193
vecinos que eran que eran cuidados espiritualmente por el cura párroco Andrés
Pereira de 32 años En 1872 hay 225 vecinos y el cura sigue siendo el mismo que
en 1863.
Para 1881
tenemos el retrato que realiza el Anuario Riera que nos informa que Quisicedo
está “agregado al ayuntamiento de
Merindad de Sotoscueva, cuya casa consistorial está en el sitio conocido con el
nombre de Cueva de San Bernabé, del que dista la localidad que describimos 2'7
k. Cuenta sobre unos 170 hab. y 51 edif., de los que 8 están inhabitados.
Organización civil: Corresponde a la prov. de Burgos y contribuye, con su
ayunt. para las elecciones de diputados provinciales y las de Cortes.
Organización Militar: C. G. y G. M. de Burgos. Org. eclesiástica: Pertenece a
la dióc. de Burgos, al arciprestazgo de Valdeporres, y tiene una iglesia
parroquial, bajo la advocación de Santiago, cuyo curato es rural de segunda
clase. Org. Jud.: Hállase adscrito al part. jud. de Villarcayo y a las aud. de
lo criminal y territ. De Burgos. Org. económica: Para el pago de contr.
depende, con su ayunt., de la Admon. de Hacienda de su prov. S. Pub. Recibe y
expide la corr. por la A. de Madrid á Irún, estación y en. de Bribiesca a
Ramales, car. de Villasante. Obras Públicas y med. de com: Para verificar sus
transportes y relacionarse con los pueblos limítrofes, utiliza los caminos que
cruzan por su tér. Instrucción Pública: De fondos municipales se costea una
escuela incompleta para niños de ambos sexos, con regular asistencia. Art. Of. Ind:
La ind. única es la agrícola. Pob: Ninguna particularidad ofrecen los edif. que
la forman”.
El “Indicador
general de la industria y el comercio de Burgos” de 1894 nos dice que el pueblo
de Quisicedo tenía 213 habitantes. Pedro Porres Gómez era el carpintero local y
había dos molineros que eran Pedro Azcona Martínez y Eusebio López Gutiérrez.
Para servir a estos y a todos los demás estaba el herrero León Ruiz López. Y
para alegrar a todos de las desdichas de la vida teníamos los taberneros Fernanda
López Gutiérrez, Eusebia López Gutiérrez e Ignacio Pereda López. No nos dice
quién es el maestro pero sabemos que hacia 1882 fue nombrado Saturnino Martín.
Picando de aquí
y de allá hemos obtenido algunos datos que complementan parte de la visión
sobre este pueblo al final del siglo XIX y principios del siglo XX. De 1899 a
1905 el número de vecinos, mágicamente, se mantuvo en 213. Eso sí, hubo cambió
entre quienes cuidaban sus almas y educaban a sus hijos. De 1899 al menos y
hasta 1904 las almas eran cuidadas por Heraclio – o Hilario- Ruiz y los niños
eran formados por Eugenio Fernández que se jubilará en 1917 dejando las
escuelas en manos de Isaac Peña. Claro que el “Anuario Riera” nos dice que este
año hay 217 habitantes de hecho y 223 de derecho. En 1905 párroco fue Fortunato
Martínez y el médico Pedro Pérez Muñoz. Quizá por la presencia de un médico
tenemos que los vecinos en 1906 fueron 261. Y así se mantiene hasta 1909.Este
año aparecen en los registros las tiendas de vinos (tabernas) de Pedro Díaz y
Evaristo Rozas (que ya la conoce “el riera” desde 1908). Estos datos se
mantienen hasta 1911. El “Diario de Burgos” nos dice que en 1925 el párroco
será Lucas Zatón Corral.
Casona con las armas de González
En 1950 hay 226
vecinos de hecho repartidos en 67 viviendas. Tras la emigración de los sesenta
y setenta del siglo XX la población que traspasó la barrera del año 2000 eran
unos 72 empadronados.
Un paseo por
Quisicedo nos muestra varias casonas de buena labra y caserones decimonónicos.
Uno de ellos está a la salida del pueblo en sentido Soncillo que tiene las
armas de González en un escudo de reciente construcción. Está timbrado por un
casco y ornado de penachos y lambrequines. En su campo se acomoda un castillo
de diseño imaginativo y alejado del convencionalismo heráldico. Escoltando este
escudo tenemos la fecha de construcción -1882- y el nombre del titular: Manuel
Gómez y González.
No consta este
Manuel en los libros parroquiales de Quisicedo pero sí aparece en ellos como
padrino de Santiago Gómez y Gómez nacido el 24 de julio de 1876, e hijo de
Francisco Gómez y de Evarista Isabel Gómez. El texto dice: “Padrinos, don Manuel Gómez González, natural de Villabáscones, vecino
de la Villa y Corte de Madrid, de ocupación del comercio, y Francisca González
y Gómez, natural y vecina de este pueblo, tía del bautizado”. Hemos de
suponer que este comerciante de éxito de Madrid construyó su casa solariega en
el pueblo de su esposa. Y quizá, solo quizá, por eso falleció en Quisicedo José
Gómez González en 1873. Este hombre era doctor en teología y jurisprudencia,
abogado colegiado en Madrid y párroco de Loyozuela, al norte de Madrid… ¡y
coincide en sus apellidos con Manuel!
Otra de los
caserones de finales del siglo XIX tiene un escudete con el nombre del
propietario que encargó la obra: “León Gómez Aragón Zorrilla, año de 1888”.
Comparte apellido con los propietarios de la otra mansión, cercana por otra
parte. ¿Qué sabemos de él? Bueno, sabemos que estuvo casado con Paula Gómez y
González que falleció en Quisicedo de Sotoscueva el 20 de septiembre de 1895. Esta
señora era hija de Melchor Gómez Ruiz y de Manuela González y hermana de
Casimiro José, Nicolasa, Pedro Pascual, Josefa María, María Santos y de Manuel
Félix (nacido el 21 de febrero de 1814). Si este Manuel Félix Gómez González fuese
el Manuel Gómez González arriba citado y propietario de la otra casona de la
plaza sacaríamos un par de conclusiones sobre León, o más: Que construiría la
casa en Quisicedo porque era el pueblo de Paula; que construyó su casona, tal
vez, por no ser menos que su cuñado…
Y, aquí, surge
la obra caritativa de este matrimonio –el de León y Paula- que construyen una
escuela en su pueblo. El edificio está situado tras su caserón. En ella pone: “Escuela pública de niños y niñas de
Quisicedo. Edificada a expensas de Don León Gómez Aragón Zorrilla y su esposa Doña
Paula Gómez González. Año 1887”. Cuenta el blog “Las Merindades en la
memoria” que esta obra caritativa fue fruto de una necesidad prosaica: La
anterior escuela estaba delante de la casa a construir impidiendo su visión
desde el camino real y desde la casa de Manuel.
Había otras
familias y algún que otro escudo como el referido a la familia Peña en la curva de ascensión al centro del
pueblo. Es de pequeño tamaño y está protegido por un guardapolvo. En su campo hay
un sencillo castillo sobre ondas de agua y surmontado por tres estrellas de
ocho puntas: Armas de la Peña.
Casona "Miravalle"
Otro caserón
destacado por su ubicación –cerca del escudo de los peña- y con un alzado muy
atractivo es el llamado “Miravalle” construido en 1893. Frente al mismo hay una
fuente donada por Lucas Ruiz en 1900 (creo leer). Y hay otra casa con fachada
de buena piedra situada en el barrio de abajo que tiene labrada la fecha de
1895. Ciertamente, las citadas no son las únicas.
El Apóstol
Santiago es el titular del templo de tres naves, bóveda de cañón y naves con
arcos y nervios de piedra. El ábside es románico, liso, con canes y ajedrezado
en alero. La portada es renacentista, con arco de medio punto moldurado,
pilastrones y guardapolvos superior, bajo pórtico cerrado con arco rebajado y
reja de hierro. Y la torre es cuadrada con contrafuertes y alero moldurado,
rematada en pináculos y cúpula y con seis huecos y dos campanas.
Emiliano
Nebreda nos cuenta que la pila es poligonal con fuste románico consolidado y
base cuadrada; y el retablo mayor es clasicista con relieves y Calvario con
imágenes. Otro retablo es barroco con un Cristo crucificado de factura gótica,
del siglo XIV. Hay una Virgen sedente con Niño y otra Virgen sedente de la
leche del siglo XVI. Sus libros parroquiales comienzan en 1581.Hay una ermita
dedicada a Nuestra Señora de Belén, con espadaña y dos campanas y retablo
barroco.
Bibliografía:
“Diccionario geográfico-estadístico-histórico
de España y sus posesiones de ultramar (1845-1850)”. Pascual Madoz.
“Diccionario
Geográfico, Estadístico, Histórico, Biográfico, Postal, Municipal, Militar,
marítimo y eclesiástico de España y sus posesiones de Ultramar”. Publicado bajo
la dirección de Pablo Riera Sans.
“Diccionario
Geográfico - estadístico de España y Portugal”. Sebastián Miñano.
“Anuario del
comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración”.
“Anuario Riera”.
“Indicador
general de la industria y el comercio de Burgos”. Marciano Velasco.
“Estadísticas
del Obispado de Burgos”.
“Nomenclátor de
las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de España
formado por el instituto nacional de estadística con referencia al 31 de
diciembre de 1950”.
“Boletín
eclesiástico del Arzobispado de Burgos”
Periódico “El
magisterio español”.
“Amo a mi
pueblo”. Emiliano Nebreda Perdiguero.
“Apuntes sobre
historia de las antiguas Merindades de Castilla”. Julián García Sainz de
Baranda.
“Memoria de los
trabajos hechos por la junta provincial de beneficencia particular de Burgos durante
el año de 1874 y reseña de las fundaciones particulares instituidas en la
provincia”. Federico Martínez del Campo.
Catastro del
Marqués de la Ensenada.
“Torres y
castillos burgaleses”. Gonzalo Miguel Ojeda.
“Las Siete
Merindades de Castilla Vieja. Castilla Vieja, Sotoscueva, Valdeporres y
Montija”. María del Carmen Arribas Magro.
“Blasones y
linajes de la provincia de Burgos. V. Partido judicial de Villarcayo”. Francisco
Oñate Gómez.
“Arquitectura
fortificada en la provincia de Burgos”. Inocencio Cadiñanos Bardecí.
Blog “Las
Merindades en la memoria”.
Periódico “Diario
de Burgos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, tenga usted buena educación. Los comentarios irrespetuosos o insultantes serán eliminados.