Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
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domingo, 20 de marzo de 2022

Un paseo por Quisicedo de Sotoscueva

  
Hay que transitar por la carretera que une Soncillo con Espinosa de los Monteros para llegar a Quisicedo. O coger el tren de La Robla –mientras aguante- pero asumiendo que nos tenemos que bajar en marcha porque, como ya hemos dicho, las estaciones de este ferrocarril tienen una ubicación cuanto menos imaginativa. Aunque pudo ser que, en aquellos tiempos de entrada a la modernidad el tren parase donde no había estación a cambio de unas pesetas.

 
La primera mención a Quisicedo aparece en 1196 cuando el presbítero de “Quesecedo”, de nombre Pelagius es testigo en la donación que realiza Diego Gómez al monasterio de Oña de la mitad de la iglesia de Santiago de Espinosa de los Monteros y de otros solares. La iglesia de Quisicedo era en origen un monasterio, y parece que mantuvo ese carácter hasta la desaparición de los señoríos en el siglo XIX. Lo digo porque el catastro de 1752 nos afirma que solo hay dos sacerdotes en el pueblo y ningún clérigo ni convento.

 
En 1350 “Quezodos de Sotoscueua” es un lugar de behetría que tenía por señor a Pedro Fernández de Velasco y del que eran naturales los hijos y nietos de Sancho Sánchez. Pagaban al rey moneda, servicios, 19 maravedís y seis dineros de martiniega que entregaban a Pedro Fernández de Velasco que los coge por el rey. También pagaban tres infurciones, el que tenía un par de bueyes tres maravedís y el que no tenía ganado 15 dineros el varón y 8 dineros la mujer hilandera. Todo este capital también se entregaba al Velasco. E, incluso, el año que había monte se entregaba al señor un tocino de cuatro maravedís. Destaquemos lo de las mujeres hilanderas porque significa que pudo haber existido una artesanía profesionalizada, puesto que el hilado de tejidos formaba parte de los oficios realizados en casi todas las casas en Sotoscueva.

 
Cuenta Quisicedo con una casa fuerte documentada por primera en el testamento de Juan de Velasco (1414). Otro documento del siglo XV informaba de su estado: “La casa de Quezegedo que es en la meryndad de Sotoscueva es una muy gentil torre y está muy bien reparada, salvo que le falta algunas tablas de los suelos de los corredores y algunas puertas y ventanas y alguna teja. Podía costar todo cinco mili maravedís”. Se aprecian dos etapas en la construcción: hasta la base del balcón de mampostería y el resto de sillería. La puerta, flanqueada por saeteras, se abre al sureste. Su arco apuntado es de excelente dovelaje con la clave partida. Sobre ella un balcón repite exactamente sus formas y proporciones. Los demás lienzos tienen un pequeño vano, cuyo arquillo está tallado en un solo bloque de piedra. Sobre ellos se colocó un escudito que llegó únicamente a esbozarse. Pueden verse también algunas saeteras distribuidas de forma asimétrica por los lienzos. A pesar de sus buenos materiales la torre amenazaba ruina a finales del siglo XVIII, por lo que se rebajó su altura y con las piedras sobrantes se construyó la casita adosada a ella. Según el catastro de Ensenada alcanzaba los 17 metros de altura y partía de un paralelogramo de 10`55 metros por 9`45 metros. A finales del siglo XVIII pasó a manos de la familia Gómez-Aragón. ¿La misma de la casona de la que hablaremos abajo?

 
El apeo de los bienes episcopales de 1515 nos indica que la parroquia monasterial de Santiago pertenecía al obispo de Burgos: “el monasterio de Quisicedo en que todos los diezmos y procuraciones son del Obispo. La renta del Monasterio de Quegecedo comprende todos los diezmos y primicias, que son enteramente de la Dignidad, y el Prelado paga a un clérigo. La iglesia se llama Santiago con cementerio; son del mismo con todos los diezmos, granados y menudos de todos los vecinos. Posee una herraña, convertida en era, que si se sembrase cabría media fanega de sembradura. Surqueros ejidos del Concejo por todas partes y un camino real que fue (sic) a Medina, dicen los testigos y creen, que en este paraje fue el Palacio del Obispo. Además tenía el obispo otra tierra al herrenal de la torre de 4 celemines, otra en Piedrahita y en otros términos”. Indiquemos que el término de Quisicedo contiene los despoblados de San Miguel, San Llorente, Arrañal -nombre que proviene, muy probablemente, de la herraña que indica el apeo de los bienes del obispo en 1515- y Traslaisa.

 
En 1591 Quisicedo tenía 43 vecinos, dos de los cuales eran hidalgos, 41 pecheros y ningún clérigo. Los regidores de la Merindad de Sotoscueva informaron el 12 de Octubre de 1616 que el Quisicedo había 18 vecinos de los que colgarían familiares y criados que viviesen en la casa. En 1737 la cifra ascendía a cuarenta y uno y en 1767, después del catastro de ensenada eran 38 vecinos.

 
Y, ya que lo hemos nombrado, desgranemos el gran referente del año 1752: el Catastro del Marqués de la Ensenada. A este pueblo llegaron en 22 de noviembre de ese año. El subdelegado era Francisco Sáenz y se reunió con Valentín de Porres (alcalde), Pablo Ruiz de Brizuela, Sebastián de Porres y el cura más antiguo de los residentes en el lugar: Melchor Ruiz Gómez. Nos dice que el pueblo es de realengo y depende del Corregimiento de Villarcayo. Las tierras son de secano pero tiene también de regadío. Y prados de pastos. Producían trigo y lino. Los frutales distribuidos por diversas zonas del municipio eran: manzanos, perales, nogales, cerezos, robles y fresnos entre otros.

 
La población tenía tres molinos harineros sobre el río “Valmacete” –que quizá sea el río de Peñanegra- y dos en el río San Miguel que muelen la mitad del año. También figuraba un batán en el primero de los ríos y que es propiedad de narciso Gómez. El ganado que pastaba allí era caballar, cerdos, cabras y novillos. Y que debían sortear las doscientas colmenas que salteaban las lomas de Quisicedo.
 

Tenía treinta y tres vecinos, once viudas y mozas solteras que se repartían entre setenta y una casas habitables, una casa arruinada, el ayuntamiento y la torre del duque de Frías. Disponía de dos tabernas que las abastecía Mateo Martínez de Villabáscones y una tienda de paños. ¡Y un barbero llamado Jacinto Sainz!

 
En el diccionario de Sebastián Miñano (1826) nos dice que había 64 vecinos que se traducía en 252 habitantes. Aunque la estrella entre los diccionarios geográficos es el de Madoz que transcribimos:
 
“Ald. en la prov., dióc, aud. terr. y cg. de Burgos (11 leguas), part. jud. de Villarcayo (3) y ayunt. titulado de la merind. de Valdivielso (3). Sit. en llano, donde le combaten los vientos en todas direcciones; siendo su clima templado y bastante saludable. Se compone de 87 casas; escuela de primeras letras, concurrida por 30 alumnos de ambos sexos, y dotada con 14 fan. de trigo; una fuente de buenas aguas dentro de la pobl.; una igl. parr. (Sta. Eulalia), servida por un cura y un sacristán, y una ermita bajo la advocación de San Lorenzo. El term. confina con los de Puente-Arenas, Arroyo, Población y Quintana la Cuesta. Su terreno por el cual corre el río Ebro, es llano y de buena y mediana calidad. Caminos: el real que conduce a Rioja, Santander y Valmaseda, en buen estado. Correos: se reciben de la cap. del part. por los mismos interesados. Prod.: trigo, maíz, habas, alubias, lentejas, arvejas, alholbas, patatas y vino; cría ganado lanar, vacuno y cabrío; caza de perdices, sordas y jabalíes, y pesca de anguilas, truchas y barbos. Ind.: la agrícola, la arriería, 5 molinos harineros sobre las aguas del citado río. Pobl.: 38 vecinos, 142 almas. Cap. prod.: 418,500 rs. imp. : 39,100”.
 
Y, sí: han leído río Ebro.

 
En 1863 hay 193 vecinos que eran que eran cuidados espiritualmente por el cura párroco Andrés Pereira de 32 años En 1872 hay 225 vecinos y el cura sigue siendo el mismo que en 1863.

 
Para 1881 tenemos el retrato que realiza el Anuario Riera que nos informa que Quisicedo está “agregado al ayuntamiento de Merindad de Sotoscueva, cuya casa consistorial está en el sitio conocido con el nombre de Cueva de San Bernabé, del que dista la localidad que describimos 2'7 k. Cuenta sobre unos 170 hab. y 51 edif., de los que 8 están inhabitados. Organización civil: Corresponde a la prov. de Burgos y contribuye, con su ayunt. para las elecciones de diputados provinciales y las de Cortes. Organización Militar: C. G. y G. M. de Burgos. Org. eclesiástica: Pertenece a la dióc. de Burgos, al arciprestazgo de Valdeporres, y tiene una iglesia parroquial, bajo la advocación de Santiago, cuyo curato es rural de segunda clase. Org. Jud.: Hállase adscrito al part. jud. de Villarcayo y a las aud. de lo criminal y territ. De Burgos. Org. económica: Para el pago de contr. depende, con su ayunt., de la Admon. de Hacienda de su prov. S. Pub. Recibe y expide la corr. por la A. de Madrid á Irún, estación y en. de Bribiesca a Ramales, car. de Villasante. Obras Públicas y med. de com: Para verificar sus transportes y relacionarse con los pueblos limítrofes, utiliza los caminos que cruzan por su tér. Instrucción Pública: De fondos municipales se costea una escuela incompleta para niños de ambos sexos, con regular asistencia. Art. Of. Ind: La ind. única es la agrícola. Pob: Ninguna particularidad ofrecen los edif. que la forman”.

 
El “Indicador general de la industria y el comercio de Burgos” de 1894 nos dice que el pueblo de Quisicedo tenía 213 habitantes. Pedro Porres Gómez era el carpintero local y había dos molineros que eran Pedro Azcona Martínez y Eusebio López Gutiérrez. Para servir a estos y a todos los demás estaba el herrero León Ruiz López. Y para alegrar a todos de las desdichas de la vida teníamos los taberneros Fernanda López Gutiérrez, Eusebia López Gutiérrez e Ignacio Pereda López. No nos dice quién es el maestro pero sabemos que hacia 1882 fue nombrado Saturnino Martín.

 
Picando de aquí y de allá hemos obtenido algunos datos que complementan parte de la visión sobre este pueblo al final del siglo XIX y principios del siglo XX. De 1899 a 1905 el número de vecinos, mágicamente, se mantuvo en 213. Eso sí, hubo cambió entre quienes cuidaban sus almas y educaban a sus hijos. De 1899 al menos y hasta 1904 las almas eran cuidadas por Heraclio – o Hilario- Ruiz y los niños eran formados por Eugenio Fernández que se jubilará en 1917 dejando las escuelas en manos de Isaac Peña. Claro que el “Anuario Riera” nos dice que este año hay 217 habitantes de hecho y 223 de derecho. En 1905 párroco fue Fortunato Martínez y el médico Pedro Pérez Muñoz. Quizá por la presencia de un médico tenemos que los vecinos en 1906 fueron 261. Y así se mantiene hasta 1909.Este año aparecen en los registros las tiendas de vinos (tabernas) de Pedro Díaz y Evaristo Rozas (que ya la conoce “el riera” desde 1908). Estos datos se mantienen hasta 1911. El “Diario de Burgos” nos dice que en 1925 el párroco será Lucas Zatón Corral.

Casona con las armas de González
 
En 1950 hay 226 vecinos de hecho repartidos en 67 viviendas. Tras la emigración de los sesenta y setenta del siglo XX la población que traspasó la barrera del año 2000 eran unos 72 empadronados.

 
Un paseo por Quisicedo nos muestra varias casonas de buena labra y caserones decimonónicos. Uno de ellos está a la salida del pueblo en sentido Soncillo que tiene las armas de González en un escudo de reciente construcción. Está timbrado por un casco y ornado de penachos y lambrequines. En su campo se acomoda un castillo de diseño imaginativo y alejado del convencionalismo heráldico. Escoltando este escudo tenemos la fecha de construcción -1882- y el nombre del titular: Manuel Gómez y González.

 
No consta este Manuel en los libros parroquiales de Quisicedo pero sí aparece en ellos como padrino de Santiago Gómez y Gómez nacido el 24 de julio de 1876, e hijo de Francisco Gómez y de Evarista Isabel Gómez. El texto dice: “Padrinos, don Manuel Gómez González, natural de Villabáscones, vecino de la Villa y Corte de Madrid, de ocupación del comercio, y Francisca González y Gómez, natural y vecina de este pueblo, tía del bautizado”. Hemos de suponer que este comerciante de éxito de Madrid construyó su casa solariega en el pueblo de su esposa. Y quizá, solo quizá, por eso falleció en Quisicedo José Gómez González en 1873. Este hombre era doctor en teología y jurisprudencia, abogado colegiado en Madrid y párroco de Loyozuela, al norte de Madrid… ¡y coincide en sus apellidos con Manuel!

 
Otra de los caserones de finales del siglo XIX tiene un escudete con el nombre del propietario que encargó la obra: “León Gómez Aragón Zorrilla, año de 1888”. Comparte apellido con los propietarios de la otra mansión, cercana por otra parte. ¿Qué sabemos de él? Bueno, sabemos que estuvo casado con Paula Gómez y González que falleció en Quisicedo de Sotoscueva el 20 de septiembre de 1895. Esta señora era hija de Melchor Gómez Ruiz y de Manuela González y hermana de Casimiro José, Nicolasa, Pedro Pascual, Josefa María, María Santos y de Manuel Félix (nacido el 21 de febrero de 1814). Si este Manuel Félix Gómez González fuese el Manuel Gómez González arriba citado y propietario de la otra casona de la plaza sacaríamos un par de conclusiones sobre León, o más: Que construiría la casa en Quisicedo porque era el pueblo de Paula; que construyó su casona, tal vez, por no ser menos que su cuñado…

 
Y, aquí, surge la obra caritativa de este matrimonio –el de León y Paula- que construyen una escuela en su pueblo. El edificio está situado tras su caserón. En ella pone: “Escuela pública de niños y niñas de Quisicedo. Edificada a expensas de Don León Gómez Aragón Zorrilla y su esposa Doña Paula Gómez González. Año 1887”. Cuenta el blog “Las Merindades en la memoria” que esta obra caritativa fue fruto de una necesidad prosaica: La anterior escuela estaba delante de la casa a construir impidiendo su visión desde el camino real y desde la casa de Manuel.

 
Había otras familias y algún que otro escudo como el referido a la familia Peña en la curva de ascensión al centro del pueblo. Es de pequeño tamaño y está protegido por un guardapolvo. En su campo hay un sencillo castillo sobre ondas de agua y surmontado por tres estrellas de ocho puntas: Armas de la Peña.

Casona "Miravalle"
 
Otro caserón destacado por su ubicación –cerca del escudo de los peña- y con un alzado muy atractivo es el llamado “Miravalle” construido en 1893. Frente al mismo hay una fuente donada por Lucas Ruiz en 1900 (creo leer). Y hay otra casa con fachada de buena piedra situada en el barrio de abajo que tiene labrada la fecha de 1895. Ciertamente, las citadas no son las únicas.


El Apóstol Santiago es el titular del templo de tres naves, bóveda de cañón y naves con arcos y nervios de piedra. El ábside es románico, liso, con canes y ajedrezado en alero. La portada es renacentista, con arco de medio punto moldurado, pilastrones y guardapolvos superior, bajo pórtico cerrado con arco rebajado y reja de hierro. Y la torre es cuadrada con contrafuertes y alero moldurado, rematada en pináculos y cúpula y con seis huecos y dos campanas. 


Emiliano Nebreda nos cuenta que la pila es poligonal con fuste románico consolidado y base cuadrada; y el retablo mayor es clasicista con relieves y Calvario con imágenes. Otro retablo es barroco con un Cristo crucificado de factura gótica, del siglo XIV. Hay una Virgen sedente con Niño y otra Virgen sedente de la leche del siglo XVI. Sus libros parroquiales comienzan en 1581.Hay una ermita dedicada a Nuestra Señora de Belén, con espadaña y dos campanas y retablo barroco.
 


 
Bibliografía:
 
“Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (1845-1850)”. Pascual Madoz.
“Diccionario Geográfico, Estadístico, Histórico, Biográfico, Postal, Municipal, Militar, marítimo y eclesiástico de España y sus posesiones de Ultramar”. Publicado bajo la dirección de Pablo Riera Sans.
“Diccionario Geográfico - estadístico de España y Portugal”. Sebastián Miñano.
“Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración”.
“Anuario Riera”.
“Indicador general de la industria y el comercio de Burgos”. Marciano Velasco.
“Estadísticas del Obispado de Burgos”.
“Nomenclátor de las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de España formado por el instituto nacional de estadística con referencia al 31 de diciembre de 1950”.
“Boletín eclesiástico del Arzobispado de Burgos”
Periódico “El magisterio español”.
“Amo a mi pueblo”. Emiliano Nebreda Perdiguero.
“Apuntes sobre historia de las antiguas Merindades de Castilla”. Julián García Sainz de Baranda.
“Memoria de los trabajos hechos por la junta provincial de beneficencia particular de Burgos durante el año de 1874 y reseña de las fundaciones particulares instituidas en la provincia”. Federico Martínez del Campo.
Catastro del Marqués de la Ensenada.
“Torres y castillos burgaleses”. Gonzalo Miguel Ojeda.
“Las Siete Merindades de Castilla Vieja. Castilla Vieja, Sotoscueva, Valdeporres y Montija”. María del Carmen Arribas Magro.
“Blasones y linajes de la provincia de Burgos. V. Partido judicial de Villarcayo”. Francisco Oñate Gómez.
“Arquitectura fortificada en la provincia de Burgos”. Inocencio Cadiñanos Bardecí.
Blog “Las Merindades en la memoria”.
Periódico “Diario de Burgos”.
 
 

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