Dejábamos
a los moros españoles enzarzados en una guerra civil y con el conde de
Castilla, Sancho García hijo de Ava de Ribagorza, buscando un nuevo objetivo:
los Pirineos. ¿Por qué? Gracias a un bastardo en Ribagorza, en pleno Pirineo
central, hoy en la provincia de Huesca. El conde Isarno muere en combate en el
año 1003. Como no tuvo tiempo de centrarse en tener descendencia, el condado ha
de pasar a las mujeres de la familia, las hermanas del conde. Una es Ava,
condesa de la lejana Castilla, otra Toda, la cercana hermana pequeña, que
gobernará y hará frente a los musulmanes de Barbastro.
Castillo de Frías. |
Los
ribagorzanos peleaban duro, ¡por eso perdieron a su conde! Y, por eso, en 1006
Abd al-Malik, el hijo de Almanzor, arrasaba la capital, Roda de Isábena, y dejaba
una guarnición. Toda II, cincuentona y sin hijos, se alió –y casó- con el conde
vecino, Suñer de Pallars, viudo, sesenta años, y tres hijos mayores que podían
acaudillar ejércitos. A la muerte de Toda heredarían Ribagorza. Problema: el
difunto Isarno tenía un bastardo, Guillermo. Enviado a Castilla este Guillermo
Isárnez era primo canal del joven Sancho García, el conde castellano. Había,
pues, una posibilidad de mantener Ribagorza a salvo de los de Pallars. Algo con
lo que el viejo Suñer, sin duda, no había contado.
Sancho
vuelve de Córdoba. Los moros que ocupan Ribagorza son vulnerables. Suñer quiere
oficializar su dominio sobre Ribagorza. Toda II avisa a su sobrino Sancho. Sancho
tiene una hermana, doña Mayor García a quien le corresponde por derecho de
sangre el condado. Y, además, cuentan con un paladín que acaudille un ejército:
Guillermo Isárnez, el bastardo, que no podría ser conde, pero lo será.
Imagen cortesía de Justo Jiménez. |
En
algún momento del año 1010, una hueste castellana penetra en Ribagorza. Expulsan
a los moros de Roda de Isábena y allí doña Toda II entrega a doña Mayor y a
Guillermo Isárnez la sucesión legítima del condado. Ciertos territorios de
Ribagorza habían quedado en poder de los de Pallars pero el tema se soluciona con un matrimonio: Doña Mayor se casaría con Ramón o Raimundo, el hijo de
Suñer. Así los territorios perdidos volverían a Ribagorza y las ambiciones de
Pallars quedarían colmadas al dar a uno de sus hijos la oportunidad de tener el
título condal ribagorzano.
No
podemos dejar de señalar que en 1011 el conde Sancho fundará el monasterio de San
Salvador de Oña que será espléndidamente dotado por el conde y su esposa con
más de setenta lugares y cien iglesias. Solo una nota.
Y ya
que hablábamos de muertes un poco más arriba miremos lo que ocurre en Córdoba. Muhammad
era un inútil que se enemistó con todos, incluso con su protector Wadhid que le
puso en el trono con apoyo catalán y expulsó a los bereberes del omeya Suleimán.
Muhammad es asesinado el 23 de julio de 1010. El inductor del asesinato ha sido
el general Wadhid, el eslavo, que repone en el califato a Hisham II.
Mientras
tanto, Suleimán ha enviado a Sancho de Castilla una oferta: las conquistas de
Almanzor al norte del Sistema Central pero… ¡Se las había prometido un año antes
sin poder cumplir su oferta! Pero Sancho sabe que esas plazas y fortalezas
están en manos de Hisham II. ¿Qué hacer? Pues Sancho escribe al califa Hisham
II, le cuenta la oferta de Suleimán y le dice que, si no le entrega las plazas
y fortalezas en cuestión, volverá a apoyar al califa de los bereberes contra el
poder de Córdoba. Hisham, al recibir la misiva, no reacciona. Pero termina cediendo.
Entregarán
a los cristianos doscientas plazas fuertes a finales del verano de 1010. ¡Todos
los lugares que los omeyas habían conquistado bajo Almanzor y al-Muzaffar! Los
textos mencionan otras que no fueron entregadas por el momento, pero sí prometidas
y garantizadas con la entrega de rehenes. Entre las plazas entregadas estaban Gormaz,
Osma, San Esteban, Atienza, Alcoba y Coruña del Conde. ¿Cómo era posible esa generosa
entrega? Bueno, ellos veían que Córdoba se había salvado de los bereberes a
cambio de unas fortalezas que, probablemente, ninguno tenía intención de
defender. Sancho García estaba en condiciones de imponer su ley a Córdoba. Y el
castellano, viéndose vencedor, dobló la apuesta: no sólo pidió fortalezas para
sí, sino que además empujó a su yerno, el rey de Navarra, Sancho III, a hacer
lo mismo.
Y esto
no gustó tanto a los moros, aunque cedieron de mala gana. ¿Dónde estaban esas
fortalezas que el Sancho navarro obtuvo del califa? No lo sabemos. ¿Por qué,
entonces, cedió Hisham? “Todo ello
ocurrió por la obstinación de no querer llegar a un acuerdo con los bereberes”,
dice la crónica mora. ¡Hombre! Suleimán no renunciaba a su título de Califa y
esa dignidad, por su carácter religioso y político, no admitía división alguna
de territorios ni componendas, el acuerdo era imposible. La guerra era
inevitable.
Pero no
solo la que esperamos…En el otoño de 1011, una nueva conjura elimina a Wadhid y
deja a Hisham colgado de la brocha. Después de dos años largos de lucha en todo
el califato, Suleimán llegó a las puertas de Córdoba. Las gentes de Hisham le enviaron
parlamentarios. Suleimán rechazó cualquier negociación. El 9 de mayo de 1013,
una cohorte de oficiales cordobeses acudía a ver a Suleimán para rendir la
ciudad. Suleimán prometió a los oficiales respetar sus vidas, pero los
bereberes faltaron a la palabra de su jefe y no respetaron nada. Córdoba sufría
un nuevo saqueo que incluyó el asesinato masivo de los oficiales de Hisham que
pudo ser asesinado por orden de Suleimán o pudo marchar al destierro.
Suleimán
había triunfado ¿No? No. Habrá tres años de guerra civil en Al-Andalus. El
propio Suleimán morirá ejecutado. Bueno, era un bereber del momento en
Hispania. Le seguía el segmento más primitivo de Al-Ándalus y eran detestados
por árabes y por muladíes. Los bereberes odiaban a su vez a la aristocracia
árabe y se sentían con derecho a imponer su ley por doquier y actuaron en el
califato como una potencia de ocupación. El califa Suleimán es un títere en
manos de sus bereberes. Pero sólo mandan en la región de Córdoba: el resto del
ancho territorio del califato va por libre.
Esto es
así porque –como los gobiernos actuales de España- para mantener su cuota ha
concedido amplias franjas de poder a las distintas fuerzas locales, a las
grandes familias y a las tribus dominantes en cada región. ¿Les suena? El
recurso habría podido funcionar con un poder central fuerte, pero, con un
califa débil y sostenido por una minoría tan denostada como la berebere,
semejante sistema era una invitación permanente a la insurrección.
Surgirá
en el África andalusí. Un proclamado califa llamado Alí desembarca la primavera
del 1016 en Málaga y entra en Córdoba. Suleimán es asesinado. En abril de 1018
Alí será eliminado por Abderramán, descendiente del califa Abderramán III. El
hermano de Alí también se había proclamado califa. Abderramán morirá igualmente
asesinado y al-Qasim, el hermano de Alí, quedará como único califa. Era marzo
de 1018. Y hubo más califas: Yahya entre 1021 y 1023, de nuevo al-Qasim en
1023, Abderramán V en 1023, Muhammad III en 1024, otra vez Yahya en 1025,
Hisham III en 1027. Este Hisham será el último califa.
Y
vienen los primeros reinos de taifas. Eso variará radicalmente la posición de
los reinos cristianos. ¿Quiénes mandan en las taifas? Los mismos clanes,
tribus, familias, bandos o facciones que ya cortaban el bacalao con
anterioridad. En el plano de la estructura social, en realidad, nada cambia. La
masa de población mozárabe o muladí sigue obedeciendo a los mismos amos, los
esclavos siguen siendo esclavos y los siervos, siervos. Los señores, sin
embargo, ya no obedecen al califa: cada cual tratará de asegurar su soberanía
sobre su propio, débil y limitado territorio.
Los
reinos cristianos perciben inmediatamente la fragilidad de estas nuevas
entidades políticas y no tardan en aprovechar la situación. Obligan a las taifas
a pagarles tributos si quieren ver sus fronteras tranquilas. Serán las “parias”.
Si están pensando lo que yo, tienen razón: son el cobro de protección de un
clan mafioso.
Otra
pregunta ¿por qué los cristianos no aprovechaban la debilidad mora para seguir
reconquistando? No tienen gente. Tienen más tierras de las que pueden llenar. Era
mucho más rentable esa política de tributos que revitaliza la economía
cristiana. Gracias a las parias empieza a circular dinero, se estimula el
mercado, aparecen las primeras ferias, nace el tráfico de los artículos de
lujo... y de paso se asegura la manutención del ejército, imprescindible para
la supervivencia del sistema.
Miremos
ahora a Navarra y a su rey Sancho III retrocediendo a 1017 y a la muerte de
Guillermo Isárnez, asesinado en el valle de Arán cuando reclamaba le
reconociesen como conde. Un “vacío de poder” significa problemas y tanto
musulmanes como catalanes achuchan. Los nobles de Ribagorza y Sobrarbe no
tienen fuerzas suficientes para afrontar el desafío. Piden ayuda a Sancho III
que está casado con la castellana Muniadona, nieta de Ava de Ribagorza. Resumiendo:
se queda los condados. La muerte de Alfonso V de León en un asedio y la
coronación de un niño de once años, Vermudo III, con la subsiguiente regencia
de su madrastra, Jimena, hermana del navarro permite a Sancho el Mayor de Pamplona
controlar también el viejo reino leonés.
Vermudo III de León. |
¿Y
Castilla? Ese mismo 1017 muere el conde Sancho García y le sucede
un niño de siete años, García. La abadesa de Covarrubias, doña Urraca, tía del
muchacho, asegura la regencia junto a los magnates del reino. Fray Justo Pérez
de Urbel se decanta por el patronazgo de Sancho III de Navarra por la presencia
de documentos de 1022 donde este rey figura como gobernante en Álava y Castilla.
También le constan otras muestras de dominio político y social. En fin cuando
García creció, se le organizó su boda con Sancha, la hija de Alfonso V. Aquel
matrimonio era un paso decisivo para reconstruir la relación entre León y
Castilla.
En
1029, el joven García, de apenas diecinueve años, viajó a León para conocer a
la novia. Pero muere ¿Quién lo mató? ¿Los Vela? ¿Los magnates castellanos
Gonzalo Muñoz, Munio Gustioz y Munio Rodríguez? ¿Sancho III? Juan José García
González opina que la familia Vela. El crimen de estado creó una situación
política delicadísima. Margarita
Torres Silva opina que fue Sancho III el que urdió la trama. Una situación semejante a la de Sarajevo en 1914.
García
no tenía descendencia. Pero tenía una hermana, Muniadona, casada con Sancho de
Navarra, Sancho III el Mayor. El rey de Pamplona y Nájera, que casualmente
estaba en León como invitado a la boda, habló: el condado era para Muniadona,
la reina de Navarra y hermana del finado. Así Castilla, más los territorios de
Álava y Monzón, que le pertenecían, cayeron bajo el control de la corona
pamplonesa.
Lápida de Sancho III |
Nominalmente
al frente de Castilla aparece Fernando Sánchez pero al tratarse de un niño, el
monarca navarro gestionará el condado. Esto fue así porque el condado recaerá
en Muniadona y desde ella los derechos a su hijo Fernando. El rey Vermudo III
de León –del que señorialmente depende el condado de Castilla- concederá el
condado de Castilla a Fernando cuando se case con su hermana Sancha de León en
1032 según comenta Margarita Torres Sevilla. Ella lleva como dote las tierras
entre el Pisuerga y el Cea controladas por Navarra. Una solución de compromiso.
Parece haber diplomas que presentan a Fernando como conde en Castilla
anteriores a la muerte de su padre lo cual confirmaría lo arriba dicho. Poco
podían esperar que Fernando pronto fuera a ser rey de León gracias a su acción
directa: Derrota a Vermudo cuando este “reclamaba” las tierras de la dote de su
hermana.
La
muerte de Sancho el Mayor se produce a la edad de cuarenta y cinco años, en
1035. En algunas obras consta que los castellanos exigieron que el territorio
no fuera para el primogénito, sino para el segundo hijo –Fernando-, y ello en
su calidad de heredero de Muniadona, la viuda de Sancho el Mayor, que era de la
familia condal castellana. contradictorio. En su testamento Sancho dispondrá de
Castilla como un bien propio adjudicando a su primogénito, García Sánchez, La
Rioja, Álava y el norte del condado de Castilla, es decir, La Bureba, Montes de
Oca, Trasmiera, Encartaciones y la llamada “Castilla Vieja”. Para el titular
del condado de Castilla quedó el fragmento de Castilla que quedaba fuera de los
límites de la vieja provincia Tarraconense y las aportaciones de su mujer.
Fernando I de León |
Fernando
tenía un condado bastante menguado lo que pronosticaba que desearía recuperarlo
en su plenitud. Por otra parte, el flamante nuevo rey navarro, García, estaba
encajonado entre sus hermanos de Castilla y Aragón. ¡Con tanto reino de taifa
del que aprovecharse!
Bibliografía:
“Moros
y cristianos” de José Javier Esparza.
“La
ordenación del territorio en la más vieja castilla en los siglos IX a XI” por Rosa
María Martínez Ochoa.
“Historia
del condado de Castilla” Fray Justo Pérez de Úrbel.
“Historia
de Castilla de Atapuerca a Fuensaldaña”. Juan José García González.
“Historia
del condado de Ribagorza”. Manuel Iglesias Costa.
Revista
“Desperta Ferro (Antigua y Medieval)” núm 40. Artículo “Nobiliori de genere
ortus. Los verdaderos orígenes del cid campeador” por Margarita Torres Sevilla.
“Atlas
de Historia de España” por Fernando García de Cortázar.
“Historia
de España” de Salvat.
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