Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
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domingo, 17 de enero de 2021

La torre del Abad de Vivanco de Mena.



De Ogazón de Montija procedía Perejón de Lezana que murió por salvar la vida de Fernán Sánchez de Velasco. Les pondré en situación porque con lo dicho hasta ahora no nos enteraremos de nada. La trifulca en la que muere Perejón sería la batalla de Villatomil que fue una de las habituales confrontaciones entre los Velasco y los Salazar. Perdido el combate para los primeros, Perejón sacrificó su vida para dar tiempo a su señor a refugiarse en las murallas de Medina de Pomar con el compromiso de que se ocuparía de sus hijos. Este noble gesto, que tiene mucho de pensión por morir en combate o de “estanquito” franquista, dio la abadía de Vivanco al hijo de Perejón. Este adoptará el apellido Vivanco. Sería hacia el siglo XIII, en 1370.


¿Significa eso que la abadía de Vivanco surgió en ese tiempo? Pues… Les diré que en la iglesia se conserva el sepulcro románico de un abad en el que ponía “Era de MCCXXIIIIII” que situaría la fecha del monasterio seglar en 1188. Un documento del archivo del Palacio de los Abades, en Vivanco, afirmaba que el cenobio fue fundado por doña Andrequina -o Enriquena- de Mena, a mediados del siglo XII, como “abadía secular de patrocinio nobiliario”. Otras fuentes refieren que el primer abad del que se tienen noticias concretas fue Martín Pérez de Vivanco, en el año 1150. Una referencia que ha llegado hasta hoy es de 1244, es un documento por el que Alonso Pérez de Arnillas cede al obispo de Burgos una serie de propiedades, con el fin de que se provea el Monasterio de Vivanco con un altar.

Tener una genealogía precisa de los sucesivos abades seglares de Vivanco es difícil dada la lógica dificultad producto del tiempo, el número, los lugares de residencia y otros inconvenientes por lo cual lo que presentaremos aquí será un picoteo más o menos acertado.


Según Salazar y Castro, el primer sucesor confirmado fue Sancho López de Vivanco. Al casar su hija con un Angulo ambos apellidos se unieron para siempre. ¿Angulos? ¿De dónde aparecen? Los gratificantes mitos fundacionales nos iluminan diciéndonos que un rey escocés fue el precursor del Angulo al que un monarca leonés dio el valle homónimo “junto al de Mena”, en donde pobló y fundó cuatro lugares: Cirión, Cozuela, Rivaloba y Cima. Para defenderlos construyó un castillo en lo alto de una peña desconocida. Algunos han aventurado voluntariosamente que esa fortificación podría ser el espolón entre la sierra de la Carbonilla y la de la Peña que llaman “Castro Grande”.

Los Angulo tenían sus sepulturas en la capilla mayor de Santiago de Oteo. Los Vivanco se enterraron siempre en su propio monasterio, cosa que siguieron haciendo los sucesores que acapararon estos mayorazgos. Y, esto nos lleva a que recuerden que las abadías seglares eran una buena fuente de rentas para sus abades:

“Por señor de la casa y Abbad de Vivanco y lugar de Arceo tiene todos los diezmos de estos dos lugares y su término… con que le diezman muchos de los vecinos de otros y llega el diezmo a 400 fanegas de trigo, 300 cántaras de vino, 50 fanegas de zebada, frutas y demás legumbres, renta de trigo por razón de tierras propias 120 fanegas. En el lugar de Irús quarto de legua de Vivanco, tiene el rediezmo, vale al año en dinero de derechos fixos 15.000 rs. y tiene otras utilidades. Por ser abad cobra de cada nuevo vecino 28 rs. y una gallina. Nadie puede, sin su licencia, ser recibido por vecino. Los vecinos tienen obligación de traer leña al orno cuando se haga pan. Todas las vezes que pasaren por delante de Palacio… han de incar la rodilla y quitar la gorra o sombrero”.


A principios del siglo XV se decía “que las casas del apellido del padre (Angulo Vivanco) son de las más ilustres y primitivas de las de esta provincia”. Por su apellido Vivanco, además de abad seglar, gozaron “de los derechos de las Huelgas de los puertos del Cabrio y la Magdalena”. El Abad de Vivanco nombraba uno de los cuatro diputados generales del valle de Mena. La residencia habitual fue la torre de Vivanco, aunque a veces habitaron también en la de Cantinflor de Espinosa de los Monteros.

¿Eso quiere decir que residían en la torre del Abad? Lo cierto es que los abades de Vivanco poseyeron dos torres en Vivanco. La protagonista de esta entrada, está en el barrio de Cantonad, diríamos que bajo el Santuario. Mide 9 metros por 8`28 metros, es de mampostería, con sillarejo en las esquinas. El tejado es a cuatro aguas. Cuando la visiten se darán cuenta que está abandonada en un apacible entorno forestal. Su fachada se apoya sobre un contrafuerte que se prolonga hacia la fachada Este. El contrafuerte sirve como pie de una balconada de barrotes de cuadradillo y baranda de sencilla pletina.

Debió transformarse esta torre en los últimos años del siglo XVI o en los primeros del XVII, hasta quedar convertida en casa solariega sin ninguna saetera pero con hermosos escudos, sobre todo encima de la balconada y sobre una ventana de la fachada Sur. En la segunda mitad del siglo XVII se describía así: “pasamos a ver la casa y reconocer la del apellido de Vivanco y parece está sita en un llano apartado del lugar de Vivanco como un tiro de escopeta que parece ser una torre alta y en junto a ella está una casa grande de dos suelos con su patio y zaguán que la fábrica promete mucha antigüedad, con bentanas grandes también a lo antiguo. Y entrando en la Puerta principal, tiene el escudo de las Armas deste apellido en una piedra muy grande dibujadas que… y la dicha casa a la parte del medio día junto a ella tiene unos solares muy grandes y toda ella por todas partes la circundan unas huertas grandes cercadas…”.


En su fachada principal, sobre una ventana adornada con motivos góticos hay un escudo, que lleva el campo cuartelado con las armas de los Vallejo (cinco bandas que serían de Azur en campo de oro) y unas armas que pueden ser las de los Partearroyo (Cinco panelas en plata puestas en sotuer). En relación con las paneras en plata, otras fuentes la asocian a los Vallejos como señal de pureza de sangre. Suponiendo que la descripción anterior se refiriese a esta torre tendríamos a un visitante que o bien no conocía las armas de su anfitrión o estas –las de Vivanco- estaban, realmente, pintadas en la fachada o situadas en el interior del inmueble y fuera de nuestra vista. Todo puede ser.

En lo alto de su muro Norte, el que se apoya en un contrafuerte, sobre otra ventana hay otro escudo protegido por un guardapolvo. Su campo es igualmente cuartelado con el primer y cuarto cuarteles con las bandas de los Vallejo; el segundo con dos estrellas de seis puntas; y el tercero con dos panelas.

Fotografía cortesía de Castillos del Olvido.

Y con todo esto, ¿por qué las armas de los Vallejo? Es indudable que la torre perteneció a los Abades de Vivanco por lo que supondríamos que les llegó por medio de algún enlace matrimonial con los Vallejo. Finalmente: estos últimos eran una de las cuatro casas familiares que se repartían poder e influencia en el Valle de Mena junto a los Giles, Velascos y Negretes –que luego serían los Vivancos-.


Bibliografía:

“Arquitectura fortificada de la provincia de Burgos”. Inocencio Cadiñanos Bardecí.
“Blasones y linajes de la provincia de Burgos. V. Partido Judicial de Villarcayo”. Francisco Oñate Gómez.
“El muy noble y muy leal Valle de Mena”. Antonio del Campo Echeverría.
“Noticia del noble y real Valle de Mena, provincia de Cantabria”. Anónimo.

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