Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


domingo, 3 de enero de 2021

Quedará escrito en piedra.



Suele decirse que la comarca de Las Merindades fue la primera de la provincia de Burgos en poblarse. Que lo hizo bajo la influencia de Valpuesta. Que a partir del siglo X el conde Fernán González dota de una estructura jurídica y distribuye en siete merindades (Losa, Valdeporres, Montija, Sotoscueva, Valdivielso, Cuesta-Urría y Castilla Vieja) y varios valles y alfoces.

Quizá por esa antigüedad es, también, rica en los aspectos epigráficos, en las inscripciones conservadas. Se han llegado a registrar, al menos, veinticinco leyendas que clasificaríamos tipológicamente en: cuatro Suscriptiones (las que dejan constancia del nombre del artífice de la obra); dos Epitaphia sepulcralia (textos en sepulcros); dos Invocationes (inscripciones con una oración o deseo piadoso); un Monumentum primae petrae (referido a la colocación de la primera piedra); una Chronica historica (crónica sobre la fundación); cuatro Consecrationes (Son las inscripciones que recogen la noticia de la consagración de una iglesia o altar); un Monumentum plantationis (recuerdos de creación de huertos); dos Monumentum aedificationis (recuerdo de edificaciones), una Datatio (fechas); dos Explanationes (inscripciones que acompañan a escenas iconográficas complementando su interpretación y significado); dos Epitaphia necrologica (textos funerarios); dos Intitulationes (generalmente textos de carácter funerario); una Roboratio (Son inscripciones que dan noticia del financiador de un edificio o de un objeto votivo cualquiera); y dos inscripciones de tipología indeterminada.

Iglesia de San Salvador de Escaño

Vamos a ello. En Las Merindades, y en todo Burgos, veremos que el autor de las inscripciones suele ser, primordialmente, la Iglesia aunque no suele aparecer en todos los textos. Ella utiliza los epígrafes consciente del impacto publicitario que tienen, condiciona el soporte, la ubicación, la escritura, etc. Lo que no quita que conozcamos, en algunas situaciones, al autor particular del texto porque se menciona –cuestión de prestigio para él o ella-, por ser el suscriptor de la obra y por descarte frente a otros posibles promotores. En este último caso suelen añadirse otras fuentes indirectas de estudio.

Arroyuelo

Caso curioso es el de la inscripción conservada en la iglesia de San Nicolás de Bari de Arroyuelo, ejecutado en dos textos separados que se complementan. En el primero, se consigna a cierto Martino en calidad de comanditario de las obras de la iglesia –bien podría tratarse del maestro que realizó la obra- y, en el segundo, se habla claramente de Iohannes Martini, como rogatario de ambos textos: “Anno Domini millesimo ducentesimo sexagesimo octavo Martino me fecit (ab honore) Sancte Nicolae” y “Era millesima tricentesima quiquagesima sexta, fecit hoc scriptum Iohanes Martini. Martinus me fecit”. La última línea de este segundo epígrafe está realizada fuera de la caja de escritura, en caracteres mal trazados e irregulares. Podría ser la minuta –el borrador- de la otra inscripción, ya que ambas cuentan con el mismo tipo de letra y de la misma factura, con lo que lo atribuiríamos a la misma mano.

Cuándo no tenemos el nombre del autor de las inscripciones, ¿lo podemos deducir? Sí, mediante fórmulas frecuentes y teniendo en cuenta el funcionamiento de la jerarquía monástica y diocesana. La presencia de abades, presbíteros y otras dignidades queda constatada en las inscripciones como en la iglesia de Santa Eulalia (Santa Olalla). Aquí parecen suscribir la obra el abad Tello, el presbítero Pedro y, quien podría ser el artífice de la obra, el maestro Sancho.


En la Consecratio de esa iglesia de Santa Eulalia, situado en la sacristía, se dice que el presbítero Gonzalo pidió consagrar la iglesia al obispo Miguel de Tarazona. Gonzalo sería el autor de la inscripción quien, además, de publicitar la noticia de la consagración de la iglesia, se promociona a sí mismo como responsable de que se llevase a cabo. Recordemos que la inscripción debía formar parte del conjunto de actos que componían la consagración de una iglesia, donde no solía faltar la fecha y el nombre del obispo consagrante.

Igualmente llamativa es la inscripción conservada en la iglesia de San Salvador de Escaño. Se trata del Monumentum primae petrae de la iglesia promovida por el abad Álvaro. Éste, como reclamo del inicio de las obras manda realizar la inscripción dejando constancia de ello: “Alvaro abbas cepit hanc aecclesiam in Era millesima vigesima sexta”. Parece lógico concluir que estamos ante el autor del epígrafe.

Por su parte, Rodrigo Galeciano debe ser el autor de la inscripción que firma la obra de la iglesia de Tartalés de Cilla. En el texto únicamente leemos: “Rodericus Galeciano fecit Iglesiam”. Este Rodrigo sea por su condición de comitente y promotor de la iglesia, sea por su condición de maestro de obras, es el responsable del letrero.


Valdenoceda

Fruto de la iniciativa y actividad de un abad es el conjunto epigráfico de Oña. Todas estas inscripciones son resultado de una renovación llevada a cabo por el abad fray Juan Maino a finales del Siglo XV. Se encuentran situados en los baldaquinos del crucero, considerados como obras únicas del arte funerario, realizadas en madera y relacionados con las sillerías de Miraflores y Santo Tomás de Ávila. Todos tienen la misma escritura, el mismo estilo, la misma técnica de ejecución y se encuentran en el mismo lugar. Se hicieron con ocasión del traslado de los cuerpos a las nuevas tumbas. Fray Juan sería el autor de los mismos. Este tipo de actuaciones son frecuentes en los grandes monasterios burgaleses, que al ver caer su importancia a lo largo de la Edad Media realizaron profundas renovaciones rescatando a las figuras legendarias que habían escrito la historia de sus cenobios a fin de hacer resurgir las peregrinaciones.

Hay algunos casos en los que nos resulta más difícil, aún, saber quién fue el autor de la inscripción. Nos referimos en concreto a las Datationes –las fechas-. En la mayoría de los casos, únicamente se grabó la fecha, o un texto poco relacionado con la autoría, con lo que resulta muy controvertido asociar a un autor concreto.

El Almiñé

¿Un truco? Revisar la documentación que nos ha llegado y ver si hay suerte y encontramos nombres, acciones o fechas que aparezcan en los epígrafes. Pero, como hemos dicho, no es la panacea: el Monumentum plantationis de la iglesia de la Inmaculada Concepción de Crespos podría responder a la tradición de testar tierras y bienes a favor de los monasterios: “Quinto Kalendas mai Pascasius plantavit orti in era millesima centesima optuagesima quinta”. El epígrafe, situado en un sillar de un contrafuerte a la derecha de la portada, relata la “construcción” de un huerto por un tal Pascasio. La documentación al respecto, no permite conocer al personaje, pero si trabajar sobre las donaciones, testamentarias o para la celebración de aniversarios, bien sean permutas o bien sean ventas. Eso sí, sabemos que Pascasio habría donado sus bienes o parte de ellos a las iglesias para encomendar su alma a Dios.


Así pues, entendemos que la inscripción recordará la ofrenda. Pero aquella, sería emitida, por la comunidad, a modo de Título de propiedad para justificar la posesión del nuevo huerto.

También podemos acudir, sobre todo en la Baja Edad Media y en la época Moderna, a la documentación de archivo. No son raros los documentos que recogen noticias directamente relacionadas con las inscripciones. Así en los testamentos que incluyen cláusulas donde se especifica, cómo debe ser el sepulcro, el epitafio que ha de redactarse, y quién debe realizar esta tarea a la muerte del difunto.

Montejo de San Miguel

Otra fuente para el conocimiento del autor es la propia iconografía artística. De una manera más o menos evidente, el autor de la inscripción deja su huella en la obra artística. Firmando en cualquier rincón.


Analiza al autor de las inscripciones revela el interés que tenía en dar ese mensaje, sus intenciones, sus inquietudes y su mentalidad. Vemos artífices que hacen propaganda de sus habilidades profesionales, comunidades monásticas que emplean las inscripciones con finalidades doctrinales, laicos y particulares que promocionan sus linajes, etc.

Vemos que conocer al autor del mensaje es difícil pero, no se crean, conocer al destinatario no es fácil. El destinatario ha de ser universal. Y tendría tres características: indefinición, multiplicidad y trascendencia. El autor, único, hace un epigrama para alcanzar a la mayor cantidad de gente posible. Pero el destinatario no es único, ni siquiera visto como grupo. Por un lado, aquel al que se dirige el autor en primera instancia -directamente relacionado con la funcionalidad de la inscripción- y, por otro, aquella persona que por cualquier circunstancia ha llegado al epígrafe y lo ha leído desde su origen hasta la actualidad.

Y esta dualidad en los destinatarios se ve afectada por la ubicación del epígrafe, la lengua o la escritura, entre otros. Así pues, las inscripciones situadas en los claustros monásticos están destinadas a la comunidad allí residente. Las situadas donde no se pueden leer como aquellas sitas en campanarios o en altos capiteles. Es posible que, es estos casos, sea la iconografía la que ayude a interpretar el texto o que se trate de textos tan conocidos que sean fácilmente identificables.


Otro caso son los ejecutados en el interior de los sepulcros –endotafios- cuya función publicitaria está destinada a aquellos que leyeron el texto en el momento de la deposición del cadáver y a aquellos que lo han leído por los avatares de la historia hasta llegar a nosotros. Cuando leemos hoy estos epígrafes nos ponemos en conexión con su autor, nos convertimos en destinatarios y se restablece la función comunicativa.

El autor ha de tener en cuenta al público al que va dirigida su decisión, la realidad social, la ubicación del epígrafe, su legibilidad, la lengua en que se expresa, sus caracteres gráficos, etc. Piensen que para los profanos, para nosotros, estos textos han perdido su significado. No los comprendemos.

Ahora pasamos a un tercer personaje participante en este asunto: el rogatario que es el encargado de materializar el mensaje publicitario. El profesional que redacta. Los trazos del trabajo ayudan a identificar el tipo de taller en el que se ejecutó. Descubrimos así si las tareas fueron hechas por un solo individuo o por distintas manos en las distintas fases, o la calidad –y precio- del artesano o artesanos. Por ejemplo, la suscriptio de la iglesia de Santa Eulalia de Santa Olalla, con una composición poco cuidada, mala técnica de ejecución, empleo de caracteres mayúsculos y minúsculos arbitrariamente, etc… nos dice mucho y no solo sobre Tello.


¿Eran itinerantes? ¿Canteros ocasionales? ¿Talleres conocidos y buscados por los clientes? Lo primero que debemos tener en cuenta es que la identificación de los talleres, los scriptoria medievales, no es tarea sencilla. Durante los primeros siglos altomedievales la actividad epigráfica estuvo ligada a talleres escultóricos donde el rogatario de las inscripciones era un artesano más dentro de los especialistas allí reunidos. Ésta sería la producción asociada a los centros ocasionales: iglesias en diferentes localizaciones, etc. Se trata de una epigrafía concreta, fruto de unas necesidades publicitarias muy definidas.

Hay ocasiones en que las tareas epigráficas fueron realizadas por especialistas familiarizados con los scriptoria librarios o documentales. Sus hábitos y costumbres quedan reflejados en las inscripciones. Así pues, en la Suscriptio de la iglesia de Santa Eulalia vemos abreviaturas y nexos típicos de la escritura ordinaria. Un ejemplo es la sílaba final de PETRUS que resuelve el nexo “TR” con la “T” en forma de beta invertida, propio de la escritura visigótica cursiva.


En el Monumentum primae petrae de la iglesia de San Salvador de Escaño encontramos que la inscripción se ha desarrollado en un “bloque” cuya superficie –espejo epigráfico- ha sido pulimentada y preparada con esmero para recibir la escritura. Desarrollado en cuatro líneas, el texto respeta los márgenes del sillar y resuelve la falta de espacio con la utilización de letras nexadas e inscritas de modo que todas las líneas ocupan la misma extensión. El epígrafe no muestra dificultades para la lectura ya que se emplean fórmulas habituales como la directio: “ob honore sancti Salvatoris et sancte Mariae eiudem genitricis et aliorum sanctorum quorum reliquia hic continentur”, seguido de la intitulatio: “Alvaro Abbas” y el verbo notificativo que recoge el hecho realizado “cepit hanc aecclesiam”. Finalmente termina con la data: “in Era millesima vigesima sexta”. Se trata de fórmulas documentales simplificadas y desprovistas de cualquier valor jurídico. Serviría para aprobar un examen de epígrafes.

La Consecratio de la iglesia de San Esteban protomártir de Villamartín de Sotoscueva tiene el texto desarrollado en verso leonino cuyo estilo se usó en epígrafes de los siglos XI al XIII. Éste se inicia con una frase que invita al fiel a la entrada en la iglesia, deseándole la paz de Dios: “Sit pax intranti sit gracia digna precanti”. El hecho de que el rogatario incluya este tipo de frases en la inscripción de consagración implica un gran conocimiento de los textos bíblicos y destreza en la elaboración de un epígrafe en verso, por lo que no sería descabellado pensar que se trata de un rogatario procedente del scriptorium librario.
 
Piedra fundacional de Santa María de Mijangos.

No solo eso, el texto a escribir podía ser, básicamente, de dos tipos: librarios y diplomáticos. Los primeros son aquellos que versan sobre pensamiento humano, mientras que los diplomáticos son aquellos que recogen un hecho, habitualmente de naturaleza jurídica.

Todos sabemos que quien paga elige la música. Por ello, en los encargos epigráficos, es muy probable que el contratante eligiese el soporte, el tipo de letra y el emplazamiento y que diera el visto bueno al texto definitivo. ¿Usted no lo haría? Seguramente supervisaría las diferentes fases del trabajo –como hoy en día- y achucharía al contratado tanto en el borrador del epígrafe (más o menos cultos y más o menos individualizados) como en la selección de soporte (a su vez influido por el mensaje y su extensión), en la preparación de la superficie de la pieza o en el trazado al carbón de la paginación para hacer una correcta composición que luego borraban tras la incisio (marcado). Todas estas fases tendrían unas herramientas específicas y, quizá, diferentes lugares de ejecución. Esto, y ver cómo se han trabajado las letras del texto, ayuda a conocer los diferentes talleres que se dedicaban a la epigrafía.

Y, también, sabemos que la principal finalidad de las inscripciones es publicitar un mensaje de forma universal y permanente. Este hecho depende fundamentalmente de su emplazamiento –el actual puede no ser el originario-, legibilidad -fruto del desgaste, copiado y repicado- y perdurabilidad del material. Cuando se trata de inscripciones emplazadas en el exterior, hay preferencia por los pórticos de entrada, las ventanas y, en general, por los espacios visualmente llamativos para el visitante.


Pero nada es sencillo. Vemos el caso de Arroyuelo donde hay dos inscripciones situadas en las enjutas a ambos lados de la portada sin que podamos estar seguros de cuál fue su ubicación primitiva ni si se encontraban una a continuación de otra. En la iglesia de la Inmaculada Concepción de Crespos la inscripción, próxima a uno de los contrafuertes exteriores, a la altura de la antigua sacristía, se halla situada a un metro y setenta centímetros de altura, de forma que en un primer vistazo del templo llega a ser captada por el ojo. En la iglesia de Santa Eulalia la inscripción se encuentra en el exterior del muro meridional de la nave -hoy incluida en la actual sacristía-, no lejos del acceso al templo. Desgraciadamente esta tipología suele ser la más desubicada al tratarse de inscripciones sobre sillares de edificios que han sufrido restauraciones, reedificaciones y todo tipo de reparaciones. En muchos casos quizá se encuentran en el templo que les dio origen, pero en un nuevo lugar.

En San Salvador de Escaño encontramos un Monumentum primae petrae aparentemente descontextualizado. Lo está, cierto es. La iglesia debió sufrir un derrumbe a mediados del siglo XX y esa pared se reedificó. Sin embargo, el epígrafe fue incluido en la reconstrucción, volteado y a pocos centímetros del suelo, accesible aun hoy a los ojos del visitante. Esta inscripción está en su templo y pertenece a la primera fase de construcción románica. Es una de los principales valores del románico de Las Merindades por la fecha que grabada en el epígrafe, con lo que su función publicitaria está hoy más viva que nunca. En Valdenoceda un epitafio está conservado en un sillar reutilizado en la fachada de la portada de la iglesia. La fórmula notificativa no ofrece dudas, ya que indica: “Hic tumulatur…”, propia de los Epitaphia sepulcralia.


Las Renovationes son las inscripciones que, con un texto nuevo, recogen la noticia esencial de un epígrafe anterior deteriorado, desaparecido u obsoleto realizándolo con los gustos del momento en que se reescribe: nuevas fórmulas, nuevo tipo de letra, nueva ornamentación, etc. Estas inscripciones no siempre resultan fácilmente identificables.

Dentro de nuestra área contamos con varias renovationes. El grupo más representativo es el conservado en San Salvador de Oña. Se trata de un conjunto de ocho sarcófagos de madera con cartelas identificativas en el trapecio de la cubierta con los nombres de los difuntos. Los sepulcros están datados a finales del siglo XV Todos presentan la misma técnica de ejecución –taracea-, mismo tipo de letra –gótica minúscula- y mismo esquema. Son cartelas identificativas, escuetas en su formulación y que muy poco tiene que ver con los epitafios originales que han llegado a nosotros a través de copias literarias de Berganza y Flórez.

Villavés

Además, debemos de tener en cuenta un buen número de inscripciones que han aparecido tras procesos de restauración o limpieza de los templos. Así, por ejemplo, el Monumentum aedificationis de la iglesia de Villavés, recuperado tras unos sondeos realizados en el muro meridional de la sacristía y que había estado oculta por diversas capas de cal. Claro que esta ocultación la ha protegido del deterioro y, en el caso de la exteriores, de las inclemencias del tiempo, tanto el atmosférico como el cronológico.


En cambio, en Villamartín de Sotoscueva, la Consecratio de la iglesia de San Esteban fue reubicada tras las obras de reconstrucción del templo en época gótica. El desgaste y la vegetación han terminado con la última línea del texto y el nivel de deterioro cada día se amplía a nuevas partes del epígrafe. En otros casos, como en el epitafio de Valdenoceda, la inscripción ha sido repasada y rayada la superficie. Además, se ha colocado sobre ella una placa de metacrilato que dificulta aún más la lectura.

Como han podido entender, no todo era piedra. En el metal la escritura debió realizarse en el momento del fundido de la pieza con la técnica conocida como cera perdida. En la madera el trabajo debió realizarse mediante el cepillado de la pieza. Los más significativos, en este sentido, son los de Oña. Estas inscripciones se realizan mediante pintura y taracea, por lo que era necesaria una preparación previa del material. La pintura exigía un pulido especialmente listo que dejara las condiciones idóneas de luminosidad y uniformidad para recibir escritura.


El siguiente elemento a estudiar en una epigrafía es el tipo de letra: visigótica, carolina y gótica mayúscula. A éstas debemos añadir un pequeño número de inscripciones que, por ser originales tardías, copias –renovationes-, cuentan con una grafía de siglos posteriores. Estos es, gótica mayúscula del Siglo XIV, gótica minúscula del Siglo XV, prehumanísitica y humanística moderna.

La escritura visigótica son las inscripciones pertenecientes –de forma genérica- a los siglos VIII-XII. Desde mediados del siglo XII, la escritura empieza a mezclarse con la carolina aunque, dependiendo de los centros y zonas de producción, ambas conviven durante buena parte de este siglo.

En líneas generales estamos ante una escritura mayúscula, aunque no faltan minúsculas agrandadas. Lo vemos en la suscriptio de la iglesia de Santa Eulalia donde el rogatario utiliza minúsculas agrandadas en el final de la palabra PETRUS y para la abreviatura de PRESBITER.



Unas pocas pistas para identificar estos epígrafes rápidamente: “A” sin trazo horizontal; “M” con los trazos paralelos convergentes hacia arriba; “N” con el trazo medio que tiende a la horizontalidad; “O” ovalada o romboidal; “R” con el tercer trazo rectilíneo; y “T” con bucle a la izquierda. En líneas generales, este alfabeto presenta letras altas y estrechas con apariencia estilizada. Tiende a letras el doble de altas que de anchas.

Otra ayuda para determinar el origen del texto serán las abreviaturas que guarda relación con el espacio disponible. El signo de que esa palabra es una abreviatura es una raya sobre la letra o palabra afectada. Las más típicas son:

Dei = DI
Domini = DNI
Ecclesiae = ECCLA
Famulus / Famula = FMŁS / FMŁA
Idus = ID
Kalendas = KŁ / KŁS
Martir = MR
Nomine = NNE
Nonas = NNS
Presbyter = PRS / PRSB /PRSBTR
Sancti = SCI

También nos encontraremos con letras unidas como en la Suscriptio de Santa Eulalia. Unir la “T” con la “R”. Si miramos el epígrafe de San Salvador de Escaño vemos que se emplearon los tres sistemas para resolver la falta de espacio, logrando una distribución perfecta de las líneas –todas del mismo tamaño-.

La escritura carolina aparece a finales del siglo XI y se mantiene hasta mediados del siglo XIII. Como hemos dicho, intercalada con la visigótica. Lo mismo sucede a finales del siglo XII, donde comienzan a verse los primeros rasgos de la escritura gótica que será una realidad desde los primeros años del siglo XIII.
 
Ejemplo de escritura carolina


¿Pistas para identificarla y fardar ante los “cuñados”? Es una escritura que busca la proporcionalidad de sus formas, con letras cuadradas. Como letras destacadas tenemos: “A” con dos trazos horizontales; o con trazo horizontal intermedio quebrado en forma de V; o con forma de R vuelta; “E” que aparece en su forma redonda conviviendo con la cuadrada; “G” con el arranque del tercer trazo en la parte media; “M” con tendencias redondeadas y “M” uncial con primer trazo redondeado y con el segundo abierto hacia fuera; “N” con el segundo trazo curvo hacia fuera; “R” con el último trazo curvo también hacia fuera; “T” con el trazo vertical curvo; y “U” capital de dos trazos rectos.

En el ámbito de las abreviaturas, la escritura carolina es mucho más rica y abundante que la visigótica. El signo de abreviación más común sigue siendo la raya. Se utiliza la forma tradicional recta, la forma de S invertida como nuestra actual “Ñ” y el medio yugo como vemos en la Consecratio de Villamartín de Sotoscueva y en el Monumentum aedificationis de Montejo de San Miguel.

Las abreviaturas más comunes que nos encontraremos son:

Episcopus = EPS
Kalendas = KL
Obiit = O
Ihoannis = IOHS
Sancti = SCI
Ecclesia = ECCLA
Martir = MR

En la consecratio de Villamartín de Sotoscueva el nombre del obispo Pedro es abreviado con un “I” sobre la “T”. Sumaremos, además, el signo especial típico carolino de final en -US en forma de una gran coma que vemos tanto en Sotoscueva para las palabras “idus” y “augusti” como en el epitafio de Pedrosa de Tobalina.

La escritura gótica nos indicará que estamos a finales del siglo XII y en el siglo XIII. ¿Pistas para identificarla –hay que “derrotar” al cuñado-? Son letras capitales y unciales con formas cerradas y redondeadas. Cuando sea letra minúscula deberemos encontrarnos con que en la “A” el trazo derecho en ángulo recto y el trazo izquierdo desplazado hacia ese lado; “C” con tendencia a cerrarse; “E” ovalada en forma de “O”; “G” con bucle en la parte alta, casi cerrada; “M” redonda con los dos primeros trazos cerrados formando un “O” y segundo trazo curvo hacia fuera; “P” con “panza” muy desarrollada, llegando a parecer una “D”; “V” con lado izquierdo recto y derecho curvo o “V” con forma de “A” invertida; “S” cuyos trazos primero y tercero se cierran sobre el cuerpo; y “T” con trazo vertical muy curvo que tiende a cerrarse sobre el horizontal.

San Pelayo de Ayega

Finalmente hablaremos de los elementos decorativos que podemos encontrarnos tallado en las piedras. Rodríguez Suárez habla de cinco elementos decorativos para las inscripciones medievales: la decoración de las cruces, las estructuras arquitectónicas asociadas a la inscripción, los adornos florales, las letras decoradas y los juegos de letras.

Nos centraremos en la cruz que tiene dos funciones, la decorativa y la simbólica. Su ubicación al inicio del epígrafe ofrece armonía al conjunto y, en el caso de que sea patada, encontramos relación con su origen visigodo arraigado en la monarquía asturiana desde Alfonso I y que fue exportada a todos los Reinos de la reconquista. En Las Merindades contamos con un epígrafe que recoge esta idea de la corona asturiana: la Invocatio de la iglesia de Santa Isabel de Ael, acompañado del famoso lema de Alfonso II: “Hoc signo tuetur pius, hoc signo vincitur inimicus” fundamentado el lema de Constantino: “Hoc signo vinces”. También encontramos la cruz en el Monumentum primae petrae de San Salvador de Escaño.


La principal función de todas estas cruces es la invocación, signo de protección que acompaña al texto. En ocasiones, vemos que funciona también como elemento de decoración al seguir diversos gustos y estilos en su confección.



Bibliografía:

“Las inscripciones medievales de la provincia de Burgos: siglos VIII-XIII”. Tesis doctoral por Alejandro García Morilla.
Museo de Las Merindades.



Anexos:

Relación de lugares con epígrafes conocidos en Las Merindades:

Geográficamente contamos con inscripciones en la iglesia de Santa Eulalia (Santa Olalla), en la iglesia de San Martín (Tartalés de Cilla), en la iglesia de Santiago Apóstol (Ael), en la iglesia de San Salvador (Escaño), en la iglesia de Santa María (Quincoces de Yuso), en la iglesia de San Miguel (Rosales), en la iglesia de la Inmaculada Concepción (Crespos), en la ermita de San Miguel (Montejo de San Miguel), en la iglesia de San Miguel (San Miguel de Cornezuelo), en la iglesia de San Esteban (Villamartín de Sotoscueva), en la iglesia de San Juan Evangelista (Vivanco), en la desaparecida iglesia de Caniego (Caniego), en la iglesia de San Pelayo (Ayega), en la ermita de San Vicente (Quintanilla-Socigüenza), en la ermita de Santa Lucía (El Almiñé), en la antigua abadía de Rueda (Villacomparada de Rueda), en la ermita de San Pantaleón (San Pantaleón de Losa), en la iglesia de San Andrés (Pedrosa de Tobalina), en la iglesia de San Andrés (Valdenoceda) y en la iglesia de San Nicolás (Arroyuelo).

Adjuntaremos ahora una relación de epígrafes de Las Merindades:

Santa Olalla: Suscriptio del abad Tello, el presbítero Pedro y el maestro Sancho en una de las pilastras en la iglesia del antiguo monasterio de Santa Eulalia. Del siglo X como otra hallada. Escritura visigótica de 3cm x 3cm. No conserva líneas de pautado. Buen estado de conservación. Pieza de 43,5cm x 30cm.

+ TELLU
ABA PEtrus
Prs SCANTO
MAISTER FU IT
IN N [...]

“Tellu abbas et Petrus presbiter et Scanto maister fuit in[…]” que significa: “El abad Tello Pedro presbítero y Sancho maestro en…” y que hace referencia a la condición del monasterio y a su abad, anterior a la Consecratio conservada en la sacristía del monasterio. Sin embargo la mala fábrica de la misma dificulta notablemente la interpretación del texto. En la última línea se han borrado caracteres o simplemente no fueron ejecutados. Toscamente trazada donde se intercalan minúsculas librarias con mayúsculas. En otra interpretación, podríamos pensar que se trata de la suscripción del maestro de obra Sancho, completado con unos sincronismos referentes al abadiazgo de cierto Tello y el presbiterio de cierto Pedro.


No se ha llegado a encontrar referencia al abad Tello ligado un primitivo monasterio existente en esta localidad. Las referencias proceden de la documentación de Oña, en su carta fundacional, cuando se le concede la mitad de este monasterio, ya en el Siglo XI. En el Siglo XII, Doña. Mayor, da al abad Juan de Oña la cuarta parte del monasterio de Santa Eulalia.

Sin embargo, se trata de una época tardía para la inscripción, que resulta paleográficamente mucho más temprana. Por ello, revisando la documentación de esta época, encontramos dos centros próximos que cuentan con un “abad Tello”. Se trata Santa María de Valpuesta y de San Román de Tovillas. El primer caso es el que parece tener una relación más evidente por la probada influencia que tuvo el cenobio en todo el norte burgalés. Su abad Tello, en el 911, fundaría el monasterio, coincidiendo esta cronología con la de la escritura de nuestra inscripción. El segundo caso es el Monasterio de Tovillas. Durante los últimos años del Siglo IX, está constatada la presencia de cierto abad Tello, cuya importancia debió ser tal, que aumentaron considerablemente los dominios del cenobio. La historia de este centro se entrelaza con la de San Pedro y San Pablo de Tejada, y posteriormente todos quedan bajo el mando y protección de Oña.

La influencia que pudo ejercer el abad Tello en esta comarca y la cantidad de iglesias y pequeños monasterios que dependían de él, podría explicar su presencia en Santa Olalla. De no ser así, tendríamos que volver sobre la existencia de un pequeño monasterio cerca de Espinosa que encargó la producción de dos inscripciones –una de ellas inconclusa- que se han conservado hasta la actualidad.

                                                     

Consta un segundo epigrama en Santa Olalla en otra de las pilastras de la iglesia del antiguo monasterio Santa Eulalia. Es de escritura visigótica de 3cm x 3cm y no conserva líneas de pautado. Buen estado de conservación. Pieza de 43cm x 13cm.

TELLU
ABA FU (IT)

“Tellu abba fuit”. O lo que es lo mismo: “Fui el abad Tello”. Al encontrarse próxima a la otra y con caracteres de las mismas dimensiones y misma factura, podemos asegurar que pertenece al mismo rogatario y, por tanto, a la misma fecha. Puede tratarse de la misma inscripción inconclusa trasladada a otro punto de la iglesia, o ser una suscripción simple del abad.

En la sacristía de esta iglesia de Santa Eulalia tenemos un sillar y parte de otro del exterior del muro meridional en su parte más alta, pegada al techo trabajado mediante escritura visigótica de 4cm x 2cm –lo cierto es que las letras oscilan enormemente en su altura y anchura-  que recuerda la consecratio del templo. No tiene líneas de pautado y, en general, está en buen estado. Sus dimensiones son de 108cm x 40cm.


Hay problemas en concretar la fecha de la inscripción al existir un hueco entre el final de la primera “X” y la “F” de “FUIT” lo que la hace oscilar en diez años. Nosotros consideramos que hay indicios de dos “X” cursivas en los restos que aún se conservan. Esta lectura está avalada, además, por la fecha de 1142, cuyo 15 de marzo fue domingo y coincide plenamente con el gobierno del obispo Miguel en Tarazona.

ERA MCLX [XX] FVIT
_
CON : SECRATA : EGLA
_
SCA EVLALIA : NOTVM
DIE : IDVS MARCII GUNDISAL : VVS
_
PRSBR : ET PEREGRINUS AB EPO
MICHAEL : TIRASONA : FECIT CONSE
SECRARE

Eliminando las abreviaturas dice: “Era millesima centesima octogesima fuit consecrata eglesia Sancta Eulalia notuum die idus marcii Gundisalvus presbiter et peregrinus ab episcopo Michael Tirasona (obispo entre 1118-1151)”. O lo que es lo mismo: “El año 1142 fue consagrada esta iglesia de Santa Eulalia, el propio día 15 de marzo. Gonzalo, presbítero y peregrino la hizo consagrar por el obispo Miguel de Tarazona”.


Busnela de Valdeporres: Epitaphium sepulcrale de cierto Flanio de Busnela de Valdeporres de entre los siglos VIII a X. Tapa de sarcófago en escritura visigótica de 3cm x 2cm. No conserva líneas de pautado. Mal estado de conservación. Pieza de 224cm x 6cm. situado en el museo arqueológico de Burgos.

HIC EST[….] DEI FLAINIUS […]FVIT [….] ERA [….]

“Hic est (famulus) Dei Flainius[…] fuit……Era…………” que dice: “Aquí está el siervo de Dios Flainio (…)fue …..el año………”



Tartalés de Cilla: Epitaphium sepulcrale de San Fermín (siglos VIII a X). Situado en la iglesia de San Martín (Procedente de la ermita de San Fermín, actualmente desaparecida) losa sepulcral situada a los pies de la iglesia. Escritura visigótica de 8,5cm x 6,5cm. Conserva líneas de pautado. Fragmento en buen estado de conservación. Pieza de 91cm x 25cm.

San Fermín sería eremita llegado a la zona en las primeras fases de repoblación con Alfonso II a comienzos del Siglo IX, con el impulso repoblador propiciado por éste al sur de la Cordillera Cantábrica. En la zona han elevado a este personaje a la categoría de santo, en cuyo honor se celebra en la actualidad una romería el día de su festividad.


Los autores de la Enciclopedia del románico nos dan dos lecturas anteriores a la recuperación actual del sepulcro. En primer lugar la ofrecida por López Martínez: “Asppice angustum de rupe scissum Firmini sepulchrum”. La segunda es la ofrecida por Serrano Pineda y seguida por Bohigas Roldán: “Respices augustum de rupe precisum Firmini sepulchrum” que quiere decirnos: “Estás viendo el venerable sepulcro de Fermín tallado en piedra”.


Oña: En esta población, dada su importancia histórica hay múltiples epígrafes. Vamos al Monasterio de San Salvador de Oña.

Nos situaremos en la “Chronica funeraria del conde Sancho García” con la fecha del cinco de febrero de 1017, que es la que figuraba en dicho epitafio y que ha sido admitida como válida puesto que concuerda con lo escrito en los Anales Compostelanos sobre la muerte del conde Sancho García, a pesar de que la fecha de la muerte del conde ha sido tradicionalmente controvertida. La de Sancho García lo teníamos en la puerta principal de la iglesia: “Sanctius iste Comes, populis dedit optima iura: Cui Lex Sancta Comes, ac Regni maxima cura. Mauros destruxit, ex tunc Castella reluxit; Haec loco construxit, istinc normam quoque duxit: Tandem vir fortis, devictus pondere mortis, Pergens ad Christum, mundum transposuit istum. Comes iste post multas victorias habitas de Sarracenis quievit in pace sub Era MLV. Nonis Februarii”. Esta última frase estaría en prosa y no en verso como las anteriores.




Les adjunto la traducción para no dejarles con la angustia de conocimiento: “Este conde Sancho concedió a sus poblaciones excelentes fueros; tuvo por compañera la ley de Dios y su mayor preocupación fue su reino; destruyó a los mauros y, desde entonces, brilla Castilla. Construyó este lugar y lo dotó de regla: finalmente, aunque hombre valeroso, cayó vencido por el peso de la muerte. Emprendiendo el camino hacia Cristo abandonó este mundo. Este conde tras innumerables victorias contra los Sarracenos, descansó en paz, el día 5 de febrero de 1017”.

En el baldaquino del lado del epístola, en escritura gótica minúscula, tenemos el Epitaphium sepulcrale de conde don Sancho. Forma parte del conjunto de inscripciones en las urnas del Panteón de San Salvador de Oña de las que Ricardo del Arco da una cronología más tardía, correspondiente con el reinado de Felipe II, a quien atribuye estas cartelas más o menos afortunadas en su información histórica. Alejandro García las incluye en un conjunto de inscripciones limítrofes entre los últimos años del Siglo XV y los primeros del Siglo XVI, debido a las controversias aun existentes. No conserva líneas de pautado y sí un buen estado de conservación:

Aqi yaze el cō
de dō Sācho fūdad
or deste monesteryo

“Aquí yace el conde don Sancho fundador de este monasterio”.

En un arca de piedra a los pies de la iglesia, actualmente desaparecido, se leía el Epitaphium sepulcrale del conde don García. Se trata del conde castellano García Sánchez, hijo de Sancho García, de quien heredó prematuramente el condado y cuñado de Sancho III el Mayor. Fue un personaje de transición que favoreció la influencia del rey navarro en el Condado de Castilla




El epitafio, según Berganza en “Antigüedades de España” (1721) decía: “Hic aetate puer Garsias absalon alter, fit finis: illud erit, qui gaudia mundi quaerit. Mars alter, durus bellis, erat ipse futurus; sed fati serie tunc prius occubuit. Hic filius fuit Sanctii istius comitis, qui interfectus est proditione a Gundisalvo Munione, a Munione Gustius, a Munione Rodriza multis aliis apud Legionem Civitatem. Era Millesima quinquagesima decima sexta”. Es decir: “Aquí se vuelve ceniza García, niño de esta edad; estará allá el que busca los goces de mundo. Estaba llamado a ser, cual otro Marte, un guerrero duro; pero murió en tierna edad por permisión de la divinidad. Fue hijo de este conde Sancho y fue matado a traición por Gonzalo Muñoz, por Munio Gustio, por Munio Rodríguez y por otros muchos en la ciudad de León. Era el año 1028”.

Pero no podemos contrastar la veracidad de este epitafio, ya que el propio Berganza admite haber copiado el texto del libro en que también se hallaba el epitafio de su padre, lo que nos indica que en la época del autor ya no se conservaba. Además, como era habitual en sus transcripciones, copia la primera parte del epitafio en mayúsculas y en verso y la segunda en minúsculas y prosa, lo que no sabemos si se corresponde con un interés por resaltar los primeros datos o tiene que ver con una correspondencia entre el epitafio y los elogios.


En la iglesia de San Salvador de Escaño hay un sillar muy próximo a la cabecera en la parte izquierda del muro a 40cm del suelo, letra visigótica de 5cm x 1`6cm, que no conserva líneas de pautado y tiene un buen estado de conservación. Es una pieza de 56cm x 30`5cm. Es el Monumentum primae petrae de la iglesia de San Salvador de Escaño por el abad Álvaro:

+ OB HONORE : SCI SALVATORIS : ET SCE
MARIAE:EIVS GE : NITRICIS:ET ALIORV:SCŌRVM
QVORVM:RELIQVIE:HIC:CONTINENTVR:ALVARO:ABBAS
CEPIT:HANC:AECCLESIAM:IN ERA
:T:C:XXVI :

Traducción: “El año mil ochenta y ocho el abad Álvaro comenzó esta iglesia, en honor del Salvador y de su madre Santa María y de los santos cuyas reliquias aquí se contienen”.


De nuevo encontramos la figura de un abad ligado a un centro monástico remoto del que no hemos encontrado referencias. Ni Arlanza, ni Cardeña, ni Oña, ni Silos parecen tener entre sus regentes a ningún Álvaro para estas fechas. De nuevo, podríamos pensar que el hecho de que exista una inscripción donde suscribe un abad es motivo suficiente para afirmar que existió un primitivo cenobio de efímera vida. Sin embargo, en el estudio publicado por Lecanda, vemos como el análisis arqueológico es concluyente sobre las diferentes estructuras que existieron en Escaño, y parece que no podemos hablar nunca de estructura monacal.


En la iglesia de Santa María, de Quincoces de Yuso, tenemos una inscripción en un contrafuerte reaprovechada del edificio románico primitivo. Escritura visigótica de transición que conserva las líneas de pautado y está en un mal estado de conservación que conlleva una difícil lectura.


Los autores de la Enciclopedia del románico datan los restos conservados de la primitiva iglesia de Santa María en la segunda mitad del Siglo XII. Desde el punto de vista paleográfico nos resulta una cronología tardía ya que, aunque la inscripción incorpora algún elemento del alfabeto carolino, la mayor parte de las letras siguen el modelo de la escritura visigótica clásica. A ello hay que sumar el episcopado de Gómez, obispo de Castilla entre 1082-1096. En la parte final de la inscripción desciframos algunos numerales, que sin embargo no se corresponden con el gobierno del obispo:

IN NME …O Đ ILLOS OMNS DE KECOCE
.. RANT..M..OS SVA DNA [TEMPOR] ISTA ECLIA
LLO TEMPORE REX ALFONSO REGN...
IN LEIONE CASTELLA ET GOMEZ EPI
COP9 IN CASTELLA NVNV P....TER MVNIO ...ELLA
STE....T...L DIE VI FER
........ IN ERA T[L XL] ILLO….



Vayamos ahora hasta la iglesia de la Inmaculada Concepción de Crespos donde se puede leer el Monumentum plantationis de un huerto por cierto Pascasio. Lo tenemos en el exterior, flanco derecho de la portada, en un sillar de un contrafuerte con escritura visigótica de 7cm x 3cm. No conserva las líneas de pautado y posee un buen estado de conservación. Es una pieza de 55cm x 28cm: “Quinto kalendas mai Pascasius plantavit orto, In Era millesima centesima optuagesima quinta”. Que traducido es: “El 27 de abril de 1147 Pascasio plantó (este) huerto”.



En la ermita de San Miguel de Clusia de Montejo de San Miguel hay un Monumentum aedificationis del altar de la iglesia que hizo el maestro Pedro de Víctor por el encargo del abad Juan. Está en el exterior del ábside, entre dos canecillos, ejecutado mediante escritura carolina con reminiscencias visigóticas. Su análisis paleográfico contiene multitud de elementos de diferentes alfabetos. Hay reminiscencias visigóticas como la “O” romboidal, los sistemas de abreviación y la superposición de la “A” para indicar el ordinal de la era en la fecha, son habituales en la escritura carolina al igual que las “S” y buena parte de las “A”. Sin embargo, también podemos ver un atisbo de elementos góticos reflejados en los en los trazos finales de la “H” unicial, la “R” y el trazo vertical de la “T” que es totalmente curvo y decorado. Conserva líneas de pautado.


Esta ermita son los restos del antiguo monasterio de San Miguel de Clusia que se encontraba bajo la dependencia de San Salvador de Oña.

HOC : ISTIVS : OPVS : ALTARIS : IVSSI
ONE : ABBATIS : IHONNIS : PETRUS : VIC
TORIS : CEPIT : ET : CSVMAVIT : Eª Mª Cª
LXXXA : VI A : KAŁ [i]LLIS : AD DM : PCES :771FVNDI

 “Pedro comenzó y consumó esta obra de altar del vencedor por mandato del abad Juan, el día 1 de julio de 1148. Dirigid vuestras oraciones a Dios”.


Nos vamos hasta la iglesia de San Juan Evangelista de Villavés para conocer su monumentum aedificationis. Está en la fachada exterior, a la derecha del pórtico. Las letras son carolingias con reminiscencias visigóticas. Lo encontrarán protegida por una reja. Hasta hace pocos años la inscripción se encontraba oculta por un enlucido con lo que pasó desapercibida. Se ven las líneas de pautado.

[¿MA?]RC[¿II?]
EDIFICAVIT AB[BAS ¿VI?]
CENCIVS BASILICAM I[STAM IN HONO]
REM SCI IHIS EVAGELISTE DE PROP[IS REB]VS
VŁ FACVLTATIBVS SVIS VT SIT IN REMISSIO
__
NEM OMNIV PCCORVM SVORUM ATQVE
OMNIVM FIDELIVM VIVVORVM SI
MVL ET MORTVORVM VT MEREAN
TVR SINE FINE IN CONSORCIO IV(s)TORVM AMEN
IN ERA ∙T ∙ C L ∙X ∙ X ∙ X ∙ X ∙ V ∙II ∙ PASCHASIVS FECIT





O, lo que es lo mismo: “[…] edificó el abad Vicente esta basílica en honor de San Juan Evangelista a su propia costa y con sus dineros para remisión de los pecados propios y de todos los fieles vivos y difuntos para que merezcan estar eternamente en compañía de los justos. Amén. Año de mil ciento cincuenta y nueve. Pascasio lo hizo”.





En la iglesia de San Esteban Protomartir de Villamartín de Sotoscueva, en el exterior, tenemos una losa reutilizada empotrada en el ángulo meridional de la cabecera. Ejecutada con letras carolinas de 4`5cm x 3cm, tiene un buen estado de conservación. Sus dimensiones son de 50cm x 79cm.

+SIT : PAX : INTRANTI : SIT :
GRACIA : DIGNA : PRECANTI
IIII : ID9 A[U]G9TI : DEDICATAFUIT : ECCLIA :
_ _
SCI : STEPAHNI : P MANV : DOMP
_
NI : PETI : BVRGENSIS : EPI : NOTO :
DIE : IN FESTO : SCI : LAURETII : ERA :811

Que, traducido, sería: “+ Obtenga la paz el que aquí entre. Que obtenga la gracia que pide el que reza. Un diez de agosto fue dedicada esta iglesia de San Esteban por obra de don Pedro, obispo de Burgos, precisamente en la fiesta de san Lorenzo, del año mil ciento setenta y cinco. La cual iglesia tiene”.


Posiblemente no sea su ubicación original. La última línea de escritura es la que se encuentra en peor grado de conservación, aunque no parece problemático reconstruir el texto. La inscripción conserva restos del pautado original en las tres primeras líneas, en su parte inferior.


Trasladémonos a la iglesia de San Juan Bautista de Vivanco de Mena donde poseen una datatio y explanatio doctrinal en un sepulcro. La tapa y el lateral del mismo, que se cree pudo pertenecer al abad del primitivo monasterio, Pedro Antonio de Vivanco, posee escritura carolina con alguna reminiscencia visigótica de 4cm x 2`7cm. En una de las caras del sepulcro encontramos una inscripción de finales del Siglo XVIII donde se deja constancia del traslado del sepulcro de la antigua iglesia a esta nueva por mandato del abad.


No conserva líneas de pautado y esta pieza, de 48cm x 6cm, tiene buen estado de conservación:

a. ERA DE CCXXVI
b. Λ-Ώ

a. En el año 1188.
b. Principio y fin.


En la iglesia de San Miguel de Cornezuelo dedicada a San Miguel Arcángel existe el epitaphium necrologicum de cierta María. Situado en el exterior, parte central del muro meridional de la nave, está -evidentemente- reutilizado. Se ejecutó en escritura carolina con reminiscencias visigótica de entre dos y cuatro centímetros de altura por unos dos de anchura. No conserva líneas de pautado. Se conserva mal esta pieza de 24`5cm por 38cm:

ERA MCCXXXVIII :
MARIA : OBIT FAML[A DĪ]

“Era millesima ducentesima trigésima octava. Maria obiit famula Dei”. Y traducido: “El año 1200 murió la sierva de Dios María”.


Pasamos a la iglesia de San Martín en Tartalés de Cilla. Tenemos la suscriptio de cierto Rodrigo en el arco que da paso a la nave del cabecero, cimacio y al otro lado del Evangelio. Emplea la escritura visigótica con un tamaño de 2`5cm, x 1`7cm. Son inscripciones fragmentarias aunque realizadas en el mismo momento y por la misma mano. Coindicen en estilos y tamaños. Se conserva la caja de escritura con trazos muy marcados. Conservan líneas de pautado horizontales la inscripción del cimacio y la del evangelio. La inscripción superpuesta a ésta última carece de ellas. Buena caligrafía. Buen estado de conservación de estas piezas de 10`5cm x 3`5cm y 38`8cm x 3`5cm.



La Enciclopedia del románico nos ofrece mediados del siglo XII como fecha del conjunto arquitectónico de Tartalés. Paleográficamente parece una fecha muy tardía ya que el módulo alargado de las letras, el último trazo rectilíneo de las “R”, la “T”, típica con bucle a la izquierda o la “N” con el trazo horizontal que arranca de la mitad del primer trazo vertical son elementos característicos de una escritura visigótica pura que adelantaría la fecha de ejecución prácticamente en un siglo. También puede tratarse de rogatarios de tradición visigótica aun acostumbrados a escribir en este tipo de escritura, ligados a talleres de ámbito rural, lo que podría retrasar ciertamente la cronología.

a. (cimacio): ….VIMAR[ANVS]
b. (evangelio): + RVDERIGVS GALECIANO FECIT M
a. …Vimarano
b. + Rodrigo Galeciano hizo (esta) iglesia.



En la Ermita de San Vicente de Quintanilla-Socigüenza hay una intitulatio suscriptionis de cierto Martín situada en el capitel sur del arco triunfal. Dado de la cara central. Letras carolinas con elementos visigóticos.

MAO
C
TIN

Martinus canonicus



En la ermita de Santa Lucía de El Almiñé hay una invocatio en un capitel de una columna en la antigua portada románica, acceso a la sacristía. Está en un capitel exterior del primer arco del lado occidental realizado con escritura carolina: “ÐO MEI” o “Dios mío”. No conserva líneas de pautado y tiene un buen estado de conservación.



En el collarino de una columna de la galería porticada de la antigua Abadía de Rueda hay un epígrafe en escritura carolina: “Era millesima ducentesima……” o “Año de 12…”

...EC.....T ........ERA MCC...........



En la ermita de San Pantaleón de Losa tenemos una Consecratio situada en el interior, muro sur de la nave. Letras de tipo carolina de 7cm x 3cm que conserva líneas de pautado y un buen estado de conservación. La pieza es de 120cm x 25`5cm. Hay autores que entienden que la inscripción haya sido trasladada de su ubicación original. Argumentos tales como la inserción de los numerales finales de la data en un tercer sillar o el desgaste de parte de la inscripción son los que sostendrían esta idea. Para otros no se ha producido ese traslado al ver que los sillares comparten morfología con el resto del muro, no siendo los mismos que la parte más antigua de la iglesia de San Pantaleón. Existe una continuidad en el texto y en la mano, aunque utilice morfologías variadas para algunos caracteres. La inclusión de los caracteres finales de la data en otro sillar respondería a una mala programación del espacio en relación al texto.

GARSIAS : BVRGENSIS : EPS : CON
_ _
SECRAVIT : BASILICA : ISTA : POTIFI :
_ _ _ _ _ a _
CATVS : SVI : ANO : I : III KLS MAR: E : M : CC : XLV :

Traducción: “El obispo de Burgos García consagró esta basílica en el primer año de su pontificado, el día 27 de febrero de 1207”.



Paramos ahora en Pedrosa de Tobalina, en la iglesia de San Andrés para ver el epitaphium necrologicum de Pedro y su hermano Juan. Lo tenemos en una ventana de la cabecera, tangente a su chambrana, realizada en escrituras carolina y gótica mezcladas. Conserva líneas de pautado y buen estado de conservación.

PETR9 hOBIIT : IN : II : ID9
AUGUSTI : E . M . C . C
_
L IX : FRT EI9 IOħS OBIIT
IN : XIII . KL . MAI : E : M
C C : LX.

Pedro murió el 12 de agosto del año 1221 y su hermano Juan murió el 19 de abril 1222.



En la iglesia de San Miguel Arcángel de Valdenoceda tenemos un epitaphium sepulcrale del presbítero Pedro situado en un sillar del machón oriental del anticuerpo de la portada. Realizado en escritura carolina de 1`5cm x 1cm que conserva líneas de pautado y un mal estado de conservación. La pieza es de 27cm x 24cm.

HIC TVMVLA[TVR] PET[RVS] P[R]ESBITE[R]
VALL[E]VINIIE NATVS OBIIT SVB
ERA MCCL[XI IN] NOTO DIE
II KL[S A]PRILIS ORATE PRO AIA S
V [A]

Traducción: “Aquí está enterrado el presbítero Pedro nacido en Valvinié (El Almiñé), y murió el año de 1223, en el señalado día 29 de mayo. Orad por su alma”.



En la iglesia de San Nicolás de Bari de Arroyuelo tenemos la roboratio de cierto Martín y Suscriptio de Juan Martín. Están situadas en las enjutas, a ambos lados de la portada. Emplean escritura gótica de 1`5cm x 1`5cm y conservan líneas de pautado. Buen estado de conservación. Piezas de 28`1cm x 8`3cm y de 21cm x 10`4cm:

ANNO : DNI : M : CC :
LXX : VIII : M [ARTIN] O :
ME FECIT : SA
NTE : NICOLAE

El año del Señor de 1278 me hizo Martín en honor de San Nicolás.




ERA : M : CCC : XVI :
I
FECIT : HOC : SCP
TVM : IOH S : MARTINI
MAR TINVS : ME FECIT

En el año de 1278 hizo este escrito Juan Martín. Martín me hizo.




Explanatio doctrinal en escritura carolina del tímpano de la iglesia de San Pelayo en Ayega. Pelayo fue un mártir de Códoba que con diez años fue entregado a los musulmanes para la liberación de su tío, el obispo Ermogio. Tras tres años en una cárcel Córdoba, el emir trató que adjurara obteniendo la negativa del joven. El resultado fue su sometimiento a las más duras torturas hasta la muerte. Su cuerpo fue recuperado por los cristianos y pronto fue venerado como mártir. Sus restos fueron trasladados a León en 967 y posteriormente a Oviedo.


Es una inscripción que completa el círculo iconográfico que se representa en el tímpano. Probablemente el artista desconociese el modo en que fue martirizado el santo pero eso no separa el texto de la imagen porque hay una serie de detalles vinculándolos: la presencia de un caballero musulmán nos indica que el martirio fue por manos musulmanas; la presencia de otros compañeros podría indicar que el martirio fue colectivo; y, en la parte superior, hay unos ángeles encargados de llevar las almas ante Dios. La escena no tiene rigor histórico pero es una evidente alusión al martirio que luego es completado –Explanatio- por la inscripción.




El texto conserva líneas de pautado y un buen estado de conservación.

EGO SŪ PELAGI: CORDUBA
“Yo soy Pelayo de Córdoba”.

Autores como Rodríguez-Escudero no lee la “B” de Corduba. Tampoco la “S” inscrita dentro de la “O” de Ego, ni el signo de “US” después de la palabra Pelagi. Todo ello nos hace sospechar sobre si es un problema de lectura o si estamos ante la inscripción original o una copia o si se mejoró la visibilidad de la inscripción tras el proceso de restauración. Entendamos que la “Enciclopedia del Románico” sugiere que son caracteres de finales del siglo XII. Otrosí, la iglesia tiene pocos restos del antiguo monumento y la inscripción forma parte del tímpano que se ha colocado en la actual portada, aunque descontextualizada.



El texto tiene una serie de nexaciones y peculiaridades. Así vemos que la “U” se encuentra abreviada con una raya sobre la “M”; que la “S” inicial se encuentra inscrita dentro de la “O”; la “P” de Pelagius tiene nexada la “E” vuelta hacia la izquierda y la “L”; y la “A” y la “G” también se encuentran nexadas entre ellas. En este caso parece responder a técnicas decorativas ya que el lapicida cuenta con espacio suficiente para desarrollar el texto epigráfico.


Finalmente hablaremos del epígrafe de Santa María de Mijangos (Merindad de Cuesta Urria) que puede verse en el museo de Las Merindades situado en el alcázar de los Velasco. Es de origen visigodo y conmemora la consagración de esta iglesia. Emplea letra capital y uncial. Pieza de 42cm x 21cm x 30cm.

…consacratus est
(ic)cus s(an)c(ta)e Mariae
(p)ontifice Asterio
…sub d(ie) pri(die) non(a)s m(a)ias
XVI glo(riosi) dom(ini) n(o)s(tr)i
Recca(redi)


“Fue consagrado este lugar de Santa María por el obispo Asterio el día 6 de mayo, decimosexto de muestro señor recaredo”.






2 comentarios:

  1. Oca la Ciudad de Auca Patricia capital de la Cantábrica Origen de Castilla – la antigua segisamam

    Desde Setefenestras se ve a simple vista por cercanía el monasterio de San Millan de la Cogolla y Valpuesta es del Alfoz de la Corte de numerosos Condes de Castilla y Álava, el Alfoz del Alcázar de Cerasio, Alfoz de Cerezo y Lantarón. Hemos abierto el camino para Osados, allí encontramos muchas escrituras antiguas y metro y medio de polvo tapando y conservando a la historia vulgar del Idioma Castellano. Hay quien dice que ve dibujos de soldados celtiberos en sus paredes, yo intuyo a verlo pero no sé, quizás sea la foto, ínsito no me percate de ello. yo solo vi letras escritas por todas las paredes y que las cuevas eran de Lapis Especularis en su origen, orientadas al este debía ser un espejo que reflejase el amanecer, también vimos agujeros de dinteles de puertas, pero no vimos signos de haber habido fuego en ellas, por lo que en Burgos a 900 metros de altitud en la edad media sin calefacción… imposible para la vida eremita en ellas. quizás las Henestras que moran en ellas no sean vivas. o sea, un lugar donde daban los autrigones de comer a los caídos en batalla a los buitres para que suban sus almas al cielo… no sé. Lo que si esta es la Historia del Idioma Castellano escrito y protegido por polvo milenario

    Un conde Visigodo necesita de una ciudad Patricia para albergar su corte y si es el Conde Casio convertido al islam, necesita también de un Monumental Alcázar para albergar su corte. Un conde visigodo es a una Ciudad Patricia como un Wali árabe a un Alcázar.

    Si Auca Patricia es Capital de la provincia visigoda de la cantábrica, necesita un Conde, no sirve el duque de Amaya. Desde Auca Patricia se gobernaban la Bardulia

    https://es.wikipedia.org/wiki/Reino_visigodo_de_Toledo

    https://www.facebook.com/groups/468846599986514/permalink/1514769865394177/

    El Alcázar de Cerasio de 500 metros de largo más las construcciones y castillos adyacentes, construido con los escombros de una ciudad romana a sus pies, con una Episcopi de San Martin de más de 116 metros de largo, que todo el conjunto son 200 metros de largo. Que es matemática esta medido, no hay especulación.

    https://www.facebook.com/groups/468846599986514/permalink/1526393720898458/

    https://www.facebook.com/groups/468846599986514/permalink/1500323263505504/

    Un Alcázar con su Alfoz que fue corte de los primeros condes de Castilla.

    https://www.facebook.com/groups/468846599986514/permalink/1513705878833909/

    En Oca Patriciani, y fue en el Gurugu de Segisamam, en el término de Glera de los Celox (flota de legión en latín) ultimo puerto fluvial navegable del río Ebro, donde Cesar Augusto desembarco y puso su cuartel general en las batallas cántabras, capital de la cantábrica, haciéndola Capital de las tribus del Alto Ebro durante cientos de años.

    Y hasta la viuda de Alvaro Herramelluriz, Doña Sancha no se casa con Fernán González (hasta entonces solo conde de Lara y de Burgos) no hereda los títulos de Cerezo y Lantarón – Condes de Castilla y de Álava, Fernán González no es Conde de Castilla hasta sus nupcias con Doña Sancha viuda de Alvaro Herramelluriz.

    Siendo Cerezo de Río Tirón la ciudad de Oca, la civitta de Auca, la Civita de Auka. Patricia, Patriciani. Con San vítores por toda la Gallaecia . Siendo el origen de Castilla y del Idioma Castellano.

    Y lo tenemos las ruinas que se pueden tocar y todo por escrito en las cuevas de Setefenestras.

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