Suele decirse
que la comarca de Las Merindades fue la primera de la provincia de Burgos en
poblarse. Que lo hizo bajo la influencia de Valpuesta. Que a partir del siglo X
el conde Fernán González dota de una estructura jurídica y distribuye en siete
merindades (Losa, Valdeporres, Montija, Sotoscueva, Valdivielso, Cuesta-Urría y
Castilla Vieja) y varios valles y alfoces.
Quizá por esa
antigüedad es, también, rica en los aspectos epigráficos, en las inscripciones
conservadas. Se han llegado a registrar, al menos, veinticinco leyendas que
clasificaríamos tipológicamente en: cuatro Suscriptiones (las que dejan
constancia del nombre del artífice de la obra); dos Epitaphia sepulcralia (textos
en sepulcros); dos Invocationes (inscripciones con una oración o deseo piadoso);
un Monumentum primae petrae (referido a la colocación de la primera piedra);
una Chronica historica (crónica sobre la fundación); cuatro Consecrationes (Son
las inscripciones que recogen la noticia de la consagración de una iglesia o
altar); un Monumentum plantationis (recuerdos de creación de huertos); dos
Monumentum aedificationis (recuerdo de edificaciones), una Datatio (fechas);
dos Explanationes (inscripciones que acompañan a escenas iconográficas
complementando su interpretación y significado); dos Epitaphia necrologica (textos
funerarios); dos Intitulationes (generalmente textos de carácter funerario);
una Roboratio (Son inscripciones que dan noticia del financiador de un edificio
o de un objeto votivo cualquiera); y dos inscripciones de tipología
indeterminada.
Iglesia de San Salvador de Escaño |
Vamos a ello. En
Las Merindades, y en todo Burgos, veremos que el autor de las inscripciones suele
ser, primordialmente, la Iglesia aunque no suele aparecer en todos los textos. Ella
utiliza los epígrafes consciente del impacto publicitario que tienen, condiciona
el soporte, la ubicación, la escritura, etc. Lo que no quita que conozcamos, en
algunas situaciones, al autor particular del texto porque se menciona –cuestión
de prestigio para él o ella-, por ser el suscriptor de la obra y por descarte
frente a otros posibles promotores. En este último caso suelen añadirse otras
fuentes indirectas de estudio.
Arroyuelo
Caso curioso es
el de la inscripción conservada en la iglesia de San Nicolás de Bari de
Arroyuelo, ejecutado en dos textos separados que se complementan. En el
primero, se consigna a cierto Martino en calidad de comanditario de las obras
de la iglesia –bien podría tratarse del maestro que realizó la obra- y, en el segundo,
se habla claramente de Iohannes Martini, como rogatario de ambos textos: “Anno Domini millesimo ducentesimo
sexagesimo octavo Martino me fecit (ab honore) Sancte Nicolae” y “Era millesima tricentesima quiquagesima
sexta, fecit hoc scriptum Iohanes Martini. Martinus me fecit”. La última
línea de este segundo epígrafe está realizada fuera de la caja de escritura, en
caracteres mal trazados e irregulares. Podría ser la minuta –el borrador- de la
otra inscripción, ya que ambas cuentan con el mismo tipo de letra y de la misma
factura, con lo que lo atribuiríamos a la misma mano.
Cuándo no
tenemos el nombre del autor de las inscripciones, ¿lo podemos deducir? Sí,
mediante fórmulas frecuentes y teniendo en cuenta el funcionamiento de la
jerarquía monástica y diocesana. La presencia de abades, presbíteros y otras
dignidades queda constatada en las inscripciones como en la iglesia de Santa
Eulalia (Santa Olalla). Aquí parecen suscribir la obra el abad Tello, el
presbítero Pedro y, quien podría ser el artífice de la obra, el maestro Sancho.
En la
Consecratio de esa iglesia de Santa Eulalia, situado en la sacristía, se dice
que el presbítero Gonzalo pidió consagrar la iglesia al obispo Miguel de
Tarazona. Gonzalo sería el autor de la inscripción quien, además, de publicitar
la noticia de la consagración de la iglesia, se promociona a sí mismo como
responsable de que se llevase a cabo. Recordemos que la inscripción debía
formar parte del conjunto de actos que componían la consagración de una
iglesia, donde no solía faltar la fecha y el nombre del obispo consagrante.
Igualmente
llamativa es la inscripción conservada en la iglesia de San Salvador de Escaño.
Se trata del Monumentum primae petrae de la iglesia promovida por el abad
Álvaro. Éste, como reclamo del inicio de las obras manda realizar la inscripción
dejando constancia de ello: “Alvaro abbas
cepit hanc aecclesiam in Era millesima vigesima sexta”. Parece lógico
concluir que estamos ante el autor del epígrafe.
Por su parte,
Rodrigo Galeciano debe ser el autor de la inscripción que firma la obra de la
iglesia de Tartalés de Cilla. En el texto únicamente leemos: “Rodericus Galeciano fecit Iglesiam”.
Este Rodrigo sea por su condición de comitente y promotor de la iglesia, sea
por su condición de maestro de obras, es el responsable del letrero.
Valdenoceda
Fruto de la
iniciativa y actividad de un abad es el conjunto epigráfico de Oña. Todas estas
inscripciones son resultado de una renovación llevada a cabo por el abad fray
Juan Maino a finales del Siglo XV. Se encuentran situados en los baldaquinos
del crucero, considerados como obras únicas del arte funerario, realizadas en
madera y relacionados con las sillerías de Miraflores y Santo Tomás de Ávila.
Todos tienen la misma escritura, el mismo estilo, la misma técnica de ejecución
y se encuentran en el mismo lugar. Se hicieron con ocasión del traslado de los
cuerpos a las nuevas tumbas. Fray Juan sería el autor de los mismos. Este tipo
de actuaciones son frecuentes en los grandes monasterios burgaleses, que al ver
caer su importancia a lo largo de la Edad Media realizaron profundas
renovaciones rescatando a las figuras legendarias que habían escrito la
historia de sus cenobios a fin de hacer resurgir las peregrinaciones.
Hay algunos
casos en los que nos resulta más difícil, aún, saber quién fue el autor de la
inscripción. Nos referimos en concreto a las Datationes –las fechas-. En la
mayoría de los casos, únicamente se grabó la fecha, o un texto poco relacionado
con la autoría, con lo que resulta muy controvertido asociar a un autor
concreto.
El Almiñé
¿Un truco?
Revisar la documentación que nos ha llegado y ver si hay suerte y encontramos
nombres, acciones o fechas que aparezcan en los epígrafes. Pero, como hemos
dicho, no es la panacea: el Monumentum plantationis de la iglesia de la
Inmaculada Concepción de Crespos podría responder a la tradición de testar
tierras y bienes a favor de los monasterios: “Quinto Kalendas mai Pascasius plantavit orti in era millesima
centesima optuagesima quinta”. El epígrafe, situado en un sillar de un contrafuerte
a la derecha de la portada, relata la “construcción” de un huerto por un tal Pascasio.
La documentación al respecto, no permite conocer al personaje, pero si trabajar
sobre las donaciones, testamentarias o para la celebración de aniversarios,
bien sean permutas o bien sean ventas. Eso sí, sabemos que Pascasio habría donado
sus bienes o parte de ellos a las iglesias para encomendar su alma a Dios.
Así pues,
entendemos que la inscripción recordará la ofrenda. Pero aquella, sería
emitida, por la comunidad, a modo de Título de propiedad para justificar la posesión
del nuevo huerto.
También podemos
acudir, sobre todo en la Baja Edad Media y en la época Moderna, a la
documentación de archivo. No son raros los documentos que recogen noticias
directamente relacionadas con las inscripciones. Así en los testamentos que incluyen
cláusulas donde se especifica, cómo debe ser el sepulcro, el epitafio que ha de
redactarse, y quién debe realizar esta tarea a la muerte del difunto.
Montejo de San Miguel
Otra fuente para el conocimiento del autor es la propia iconografía artística. De una
manera más o menos evidente, el autor de la inscripción deja su huella en la obra
artística. Firmando en cualquier rincón.
Analiza al autor
de las inscripciones revela el interés que tenía en dar ese mensaje, sus
intenciones, sus inquietudes y su mentalidad. Vemos artífices que hacen
propaganda de sus habilidades profesionales, comunidades monásticas que emplean
las inscripciones con finalidades doctrinales, laicos y particulares que
promocionan sus linajes, etc.
Vemos que conocer
al autor del mensaje es difícil pero, no se crean, conocer al destinatario no es
fácil. El destinatario ha de ser universal. Y tendría tres características: indefinición,
multiplicidad y trascendencia. El autor, único, hace un epigrama para alcanzar a
la mayor cantidad de gente posible. Pero el destinatario no es único, ni
siquiera visto como grupo. Por un lado, aquel al que se dirige el autor en
primera instancia -directamente relacionado con la funcionalidad de la
inscripción- y, por otro, aquella persona que por cualquier circunstancia ha
llegado al epígrafe y lo ha leído desde su origen hasta la actualidad.
Y esta dualidad
en los destinatarios se ve afectada por la ubicación del epígrafe, la lengua o
la escritura, entre otros. Así pues, las inscripciones situadas en los
claustros monásticos están destinadas a la comunidad allí residente. Las
situadas donde no se pueden leer como aquellas sitas en campanarios o en altos capiteles.
Es posible que, es estos casos, sea la iconografía la que ayude a interpretar
el texto o que se trate de textos tan conocidos que sean fácilmente
identificables.
Otro caso son
los ejecutados en el interior de los sepulcros –endotafios- cuya función
publicitaria está destinada a aquellos que leyeron el texto en el momento de la
deposición del cadáver y a aquellos que lo han leído por los avatares de la
historia hasta llegar a nosotros. Cuando leemos hoy estos epígrafes nos ponemos
en conexión con su autor, nos convertimos en destinatarios y se restablece la
función comunicativa.
El autor ha de
tener en cuenta al público al que va dirigida su decisión, la realidad social,
la ubicación del epígrafe, su legibilidad, la lengua en que se expresa, sus
caracteres gráficos, etc. Piensen que para los profanos, para nosotros, estos
textos han perdido su significado. No los comprendemos.
Ahora pasamos a
un tercer personaje participante en este asunto: el rogatario que es el
encargado de materializar el mensaje publicitario. El profesional que redacta.
Los trazos del trabajo ayudan a identificar el tipo de taller en el que se
ejecutó. Descubrimos así si las tareas fueron hechas por un solo individuo o
por distintas manos en las distintas fases, o la calidad –y precio- del
artesano o artesanos. Por ejemplo, la suscriptio de la iglesia de Santa Eulalia
de Santa Olalla, con una composición poco cuidada, mala técnica de ejecución, empleo
de caracteres mayúsculos y minúsculos arbitrariamente, etc… nos dice mucho y no
solo sobre Tello.
¿Eran
itinerantes? ¿Canteros ocasionales? ¿Talleres conocidos y buscados por los
clientes? Lo primero que debemos tener en cuenta es que la identificación de
los talleres, los scriptoria medievales, no es tarea sencilla. Durante los
primeros siglos altomedievales la actividad epigráfica estuvo ligada a talleres
escultóricos donde el rogatario de las inscripciones era un artesano más dentro
de los especialistas allí reunidos. Ésta sería la producción asociada a los
centros ocasionales: iglesias en diferentes localizaciones, etc. Se trata de
una epigrafía concreta, fruto de unas necesidades publicitarias muy definidas.
Hay ocasiones en
que las tareas epigráficas fueron realizadas por especialistas familiarizados
con los scriptoria librarios o documentales. Sus hábitos y costumbres quedan
reflejados en las inscripciones. Así pues, en la Suscriptio de la iglesia de
Santa Eulalia vemos abreviaturas y nexos típicos de la escritura ordinaria. Un
ejemplo es la sílaba final de PETRUS que resuelve el nexo “TR” con la “T” en
forma de beta invertida, propio de la escritura visigótica cursiva.
En el Monumentum
primae petrae de la iglesia de San Salvador de Escaño encontramos que la inscripción
se ha desarrollado en un “bloque” cuya superficie –espejo epigráfico- ha sido
pulimentada y preparada con esmero para recibir la escritura. Desarrollado en
cuatro líneas, el texto respeta los márgenes del sillar y resuelve la falta de
espacio con la utilización de letras nexadas e inscritas de modo que todas las
líneas ocupan la misma extensión. El epígrafe no muestra dificultades para la
lectura ya que se emplean fórmulas habituales como la directio: “ob honore sancti Salvatoris et sancte
Mariae eiudem genitricis et aliorum sanctorum quorum reliquia hic continentur”,
seguido de la intitulatio: “Alvaro Abbas”
y el verbo notificativo que recoge el hecho realizado “cepit hanc aecclesiam”. Finalmente termina con la data: “in Era millesima vigesima sexta”. Se
trata de fórmulas documentales simplificadas y desprovistas de cualquier valor
jurídico. Serviría para aprobar un examen de epígrafes.
La Consecratio de
la iglesia de San Esteban protomártir de Villamartín de Sotoscueva tiene el
texto desarrollado en verso leonino cuyo estilo se usó en epígrafes de los
siglos XI al XIII. Éste se inicia con una frase que invita al fiel a la entrada
en la iglesia, deseándole la paz de Dios: “Sit
pax intranti sit gracia digna precanti”. El hecho de que el rogatario
incluya este tipo de frases en la inscripción de consagración implica un gran
conocimiento de los textos bíblicos y destreza en la elaboración de un epígrafe
en verso, por lo que no sería descabellado pensar que se trata de un rogatario procedente
del scriptorium librario.
No solo eso, el
texto a escribir podía ser, básicamente, de dos tipos: librarios y
diplomáticos. Los primeros son aquellos que versan sobre pensamiento humano,
mientras que los diplomáticos son aquellos que recogen un hecho, habitualmente
de naturaleza jurídica.
Todos sabemos
que quien paga elige la música. Por ello, en los encargos epigráficos, es muy probable
que el contratante eligiese el soporte, el tipo de letra y el emplazamiento y
que diera el visto bueno al texto definitivo. ¿Usted no lo haría? Seguramente
supervisaría las diferentes fases del trabajo –como hoy en día- y achucharía al
contratado tanto en el borrador del epígrafe (más o menos cultos y más o menos
individualizados) como en la selección de soporte (a su vez influido por el
mensaje y su extensión), en la preparación de la superficie de la pieza o en el
trazado al carbón de la paginación para hacer una correcta composición que
luego borraban tras la incisio (marcado). Todas estas fases tendrían unas
herramientas específicas y, quizá, diferentes lugares de ejecución. Esto, y ver
cómo se han trabajado las letras del texto, ayuda a conocer los diferentes
talleres que se dedicaban a la epigrafía.
Y, también,
sabemos que la principal finalidad de las inscripciones es publicitar un
mensaje de forma universal y permanente. Este hecho depende fundamentalmente de
su emplazamiento –el actual puede no ser el originario-, legibilidad -fruto del
desgaste, copiado y repicado- y perdurabilidad del material. Cuando se trata de
inscripciones emplazadas en el exterior, hay preferencia por los pórticos de
entrada, las ventanas y, en general, por los espacios visualmente llamativos
para el visitante.
Pero nada es
sencillo. Vemos el caso de Arroyuelo donde hay dos inscripciones situadas en
las enjutas a ambos lados de la portada sin que podamos estar seguros de cuál
fue su ubicación primitiva ni si se encontraban una a continuación de otra. En
la iglesia de la Inmaculada Concepción de Crespos la inscripción, próxima a uno
de los contrafuertes exteriores, a la altura de la antigua sacristía, se halla
situada a un metro y setenta centímetros de altura, de forma que en un primer
vistazo del templo llega a ser captada por el ojo. En la iglesia de Santa
Eulalia la inscripción se encuentra en el exterior del muro meridional de la
nave -hoy incluida en la actual sacristía-, no lejos del acceso al templo. Desgraciadamente
esta tipología suele ser la más desubicada al tratarse de inscripciones sobre
sillares de edificios que han sufrido restauraciones, reedificaciones y todo
tipo de reparaciones. En muchos casos quizá se encuentran en el templo que les dio
origen, pero en un nuevo lugar.
En San Salvador
de Escaño encontramos un Monumentum primae petrae aparentemente
descontextualizado. Lo está, cierto es. La iglesia debió sufrir un derrumbe a
mediados del siglo XX y esa pared se reedificó. Sin embargo, el epígrafe fue
incluido en la reconstrucción, volteado y a pocos centímetros del suelo,
accesible aun hoy a los ojos del visitante. Esta inscripción está en su templo
y pertenece a la primera fase de construcción románica. Es una de los
principales valores del románico de Las Merindades por la fecha que grabada en
el epígrafe, con lo que su función publicitaria está hoy más viva que nunca. En
Valdenoceda un epitafio está conservado en un sillar reutilizado en la fachada
de la portada de la iglesia. La fórmula notificativa no ofrece dudas, ya que
indica: “Hic tumulatur…”, propia de
los Epitaphia sepulcralia.
Las Renovationes
son las inscripciones que, con un texto nuevo, recogen la noticia esencial de
un epígrafe anterior deteriorado, desaparecido u obsoleto realizándolo con los
gustos del momento en que se reescribe: nuevas fórmulas, nuevo tipo de letra,
nueva ornamentación, etc. Estas inscripciones no siempre resultan fácilmente
identificables.
Dentro de nuestra
área contamos con varias renovationes. El grupo más representativo es el
conservado en San Salvador de Oña. Se trata de un conjunto de ocho sarcófagos
de madera con cartelas identificativas en el trapecio de la cubierta con los
nombres de los difuntos. Los sepulcros están datados a finales del siglo XV
Todos presentan la misma técnica de ejecución –taracea-, mismo tipo de letra
–gótica minúscula- y mismo esquema. Son cartelas identificativas, escuetas en
su formulación y que muy poco tiene que ver con los epitafios originales que
han llegado a nosotros a través de copias literarias de Berganza y Flórez.
Villavés
Además, debemos
de tener en cuenta un buen número de inscripciones que han aparecido tras
procesos de restauración o limpieza de los templos. Así, por ejemplo, el
Monumentum aedificationis de la iglesia de Villavés, recuperado tras unos
sondeos realizados en el muro meridional de la sacristía y que había estado
oculta por diversas capas de cal. Claro que esta ocultación la ha protegido del
deterioro y, en el caso de la exteriores, de las inclemencias del tiempo, tanto
el atmosférico como el cronológico.
En cambio, en Villamartín
de Sotoscueva, la Consecratio de la iglesia de San Esteban fue reubicada tras
las obras de reconstrucción del templo en época gótica. El desgaste y la
vegetación han terminado con la última línea del texto y el nivel de deterioro
cada día se amplía a nuevas partes del epígrafe. En otros casos, como en el
epitafio de Valdenoceda, la inscripción ha sido repasada y rayada la
superficie. Además, se ha colocado sobre ella una placa de metacrilato que
dificulta aún más la lectura.
Como han podido
entender, no todo era piedra. En el metal la escritura debió realizarse en el
momento del fundido de la pieza con la técnica conocida como cera perdida. En
la madera el trabajo debió realizarse mediante el cepillado de la pieza. Los
más significativos, en este sentido, son los de Oña. Estas inscripciones se
realizan mediante pintura y taracea, por lo que era necesaria una preparación
previa del material. La pintura exigía un pulido especialmente listo que dejara
las condiciones idóneas de luminosidad y uniformidad para recibir escritura.
El siguiente
elemento a estudiar en una epigrafía es el tipo de letra: visigótica, carolina
y gótica mayúscula. A éstas debemos añadir un pequeño número de inscripciones
que, por ser originales tardías, copias –renovationes-, cuentan con una grafía
de siglos posteriores. Estos es, gótica mayúscula del Siglo XIV, gótica
minúscula del Siglo XV, prehumanísitica y humanística moderna.
La escritura visigótica son las inscripciones pertenecientes –de
forma genérica- a los siglos VIII-XII. Desde mediados del siglo XII, la
escritura empieza a mezclarse con la carolina aunque, dependiendo de los
centros y zonas de producción, ambas conviven durante buena parte de este
siglo.
En líneas
generales estamos ante una escritura mayúscula, aunque no faltan minúsculas agrandadas.
Lo vemos en la suscriptio de la iglesia de Santa Eulalia donde el rogatario
utiliza minúsculas agrandadas en el final de la palabra PETRUS y para la
abreviatura de PRESBITER.
Unas pocas
pistas para identificar estos epígrafes rápidamente: “A” sin trazo horizontal;
“M” con los trazos paralelos convergentes hacia arriba; “N” con el trazo medio
que tiende a la horizontalidad; “O” ovalada o romboidal; “R” con el tercer
trazo rectilíneo; y “T” con bucle a la izquierda. En líneas generales, este
alfabeto presenta letras altas y estrechas con apariencia estilizada. Tiende a
letras el doble de altas que de anchas.
Otra ayuda para
determinar el origen del texto serán las abreviaturas que guarda relación con
el espacio disponible. El signo de que esa palabra es una abreviatura es una
raya sobre la letra o palabra afectada. Las más típicas son:
Dei
= DI
Domini
= DNI
Ecclesiae
= ECCLA
Famulus
/ Famula = FMŁS / FMŁA
Idus
= ID
Kalendas
= KŁ / KŁS
Martir
= MR
Nomine
= NNE
Nonas
= NNS
Presbyter
= PRS / PRSB /PRSBTR
Sancti
= SCI
También nos
encontraremos con letras unidas como en la Suscriptio de Santa Eulalia. Unir la
“T” con la “R”. Si miramos el epígrafe de San Salvador de Escaño vemos que se
emplearon los tres sistemas para resolver la falta de espacio, logrando una
distribución perfecta de las líneas –todas del mismo tamaño-.
La escritura carolina aparece a finales del siglo XI y se
mantiene hasta mediados del siglo XIII. Como hemos dicho, intercalada con la
visigótica. Lo mismo sucede a finales del siglo XII, donde comienzan a verse
los primeros rasgos de la escritura gótica que será una realidad desde los
primeros años del siglo XIII.
¿Pistas para
identificarla y fardar ante los “cuñados”? Es una escritura que busca la proporcionalidad
de sus formas, con letras cuadradas. Como letras destacadas tenemos: “A” con
dos trazos horizontales; o con trazo horizontal intermedio quebrado en forma de
V; o con forma de R vuelta; “E” que aparece en su forma redonda conviviendo con
la cuadrada; “G” con el arranque del tercer trazo en la parte media; “M” con
tendencias redondeadas y “M” uncial con primer trazo redondeado y con el
segundo abierto hacia fuera; “N” con el segundo trazo curvo hacia fuera; “R”
con el último trazo curvo también hacia fuera; “T” con el trazo vertical curvo;
y “U” capital de dos trazos rectos.
En el ámbito de
las abreviaturas, la escritura carolina es mucho más rica y abundante que la
visigótica. El signo de abreviación más común sigue siendo la raya. Se utiliza
la forma tradicional recta, la forma de S invertida como nuestra actual “Ñ” y
el medio yugo como vemos en la Consecratio de Villamartín de Sotoscueva y en el
Monumentum aedificationis de Montejo de San Miguel.
Las abreviaturas
más comunes que nos encontraremos son:
Episcopus
= EPS
Kalendas
= KL
Obiit
= O
Ihoannis
= IOHS
Sancti
= SCI
Ecclesia
= ECCLA
Martir
= MR
En la consecratio
de Villamartín de Sotoscueva el nombre del obispo Pedro es abreviado con un “I”
sobre la “T”. Sumaremos, además, el signo especial típico carolino de final en
-US en forma de una gran coma que vemos tanto en Sotoscueva para las palabras “idus”
y “augusti” como en el epitafio de Pedrosa de Tobalina.
La escritura gótica nos indicará que estamos a finales del
siglo XII y en el siglo XIII. ¿Pistas para identificarla –hay que “derrotar” al
cuñado-? Son letras capitales y unciales con formas cerradas y redondeadas. Cuando
sea letra minúscula deberemos encontrarnos con que en la “A” el trazo derecho
en ángulo recto y el trazo izquierdo desplazado hacia ese lado; “C” con
tendencia a cerrarse; “E” ovalada en forma de “O”; “G” con bucle en la parte
alta, casi cerrada; “M” redonda con los dos primeros trazos cerrados formando
un “O” y segundo trazo curvo hacia fuera; “P” con “panza” muy desarrollada,
llegando a parecer una “D”; “V” con lado izquierdo recto y derecho curvo o “V”
con forma de “A” invertida; “S” cuyos trazos primero y tercero se cierran sobre
el cuerpo; y “T” con trazo vertical muy curvo que tiende a cerrarse sobre el horizontal.
San Pelayo de Ayega
Finalmente
hablaremos de los elementos decorativos que podemos encontrarnos tallado en las
piedras. Rodríguez Suárez habla de cinco elementos decorativos para las
inscripciones medievales: la decoración de las cruces, las estructuras
arquitectónicas asociadas a la inscripción, los adornos florales, las letras
decoradas y los juegos de letras.
Nos centraremos
en la cruz que tiene dos funciones, la decorativa y la simbólica. Su ubicación
al inicio del epígrafe ofrece armonía al conjunto y, en el caso de que sea
patada, encontramos relación con su origen visigodo arraigado en la monarquía
asturiana desde Alfonso I y que fue exportada a todos los Reinos de la
reconquista. En Las Merindades contamos con un epígrafe que recoge esta idea de
la corona asturiana: la Invocatio de la iglesia de Santa Isabel de Ael,
acompañado del famoso lema de Alfonso II: “Hoc
signo tuetur pius, hoc signo vincitur inimicus” fundamentado el lema de
Constantino: “Hoc signo vinces”. También
encontramos la cruz en el Monumentum primae petrae de San Salvador de Escaño.
La principal
función de todas estas cruces es la invocación, signo de protección que
acompaña al texto. En ocasiones, vemos que funciona también como elemento de
decoración al seguir diversos gustos y estilos en su confección.
Bibliografía:
“Las
inscripciones medievales de la provincia de Burgos: siglos VIII-XIII”. Tesis
doctoral por Alejandro García Morilla.
Museo de Las
Merindades.
Anexos:
Relación de
lugares con epígrafes conocidos en Las Merindades:
Geográficamente contamos con inscripciones en la iglesia de
Santa Eulalia (Santa Olalla), en la iglesia de San Martín (Tartalés de Cilla),
en la iglesia de Santiago Apóstol (Ael), en la iglesia de San Salvador
(Escaño), en la iglesia de Santa María (Quincoces de Yuso), en la iglesia de
San Miguel (Rosales), en la iglesia de la Inmaculada Concepción (Crespos), en
la ermita de San Miguel (Montejo de San Miguel), en la iglesia de San Miguel
(San Miguel de Cornezuelo), en la iglesia de San Esteban (Villamartín de
Sotoscueva), en la iglesia de San Juan Evangelista (Vivanco), en la
desaparecida iglesia de Caniego (Caniego), en la iglesia de San Pelayo (Ayega),
en la ermita de San Vicente (Quintanilla-Socigüenza), en la ermita de Santa
Lucía (El Almiñé), en la antigua abadía de Rueda (Villacomparada de Rueda), en
la ermita de San Pantaleón (San Pantaleón de Losa), en la iglesia de San Andrés
(Pedrosa de Tobalina), en la iglesia de San Andrés (Valdenoceda) y en la
iglesia de San Nicolás (Arroyuelo).
Adjuntaremos
ahora una relación de epígrafes de Las Merindades:
Santa
Olalla: Suscriptio del abad Tello, el presbítero Pedro y el maestro
Sancho en una de las pilastras en la iglesia del antiguo monasterio de Santa
Eulalia. Del siglo X como otra hallada. Escritura visigótica de 3cm x 3cm. No
conserva líneas de pautado. Buen estado de conservación. Pieza de 43,5cm x
30cm.
+ TELLU
ABA
PEtrus
Prs
SCANTO
MAISTER
FU IT
IN N
[...]
“Tellu
abbas et Petrus presbiter et Scanto maister fuit in[…]” que
significa: “El abad Tello Pedro
presbítero y Sancho maestro en…” y que hace referencia a la condición del
monasterio y a su abad, anterior a la Consecratio conservada en la sacristía
del monasterio. Sin embargo la mala fábrica de la misma dificulta notablemente
la interpretación del texto. En la última línea se han borrado caracteres o
simplemente no fueron ejecutados. Toscamente trazada donde se intercalan
minúsculas librarias con mayúsculas. En otra interpretación, podríamos pensar
que se trata de la suscripción del maestro de obra Sancho, completado con unos
sincronismos referentes al abadiazgo de cierto Tello y el presbiterio de cierto
Pedro.
No se ha llegado a encontrar referencia al abad Tello ligado
un primitivo monasterio existente en esta localidad. Las referencias proceden de
la documentación de Oña, en su carta fundacional, cuando se le concede la mitad
de este monasterio, ya en el Siglo XI. En el Siglo XII, Doña. Mayor, da al abad
Juan de Oña la cuarta parte del monasterio de Santa Eulalia.
Sin embargo, se trata de una época tardía para la
inscripción, que resulta paleográficamente mucho más temprana. Por ello,
revisando la documentación de esta época, encontramos dos centros próximos que
cuentan con un “abad Tello”. Se trata Santa María de Valpuesta y de San Román
de Tovillas. El primer caso es el que parece tener una relación más evidente
por la probada influencia que tuvo el cenobio en todo el norte burgalés. Su
abad Tello, en el 911, fundaría el monasterio, coincidiendo esta cronología con
la de la escritura de nuestra inscripción. El segundo caso es el Monasterio de
Tovillas. Durante los últimos años del Siglo IX, está constatada la presencia
de cierto abad Tello, cuya importancia debió ser tal, que aumentaron
considerablemente los dominios del cenobio. La historia de este centro se entrelaza
con la de San Pedro y San Pablo de Tejada, y posteriormente todos quedan bajo
el mando y protección de Oña.
La influencia que pudo ejercer el abad Tello en esta comarca
y la cantidad de iglesias y pequeños monasterios que dependían de él, podría explicar
su presencia en Santa Olalla. De no ser así, tendríamos que volver sobre la
existencia de un pequeño monasterio cerca de Espinosa que encargó la producción
de dos inscripciones –una de ellas inconclusa- que se han conservado hasta la
actualidad.
Consta un segundo epigrama en Santa Olalla en otra de las
pilastras de la iglesia del antiguo monasterio Santa Eulalia. Es de escritura
visigótica de 3cm x 3cm y no conserva líneas de pautado. Buen estado de
conservación. Pieza de 43cm x 13cm.
TELLU
ABA FU
(IT)
“Tellu
abba fuit”. O lo que es lo mismo: “Fui
el abad Tello”. Al encontrarse próxima a la otra y con caracteres de las mismas
dimensiones y misma factura, podemos asegurar que pertenece al mismo rogatario
y, por tanto, a la misma fecha. Puede tratarse de la misma inscripción inconclusa
trasladada a otro punto de la iglesia, o ser una suscripción simple del abad.
En la sacristía de esta iglesia de Santa Eulalia tenemos un
sillar y parte de otro del exterior del muro meridional en su parte más alta,
pegada al techo trabajado mediante escritura visigótica de 4cm x 2cm –lo cierto
es que las letras oscilan enormemente en su altura y anchura- que recuerda la consecratio del templo. No
tiene líneas de pautado y, en general, está en buen estado. Sus dimensiones son
de 108cm x 40cm.
Hay problemas en concretar la fecha de la inscripción al
existir un hueco entre el final de la primera “X” y la “F” de “FUIT” lo que la
hace oscilar en diez años. Nosotros consideramos que hay indicios de dos “X”
cursivas en los restos que aún se conservan. Esta lectura está avalada, además,
por la fecha de 1142, cuyo 15 de marzo fue domingo y coincide plenamente con el
gobierno del obispo Miguel en Tarazona.
ERA
MCLX [XX] FVIT
_
CON :
SECRATA : EGLA
_
SCA
EVLALIA : NOTVM
DIE :
IDVS MARCII GUNDISAL : VVS
_
PRSBR :
ET PEREGRINUS AB EPO
MICHAEL
: TIRASONA : FECIT CONSE
SECRARE
Eliminando las abreviaturas dice: “Era millesima centesima octogesima fuit consecrata eglesia Sancta
Eulalia notuum die idus marcii Gundisalvus presbiter et peregrinus ab episcopo
Michael Tirasona (obispo entre 1118-1151)”. O lo que es lo mismo: “El año 1142 fue consagrada esta iglesia de
Santa Eulalia, el propio día 15 de marzo. Gonzalo, presbítero y peregrino la
hizo consagrar por el obispo Miguel de Tarazona”.
Busnela
de Valdeporres: Epitaphium sepulcrale de cierto Flanio de
Busnela de Valdeporres de entre los siglos VIII a X. Tapa de sarcófago en
escritura visigótica de 3cm x 2cm. No conserva líneas de pautado. Mal estado de
conservación. Pieza de 224cm x 6cm. situado en el museo arqueológico de Burgos.
HIC EST[….] DEI FLAINIUS
[…]FVIT [….] ERA [….]
“Hic
est (famulus) Dei Flainius[…] fuit……Era…………” que dice: “Aquí está el siervo de Dios Flainio (…)fue
…..el año………”
Tartalés
de Cilla: Epitaphium sepulcrale de San Fermín (siglos VIII a X). Situado
en la iglesia de San Martín (Procedente de la ermita de San Fermín, actualmente
desaparecida) losa sepulcral situada a los pies de la iglesia. Escritura
visigótica de 8,5cm x 6,5cm. Conserva líneas de pautado. Fragmento en buen estado
de conservación. Pieza de 91cm x 25cm.
San Fermín sería eremita llegado a la zona en las primeras
fases de repoblación con Alfonso II a comienzos del Siglo IX, con el impulso
repoblador propiciado por éste al sur de la Cordillera Cantábrica. En la zona
han elevado a este personaje a la categoría de santo, en cuyo honor se celebra
en la actualidad una romería el día de su festividad.
Los autores de la Enciclopedia del románico nos dan dos
lecturas anteriores a la recuperación actual del sepulcro. En primer lugar la
ofrecida por López Martínez: “Asppice
angustum de rupe scissum Firmini sepulchrum”. La segunda es la ofrecida por
Serrano Pineda y seguida por Bohigas Roldán: “Respices augustum de rupe precisum Firmini sepulchrum” que quiere
decirnos: “Estás viendo el venerable
sepulcro de Fermín tallado en piedra”.
Oña: En
esta población, dada su importancia histórica hay múltiples epígrafes. Vamos al
Monasterio de San Salvador de Oña.
Nos situaremos en la “Chronica funeraria del conde Sancho
García” con la fecha del cinco de febrero de 1017, que es la que figuraba en
dicho epitafio y que ha sido admitida como válida puesto que concuerda con lo
escrito en los Anales Compostelanos sobre la muerte del conde Sancho García, a pesar
de que la fecha de la muerte del conde ha sido tradicionalmente controvertida.
La de Sancho García lo teníamos en la puerta principal de la iglesia: “Sanctius iste Comes, populis dedit optima
iura: Cui Lex Sancta Comes, ac Regni maxima cura. Mauros destruxit, ex tunc
Castella reluxit; Haec loco construxit, istinc normam quoque duxit: Tandem vir
fortis, devictus pondere mortis, Pergens ad Christum, mundum transposuit istum.
Comes iste post multas victorias habitas de Sarracenis quievit in pace sub Era
MLV. Nonis Februarii”. Esta última frase estaría en prosa y no en verso
como las anteriores.
Les adjunto la traducción para no dejarles con la angustia
de conocimiento: “Este conde Sancho
concedió a sus poblaciones excelentes fueros; tuvo por compañera la ley de Dios
y su mayor preocupación fue su reino; destruyó a los mauros y, desde entonces,
brilla Castilla. Construyó este lugar y lo dotó de regla: finalmente, aunque
hombre valeroso, cayó vencido por el peso de la muerte. Emprendiendo el camino
hacia Cristo abandonó este mundo. Este conde tras innumerables victorias contra
los Sarracenos, descansó en paz, el día 5 de febrero de 1017”.
En el baldaquino del lado del epístola, en escritura gótica
minúscula, tenemos el Epitaphium sepulcrale de conde don Sancho. Forma parte
del conjunto de inscripciones en las urnas del Panteón de San Salvador de Oña
de las que Ricardo del Arco da una cronología más tardía, correspondiente con
el reinado de Felipe II, a quien atribuye estas cartelas más o menos
afortunadas en su información histórica. Alejandro García las incluye en un
conjunto de inscripciones limítrofes entre los últimos años del Siglo XV y los
primeros del Siglo XVI, debido a las controversias aun existentes. No conserva
líneas de pautado y sí un buen estado de conservación:
Aqi
yaze el cō
de dō Sācho fūdad
or
deste monesteryo
“Aquí
yace el conde don Sancho fundador de este monasterio”.
En un arca de piedra a los pies de la iglesia, actualmente
desaparecido, se leía el Epitaphium sepulcrale del conde don García. Se trata
del conde castellano García Sánchez, hijo de Sancho García, de quien heredó prematuramente
el condado y cuñado de Sancho III el Mayor. Fue un personaje de transición que favoreció
la influencia del rey navarro en el Condado de Castilla
El epitafio, según Berganza en “Antigüedades de España” (1721)
decía: “Hic aetate puer Garsias absalon
alter, fit finis: illud erit, qui gaudia mundi quaerit. Mars alter, durus
bellis, erat ipse futurus; sed fati serie tunc prius occubuit. Hic filius fuit
Sanctii istius comitis, qui interfectus est proditione a Gundisalvo Munione, a
Munione Gustius, a Munione Rodriza multis aliis apud Legionem Civitatem. Era
Millesima quinquagesima decima sexta”. Es decir: “Aquí se vuelve ceniza García, niño de esta edad; estará allá el que
busca los goces de mundo. Estaba llamado a ser, cual otro Marte, un guerrero
duro; pero murió en tierna edad por permisión de la divinidad. Fue hijo de este
conde Sancho y fue matado a traición por Gonzalo Muñoz, por Munio Gustio, por
Munio Rodríguez y por otros muchos en la ciudad de León. Era el año 1028”.
Pero no podemos contrastar la veracidad de este epitafio, ya
que el propio Berganza admite haber copiado el texto del libro en que también
se hallaba el epitafio de su padre, lo que nos indica que en la época del autor
ya no se conservaba. Además, como era habitual en sus transcripciones, copia la
primera parte del epitafio en mayúsculas y en verso y la segunda en minúsculas
y prosa, lo que no sabemos si se corresponde con un interés por resaltar los
primeros datos o tiene que ver con una correspondencia entre el epitafio y los
elogios.
En la iglesia de San
Salvador de Escaño hay un sillar muy próximo a la cabecera en la parte
izquierda del muro a 40cm del suelo, letra visigótica de 5cm x 1`6cm, que no
conserva líneas de pautado y tiene un buen estado de conservación. Es una pieza
de 56cm x 30`5cm. Es el Monumentum primae petrae de la iglesia de San Salvador
de Escaño por el abad Álvaro:
+ OB
HONORE : SCI SALVATORIS : ET SCE
MARIAE:EIVS
GE : NITRICIS:ET ALIORV:SCŌRVM
QVORVM:RELIQVIE:HIC:CONTINENTVR:ALVARO:ABBAS
CEPIT:HANC:AECCLESIAM:IN
ERA
:T:C:XXVI
:
Traducción: “El año
mil ochenta y ocho el abad Álvaro comenzó esta iglesia, en honor del Salvador y
de su madre Santa María y de los santos cuyas reliquias aquí se contienen”.
De nuevo encontramos la figura de un abad ligado a un centro
monástico remoto del que no hemos encontrado referencias. Ni Arlanza, ni
Cardeña, ni Oña, ni Silos parecen tener entre sus regentes a ningún Álvaro para
estas fechas. De nuevo, podríamos pensar que el hecho de que exista una
inscripción donde suscribe un abad es motivo suficiente para afirmar que
existió un primitivo cenobio de efímera vida. Sin embargo, en el estudio
publicado por Lecanda, vemos como el análisis arqueológico es concluyente sobre
las diferentes estructuras que existieron en Escaño, y parece que no podemos
hablar nunca de estructura monacal.
En la iglesia de
Santa María, de Quincoces de Yuso, tenemos una inscripción en un contrafuerte
reaprovechada del edificio románico primitivo. Escritura visigótica de transición
que conserva las líneas de pautado y está en un mal estado de conservación que
conlleva una difícil lectura.
Los autores de la Enciclopedia del románico datan los restos
conservados de la primitiva iglesia de Santa María en la segunda mitad del Siglo
XII. Desde el punto de vista paleográfico nos resulta una cronología tardía ya
que, aunque la inscripción incorpora algún elemento del alfabeto carolino, la mayor
parte de las letras siguen el modelo de la escritura visigótica clásica. A ello
hay que sumar el episcopado de Gómez, obispo de Castilla entre 1082-1096. En la
parte final de la inscripción desciframos algunos numerales, que sin embargo no
se corresponden con el gobierno del obispo:
IN NME
…O Đ ILLOS
OMNS DE KECOCE
..
RANT..M..OS SVA DNA [TEMPOR] ISTA ECLIA
LLO
TEMPORE REX ALFONSO REGN...
IN
LEIONE CASTELLA ET GOMEZ EPI
COP9 IN
CASTELLA NVNV P....TER MVNIO ...ELLA
STE....T...L
DIE VI FER
........
IN ERA T[L XL] ILLO….
Vayamos ahora hasta la iglesia
de la Inmaculada Concepción de Crespos donde se puede leer el Monumentum
plantationis de un huerto por cierto Pascasio. Lo tenemos en el exterior,
flanco derecho de la portada, en un sillar de un contrafuerte con escritura visigótica
de 7cm x 3cm. No conserva las líneas de pautado y posee un buen estado de
conservación. Es una pieza de 55cm x 28cm: “Quinto
kalendas mai Pascasius plantavit orto, In Era millesima centesima optuagesima
quinta”. Que traducido es: “El 27 de
abril de 1147 Pascasio plantó (este) huerto”.
En la ermita de San
Miguel de Clusia de Montejo de San Miguel hay un Monumentum aedificationis
del altar de la iglesia que hizo el maestro Pedro de Víctor por el encargo del
abad Juan. Está en el exterior del ábside, entre dos canecillos, ejecutado
mediante escritura carolina con reminiscencias visigóticas. Su análisis paleográfico
contiene multitud de elementos de diferentes alfabetos. Hay reminiscencias visigóticas
como la “O” romboidal, los sistemas de abreviación y la superposición de la “A”
para indicar el ordinal de la era en la fecha, son habituales en la escritura
carolina al igual que las “S” y buena parte de las “A”. Sin embargo, también
podemos ver un atisbo de elementos góticos reflejados en los en los trazos
finales de la “H” unicial, la “R” y el trazo vertical de la “T” que es totalmente
curvo y decorado. Conserva líneas de pautado.
Esta ermita son los restos del antiguo monasterio de San
Miguel de Clusia que se encontraba bajo la dependencia de San Salvador de Oña.
HOC :
ISTIVS : OPVS : ALTARIS : IVSSI
ONE :
ABBATIS : IHONNIS : PETRUS : VIC
TORIS :
CEPIT : ET : CSVMAVIT : Eª Mª Cª
LXXXA :
VI A : KAŁ [i]LLIS : AD DM : PCES :771FVNDI
“Pedro comenzó y consumó esta obra de altar del vencedor por mandato
del abad Juan, el día 1 de julio de 1148. Dirigid vuestras oraciones a Dios”.
Nos vamos hasta la iglesia de San Juan Evangelista de Villavés para conocer su monumentum
aedificationis. Está en la fachada exterior, a la derecha del pórtico. Las
letras son carolingias con reminiscencias visigóticas. Lo encontrarán protegida
por una reja. Hasta hace pocos años la inscripción se encontraba oculta por un
enlucido con lo que pasó desapercibida. Se ven las líneas de pautado.
[¿MA?]RC[¿II?]
EDIFICAVIT
AB[BAS ¿VI?]
CENCIVS
BASILICAM I[STAM IN HONO]
REM SCI
IHIS EVAGELISTE DE PROP[IS REB]VS
VŁ
FACVLTATIBVS SVIS VT SIT IN REMISSIO
__
NEM
OMNIV PCCORVM SVORUM ATQVE
OMNIVM
FIDELIVM VIVVORVM SI
MVL ET
MORTVORVM VT MEREAN
TVR
SINE FINE IN CONSORCIO IV(s)TORVM AMEN
IN ERA
∙T ∙ C L ∙X ∙ X ∙ X ∙ X ∙ V ∙II ∙ PASCHASIVS FECIT
O, lo que es lo mismo: “[…]
edificó el abad Vicente esta basílica en honor de San Juan Evangelista a su propia
costa y con sus dineros para remisión de los pecados propios y de todos los
fieles vivos y difuntos para que merezcan estar eternamente en compañía de los
justos. Amén. Año de mil ciento cincuenta y nueve. Pascasio lo hizo”.
En la iglesia de San
Esteban Protomartir de Villamartín de Sotoscueva, en el exterior, tenemos
una losa reutilizada empotrada en el ángulo meridional de la cabecera. Ejecutada
con letras carolinas de 4`5cm x 3cm, tiene un buen estado de conservación. Sus
dimensiones son de 50cm x 79cm.
+SIT :
PAX : INTRANTI : SIT :
GRACIA
: DIGNA : PRECANTI
IIII :
ID9 A[U]G9TI : DEDICATAFUIT : ECCLIA :
_ _
SCI :
STEPAHNI : P MANV : DOMP
_
NI :
PETI : BVRGENSIS : EPI : NOTO :
DIE :
IN FESTO : SCI : LAURETII : ERA :811
Que, traducido, sería: “+
Obtenga la paz el que aquí entre. Que obtenga la gracia que pide el que reza. Un
diez de agosto fue dedicada esta iglesia de San Esteban por obra de don Pedro, obispo
de Burgos, precisamente en la fiesta de san Lorenzo, del año mil ciento setenta
y cinco. La cual iglesia tiene”.
Posiblemente no sea su ubicación original. La última línea
de escritura es la que se encuentra en peor grado de conservación, aunque no
parece problemático reconstruir el texto. La inscripción conserva restos del
pautado original en las tres primeras líneas, en su parte inferior.
Trasladémonos a la iglesia
de San Juan Bautista de Vivanco de Mena donde poseen una datatio y
explanatio doctrinal en un sepulcro. La tapa y el lateral del mismo, que se
cree pudo pertenecer al abad del primitivo monasterio, Pedro Antonio de
Vivanco, posee escritura carolina con alguna reminiscencia visigótica de 4cm x
2`7cm. En una de las caras del sepulcro encontramos una inscripción de finales
del Siglo XVIII donde se deja constancia del traslado del sepulcro de la
antigua iglesia a esta nueva por mandato del abad.
No conserva líneas de pautado y esta pieza, de 48cm x 6cm,
tiene buen estado de conservación:
a. ERA
DE CCXXVI
b. Λ-Ώ
a. En el año 1188.
b. Principio y fin.
En la iglesia de San Miguel
de Cornezuelo dedicada a San Miguel Arcángel existe el epitaphium
necrologicum de cierta María. Situado en el exterior, parte central del muro
meridional de la nave, está -evidentemente- reutilizado. Se ejecutó en
escritura carolina con reminiscencias visigótica de entre dos y cuatro
centímetros de altura por unos dos de anchura. No conserva líneas de pautado.
Se conserva mal esta pieza de 24`5cm por 38cm:
ERA
MCCXXXVIII :
MARIA :
OBIT FAML[A DĪ]
“Era
millesima ducentesima trigésima octava. Maria obiit famula Dei”. Y
traducido: “El año 1200 murió la sierva
de Dios María”.
Pasamos a la iglesia
de San Martín en Tartalés de Cilla. Tenemos la suscriptio de cierto Rodrigo
en el arco que da paso a la nave del cabecero, cimacio y al otro lado del
Evangelio. Emplea la escritura visigótica con un tamaño de 2`5cm, x 1`7cm. Son
inscripciones fragmentarias aunque realizadas en el mismo momento y por la
misma mano. Coindicen en estilos y tamaños. Se conserva la caja de escritura
con trazos muy marcados. Conservan líneas de pautado horizontales la
inscripción del cimacio y la del evangelio. La inscripción superpuesta a ésta
última carece de ellas. Buena caligrafía. Buen estado de conservación de estas
piezas de 10`5cm x 3`5cm y 38`8cm x 3`5cm.
La Enciclopedia del románico nos ofrece mediados del siglo
XII como fecha del conjunto arquitectónico de Tartalés. Paleográficamente
parece una fecha muy tardía ya que el módulo alargado de las letras, el último
trazo rectilíneo de las “R”, la “T”, típica con bucle a la izquierda o la “N”
con el trazo horizontal que arranca de la mitad del primer trazo vertical son
elementos característicos de una escritura visigótica pura que adelantaría la
fecha de ejecución prácticamente en un siglo. También puede tratarse de
rogatarios de tradición visigótica aun acostumbrados a escribir en este tipo de
escritura, ligados a talleres de ámbito rural, lo que podría retrasar
ciertamente la cronología.
a.
(cimacio): ….VIMAR[ANVS]
b.
(evangelio): + RVDERIGVS GALECIANO FECIT M
a.
…Vimarano
b. +
Rodrigo Galeciano hizo (esta) iglesia.
En la Ermita de San
Vicente de Quintanilla-Socigüenza hay una intitulatio suscriptionis de
cierto Martín situada en el capitel sur del arco triunfal. Dado de la cara
central. Letras carolinas con elementos visigóticos.
MAO
C
TIN
Martinus
canonicus
En la ermita de Santa
Lucía de El Almiñé hay una invocatio en un capitel de una columna en la
antigua portada románica, acceso a la sacristía. Está en un capitel exterior
del primer arco del lado occidental realizado con escritura carolina: “ÐO MEI” o “Dios mío”. No conserva líneas de pautado y tiene un buen estado de
conservación.
En el collarino de una columna de la galería porticada de la antigua Abadía de Rueda hay un epígrafe en
escritura carolina: “Era millesima
ducentesima……” o “Año de 12…”
...EC.....T
........ERA MCC...........
En la ermita de San
Pantaleón de Losa tenemos una Consecratio situada en el interior, muro sur
de la nave. Letras de tipo carolina de 7cm x 3cm que conserva líneas de pautado
y un buen estado de conservación. La pieza es de 120cm x 25`5cm. Hay autores
que entienden que la inscripción haya sido trasladada de su ubicación original.
Argumentos tales como la inserción de los numerales finales de la data en un
tercer sillar o el desgaste de parte de la inscripción son los que sostendrían
esta idea. Para otros no se ha producido ese traslado al ver que los sillares
comparten morfología con el resto del muro, no siendo los mismos que la parte
más antigua de la iglesia de San Pantaleón. Existe una continuidad en el texto
y en la mano, aunque utilice morfologías variadas para algunos caracteres. La
inclusión de los caracteres finales de la data en otro sillar respondería a una
mala programación del espacio en relación al texto.
GARSIAS
: BVRGENSIS : EPS : CON
_ _
SECRAVIT
: BASILICA : ISTA : POTIFI :
_ _ _ _
_ a _
CATVS :
SVI : ANO : I : III KLS MAR: E : M : CC : XLV :
Traducción: “El obispo
de Burgos García consagró esta basílica en el primer año de su pontificado, el
día 27 de febrero de 1207”.
Paramos ahora en
Pedrosa de Tobalina, en la iglesia de San Andrés para ver el epitaphium
necrologicum de Pedro y su hermano Juan. Lo tenemos en una ventana de la
cabecera, tangente a su chambrana, realizada en escrituras carolina y gótica
mezcladas. Conserva líneas de pautado y buen estado de conservación.
PETR9
hOBIIT : IN : II : ID9
AUGUSTI
: E . M . C . C
_
L IX :
FRT EI9 IOħS OBIIT
IN :
XIII . KL . MAI : E : M
C C :
LX.
Pedro murió el 12 de agosto del año 1221 y su hermano Juan
murió el 19 de abril 1222.
En la iglesia de San
Miguel Arcángel de Valdenoceda tenemos un epitaphium sepulcrale del
presbítero Pedro situado en un sillar del machón oriental del anticuerpo de la
portada. Realizado en escritura carolina de 1`5cm x 1cm que conserva líneas de pautado
y un mal estado de conservación. La pieza es de 27cm x 24cm.
HIC
TVMVLA[TVR] PET[RVS] P[R]ESBITE[R]
VALL[E]VINIIE
NATVS OBIIT SVB
ERA
MCCL[XI IN] NOTO DIE
II KL[S
A]PRILIS ORATE PRO AIA S
V [A]
Traducción: “Aquí está
enterrado el presbítero Pedro nacido en Valvinié (El Almiñé), y murió el año de
1223, en el señalado día 29 de mayo. Orad por su alma”.
En la iglesia de San
Nicolás de Bari de Arroyuelo tenemos la roboratio de cierto Martín y
Suscriptio de Juan Martín. Están situadas en las enjutas, a ambos lados de la
portada. Emplean escritura gótica de 1`5cm x 1`5cm y conservan líneas de pautado.
Buen estado de conservación. Piezas de 28`1cm x 8`3cm y de 21cm x 10`4cm:
ANNO :
DNI : M : CC :
LXX :
VIII : M [ARTIN] O :
ME
FECIT : SA
NTE :
NICOLAE
El año
del Señor de 1278 me hizo Martín en honor de San Nicolás.
ERA : M
: CCC : XVI :
I
FECIT :
HOC : SCP
TVM :
IOH S : MARTINI
MAR
TINVS : ME FECIT
En el año de 1278 hizo este escrito Juan Martín. Martín me
hizo.
Explanatio doctrinal en escritura carolina del tímpano de la
iglesia de San Pelayo en Ayega. Pelayo
fue un mártir de Códoba que con diez años fue entregado a los musulmanes para
la liberación de su tío, el obispo Ermogio. Tras tres años en una cárcel
Córdoba, el emir trató que adjurara obteniendo la negativa del joven. El
resultado fue su sometimiento a las más duras torturas hasta la muerte. Su
cuerpo fue recuperado por los cristianos y pronto fue venerado como mártir. Sus
restos fueron trasladados a León en 967 y posteriormente a Oviedo.
Es una inscripción que completa el círculo iconográfico que
se representa en el tímpano. Probablemente el artista desconociese el modo en
que fue martirizado el santo pero eso no separa el texto de la imagen porque hay
una serie de detalles vinculándolos: la presencia de un caballero musulmán nos
indica que el martirio fue por manos musulmanas; la presencia de otros
compañeros podría indicar que el martirio fue colectivo; y, en la parte
superior, hay unos ángeles encargados de llevar las almas ante Dios. La escena
no tiene rigor histórico pero es una evidente alusión al martirio que luego es
completado –Explanatio- por la inscripción.
El texto conserva líneas de pautado y un buen estado de
conservación.
EGO SŪ PELAGI’: CORDUBA
“Yo soy
Pelayo de Córdoba”.
Autores como Rodríguez-Escudero no lee la “B” de Corduba.
Tampoco la “S” inscrita dentro de la “O” de Ego, ni el signo de “US” después de
la palabra Pelagi. Todo ello nos hace sospechar sobre si es un problema de
lectura o si estamos ante la inscripción original o una copia o si se mejoró la
visibilidad de la inscripción tras el proceso de restauración. Entendamos que
la “Enciclopedia del Románico” sugiere que son caracteres de finales del siglo
XII. Otrosí, la iglesia tiene pocos restos del antiguo monumento y la inscripción
forma parte del tímpano que se ha colocado en la actual portada, aunque
descontextualizada.
El texto tiene una serie de nexaciones y peculiaridades. Así
vemos que la “U” se encuentra abreviada con una raya sobre la “M”; que la “S”
inicial se encuentra inscrita dentro de la “O”; la “P” de Pelagius tiene nexada
la “E” vuelta hacia la izquierda y la “L”; y la “A” y la “G” también se
encuentran nexadas entre ellas. En este caso parece responder a técnicas
decorativas ya que el lapicida cuenta con espacio suficiente para desarrollar
el texto epigráfico.
Finalmente hablaremos del epígrafe de Santa María de Mijangos (Merindad de Cuesta Urria) que puede verse en el museo de Las Merindades situado en el alcázar de los Velasco. Es de origen visigodo y conmemora la consagración de esta iglesia. Emplea letra capital y uncial. Pieza de 42cm x 21cm x 30cm.
…consacratus
est
(ic)cus
s(an)c(ta)e Mariae
(p)ontifice
Asterio
…sub
d(ie) pri(die) non(a)s m(a)ias
XVI
glo(riosi) dom(ini) n(o)s(tr)i
Recca(redi)
“Fue
consagrado este lugar de Santa María por el obispo Asterio el día 6 de mayo,
decimosexto de muestro señor recaredo”.
Oca la Ciudad de Auca Patricia capital de la Cantábrica Origen de Castilla – la antigua segisamam
ResponderEliminarDesde Setefenestras se ve a simple vista por cercanía el monasterio de San Millan de la Cogolla y Valpuesta es del Alfoz de la Corte de numerosos Condes de Castilla y Álava, el Alfoz del Alcázar de Cerasio, Alfoz de Cerezo y Lantarón. Hemos abierto el camino para Osados, allí encontramos muchas escrituras antiguas y metro y medio de polvo tapando y conservando a la historia vulgar del Idioma Castellano. Hay quien dice que ve dibujos de soldados celtiberos en sus paredes, yo intuyo a verlo pero no sé, quizás sea la foto, ínsito no me percate de ello. yo solo vi letras escritas por todas las paredes y que las cuevas eran de Lapis Especularis en su origen, orientadas al este debía ser un espejo que reflejase el amanecer, también vimos agujeros de dinteles de puertas, pero no vimos signos de haber habido fuego en ellas, por lo que en Burgos a 900 metros de altitud en la edad media sin calefacción… imposible para la vida eremita en ellas. quizás las Henestras que moran en ellas no sean vivas. o sea, un lugar donde daban los autrigones de comer a los caídos en batalla a los buitres para que suban sus almas al cielo… no sé. Lo que si esta es la Historia del Idioma Castellano escrito y protegido por polvo milenario
Un conde Visigodo necesita de una ciudad Patricia para albergar su corte y si es el Conde Casio convertido al islam, necesita también de un Monumental Alcázar para albergar su corte. Un conde visigodo es a una Ciudad Patricia como un Wali árabe a un Alcázar.
Si Auca Patricia es Capital de la provincia visigoda de la cantábrica, necesita un Conde, no sirve el duque de Amaya. Desde Auca Patricia se gobernaban la Bardulia
https://es.wikipedia.org/wiki/Reino_visigodo_de_Toledo
https://www.facebook.com/groups/468846599986514/permalink/1514769865394177/
El Alcázar de Cerasio de 500 metros de largo más las construcciones y castillos adyacentes, construido con los escombros de una ciudad romana a sus pies, con una Episcopi de San Martin de más de 116 metros de largo, que todo el conjunto son 200 metros de largo. Que es matemática esta medido, no hay especulación.
https://www.facebook.com/groups/468846599986514/permalink/1526393720898458/
https://www.facebook.com/groups/468846599986514/permalink/1500323263505504/
Un Alcázar con su Alfoz que fue corte de los primeros condes de Castilla.
https://www.facebook.com/groups/468846599986514/permalink/1513705878833909/
En Oca Patriciani, y fue en el Gurugu de Segisamam, en el término de Glera de los Celox (flota de legión en latín) ultimo puerto fluvial navegable del río Ebro, donde Cesar Augusto desembarco y puso su cuartel general en las batallas cántabras, capital de la cantábrica, haciéndola Capital de las tribus del Alto Ebro durante cientos de años.
Y hasta la viuda de Alvaro Herramelluriz, Doña Sancha no se casa con Fernán González (hasta entonces solo conde de Lara y de Burgos) no hereda los títulos de Cerezo y Lantarón – Condes de Castilla y de Álava, Fernán González no es Conde de Castilla hasta sus nupcias con Doña Sancha viuda de Alvaro Herramelluriz.
Siendo Cerezo de Río Tirón la ciudad de Oca, la civitta de Auca, la Civita de Auka. Patricia, Patriciani. Con San vítores por toda la Gallaecia . Siendo el origen de Castilla y del Idioma Castellano.
Y lo tenemos las ruinas que se pueden tocar y todo por escrito en las cuevas de Setefenestras.
Gracias por su participación
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