Nuestro protagonista era hijo de Pedro Pablo
Álvarez y Alonso Pérez de Guzmán el Bueno natural de Burgos y poseedor –aparte de
ser un hombre con un largo nombre- de la distinción de comendador de la Orden
de Carlos III. Pedro Pablo alcanzó el empleo de brigadier de los ejércitos durante
la Guerra de la Independencia. La madre, de Fernando, era la medinesa María
Martínez y Sáez de Villegas. La familia disponía en esta población, Medina de
Pomar, cuantioso patrimonio.
Fernando Álvarez Martínez. |
Fernando nació el 30 de mayo de 1814. Supongo
que estudiaría las primeras reglas en Medina. Se trasladó a Burgos a estudiar Filosofía
y luego Derecho en Valladolid. Era liberal y esto lo demostrará en la primera
guerra carlista cuando deja sus estudios para alistarse en la compañía de
voluntarios “Minerva” al mando del zamorano Claudio Moyano y Samaniego en la
expedición contra el carlista Batanero. Fue recompensado con la Cruz de Isabel
II. Tras este periodo militarizado se reincorpora a las aulas pucelanas en 1836.
Poco aguantó: se presenta voluntario ante la llamada de la Diputación de Burgos
para apoyar el esfuerzo bélico en el norte. Demostrará predisposición,
experiencia militar y dotes de mando que le conseguirán el grado de capitán con
mando sobre cuatro compañías. Finalmente, decide concluir sus estudios en la
universidad de Alcalá de Henares obteniendo el grado de doctor en Derecho. El
objetivo, ahora, era Madrid.
En 1839, después de doctorarse ingresó en la Secretaría
de Gracia y Justicia como auxiliar y oficial de la mano de Lorenzo Arrazola que
será su padrino político. Lorenzo era jurista, presidente del Tribunal Supremo,
catedrático de la Universidad de Valladolid y rector de la Universidad
Complutense. Como político de corte conservador liberal ocupó durante seis
ocasiones el Ministerio de Gracia y Justicia, dos veces más el de Estado y fue
presidente del Gobierno en 1864. Se le ha encuadrado entre los miembros de la
generación de “ministros burócratas”, según expresión de Alejandro Nieto.
Parece un calco de los actuales “políticos funcionarios aparatchiks” según
palabras mías.
Presenca de Fernando Álvarez en el Congreso. |
El itinerario político de Fernando Álvarez lo
marcarán los cambios políticos de la nación. Fue sustituido en su cargo –las
cesantías que tan bien refleja Benito Pérez Galdós en sus “Episodios
Nacionales”- tras los sucesos de septiembre de 1840. Resumen rápido: El caos
empezó por una ley de ayuntamientos que daba la potestad de elegir al alcalde
al gobierno (¡Como en la Segunda república Española!) que llevó a su rechazo
por los progresistas y desencadenó una crisis del sistema. María Cristina, la
regente, dará el gobierno a Espartero y los progresistas.
Decide aprender árabe y otros idiomas como
fórmula de promoción personal. Volcará sus inquietudes en el estudio de la
historia, bien sobre los materiales arqueológicos extraídos de las excavaciones
oficiales, bien leyendo los libros históricos que llegaban a su alcance. Fue
este refinamiento el que, sin duda, reforzó su personalidad y su amor por
conocer que le acompañaría toda su vida. Esta afición intelectualoide junto a
su habitual presencia en clubes, ateneos científicos, literarios y círculos
académicos propició su ingreso en estos ámbitos del saber oficial
institucionalizado. De hecho, fue secretario primero del Ateneo Científico y
Literario de Madrid al menos desde 1840 y constando seguro como tal también en
1842 y 1843 al publicarse las “Memorias del Ateneo”. Indirectamente
desarrollaría su red de contactos, digo yo. Ingresó en la Academia Matritense
de Jurisprudencia y Legislación como académico, desempeñando tareas de censor,
bibliotecario y secretario. Además, obtuvo un premio con ocasión de su discurso
sobre el "Estado de la legislación en tiempos de Alfonso XII".
En 1843, con el ministro Luis Mayans y Enríquez
de Navarra, fue subsecretario del Ministerio de Justicia siendo comisionado
como notario mayor del reino con motivo del traslado de los restos mortales de
la infanta Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias, tía y suegra de la reina
Isabel II, al panteón regio de El Escorial el 29 de enero de 1844.
Ser poder fáctico en el distrito de Villarcayo
ayudaron a su carrera parlamentaria –vamos: era el “cacique” local- obteniendo
la credencial de diputado nacional desde las elecciones de 1844.
Documentos de 1867 alusivos a su nombramiento como senador. |
Por ese tiempo se casa con Manuela Guijarro y
Gonzalo del Río, hija del noble Francisco Guijarro de Ripoll, que había sido
capitán de Infantería, administrador real y secretario de S. M. la Reina; y de
manuela Gonzalo del Río. De este matrimonio nacieron Luisa, Carlos (que será
Senador, Diputado y Abogado), Natalia, Fernando, María Benita, Luz y Josefina. Francisco
Guijarro fue distinguido con la Encomienda de la Orden de Carlos III y la de
San Gregorio Magno.
En el Congreso de los Diputados, a tenor de las
actas y del Diario de Sesiones, es dinámico, participativo en muchas comisiones
y con algunas iniciativas legales importantes. Citaremos el caso del proyecto
de ley de naturalización de extranjeros donde proponía como uno de los
requisitos tener la fe católica por parte del solicitante arguyendo que esta
religión era “un dique todopoderoso
contra el comunismo, el socialismo y todas las creencias peligrosas”.
Amén de diputado fue un funcionario de alto
nivel en ejercicio: primero como secretario de Gracia y Justicia y Asuntos
Eclesiásticos en diciembre de 1846, luego en 1847 ocupó el cargo de
subsecretario de dicho Ministerio participando directamente en las negociaciones
del futuro Concordato con la Santa Sede de 1851. Su relación con Arrazola le
coloca como miembro del Consejo Real.
Lorenzo Arrazola y García |
En 1857 ingresa en la Real Academia de Ciencias
Morales y Políticas, con la medalla número 26, donde ejerció como secretario
académico en plena explosión revolucionaria, desde el 8 de enero de 1878 hasta
su muerte.
Su carrera administrativa se consolida con su
nombramiento el 17 de enero de 1864, bajo la presidencia de Gobierno de su protector
Lorenzo Arrazola García, de ministro de Gracia y Justicia que ya siete años
antes, en 1857, había desempeñado ocasional e interinamente. Le dura el cargo
hasta el uno de marzo de ese año.
El 8 de marzo de 1865 fue nombrado, por ciento
cincuenta votos a favor de un total de 251, presidente de las Cortes,
pronunciando un breve discurso formal donde hace un llamamiento a la
cooperación de todos y a “la rectitud de
miras y la tolerancia mutua de ambos lados de la Cámara, la deferencia de la
mayoría y la minoría”. Fernando Álvarez ocupó este alto cargo del Estado
apenas cuatro meses (12/07/1865).
En vísperas de la Revolución de 1868 le encontramos
como senador vitalicio, legislatura 1866-1867, por Real Decreto de 29 de marzo
de 1867 ajustado a los artículos 14 y 15 de la constitución de 1845. Era
senador por designación real y por haber sido más de tres veces diputado y
ministro de la corona. Fue diputado en las Constituyentes de 1869.
Certificación del tribunal de cuentas. |
Cánovas del Castillo le ofreció la cartera de
Gracia y Justicia y no la aceptó. Aun así, recupera su condición senatorial por
derecho propio con motivo del nombramiento por Alfonso XII al frente del
Tribunal de Cuentas el 7 de julio de 1877. Hasta su muerte compaginó ambos
cargos. También ostentó la presidencia de la comisión de gracias y pensiones.
A primeros de noviembre de 1883 cayó enfermo
falleciendo en Madrid a la una y media del ocho de noviembre de 1883 y siendo
enterrado el 9 a las diez de la mañana en el cementerio de la sacramental de
San Lorenzo y San José. Allí se reunieron políticos del momento –poderosos hoy
olvidados y, en este sentido, ejemplo para nuestros próceres- como: el ministro
de Hacienda, Romero Robledo; Lasala; Cos-Gayon; conde de Toreno; Cárdenas; Moyano;
marqués de Pidal; Gargollo; vizconde de Campo Grande; Pidal y Mon; Domingo Moreno;
Azcárate; Sánchez Bustillo; Campoamor; Ordoñez; conde de Guaqui; de
Casa-Valencia; José María Álvarez…
Fernando Álvarez Martínez |
Aquel carro fúnebre escoltado por varios
porteros del Senado que llevaba a nuestro actualmente ignorado medinés, lo
seguía un carruaje de gala del senado, el coche del señor cardenal arzobispo de
Toledo y un gran número de carruajes.
Periódico "La época". |
Sic transit gloria mundi.
Comunicación senatorial del óbito. |
Fue político, director de la publicación
"Biografía contemporánea universal" donde publicaba distintas
semblanzas de personajes políticos; jurista, escribió obras como la citada
"Estado de la legislación en tiempos de Alfonso XII" y el
"Examen filosófico de los actos de Alfonso X como legislador" y
artículos para la "Enciclopedia de Derecho y Administración" del
siempre presente Arrazola, de cuya redacción formó parte desde el tercer tomo.
Lo acredita como arqueólogo la "Descripción del monasterio y palacio de
San Lorenzo, casa del Príncipe y demás notable que encierra bajo el aspecto
histórico, literario y artístico del Real Sitio de El Escorial, para uso de los
viajeros y curiosos que lo visiten".
Obituario en el periódico "El día". |
Este hombre condensa la visión del mundo de la
elite provincial burgalesa de esa primera generación de políticos de época
isabelina cuya estela la siguen con menor entusiasmo y éxito sus hijos Fernando
y en mayor medida Carlos Álvarez Guijarro, diputado en 1884 y más tarde senador.
Vivía en Madrid pero mantenía fresco los lazos con que ataba su distrito de
Villarcayo. Conservador en los principios refuerza su poder con clientelas y
redes de presión local y sobre todo con la práctica hereditaria de transmitir
el ejercicio político. Fue Comendador de la Orden de Carlos III y de la de San
Gregorio el Magno.
Obituario del periódico "El Globo". |
Bibliografía:
“Medina de Pomar. Cuna de Castilla”. Asociación
Amigos de Medina de Pomar.
Biografía de la Real Academia de la Historia por
Emiliano González Díez.
www.gv.geneanet.org
Congreso de los diputados del reino de España.
Senado del Reino de España.
“Apuntes históricos sobre la ciudad de Medina de
Pomar”. Julián García Sainz de Baranda.
Periódico “El día”.
Periódico “El liberal”.
Periódico “El globo”.
Periódico “El pabellón nacional”.
Revista “Escenas Contemporáneas”.
Periódico “La época”.
Periódico “La Iberia”.
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