Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


domingo, 23 de junio de 2019

La huelga del dieciséis.



En otra entrada ya estuvimos hablando de la fábrica de cristal de Arija. pero en este relato de nuestra bitácora nos lanzaremos de cabeza a las reivindicaciones obreras. Ya me entienden: puño en alto, la Internacional y toda esa parafernalia.

Diario de Burgos 28/03/1916

Razones para la huelga fueron la larga jornada laboral, las condiciones del trabajo –su dureza- en alguno de los procesos de creación del cristal cuajadas de exigencias y con desequilibrio de responsabilidades, la tradición obrera de Campoo y Arija…

“Los trabajadores que se dedican al transporte de las lunas para trasladarlas a las mesas para su refinamiento se hallan en un constante peligro, como puede apreciarse. Las lunas, muchas de ellas, tienen próximamente tres metros de largo por 2`70 de ancho, con un grueso de centímetro y medio, y hasta de dos, son transportadas entre ocho hombres con un correaje, llevadas de canto, teniendo que guardar un equilibrio especialísimo, que a poco que se descuiden éstos pueden romperse y lesionar o matar a los que la conducen por las cortadas que les puede producir la luna. En este trabajo el jornal máximo es de 3`75 pesetas, y no disponen estos obreros, en once horas que tienen de trabajo, más que de veinte minutos para comer, muchos días, bien entendido que si alguna de éstas se rompe durante las once horas de jornada, no tienen derecho a una prima que se les da; si sacan o tienen la suerte de que no se les rompa ninguna luna, esta prima varía entre 25, 50 o 75 céntimos, advirtiendo que para cada cuatro o seis obreros hay un capataz, y éstos les obligan a no descansar un momento; pues estos capataces, cuantas más lunas saquen los obreros más primas sacan, se rompan o no éstas.” (Parte del escrito entregado por la comisión de huelga en la redacción de “El Liberal” de Bilbao).

Las lunas brutas eran pulidas mediante desgaste mecánico. Este proceso era muy insalubre para los operarios, pues el polvo fino del abrasivo flotaba en el ambiente y producía silicosis.

Taller de Duci-Pulli (Cortesía Arija.org)

Vemos, por tanto, que existían razones para tener problemas laborales pero la llama prendió en 1916. Algunas de las causas externas a la empresa podrían ser la existencia del Ferrocarril de la Robla que acercaba la comarca a Bilbao; la cercanía con los trabajadores de la “Vidriera Vizcaína” situada en Lamiaco a quienes apoyaron en su huelga y a cuyos hijos acogieron; la efervescencia social causada por la primera guerra mundial; o la llegada de numerosos trabajadores desde otros núcleos industriales. Pensemos que el gobierno francés había movilizado al director de la fábrica de Arija, Arsenio Brachotte y que, aquí, el gobierno del Conde de Romanones, liberal, se enfrentaba al auge obreristas, con actos de propaganda sindical que solían recibir el rechazo de una patronal alimentada por la neutralidad española.

En febrero de 1916 se programan dos mítines, domingos 20 y 27, en los que figuraba como orador Facundo Perezagua. Este señor era un histórico líder del socialismo y comunismo vizcaíno. El primer mitin lo suspende la autoridad local. El segundo se celebra. Siguen nuevos actos en el mes de marzo con el protagonismo de Adrián Perezagua, que sustituye a su tío en los mítines, acompañado por miembros de la Juventud Socialista de Bilbao. Los mítines organizados por los obreros de Cristalería tienen el concurso de los mineros de Las Rozas.

El despido del presidente y vicepresidente de la recién nacida “Unión Obrera”, el martes 28 de marzo, desencadena la catástrofe laboral. Según la dirección de la empresa eso no fue así sino que, como consecuencia del hundimiento de un horno de lunas, se suspendió de empleo y sueldo a sesenta trabajadores entre los que estaban los anteriores. Surge una “Comisión de huelga” -formada por José L. Peláez, Adrián Perezagua y Evaristo Hierro- que se entrevista el día 30 con el gobernador civil de Burgos, y al que plantean también otras quejas relacionadas con el trato que algunos jefes, maestros y capataces dan a los obreros. La dirección de la fábrica trata de mantener los hornos encendidos, pero los trabajadores que hacen esa tarea son acusados de “esquiroles” y se producen algunos altercados graves.

Cortesía de Arija.org

Y, ya que hablamos de altercados debemos referir que, en estos tiempos, el mundo obrero no era una balsa teatralizada sino que estas eran gentes aguerridas y luchadoras. Pensemos que fue una de las zonas de Burgos donde se mantuvo la II República Española tras el golpe de julio de 1936. Será por eso que arriba hemos citado a un Evaristo que podría ser Evaristo Hierro Pedrosa -difícil sería que hubiese varios con el mismo nombre- que fue puesto a disposición judicial en 1913 por haber causado una herida de cuatro centímetros en la ceja a Eugenio González González en una pelea en las inmediaciones de la factoría de “Cristalería Española”, donde trabajaban. Parece, pues, un camorrista obrerista.

Pero en el “Diario de Burgos” del dos de junio de 1939 nos dicen: “Examinado el escrito que eleva don Evaristo Hierro Pedrosa de 81 años de edad, que solicita una pensión vitalicia por haber merecido el grado de teniente honorario del ejército como antiguo luchador y defensor de las tradiciones patrias en la última guerra civil, se adopta el acuerdo de pasarlo a dictamen de la Ponencia de Gobierno”. Quizá esto nos dé una mueva visión de uno de los principales dirigentes de los obreros de Arija.

El gobernador civil, Juan José Serrano Carmona, que había prometido a los obreros intermediar se había desentendido preocupado en las elecciones a diputados a Cortes que se celebraban el 9 de abril. Total se presentaba por Sevilla. Finalmente la empresa deja apagar los hornos el 10 de abril y al día siguiente un comunicado del Consejo de Administración de Cristalería Española anuncia que quedan paralizados los trabajos por tiempo indefinido, pudiéndose considerar despedidos todos los trabajadores. Lo que todos entendemos por un cierre patronal. También amenaza con el cierre definitivo de la planta y el traslado de la producción a Francia.

Diario de Burgos  (21/03/1916)

El contenido de este comunicado empresarial lo comenta una noticia publicada en el “Diario de Burgos”:

“En Burgos, sin duda por la preocupación que han causado las elecciones, no se ha prestado la debida atención a la huelga de Arija, ni se han seguido el origen, desarrollo y consecuencias de aquel importante movimiento obrero. Acaso lo apartado que dicho pueblo se halla de esta capital y la circunstancia de que la poderosa industria de “La Cristalería Española” tiene más relaciones con Bilbao que con Burgos, ha parecido a muchos que no se trata de cuestión que nos afecte.

Sin embargo, es lo cierto que la fábrica de Arija se halla enclavada en esta provincia y que burgaleses son la inmensa mayoría, si no la totalidad, de los obreros que en ella trabajan, y esta sola consideración es más que suficiente para que aquí debamos preocuparnos por el sesgo Inesperado y grave que la cuestión ha tomado últimamente.

Sin entrar a exponer las causas de la huelga y el desarrollo que ha tenido desde su planteamiento hasta a nuestro propósito consignar que al Consejo de Administración en vista de la solicitud de los obreros, publicó, hace unos días el siguiente comunicado:

1. Vistos los atropellos cometidos estos últimos días contra la libertad del trabajo y por no querer de ninguna manera exponer la vida de nuestro fiel personal por seguir sosteniendo más tiempo el fuego de los hornos;
2. Visto que los obreros huelguistas no han querido facilitar el personal necesario para el sostenimiento de los hornos, como lo obliga la ley;
3. Visto que habíamos esperado siempre que los obreros hubieran reconocido la falta de sentido de las pretensiones de algunos que se han puesta a la cabeza do este movimiento, esperanza que no se ha realizado.

El Consejo de Administración de esta Sociedad Cristalería Española ha decidido, y nos ha dado orden de cerrar completamente la fábrica por tiempo ilimitado. Por consiguiente, el asunto entra ahora en una nueva fase y de ninguna manera y en ningún caso queremos seguir negociando con cualquiera que sea, pues es probable que nuestra industria sea trasladada a Francia por tiempo indeterminado. Por lo tanto, consideramos todo el personal como despedido y le avisamos que puede presentarse a cobrar el sueldo de la última quincena de trabajo, advirtiéndole que aunque no cobre, se le considerará como despedido.

Cortesía de Arija.org

La gravedad de este acuerdo salta a la vista. Baste decir que en la fábrica de Arija trabajaban más de 700 obreros, los cuales quedan ahora sin ocupación. Trátase de una industria importantísima, que a pesar de hallarse todavía en sus comienzos, debiera ser el orgullo de nuestro país, no sólo por ser la única de su clase aquí establecida, sino también porque, a poca protección que se le dispensara, llegaría a conseguir un desarrollo inesperado y una vida próspera y robusta.

En la actualidad además del consumo de sus productos que en gran escala se hacen en España, que se ha librado así de ser tributaria del extranjero, exportaba a las dos Américas y a varias naciones europeas, como puede verse por los Boletines del Ministerio de Estado y las estadísticas de Hacienda.

Al amparo de la guerra que tantas industrias tiene paralizadas en Inglaterra, Francia, Bélgica y Alemania, la fábrica de Arija iba creándose un mercado mundial, y adquiriendo una importancia que seguramente no soñaban sus fundadores. Desde que la guerra estalló, se habían inaugurado dos nuevos hornos y en breve iban a inaugurarse otros. Era pues, una de las industrias de más seguro porvenir; una de las que más podrían contribuir a que del pavoroso conflicto europeo, resurgiese una nueva España rica, poderoso y floreciente.

Y he aquí que por una cuestión obrera, quizá fácil de solucionar mediante una discreta intervención, el Consejo de Administración se ve en el caso de anunciar el cierre definitivo de la fábrica y la traslación do esa industria a Francia. Así van desapareciendo o agonizando muchas industrias españolas; así se va impidiendo el nacimiento de otras y así se consuma la ruina de España y el empobrecimiento definitivo de este país desgraciado.

Por patriotismo, es deber de todos impedir por cuantos medios se pueda que se llegue al cierre de la fábrica de Arija. Los obreros son los principalmente interesados, y a estos va dirigido en primer término nuestro llamamiento.

El Siglo Futuro (29/03/1916)

Mal momento eligieron para plantear la huelga en esta época da escasez de trabajo, elevación de las subsistencias y otras mil desgracias, consecuencias naturales e la guerra europea. Es evidente que un obrero podrá vivir mejor con un jornal que le parezca algo exiguo, que sin jornal alguno.

Desde el punto de vista doctrinal, debería bastar ver que los socialistas alemanes, olvidando su credo pacifista, se baten en las trincheras come un solo hombre; lo propio hacen los socialistas franceses y lo que es más aún, los antimilitaristas de Hervé. Y es que la crisis de ideas, lo mismo que la económica es tan enorme, que puede asegurarse que hoy por hoy no existe nada definitivo ¡Basta con considerar que por culpa de unos, de otros o de todos, se baten y se sacrifican en estos momentos, acaso más de 10 millones de seres humanos y en cuanto al número de estos que materialmente se quedan sin comer en diversos países, la cifra es incalculable!

Desde el punto de vista del patriotismo de las conveniencias de España, de su resurgir político exterior e interior y de su renacimiento económico, todos los intereses, tanto del capital como del trabajo, o sea del patrono o del obrero, están de parte de que aquí se trabaja mucho, se trabaja bien; ahora que no hay mucha competencia, a los mejores precios posibles y después, cuando llegue la paz, a los precios que obligue la concurrencia. Abramos mercados, sembremos ahora que el terreno está bien abonado y después cogeremos una buena cosecha.

Deben, pues, los obreros trabajar, trabajar con fe, con entusiasmo, convencidos de que así, al contribuir al renacimiento de España, trabajan en provecho propio y se preparan un buen beneficio para plazo próximo, en que bien desarrolladas las nacientes industrias, podrían conceder entonces lo que ahora solo podrían hacer a expensas de la vida de la misma industria. No hay que matar la “gallina de los huevos de oro”, porque es quedarse sin gallina y sin el huevo diario de que habla la fábula.

Taller de corte (Arija.org)

De esperar es que, si se reanudan las negociaciones entre la Cristalería Española y sus obreros, podrá llegarse fácilmente a un acuerdo. ¿No habrá en Burgos quien inicie alguna gestión afortunada en eses sentido? Autoridades, diputados provinciales, representantes en Cortes, Corporaciones, Cámara de Comercio, a todos dirigimos nuestro ruego.

Y muy especialmente al señor gobernador civil, que ya ha Intervenido en este asunto. Ahora, libre ya de las enojosas tareas que hasta ayer han monopolizado su atención, puede el señor Serrano Carmona, dedicar su tiempo a la cuestión de Arija y con ello prestará un servicio señaladísimo a la provincia cuyos destinos rige”. (24/04/1916)

Este artículo insta a los obreros a volver al trabajo jugando con unos argumentos simples: patriotismo, dependencia de los grupos obreros foráneos, ausencia de búsqueda de solución a las causas de la huelga, riesgo de cierre de la fábrica por avaricia y orgullo de los asalariados, no ser el momento, mejor poco que nada y apelación a un salvador providencial como el gobernador civil.

No solo eso, si se han fijado el artículo precedente reflejaba el miedo que una caída de los ingresos de los trabajadores de la zona podía crear. Los comerciantes de Arija ven amenazados sus negocios y el pueblo teme desaparecer. Tengan en cuenta que se había generado una sociedad próspera alrededor de la fábrica de vidrio con un máximo de 1000 obreros. Ya en 1916 disponía de más de 700 obreros y el monto de los salarios superaba el millón de pesetas al año. El jornal medio oscilaba entre 3 y 4 pesetas al día, unas 100 pesetas al mes. Pensemos que un periódico costaba cinco céntimos.

De hecho, varios alcaldes de la comarca, presidente de la Cámara de Comercio de Santander, mayores contribuyentes, industriales, comerciantes, Prensa, etc., dirigieron un escrito al Consejo de Administración de la vidriera rogando que sus acciones no tengan un cariz definitivo para evitar la crisis. Se ofrecían a ayudar a encontrar un solución.

Diario de Burgos
16/04/1916)

Los obreros, como apuntaba ese artículo, reciben el apoyo de los trabajadores de Bilbao, en cuya Casa del Pueblo se celebra un mitin el día 16 de abril (Breve Diario de Burgos). En la “tribuna libre” de “El Liberal” de Bilbao se acusa a la empresa de estar coordinada con su competencia de Las Rozas, Avilés y Sevilla para reducir la producción y mantener los precios altos. El periódico “La Acción” publica el 19 de abril que se habían reclutado esquiroles en Mataporquera y que eran llevados a Arija mediante el ferrocarril de La Robla. A ellos se enfrentaron varias mujeres frente a la fábrica. La Guardia Civil facilitó esa entrada resultando herida una mujer. A su vez, nos dice que la comisión de huelga fue amenazada con cárcel y se detuvo a dos individuos, uno de ellos acusado de insulto a la Guardia Civil. Hubo indignación entre los huelguistas porque se había “maltratado de obra y de palabras a uno de los detenidos”. Por cierto, el periódico decía, con cierta indignación, que había sido “necesario reclamar la asistencia médica para la mujer herida”. Muestra clara de la tensión que se vivía en aquellos momentos. Recordemos que los esquiroles eran una de las formas clásicas para reventar una huelga.

“El Liberal” publica dos extensos artículos a finales del mes de abril: una entrevista con el ingeniero director de la fábrica Maurice Domain, y un comunicado de la comisión de huelga.

Empecemos por la conversación con Maurice Domain, Mauricio, y ustedes opinan:


“(…) El ingeniero de la Cristalería Española, D. Mauricio Domain, nos dispensó una cariñosa acogida, ofreciéndose, desde luego, a facilitarnos cuantos antecedentes y noticias apeteciéramos.

-Ante todo-empezó su informe el señor Domain,- ruego a ustedes rectifiquen algunos errores vertidos en un artículo que apareció en EL LIBERAL, suscrito por D. Ramón Núñez. La Sociedad anónima Cristalería Española, como su propio nombre indica, no es extranjera, y tiene su sede en Bilbao, Plaza Elíptica, número 8, entresuelo. Es cierto que la mayor parte de sus acciones se hallan en poder de extranjeros, pero esto mismo ocurre en otras importantes industrias españolas. El capital social es de 4.500.000 pesetas y el presidente del Consejo de Administración es D. Luciano Delloye, que reside en París, y el vicepresidente D. Basilio Paraíso. Las reuniones del Consejo suelen celebrarse en Bilbao, Madrid, Zaragoza, y también, a veces, en París.

La Cristalería Española forma una especie de “trust” con otras Sociedades análogas existentes en Francia, Italia y Holanda. La de Bélgica ha desaparecido con motivo de la guerra. La Cristalería Española es única, en su clase, en España. Se dedica a la fabricación de lunas, baldosas y vidrio grabado. Siendo esto así, comprenderán que es un error sostener que “la Cristalería Española, organizada en trust, subvenciona a la de las Rozas con 200.000 pesetas al año para que no trabaje; que subvenciona a la de Avilés con otras 200.000 o 300.000, y que hace lo mismo con otras cuantas”. Nada de eso. La Cristalería Española no tiene ninguna relación con las demás fábricas de vidrio existentes en el país. Me conviene hacer esta rectificación para que no padezca, injustamente, el buen nombre y la seriedad de la Cristalería Española.

Después, el Sr. Domain traza, a grandes rasgos, el historial de la huelga.

-Nueve o diez años- dice -llevaba de existencia la fábrica de Arija, cuando los trabajadores sintieron la necesidad de constituirse en Sociedad de resistencia. Por cierto, que muchos operarios, antes de inscribirse en las listas de la Sociedad, vinieron a consultar conmigo. Yo, como es natural, me abstuve de aconsejarles en uno u otro sentido. Eran mayores de edad y dueños absolutos de hacer lo que tuvieran por conveniente. El día uno de Febrero- continuó informándonos el Sr. Domain -hubo un conato de huelga, sublevándose parte del personal, sin razón ni aviso previo, y pretendiendo parar las máquinas. El carácter de aquel movimiento, era francamente revolucionario. La Dirección se vio entonces precisada, para restablecer el orden perturbado, a despedir al obrero que más se había significado, y todo quedó en paz. Después, el día 27 de Febrero, se celebró en Arija un mitin de propaganda societaria, al que acudió entre otros provocadores, Facundo Perezagua, y a los pocos días se constituyó la Sociedad de resistencia, con el título de Unión Obrera. A ruego de las autoridades, y “para demostrar nuestro gran deseo de reconciliación”, fue reintegrado a su puesto el obrero despedido.


La Sociedad -siguió el relato- que siempre se ha preocupada del bienestar de sus obreros, aumentó, en el mes de Febrero, todos los sueldos, en veinticinco, cincuenta, y hasta setenta y cinco céntimos diarios. Además, concedió a los trabajadores un “plus de guerra”, consistente en cinco pesetas mensuales a los solteros, siete a los casados y una peseta más a éstos por cada hijo. Por otra parte, la Sociedad estudiaba seriamente el establecimiento de retiros para la vejez, y se proponía destinar 100.000 pesetas a la construcción de casas baratas para los obreros de la fábrica. Cada obrero hubiese tenido una habitación espaciosa, con huerto.

Así las cosas, el 16 de Marzo recibí la visita de una Comisión de obreros, que me hizo entrega de un escrito en el cual se me comunicaba que, en junta general celebrada el día 12, se había acordado transmitirme las siguiente quejas: Que el jefe D. Andrés Arbaiza cometía grandes abusos con los obreros. Y que el capataz de la arena, D. Cecilio Arenas, acostumbraba a amenazar a los obreros con un revolver, diciéndoles que estaba dispuesto a tratarles como a criminales. Me conminaban para que expulsase a dichos jefe y capataz en el plazo de ocho días, añadiendo: “Si V. no hace caso, nos veremos obligados a tomar otras medidas más enérgicas, que redundarán en perjuicio de la fábrica”.

Después se hablaba en el escrito de que el 29 de Febrero pretendió el jefe que trabajasen de noche los obreros que acababan de terminar las labores diurnas; pero como se negaron a ello, les hizo descansar al día siguiente.

Y, a renglón seguido, formulábanse estas tres peticiones:

Que a los obreros ocupados durante el día no se les obligase a trabajar de noche.
Que fuese reintegrado a su puesto el obrero Teodoro García, despedido por el encargado de albañilería.
Que el obrero Víctor Fernández volviese al trabajo que tuvo anteriormente, y del cual fue separado sin razón alguna.

Conociendo yo de antemano las quejas de los trabajadores, abrí una información; pero no pude comprobar la denuncia formulada contra los Sres. Arbaiza y Arenas. En cuanto al obrero Teodoro García, supe que había sido expulsado por insultar al encargado de los albañiles, castigo necesario para evitar la repetición de estos lamentables incidentes. Y por lo que respecta a Víctor Fernández, fue cambiado de puesto porque no reunía condiciones para desempeñar la plaza de fundidor.

El Correo Español (31/03/1916)

Así, pues, dije a los comisionados que, en mi concepto, no eran razonables sus quejas, pero que, no obstante, me hallaba dispuesto a castigar con energía cualquier abuso o extralimitación que cometiesen en lo sucesivo los jefes y capataces. El valor de este ofrecimiento debió ser grande para los trabajadores; pero no fue así. Sin duda habían olvidado que no hacía aún mucho tiempo expulsé a un ingeniero de la Casa y a un obrero, que habían cuestionado.

Así las cosas, la noche del 25 al 26 se hundió el horno de lunas, y como consecuencia de este contratiempo, quedaron suspensos de empleo y sueldo sesenta trabajadores. Estos fueron quienes aceleraron los acontecimientos, arrastrando a la huelga a los demás obreros. La huelga se declaró a las seis de la mañana del día 28.

El equipo de colada se negó a sacar los crisoles del horno, y a vaciarlos, temiendo incurrir en el enojo de sus compañeros. Entonces pedí autorización al Comité de la huelga para realizar dichas operaciones, negándomelo por escrito. En un comunicado de la Comisión de huelga publicado en EL LIBERAL correspondiente al 19 de Abril, se dice: “Los obreros que acostumbran a hacer la colada, se acercaron a la Comisión de huelga para saber si continuaban el trabajo. La Comisión se dignó dar a estos obreros un volante, con el sello de la Sociedad para que se lo entregaran a la Dirección, autorizándoles para hacer la antedicha colada”. Pues bien, esto no es exacto. La respuesta de la Comisión de huelga, héla aquí.

Y Mr. Domain nos facilitó un escrito que dice literalmente:

“La Comisión de huelga pone en conocimiento de V. que habiéndose presentado, por mandato suyo, los obreros pertenecientes a la colada, esta Comisión tiene el honor de manifestarle que no puede autorizar la continuación del trabajo a los obreros aludidos, bien entendido que si V. desea que la fábrica no pierda su marcha diaria, esta Comisión se somete a su disposición para entrevistarse con V., y la reunión de las dos y media por V. citada, muy bien puede adelantarse, si a V. le parece. De lo contrario, hasta tanto que esta Comisión no reciba el ultimátum de usted, no puede autorizar a nadie que entre al trabajo. Firman la comunicación José L. Peláez, Evaristo Hierro y Adrián Perezagua”.


Tampoco es cierto que yo, al recibir el escrito - prosiguió Mr. Domain-ordené a los obreros que se retirasen inmediatamente del trabajo, pues cuando dicho documento llegó a mi poder no quedaba en la fábrica ni uno solo de los individuos pertenecientes a la colada. Como la Comisión de huelga no puso a disposición de la fábrica el personal necesario para el mantenimiento de los hornos, hubo necesidad de recurrir a obreros fieles a la Casa. Estos obreros, a quienes los huelguistas llamaban injustamente “squirols”, permanecieron varios días sin salir de la fábrica, protegidos por la guardia civil. Mal que bien, fuimos tirando así, pero después vinieron las violencias, y hubo necesidad de despedir a todos, absolutamente a todos los obreros, decidiendo el Consejo de Administración suspender, temporalmente al menos, los trabajos de la fábrica. El movimiento no fue popular, en ningún instante, por la índole de las peticiones formuladas por los obreros, y por las violencias de los huelguistas. El primer día de huelga, de los setecientos obreros que trabajaban en la fábrica sólo siguieron a Perezagua unos doscientos, o doscientos cincuenta.

Teníamos entendido (así nos lo manifestaron también los individuos de la Comisión de huelga) que los hornos continuaban encendidos; pero Mr. Domain nos asegura que esto no es exacto.

-Se apagaron los fuegos-nos informa-el día 10. Claro es que los hornos no se enfrían repentinamente. Tardan en ello unos quince días. Hoy, estarán completamente fríos. Los perjuicios originados por la huelga -afirma Mr. Domain - son considerables. No sólo alcanzan a la Sociedad y a los obreros, que se ven obligados a emigrar huyendo del hambre, sino también al pueblo de Arija y a toda aquella comarca. Hay que tener en cuenta que Arija, cuando se levantó la fábrica, hace unos diez años, era un lugar de muy escaso número de habitantes. Hoy, había alcanzado la categoría de un pueblo próspero, pues, al amparo de la fábrica, se creó un comercio relativamente considerable y se construyeron muchas viviendas. La fábrica pagaba unas 80.000 pesetas mensuales al personal, lo que supone cerca de un millón al año.

-Y el paro, ¿afectará también -interrogamos-a otras industrias derivadas?

-Sí-respondió Mr. Domain.-Nosotros suministramos la materia prima a otras industrias que se dedican al esmerilado y al plateado. Estas industrias serán las primeras en tocar las consecuencias del paro. Después, los perjuicios alcanzarán a los constructores de muebles. De todos modos, el quebranto que experimenten estas industrias no será, por fortuna, grande. Ya le he dicho que la Cristalería Española forma una especie de trust con otras fábricas establecidas en el extranjero. Así, pues, nuestro mercado lo abastecerá alguna de esas fábricas.

Cortesía de Arija.org

Al abrir esta información, nos mueve, únicamente, el deseo de limar asperezas, facilitando, en lo posible, la vuelta a la normalidad, siquiera sólo sea teniendo en cuenta los enormes perjuicios que el paro de la fábrica ha originado a toda aquella comarca. Y procuramos, a punto ya de terminar nuestra conversación con Mr. Domain, hacer, en este sentido, algunas gestiones.

-¿Cree usted, Mr. Domain-interrogamos-que será difícil la vuelta a la normalidad?

Mr. Domain vacila unos instantes. Luego, dice:

-Les aseguro a ustedes que la situación en la que han quedado las familias de esos infelices obreros me produce verdadero pesar. No en balde he convivido con ellas por espacio de más de nueve años. Además, siento verdadero cariño por el pueblo de Arija, nacido al calor de la fábrica. Excuso, pues, decir a ustedes con cuánto placer influiría cerca del Consejo de Administración para que se reanudasen las labores. Pero sería necesario tener absoluta seguridad de que no había de interrumpirse el trabajo en lo porvenir con tan fútiles motivos. La índole especialísima de las labores de esta industria - esto lo saben bien los obreros- exige una perfecta armonía entre patronos y obreros. Por esta razón de vida, la Sociedad ha procurado siempre tener bien retribuidos a sus obreros, y se ha preocupado en asegurar el bienestar futuro de los mismos. En fin, sería necesario, para decidirme a aconsejar la reapertura de la fábrica, que los obreros prometieran formalmente mantener más cordial relación con los patronos. De otro modo, es predecible cerrar la fábrica definitivamente.

-Nosotros creemos-insinuamos-que los obreros volverán al trabajo si la fábrica reconociera públicamente la Sociedad de Resistencia.

-La fábrica-respondió Mr. Domain- no se ha negado a reconocer la Sociedad en ningún momento, como lo prueba el hecho de que la Unión Obrera recibió una comunicación oficial, suscrita por mí, con motivo de los incidentes que acarrearon la huelga. La fábrica no tiene inconveniente en reconocer a sus obreros ese derecho que le conceden las leyes españolas, y no habrá un solo operario que diga que la Dirección, ni el alto personal de la Casa, le ha recomendado que se abstenga de pertenecer a la Sociedad de resistencia.

-¿Entonces?...

-Necesito tener absoluta confianza en el porvenir.(…)”

Diario de Burgos
 (25/04/1916)

Y, ahora, tras la visión del patrono que representa una primaria formula de influir en la opinión pública pasamos a la visión que quieren transmitir los trabajadores en huelga:

“(…) Por lo que se refiere a la Comisión de huelga, anoche pasó por esta Redacción para entregarnos unas cuartillas, que a continuación copiamos. Después de leídas, habráse oído a las dos partes y quedará cerrado el debate, por no ser conveniente dar lugar a torcidas interpretaciones y porque ya es hora de concretar los términos de la solución. Que viva la fábrica quieren los obreros, y ese también es el deseo de toda aquella comarca.

Nos consta que la Cristalería Española podría hacer con la fábrica de Arija lo que hizo con la de Italia: tenerla cerrada cuatro años; pero no dando para ello motivo los obreros, puesto que ofrecen toda clase de respetos en justa reciprocidad y están habituados a la disciplina necesaria en esta clase de trabajo, es de esperar que el Consejo de Administración, atendiendo al mensaje que le han dirigido los alcaldes de la comarca, la Cámara de Comercio de Santander, los contribuyentes, los comerciantes, los industriales y la Prensa de la región, se apresure a rectificar el acuerdo de clausura y llame nuevamente al trabajo, llevando así al pueblo de Arija la alegría y la vida que hace un mes le falta.

Leída en EL LIBERAL correspondiente al sábado 29 de Abril la interviú tenida por un repórter de este periódico con el señor director técnico de la Cristalería Española de Arija con motivo de la huelga allí planteada, la Comisión de huelga se halla en el caso de poner los puntos sobre las íes, con el fin de que la opinión pública no pierda su verdadero cauce con respecto a este movimiento.

Nosotros hemos de empezar diciendo, en nombre de los trabajadores de Arija, que ni por un solo instante los obreros en huelga se colocaron con el Sr. Domain en una actitud intransigente para la buena solución del movimiento. (…)

(…) Los obreros fundidores tienen de jornada veinticuatro horas, sin poder abandonar su puesto, con un salario de 5`50 las doce horas, y las horas de la noche, con el mismo jornal que de día. Los obreros que acostumbran a hacer la composición del vidrio tienen de jornada once horas, con un salario de 10 a doce reales el máximun. Los obreros gasistas tienen que trabajar ocho horas seguidas al pie del horno, percibiendo todos los gases insanos que producen éstos a cambio de un salario de 3`50 pesetas. Los obreros de la arena tienen once horas de trabajo y como retribución cobran 8, 9 y 10 reales, el que gana 11 es rara excepción. Los obreros de las cuadrillas ambulantes de la fábrica tienen también once horas de trabajo, viniendo a cobrar lo mismo que los de la arena.

La Acción (18/04/1916)

Así los obreros, luchando con unos verdaderos salarios de hambre, luchando con el peligro inminente que para los trabajadores significa el trabajo de la fabricación del vidrio, al mismo tiempo que sufrían la desconsideración y el trato poco humano de capataces y maestros, llegó un día, a principios del último mes de Febrero, que sintieron éstos la necesidad de mejorar su situación económica, al mismo tiempo para que fueran respetados como hombres y no como esclavos, decidieron organizarse en Sociedad de resistencia.

Del Sr. Domain, director técnico de la Cristalería Española de Arija, los obreros no han tenido nada que decir; en cambio no podrá negarse que el jefe señor Arbaiza, encargado Sr. Acísculo, capataz Arenas y otros varios encargados y capataces, no han tenido nunca consideración con el obrero, y al organizarse los obreros estos señores amenazaban a los asociados que si no se daban de baja de la Sociedad los expulsarían de la fábrica y el capataz Arenas llegó a amenazar al obrero con el revólver, cosa que la Comisión de huelga expuso al señor director, y este señor dijo que nada sabía, y así habrá ocurrido con otros muchos casos y abusos que hayan cometido estos señores citados.

Andando así las cosas llegó el 27 de Febrero, día que se dio un mitin de propaganda societaria, con el concurso del compañero Facundo Perezagua, dando por resultado este mitin que llegaran a asociarse 593 obreros. Corridos los trámites legales para la constitución de la sociedad Unión Obrera, el señor gobernador civil de Burgos, declaró legalizada la Sociedad el día 22 de Marzo. Días antes de quedar legalmente constituida esta Sociedad, o sea el 16 de Marzo, los obreros, cansados de tanta expoliación y visto que los señores capataces y maestros, día tras día arreciaban más en el maltrato para los trabajadores, éstos decidieron hacer una petición al Sr. Domain pidiendo la expulsión del jefe señor Arbaiza y del capataz Cecilio Arenas, dándole una tregua al señor director para que decidiera lo que tuviera por conveniente. El Sr. Domain contestó en una atenta carta el 17 de Marzo, fecha anterior a la constitución de la Sociedad, en un sentido que no accedía a las pretensiones de los obreros. Pasó la fecha reglamentada por los obreros y la huelga no se declaró, sino que por el contrario, los obreros siguieron en sus trabajos, quedando por lo tanto nula la petición que éstos hicieron a la Dirección.

Llegó el día 26 de Marzo y la Sociedad organizó un mitin de propaganda económica con el concurso del compañero Adrián Perezagua. El mitin se dio y en él nada se habló de huelga; pero es el caso que cuando el compañero Adrián Perezagua se disponía a trasladarse a Bilbao de su propaganda, o sea el día 27 del pasado, y hora de las diez de su mañana, los obreros quedaron sorprendidos ante la noticia de que este mismo día quedaba despedido el presidente de la Sociedad; enterados de esto algunos miembros de la Junta directiva, creyeron conveniente, como así lo hicieron, de trasladarse una Comisión a la dirección a ver los motivos que tenía el Sr. Domain para adoptar tal resolución, máxime cuando se trataba de un obrero que llevaba siete años en la fábrica, y al decir de todos, era un buen trabajador, como así lo dijo el señor director a la Comisión, manifestando al mismo tiempo que no estaba dispuesto a cambiar de actitud y que el obrero quedaba en la calle.

El Siglo Futuro 24/05/1916.

La huelga se declaró el día 27 por la noche, el 28 por la mañana la Comisión de huelga notificó al Sr. Domain la declaración del movimiento, así como a las autoridades locales, ofreciéndose la Comisión a todos, para parlamentar. A las ocho u ocho y media de la mañana del día primero de la huelga, se presentaron a la Comisión dos obreros de los que acostumbran a hacer la colada, en representación de los demás compañeros, por mandato del señor director, para ver si se les autorizaba a hacer la repetida colada; la Comisión les dio un volante a éstos en el sentido que muy bien podía adelantar la entrevista de las dos de la tarde que nos había indicado con el fin de llegar a una inteligencia y que el alcance del paro no hubiera pasado de unas horas; pues bien, el señor director se negó a adelantar la entrevista y mandó retirar a todos los obreros. Hemos de tener en cuenta que como nota estos llevaban el consejo de que en caso de que insistiera el Sr. Domain en sostener la hora de las dos de la tarde para la entrevista, que no harían resistencia y que se quedarían hasta ver si de la segunda reunión podía salir una fórmula de arreglo; el señor director no quedó conforme y los mandó a todos a casa.

La Comisión fue a la hora citada y el Sr. Domain mantuvo su primer criterio, a pesar de haber retirado la Comisión la petición de expulsión del jefe Arbaiza y del capataz Arenas; la Comisión retiróse del despacho del Sr. Domain ofreciéndose para parlamentar con el señor director cuando tuviera por conveniente; este señor se despidió de la misma forma, manifestando que él tenía las puertas abiertas de su despacho para cuantas veces quisiera la Comisión hablar con él: dándose el caso que a los dos días de la huelga se ausentó el señor director de Arija, y hasta la fecha los obreros no le han vuelto a ver.

A los dos días siguientes de esto, la Comisión de huelga se personó en el Gobierno civil de Burgos, llamada por la primera autoridad civil; ante el Sr. Serrano Carmona, la Comisión de obreros se ratificó de cuanto había manifestado al señor director en la última entrevista; esto es, que retiraban la expulsión del jefe y del capataz pedida anteriormente, y que el obrero despedido por el señor director, por ser únicamente uno de los que estaban al frente de la organización, quedara dentro del trabajo y a condición que en lo sucesivo se respetaría el derecho de asociación que en distintas veces había sido coaccionado por maestros y capataces.

Cortesía de Arija.org

El Sr. Serrano Carmona nos prometió en lo que estuviera de su parte solucionar la huelga en beneficio de todos; pero sin duda distraído por las elecciones o por lo que fuere, pasaron días y los huelguistas no podían parlamentar con el Sr. Domain porque no se sabía dónde estaba, como tampoco con el señor gobernador, que estuvo en silencio bastantes días, hasta que comunicó a los huelguistas que la fábrica estaba dispuesta a un arbitraje; nosotros accedimos, nombrando como árbitro a Facundo Perezagua y la fábrica a un delegado del Consejo de Administración, y esta es la hora que ni ha venido el arbitraje ni se ha hecho nada por solucionar el movimiento; pues los obreros ni por un solo momento se han apartado ni se apartan de prestar su cooperación para una solución de armonía, siempre que por parte de la Compañía se dé trabajo a todos los huelguistas y se respete el derecho que tiene el obrero para asociarse.

Donde dice el Sr. Domain que los obreros de la fábrica han percibido un aumento en el salario de 25, 50 y 75 céntimos diarios, hemos de decir que es completamente inexacto (a no ser que el señor director haya dado estas órdenes y los jefes y encargados no las hayan cumplido), pues el aumento que han tenido los obreros, y no todos, en el salario ha sido de dos céntimos por hora, que hace un total de 22 céntimos diarios, a excepción de algunos que les han subido tres céntimos.

Lo que han visto los obreros en este movimiento es que no existe más deseo que el que en Arija no haya organización obrera; pues los obreros no pueden concebir que por una petición tan baladí, la fábrica, sin razón ninguna, haya mostrado una gran intransigencia para con los obreros.

Los obreros no pretenden ni han pretendido que la dignidad del patrono quede por más bajo nivel que la del obrero, como tampoco que el obrero quede sujeto al papel de esclavo. La confianza que necesita tener el señor Domain en el provenir, la necesitan también los obreros. Búsquese la solución y entendiéndose ambas partes para llevar la normalidad nuevamente al pueblo de Arija; que viva la fábrica, que viva el comercio, que vivan también los obreros, que sea respetado todo el mundo; que los señores encargados y capataces miren con alteza de miras a los obreros, que los obreros también sabrán respetarles a ellos y de esta manera, podrán ir viviendo en perfecta armonía obreros y patronos.

Por la Comisión de huelga: José L. Peláez, Adrián Perezagua y Evaristo Hierro.

Bilbao 29 de abril de 1916”.

Pero el ambiente en el pueblo está cada vez más enrarecido. En “El Castellano” de Burgos se publica un escrito remitido desde Reinosa describiendo escenas de familias abandonando Arija con sus baúles, mendigos vagabundos que piden limosna por los pueblos vecinos… El desenlace final es totalmente inesperado: el 6 de mayo el presidente de la Unión Obrera de Arija, Evaristo Hierro, envía una carta a “El Liberal” de Bilbao con unas declaraciones en las que manifiesta que ha sido engañado por sus compañeros, da la razón al director de la fábrica, y pide perdón a sus compañeros y amigos de trabajo. Fin. La fábrica se abre de nuevo el 23 de mayo, comenzando el retorno a la normalidad.

El Liberal
13/05/1916



Bibliografía:

“Cristalería española en Arija. Cien años de historia”. Josu Aramberri.
Arija.org
Vacarizu.es
Periódico “Diario de Burgos”.
“Vidrio: arte, industria, sociedad”. Josu Arambarri.
Periódico “El Correo español”.
Periódico “El País”.
Periódico “El Siglo Futuro”.
Periódico “La Acción”.



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