En otra entrada ya estuvimos hablando de la
fábrica de cristal de Arija. pero en este relato de nuestra
bitácora nos lanzaremos de cabeza a las reivindicaciones obreras. Ya me
entienden: puño en alto, la Internacional y toda esa parafernalia.
Razones para la huelga fueron la larga jornada
laboral, las condiciones del trabajo –su dureza- en alguno de los procesos de
creación del cristal cuajadas de exigencias y con desequilibrio de
responsabilidades, la tradición obrera de Campoo y Arija…
“Los
trabajadores que se dedican al transporte de las lunas para trasladarlas a las
mesas para su refinamiento se hallan en un constante peligro, como puede
apreciarse. Las lunas, muchas de ellas, tienen próximamente tres metros de
largo por 2`70 de ancho, con un grueso de centímetro y medio, y hasta de dos,
son transportadas entre ocho hombres con un correaje, llevadas de canto, teniendo
que guardar un equilibrio especialísimo, que a poco que se descuiden éstos
pueden romperse y lesionar o matar a los que la conducen por las cortadas que
les puede producir la luna. En este trabajo el jornal máximo es de 3`75
pesetas, y no disponen estos obreros, en once horas que tienen de trabajo, más
que de veinte minutos para comer, muchos días, bien entendido que si alguna de
éstas se rompe durante las once horas de jornada, no tienen derecho a una prima
que se les da; si sacan o tienen la suerte de que no se les rompa ninguna luna,
esta prima varía entre 25, 50 o 75 céntimos, advirtiendo que para cada cuatro o
seis obreros hay un capataz, y éstos les obligan a no descansar un momento;
pues estos capataces, cuantas más lunas saquen los obreros más primas sacan, se
rompan o no éstas.” (Parte del escrito entregado por la comisión de
huelga en la redacción de “El Liberal” de Bilbao).
Las lunas brutas eran pulidas mediante desgaste
mecánico. Este proceso era muy insalubre para los operarios, pues el polvo fino
del abrasivo flotaba en el ambiente y producía silicosis.
Vemos, por tanto, que existían razones para
tener problemas laborales pero la llama prendió en 1916. Algunas de las causas
externas a la empresa podrían ser la existencia del Ferrocarril de la Robla que
acercaba la comarca a Bilbao; la cercanía con los trabajadores de la “Vidriera Vizcaína”
situada en Lamiaco a quienes apoyaron en su huelga y a cuyos hijos acogieron; la
efervescencia social causada por la primera guerra mundial; o la llegada de numerosos
trabajadores desde otros núcleos industriales. Pensemos que el gobierno francés
había movilizado al director de la fábrica de Arija, Arsenio Brachotte y que,
aquí, el gobierno del Conde de Romanones, liberal, se enfrentaba al auge
obreristas, con actos de propaganda sindical que solían recibir el rechazo de una
patronal alimentada por la neutralidad española.
En febrero de 1916 se programan dos mítines,
domingos 20 y 27, en los que figuraba como orador Facundo Perezagua. Este señor
era un histórico líder del socialismo y comunismo vizcaíno. El primer mitin lo
suspende la autoridad local. El segundo se celebra. Siguen nuevos actos en el
mes de marzo con el protagonismo de Adrián Perezagua, que sustituye a su tío en
los mítines, acompañado por miembros de la Juventud Socialista de Bilbao. Los mítines
organizados por los obreros de Cristalería tienen el concurso de los mineros de
Las Rozas.
El despido del presidente y vicepresidente de la
recién nacida “Unión Obrera”, el martes 28 de marzo, desencadena la catástrofe
laboral. Según la dirección de la empresa eso no fue así sino que, como consecuencia
del hundimiento de un horno de lunas, se suspendió de empleo y sueldo a sesenta
trabajadores entre los que estaban los anteriores. Surge una “Comisión de
huelga” -formada por José L. Peláez, Adrián Perezagua y Evaristo Hierro- que se
entrevista el día 30 con el gobernador civil de Burgos, y al que plantean
también otras quejas relacionadas con el trato que algunos jefes, maestros y
capataces dan a los obreros. La dirección de la fábrica trata de mantener los
hornos encendidos, pero los trabajadores que hacen esa tarea son acusados de
“esquiroles” y se producen algunos altercados graves.
Y, ya que hablamos de altercados debemos referir
que, en estos tiempos, el mundo obrero no era una balsa teatralizada sino que
estas eran gentes aguerridas y luchadoras. Pensemos que fue una de las zonas de
Burgos donde se mantuvo la II República Española tras el golpe de julio de
1936. Será por eso que arriba hemos citado a un Evaristo que podría ser
Evaristo Hierro Pedrosa -difícil sería que hubiese varios con el mismo nombre-
que fue puesto a disposición judicial en 1913 por haber causado una herida de
cuatro centímetros en la ceja a Eugenio González González en una pelea en las
inmediaciones de la factoría de “Cristalería Española”, donde trabajaban. Parece,
pues, un camorrista obrerista.
Pero en el “Diario de Burgos” del dos de junio
de 1939 nos dicen: “Examinado el escrito
que eleva don Evaristo Hierro Pedrosa de 81 años de edad, que solicita una
pensión vitalicia por haber merecido el grado de teniente honorario del
ejército como antiguo luchador y defensor de las tradiciones patrias en la
última guerra civil, se adopta el acuerdo de pasarlo a dictamen de la Ponencia
de Gobierno”. Quizá esto nos dé una mueva visión de uno de los principales
dirigentes de los obreros de Arija.
El gobernador civil, Juan José Serrano Carmona, que
había prometido a los obreros intermediar se había desentendido preocupado en las
elecciones a diputados a Cortes que se celebraban el 9 de abril. Total se
presentaba por Sevilla. Finalmente la empresa deja apagar los hornos el 10 de
abril y al día siguiente un comunicado del Consejo de Administración de
Cristalería Española anuncia que quedan paralizados los trabajos por tiempo indefinido,
pudiéndose considerar despedidos todos los trabajadores. Lo que todos
entendemos por un cierre patronal. También amenaza con el cierre definitivo de
la planta y el traslado de la producción a Francia.
El contenido de este comunicado empresarial lo
comenta una noticia publicada en el “Diario de Burgos”:
“En
Burgos, sin duda por la preocupación que han causado las elecciones, no se ha
prestado la debida atención a la huelga de Arija, ni se han seguido el origen,
desarrollo y consecuencias de aquel importante movimiento obrero. Acaso lo
apartado que dicho pueblo se halla de esta capital y la circunstancia de que la
poderosa industria de “La Cristalería Española” tiene más relaciones con Bilbao
que con Burgos, ha parecido a muchos que no se trata de cuestión que nos
afecte.
Sin
embargo, es lo cierto que la fábrica de Arija se halla enclavada en esta provincia
y que burgaleses son la inmensa mayoría, si no la totalidad, de los obreros que
en ella trabajan, y esta sola consideración es más que suficiente para que aquí
debamos preocuparnos por el sesgo Inesperado y grave que la cuestión ha tomado
últimamente.
Sin
entrar a exponer las causas de la huelga y el desarrollo que ha tenido desde su
planteamiento hasta a nuestro propósito consignar que al Consejo de
Administración en vista de la solicitud de los obreros, publicó, hace unos días
el siguiente comunicado:
1. Vistos
los atropellos cometidos estos últimos días contra la libertad del trabajo y
por no querer de ninguna manera exponer la vida de nuestro fiel personal por
seguir sosteniendo más tiempo el fuego de los hornos;
2. Visto
que los obreros huelguistas no han querido facilitar el personal necesario para
el sostenimiento de los hornos, como lo obliga la ley;
3.
Visto que habíamos esperado siempre que los obreros hubieran reconocido la
falta de sentido de las pretensiones de algunos que se han puesta a la cabeza
do este movimiento, esperanza que no se ha realizado.
El
Consejo de Administración de esta Sociedad Cristalería Española ha decidido, y
nos ha dado orden de cerrar completamente la fábrica por tiempo ilimitado. Por consiguiente,
el asunto entra ahora en una nueva fase y de ninguna manera y en ningún caso queremos
seguir negociando con cualquiera que sea, pues es probable que nuestra
industria sea trasladada a Francia por tiempo indeterminado. Por lo tanto,
consideramos todo el personal como despedido y le avisamos que puede
presentarse a cobrar el sueldo de la última quincena de trabajo, advirtiéndole que
aunque no cobre, se le considerará como despedido.
La
gravedad de este acuerdo salta a la vista. Baste decir que en la fábrica de
Arija trabajaban más de 700 obreros, los cuales quedan ahora sin ocupación.
Trátase de una industria importantísima, que a pesar de hallarse todavía en sus
comienzos, debiera ser el orgullo de nuestro país, no sólo por ser la única de
su clase aquí establecida, sino también porque, a poca protección que se le
dispensara, llegaría a conseguir un desarrollo inesperado y una vida próspera y
robusta.
En la actualidad
además del consumo de sus productos que en gran escala se hacen en España, que
se ha librado así de ser tributaria del extranjero, exportaba a las dos
Américas y a varias naciones europeas, como puede verse por los Boletines del
Ministerio de Estado y las estadísticas de Hacienda.
Al
amparo de la guerra que tantas industrias tiene paralizadas en Inglaterra, Francia,
Bélgica y Alemania, la fábrica de Arija iba creándose un mercado mundial, y adquiriendo
una importancia que seguramente no soñaban sus fundadores. Desde que la guerra estalló,
se habían inaugurado dos nuevos hornos y en breve iban a inaugurarse otros. Era
pues, una de las industrias de más seguro porvenir; una de las que más podrían
contribuir a que del pavoroso conflicto europeo, resurgiese una nueva España
rica, poderoso y floreciente.
Y he aquí
que por una cuestión obrera, quizá fácil de solucionar mediante una discreta
intervención, el Consejo de Administración se ve en el caso de anunciar el
cierre definitivo de la fábrica y la traslación do esa industria a Francia. Así
van desapareciendo o agonizando muchas industrias españolas; así se va
impidiendo el nacimiento de otras y así se consuma la ruina de España y el empobrecimiento
definitivo de este país desgraciado.
Por
patriotismo, es deber de todos impedir por cuantos medios se pueda que se
llegue al cierre de la fábrica de Arija. Los obreros son los principalmente
interesados, y a estos va dirigido en primer término nuestro llamamiento.
El Siglo Futuro (29/03/1916) |
Mal momento eligieron para plantear la huelga en esta época da escasez de trabajo, elevación de las subsistencias y otras mil desgracias, consecuencias naturales e la guerra europea. Es evidente que un obrero podrá vivir mejor con un jornal que le parezca algo exiguo, que sin jornal alguno.
Desde el
punto de vista doctrinal, debería bastar ver que los socialistas alemanes, olvidando
su credo pacifista, se baten en las trincheras come un solo hombre; lo propio
hacen los socialistas franceses y lo que es más aún, los antimilitaristas de
Hervé. Y es que la crisis de ideas, lo mismo que la económica es tan enorme, que
puede asegurarse que hoy por hoy no existe nada definitivo ¡Basta con
considerar que por culpa de unos, de otros o de todos, se baten y se sacrifican
en estos momentos, acaso más de 10 millones de seres humanos y en cuanto al
número de estos que materialmente se quedan sin comer en diversos países, la
cifra es incalculable!
Desde
el punto de vista del patriotismo de las conveniencias de España, de su
resurgir político exterior e interior y de su renacimiento económico, todos los
intereses, tanto del capital como del trabajo, o sea del patrono o del obrero, están
de parte de que aquí se trabaja mucho, se trabaja bien; ahora que no hay mucha
competencia, a los mejores precios posibles y después, cuando llegue la paz, a
los precios que obligue la concurrencia. Abramos mercados, sembremos ahora que
el terreno está bien abonado y después cogeremos una buena cosecha.
Deben,
pues, los obreros trabajar, trabajar con fe, con entusiasmo, convencidos de que
así, al contribuir al renacimiento de España, trabajan en provecho propio y se
preparan un buen beneficio para plazo próximo, en que bien desarrolladas las nacientes
industrias, podrían conceder entonces lo que ahora solo podrían hacer a
expensas de la vida de la misma industria. No hay que matar la “gallina de los
huevos de oro”, porque es quedarse sin gallina y sin el huevo diario de que
habla la fábula.
De
esperar es que, si se reanudan las negociaciones entre la Cristalería Española y
sus obreros, podrá llegarse fácilmente a un acuerdo. ¿No habrá en Burgos quien inicie
alguna gestión afortunada en eses sentido? Autoridades, diputados provinciales,
representantes en Cortes, Corporaciones, Cámara de Comercio, a todos dirigimos nuestro
ruego.
Y muy especialmente
al señor gobernador civil, que ya ha Intervenido en este asunto. Ahora, libre ya
de las enojosas tareas que hasta ayer han monopolizado su atención, puede el
señor Serrano Carmona, dedicar su tiempo a la cuestión de Arija y con ello
prestará un servicio señaladísimo a la provincia cuyos destinos rige”.
(24/04/1916)
Este artículo insta a los obreros a volver al
trabajo jugando con unos argumentos simples: patriotismo, dependencia de los
grupos obreros foráneos, ausencia de búsqueda de solución a las causas de la
huelga, riesgo de cierre de la fábrica por avaricia y orgullo de los
asalariados, no ser el momento, mejor poco que nada y apelación a un salvador
providencial como el gobernador civil.
No solo eso, si se han fijado el artículo
precedente reflejaba el miedo que una caída de los ingresos de los trabajadores
de la zona podía crear. Los comerciantes de Arija ven amenazados sus negocios y
el pueblo teme desaparecer. Tengan en cuenta que se había generado una sociedad
próspera alrededor de la fábrica de vidrio con un máximo de 1000 obreros. Ya en
1916 disponía de más de 700 obreros y el monto de los salarios superaba el
millón de pesetas al año. El jornal medio oscilaba entre 3 y 4 pesetas al día,
unas 100 pesetas al mes. Pensemos que un periódico costaba cinco céntimos.
De hecho, varios alcaldes de la comarca,
presidente de la Cámara de Comercio de Santander, mayores contribuyentes,
industriales, comerciantes, Prensa, etc., dirigieron un escrito al Consejo de
Administración de la vidriera rogando que sus acciones no tengan un cariz
definitivo para evitar la crisis. Se ofrecían a ayudar a encontrar un solución.
Los obreros, como apuntaba ese artículo, reciben
el apoyo de los trabajadores de Bilbao, en cuya Casa del Pueblo se celebra un
mitin el día 16 de abril (Breve Diario de Burgos). En la “tribuna libre” de “El
Liberal” de Bilbao se acusa a la empresa de estar coordinada con su competencia
de Las Rozas, Avilés y Sevilla para reducir la producción y mantener los
precios altos. El periódico “La Acción” publica el 19 de abril que se habían
reclutado esquiroles en Mataporquera y que eran llevados a Arija mediante el
ferrocarril de La Robla. A ellos se enfrentaron varias mujeres frente a la
fábrica. La Guardia Civil facilitó esa entrada resultando herida una mujer. A
su vez, nos dice que la comisión de huelga fue amenazada con cárcel y se detuvo
a dos individuos, uno de ellos acusado de insulto a la Guardia Civil. Hubo
indignación entre los huelguistas porque se había “maltratado de obra y de palabras a uno de los detenidos”. Por
cierto, el periódico decía, con cierta indignación, que había sido “necesario reclamar la asistencia médica
para la mujer herida”. Muestra clara de la tensión que se vivía en aquellos
momentos. Recordemos que los esquiroles eran una de las formas clásicas para
reventar una huelga.
“El Liberal” publica dos extensos artículos a
finales del mes de abril: una entrevista con el ingeniero director de la
fábrica Maurice Domain, y un comunicado de la comisión de huelga.
Empecemos por la conversación con Maurice
Domain, Mauricio, y ustedes opinan:
“(…) El
ingeniero de la Cristalería Española, D. Mauricio Domain, nos dispensó una
cariñosa acogida, ofreciéndose, desde luego, a facilitarnos cuantos
antecedentes y noticias apeteciéramos.
-Ante
todo-empezó su informe el señor Domain,- ruego a ustedes rectifiquen algunos
errores vertidos en un artículo que apareció en EL LIBERAL, suscrito por D.
Ramón Núñez. La Sociedad anónima Cristalería Española, como su propio nombre
indica, no es extranjera, y tiene su sede en Bilbao, Plaza Elíptica, número 8,
entresuelo. Es cierto que la mayor parte de sus acciones se hallan en poder de
extranjeros, pero esto mismo ocurre en otras importantes industrias españolas. El
capital social es de 4.500.000 pesetas y el presidente del Consejo de Administración
es D. Luciano Delloye, que reside en París, y el vicepresidente D. Basilio
Paraíso. Las reuniones del Consejo suelen celebrarse en Bilbao, Madrid,
Zaragoza, y también, a veces, en París.
La
Cristalería Española forma una especie de “trust” con otras Sociedades análogas
existentes en Francia, Italia y Holanda. La de Bélgica ha desaparecido con
motivo de la guerra. La Cristalería Española es única, en su clase, en España.
Se dedica a la fabricación de lunas, baldosas y vidrio grabado. Siendo esto
así, comprenderán que es un error sostener que “la Cristalería Española,
organizada en trust, subvenciona a la de las Rozas con 200.000 pesetas al año
para que no trabaje; que subvenciona a la de Avilés con otras 200.000 o
300.000, y que hace lo mismo con otras cuantas”. Nada de eso. La Cristalería
Española no tiene ninguna relación con las demás fábricas de vidrio existentes
en el país. Me conviene hacer esta rectificación para que no padezca,
injustamente, el buen nombre y la seriedad de la Cristalería Española.
Después,
el Sr. Domain traza, a grandes rasgos, el historial de la huelga.
-Nueve
o diez años- dice -llevaba de existencia la fábrica de Arija, cuando los
trabajadores sintieron la necesidad de constituirse en Sociedad de resistencia.
Por cierto, que muchos operarios, antes de inscribirse en las listas de la
Sociedad, vinieron a consultar conmigo. Yo, como es natural, me abstuve de
aconsejarles en uno u otro sentido. Eran mayores de edad y dueños absolutos de
hacer lo que tuvieran por conveniente. El día uno de Febrero- continuó
informándonos el Sr. Domain -hubo un conato de huelga, sublevándose parte del
personal, sin razón ni aviso previo, y pretendiendo parar las máquinas. El
carácter de aquel movimiento, era francamente revolucionario. La Dirección se
vio entonces precisada, para restablecer el orden perturbado, a despedir al
obrero que más se había significado, y todo quedó en paz. Después, el día 27 de
Febrero, se celebró en Arija un mitin de propaganda societaria, al que acudió
entre otros provocadores, Facundo Perezagua, y a los pocos días se constituyó
la Sociedad de resistencia, con el título de Unión Obrera. A ruego de las
autoridades, y “para demostrar nuestro gran deseo de reconciliación”, fue
reintegrado a su puesto el obrero despedido.
La
Sociedad -siguió el relato- que siempre se ha preocupada del bienestar de sus
obreros, aumentó, en el mes de Febrero, todos los sueldos, en veinticinco,
cincuenta, y hasta setenta y cinco céntimos diarios. Además, concedió a los
trabajadores un “plus de guerra”, consistente en cinco pesetas mensuales a los
solteros, siete a los casados y una peseta más a éstos por cada hijo. Por otra
parte, la Sociedad estudiaba seriamente el establecimiento de retiros para la
vejez, y se proponía destinar 100.000 pesetas a la construcción de casas
baratas para los obreros de la fábrica. Cada obrero hubiese tenido una
habitación espaciosa, con huerto.
Así las
cosas, el 16 de Marzo recibí la visita de una Comisión de obreros, que me hizo
entrega de un escrito en el cual se me comunicaba que, en junta general
celebrada el día 12, se había acordado transmitirme las siguiente quejas: Que
el jefe D. Andrés Arbaiza cometía grandes abusos con los obreros. Y que el
capataz de la arena, D. Cecilio Arenas, acostumbraba a amenazar a los obreros
con un revolver, diciéndoles que estaba dispuesto a tratarles como a
criminales. Me conminaban para que expulsase a dichos jefe y capataz en el
plazo de ocho días, añadiendo: “Si V. no hace caso, nos veremos obligados a
tomar otras medidas más enérgicas, que redundarán en perjuicio de la fábrica”.
Después
se hablaba en el escrito de que el 29 de Febrero pretendió el jefe que
trabajasen de noche los obreros que acababan de terminar las labores diurnas;
pero como se negaron a ello, les hizo descansar al día siguiente.
Y, a
renglón seguido, formulábanse estas tres peticiones:
Que a
los obreros ocupados durante el día no se les obligase a trabajar de noche.
Que
fuese reintegrado a su puesto el obrero Teodoro García, despedido por el encargado
de albañilería.
Que el
obrero Víctor Fernández volviese al trabajo que tuvo anteriormente, y del cual fue
separado sin razón alguna.
Conociendo
yo de antemano las quejas de los trabajadores, abrí una información; pero no
pude comprobar la denuncia formulada contra los Sres. Arbaiza y Arenas. En
cuanto al obrero Teodoro García, supe que había sido expulsado por insultar al
encargado de los albañiles, castigo necesario para evitar la repetición de
estos lamentables incidentes. Y por lo que respecta a Víctor Fernández, fue
cambiado de puesto porque no reunía condiciones para desempeñar la plaza de
fundidor.
Así,
pues, dije a los comisionados que, en mi concepto, no eran razonables sus
quejas, pero que, no obstante, me hallaba dispuesto a castigar con energía
cualquier abuso o extralimitación que cometiesen en lo sucesivo los jefes y
capataces. El valor de este ofrecimiento debió ser grande para los
trabajadores; pero no fue así. Sin duda habían olvidado que no hacía aún mucho
tiempo expulsé a un ingeniero de la Casa y a un obrero, que habían cuestionado.
Así las
cosas, la noche del 25 al 26 se hundió el horno de lunas, y como consecuencia
de este contratiempo, quedaron suspensos de empleo y sueldo sesenta
trabajadores. Estos fueron quienes aceleraron los acontecimientos, arrastrando
a la huelga a los demás obreros. La huelga se declaró a las seis de la mañana
del día 28.
El
equipo de colada se negó a sacar los crisoles del horno, y a vaciarlos,
temiendo incurrir en el enojo de sus compañeros. Entonces pedí autorización al
Comité de la huelga para realizar dichas operaciones, negándomelo por escrito. En
un comunicado de la Comisión de huelga publicado en EL LIBERAL correspondiente
al 19 de Abril, se dice: “Los obreros que acostumbran a hacer la colada, se acercaron
a la Comisión de huelga para saber si continuaban el trabajo. La Comisión se
dignó dar a estos obreros un volante, con el sello de la Sociedad para que se
lo entregaran a la Dirección, autorizándoles para hacer la antedicha colada”. Pues
bien, esto no es exacto. La respuesta de la Comisión de huelga, héla aquí.
Y Mr.
Domain nos facilitó un escrito que dice literalmente:
“La
Comisión de huelga pone en conocimiento de V. que habiéndose presentado, por
mandato suyo, los obreros pertenecientes a la colada, esta Comisión tiene el
honor de manifestarle que no puede autorizar la continuación del trabajo a los
obreros aludidos, bien entendido que si V. desea que la fábrica no pierda su
marcha diaria, esta Comisión se somete a su disposición para entrevistarse con
V., y la reunión de las dos y media por V. citada, muy bien puede adelantarse,
si a V. le parece. De lo contrario, hasta tanto que esta Comisión no reciba el
ultimátum de usted, no puede autorizar a nadie que entre al trabajo. Firman la
comunicación José L. Peláez, Evaristo Hierro y Adrián Perezagua”.
Tampoco
es cierto que yo, al recibir el escrito - prosiguió Mr. Domain-ordené a los
obreros que se retirasen inmediatamente del trabajo, pues cuando dicho
documento llegó a mi poder no quedaba en la fábrica ni uno solo de los
individuos pertenecientes a la colada. Como la Comisión de huelga no puso a
disposición de la fábrica el personal necesario para el mantenimiento de los
hornos, hubo necesidad de recurrir a obreros fieles a la Casa. Estos obreros, a
quienes los huelguistas llamaban injustamente “squirols”, permanecieron varios
días sin salir de la fábrica, protegidos por la guardia civil. Mal que bien,
fuimos tirando así, pero después vinieron las violencias, y hubo necesidad de
despedir a todos, absolutamente a todos los obreros, decidiendo el Consejo de
Administración suspender, temporalmente al menos, los trabajos de la fábrica. El
movimiento no fue popular, en ningún instante, por la índole de las peticiones
formuladas por los obreros, y por las violencias de los huelguistas. El primer
día de huelga, de los setecientos obreros que trabajaban en la fábrica sólo
siguieron a Perezagua unos doscientos, o doscientos cincuenta.
Teníamos
entendido (así nos lo manifestaron también los individuos de la Comisión de
huelga) que los hornos continuaban encendidos; pero Mr. Domain nos asegura que
esto no es exacto.
-Se
apagaron los fuegos-nos informa-el día 10. Claro es que los hornos no se
enfrían repentinamente. Tardan en ello unos quince días. Hoy, estarán
completamente fríos. Los perjuicios originados por la huelga -afirma Mr. Domain
- son considerables. No sólo alcanzan a la Sociedad y a los obreros, que se ven
obligados a emigrar huyendo del hambre, sino también al pueblo de Arija y a
toda aquella comarca. Hay que tener en cuenta que Arija, cuando se levantó la
fábrica, hace unos diez años, era un lugar de muy escaso número de habitantes.
Hoy, había alcanzado la categoría de un pueblo próspero, pues, al amparo de la
fábrica, se creó un comercio relativamente considerable y se construyeron
muchas viviendas. La fábrica pagaba unas 80.000 pesetas mensuales al personal,
lo que supone cerca de un millón al año.
-Y el
paro, ¿afectará también -interrogamos-a otras industrias derivadas?
-Sí-respondió
Mr. Domain.-Nosotros suministramos la materia prima a otras industrias que se
dedican al esmerilado y al plateado. Estas industrias serán las primeras en
tocar las consecuencias del paro. Después, los perjuicios alcanzarán a los
constructores de muebles. De todos modos, el quebranto que experimenten estas
industrias no será, por fortuna, grande. Ya le he dicho que la Cristalería
Española forma una especie de trust con otras fábricas establecidas en el
extranjero. Así, pues, nuestro mercado lo abastecerá alguna de esas fábricas.
Al
abrir esta información, nos mueve, únicamente, el deseo de limar asperezas,
facilitando, en lo posible, la vuelta a la normalidad, siquiera sólo sea
teniendo en cuenta los enormes perjuicios que el paro de la fábrica ha originado
a toda aquella comarca. Y procuramos, a punto ya de terminar nuestra
conversación con Mr. Domain, hacer, en este sentido, algunas gestiones.
-¿Cree
usted, Mr. Domain-interrogamos-que será difícil la vuelta a la normalidad?
Mr.
Domain vacila unos instantes. Luego, dice:
-Les
aseguro a ustedes que la situación en la que han quedado las familias de esos
infelices obreros me produce verdadero pesar. No en balde he convivido con
ellas por espacio de más de nueve años. Además, siento verdadero cariño por el
pueblo de Arija, nacido al calor de la fábrica. Excuso, pues, decir a ustedes
con cuánto placer influiría cerca del Consejo de Administración para que se
reanudasen las labores. Pero sería necesario tener absoluta seguridad de que no
había de interrumpirse el trabajo en lo porvenir con tan fútiles motivos. La
índole especialísima de las labores de esta industria - esto lo saben bien los
obreros- exige una perfecta armonía entre patronos y obreros. Por esta razón de
vida, la Sociedad ha procurado siempre tener bien retribuidos a sus obreros, y
se ha preocupado en asegurar el bienestar futuro de los mismos. En fin, sería
necesario, para decidirme a aconsejar la reapertura de la fábrica, que los
obreros prometieran formalmente mantener más cordial relación con los patronos.
De otro modo, es predecible cerrar la fábrica definitivamente.
-Nosotros
creemos-insinuamos-que los obreros volverán al trabajo si la fábrica
reconociera públicamente la Sociedad de Resistencia.
-La
fábrica-respondió Mr. Domain- no se ha negado a reconocer la Sociedad en ningún
momento, como lo prueba el hecho de que la Unión Obrera recibió una
comunicación oficial, suscrita por mí, con motivo de los incidentes que
acarrearon la huelga. La fábrica no tiene inconveniente en reconocer a sus
obreros ese derecho que le conceden las leyes españolas, y no habrá un solo
operario que diga que la Dirección, ni el alto personal de la Casa, le ha
recomendado que se abstenga de pertenecer a la Sociedad de resistencia.
-¿Entonces?...
-Necesito
tener absoluta confianza en el porvenir.(…)”
Y, ahora, tras la visión del patrono que
representa una primaria formula de influir en la opinión pública pasamos a la
visión que quieren transmitir los trabajadores en huelga:
“(…) Por
lo que se refiere a la Comisión de huelga, anoche pasó por esta Redacción para
entregarnos unas cuartillas, que a continuación copiamos. Después de leídas, habráse
oído a las dos partes y quedará cerrado el debate, por no ser conveniente dar
lugar a torcidas interpretaciones y porque ya es hora de concretar los términos
de la solución. Que viva la fábrica quieren los obreros, y ese también es el
deseo de toda aquella comarca.
Nos
consta que la Cristalería Española podría hacer con la fábrica de Arija lo que
hizo con la de Italia: tenerla cerrada cuatro años; pero no dando para ello
motivo los obreros, puesto que ofrecen toda clase de respetos en justa reciprocidad
y están habituados a la disciplina necesaria en esta clase de trabajo, es de
esperar que el Consejo de Administración, atendiendo al mensaje que le han
dirigido los alcaldes de la comarca, la Cámara de Comercio de Santander, los
contribuyentes, los comerciantes, los industriales y la Prensa de la región, se
apresure a rectificar el acuerdo de clausura y llame nuevamente al trabajo,
llevando así al pueblo de Arija la alegría y la vida que hace un mes le falta.
Leída
en EL LIBERAL correspondiente al sábado 29 de Abril la interviú tenida por un
repórter de este periódico con el señor director técnico de la Cristalería
Española de Arija con motivo de la huelga allí planteada, la Comisión de huelga
se halla en el caso de poner los puntos sobre las íes, con el fin de que la
opinión pública no pierda su verdadero cauce con respecto a este movimiento.
Nosotros
hemos de empezar diciendo, en nombre de los trabajadores de Arija, que ni por
un solo instante los obreros en huelga se colocaron con el Sr. Domain en una
actitud intransigente para la buena solución del movimiento. (…)
(…) Los
obreros fundidores tienen de jornada veinticuatro horas, sin poder abandonar su
puesto, con un salario de 5`50 las doce horas, y las horas de la noche, con el
mismo jornal que de día. Los obreros que acostumbran a hacer la composición del
vidrio tienen de jornada once horas, con un salario de 10 a doce reales el
máximun. Los obreros gasistas tienen que trabajar ocho horas seguidas al pie
del horno, percibiendo todos los gases insanos que producen éstos a cambio de
un salario de 3`50 pesetas. Los obreros de la arena tienen once horas de
trabajo y como retribución cobran 8, 9 y 10 reales, el que gana 11 es rara
excepción. Los obreros de las cuadrillas ambulantes de la fábrica tienen
también once horas de trabajo, viniendo a cobrar lo mismo que los de la arena.
Así los
obreros, luchando con unos verdaderos salarios de hambre, luchando con el
peligro inminente que para los trabajadores significa el trabajo de la
fabricación del vidrio, al mismo tiempo que sufrían la desconsideración y el
trato poco humano de capataces y maestros, llegó un día, a principios del
último mes de Febrero, que sintieron éstos la necesidad de mejorar su situación
económica, al mismo tiempo para que fueran respetados como hombres y no como
esclavos, decidieron organizarse en Sociedad de resistencia.
Del Sr.
Domain, director técnico de la Cristalería Española de Arija, los obreros no
han tenido nada que decir; en cambio no podrá negarse que el jefe señor
Arbaiza, encargado Sr. Acísculo, capataz Arenas y otros varios encargados y
capataces, no han tenido nunca consideración con el obrero, y al organizarse
los obreros estos señores amenazaban a los asociados que si no se daban de baja
de la Sociedad los expulsarían de la fábrica y el capataz Arenas llegó a
amenazar al obrero con el revólver, cosa que la Comisión de huelga expuso al
señor director, y este señor dijo que nada sabía, y así habrá ocurrido con
otros muchos casos y abusos que hayan cometido estos señores citados.
Andando
así las cosas llegó el 27 de Febrero, día que se dio un mitin de propaganda
societaria, con el concurso del compañero Facundo Perezagua, dando por
resultado este mitin que llegaran a asociarse 593 obreros. Corridos los
trámites legales para la constitución de la sociedad Unión Obrera, el señor
gobernador civil de Burgos, declaró legalizada la Sociedad el día 22 de Marzo.
Días antes de quedar legalmente constituida esta Sociedad, o sea el 16 de
Marzo, los obreros, cansados de tanta expoliación y visto que los señores
capataces y maestros, día tras día arreciaban más en el maltrato para los
trabajadores, éstos decidieron hacer una petición al Sr. Domain pidiendo la
expulsión del jefe señor Arbaiza y del capataz Cecilio Arenas, dándole una
tregua al señor director para que decidiera lo que tuviera por conveniente. El
Sr. Domain contestó en una atenta carta el 17 de Marzo, fecha anterior a la
constitución de la Sociedad, en un sentido que no accedía a las pretensiones de
los obreros. Pasó la fecha reglamentada por los obreros y la huelga no se
declaró, sino que por el contrario, los obreros siguieron en sus trabajos,
quedando por lo tanto nula la petición que éstos hicieron a la Dirección.
Llegó
el día 26 de Marzo y la Sociedad organizó un mitin de propaganda económica con
el concurso del compañero Adrián Perezagua. El mitin se dio y en él nada se
habló de huelga; pero es el caso que cuando el compañero Adrián Perezagua se
disponía a trasladarse a Bilbao de su propaganda, o sea el día 27 del pasado, y
hora de las diez de su mañana, los obreros quedaron sorprendidos ante la
noticia de que este mismo día quedaba despedido el presidente de la Sociedad;
enterados de esto algunos miembros de la Junta directiva, creyeron conveniente,
como así lo hicieron, de trasladarse una Comisión a la dirección a ver los
motivos que tenía el Sr. Domain para adoptar tal resolución, máxime cuando se
trataba de un obrero que llevaba siete años en la fábrica, y al decir de todos,
era un buen trabajador, como así lo dijo el señor director a la Comisión,
manifestando al mismo tiempo que no estaba dispuesto a cambiar de actitud y que
el obrero quedaba en la calle.
La
huelga se declaró el día 27 por la noche, el 28 por la mañana la Comisión de
huelga notificó al Sr. Domain la declaración del movimiento, así como a las
autoridades locales, ofreciéndose la Comisión a todos, para parlamentar. A las
ocho u ocho y media de la mañana del día primero de la huelga, se presentaron a
la Comisión dos obreros de los que acostumbran a hacer la colada, en
representación de los demás compañeros, por mandato del señor director, para
ver si se les autorizaba a hacer la repetida colada; la Comisión les dio un
volante a éstos en el sentido que muy bien podía adelantar la entrevista de las
dos de la tarde que nos había indicado con el fin de llegar a una inteligencia
y que el alcance del paro no hubiera pasado de unas horas; pues bien, el señor
director se negó a adelantar la entrevista y mandó retirar a todos los obreros.
Hemos de tener en cuenta que como nota estos llevaban el consejo de que en caso
de que insistiera el Sr. Domain en sostener la hora de las dos de la tarde para
la entrevista, que no harían resistencia y que se quedarían hasta ver si de la
segunda reunión podía salir una fórmula de arreglo; el señor director no quedó
conforme y los mandó a todos a casa.
La
Comisión fue a la hora citada y el Sr. Domain mantuvo su primer criterio, a
pesar de haber retirado la Comisión la petición de expulsión del jefe Arbaiza y
del capataz Arenas; la Comisión retiróse del despacho del Sr. Domain
ofreciéndose para parlamentar con el señor director cuando tuviera por
conveniente; este señor se despidió de la misma forma, manifestando que él
tenía las puertas abiertas de su despacho para cuantas veces quisiera la
Comisión hablar con él: dándose el caso que a los dos días de la huelga se
ausentó el señor director de Arija, y hasta la fecha los obreros no le han
vuelto a ver.
A los
dos días siguientes de esto, la Comisión de huelga se personó en el Gobierno
civil de Burgos, llamada por la primera autoridad civil; ante el Sr. Serrano
Carmona, la Comisión de obreros se ratificó de cuanto había manifestado al
señor director en la última entrevista; esto es, que retiraban la expulsión del
jefe y del capataz pedida anteriormente, y que el obrero despedido por el señor
director, por ser únicamente uno de los que estaban al frente de la
organización, quedara dentro del trabajo y a condición que en lo sucesivo se
respetaría el derecho de asociación que en distintas veces había sido
coaccionado por maestros y capataces.
El Sr.
Serrano Carmona nos prometió en lo que estuviera de su parte solucionar la
huelga en beneficio de todos; pero sin duda distraído por las elecciones o por
lo que fuere, pasaron días y los huelguistas no podían parlamentar con el Sr.
Domain porque no se sabía dónde estaba, como tampoco con el señor gobernador,
que estuvo en silencio bastantes días, hasta que comunicó a los huelguistas que
la fábrica estaba dispuesta a un arbitraje; nosotros accedimos, nombrando como
árbitro a Facundo Perezagua y la fábrica a un delegado del Consejo de
Administración, y esta es la hora que ni ha venido el arbitraje ni se ha hecho
nada por solucionar el movimiento; pues los obreros ni por un solo momento se
han apartado ni se apartan de prestar su cooperación para una solución de
armonía, siempre que por parte de la Compañía se dé trabajo a todos los
huelguistas y se respete el derecho que tiene el obrero para asociarse.
Donde
dice el Sr. Domain que los obreros de la fábrica han percibido un aumento en el
salario de 25, 50 y 75 céntimos diarios, hemos de decir que es completamente inexacto (a no ser que el señor director haya dado estas órdenes y los jefes y encargados no las hayan cumplido), pues el aumento que han tenido los obreros,
y no todos, en el salario ha sido de dos céntimos por hora, que hace un total
de 22 céntimos diarios, a excepción de algunos que les han subido tres
céntimos.
Lo que
han visto los obreros en este movimiento es que no existe más deseo que el que
en Arija no haya organización obrera; pues los obreros no pueden concebir que
por una petición tan baladí, la fábrica, sin razón ninguna, haya mostrado una
gran intransigencia para con los obreros.
Los
obreros no pretenden ni han pretendido que la dignidad del patrono quede por
más bajo nivel que la del obrero, como tampoco que el obrero quede sujeto al
papel de esclavo. La confianza que necesita tener el señor Domain en el
provenir, la necesitan también los obreros. Búsquese la solución y
entendiéndose ambas partes para llevar la normalidad nuevamente al pueblo de
Arija; que viva la fábrica, que viva el comercio, que vivan también los
obreros, que sea respetado todo el mundo; que los señores encargados y
capataces miren con alteza de miras a los obreros, que los obreros también
sabrán respetarles a ellos y de esta manera, podrán ir viviendo en perfecta
armonía obreros y patronos.
Por la
Comisión de huelga: José L. Peláez, Adrián Perezagua y Evaristo Hierro.
Bilbao
29 de abril de 1916”.
Pero el ambiente en el pueblo está cada vez más
enrarecido. En “El Castellano” de Burgos se publica un escrito remitido desde
Reinosa describiendo escenas de familias abandonando Arija con sus baúles,
mendigos vagabundos que piden limosna por los pueblos vecinos… El desenlace
final es totalmente inesperado: el 6 de mayo el presidente de la Unión Obrera
de Arija, Evaristo Hierro, envía una carta a “El Liberal” de Bilbao con unas
declaraciones en las que manifiesta que ha sido engañado por sus compañeros, da
la razón al director de la fábrica, y pide perdón a sus compañeros y amigos de
trabajo. Fin. La fábrica se abre de nuevo el 23 de mayo, comenzando el retorno
a la normalidad.
Bibliografía:
“Cristalería española en Arija. Cien años de
historia”. Josu Aramberri.
Arija.org
Vacarizu.es
Periódico “Diario de Burgos”.
“Vidrio: arte, industria, sociedad”. Josu
Arambarri.
Periódico “El Correo español”.
Periódico “El País”.
Periódico “El Siglo Futuro”.
Periódico “La Acción”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, tenga usted buena educación. Los comentarios irrespetuosos o insultantes serán eliminados.