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domingo, 16 de enero de 2022

¿El pueblo del puente de Dios o el Pueblo del puente de San Pelayo?

 
 
La ubicación de este pueblo lo hace peculiar para cualquier espectador y obvia cualquier otra mirada a su presencia histórica. Puentedey es el “Puente de Dios” -nadie parece dudarlo-, un ingente trabajo que, pausadamente, realizó el río Nela a lo largo de los siglos, de los milenios, de las eras… No entiendo por qué los de “Juego de Tronos” o “El Cid” no ajustaron a martillazos una escena, o varias, en este lugar tan propicio para cuentos de brujas.

 
La explicación geológica es que en Puentedey el río rodeaba una roca y cortaba los bancos de calizas y margas del Turoniense-Coniaciense. El encajonamiento producido antes del giro amplió una antigua cavidad kárstica formada por la disolución a lo largo de los planos de estratificación. Vamos, la erosión del agua.

 
Antes de la era cristiana existiría un castro en la parte alta del pueblo, donde se ubican hoy torres e iglesia. Tendría una primera cristianización el lugar con la advocación de San Andrés, ligada en Las Merindades a entornos en altura y defensivos. También es posible la presencia de eremitas y anacoretas de los siglos VI al X.
 
El culto a San Pelayo, titular parroquial de Puentedey, se generaliza en el siglo X, aunque la iglesia románica sería del siglo XII pero la necrópolis con tumbas de lajas -situada en la parte posterior del puente- sí sería del siglo X. La primera cita documental a Puentedey tiene fecha de 1350, en el Libro Becerro de las Behetrías. Alfonso XI de Castilla (1312-1350) ordenó en 1340 este catastro y lo terminó su hijo Pedro I en 1351. Esta obra surge de la necesidad regia de conocer los ingresos de que se disponían en Castilla. Es una relación o lista de los lugares de realengo, abadengos o solariegos con expresión de los tributos que pagaban. Puentedey pertenecía a la Merindad de Aguilar de Campoo, era behetría y tenían como señores naturales a los Porres, en aquel momento a Lope García de Porres en concreto. Se trata de un vasallaje no jurisdiccional, los de Puentedey podían elegir quien era el señor que los "defendería". Pagaban al rey moneda, servicios y martiniega, la infurción se la pagaba a Lope García. Del texto se deduce que existían otros señores a los que se pagaban infurción sin que se les cite: “Dan cada anno por infurçion cada uno al dicho Lope García o al sennor cuyos vasallos son media fanega de pan por medio trigo e çevada”.

 
La Martiniega era pagado el día de San Martín y parece proceder del derecho exigido al campesino que se asentaba en un terreno no cultivado previamente. Los Servicios era un tributo público extraordinario, especialmente para los gastos de las guerras de la Reconquista. Y la infurción era la cantidad de dinero, o en especie, cuya naturaleza jurídica es la contraprestación pagada por el cultivador que recibía una tierra y que daba firmeza y publicidad a la cesión. Pasó de ser voluntario y de pago a ser una imposición de pago periódico, actuando como una condición modal a la donación de tierras, que debían revertir al señor en caso de incumplimiento. Se pagaba tanto en lugares de realengo (al rey o sus delegados) como de señorío, aunque es una figura esencialmente de derecho privado.
 
Entre 1375 y 1418 los Velasco, incluyen el lugar de Puentedey en su política de compras en Las Merindades, teniéndose “una carta de venta para Juan de Velasco de todas las heredades de pan e biño levar e solares casares, con otras cosas que Martin, hijo de Juan Alfonso de Ahedo, que tenía en Pontede y en sus términos”.

 
Físicamente, destaca, sobre el puente natural, el palacio de los Porras que consta de dos torres rectangulares unidas por un cuerpo más estrecho y bajo que rápidamente asociamos al alcázar de Medina de Pomar. El edificio pertenece al periodo renacentista, si bien el Inventario arqueológico lo fecha en la Baja Edad Media. Puentedey pagaba a Juan de Porras, a partir de 1474, 250 maravedís por privilegio que le había concedido Enrique IV al alcaide de Medina de Pomar.
 
El otro edificio destacado es la iglesia. En la decoración escultórica, destaca el relieve en el tímpano de la portada que representa un guerrero atacando a un monstruo serpentiforme. Y, cierto, hay desproporción en los miembros del relieve.

 
En el año 1480, los Reyes Católicos instaron a los ayuntamientos a construir casas de concejo, ordenando que: "Los que no tienen casa pública o cabildo o ayuntamiento, de aquí en adelante cada una de dichas ciudades y villas fagan casa de ayuntamiento e cabildo donde se ayunten". En lo que respecta a Puentedey, el concejo se congregó en la era que está junto a la escuela hasta que se construyó la sala del concejo en sus bajos, como reconoce J. García Sainz de Baranda "Los concejos, cuando eran elegidos por asamblea de vecinos, celebraban sus reuniones en un campo retirado, aislándose así algo del resto de la población para mantener el secreto de las deliberaciones".
 
Llegado el año 1515 Puente de san Pelayo -no me he equivocado de pueblo- estaba unido eclesiásticamente a los partidos de Valdeporres y al de Valdebodres. Tenemos un cambio en la jurisdicción religiosa, que en este caso no copiaba la jurisdicción civil, puesto que Puentedey se incluía en el valle de Bezana y el valle en la Merindad de Aguilar, cuando en lo religioso pertenecía en esa fecha a la Merindad de Castilla Vieja como los valles de Valdeporres y de Valdebodres, junto a los cuales se ubica.

 
En 1587 Puentedey no aparece entre los lugares censados. En 1591 Puentedeyo tenía trece vecinos, diez de los cuales eran pecheros, dos hidalgos y un clérigo. Atentos ahora, los documento de 1515 citan esta población como “Puente de San Pelayo” y los de 1591 lo llaman “Puentedeyo”. ¿Curioso? Mucho porque nos hace pensar sobre la etimología de un nombre que, para todo el mundo, resultaría tan evidente: Puente Dei, Puente de Dios. Pero tiene muchos boletos para proceder, realmente, de acortar el nombre de “Puente de San Pelayo”. Ahí lo dejo. Ese mismo año tenemos Puentedey en el valle de Bezana y en la provincia de Palencia, a diferencia del periodo de la Baja Edad Media cuando estaba en la Merindad de Aguilar.
 
A comienzos del siglo XVIII se registró un aumento de población propiciado por la existencia de terreno libre para roturar, y el cada vez mayor aprovechamiento del terreno inculto, crecimiento que contrasta con la crisis de la segunda mitad de siglo. Durante este siglo los lugares de Puentedey Brizuela y Quintanabaldo constituyeron la Junta de Puentedey y se incorporaron a la Junta General de Las Merindades de Castilla Vieja. Según cuenta Rafael Sánchez Domingo en su libro "Las Merindades de Castilla Vieja y su Junta General" la primera noticia que se tiene de la asistencia de representantes de Puentedey a una Junta General, se refiere a la celebrada el 1 de febrero de 1747, asistiendo un regidor general en representación del estado noble, aunque las referencias a Puentedey no abundan en las actas de dicha Junta General.

 
1752 es el año en que se realizó el Catastro del Marqués de la Ensenada. En el registro de este pueblo vemos que el doce de septiembre se presentó en el lugar Juan García de Huidobro como subdelegado para esta tarea. Ante él se reunieron Andrés Sainz Bravo (Gobernador de Puentedey nombrado por Lope de Porras, vecino de Espinosa de los Monteros), Domingo López (Justicia de los Porras), Pascual Sainz Bravo, Francisco García, Pedro Ruiz e Isidro Sainz vecinos del lugar y nombrados por el Justicia para responder al interrogatorio. Los acompañaba Simón Varona cura Beneficiado para tomarles juramento. Dejaron constancia de que Puentedey era señorío exclusivo de Lope de Porras, pero que “en cuanto a las reales pagas pertenecen a Su Majestad, a quien satisfacen el total importe de la cantidad en que están encabezados”.
 
Las tierras eran de regadío y secano y dijeron que ninguna servía para dar dos cosechas al año ni para hortaliza, a excepción de algún huertecillo en que se pone perejil. Había robles y hayas en ciertas zonas que se empleaban, a su vez, para pastar el ganado. Las tierras de regadío eran de primera y las de secano de primera, segunda y tercera. Como árboles frutales disponían de manzanos nogales, cerezos, guindos, ciruelos y olmos. Se cosechaba lino, trigo, centeno, cebada, yeros, lentejas, titos, arvejas, maíz, garbanzos, avena y hierba.

Cortesía de Jon Chica
 
Había un único molino, de una rueda, en el río Nela que molía todo el año. Había veintitrés pies de colmenas propiedad de: Simón Varona (16 colmenas), Domingo López (tres colmenas), Ciaría Varona con una, Francisco López (dos colmenas) y Julián López con una. Otros animales de los que se sacaban beneficio eran los bueyes y vacas de labranza, jatos y novillos, ovejas, carneros, cabras y cabrones y cerdos, tanto para trabajar como para consumo o venta. En 1752 había en Puentedey dieciocho vecinos y tres viudas y no había casas de campo ni alquerías. Se habitaban veintitrés casas y había tres arruinadas. Tenían una taberna. No había jornaleros.
 
El catastro nos ofrece un listado de los labradores de aquel momento y de los grandes propietarios. Entre estos últimos figuraba el Conde de Fuenrubia que disponía en Puentedey de una casa habitable encima del Puente de fondo ocho varas, de ancho 28 varas, de alto 13 varas. Fue heredero de Francisco de Brizuela Isla quien mandó edificar la Casa palacio a principios del siglo XVI. También se informó de que el Conde de la Revilla disponía de tierras en Puentedey.
 
El diccionario Miñano de 1825 nos recordaba que Puentedey era tanto un pueblo como el nombre de una Junta de varios pueblos: Puentedey, Brizuela y Quintanabaldo. De Puentedey -o Puente Dei- contaba que pertenecía al arzobispado de Burgos y que tenía 150 habitantes y un párroco. Estaba dividido en dos barrios por el río Nela que se unían por “un puente de un ojo de mucha elevación”. Se refería al puente natural. De hecho, puntualizaban que “encima del puente hay tres torres, dos eras y parte de la iglesia”. Tenían una fuente de buena calidad y producían granos y legumbres.

 
Por un Real Decreto de 1835 se suprimió el Ayuntamiento General de Las Merindades, y se dividieron, al menos, en tantos ayuntamientos como Merindades. La voluntad de la Administración fue que cada ayuntamiento tuviera su blasón particular. Por disposiciones del Ministerio Gobernación de 16 de julio de 1840 y 30 agosto de 1876 se intentó fomentar y ordenar la Heráldica Municipal. La Junta de Puentedey tomó como elemento heráldico el escudo de Castilla. Fray Valentín de la Cruz lo definía así: “Las armas de este escudo fueron tan sencillas como gloriosas, en campo de gules, castillo de oro, almenado con tres torres; la central más elevada que las laterales; mamposteado y aclarado de azur. En el escudo, el campo rojo significa ardor, sacrificio, esfuerzo, entrega apasionada a los ideales; es amor y sangre. El color rojo fue el de las mesnadas que recuperaban el territorio de la ocupación árabe; el de los pendones que tremolaran sobre victoriosos campos de batalla; es el color de la mayoría de los estandartes que las parroquias y concejos castellanos pasean aún, por los campos de romerías y procesiones. El castillo significa agrupación y defensa, vigilancia v custodia, es castillo de oro, el más noble de los metales, para manifestar que Castilla posee y goza la nobleza intrínseca de los pueblos soberanos. justicieros y laboriosos, creadores de cultura, misioneros de verdades. Castillo de oro, aclarado de azur, en su puerta y ventanales. El azur es apertura, fraternidad, igualdad y limpieza espiritual". Fray Valentín tenía una visión peculiar en muchas cosas.
 
Olvidándonos del párrafo grandilocuente anterior, que era de obligada presentación, nos paramos en el año del diccionario de Pascual Madoz que nos contaba que Puentedey era la capital de la Junta de su nombre y pertenecía a la diócesis y audiencia territorial de Burgos. Formaba parte del Partido Judicial de Villarcayo. Situado a orillas del río Nela que le divide en 2 barrios “su clima es bastante frío y reinan todos los vientos. Tiene 40 casas y una igl. parr. (San Pelayo), servida por un cura párroco y un sacristán. Confina el TERM: N. Quintanilla Valdebodres; E. Brizuela; S. Leba, y O. Valdeporres. El Terreno es estéril, bañándole el citado río Nela, sobre el que existe un puente con un solo ojo, pero de mucha elevación (el puente natural). Los caminos son de pueblo a pueblo; y la correspondencia se recibe de la capital del partido por los mismos interesados. Producción: granos y legumbres, cría ganado lanar, cabrío y de cerda; caza de lobos y zorros; y pesca de truchas. Industria: la agrícola y un molino harinero en mal estado. Población: 47 vecinos, 64 almas. Cap. Producción: 181.400 rs. impuestos: 10.880”.

 
Poco más de una década después, en 1863, el obispado tenía en sus registros que había 192 almas en este pueblo -nada raro si asumimos que las cifras del diccionario Madoz solían estar “tuneadas” a la baja- y que el cura párroco, y beneficiado, era Demetrio Pérez López de 51 años. Para 1872 el número de habitantes era 224 y continuaba pastoreando sus almas Demetrio, que ya tenía 60 años.
 
En 1881 sabíamos, gracias al diccionario Riera, que Puentedey formaba parte del arciprestazgo de Valdeporres. Los anuarios nos dicen que el ayuntamiento costeaba una escuela para niños y niñas. Recalcaban que la única industria era la agrícola. En 1885 nos confirman que Puentedey produce cereales y legumbres y que se está haciendo una nueva carretera desde Villarcayo hacia Cabañas de Virtus. Entiendo que es la carretera que pasa hoy en día por Puentedey. Y que tiene unos 265 habitantes.
 
Disponemos, en aquel cambio de siglo, de una relación de vecinos, tareas y funciones que resultaban intercambiables. Por ello, el cargo de alcalde estuvo en manos de Lorenzo Pereda en 1885 y 1886; Manuel Martínez en 1887; Lorenzo Saiz en 1887; Román Varona en 1894; Vicente Varona en 1897; Mariano Marañón en 1898; Atanasio Marañón en 1899; Isidro Varona desde 1900 a 1902; Estanislao Varona en 1903 y1904; Julián García en 1905 y 1906; Anacleto García en 1908 y 1909; y, finalmente, conocemos a Esteban Varona en 1911.

 
Las personas que rotaron en el cargo de secretario municipal fueron Jerónimo López -a la vez secretario “judicial”- que aguantará, al menos, desde 1885 hasta 1894. Le sustituirá Nicasio del Río que permanecerá hasta que le perdamos la pista en 1911. Además, este caballero fue el maestro de la escuela desde 1885 y algún que otro año trabajó, también, de secretario del juez.
 
Las almas estuvieron pastoreadas por el citado Demetrio Pérez, luego tuvieron a Domingo Bustamante (1885), Francisco Lucio (1886 a 1894), Miguel Íñiguez (1894 a 1900) y Emilio Fernández hasta al menos 1909. En 1911 estaba como cura de Puentedey Facundo Fernández.
 
De esos años tenemos una relación de comerciantes, a veces multisectoriales, entre los que incluimos a Julián López- que coincide en nombre con el juez municipal de alguno de esos años-, Segundo Saiz, Gerónimo Fernández, Hermenegildo García, Vicente Varona, Feliciano López, Martiniano Saiz o Francisco Fernández. Una relación de agricultores de cereales donde encontramos a Roque Alonso, Ildefonso Gómez, Domingo López, Santiago López, Anastasio Marañón, Jacinto Ruiz, Estanislao Varona, Esteban Varona y Vicente Varona. Y, no podía faltar, una relación de ganaderos: Francisco Díez, Primitivo Gómez, Anacleto Guerra -que fue alcalde en 1808-, Jerónimo López, Carlos Pereda, Nicasio del Río -que aparte de ser el maestro y secretario tiene tiempo de tener ganado- y Jacinto Ruiz.

 
Otros oficios distinguidos que tuvimos en esta población fueron el de médico que en 1894 era Manuel Pérez que será sustituido por Pedro Varona Bravo (1898 a 1906), Manuel Ruiz Oria y Emiliano Velasco. Si nos parece poco -eso que los dos últimos simultanearon su presencia en Puentedey- podemos sumarle el albéitar Vicente Fernández. Vamos, el veterinario que con tanto ganadero… No podemos olvidarnos de otros profesionales del lugar: Fidel Río, Federico Río, Guillermo Ruiz y Julián Varona (Barberos); Micaela Saiz (carnicera); Martiniano Saiz, Fidel Río -¿el barbero?- (carpinteros); Benigno Gómez, Juan Gómez y Martiniano Saiz (estanqueros); Julián Martínez y José del Río (herreros o cerrajeros); Juan Gómez (zapatero); y Alejandro Varona que era sastre.
 
¿He hablado de los jueces municipales? No creo. La relación de esos años del cambio del siglo XIX y XX la iniciaba Guillermo Ruiz (1885, 1886, 1898 y1899); Gregorio Varona (1900 y 1901); Fulgencio Ruiz (1902 y 1903); Anacleto Guerra (1904 y 1905); Domingo Villate (1887); Julián López (1888); Miguel Gómez González (1894); Julián López (1897); Anacleto Guerra -¿les suena el nombre?- (1906); Isidro Varona (1908) y Estanislao Varona (1909 y 1911). ¿Y de los fiscales? Pues… Blas Pereda (1885-1886); Atanasio Marañón (1887); Antonio Martínez (1888); Pedro Vadillo (1894); Pascual Saiz (1897); Pedro Saiz (1898 y 1899); Feliciano López (1900 y 1901); Anacleto Guerra (1902 y 1903); Lorenzo Saiz (1904 a 1907); Fulgencio Saiz (1908); y Francisco Varona (1909 a 1911). Y, ya metidos en harina y por cerrar, citaremos alguno de secretarios del juzgado municipal: Jerónimo López, Domingo Paredes, Nicasio del Río, Domingo Ruiz, Gregorio López, Simón Celada y Fidel Río. Y volvemos a lo mismo: muchos nombres les sonaran en diversas tareas.
 
A finales del mes de marzo de 1928 se decide fusionar Puentedey con el Ayuntamiento de Merindad de Valdeporres estableciendo la capitalidad y los servicios comunes en Pedrosa. Para el año 1950 había 179 habitantes en Puentedey que ocupaban sesenta viviendas. Y en el último año del siglo XX, el 2000, tenía sesenta personas empadronadas.
 
 
 
Bibliografía:
 
“Amo a mi pueblo”. Emiliano Nebreda Perdiguero.
“Las Merindades de Burgos: un análisis jurisdiccional y socioeconómico desde la Antigüedad a la Edad Media”. María del Carmen Arribas Magro.
“Arquitectura fortificada en la provincia de Burgos”. Inocencio Cadiñanos Bardecí.
“Estadística del Arzobispado de Burgos”.
“Censo de la población de España de 1877”.
“Censo de la población de España de 1897”.
“Nomenclátor de las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de España formado por el Instituto Nacional de Estadística con referencia al 31 de diciembre de 1950”.
“Diccionario geográfico estadístico de España y Portugal”. Sebastián Miñano y Bedoya.
“Diccionario Geográfico, estadístico, histórico, biográfico, postal, municipal, militar, marítimo y eclesiástico de España y sus posesiones de ultramar”. Pablo Riera Sans.
“Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (1845-1850)”. Pascual Madoz.
“Puentedey, historia de los días de antaño”. Miguel Ángel Alonso Saiz.
“Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración”.
“Indicador general de la industria y el comercio de Burgos (1894)”.
“Los alfoces de Arreba, de Bricia, y de Santa Gadea. Los valles de Bezana y de Zamanzas”. María del Carmen Arribas Magro.
 
 
 

1 comentario:

  1. Hola Lebanto,
    Muchas gracias por compartir el articulo y todo el blog. En verdad que siempre he estado interesado en la historia de esta tierra y al ser tan de nicho, es dificil siempre encontrar lo que uno gusta.

    Espero que sigas escribiendo muchos años más.

    Mucha salud!

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