Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


domingo, 31 de marzo de 2019

Pedro Ortiz de Matienzo: Sangre, sudor y lágrimas (de otros).



Nuestro protagonista del día debió nacer hacia 1480 y era hijo de Diego Ortiz de Matienzo -quien, probablemente, era hermanastro de Sancho Ortiz de Matienzo- y de María López del Abad, por lo que siempre figura como sobrino de Sancho y primo del oidor Juan. Es muy posible que tuviera un hermano llamado Diego Ortiz de Matienzo, que figuraba como Notario Apostólico en Roma el año 1520.


En 1522, Pedro nos aparece como veedor en la armada de Jerónimo de Medina con destino a Tierra Firme para rescatar esclavos indios por orden del virrey Diego Colón. También sabemos que, en algún momento, recibió la orden de apresar a un cacique de Santo Domingo que había derrotado repetidas veces a los colonizadores. Se llamaba Enriquillo, un diminutivo paternalista aplicado a los esclavos negros y a los indios que servían a los europeos. Pero no se crean, el indio taino Enrique Bejo, o Barrionuevo, –llamado en su tierra Guarocuya o Huarocuya- y nacido a orillas del lago Jaragua (hoy lago Enriquillo), pertenecía a la familia real de Jaragua. Cuando su padre murió ante los peninsulares él fue criado en un monasterio de la ciudad de Santo Domingo. Luego estuvo encomendado a Francisco de Valenzuela quien, al morir, permitió que su hijo desencadenase el problema. Su rebelión fue desde 1519 hasta 1533 cuando Carlos V pactó. ¡No es extraño que tenga una estatua en Santo Domingo! Enriquillo murió en 1535. Las mesnadas que estaban en las nuevas tierras se enfrentaron a un indio que conocía las tácticas militares de los conquistadores y que les vencía. También a Pedro Ortiz de Matienzo pero este fracaso no lo descartó como hombre de armas.

Trasladémonos a la isla de Cubagua. Conocida desde el tercer viaje de Colón (1498) era parte del grupo insular formado por Cubagua, Coche y Margarita, las Islas de las perlas. Margarita era una concesión al oidor Villalobos, compañero de Juan Ortiz de Matienzo en la audiencia de Santiago, y que fue el primero que trazó un plan serio para el aprovechamiento de la Margarita consiguiendo en 1525 la capitulación necesaria. Para 1510 se sabe que había un cabildo en Cubagua –parecen existir asentamiento anónimos desde 1500- con dos alcaldes y diecisiete regidores. Una isla que resultó de una inmensa riqueza en perlas y donde se lograron verdaderas fortunas pero… tenía problemas de abastecimiento, siendo surtida desde La Española o la Margarita. Incluso el agua lo traían desde el río Cumaná, en la costa de Tierra Firme. Bueno, se podían comer las ostras. Ya saben la parte inservible de la perla. Comían también tortugas y criaban cerdos, gallinas, patos y gansos ibéricos.

Situación de las Islas de las Perlas (Google)

Pero fueron invadidos por los indios en 1520 y salieron por piernas. De hecho esta será la situación que ponga en contacto a Pedro Ortiz de Matienzo con la isla. Tras el vergonzoso abandono la Audiencia de Santo Domingo contraataca y envía a Gonzalo de Ocampo secundado por Andrés de Villacorta, al mando de un galeón con 300 hombres de guerra que finge provenir de Castilla para recalar en Maracapana, al oeste del Neverí, aparentando ignorar los sangrientos sucesos recién acontecidos. Pensando sorprender a aquellos incautos castellanos en propia salsa, unos caribes cumanagotos suben a bordo. Son ahorcados. Llegada la paz mandó Ocampo construir la villa de Nueva Toledo, supuesto cobijo fiable para cristianos, semilla de la futura ciudad de Cumaná.

Ocampo regresa a Santo Domingo y deja parte de sus hombres con Francisco de Vallejo y Pedro Ortiz de Matienzo al mando para repoblar Cubagua y reiniciar su producción de perlas. En 1523 tuvieron que construir una fortaleza para proteger sus aguadas en Cumaná. Margarita, a su vez, preparaba diversas plantaciones.

El capitán Pedro Ortiz de Matienzo encabezará en 1527 la defensa de Cubagua al cernirse sobre ella una amenaza corsaria. Una canoa llegada de Margarita informó sobre bucaneros franceses arribados en una nao grande, una carabela portuguesa y un patache. Decían buscar Santiago de Cubagua –luego Nueva Cádiz- para un supuesto trato de perlas. Estaban guiados por Diego Ingenio, piloto y antiguo contrabandista del lugar. Al amanecer siguiente se presentan frente a la advertida Villa de Santiago las naves corsarias que aprestan sus bateles para el desembarco.

La Tierra Firme de Alonso de Ojeda

La estrategia consistió en emplear pequeños bergantines y barcas de pesca -unas treinta-, flechas envenenadas y disparos. Tras trece muertos, algo de negociación y el abordaje del patache francés los atacantes escaparon hacia Puerto Rico dejando otros treinta y cinco cadáveres. Será la Audiencia de Santo Domingo quien acabe el asunto.

En 1528 dieron licencia a Pedro "para rescatar, contratar y mercadear con los indios en Tierra Firme y de Cubagua", y le nombraron "Regidor de los cristianos de la isla". El 13 de septiembre, se construyó la capital, Nueva Cádiz, y allí compadreó con traficantes de esclavos que ya lo habían hecho antes con su primo el oidor Juan Ortiz de Matienzo, como Diego Caballero (que era escribano de la Audiencia de Santo Domingo) y Sancho de Urrutia que estaba en América desde 1508.

Este último pertenecía a una familia de Valmaseda y Gordejuela, en Las Encartaciones de Vizcaya, junto al Valle de Mena. Fueron de los más importantes traficantes de esclavos, primero indígenas y, luego, a partir de 1525, negros. Sancho de Urrutia estuvo asociado con su hermano Juan, que falleció en 1523, y también con Francisco de Urista (Que, a su vez, negociaba con perlas) y los hermanos Martín y Domingo de Ochandiano (el marido de Catalina Ortiz de Matienzo). Pero el que estuvieran relacionados no impidió que Pedro Ortiz fuese demandado por Francisco de Urista en 1528 diciendo que con su poder de alcalde mayor, le había quitado en Cubagua unos terrenos para dárselos a otra persona.


Tengamos claro un aspecto de los brazos de la expansión castellana por el Nuevo Mundo: hacer negocio. Con la llegada de los Matienzo los negocios de los Urrutia se incrementaron y acaban por asociarse con ellos. Una intervención de Pedro, dirigiendo como capitán a grupo de soldados, tuvo éxito, precisamente, contra un extenso grupo de negros que se habían revelado matando a algunos peninsulares. El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo no le escatimaba méritos: "Y en verdad este hidalgo se hubo como buen varón, según la dificultad e aspereza de la tierra".

Nuestro hombre, en 1530, mandó al rey Carlos I, en representación de los vecinos de la isla perlífera de Cubagua, un escrito solicitándole algunas mercedes para superar las dificultades económicas que les acuciaban. Esta carta estaba acompañada de un informe laudatorio de Pedro. Resumiendo: se quejaban de la merma en la extracción de perlas por los esclavos, del aumento del precio de los bienes que compraban, de la insalubridad del lugar… Y que para compensar estos problemas se les redujesen (o eliminasen) ciertos tributos. En el expediente consta una carta del veedor de la isla Juan López de Archuleta donde reclama se le actualicen los poderes y pide que los alcaldes de otras zonas le dejen cumplir sus funciones y poner penas y ejecutarlas y otras cosas relativas a las perlas y a la convivencia.


No hace falta ser un hacha para darse cuenta que la relación entre el Veedor Juan López y Pedro Ortiz era, cuanto menos, tensa. Un ejemplo es una provisión dictada por los oidores de la Audiencia de Santo Domingo: "En la Nueva Ciudad de Cádiz, de la isla de Las Perlas, a 19 de octubre de 1532, ante el muy noble señor Pero Ortiz de Matienzo, Alcalde Mayor en ella, en presencia del escribano Miguel de Gavina y de todo el Concejo, compareció Juan López de Archuleta, Veedor General por S. Majestad e presentó cierto proveimiento que mandaron hacer los oidores de La Española sobre el buen orden de la contratación de las perlas e otras cosas que en esta isla se debían guardar, según que pareció que está firmado del licenciado Villalobos e del licenciado Matienzo (pariente de Pedro Ortiz de Matienzo) e del licenciado Lebrón, haciendo referencia el dicho veedor especialmente a un punto que dice en esta guisa: Que los rescates que se ovieren de facer en la costa de la Tierra Firme se hagan por la manera que se ha mandado, teniendo en ellos mucho miramiento que a los (indios) no les sea hecho fuerza ni mal tratamiento, ni tomándoles cosa ninguna de su hacienda contra su voluntad, e porque el rescate se haga sin fraude, y porque unos españoles a otros no hagan daño, y donde algún barco vaya a rescatar no vaya otro, con tal de que no lleve más de quince o veinte días, que el alcalde mayor juntamente con el veedor den las licencias a cada persona como les corresponde por vecinos, teniendo respeto a la calidad e posibilidad de cada uno, e a lo que oviere servido en la dicha isla, que se dice haber algunas personas que son dañosas e bulliciosas, y no se les dé lugar a que vayan a los rescates". Pedro Ortiz de Matienzo dijo que mientras él había sido juez de la Isla de las Perlas había dado las licencias sin el veedor y que así iba a seguir mientras el rey no se lo prohibiese. Por cierto, cuando han leído sobre “rescates” el concepto se refiere a rescatar perlas.

¡Menudo era Pedro defendiendo su territorio! Ya como alcalde mayor de Cubagua le paró los pies al veterano compañero de Cortés Diego de Ordaz, u Ordás, comendador de la orden de Santiago, –nombrado gobernador de Amazonia, que incluía Trinidad y las Islas de las perlas- por introducirse con sus soldados en una zona costera que dependía de Pedro. El gobernador retornaba de un penoso viaje hasta el Orinoco y deseaba recuperar fuerzas en Cumaná y en la perlífera isla de Cubagua. Está claro que Pedro no reconocía autoridad alguna a Ordaz. Le ordenó que se largase con su armada. Era el 21 de marzo de 1532.

Los de Diego adujeron que estaban con daños en los buques, que les faltaba gente y que habían quedado en ese punto. En el expediente de quejas redactado por los herederos de Diego de Ordaz contra Matienzo de 1533 informan que su padre tenía licencia para descubrir la costa de Venezuela. Acusan a Matienzo de haber detenido sus barcos, quitarles 13 caballos, artillería y mantenimientos.


El año 1581, el cronista fray Pedro de Aguado escribió una historia de Venezuela en la que narró el conflicto de Ordaz con nuestro protagonista. Pedro Ortiz desbarató y apresó la avanzadilla de los aventureros. Después también apresó al gobernador Ordaz. Muchos de los de Ordaz se pasaron al bando del Alcalde Mayor aunque los vecinos de Cubagua los despreciaban como traidores a su jefe. Temiendo que surgiera un grave conflicto entra ambos grupos, Pedro decidió llevar rápidamente a Ordaz a la Audiencia de Santo Domingo para que adoptara la decisión definitiva. Los jueces desaprobaron que hubieran sido apresados y Ordaz quedó libre. No aceptaron, eso sí, la reclamación de indemnización del gobernador pero aceptaron la petición de que se les enviara a Ordaz y Ortiz a la Corte para que en ella se hiciera justicia.

El del Valle de Mena no las tenía todas consigo pero en el viaje a Castilla tuvo la suerte de que Ordaz falleció. Algunos cronistas posteriores achacaron esta muerte a la mano de Ortiz de Matienzo (caso de fray Pedro de Aguado en 1581). La muerte de Ordás creó un problema legal – no haber gobernador- y uno político al tener varios hombres disputándose el puesto. Será el zaragozano Jerónimo Dortal, tesorero de Ordás, quien recibe el cargo.

El alcalde mayor Pedro Ortiz –otras fuentes hablan de Pedro de Herrera- pidió en 1532 que el dominio de su isla (24 km cuadrados) incluyera también el de Margarita dadas sus necesidades y porque la familia del fallecido Villalobos no había cumplido lo estipulado en las capitulaciones reales. Los de Cubagua ganan con lo cual, en 1534, se anularon todos los derechos de los herederos de Villalobos sobre la isla Margarita, siendo absorbidos por la jurisdicción de su pequeña vecina. Última victoria americana de Pedro Ortiz de Matienzo. Doña Isabel Manrique –la viuda- recuperó los derechos en 1541.

Nueva Cádiz

La ciudad de Nueva Cádiz se hizo con tanto esmero que Bartolomé de las Casas, a toro pasado, ironizaba: "un muy buen pueblo, con muchas casas de piedra, como si hubiera de perseverar por unos quinientos años". El auge de la zona fue extraordinario y devorador, sobre todo para los esclavos, llegando a contar con cerca de mil habitantes, unos trescientos, españoles, y, el resto, indios y negros. La intensidad de la explotación hizo que, ya para 1532, se fueran agotando las perlas. En 1541 un terremoto acompañado de su tsunami, más un huracán en 1543 dejó definitivamente sin esperanza a los pobladores, y fueron abandonando la isla. Las ostras eran, desde ese momento, más difíciles de extraer al estar a mayor profundidad. Se trasladaron al próximo Cabo de la Vela y a la isla Margarita, donde fue nombrado alcalde Antonio de Jaén.

Pero eso era ya una historia vieja para Pedro Ortiz porque hacía años que había dejado su puesto de alcalde mayor de Cubagua y, aunque se vio sometido al típico juicio de residencia (lo que era habitual al dejar un cargo público) lo consideraron tan limpio que el Rey le confió ser el primer juez en Cádiz encargado de controlar el tráfico naval de Indias, bajo la dependencia de la Casa de Contratación de Sevilla.

Su muerte prácticamente coincidió con la de su primo Juan, el oidor, ambos en 1536.

Ruinas de Nueva Cádiz

En cuanto a sus relaciones personales parece ser que Pedro vivió públicamente –como se decía- con una mujer casada, Antonia Camacho, conocida como la Camacha. Dentro de otra típica actitud de la época resultó que al cambiar de destino y marchar a la península la abandonaría. Corrió la historia de que se había fugado con su amante a otra isla, muriendo en ella enloquecido. Dado el carácter de Pedro, lo dudo.

Pedro debió estar legalmente casado e hizo testamento dejando, misteriosamente, como heredero universal a Antonio de Vergara. Quizá lo de la herencia citada arriba fuera un asunto de deudas, porque con ese mismo nombre figura en un pleito, como demandado, alguien que era un prestamista profesional. Además, hay un documento de 1542 cuyo índice expresa que "Antonio Vergara, vecino de Sevilla, pide a la Audiencia de Caracas que ordene a los oficiales de la Pesquería de Perlas de la isla de Cubagua que le manden los 118.000 maravedís de intereses de los 3.000 ducados que le deben por la traída de perlas". Parece muy probable que Pedro, que se supone habría hecho fortuna, tuvo que dejarlo todo en manos de este mercader.

Hubo un fiscal del Consejo de Indias, Juan de Villalobos (quizá hermano del oidor Marcelo de Villalobos, con el que a veces se le confunde) quien, en su testamento, del año 1550, menciona que su hija Juana Suárez de Villalobos, se casó con "Ortiz de Matienzo" en Guadalupe, yendo el matrimonio a vivir a Sevilla y quedando ella muy pronto viuda.


El investigador Félix López García asume la boda hacia 1530 y especula con que el novio sólo podrían ser Juan o de Pedro Ortiz de Matienzo. Estima este autor que Juan no era porque ya se había casado antes y que lo sería Pedro que disfrutaría en Cubagua de una vida alegre con la Camacha precisamente por ser soltero. Aunque consta un Juan Ortiz de Matienzo, sobrino de Sancho Ortiz de Matienzo, en Sevilla hacia ese año de 1530 enredado en un problema de envío de carabelas sin papeles a Cubagua, donde Pedro. Lioso, pues. Asumiendo que Pedro – o Juan- fue el marido de Juana Suárez de Villalobos nos encontraríamos que fue un buen partido porque el padre de la novia le había prometido de dote 10.000 ducados. Al morir pronto Ortiz de Matienzo, ella perdonó a su padre los 5.000 que quedaban pendientes. Más tarde, Juana se casó con Francisco de Benavides.

Era muy importante entonces el poder de las influencias. Parece evidente que, tanto Juan como Pedro, fueron promocionados por su tío Sancho Ortiz de Matienzo desde su puesto en la Casa de Contratación e incluso lo sería también Domingo de Ochandiano, el marido de su sobrina Catalina, que llegó a entrar como factor en esa "oficina", ascendiendo a contador al morir Sancho. No tendría nada de extraño que Pedro consiguiera asimismo medrar en Cubagua con las influencias de su primo, puesto que la isla dependía jurídicamente de la Audiencia de Santo Domingo, en la que uno de los "amos" era Juan.

Clásico nepotismo.


Bibliografía:

“Sancho Ortiz de Matienzo y sus circunstancias”. Félix López García.
Balmasedahistoria.com
Mapasilustrados.com
“La cruzada del océano”. José Javier Esparza.
“El espíritu emprendedor de los vascos”. Alfonso Otazu y José ramón Díaz de Durana.
“El extremeño Pedro Ortiz y la tercera facción de la hueste: de la conquista del Perú a la gobernación de la margarita”. Demetrio Ramos Pérez.

Esta entrada está dedicada a José Ramón Argoitia un hombre de mundo, aficionado a la historia y a las manualidades con miga de pan y con quién he disfrutado en amena charla.






domingo, 24 de marzo de 2019

Nuño Rasura y Las Sepulturas, la Canaleja o la necrópolis de San Andrés.




Hoy nos vamos a Cigüenza, bueno a las afueras de este pueblo. Nos acercaremos hasta la necrópolis de San Andrés o Las Sepulturas gracias a un cómodo y bien señalizado paseo que atraviesa la huella de las viejas vías del Santander Mediterráneo. El lugar tiene algo atrayente porque es un emplazamiento cercano a donde algunos autores sitúan Segontia Paramica que –para ellos- resulta ser Cigüenza.

El yacimiento estuvo vivo desde el fin del Imperio Romano de Occidente (siglos IV-V) hasta los siglos IX y X. Esto es, se mantuvo con habitantes durante la conquista musulmana, su vacío de poder y sus movimientos de población. Se sabe que el topónimo inmediato a Las Sepulturas es La Canaleja, documentado a comienzos del siglo XI. Ergo Canaleja sería el nombre de este despoblado altomedieval.


A medida que nos sumergimos en la Edad Media Las Merindades pierden población principalmente con dos hitos: en la segunda mitad del siglo XII y a mediados del siglo XIV. ¿Cómo lo sabemos? Mediante el recuento de despoblados. E, insisto, ¿Cómo hacemos eso? Bueno, para averiguar los despoblados y situarlos temporalmente se recuentan los yermos que nos fija la documentación superviviente y, también, anotamos los poblados que no constan en documentos posteriores… ¡pero sabemos que estuvieron! Claro que este segundo procedimiento tiene un fallo: su ausencia en la documentación no tiene por qué presuponer la desaparición del poblamiento. Sin embargo, la documentación ofrece cierta continuidad temporal a través de los arrendamientos de lo que, en origen, fue un monasterio o cella y, en Plena Edad Media, ya no es más que un solar o un topónimo que se utiliza para situar unos labrantíos.

La merma de población tiene diversas causas -y consecuencias-. Entre las primeras tenemos el fin del modelo tipo eremitorio y el establecimiento del modelo de parroquia única por lugar, el asentamiento en mejores predios cercanos a rutas comerciales… ¿Consecuencias? Para nuestro caso: el abandono del lugar.


Es en la época de Alfonso VIII –el de las Navas de Tolosa- cuando se abandonan eremitorios y poblados altomedievales que nos dejan el rastro de sus cementerios con tumbas antropomorfas como San Juan de Peña Horrero o esta Canaleja. El territorio de los lugares despoblados en este siglo XII se repartirá entre los circunvecinos, por ello el rastro dejado se sitúa junto a los límites jurisdiccionales y se repite, en muchas ocasiones, a ambos lados de esa línea.

Canaleja –Canalegia- se documenta por primera vez en 1011, en la imprescindible relación de donaciones al monasterio de Oña con motivo de su refundación. Se identifica perfectamente al insertarse entre las inscripciones de Fuente Arcayo y Tubilla, en el recorrido geográfico que hace la descripción de la donación. Tanto Cigüenza como Canaleja o Fuente Arcayo fueron donados a Oña. Por cierto, Fuente Arcayo originariamente se llamaba Fonte Archai y no tiene nada que ver con el actual Villarcayo. En 1515 se le conocía como Fuente el Cayón y en el siglo XVIII era Fontecha.


Cuando lleguemos a Las Sepulturas nos encontraremos con un cementerio constituido por 41 sepulturas de adultos y niños. Aunque es de mayor extensión. En el estudio realizado en 2014 por los profesores Félix Palomero y Francisco Reyes se descubrieron más tumbas cubiertas por la tierra. Los restos de muros, sillares, losas, tejas y cerámica hallados contienen piezas que confirman la ocupación desde la época tardorromana al período altomedieval.

La gran cantidad de sepulturas se debería a que este paraje congregaba diferentes grupos humanos instalados en los alrededores. En este sentido se entendería la Canaleja como un centro de referencia supralocal con un cementerio y templo sobredimensionados para su población residente.


Todas las tumbas siguen una orientación este-oeste y las tenemos de bañera y antropoides. Entre estas últimas las hay de cabecera cuadrada, semicircular y de arco de herradura. Algunas poseen reborde y señales de vierteaguas, o rebaje para encajar la tapa que no se ha conservado. Pero las sepulturas han sido objeto de remoción en diferentes momentos.

La iglesia de Canaleja tuvo la advocación de San Andrés cuyo culto se generaliza en la Península entre los siglos V y VIII. San Andrés es una advocación ligada a los elementos defensivos más antiguos en Las Merindades. Este edificio previo determinó la ubicación de las sepulturas. Es decir, las tumbas debieron colocarse en su entorno ajustándose a su existencia. Entendamos que los cementerios altomedievales estaban pegados a las iglesias, y estas eran el centro de un poblado.


Conocemos el nombre de la iglesia porque Berganza sitúa en San Andrés de Cigüenza, a una legua de Bisjueces, la tumba del juez Nuño Rasura, dato recogido posteriormente por García Sainz de Baranda, si bien ha caído en el olvido hasta por los agricultores de la zona. Volvemos a tener noticias de un apeo en “Canalexa” en 1488 y aún en 1807. Este olvido es debido a que algunos de los lugares que habían sido donados a Oña no vuelven a ser citados ni los datos arqueológicos permiten vislumbrar más horizonte temporal que el pleno Medievo (1210). En esta circunstancia tenemos nuestros Canaleja (Cigüenza), Fuente Arcayo (Villalaín), Villa Castro (Brizuela-Nela) o la desconocida Villatolit.


Bibliografía:

“Las Siete Merindades de Castilla Vieja. Castilla Vieja, Sotoscueva, Valdeporres y Montija”. María del Carmen Arribas Magro.
“Las Merindades de Burgos: un análisis jurisdiccional y socioeconómico desde la Antigüedad a la Edad Media”. María del Carmen Arribas Magro.
Periódico “Diario de Burgos”.


domingo, 17 de marzo de 2019

Resucitando Santa María de los Reyes Godos.



Hoy nos vamos hasta el cañón de La Horadada situado entre el pie de las estribaciones surorientales de la Sierra de la Tesla y las primeras estribaciones noroccidentales de los Montes Obarenes. Junto al cauce del río Ebro. Este paso fue una importante vía de comunicación entre La Bureba y Las Merindades.


Desde antiguo se sabía que por aquí había algo constando en el Inventario Arqueológico Provincial una “Torre” fruto de la tradición oral. Las primeras referencias concretas surgieron cuando se efectuaron las obras del ferrocarril Santander- Mediterráneo.

Tras análisis de los restos se informó que… ¡de torre nada! Que en el Vallejo de Santullán (San Julián) aparecía una ermita que debería ser la de Santa Eulalia u Olalla, aunque terminaría siendo Santa María de los Reyes Godos. Esta toponimia coincide con viejas advocaciones ya contrastadas en otras iglesias hispánicas de época visigoda o cercana. De ser ésta la ermita citada en algunas obras del siglo XVII asumiríamos que se trataba de un edificio de orígenes visigodos y con perduración durante la alta edad media. De la documentación que alude a ella, no dejan de ser evocadoras las palabras de Yepes: “(...) en el término de Tedeja hay una ermita, que llaman de Santa María de los Godos, donde se muestran una sepulturas antiguas, que se cree, que fueron de algunos caballeros principales de aquella nación (..).”(Crónica General de la Orden de San Benito, 1615)


Pero… ¿Qué sabemos de esta iglesia? Tras dos campañas de excavación, 1999 y 2000, es posible esbozar la vida del templo y su entorno. Destaquemos que la iglesia de Santa María de los Reyes Godos tiene un plano clásico con la cabecera hacia la salida del sol y la entrada a oeste. Surgen así tres espacios litúrgicos: altar, nave y baptisterio. Destacar el mausoleo interior situado a los pies de la nave. Es típicamente paleocristiana, relacionada con los modelos e influencias tarraconenses y baleáricos. Un diseño que respondía a la geometría áurea a partir de dos rectángulos que permiten inscribir el conjunto en tres círculos tangentes entre sí. Pero no podemos precisar una fecha porque hay materiales arqueológicos que parecen remontarse al bajo imperio romano. Distintos indicadores arqueológicos, de la estratigrafía al repertorio cerámico recuperado, parecen señalar una cronología temprana, anterior a la de Mijangos, que posiblemente pueda establecerse hacia finales del siglo IV. Formalmente se puede catalogar como basílica paleocristiana de tipo oriental.

Recordemos que a partir del siglo III el imperio entra en barrena. La necesidad de garantizar seguridad y estabilidad tributaria e institucional obligaría a desarrollar esta ruta secundaria entre “Virovesca” y Las Merindades, evitando el largo rodeo de la calzada a Flaviobriga. Para garantizar la seguridad del paso de La Horadada se estableció en su entrada septentrional un sistema de vigilancia policial a base de “turris” de comunicación. Y a partir de este contexto entendemos una progresiva ocupación romana de lo que poco después será el yacimiento del vallejo de Santullán, pues tiene sobre él una de esas torres, la de Peña Partida, formando parte de esa cadena visual que corona el alto de Tedeja.


Empezado el siglo V la “turris” de Tedeja se ha trasformado en una fortaleza levantada por algún órgano de la administración imperial todavía con medios económicos y poder. A su sombra se levantará la basílica de Santa María de los Reyes Godos y una población vinculada. ¿Es esto cierto? Bueno, ya se ha dicho que una parte de las cerámicas recuperadas se corresponden con esta cronología de siglo IV-V y los sarcófagos documentados en Santa María de los Reyes Godos se relacionan con la escuela o taller de La Bureba. Esta escuela muestra la presencia de grupos cristianos en la zona de Briviesca. Además, la existencia de enterramientos privilegiados en el interior del templo nos lleva a una práctica habitual en los primeros tiempos de la liturgia cristiana y, especialmente, en aquellas iglesias de carácter propio. Este será el único enterramiento formal dentro del templo, algo excepcional por su significado social pero habitual hasta su prohibición. Se salvaban de esta limitación obispos, santos y mártires, por supuesto.


Es interesante destacar que excepto los dos sarcófagos infantiles (a derecha e izquierda de la entrada) ninguno de los de adulto pudo introducirse en esa cámara por su puerta, ni por espacio ni capacidad de maniobra. Es decir, que se construyó el suelo de opus signimun, luego colocaron los dos sarcófagos de adulto y más tarde se levantaron los muros y su cubierta abovedada de medio cañón de la que queda registro por identificarse su arranque y el relleno de sus riñones y por la cantidad de toba trabajada a modo de ladrillo de plementería allí recogida.

El mausoleo no era una estructura subterránea, una cripta, sino que estaba en la superficie a modo de pequeño templete dentro de la iglesia. ¿Tendría un baldaquino protector o simplemente un tejadillo a doble vertiente? ¿Existe la posibilidad de que fuera al tiempo un arco de sustentación de un coro o tribuna elevada como los que se conocen en Baleares? Tal vez. Sus dimensiones internas son 2`2 metros por 2`1 metros. Con ello podemos fijar una fecha máxima de fundación y primera fase de uso en el año 581, año del I Concilio de Braga, en que se prohíbe esa práctica.

También tengamos en cuenta el desplazamiento de la población a zonas altas y más protegibles. Seguramente causado por la crisis de finales del siglo IV y primera mitad del siglo V: penetraciones bárbaras, usurpaciones imperiales y conflictos civiles romanos, ruralización de los sectores senatoriales, bagaudas y definitiva instauración de una monarquía visigoda, con la pérdida del último territorio imperial (Tarraconense, 466-484). Recordemos que en el extremo occidental de esta última provincia se encontraba el Alto Valle del Ebro.


Así la aparición de numerosas iglesias en el medio rural, asociadas a villas, responden a esta deslocalización del poder efectivo y a la consolidación de nuevas formas económicas y mentales de control social. Con tropas privadas seguramente. Restos de este periodo serían el posible tenante de altar o el crismón grabado en una columnilla. La planta basilical de cabecera tripartita y la distribución inicial de los espacios litúrgicos la sitúa junto a paralelos hispanos bien conocidos, especialmente El Bovalar o la basílica paleocristiana de la Huerta de Nicomedes, todos ellos levantados en esta misma del siglo V. La disposición de un pórtico en el atrio a los pies del templo también la asemejan a la basílica de Son Bou, databa en el siglo V. Resulta imposible fijar con mayor precisión la fecha fundacional, lo mismo que las reformas o modificaciones que se realizaron en breve espacio de tiempo debido a los necesarios reajustes litúrgicos. Los templos paleocristianos hispanos se vieron sujetos a un proceso adaptación continua a la ruralización, llegada y asentamiento de visigodos y a cambios litúrgicos -de un cristianismo inicial vinculado al norteafricano, al arrianismo y, de éste al catolicismo desde el III Concilio de Toledo- durante este periodo hasta el 586.


El poder lo tendría alguno de los honestiores o potentiores que la documentación presenta en su entorno. Un personaje dotando de mando político-militar en virtud de su papel institucional y del poder económico-social necesario. En el ejercicio de su función en Tedeja, tendría jurisdicción y poder sobre un territorio que, de forma progresiva, terminará diluyéndose en su propio patrimonio. Por eso ésta iglesia inicial presenta a los pies un mausoleo. ¡Pura representación social! A su alrededor, dentro del templo… sepulturas de menor rango. Por sus materiales y tipología son de un mismo tiempo y tradición cultural. Los cadáveres están depositados en tumbas de fábrica, de tipo murete, y en sarcófagos de madera, y deben adscribirse a este momento y a una tradición hispanorromana tardía que difiere sustancialmente de la altomedieval.

Este empleo funerario de la iglesia hizo que el pavimento formado por una capa de unos 4 cm de argamasa y cantillos, a modo de opus signinum, dispuesto sobre una capa de tierra de preparación fuese sustituido por otro más apto para una remoción frecuente.

Y, ya que estamos dentro del templo inicial, diremos que la cabecera es de planta basilical, de testero recto al exterior y sin contrafuertes, y triple santuario al interior, estando todo ello ligeramente sobre elevado respecto a la cota de la nave. Este, el cuerpo del templo, presenta en origen una planta rectangular, con unas dimensiones interiores de 14`25 metros de largo y 7 metros de ancho. No hay indicadores arqueológicos que permitan determinar el número de naves pero por sus dimensiones es lógico suponer la existencia de columnas. Se han recogido abundantes basas y fragmentos de columnas, de tipo toscano así como fustes pertenecientes a diversas columnas –dado sus distintos diámetros y material pétreo-. Incluso se ha documentado una columna entera. Pero no se puede asegurar la original localización de cada una de éstas, porque ni se han conservado in situ ni se ha podido detectar en el suelo de la nave la impronta de su disposición.


Esta iglesia que estamos describiendo serviría de lugar de culto al Vallejo de Santullán que parece ser la zona de viviendas de Tedeja (arriba no las hay). Era la máxima representación del poder en un momento en que el cristianismo ya es la religión oficial del Imperio y la seña de identidad hispanorromana frente a los nuevos señores: los visigodos. Más evidencias de esta hipótesis serían la gran fuente tardorromana y la presencia de los distintos materiales metálicos, forjados en caliente, de alta calidad, asimilable a un acero, trabajados como lingotes en barra o clavos, y no utilizados. Con ello, este asentamiento no pudo tener otra funcionalidad que la de atender a la fortaleza y administrar el territorio, por lo que sus habitantes deberías pertenecer a un colectivo estructurado socialmente y más o menos numeroso, con individuos capaces de defenderlo. Tedeja y su zona sería un acuartelamiento secundario. Sus tropas serían soldados-campesinos.


Poco a poco se sumergirá en la época visigoda. A partir de los reinados de Leovigildo y Recaredo y de la conversión al catolicismo del reino en el III Concilio de Toledo (589 DC). Se unen iglesia y estado. Esta zona de Trespaderne, situada entre Cantabria y los vascones, enfrentados con el poder toledano (La filología vasca en sus investigaciones sobre el punto de origen y las vías de expansión del euskera y su progresión por tierras alavesas siguiendo el trazado de la vía Astorga-Burdeos muestra su freno frente a ciertas foces que detuvieron su expansión -al otro lado de los desfiladeros reinaba el latín-) y tapón frente al secular enemigo franco. Ambos dejan especial huella en la comarca, que quedará integrada en el nuevo Ducado de Cantabria.

Entre el periodo tardoromano y el visigodo pudo haber un abandono del lugar causado por la sustitución en las esferas del poder. Se transforman el templo y el enclave ya convertidos en centro de poder y articulación del poblamiento aldeano circundante. Surge un monasterio dúplice en San Juan de la Hoz de Cillaperlata y varios poblados. Desde el punto de vista litúrgico, el cambio arquitectónico más significativo en Santa María de los Reyes Godos es la creación de un baptisterio -con su piscina para inmersión- símbolo inequívoco de su principal papel religioso en la comarca. Estaba a los pies del templo, enfrentado al altar y ocupando el antiguo espacio del atrio-pórtico. Esta modificación se produce en los momentos finales del siglo VI o inicios del siglo VII. Referencia temporal apoyada en que a partir del siglo VIII el bautizo por inmersión se fue abandonando.


Esto obligó a demoler parcialmente el ángulo sur oeste del atrio para colocar ahí la nueva entrada al templo que continuará realizándose por el poniente, pero ahora solo desde su mitad sur y que muestra huellas de reforma (como el empleo de una columna completa como elemento de cimentación, la reutilización de ciertos sillares y la no utilización de argamasa de cal y arena).

Dentro del nuevo recinto bautismal se distinguirán tres habitáculos. El más grande de ellos, en el centro y perfectamente alineado con el eje de la iglesia, ocupado por el baptisterio con su piscina y suelo. Desde esta sala bautismal se accede a través de un pasillo, vano y umbral de piedra (con anchura de vano de 75 cm.), a una habitación al norte, de 3 metros de largo por uno y medio de ancho. Esta habitación se convierte en la vía de comunicación con el templo separado por un umbral de piedra. Aquí se encuentra la puerta de acceso al interior de la iglesia, de un metro de anchura. Esta sala tiene un suelo de tierra apisonada y, parcialmente, lajas de piedra caliza sobre el que se dispone un murete bajo, de sillarejo de piedra caliza, que se adosa al muro a modo de bancada.


Más difícil, que no imposible, parece que estuviera en funcionamiento durante toda la existencia del templo. La cubierta de esta zona sería, a juzgar por los muros, con armadura de madera. Al no conservarse alzado suficiente, se desconoce si esta edificación tuvo vanos de ventilación o iluminación. La construcción estaba cubierta con teja romana de la que se ha documentado abundantes fragmentos e incluso piezas enteras por todo el yacimiento. La cubierta de este nuevo ámbito se apoyaría sobre los muros laterales y de cierre del antiguo pórtico y en los nuevos muros laterales de la cámara bautismal recién creada. La piscina bautismal se dispone en el centro del habitáculo central, soterrada (su profundidad es de 78 cm.), con planta cuadrangular (0,75 x 0,75 cm medidas interiores) y mostrando un escalón de descenso (a 31 cm del borde y 34 cm del fondo, con 14 cm de anchura) en su cara oriental.


Las piscinas cuadrangulares parecen ser propias del siglo VI. A sus lados, norte y sur, se conserva parcialmente un suelo embaldosado, con piezas cerámicas de 28 x 28 x 4,5 cm. que se encuentran sobre un suelo de opus cementicium que se extiende por toda la zona exterior de los pies del templo. Al norte de la piscina, a la misma cota que el suelo embaldosado y complementándolo, se documentan restos de otro tipo de suelo formado por una capa de argamasa rojiza. Por cierto, esta disposición al pie del templo de los baptisterios es típicamente hispana.

Casi seguro es que en este momento se le añaden a la iglesia de Reyes Godos las construcciones de su lado norte y es ahora cuando proliferarán las tumbas exteriores con diversos sarcófagos en el atrio-cementerio de su alrededor. Tal vez en su interior se dejara de enterrar, en cumplimiento de la norma canónica derivada del I Concilio de Braga y decretos posteriores, pero tanto los enterramientos interiores como los exteriores eran, y son también en este momento, de privilegiados por ser sarcófagos decorados y por su ubicación. Esto resalta la importancia del templo.

Además, si durante la etapa anterior se constataba el empleo de materiales y técnicas constructivas claramente romanas, como el uso de hormigón (opus cementicium y signinum) para trabar los muros o construir pavimentos ahora en las partes construidas o modificadas encontramos materiales reutilizados. El aglomerante empleado sistemáticamente para trabar la mampostería local de los muros es simplemente arcilla, lo mismo que suelos, tierra endurecida por pisoteo. También se detecta el alzado de obra mixta, un zócalo pétreo, de mampostería concertada, y unos paramentos de adobe o carpintería.


Esta etapa termina en el 711 con la invasión musulmana. Tenemos un periodo de abandono de unos 40 o 50 años. ¿Las causas? Dos opciones: la primera es que la mayor parte del territorio no ofreció ninguna resistencia a la conquista y que la actitud mayoritaria de los terratenientes y autoridades del reino toledano fue optar por la negociación, reconocimiento, conversión y sumisión al nuevo amo para mantener estatus y privilegios; la segunda es que, bajo la dirección del Duque Pedro de Cantabria, se enfrentaron a los invasores hasta sucumbir. Pero ninguna fuente musulmana habla de combates en la zona y en la misma tampoco se encuentran restos de enfrentamientos. Como signo de abandono debe considerase la retirada del altar del templo y su ocultación o traslado. Ciertamente quienes lo restauraron debieron ser otros u otra generación porque nunca se recuperó el altar.

La dominación musulmana terminó hacia el 741-742 tras la revuelta bereber. Este repliegue permitió el avance de las nuevas organizaciones cristianas norteñas. Por lo que parece, las aristocracias emergentes serán aquellos que no podían huir: los sectores sociales más “autóctonos”. La arqueología nos demuestra cómo se reocupan castros prerromanos, cómo el poblamiento se concentra en espacios montaraces, aumentan las explotaciones ganaderas... La administración de los reinos llegará más tarde. Solo a partir de mediados del siglo IX el territorio cuenta con una nueva formación social consolidada. Aparece el primer conde Castilla.


Santa María de los Reyes Godos, Peña Partida Tedeja y Mijangos, son buena muestra de ello. Se vuelve a documentar signos de ocupación a finales del siglo VIII y, especialmente, en el IX. Una parte del ajuar cerámico debe adscribirse a esta fase, donde resultan especialmente significativas las piezas decoradas con pintura en trazos lineales y reticulados de color rojo y granate. Eran tiempos duros –en todos los sentidos- y, por ello, el reflejo del poder es más modesto. Se modifica Santa María, amén de en su función religiosa, en su carácter simbólico del poder convirtiéndola en un templo panteón. Volvemos a encontrar enterramientos en sarcófagos, pero estos son simples paralelepípedos pétreos, apenas desbastados e incluso pseudo-sarcófagos sin decorar y no se colocan en los lugares apropiados ni reorganizando los preexistentes, sino en el baptisterio o en el exterior del edificio originario. Se crean pequeños habitáculos anexos donde depositarlos.

Y se produce el colapso del edificio. Hay una serie de reparaciones principalmente en el muro sur de la nave del templo. ¿Causas? La topografía del terreno o la proximidad del cauce del río Ebro. Este muro actuaría como como contrafuerza de las tensiones laterales que la construcción soportaba dada la inclinación del terreno, aterrazado. Además, el río estaba libre –sin embalses- y su cauce estaría por encima la cota actual con lo que este muro actuaría también como dique de contención.


Las reparaciones se realizaron con mampostería local trabada con arcilla, y se reutiliza tanto material romano o de calidad como se puede. Pero todos los continuos trabajos de consolidación y readaptación del edificio hacen que cambie su planimetría basilical alterando la funcionalidad de sus ambientes litúrgicos. Se cierra el espacio litúrgico del baptisterio y también el antiguo acceso por los pies del templo a causa de un nuevo habitáculo anexo por el sur oeste del conjunto que convierte todo ese ámbito en un recinto funerario donde se deposita un sarcófago de baja calidad. El origen podría estar en la llegada de grupo distinto del anterior, o con distintos intereses, que por ello no duda en amortizar parcialmente las necrópolis previas.

El nuevo habitáculo, de planta cuadrangular, se construye sobre un relleno que cubre sarcófagos dispuestos en el atrio cementerio, a la entrada del templo, y se construye con mampostería local de gran tamaño dispuesta a hueso, dotando al recinto de un simple suelo de tierra apisonada. La construcción se anexa claramente tanto al muro del baptisterio como a la nave del templo. Esta modificación hace necesaria la apertura de una nueva puerta de acceso que parece localizarse en la parte final de la nave sur del templo, aquella dañada y reparada con materiales de toda clase. Estos ocupantes no estarán mucho tiempo, hasta finales el siglo IX. ¿Por qué? Bueno, hay fuentes andalusíes que narran una de sus razzias (la del año 865) que recorre el Valle del Ebro y busca alguno de los desfiladeros que permiten penetrar en Las Merindades. Los agarenos toman y destruyen diversos castillos (Por cierto que no se cita Tedeja, lo cual puede resultar extraño dada su potencia poliorcética y significación política. Este es uno de los argumentos que suelen manejar quienes proponen otra ruta. Sin embargo hay que señalar que tampoco se cita expresamente ningún otro, aunque la crónica dice que se arrasaron muchos, pertenecientes a todos estos “príncipes” de Al-Qila…) y, a su vuelta, deben enfrentarse a los ejércitos cristianos que los defienden y taponan, a quienes derrotan matando a varios “príncipes de los cristianos”, entre ellos a Banu Gómez, de Mijangos.


Es en estos momentos cuando está muriendo el viejo poder y crece el de los nuevos condes enganchados a los nidos de águila de Pancorbo y Lantarón. Santa María de los Reyes Godos –y Mijangos- entrarán en una fase de letargo que concluirá en su abandono y desaparición.

Pero como todo se aprovecha, de una forma u otra, tenemos una última fase de ocupación. Construcciones civiles amortizan la iglesia en su zona occidental. El muro del baptisterio y el muro delimitador del último habitáculo funerario anexo a él están derruidos ya porque los muros de la nueva edificación se superponen directamente sobre las primeras hiladas de aquellos. Incluso se apoyan sobre la cubierta de uno de los sarcófagos. La nueva construcción es de gran tamaño, con planta cuadrangular, levantada con material calizo autóctono sin devastar y casi ciclópeo, sin aglomerante. Los restos encontrados denunciarían su cronología tardía. Cuando a partir del primer tercio del siglo XI la documentación castellana y navarra hablan de Tedeja como sede de una tenencia no hay nada en la fortaleza de Tedeja asociado a esa época. Da la impresión de que aluden al viejo emplazamiento pero éste ha dejado de ser operativo y ha traslado su sede efectiva a un emplazamiento más cómodo, como podría ser el vallejo. Pero tampoco las referencias micro toponímicas que aparecen en los documentos (los “molinos” de Tedeja, las “sernas” de Tedeja, etc.) mencionan la iglesia o el lugar.



Bibliografía:

“Estudio arqueológico del desfiladero de La Horadada: la transición entre la tardorromanidad y la Alta Edad Media (siglos V-X)”. José Ángel Lecanda
“Las iglesias altomedievales en el país vasco. Del monumento al paisaje”. Juan Antonio Quirós Castillo.
Periódico “Diario de Burgos”.

Para saber más:

Blog "ZaLeZ"