Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


lunes, 25 de julio de 2016

Las Merindades de Burgos 300 a.C. -1560 d.C.


Una tierra como Las Merindades de Castilla Vieja, que para muchos es una tierra de tránsito o con la que se tiene una ligazón sentimental por haber sido el lugar de nacimiento de los padres (o los abuelos) me está sorprendiendo gracias a la solvencia, maestría y vocación investigadora de enamorados de este pedazo de Castilla. De la Castilla primigenia.

He coincidido con Mari Carmen en varias presentaciones durante los últimos años y he podido ayudarla en pequeñas colaboraciones de las que, sobre todo, saqué conocimientos sorprendentes de esta tierra. Gracias, amiga.

Mari Carmen es doctora en historia medieval por la Universidad de Burgos y este libro es un resumen actualizado y popular de su tesis doctoral que, reconozco, he empleado numerosas veces como fuente bibliográfica para mis artículos. Nuevamente: Gracias, Mari Carmen.

Doña María del Carmen Arribas Magro ha desarrollado una larga trayectoria profesional, algo más de cuarenta años, en el ámbito de la psicología del trabajo, ha impartido clases en másteres universitarios de especialidad, investigado, y publicado durante quince años manuales de referencia.

Su conocimiento de Las Merindades de Burgos le viene por derecho de consorte, y por la observación, desde su inigualable atalaya de Cornejo de Sotoscueva, de un mundo arcaico que no había sido investigado en su conjunto. La búsqueda del origen de esos arcaísmos la llevó a investigar sobre esta comarca de Burgos y, finalmente, a la presentación de la tesis doctoral en historia medieval en la Universidad de Burgos en el año 2012.


Las Merindades de Burgos 300 a.C. -1560 d.C.

Este tomo presenta mi investigación sobre Las Merindades de Burgos desde la protohistoria (hacia el 300 a.C.) hasta los primeros años del reinado de Felipe II (rey de España entre 1556-1598). Concretamente hasta la creación del Corregimiento de Villarcayo en 1560. La obra es un resumen actualizado de mi tesis doctoral en historia medieval. Ante ustedes 600 páginas repletas de historia en un formato agradable de manejar y con el apoyo de la editorial Asociación Cultural y Científica Iberoamericana.

El libro “Las Merindades de Burgos 300 a.C.-1560” continua la investigación empezada con mi tesis doctoral y prepara la publicación de la historia de cada una de las jurisdicciones (alfoces, valles, merindades y ciudades) que componen la comarca de Las Merindades. Este primer tomo es una visión de conjunto e integradora de la evolución del territorio.

En cada uno de esos próximos volumenes de la colección trataré el desarrollo histórico detallado de cada zona en el mismo intervalo temporal: sus centros de poder, los poblados y los despoblados que las conformaron a lo largo de los siglos… todo ese material que no he podido incluir en este libro por razones de espacio y de dinamismo literario.



El plan de publicación de este magno trabajo, que toma como referencia las jurisdicciones tal y como se censaron en 1590, es:

Las Merindades de Burgos (2016)
Espinosa de los Monteros (en prensa)
Alfoz de Bricia
Alfoz de Santa Gadea
Alfoz de Arreba
Alfoz de Bezana
Merindad de Sotoscueva
Merindad de Castilla Vieja
Merindad de Montija
Merindad de Valdeporres
Merindad de Cuesta Úrria
Merindad de Valdivielso
Merindad de Losa
Valle de Mena
Valle de Manzanedo
Valle de Zamanzas
Valle de Tobalina
Frías y sus arrabales
Medina de Pomar y sus aldeas
Villalba de Losa y su vez
San Zadornil y sus aldeas


Volviendo a este primer volumen, en él pongo de relieve cómo Las Merindades fueron el origen de un reino, el de Castilla, que ya desde el año 978 es conocido en la documentación escrita como Castilla Vieja.

Se crearon casi 2.000 entidades de poblamiento hasta el siglo XI, con una especial incidencia en el siglo IX, durante el reinado de Alfonso II. A partir del siglo XII conoceremos el despoblamiento del territorio, ya imparable, a pesar de la reorganización de Alfonso VII y de la concesión de fuero a Medina y Frías por Alfonso VIII.

Las aldeas, pueblos, caseríos, etc. estuvieron siempre organizadas en jurisdicciones con el nombre de valles o alfoces desde la Alta Edad Media, después como partidos integrando en algunas ocasiones valles mayores, o merindades en otros casos; algunos pocos continuaron como alfoces. Descubrirán cada una de las jurisdicciones -con sus límites establecidos desde la protohistoria- organizadas inicialmente desde el castro como centro defensivo, función que pasó en la tardoantigüedad a los castellum y por último al castillo medieval.

He decidido presentarles la investigación en nueve capítulos temporales:

Protohistoria,
Época romana,
Visigoda,
Ocupación bereber y cristianización desde el siglo VIII,
Siglos IX y X,
Siglo XI,
Siglo XII,
Siglos XIII y XIV,
Siglos XV y XVI.

Y desde cinco perspectivas que se entrelazan:

La articulación del poder a través de las jurisdicciones (valle, alfoz, partido, merindad, castellum y castillos),
Los modelos de poblamiento y de ocupación del territorio (castros, quintanas y quintanillas, lugar, barrio, concejo),
El sistema económico (propiedad comunal y privada, laica y religiosa, vías de comunicación, mercados y alberguerías),
La estructura social (mujeres, campesinado, monteros y merinos, contestación social),
Y el sistema de creencias (precristianas, eremitorios, monasterios, organización parroquial, órdenes militares, hospitales, abadías seglares).

Estos cinco vectores permiten ponernos de relieve un modelo de vida evolutivo en el que la referencia principal será siempre la jurisdicción con una delimitación geográfica fijada desde la protohistoria. En la Baja Edad Media el ejercicio del poder está muy dividido en Las Merindades, en las que prevalece el pequeño propietario fijosdalgo, vasallo de un señor en la medida que lo elige y acepta, lo que dará lugar a una importante contestación social, entre los siglos XIV y XVI. Los concejos de los valles y merindades dejarán constancia de su lucha contra el señorío jurisdiccional que pretende ejercer la alta nobleza, hasta lograr en 1560 la creación del Corregimiento.

Evidentemente no hay nada como explicárselo en persona por lo cual les indico la relación de charlas que daré sobre este libro en Las Merindades:

30/07/2016 Espinosa de los Monteros. A las 7 de la tarde en el salón cultural de Caja Burgos.
05/08/2016 Quintanilla del Rebollar. A las 7 de la tarde en la Casa del Parque.
06/08/2016 Oña. A las 5 de la tarde en la Casa del Parque de Montes Obarenes.
12/08/2016 Medina de Pomar. A las 7 de la tarde en el Salón Noble  del Alcázar de los Condestables.
13/08/2016 Trespaderne. A las 8 de la tarde en el Salón de Plenos del Ayuntamiento.
26/08/2016 Villarcayo. A las 8 de la tarde en la Casa de Cultura.
27/08/2016 Taranco en el Valle de Mena.



viernes, 15 de julio de 2016

Blasones, lobos y loberas. (La lobera del Toyo)


La Heráldica –el escudo de armas-, primeramente un diferenciador, evolucionó para mostrar elementos de la identidad, el carácter y la historia del que lo portaba. Por ello, cada uno de los componentes que forma el escudo de armas tiene un significado. Símbolos compuestos a partir de muchos elementos: figuras geométricas, antropomorfas, vegetales o edificios, entre otras. Nosotros nos fijaremos hoy en las Figuras zoomórficas.

Lobo acechante y uñado de sable

Estas representaciones surgían porque la cultura medieval no disponía de las capacidades necesarias para reproducir en el escudo la figura de su poseedor y la mentalidad tampoco de la época lo hubiera aceptado. Aunque se admitía la figura humana entre los ornamentos exteriores del escudo, como tenante o como cimera, blasonarse con una figura humana, dentro del escudo, era propio de la heráldica religiosa o de la de artesanos y comerciantes. Claro que, en esta iconografía –principalmente española-, el cuerpo humano aparece sustituido por partes del mismo: un brazo, mano o el corazón.

En cuanto a los animales, en la edad media había por doquier. A elegir. Pero estas gentes recurrieron a los Bestiarios (narraciones moralizantes en las que los distintos animales tenían las mismas virtudes y pasiones que los hombres, viviendo en una sociedad regida por el león). El hombre medieval veía a los animales tanto como seres, beneficiosos o perjudiciales, como símbolos del bien y del mal en una interpretación antropomórfica del mismo. Lo que sirvió para lucir en sus blasones.

Escudo de la Villa de Bilbao

El bestiario europeo (lobos, osos, zorros, jabalíes, perros, serpientes, águilas, halcones, cuervos, abejas...) se vio enriquecido por nuevos animales, unos reales (leones, panteras, elefantes...) y otros fabulosos (grifos, unicornios, dragones...), todos ellos convertidos en símbolos de diferentes virtudes y pasiones, por lo que su representación gráfica se encontraba estereotipada y a veces tenía muy poco parecido con su figura natural.

Gracias a lo arriba explicado la fauna heráldica, inicialmente limitada a unos pocos animales tomados generalmente de las enseñas militares preheráldicas, se fue incrementando paulatinamente a lo largo de toda la Edad Media, especialmente por la aparición de las armas parlantes (Aquellas composiciones, escudos de armas y blasones, que incorporan una figura o pieza cuya denominación alude al apellido del linaje o al topónimo de lo que se representa), mucho más abundantes en animales que en otras figuras heráldicas, y por la extensión de la heráldica entre las clases nobiliarias.

Tendencia que sería más intensa según las diferentes épocas hasta estabilizarse a finales del siglo XVII en el 25% de los escudos heráldicos, si bien presentaba importantes variaciones según las zonas geográficas.

Escudo de Vizcaya

Dispondríamos, en la heráldica española, de cuatro amplias tipologías:
A) Animales Terrestres: son aquellos que pueblan las tierras. Son los que más encontramos.
B) Animales Voladores: son aquellos que pueblan los cielos.
C) Animales Acuáticos: son aquellos que pueblan las aguas.
D) Animales Quiméricos: son aquellos que solo existen en la imaginación.

Como estamos hablando de lobos –o lo estaremos en breve- nos centramos en los animales terrestres que podríamos encuadrarlos en seis grupos: el León, rey de los animales terrestres, y los Felinos; los Animales Salvajes como el Lobo y los demás animales autóctonos; los Animales Silvestres como la Ardilla o el Castor; los Insectos; los Animales Exóticos; y los Animales Domésticos.

Centrado el terreno de juego nos fijamos en el lobo. En la heráldica hispana era un animal violento y atrevido, elegido de Apolo y luego de Marte (dios de la guerra romano). En sentido activo el lobo representa al guerrero esforzado, cruel con sus enemigos, a los que nunca da cuartel, y siempre listo para la acción, lo que se manifiesta por su posición acechante. Mientras en su aspecto pasivo de lobo desollado o con solo su cabeza, resulta ser un trofeo de caza y simboliza el triunfo sobre malhechores o traidores al reino que han sido vencidos.

Lobo de azur acechante y cebado

El diseño del lobo en nuestra heráldica está más presente que en el resto de Europa. La tenemos como figura principal, cuando no única en el campo del escudo, y por su fiereza natural suele ser dibujado con gesto agresivo y las fauces abiertas, mostrando la lengua, la pata delantera derecha alzada, las orejas enhiestas, y el rabo largo, ancho y extendido en toda su longitud, cuya punta cae hacia el suelo. ¿Bonito, no? Para darnos un baño de cultura heráldica les diré que esta posición se denomina en heráldica francesa como “pasant”, lo que ha hecho que muchos heraldistas españoles la hayan traducido literalmente por “pasante”, equívoco término pues en España los únicos pasantes son los becarios de los despachos de abogados. Atención, aquí lo correcto sería llamarlo “acechante”, por recordar la posición de acecho a su presa que adopta un perro de caza bien adiestrado al oler la presencia de una posible pieza. Esta posición se da en el 90% de los escudos con lobos localizados en España.

Situación de la lobera del Toyo

Generalmente el lobo se dibuja de cuerpo entero y macho, pues solo en raras ocasiones aparece dibujada la hembra y sus lobeznos, o bien solo la cabeza de éste, cortada y sangrante en gules, lo que en heráldica se denomina mufle. Su esmalte es normalmente el sable, con el que se pinta todo su cuerpo con la única excepción de la lengua que ha de ser siempre de gules. En ocasiones se emplea también el gules para colorear sus garras, sus dientes, su lengua o su sexo, diciéndose entonces “uñado”, “fierezado”, “lampasado” o “vilenado”. También puede presentar su piel manchada de gules, en representación de las desolladuras que recibe como animal vencido, lo que se dice “escorchado”.

Si bien puede aparecer en el escudo un lobo solo lo más común es que venga dibujado por parejas (50%), en general ambos se dibujan corriendo y puestos el uno sobre el otro, lo que también se denomina “escachantes”; diciéndose “contrapasantes” cuando caminan en dirección contraria el uno del otro.

Curiosamente –y más si, como es el caso, si hablamos de loberas- la representación del lobo en forma de cabeza cortada (mufle), como trofeo de caza, es rara en la heráldica hispana.

Detalle de la lobera del Toyo

Una variante del lobo acechante es aquel lobo que lleva un cordero en las fauces, lo que se dice “cebado”. Mientras que otra es el lobo acosando una presa. Excepcionalmente se lo puede pintar arrojando fuego por las fauces o “flameante”, o bien con el cuello alzado hacia el cielo y el hocico estirado, lo que en heráldica se denomina “aullante”.

Raro será que lo veamos corriendo y no caminando. Y podemos encontrarnos al lobo parado y atado al tronco del árbol por una cadena, lo que se dice “arrestado”. También hallamos al lobo aprisionado por un cepo o “atrapado”. Excepcionalmente el lobo puede aparecer alzado sobre las dos patas traseras, rampante, pero para los lobos se dice “arrebatado”.

Al lobo lo vemos a menudo junto a un árbol con lo que se resalta la simbología de este animal, combinándola con lo representado por el árbol: Con ello se recuerda, del linaje que así se blasona, su notoriedad e importancia surgidos de propio esfuerzo, habiendo ganado sus tierras a los moros con la fuerza de su espada y posteriormente defendido su solar y patrimonio frente a sus enemigos que los acosaban como lobos furiosos. Normalmente se trata de un solo lobo que se dibuja resaltado o atravesado por delante del tronco del árbol, mientras que si fuera una pareja lo normal es que ambos vayan acechantes en la misma dirección, el uno resaltado al tronco y el otro dibujado por detrás del tronco. Además, si está pasante a un árbol, recuerda su condición de Gobernador de una plaza que sacó de sitio. ¿Recuerdan el escudo de Vizcaya? El histórico no el inventado por Sabino Arana.


La presencia de este recurso heráldico es muy abundante pero no está uniformemente distribuido encontrándonos zonas muy ricas en lobos, como Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y Navarra, y comunidades escasas en Lobos como Cataluña, Baleares y Valencia.

Si se encuentran ante un escudo y tienen dudas sobre el animal representado recuerden que el lobo se diferencia del zorro porque lleva la cola alzada y del perro, porque el lobo es mucho más fiero y la figura del perro se suele representar con la forma característica de los galgos. Y si está policromado sepan que, generalmente, la figura es del esmalte sable o azur.

Esos colores significan algo más que un hermoso contraste. El azur (color azul) simboliza a Venus -el aire- y las cualidades de justicia, obediencia, lealtad, piedad y prudencia, con la obligación al servicio y protección de la Agricultura ante su Soberano y Patria. Y el color negro –sable- era el símbolo del pudor, la discreción y la prudencia.


Pero toda la magia de este animal, todo el magnetismo que con el que se empapaban los escudos y la heráldica medieval no servían de nada frente al daño económico que producía en las tierras ganaderas del norte. Había que eliminar a la bestia cuando aparecía en Las Merindades. Para ello, entre otros métodos, se empleaban las loberas.

Hoy nos fijaremos en la lobera del Toyo. Esta hermosa pieza arqueológica se encuentra en una ladera del monte comunal del mismo nombre (Toyo) cuya propiedad es compartido por Río de Losa, San Llorente y Villaluenga.

Los que accedan a ella se la encontrarán en muy mal estado de conservación fruto de la descuidada tala de los pinos dentro y fuera de la construcción.

Croquis de la lobera del Toyo

Las paredes son de piedras pequeñas y ripio –material de relleno diverso- y presentan un espesor medio de 70 cm, una altura de 2`30 m y una longitud de 695 metros para el lado norte y de 318 metros para la pared sur. Puede que a alguno de ustedes le suenen estas otras medidas de 705`90 metros y 405`20 metros que recogió el alavés Félix Murga en su trabajo sobre loberas de Álava y Burgos. Da igual. En ambas paredes nos encontramos con portilleras: dos en la pared norte (2`7 metros y 3 metros de anchura) y una en la pared sur (2`7 metros de ancho).

El foso tiene una forma regular de 4`48 metros por 3`53 metros aproximadamente con una profundidad de 1`50 metros. Destacamos que en el borde de salto hay tres palos de unos 40 cm que podrían tener como finalidad soportar el parapeto de bardado que impedía que el lobo viese la trampa. En el cono que forman las paredes de la lobera están los restos de dos cabañuelas.


La lobera se construyó entre los siglos XVII a XVIII y en las batidas participaban vecinos de pueblos del valle de Losa, de Hozalla, Mambliga, Fresno de Losa, San Llorente, Villaluenga, Río de Losa y de los alaveses Basabe, Bóveda, Pinedo, Mioma y Quintanilla.


Bibliografía:

“Loberas en la comarca de Las Merindades (Burgos)” de Judith Trueba Longo.
“ANÁLISIS DE LAS CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA HERÁLDICA GENTILICIA ESPAÑOLA Y DE LAS SINGULARIDADES HERÁLDICAS EXISTENTES ENTRE LOS DIVERSOS TERRITORIOS HISTÓRICOS HISPANOS”. Tesis doctoral de Luís Valero de Bernabé y Martín de Eugenio.
Revista Kobie.
Blog “Dibujo heráldico”.
Mapas SIGPAC



miércoles, 13 de julio de 2016

Las Merindades en Dibujos. Presentación.

Nos pide Ricardo San Martín Vadillo que informemos que el próximo 8 de agosto (lunes), a las ocho de la tarde (20:00 h), en el Archivo Municipal de Villarcayo nos presentará su libro “Las Merindades en dibujos”. Una obra de la que ya hablamos en este blog y que contiene más de 150 dibujos, óleos y acuarelas de Villarcayo y sus alrededores. Escenas que han sido recreadas durante los últimos 15 años de veranos en su tierra natal.

Ricardo estará encantado de recibirnos en la presentación de este trabajo.


domingo, 3 de julio de 2016

La pregunta número siete.


El mercado cultural, literario, que está bullendo en nuestras Merindades me lleva a presentarles la obra de Juanjo. Hace más de un año que estuvimos en contacto, él y yo, para informarme sobre su proyecto de investigación y me aconsejó: “Paciencia, Lebato. Ten un poco de paciencia porque las cosas bien hechas requieren su tiempo”.

Y, ¡cómo no! Esperé. Hasta ahora que me desquito pasando las hojas de mi ejemplar de “La pregunta número siete” y dejándole ante ustedes para que nos hable de Amalia.


Hola. Soy Juan José López Núñez, nacido en Miranda de Ebro en el año 1974. Desde muy joven, mostré un interés inusual hacia todos aquellos fenómenos sin respuesta aparente.

Tal afición me ha llevado a desarrollar investigaciones que se han visto reflejadas en publicaciones de revistas, especializadas en dichos temas, o programas de radio o televisión tales como “Castilla y León oculta” de televisión Castilla y León, Milenio 3 (Cadena SER) o Cuarto Milenio (Cuatro TV), entre otros; aunque como os quiero reconocer los trabajos más interesantes, descansan en mis dosieres de campo.

En la actualidad combino la investigación con la colaboración en un espacio de radio y la elaboración de un segundo libro. La investigación continúa… 

Pero hoy estoy aquí para invitarles a conocer el primero:



“La pregunta número siete” El misterio de Amalia (La enferma de Montecillo)


Resultó imposible convencer a otros doctores o a la mismísima Real Academia de la Medicina, del asombroso caso que llevaba años asistiendo. Y es que no era defendible el hecho de que Amalia, una joven cuya dolencia le impedía ingerir alimento sólido o líquido, siguiera con vida y con una total lucidez. Pero el doctor Manuel Gutiérrez no tenía la menor duda, no a esas alturas…

Fueron años de pruebas, de peregrinaje por diferentes hospitales, de elaboradas estrategias de espionaje a la propia familia tratando de desenmascarar la farsa… Finalmente, los mismos científicos que en un primer momento lo negaron, llegaron a declarar que el caso de Amalia Baranda era “único en la historia de la medicina, desafiando todas las leyes biológicas conocidas”. Alguno de ellos, vaticinó: “tal vez algún día la ciencia encuentre explicación a un fenómeno que hoy, no la tiene”. ¿Habrá llegado ese día?

Basándome en ello, he reunido información, pruebas y a un grupo de expertos de diversos campos como la farmacia, la medicina o la psicología para tratar de llegar -con los conocimientos del siglo XXI- a lo más profundo del enigmático caso de Amalia Baranda, “La enferma de Montecillo”.

Amalia Baranda en su lecho.

“La pregunta número siete” nos plasma la historia real de la vida de Amalia Baranda Ruiz, una joven que según relataban las crónicas de la época, pasó los últimos dieciocho años de su vida sin ingerir ningún alimento, ni sólido ni líquido.

En octubre del año 2013, comenzaba la investigación. Investigación, que no tenía mayor interés que el de desenmascarar cualquier otra leyenda rural, sin fundamento ni sentido. Sin embargo no tardé en darme cuenta de mi equivocación. Tras la historia de “la enferma de Montecillo”, había informes médicos, testigos vivos, documentos irrefutables…

Sin casi darme cuenta, Amalia me absorbió. Ante mí tenía cientos de hojas, horas de grabaciones, fotografías… que parecían defender lo imposible. Pero no soy fácil de convencer, por ello, tratando de dar explicación a términos médicos o fórmulas farmacológicas, me rodeé de un grupo de profesionales de diferentes campos.

Detrás de “La pregunta número siete”, además del testimonio de decenas de personas y familiares que tuvieron la fortuna de conocer a Amalia en vida, contamos con la formidable aportación de dos médicos, un farmacéutico, una psicóloga y una grafóloga.

Juan José López Nuñez firmando ejemplares

Durante meses indagamos en la vida de “la enferma de Montecillo”. Amalia Baranda Ruíz, nació en el pequeño pueblo de Quintana de los Prados, próximo a Espinosa de los Monteros, en el año 1896, aunque la mayor parte de su vida la pasó en Montecillo de Montija.

A los veintiún años enfermó. Una perigastritis adhesiva imposibilitaba cualquier tipo de ingesta, ya fuera de alimento sólido o líquido. La esperanza de vida, no pasaba de unos pocos días…

Hospitales de Bilbao, Madrid, Burgos o Zaragoza, certificaban lo imposible: la vida así, no se explicaba. Amalia sobrevivía sin aporte alguno. Misteriosos inyectables, operaciones de espionaje, intercambios de misivas con la Real Academia de Medicina, un altar en la habitación de la enferma, comunión diaria… un sinfín de contradicciones con un único trasfondo: la joven Amalia, que encamada con su gorrito blanco, veía pasar los días con resignación, envuelta en un sufrimiento totalmente inhumano.

Finalmente, en abril del año 2016, “La pregunta número siete”, vio la luz.

El 23 de mayo del 2016, se puso a la venta al precio de 12€ y la primera presentación la hice el 26 de mayo, envuelto en un maravilloso ambiente, en la Librería “Estudio” de Miranda de Ebro.

El 16 de junio el escenario elegido fue la Cafetería “Caruso” de Vitoria. Dicho acto, fue grabado en un formato totalmente innovador: grabación a 360º. El exitoso resultado, propiciará que no sea la última vez que se empleé.

Presentación del libro

Para conocer de primera mano la fabulosa vida de Amalia las próximas presentaciones previstas son:

JULIO-AGOSTO (fecha por determinar): Restaurante Ágora (Loma de Montija).
12 AGOSTO: Espinosa de los Monteros
19 AGOSTO: San Vicente del Valle (Burgos)

Los puntos de venta son:

Librería Mari Carmen en Espinosa de los Monteros.
Librería Garabato en Medina de Pomar.
Librería Estudio en Miranda de Ebro.
Librerías ELKAR en el País Vasco y Navarra.
Y a partir de Agosto, también estará disponible en Villarcayo.