Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


domingo, 27 de enero de 2019

Los Villarías: sardinas y café.



Hablaremos de Gregorio, quién fue jefe de la "Columna Villarías", aunque también de su hermano menor Leoncio. Y del padre de ambos. Y de sus nietos. El recuerdo general que se ha quedado impregnado en la comarca es el de Goyo, que aparece como una persona de corte moderado frente a la barbarie que contaminó ambos bandos de la última guerra civil.


Pero empecemos por el principio y ello significa saltar una generación atrás para conocer al padre: Ignacio Villarías Fernández-Villanueva. Este caballero era hijo de Las Merindades y nació en 1856 en Moneo (otras fuentes en la internet fijan su nacimiento hacia 1848). A los 23 años se casó con Rosa López. En esos años Ignacio trabajaba revendiendo en Las Merindades vino que traía desde la zona de La Rioja. Al parecer su zona de influencia se amplió hasta la costa de Cantabria lo que le avecindó en Santoña. En 1885 se hacía por primera vez con el remate de líquidos de la villa, negocio que repetiría en Arnuero e Isla. Por ello, Gregorio y Leoncio Villarías López nacieron en Santoña en 1883 y 1886 (12 de enero).

Con la década de 1890 Ignacio montará, junto a otros cuatro socios, la sociedad “La Unión". Realizaba el servicio diario en coches de caballos hasta Somo y vuelta. No solo eso, Ignacio Villarías explotaba también un bar. ¿Y las sardinas? Pues, desde 1897 cuando compra un solar con fábrica en la calle Juan José Ruano al escabechero Eusebio Ojeda. Posteriormente adquiere varios terrenos adyacentes, abarcando de este modo parte de la manzana que va desde Ortiz Otáñez a González Ahedo. Esto ya en tiempos de la II República Española. Será la fábrica de conservas de pescado “Villarías”. Tres sardinas entrelazadas fue el logotipo de la empresa.

Entrada de la conservera "Villarías"

Vuelta a los hijos. Gregorio era de ideas izquierdistas y, por ello, colaboró con los socialistas en la huelga general de 1917 facilitando la huida de la justicia de Indalecio Prieto y Julián Zugazagoitia. Pero, como le ocurría en los negocios, nuestro hombre tocaba varios palos ideológicos y, en 1918, se afilió a la Logia Hispanoamericana de Madrid con el nombre de Hispano y, después, a la Logia Triángulo de Santander en 1932. Exacto: ¡era masón!

Dado que los Villarías eran “de posibles” sabemos que, al menos, Goyo estudió en Francia e Inglaterra. Finalizados estos viajes se incorporó, como su hermano, al negocio familiar que se expandió por: Bermeo, Guetaria, San Vicente de la Barquera, Llanes, Ribadesella, Lastres y Gijón. En 1929 Gregorio era presidente de los conserveros de Santoña.


Leoncio, por ir avanzando en la historia, casó en segundas nupcias –era viudo- con Juliana Hedilla. Tuvieron cinco hijos entre los que citamos a: Leoncio, Juan y Julián. A su vez, Gregorio, matrimonió con Amelia Palacio García.

Pero como no solo se vive de pescado, la vis comercial de Gregorio lo orientó hacia la ganadería y compró la finca “El Gromo” en Argoños (Cantabria), desecó sus marismas, y se afilió a la Asociación Provincial de Ganaderos de Santander. De hecho, constan premios a su ganado como al toro de más de dos años Aris y al Aris III que le reportaría 250 pts. del momento. Durante la república impulsó la formación de la Alianza de Labradores, una agrupación sindical campesina afín a los “Radical Socialistas”.


Con el final de la dictadura de Primo de Rivera (1930), Gregorio fue elegido –irónicamente al ser un terrateniente local- concejal en Argoños. Parece ser que renunció el 26 de febrero de ese año. Se afilió al Partido Republicano Radical Socialista (PRRS) y organizar la agrupación de Santoña. No tardó en ser uno de los principales líderes del Bloque Republicano Montañés.

Le salpicará la sublevación de Jaca de diciembre de 1930. Es detenido en Burgos y una nota de prensa dice que “Han ingresado en la cárcel a disposición del director general de seguridad: Antonio Sacristán Colas, catedrático de la Escuela de Comercio de Madrid; don Gregorio Villarías López, fabricante de conservas de Santander; y don Luis Coello de Portugal, hijo del ex ministro de este apellido, detenidos por la policía como complicados, al parecer, en los ínfimos sucesos. En la capital y en la provincia existe tranquilidad, trabajándose en todos los oficios y no habiéndose alterado el orden, pues no ha afectado a Burgos el pasado movimiento revolucionario”. No es por malmeter pero estos tres revolucionarios más bien parecían chicos de buena familia que hambrientos parias de la tierra o famélica legión.


Con el vacío de poder que produjo la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931, Goyo Villarías se incluyó en el Comité Provincial Revolucionario que tomó el poder en Santander. En esas elecciones municipales había sido elegido concejal en Santoña por el PRRS.

El 16 de abril el gobierno republicano socialista de Manuel Azaña le nombra gobernador civil de Burgos. No solo eso sino que en junio obtiene un acta de diputado por Santander gracias a 31.951 votos. El 8 de agosto promete como cargo electo y el 22 de agosto dejará el cargo gubernamental. ¿La causa? Que el proceso de selección de cargos y el reparto de la tarta del poder entre los partidos del gobierno perjudicaba al PRRS. Además, el periódico “El socialista” había tomado la práctica de denunciar a muchos de los gobernadores civiles acusándoles de favorecer el crecimiento de sus partidos correspondientes. Así, a Jesús Ruiz del Río, en Navarra, le acusaron de no ser enérgico con determinados caciques y, en Burgos, Villarias fue criticado por atraer hacia filas radicales socialistas a “toda el hampa caciquil burgalesa” para “conservar a ultranza sus antiguos cacicatos”. Eso sí: el PSOE no tenía gobernadores civiles. Estas fricciones fueron decisivas para que un sector del PRRS se mostrara antisocialista y, por intereses locales, cercano a la patronal y a los radicales.


Dada la vinculación política de G. Villarías es fácil comprender que esta familia consiguiese que el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, visitase su fábrica de Santoña el 21 de agosto de 1932 a la vez que inauguraba una carretera.

Quizá por haber sido gobernador civil de Burgos o por ser descendiente de la comarca, el domingo 6 de diciembre de 1931 fue homenajeado en Medina. También lo debió ser en Villarcayo dado lo que cuenta “El Liberal” (01/02/1934): “El viernes pasado (26-1) se abrió la cantina escolar que está a cargo de los industriales Silvestre Vadillo y Anacleto Barona. Eliseo Cuadrao, alcalde, habló a los comensales del deber de gratitud con la República y de gratitud con el señor Villarías que ha hecho que fura realidad. Los profesores López y Corral hablaron de las cantinas tienen grandeza moral sin distinguir edad, ni privilegio a los niños de todas clases”.

Niceto Alcalá Zamora

Parlamentariamente abogó en pro de fuertes restricciones a la Iglesia (fuera órdenes religiosas, prohibición de participar en la educación, desamortización…). Gregorio fue nombrado presidente de la Comisión mixta arbitral agrícola por Decreto del 23 de enero de 1933.

En ese tiempo de turbulencias y cambios políticos Gregorio Villarías irá saltando de siglas y zonas de influencia. En septiembre de 1933 la agrupación de Villarcayo del PRRS se aleja de Lerroux y nombra delegado a Villarías, con Cuadrao a su vera, para el congreso extraordinario del partido. Esto termina el 27 de septiembre con una escisión. Y Villarías se fue con los disidentes Marcelino Domingo, Victoria Kent y Ángel Galarza. El Santoñés organizará el Partido Republicano Radical-Socialista Independiente (PRRSI). En las elecciones generales de 1933 fue candidato por la circunscripción de Burgos pero no consiguió el acta de diputado. Al fusionarse el PRRSI con Acción Republicana se pasará a Izquierda Republicana. Tras los sucesos revolucionarios de octubre de 1934 fue detenido y encarcelado en el Penal del Dueso hasta agosto de 1935, cuando salió libre y se reincorporó a la política en Santoña. Su abogado fue Eliseo Cuadrao.

Dirigentes socialistas

Nombrado presidente local de Izquierda Republicana, en febrero de 1936 fue repuesto en su cargo de concejal (Durante la república no hubo elecciones municipales y era el gobierno el que componía los ayuntamientos), ostentando la alcaldía su compañero de partido Epifanio Azofra. Como anécdota se puede recordar que en una ocasión Villarías afirmó que era más fácil ser gobernador en Burgos que alcalde en su Santoña natal.

Tras el dudoso triunfo del Frente Popular y la consiguiente tensión y frustración, el ambiente se enrarece en toda España. En los primeros días de la guerra, Gregorio Villarías y su hermano Leoncio se movilizaron junto con el alcalde de Santoña, Epifanio Azofra, y el comandante de la guarnición de Santoña, García Vayas, desactivando los planes golpistas de varios oficiales. Mientras García Vayas marchaba a Santander para asegurar la lealtad republicana del cuartel de la capital cántabra, Gregorio Villarías lideró una columna mixta de soldados, guardias civiles, carabineros y milicianos que se dirigió al Puerto de los Tornos y estableció el frente en la Merindad de Montija, conservando para la República el Valle de Mena y algunos pueblos montijanos. De hecho, escribió en el primer número de los milicianos de izquierda republicana (27 de noviembre de 1936) la frase: “Ellos son el mayor orgullo de mi vida y para ellos queremos todos los homenajes” referida a los primeros 120 milicianos que habían permitido controlar esa zona del lado de la II República.

EL SOCIALISTA (22/08/1936)

El general Mola, con el que Villarías tenía cierta amistad, había retenido en Burgos a dos de sus hijas pequeñas (¿Amelia? ¿Josefa?) y a un sobrino, presionándole para que cambiara de bando. No lo hizo. Entiendo que quizá son las dos hijas menores de catorce años que quedaron en zona nacional junto a Amelia. En el frente burgalés Goyo se distinguió por el trato humanitario que dio a los prisioneros enemigos y por haber evitado algunas muertes, a pesar de la presión ambiental a uno y otro lado de la trinchera. Villarías estuvo en todo momento al mando de las fuerzas republicanas del frente oriental burgalés, que se conocían popularmente como "Columna Villarías", y que, a comienzos de 1937, quedaron regularizadas como División quincuagésimo segunda del Ejército Popular de la República. G. Villarías López ostentó el mando de la misma como mayor de milicias, cubriendo el frente comprendido entre las Estacas de Trueba y el Puerto de Angulo, en los confines con Álava. Todo desde su cuartel general en Noceco.


Jesús Gutiérrez Flores y Enrique Gundín de la Lama comentan en “Cuatro derroteros de la Guerra Civil en Cantabria” que un hijo de Gregorio fue voluntario nacional en el frente de Madrid en diciembre de 1938. Dan el nombre de Gregorio Villarías Alonso pero es una errata. El nombre correcto, evidentemente, era Gregorio Villarías Palacio quien, una vez tomada Santander, se incorporó, en diciembre, voluntariamente al ejército franquista. Solo tenía dieciséis años. Sentó plaza en el batallón de transmisiones y, sí, permaneció el resto de la guerra en el frente de Madrid.

Como decíamos la población de Montija guardaba un buen recuerdo de Goyo: "Yo tenía 12 años, aquí la guerra se pasó bastante bien porque las tropas no mataron a nadie, aquí estaban las tropas republicanas de Villarías, me acuerdo de él, era muy alto, iba vestido con unos pantalones de cuero y eso, pero hablaba con cualquier chaval, con todo el mundo".

Milicianos de la "Columna Villarías"

Al producirse la ofensiva franquista de agosto de 1937, la División de Villarías no sufrió ataque directo. Con la caída de El Escudo recibió órdenes de replegarse hacia Santander. El 23 de agosto se produjo la retirada republicana de Las Merindades. Gregorio Villarías logró escapar pasando a Francia.

A su vez, la familia de Leoncio Villarías López escapa hacia Asturias y recalarán en San Juan de Luz antes de cruzar el charco hasta Nueva York y entrar en Méjico por Nuevo Laredo el 10 de enero de 1940.

Ambos hermanos Villarías fueron condenados en la España franquista por el Tribunal de Responsabilidades Políticas, que sentenció en 1940 la pérdida de todos sus bienes –y el fin, por tanto, de la conservera-, mientras el Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo condenó en 1944 a Gregorio a 12 años y 1 día de prisión por su condición de masón.

BOE 19/04/1940

En el exilio, Gregorio Villarías colaboraba activamente, desde el Petit Hotel de Casablanca, con la Junta de Asistencia a los Republicanos Españoles (JARE) que era de su amigo Indalecio Prieto, y en particular en el viaje que realizó el buque "Quanza" en el otoño de 1941, trasladando a refugiados españoles desde Casablanca (Marruecos francés) a México. Gregorio llegará a Méjico el 18 de noviembre de 1941 dando el nombre de su hermano como persona relacionada.

Lo de la asistencia a los refugiados fue un tema que desgarró al exilio republicano. Negrín, como presidente del gobierno, había creado el Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles (SERE) el 1 de abril de 1939. El JARE, sorprendentemente, se creó unos meses después. Y su actuación generó tensiones con las organizaciones del exilio y con el gobierno de Méjico al alterar según sus intereses las listas de refugiados con destino en ese país. Y Gregorio Villarías estuvo en el centro de esta polémica. Pero no se preocupen porque el SERE no tenía mejor fama.


¿Y el café? Para ello debemos comprender que entre el primer barco de exiliados el 14 de julio de 1939 y hasta 1942 llegaron a México 20.000 individuos. Y que muchos se agruparon, y se ayudaron, en el centro de la ciudad azteca. Al poco tiempo de su llegada dos de los hijos de Leoncio y Juliana (Leoncio y Juan) entraron a trabajar en un negocio de café llamado “Cafemex”. Cuando el propietario lo traspasó, Leoncio Villarías padre decidió adquirir el inmueble y cambiar las conservas de pescado por el café. Fue así como en 1942 se dio la fundación del “Café Villarías” y el cambio de las tres sardinas por tres granos de café. ¿Y de dónde sacaron el dinero unos exiliados? Algo ayudaría a Leoncio el recibir del JARE quinientos pesos mensuales como miembro de la Comisión encargada del estudio de Industrias Pesqueras, el recibir dos anticipos de mil pesos y que esta organización le pagase el colegio de tres hijos.

Pero también recibió dinero de la organización de Indalecio Prieto su viejo amigo Gregorio Villarías. No nos olvidemos del escándalo del barco “Vita” y el tesoro que gestionó este insigne socialista. El JARE le anticipó 500 pesos a deducir si, cuando el negocio esté en marcha, él fuese incorporado al mismo. También le concedió un préstamo de mil quinientos pesos con destino al estudio de industrias que tiene en proyecto, en las mismas condiciones de reintegro.


No parece que este negocio fuese bien dado que consta en los documentos los retrasos y dilaciones en la resolución por parte de la Secretaría de Marina en cuanto a la concesión de pesca y a la correspondiente ocupación de terrenos en la zona Federal y del Congreso del Estado de Guerrero y del Ayuntamiento de Acapulco que llevaron a clausurar la oficina de industrias pesqueras. Esta llevó a dimitir a los trabajadores del gobierno español en el exilio Guillermo Fernández y José Suárez y al despido de… Leoncio Villarías que fue indemnizado con 1800 pesos. Así que, entonces, de cabeza al negocio de venta de café.

La cafetería estaba en la esquina noreste de López y Ayuntamiento. Una zona que se llenó de españoles. Todo el local contenía –y contiene- un explicable y marcado perfil ideológico con camareros militantes con la bandera republicana en la camisa.

Detalle con las fotografías de Leoncio Villarías López y
Leoncio Villarías Hedilla. 

Allí trabajaron el matrimonio, formado por Leoncio y Juliana, y sus hijos Leoncio, Juan y Julián. Este último sufría esquizofrenia tras un bombardeo en Barcelona y estuvo internado en el Sanatorio Español de Méjico. “Café Villarías” donó durante años el café a esta institución. Si esto no fuese suficiente aportaron su grano para el esfuerzo de guerra contra el nazismo. Actualmente, se conserva la máquina de coser con que Juliana Hedilla confeccionaba los costales en los que se guardaban los alimentos destinados a Europa.

Gregorio Villarías falleció en la ciudad mexicana de Acapulco el 29 de agosto de 1946 a consecuencia de un accidente de tráfico, con 63 años de edad. A primeros de ese año se le condenaba al pago –a él y a su esposa en lo relacionado a los bienes gananciales- de 274.432 pesetas por una deuda contraída en 1923. También se publicaba en el BOE de ese año su obligación de pagar la deuda contraída con GYPSA de 42.131`25 ptas. Aunque sería insolvente según sentencia del Tribunal Regional de responsabilidades Políticas de Burgos de 1940. Y la publicación en noviembre de 1946 de un inmueble a subastar para pagar una deuda con el Banco de Santander no aclara mucho la cosa. Resumiendo: se le reclamaban estos, y otros, impagos comerciales producto de la guerra. Más aún, Amelia Palacio pleiteó para salvar algunos bienes por lo que residía en España.


Como última nota irónica dejaremos constancia de la comunicación de BANESTO de 1956 en la que informaba de la presunción de abandono en virtud de lo dispuesto en el Decreto de 24 de enero de 1928 de un saldo de 103`44 pesetas a nombre de Gregorio Villarías y que, caso de no reclamarse, pasarían al estado. ¡Genial!

Pero no solo dejó “cañones” a este lado del atlántico –que, en todo caso, serían injustos- sino que en su tierra de acogida también hubo alguna cosilla. Había contraído una deuda de 75.000 pesos para su industria pesquera poniendo como garantía el barco “Santander”. A las pocas semanas de su muerte se averió la nave y el Gobierno de la República descubrió con horror que no tenía pagado el seguro por lo cual se encontró con la deuda, un barco averiado, encallado en las playas de Acapulco y parcialmente saqueado. Para intentar salvar algo lo puso a la venta y pleiteó contra la compañía aseguradora. Cosas que pasan.


La mujer de Gregorio Villarías, Amelia Palacio García, falleció el 29 de octubre de 1976. Así lo recuerda la Diputación Provincial de Santander porque Gregorio Villarías… Palacio – el Goyo Villarías de derechas- era empleado de dicha administración.

En febrero de 1949 falleció también con 63 años Leoncio Villarías. El negocio de cafés lo llevará su hijo Leoncio con sus hermanos Juan y Julián. Finalmente será este Leoncio Villarías Hedilla el que se quede con todo el negocio. Además destacó por su participación en actos políticos y culturales de exiliados, como el caso del Centro Republicano Español de México (CREM). En 1966 se afilia a esta asociación y en junio de 1967 formará parte de su Mesa Directiva bajo la presidencia de Jacinto Segovia. Debido a la proximidad entre el Café Villarías y el CREM (estaban en la misma calle), y el papel que Leoncio desempeñaba en el mismo, el Café pasó a convertirse en un informal Consulado de la República Española.


Leoncio hijo y su madre visitaron la España de Franco en 1968. Cuenta la viuda de Leoncio V. Hedilla (1921-2005), Gloria Solana, una historia reivindicativa sobre el tema en el periódico “El universal”.

Leoncio hijo fue presidente del CREM entre 1981 y 1993. Todos sus documentos fueron donados al Archivo General de la Villa de Madrid. En 1983 fue el encargado de develar en la capital del Reino de España un monumento a Lázaro Cárdenas. En una entrevista enfatizó que: “Por aquí han pasado muchos, pero muchos refugiados, Porque, claro, aparte de ser expendio de café, llevamos también los asuntos del Centro Republicano, y la gente nos conoce mucho, en cualquier parte. Inclusive en España. Este ha sido siempre un centro de reunión, ahora menos, desgraciadamente, porque muchos han desaparecido."

Leoncio Villarías Hedilla.

A la muerte de Leoncio -el joven- su hijo Diego se hizo cargo del negocio.



Bibliografía:

“República, guerra civil y posguerra en Espinosa de los Monteros y Merindades de Montija, Sotoscueva y Valdeporres (1931-1950)” Fernando Obregón Goyarrola.
Blog “Las Merindades en la memoria”.
Congreso de los diputados de España (www.congreso.es)
Periódico “El Universal”.
Café Villarías (cafevillarias.com)
Archivo PARES del Ministerio de Cultura y Deportes de España.
“El aparato provincial durante la Segunda República. Los gobernadores civiles, 1931-1939”. Joan Serrallonga Urquidi,
“Y en el recuerdo, la cárcel: los gobernadores civiles radicales socialistas del primer bienio de la segunda república” Diego Cucalón Vela.
B.O.E.
“Cuatro derroteros de la Guerra Civil en Cantabria” por Jesús Gutiérrez Flores y Enrique Gundín de la Lama
“Junta de Auxilio a los republicanos españoles (JARE) Libros de actas (193942)”
“Guerra Civil en Cantabria y pueblos de Castilla” por Jesús Gutiérrez Flores.
“1945, entre la euforia y la esperanza: el México posrevolucionario y el exilio republicano español”. María del Carmen Serra Puche, José Francisco Mejía Flores, Carlos Sola Ayape.
“El dinero del exilio: Indalecio Prieto y las pugnas de postguerra (1939-1947)”. Ángel Herrerín López.
Boletín Oficial de Cantabria.
Periódico “El Socialista”.
Fototeca digital de España.
“Los primeros fabricantes de la industria conservera en Santoña” de Luis Javier Escudero Domínguez.
Todocoleccion.net

Anejos:

GREGORIO Y LEONCIO VILLARÍAS LÓPEZ, de 53 y 50 años de edad, vecinos de Santoña, casados, industriales y en la actualidad huidos al extranjero, por la Comisión de Incautación de Bienes de Santander, y remitido a este Tribunal, sin resolución en el mismo (sentencia 3.485 en Burgos el 13 de abril de 1940).


PRIMER RESULTANDO: (...) GREGORIO VILLARÍAS LÓPEZ, personalidad destacada en Santoña, por su posición económica e industrial, y de ideas izquierdistas muy acentuadas, perteneciendo como afiliado al partido de Izquierda Republicana, presidió la agrupación del Frente Popular en aquella población, siendo concejal de su Ayuntamiento; fue el más eficaz propagandista del Frente Popular en Santoña, y desde los primeros momentos asumió el mando militar como general del Ejército rojo, en el sector de Los Tornos, en la limítrofe con Burgos, ejerciéndolo hasta la liberación de la provincia de Santander, en cuyo momento huyó al extranjero sin que haya regresado aún y sin que por las Autoridades Militares se le siga procedimiento judicial. Hechos privados. LEONCIO VILLARÍAS LÓPEZ, de iguales ideas y tendencias que su hermano Gregorio, coadyuvó con éste en todos sus manejos políticos y fue también Presidente del Frente Popular de Santoña durante la dominación roja y concejal de aquel ayuntamiento; fue uno de los asaltantes del cuartel de Infantería de Santoña y considerado por las autoridades locales como autor moral y material de los desmanes de la canalla marxista. Al liberarse Santander, huyó al extranjero con toda su familia, sin que haya regresado aún a España. Consta que por las Autoridades Militares no se le sigue procedimiento judicial. Hechos probados.

SEGUNDO RESULTANDO: Que los bienes que resultan de la propiedad de los expedientados, ascienden a doscientas noventa y una mil quinientas once pesetas, con veintinueve céntimos, los de Gregorio, y a doscientas ocho mil doscientas ocho pesetas, con cincuenta y seis céntimos, los de Leoncio, habiéndose interpuesto varias tercerías de dominio, teniendo como cargas familiares la esposa y dos hijos menores de 14 años, en zona nacional el Gregorio, y la esposa y otros dos hijos menores Leoncio, huidos con éste al extranjero.

TERCER RESULTANDO: Que por la esposa del encartado GREGORIO VILLARÍAS, hecho uso del derecho que le concede aquel artículo en escrito en el que reconociendo que su esposo militó en los partidos del Frente Popular, alega en su defensa, que su actuación fue limpia y empleó su jerarquía para salvar a sacerdotes y familiares suyos de ideas derechistas a otras personalidades del campo de derechas, acompañando para justificarlo, escritos de varios favorecidos y solicitando se oiga a otras personas sobre hechos análogos, y por último se alega que su hijo Gregorio Villarías Palacio, al ser liberado Santander, con 16 años, se incorporó voluntario a las fuerzas nacionales en diciembre de 1938. Hallándose en el Batallón de Transmisiones, habiendo estado hasta la terminación de la guerra en el llamado frente de Madrid. Por LEONCIO VILLARÍAS, no se ha presentado ningún escrito de defensa, habiéndose observado las prevenciones legales en la tramitación de las actuaciones.


FALLAMOS: Que debemos condenar y condenamos al expedientado GREGORIO VILLARÍAS LÓPEZ a la sanción de PÉRDIDA TOTAL DE SUS BIENES Y EXTRAÑAMIENTO, proponiendo al Gobierno la pérdida para el mismo de la nacionalidad española, y al expedientado LEONCIO VILLARÍAS LÓPEZ, a la sanción de INHABILITACIÓN ABSOLUTA POR QUINCE AÑOS DESTIERRO POR EL MISMO PERIODO DE LA PROVINCIA DE SANTANDER, y la económica de DOSCIENTAS CINCUENTA MIL PESETAS (...)


domingo, 20 de enero de 2019

Desnudando, por dentro, el Alcázar de Medina de Pomar.



Tras conocer la historia y el exterior del alcázar de Medina de Pomar es el momento de atravesar la única puerta superviviente y acceder al… interior. Hoy necesitaremos desentumecer nuestra mente hasta límites insospechados porque habremos de imaginar muchas cosas para comprender el valor que hubiera tenido este edificio de haber aguantado.


Recurriremos, nuevamente, al bueno de Julián García Sainz de Baranda para que nos presente el interior: “Si exteriormente, aparece muy bien conservado y aplomadas sus torres, interiormente presenta el más desconsolador aspecto; completamente desmantelado desapareció por la acción del tiempo, los agentes atmosféricos y la incuria incomprensible de sus propietarios, todo lo que de regio, señorial y artístico conservaba; aún quedan en sus muros algunos restos que reflejan la suntuosidad y gusto que presidió en la ornamentación de la morada de los Condestables y que sirven de paso al curioso visitante, de recuerdos de pasadas grandezas”.

Alcázar de Medina de Pomar (1973)

Poco a poco. Los espacios del Alcázar se dividían en salones nobles y zonas de servicio porque, en la arquitectura castellana de la segunda mitad del siglo XIV, es difícil hablar de la diferenciación de espacios públicos y privados o de la creación de salas especializadas. Los salones se caracterizaban por su multifuncionalidad, pudiendo tener un destino más público o privado, albergar banquetes, bailes, recepciones más íntimas... No había una zona residencial diferenciada, con las unidades de cámara y retrete como las que comienzan a desarrollarse en el contexto francés, ni una sala prevista como capilla. Supongo que para eso habían pagado a las Clarisas un convento.

En estos ambientes las telas dividirían espacios de las estancias, la adecuación de espacios públicos o privados e incluso la definición de la circulación entre ellos. El testamento del fundador del alcázar nos permite atisbar la riqueza que contenía:

“E otrosy le mando más a la dicha doña María todos los paños de oro e de seda que son de paramentos. E otrosy todos los paños frangeses, e vancales, e mantas de pared, e tapetes, e alfonbras, e mantas de estrado, e almadraques, e reposteros; e otrosy todos los otros paramentos, cortinas, e colchas de palo de oro e de seda e de sirgo e de lino, e sávanas, e almadraques, e almadraquejos, e ca vega les, e toda guarnigion de camas”.

Chimenea (Cortesía de "Castillos del Olvido")

Pero se ha perdido mucho para una correcta interpretación de los interiores lo que deriva en la siempre difícil conjetura. Es en este momento cuando lamentamos que no se hiciese un estudio arqueológico previo a la destrucción de elementos previa a la restauración del edificio. Por ejemplo, ¿existió un sótano? En fin…

Escalera noble del alcázar de Medina de Pomar.

Analicemos los que serían espacios de servicio. Desde las puertas, al este y al oeste, se accedía a la planta baja de la sala alargada central que contaba con dos pisos. Recordemos que las torres se dividían, respectivamente, en tres pisos la torre sur y cuatro la norte, M. Sobrino supone que la planta baja del edificio central estuvo dividida, a lo largo, con vigas para sostener la techumbre que servía de suelo a la planta superior. Razón por la cual las puertas de acceso a las torres laterales se encontraban ligeramente desviadas, evitando así coincidir con esta hilera central de apoyos. Además de esta separación, en los planos previos a la restauración aparece otra división transversal por un murete que después fue destruido. Supongo que lo harían porque era posterior a la fábrica inicial dada la forma en la que engarzaba en la pared. ¿Había divisiones a lo ancho? Tal vez. Pero hay que tener en cuenta que podían ser móviles (madera o tela).


Teníamos así un espacio abierto (Un “open concept” de los televisivos programas de reformas) reconfigurable al gusto o necesidad. Además, tengamos en cuenta que habría una diferencia hoy perdida en el nivel del suelo que se deduce de las alturas de la puerta de entrada, la chimenea y la puerta hacia el husillo, notablemente más baja y que coincide con una serie de aspilleras que hoy se sitúan casi al nivel del piso, en la pared de enfrente. Esta zona, por tanto, se encontraría a una altura más baja. El expolio sistemático de la chimenea y de la posible decoración que pudiera o no tener, nos impide calibrar la importancia representativa de este espacio.

También era la sala distribuidora de espacios: paso a la escalera de caracol y a las dos torres.

Yesería del cuerpo central

El pozo estaba situado junto a la puerta occidental original. Julián García Sainz de Baranda comenta, con respecto al pozo, que estaba en la torre derecha según la única entrada que conoció y que “hoy (está) cegado, destinado al aprovisionamiento del alcázar; al limpiarle, durante la última guerra civil para ponerle en condiciones de suministrar agua potable, sacaron de su fondo una vieja culebrina, que tal vez, hiciera resonar su estruendo en los robustos muros, en los antiguos tiempos”. Pozo y chimenea eran elementos asociados al confort y también al prestigio del edificio puesto que solo los más importantes disponían de pozo privado o conducciones de agua y chimeneas de un tamaño tan significativo. Volvemos a destacar el valor representativo del edificio.


La torre norte tendría otra escalera de madera, situada en el rincón sudeste, como parece revelar la disposición de sus vanos, y que se utilizaría como sistema de comunicaciones verticales para el servicio y para el cuerpo de guardia. En esta zona situaríamos la cárcel señorial. En la sala existente bajo esta torre nos encontramos con una serie de aspilleras abiertas a este y oeste (estas últimas, por su situación a baja altura, presuponen la presencia, al igual que en el muro oeste del espacio central, de una especie de "trinchera" interior). La planta baja de la torre sur estaría también dedicada a dependencias de servicio.

Ventana del cuerpo central con restos de Yesería.

En la pared este del cuerpo central, junto a la chimenea, se abría la entrada al husillo de la escalera de caracol decorada con el escudo de los Velasco y restos de otro en las albanegas que debió ser el de los Sarmiento, de forma semejante a la alternancia heráldica de este mismo espacio en la primera planta. Esta escalera era, por tanto, un medio de comunicación vertical privilegiado, marcado como tal por la heráldica, que daba acceso a las salas principales de aparato y que se complementaba con la citada escalera de servicio de la torre norte.

Primera planta del salón central (Sobrino)

La planta superior del edificio central era diáfana, un salón alargado de veintiún metros y medio de largo por ocho de ancho, que por su perdida decoración y la presencia de la chimenea es uno de los salones principales del palacio. Se decoraba con un friso de yeserías prácticamente desaparecido pero que quedó reflejado en algunas descripciones y fotografías previas a la última restauración. Sobre un fondo de decoración vegetal surgía una decoración de cintas que albergaba en el centro varios medallones con veneras. En la parte inferior (y quizá en la superior) había una inscripción que contenía fragmentos del padre nuestro y del credo. García Sainz de Baranda leyó Dominus mihi custos” aunque probablemente la inscripción rezaría “Dominus mihi adiutor”, fragmento del salmo 117 que aparecía en las doblas de oro y los reales de plata acuñados por Pedro I, en algunas piezas de artes suntuarias de la época y que decoraba también las puertas del Salón de la Media Naranja del alcázar de Sevilla.


Por encima de las yeserías teníamos la perdida cubierta. Según parecen indicar las trazas dejadas por la viguería en los muros, era una techumbre de madera de par y nudillo, con tirantes dobles, de cuya decoración no conservamos ninguna referencia. Miguel Sobrino considera que esta techumbre estaría trasdosada por una estructura de jabalcones (Maderos oblicuos que mantienen las vigas apoyadas en la pared) que realizaría las funciones portantes y cuyas huellas persisten en los muros. La sala se iluminaba mediante cinco ventanas en alto que también estarían decoradas con yeserías, de las que se conserva un pequeño fragmento en el que se puede leer “ore alcanga buena es” y que a principios de siglo todavía conservaba un fragmento del avemaría. Por debajo de estas ventanas se situaban los balcones hacia las fachadas este y oeste. Los dos occidentales daban paso al cadalso de la fachada principal.

Estado actual cuerpo central.

Este espacio que, para Sobrino, fue uno de los más notables de la Castilla medieval, se encuentra hoy irreconocible. No han sido respetados ni siquiera sus límites horizontales: la superficie plana del suelo ha sido transformada en un abismo de más de siete metros de caída y la majestad cóncava de la techumbre, convertida en un plano blanco. Los ventanales del frente occidental han quedado colgados a media altura, y una estrecha pasarela constituye el único acceso a la torre norte. La nueva escalera centra los elementos de una intervención efectuada sin la más mínima consideración hacia la antigua organización simbólica y espacial.


Desde esta sala noble se accedía a otro espacio cuadrangular de representación alojado en la torre sur, de unos diez metros de lado. Esta sala era iluminada por varias ventanas bíforas situadas en los muros sur, este y oeste. Son las únicas que reciben decoración heráldica en el exterior. Si lo visitan verán que la ventana del muro este ha sido rehecha y carece de escudo. En las otras tendrán los escudos de Velasco y Sarmiento. Hay, también, un armario alto que se cerraba con una puerta de hierro de doble hoja -como aparece descrito en las fuentes-.


Esta sala estaba decorada en su parte superior por un friso de ricas yeserías mejor conservadas que las del salón central. El fragmento mejor conservado es el del muro sur, en el que se alternaban arcos de lambrequines y angrelados, que albergaban una densa decoración geométrica y vegetal, con hojas de palma con florecillas inscritas y hojas digitadas. Los arcos de lambrequines trasdosaban un arco de medio punto con una decoración de celdillas en las que se inscribían medallones estrellados con inscripciones en árabe que son similares a las que aparecen en decoraciones de palacios contemporáneos.

Los arcos angrelados situados en los extremos del friso incluían en cartuchos en forma de cruz las palabras “Déos, Dei” y la letra “M” en los brazos, esta suele aparecer como referencia a María en los amuletos cristianos. Basilio Pavón Maldonado ha destacado que la asociación del nombre de Dios en árabe y en latín en la misma iconografía no resultaba frecuente en la decoración de los palacios. Coronando los arcos aparecían medallones alternando los escudos de armas de los Velasco, los de los Sarmiento y diseños geométricos, que en ocasiones albergan epigrafía árabe con expresiones como “el imperio” o “no hay más dios que Alah”.

Fotografías de los yesos
de mediados del siglo XX

De este espacio monumental solo nos queda, aparte de sus muros, un fragmento del friso de yeserías, elemento de más de un metro y medio de altura que ha constituido el único foco de atención para múltiples investigadores. Amador de los Ríos comentaba en su obra que “no ha gozado no en esta provincia de Burgos, sino quizás en todas las de Castilla, de otro más bello que el presente, formado de fingidas celosías, al gusto y manera granadinos, semejantes a las que recorren por igual los muros del Salón de Embajadores, del mudejar Alcázar sevillano”. Una muestra de su importancia es el hecho de que las fotografías antiguas del interior del edificio se centran básicamente en recoger el aspecto de estos elementos ornamentales. Poco verán si lo visitan hoy: sólo el paño meridional se mantiene prácticamente íntegro. Gracias a los restos subsistentes de los otros tres paños y a las antiguas fotografías, se ha podido comprobar que el trazado de cada paño respondía a un diseño diferente, adoptando además en cada lado diferentes motivos decorativos, en lo que supone una verdadera demostración de recursos por parte de sus artífices. Para avergonzarnos porque hasta bien entrado el siglo XX habían sobrevivido a todos.


Este friso estaba compuesto por seis arcos polilobulados separados entre sí y que cobijaban, a su vez, arcos de medio punto con una decoración de celdillas formando estrellas y pentágonos donde se inscribían flores y textos en árabe y latín. Coronando los arcos, también había medallones con los escudos de los Sarmiento y los Velasco y todo el espacio se rellenaba con decoración vegetal sobre la que se dibujaban medallones con veneras, diseños de sebka y cintas entrelazadas de diversas formas. En el centro de la pared el panel era diferente al resto, sin elementos vegetales, con una decoración de lazo de ocho.

En las esquinas se proyectaban grandes escudos de los Velasco, aprovechando el paso del cuadrado al ochavo de la cubierta. Por encima y por debajo de los arcos había un registro con inscripciones religiosas en latín, concretamente fragmentos del miserere, en ocasiones interrumpido por letras mal colocadas o un escudo de Castilla, que muestra la recolocación de fragmentos de yesería a lo largo del tiempo. Aparecen también fragmentos del credo, del padrenuestro y algunas palabras en castellano de difícil interpretación. Varios investigadores han subrayado el gran valor artístico de estas yeserías y las han relacionado con las influencias almohades en Castilla. Destaquemos que eran yeserías de alta calidad al nivel del Salón de la Media Naranja del alcázar de Sevilla y algunos de sus motivos concretos, como los discos de lazo curvilíneo, se han puesto en relación con las yeserías de la Casa Olea en Sevilla, Santa Clara de Tordesillas y la Sinagoga del Tránsito en Toledo. ¡Ahí es nada!

No solo eso, hay doctorales polémicas en cuanto a su interpretación y a las referencias que contienen pero es casi seguro que la qubba de Las Torres no fue una capilla con lo cual la activación de las cualidades metafóricas del friso en relación con la discusión sobre una posible estatua de la Virgen María no resultan tan evidentes. Ya hemos dicho que tenían a las clarisas para los temas religiosos.

Cubierta Qubbat

Está claro que se tuvo cuidado seleccionando a los artistas. Conocían las formas y las técnicas de los principales edificios del reino. Olvidémonos de teorías integradoras o buenistas contemporáneas porque estas yeserías no respondían a un deseo de integrar al moro o de apropiarse de la cultura del vencido sino que representan un proceso de evolución de la arquitectura áulica en el reino de Castilla.

La cubierta, como hemos apuntado, correspondería a una techumbre ochavada de madera, tal y como parecen indicar las trazas (hoy perdidas) que dejó en los muros. Sobrino ha identificado por los huecos de los mechinales otra estructura que se superpondría a la techumbre eximiéndola de soportar cualquier otro peso que no fuera el suyo y que, a su vez, servía como base para la estancia del archivo.


La mencionada techumbre ochavada de la torre sur se debió conservar durante varios siglos, pues aún en el XVII se denominaba esta sala como “la quadra de la naranja", denominación similar, y no es una comparación baladí, a la que tenía el Salón de Embajadores del Alcázar de Sevilla. Partiendo de esta semejanza en el nombre podríamos haber tenido una semejanza en la forma –semiesférica-. Esto implicaría la temprana integración de técnicas de los principales edificios reales a ambos lados de la frontera en un edificio nobiliario. De hecho, una de las torres de la casa del Cordón tenía este mismo tipo de techumbre.

Los autores de la moderna intervención no comprendieron lo que veían y tendieron sobre los muros, a la altura del arrocabe, sendos forjados planos, que hacen poco menos que imposible la futura recuperación espacial de estos importantísimos ámbitos civiles de nuestra Edad Media.


Esta habitación cuadrangular, con el friso de yeserías en la parte superior y cubierta por una techumbre de madera ochavada y quizá cupulada constituye, como ha sido puesto de relieve no solo por Miguel Sobrino González sino también por Juan Carlos Ruiz Souza o Manuel Valdés Fernández, una autentica qubba, estructura centralizada habitual en la arquitectura islámica tanto en contextos funerarios como palaciegos. Son las fuentes literarias, sobre todo de la época de taifas, quienes nos hablan de la abundancia de estructuras cupuladas que, por ellas, manifestaban su condición de edificio de poder. Las fuentes las llamaban Qubbat al Khadra”. Este simbolismo facilitará su difusión por los demás reinos ibéricos. Pedro I utilizó con profusión esta estructura en los palacios que levantó. Estos, a su vez, sirvieron de referencia para nobles y jerarquía eclesiástica de las últimas décadas del siglo XIV y a lo largo del siglo XV.

En este proceso de integración de estas salas de representación destacamos el papel pionero del alcázar de los Velasco de Medina de Pomar. Es el primero que se ha conservado fuera de los territorios andaluces y el que tuvo mayores dimensiones, con diez metros de lado. Por otra parte, su utilización como sala noble del palacio, nos indica que no solo se estaba referenciando un modelo áulico prestigioso, sino que los Velasco tenían plena consciencia de la función y carga semántica que había tenido en los ejemplos sevillanos y nazaríes.

Batalla de Montiel donde derrotan a Pedro I de Castilla.

Las crónicas indican que, antes de cambiar sus alianzas, Pedro Fernández de Velasco era uno de los hombres de confianza del rey Pedro I. En 1358 el rey le encargó la guardia y cuidado de su nueva amante Aldonza Coronel en Sevilla y en Carmona. Este trabajo de burdelero le pondría en contacto con los nuevos proyectos artísticos regios y los edificios ya existentes. Además tras la victoria Trastámara debió visitar nuevamente Sevilla. Esta nueva visión arquitectónica venía de maravilla para sus objetivos de legitimación en Medina de Pomar.

En la última planta de la torre sur tendríamos una sala restringida para archivo y guarda del tesoro familiar. Este espacio, reconstruido por Sobrino, no tenía entrada directa desde el interior de la torre, sino que para llegar a ella había que subir a la cubierta del edificio central. Atravesando este espacio se llegaba a unas escaleras adosadas al muro de la torre sur que conducían a una puerta en alto, parcialmente embutida en la cubierta, tal y como parecen indicar las trazas reflejadas en fotografías previas a la restauración. La entrada actual es muy posterior.

Actual acceso al archivo de la torre sur. 

El único vano original de esta estancia debía ser, además de la puerta, la estrecha ventana simple abierta al oeste; otros dos huecos hoy existentes deben ser más modernos, producto de algún cambio de uso posterior de este espacio, lo cual explicaría el diferente trazado y aparejo que presentan respecto a los otros vanos del edificio.

En las paredes se pueden observar todavía los antiguos armarios empotrados en los muros, con las huellas de los goznes para las puertas de madera que los cerraban. Servirían para albergar las arcas con los documentos, metales y otros objetos preciosos y hoy en día se utilizan como depósito para el archivo municipal.

Pensemos que lo que se guardaba en Medina de Pomar, al ser la cabeza de Castilla Vieja y su alcaide ser el recaudador, era relevante protegerlo. Por dos recibos conservados (de 1432 y de 1462) se sabe que se custodiaban escrituras de propiedades y documentos de compra.

Por encima del archivo, la torre sur aún daba lugar a un último nivel a la altura del almenaje que constituiría la mejor atalaya sobre el territorio, además de servir de pantalla contra la humedad que pudiese llegar al archivo a través de la cubierta.

Degüello de Pedro I de Castilla.

Lo que se ha salvado de la dejadez, el abandono y la ignorancia resulta de gran interés al indicarnos que se conocía formalmente el tipo de ornamentación de los palacios anteriores, su contenido y sus significados asociados: la escritura; las inscripciones en latín, castellano y árabe que remitían a las estrategias de reafirmación del poder monárquico de Pedro I; y el contenido de los textos donde las inscripciones latinas o en castellano eran excepcionales en la arquitectura civil del siglo XIV.

En Medina de Pomar no sólo se integró decoración epigráfica en árabe e inscripciones religiosas. Por una parte, seguimos encontrando –llevaban entonces más de cien años haciéndolo- expresiones religiosas en árabe, más o menos ambiguas y apropiadas para los dos credos, como sucedía en Sevilla. Pero… en Las Torres no hay inscripciones coránicas complejas, ni alusivas a la protección, a la bendición o al buen gobierno (o no nos han llegado). Todas las inscripciones se asocian con el poder y la victoria: El Imperio, el lema nazarí no hay más vencedor que Dios; y el Imperio de Dios.


Las inscripciones propiamente religiosas en este edificio se exhiben en latín, lengua oficial de la religión católica, y son claramente afirmaciones de la fe cristiana: el credo, las primeras partes del padrenuestro y el miserere, pidiendo el favor de la Virgen calificada como Mater Dei. Por último aparecen fragmentos en castellano, pero su deficiente conservación impide saber qué tipo de mensaje transmitían.

En cuanto a la decoración heráldica destaca que la repetición alterna de los escudos de los Velasco y de los Sarmiento permite exaltar el linaje de los fundadores y a marcar los lugares de representación del palacio. En esta serie de escudos en las yeserías de Medina de Pomar destaca la aparición del escudo del reino de Castilla. ¿Patriotismo? No. más bien amiguismo. Este tercer escudo explicaba a todos la amistad que unía a Pedro Fdez. de Velasco y al primer Trastámara, Enrique II, y la concesión de la villa, de nuevos cargos cortesanos y de una nueva posición social.

Actual techo de la sala central

Vemos que nada es inocente, ni un solo recurso artístico. La nobleza emuló el programa constructivo de Pedro I buscando devaluar las reformas políticas de este (centralidad y preeminencia). En Medina de Pomar encontramos la aparición de una auténtica qubba como sala de representación, estructura preferente en los palacios de Pedro I y que ahora sería utilizada por un linaje nobiliario en pleno ascenso, necesitado de nuevos espacios de poder. Los edificios, los yesos y, también, los mensajes contenidos actuaban en contra del rey destronado y a favor de Enrique II. Este era presentado como auténtico rey cristiano, defensor de Dios y de la iglesia frente a Pedro I que figuraba como un “enemigo de Dios e de la su sancta Madre Eglesia, un rey tirano y anticristiano que defendía a los judíos y colaboraba con los moros que con él vinieron para estorvar los nuestros regnos e toda la Christiandat”. Se acusó a Pedro de haber atacado a la nobleza y a la iglesia y de haber estado acrecentando “e enrrequegiendo los moros e los indios e enseñoreándolos e abaxando la Fe católica de nuestro señor Ihesu Christo”.

Pero I era un hereje, o eso quería dejar claro la propaganda, pero, además, era amigo de los judíos. ¿Y de los moros? Pues, va a ser que sí pero por razones coyunturales: la recuperación de varias plazas por los nazaríes. Esto permitió que la cultura nazarí fuese interpretada positivamente y la integración de la estética del poder andalusí por los reyes castellanos del siglo XIV. El propio Enrique retomó la estructura de la qubba y otros elementos propios del arte nazarí. Y en este ambiente político cultural se construye el alcázar de Medina de Pomar y se colocan sus yesos en árabe.

Sala en la base de la torre.

Los textos de estas yeserías estaban más o menos estandarizadas y se situaban en una frontera ambigua entre lo legible y lo ilegible, con varios niveles de definición aunque normalmente sus contenidos se adaptaban a las coordenadas culturales y religiosas del momento. En este caso, frases alusivas al poder y que ya habían sido incorporadas por Pedro I en su palacio y ahora aparecían en el palacio de sus vencedores.

Así el perdido interior de Las Torres mostraba el gran animal político que era Pedro (I) Fernández de Velasco.

Hemos recorrido de fuera a adentro una construcción con una función tripartita: fortificación, Palacio señorial y archivo y tesoro familiar. A las tres funciones principales añadimos otras evidentes como las de almacén, cárcel o cuadras. En la planta baja del edificio se disponían de dos amplias salas en los cuerpos de arranque de las torres, que se convertían en espacios diáfanos al estar ambas demediadas por un gran arco diafragma que servía de apoyo a la correspondiente alfarjía de la planta noble.

Mucho se ha perdido.

Les dejo con la descripción del catastro del Marques de la Ensenada:

“Lo primero, dos torres alcázares de considerable elevación, con su casa torre en medio de ellas, más baja, enlazadas unas con otras sitas en esta dicha Villa y barrio de la Puerta que se dice de la Villa con su foso y contrafoso circunvalado de pared con dos puertas fuertes que miran al Poniente y Ocaso de treinta y cuatro pies de ancho y treinta y siete de siete de fondo, las dos primeras cada una y la de en medio veintisiete de fondo y setenta y dos de ancho que surcan al cierzo con la puerta; Solano el Barrio de la Puerta de la Villa; Ábrego, casas del Campo de la villa; y Regañón el del Rollo: tienen unas y otras cuartos altos y bajos, aunque su habitación interior se halla sumamente arruinada, con un pozo de bastante caudal de agua y caballeriza; las cuales dichas torres se hallan al cuidado de D. Marcos Bonifaz, su Alcaide con sus dos cañones pedreros, al parecer de bronce el uno y el otro de fierro colado, nadie las habita porque además de no producir renta alguna tiene la gran Casa de S. E. el cuidado gravoso de contribuir a los reparos para su permanencia”.



Bibliografía:


“El alcázar de Medina de Pomar y la Casa del Cordón. La creación de un palacio especializado nobiliario”. Elena Paulino Montero
“El patrocinio arquitectónico de los Velasco (1313-1512): construcción y un contexto de un linaje en la Corona de Castilla”. Tesis doctoral de Elena Paulino Montero.
Catastro del Marqués de la Ensenada.
Castillos del Olvido.
Duero Mudejar.
Fototeca digital de España.
“Apuntes históricos sobre la ciudad de Medina de Pomar” por Julián García Sainz de Baranda.
“Burgos, torres y castillos” de Fray Valentín de la Cruz.
“Medina de Pomar, cuna de Castilla” de la Asociación de Amigos de Medina de Pomar.
“El Alcázar de los Velasco, en Medina de Pomar (Burgos). Un espacio áulico andalusí en el Norte de la vieja Castilla”. Miguel Sobrino González.