Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


sábado, 30 de agosto de 2014

La iglesia más pequeña.

Si tecleamos en la internet el nombre de Escanduso lo más probable es que os encontréis con frases de este estilo: "La iglesia románica más pequeña del mundo sin ser ermita", "escondida en un recodo de la carretera se encuentra la pequeñísima iglesia de Escanduso" y otras del mismo pelo.

Iglesia de Escanduso (Merindad de Castilla la Vieja)

La primera cuestión es distinguir una iglesia pequeña de una ermita. Iglesia, según la RAE, es un templo cristiano, sin más. ¿Y una ermita? Pues, un templo cristiano. Sí y no. Mirad, la ermita es una Capilla o santuario, generalmente pequeño, situado por lo común en despoblado y que no suele tener culto permanente (RAE). ¡Acabáramos! la diferencia no está en el tamaño sino en la frecuencia del culto. El enorme templo donde se guarda la Virgen del rocío es una ermita y no una iglesia o una basílica.

El "diccionario Madoz" lo subrayaba indicando que el culto era servido por el cura de Escaño, población de la que dependía, como nos recuerda el "Miñano".

Vale, es una iglesia. Y, además, románica. La población aparece en el cartulario de Oña (1011) junto a Escaño. Juntos, inseparables porque a Escaño le designa Villa Estaño (y el Becerro de Behetrías "Estaño"). Sainz de Baranda escribía en sus "Apuntes sobre la historia antigua de Las Merindades de Castilla" que la equivalencia de los nombres nos llevaría a pensar que serían "Escan de yuso" (estanque, plano o terraza de abajo) o Escaño y "Escan de Suso" (idem de arriba) o Escanduso. Evidentemente cada población tenía su templo.

Otra pista que nos lleva atrás en el tiempo es el patrón de la iglesia: San Miguel, una advocación que se generalizó entre los siglos V y VIII. Una época de cultura neovisigoda y templos de pequeñas dimensiones... más aún si la población era pobre. Por ello, nos encontramos con un edificio de una sola nave, con un reducido ábside y recortada espadaña de solitaria campana. Se desvía de los cánones del románico en su techumbre de vigas y tablazón de madera (ahora con acero). El ábside presenta en su exterior aparatosos y desproporcionados contrafuertes acompañados de gruesos muros de mampostería. Junto al campanario se encuentra su portada de arco de herradura que insta a humillarse para acceder al templo. En el muro existe una pequeña ventana geminada (por sus hechuras, ¿quizá del siglo X? ¿Quizás torpe trabajo de mal cantero?) que hoy puede recordarnos a dos cerraduras pero que serían ventanas decoradas con torpes arcos de herradura.

El interior vacío, sin pinturas, con un arco de medio punto que da acceso al ábside, una pila bautismal y una pila para el agua bendita inmediata a la entrada. incluso las impostas del arco son totalmente lisas. Aunque Julián García Sainz de Baranda en su obra "Medina de Pomar, arqueológico y centro de turismo" (1934) dice que "en su tesoro (el de Escaño), una soberbia cruz de bronce patada, del siglo XIII, con hermosos esmaltes de Limoges, que perteneció, antes a la iglesia del pueblecito de Escanduso"

Fuera, a sus pies, el pequeño cementerio, proporcionado con la iglesia. El templo está restaurado gracias al esfuerzo de sus vecinos que, como aquellos 1000 años antes, se convirtieron en maestros canteros y albañiles para recuperar esta joya.

Iglesia de San Miguel de Escanduso

Y después de todo esto os presento la causa de que haya terminado el verano hablando de esta pequeña iglesia: Eduardo de Ontañón y un artículo publicado en LA LUZ de la República el viernes 24 de febrero de 1933 que os trascribo.

"Yendo de Villarcayo para Santelices a un lado de la carretera, con luz escarchada de mañana, está la iglesia más pequeña, más modosa y recogida que se haya podido contemplar. Es una iglesia de cantero, ideada y construida por esos calmosos menestrales cuyo arte rural empieza a desaparecer. A pesar de todo y por eso mismo, levantada con arreglo a los más perfectos planos de la arquitectura eclesiástica: ábside, nave, campanil y cementerio. Todo tan reducido, manso y minúsculo como si perteneciese a un pueblo infantil.

El pueblo se llama Escanduso por buen nombre. Una amalgama de entramado y cascote, en donde sólo sonríen las solanas, y eso por la actitud beatifica que se le ha concedido al sol. "Lugar de 34 habitantes, sito a 5,4 kilómetros de Cigüsnza", como le señalan los pocos indicadores que dan cuentan de él. Porque este Escanduso es uno de los muchos pueblos que hay que descubrir al paso, según se va ojo avizor por esas carreteras de Castilla sin saber qué estupendas sorpresas nos aguardan.

El sitio es de los más antiguos de Castilla. Donde se asentó, donde comenzó a fabricarse con ruido de batán, va para mil años, esa tierra de buriel que llamamos Castilla. Todavía llevan estos lugares el auténtico nombre del país: Castilla la Vieja. "Merindad de Castilla la Vieja" se denomina oficialmente este trozo de terreno.

Uno lo lee y apenas si lo da importancia. Pero hay que parar en las cosas que—aun al margan de la historia pura quiere decir esa pequeña redundancia, el hallar dentro de toda una región que se llama Castilla la Vieja otra pequeñísima, constituida por veintitantos pueblos, granjas y lugares, y llamada también Castilla la Vieja. Qué gran obstinación de prioridad. Qué aire antiguo y contentó de su rancidez. Qué lugar tan viejo, dentro de 1o viejo, más viejo que lo viejo mismo. Qué alegre desván de historiadores.


Pero volvamos con la iglesia. Tan pequeña es que hasta al pretender hacerla un comentario, la abandonamos sin querer. Desde luego no es iglesia de pueblo venido a menos, sino de pueblo que aspira, que quiere ir a más, al más allá de las Sagradas Escrituras cuando menos, y en buena ortodoxia ya es bastante. Porque la iglesia del pueblo venido a menos sigue siempre tan ostentosa y pintiparada sobre su alcor.

Para eso la cargaron de piedra en muro y cimientos, y la colocaron en el lugar más alto como castillo que pre tendían hacer de ella, y muchas veces feudal. Se podrá haber caído el pueblo, caído por la miseria o arrasado por la pérdida de la cosecha. Pero la iglesia quedará siempre en pie, Ajena a las pequeñas desventuras de este mundo.

Y ésta, no, Parece huida a tales engreimientos, agazapada en la más prístina sencillez evangélica. Y desde luego unida a la vida menesterosa del pueblo. Vibra con él como una cuerda de violín. El pueblo es pobre, pues pobre es la iglesia. Y aun cuando fuera rico, pobre seguiría siendo ella. A lo menos, eso promete con sus paredes humildes y su mesa de altar escueta, y las dos o tres imágenes toscas, indispensables para el oficio de su culto.

Dentro, no tiene más. Fuera, ya se ve. El camposanto, apegado, por el que vela según su más elemental deber. Unos contrafuertes. Y la campana, en su diminuto campanil. La campana que se puede tocar a mano desde la carretera, que hará sonar el mismo cura o el primer feligrés que llegue a la hora convenida en el disanto.

Se abrirá la pequeña puerta. Pasarán los fieles bajando la cabeza, con el respeto que imponen las circunstancias cuando menos. Se dirá una (misa) recogida, fervorosa, entumecida, (como) piensa uno que debe ser la práctica religiosa. Y después cada cual volverá para su casa, limpio de domingo y de culto sencillo y de campana minúscula.

(Claro) que todo ello sucederá así hasta que uno del pueblo vuelva rico de las Américas o le toque la lotería. Entonces toda esta sencillez se perderá, desvirtuada. La iglesia perderá su aspecto de humilladero, su más perfecto aspecto. Quedará abandonada y la llamarán "la ermita". La quitarán el (----) que ahora la titula "Parroquia". Y en medio del pueblo se levantará otra con reloj, torre de (campanas), sacristán y todo.

Pero mientras, he aquí a Escanduso, un lugar escondido en los valles de la Castilla más revieja, sólo digno de comentario por eso: su sencillez, su alegría evangélica, su humildad auténticamente cristiana.

E d u a r d o de Ontañón"


Bibliografía:

"Apuntes sobre historia de las antiguas Merindades de Castilla" y "Medina de Pomar, arqueológico y centro de turismo" de Julián Sainz de Baranda.
"Las Merindades de Burgos, un análisis jurisdiccional y socioeconómico desde la antigüedad hasta la edad media" de María del Carmen Sonsoles Arribas Magro.
Periódico "LA LUZ de la república".

¿Más?




viernes, 22 de agosto de 2014

Longa: El Curro Jiménez de Las Merindades (Segunda parte).

En la primera parte de esta entrada a nuestra bitácora hemos descrito lo que eran las guerrillas y alguna acción de Longa. Fue un guerrillero precoz y así el 15 de enero de 1809 ya estaba atacando a los franceses en las inmediaciones de Subijana (Álava) y el 28 en el monte de Ondona; el 18 de febrero en el monte de Nanclares y en el mismo sitio el 18 de marzo.

Francisco de Longa retratado
por Vicente López

En El Almiñé (valle de Valdivielso, Las Merindades Burgos) el 6 de abril de 1810 tendió una emboscada a un batallón enemigo. Los franceses habían enviado una columna de varios cientos de hombres para recoger las contribuciones de Villarcayo y Medina de Pomar. Debieron recaudar unos 200.000 reales. Los guerrilleros de Longa les esperaron ocultos entre unas matas en la cuesta que sube a Nuestra Señora de la Hoz. Los mandos franceses respondieron al fuego y, a la vez, otros españoles abrían los sacos con dinero que llevaban los mulos y lo se repartieron… Parece que los imperiales tuvieron 52 bajas y la partida de Longa 13 bajas y 12 heridos.

Descripción, por Longa, de la acción de El Almiñé.

El 8 de Abril, en el puente de Frías sobre el Ebro, luchará contra 2.000 de Infantería y 300 de Caballería en cuyo combate fue herido de bala de fusil. Causa a los franceses 103 muertos y perdiendo de su gente 25 muertos y 32 heridos.

Es sorprendente el desequilibrio de bajas pero debemos comprender que los fusiles eran de avancarga y llave de chispa, longitud media de 150 cm (más la bayoneta) y pesaban casi 5 Kg. Costaba mucho cargarles y más con la tensión del combate. Añadidle un cúmulo de cosas que podían fallar, por parte del fusilero, del fusil y de la pólvora negra: quemaba mal, olía, generaba densas nubes y, con los restos de la combustión y del papel de los cartuchos, el cañón acababa por obstruirse. Por todo ello, fallaban uno de cada seis tiros en condiciones ideales o de cada cuatro si llovía o llevaban muchas horas. ¿Cadencia? Dos o tres disparos por minuto premiados con un retroceso que llegaba a dislocar el hombro. En fin, que quién daba primero daba dos veces.

Volvemos. Esta partida no paraba y para finales de mayo de ese 1809 su campo de acción, un triángulo entre La Puebla, Subijana y Nanclares, se amplía al Oeste, por el camino de Bilbao a través de la Peña de Orduña que había sido abierta al tráfico en 1774.

En el mes de junio vuelve a Nanclares y ataca a la escolta que llevaba un correo reservado de Napoleón, que envió al general Mahy. de quien dependía entonces. Esto fue el día 9, y el 20, próximo al mismo lugar, atacó a otro correo y fue herido de un sablazo. El 26 de este mes el general Mahy desde el Cuartel General de Villafranca felicitaba a Longa por su labor positiva y hablándole de canjes de prisioneros, situación de los batallones, etc. Entonces todavía tenía el grado no estrictamente militar de Comandante de Partida.

Su cabeza estuvo valorada en 5.000 duros pagaderos por el general Kellermann como nos recuerda Pardo de Santayana. Longa es uno de los pocos comandantes de guerrilla que consolida sus fuerzas durante 1810-1811 cuando muchas de ellas desaparecen por su escasa operatividad, su mala organización y su reducido número.

Territorio de Longa
Es uno de los guerrilleros más exitosos y por eso (o, quizá por eso) necesitó obtener recursos que no dependiesen de la aleatoria generosidad del pueblo o de los robos a los imperiales. Pensemos que cualquier unidad militar debe estar alimentada y equipada. Y esto no solo contaba para la guerrilla sino también para el ejército regular que, a su vez, trabajaba en "territorio hostil". Nuestro "bandolero", desde 1810, requisaba los granos y legumbres de su zona correspondientes a los diezmos, tercias y otras rentas.

Por ejemplo, los vecinos del valle de Cadiñanos le entregaron lo que obtenía el Monasterio de San Salvador de Oña y las del arrendatario de las rentas y diezmos del Convento de los Benedictinos del valle de Mena. Requisaba, asimismo, parte de lo correspondiente en granos, vinos, préstamos, rentas y pan al Arzobispado de Burgos en el partido de Medina de Pomar. Pero no solo eso sino que distintas partidas realizaban requisas sobre el mismo territorio: primero uno y luego otro. ¿Están claras ahora las razones por las que Longa ocultaba sus requisas?

Cuando se crearon las Juntas Superiores de Defensa, que venían a ser una especie de Comisiones regionales con plenos poderes, debían asumir el mando total, tanto en el aspecto militar como en el civil el problema intentó solventarse. Lo muestra la proclama de 1811 por parte de Carlos de España, Mariscal de Campo y segundo Comandante General de Castilla la Vieja, lanza una proclama dirigida a los jefes militares y comandantes de guerrilla, exigiendo respeto a la Religión y Autoridades y entre éstas a las Juntas Superiores. Hace referencia especial a la Junta de Burgos, a la que "tratarán con respeto y la auxiliarán en su ejercicio porque interesa al servicio de la Patria", so pena de responsabilidad personal.

Dibujo de Bueno

El problema es que Longa, que dependería de Burgos, había creado por su cuenta la Junta Superior de Moneo y pasaba de ellos. Instaló su sede allí, con su Intendente y una administración regional autónoma. Burgos receló. Entre los organismos creados por Longa estaba una Junta de Subsistencias para los suministros a sus unidades y a la región que ocupaban, una Junta de Agravios y las oficinas de Cuenta y Razón.

Volviendo a la relación de ataques contra el invasor nos consta la captura de numerosos correos durante ese verano de 1810 y acciones por Álava, el valle de Oca, Cuartango, y, nuevamente, Salinas de Añana que obligó a evacuar, cogiendo gran número de prisioneros y municiones. Y, luego, Espejo.

El 24 de Octubre de 1810 (1), al día siguiente de la acción de Espejo, ejecutó la famosa operación de la Peña de Orduña. Nuestro brigante recibió el soplo de que un convoy saldría de Bilbao para Burgos (o al revés como él lo escribe: "...Para Vitoria, Reynosa o Bilbao, más que por entonces no podían asegurar el rumbo fijo...") debiendo pasar por Orduña. El destino final pudiera haber sido Asturias donde estaba acantonada la División del General Bonet.

Con esas noticias se trasladó desde Espejo a Villalba de Losa donde requisó yuntas de bueyes y jornaleros para que por la noche sacasen piedra en la peña de Orduña y la colocasen en los puntos indicados por Longa. Trasladadas las tropas de la partida desde Villalba de Losa a Orduña fueron escondidas en dos hondonadas (una la caballería y otra para la infantería). Los franceses, antes de meterse en la boca del lobo, dispusieron 80 hombres en descubierta, en dos grupos, para que confirmasen que el camino estuviese despejado. No vieron nada.

Longa se apostó en la Venta del Hambre distribuyendo sus 110 hombres de Caballería y 60 de Infantería de la siguiente forma: los 80 de la guerrilla de Abecia en este entorno y los restantes, que él mismo dirigía, sobre las escarpadas.

Batalla de San Marcial (Augusto Ferrer-Dalmau)

Cuando penetraron los cincuenta y dos carros, la berlina y los 540 cazadores franceses que conformaba la caravana en la zona de emboscada, empezó el ataque mediante fuego y peñascos. Allí quedaron 480 cazadores muertos, nueve prisioneros y un botín que, según fuentes, se componía de unos 5.000 uniformes completos, de 7.000 a 10.000 pares de zapatos, tan necesarios en las tropas españolas, munición de guerra, atalajes y otros correajes, carros y unos 3.000.000 de reales. Tesoro que después escondió mediante el engaño descrito en la entrada del 8 de agosto de 2014.

Respecto a la forma en que eliminaron a los franceses el mismo Francisco Longa relata que "intimidando la escolta en tal conformidad, que abandonando el convoy, se pusieron en fuga, dirigiéndose unos por la orilla del camino real al amparo de sus antepechos y los otros por los derrumbaderos y atajos huyendo del fuego que les hacía la caballería por la retaguardia pie a tierra hasta el pueblo de Cuartango". Rehechas las filas francesas atacaron en columnas con fuego graneado. Tras aguantar, los españoles les persiguieron hasta Amurrio debiéndoles dejar al llegar la noche y la lluvia y tener que ayudar con lo capturado al invasor.

Su querencia por un lugar tan idóneo le llevó a que la víspera de Nochebuena entablase combate contra 80 de Infantería y 60 de Caballería hasta hacerlos retroceder.


(1) Según los señores Federico de Barrenengoa y Juan Carlos Navarro de EZAGUTUURDUNA.NET, diferenciándose de los demás autores, Longa realizó la acción de Orduña el 23 de septiembre de 1809 en el alto de la peña, aproximadamente en el sitio de la «Venta del Hambre», consiguiendo apoderarse de todo el cargamento. Explican que se calculó el botín en 42 yuntas de bueyes con sus carros, 37 monturas que abandonaron los franceses, 4.000 uniformes, y 10.000 pares de zapatos, más tres millones de reales. El convoy sufrió 480 bajas y nueve prisioneros. La operación la ejecutó Longa con 180 hombres, de los que 80 eran jinetes, que son los que se lanzaron al ataque a golpe de sable y pistolas. Los franceses no pudieron tener información de su paradero por muchas amenazas que hicieron a los orduñeses, que en cambio cooperaban indirectamente todo lo que podían con las tropas guerrilleras de los alrededores.


Bibliografía:

Un guerrillero vizcaíno en el norte de la provincia de Burgos (1808-1814) Carlos GONZALEZ ECHEGARAY
"Historia de los servicios del Comandante don Francisco de Longa contraidos por las armas en la lid que sostiene la causa común del reyno" de Francisco de Anchía y Longa.
"Francisco de Longa, de guerrillero a general en la guerra de la Independencia". Coronel José Pardo de Santayana
"Batallas en Las Merindades" de Felipe González López y Aitor Lizarazu Pérez.


viernes, 15 de agosto de 2014

Programa de fiestas de Villarcayo

Estamos en 1945. Ya saben: Alemania, el aliado de Franco, ha sido aplastado; Japón acaba de sufrir el ataque con bombas atómicas y se ha rendido tal día como hoy (15 de agosto); España lleva seis años de terrible posguerra con racionamiento de alimentos...


Y en Villarcayo fiestas patronales. Les invito a que descubran qué ha cambiado y qué permanece, sorpréndanse y disfruten.





























viernes, 8 de agosto de 2014

Longa: El Curro Jiménez de Las Merindades. (Primera parte)


En una entrada anterior ya tratamos la figura de este guerrillero pero nos faltaba una relación de sus andanzas por estos pagos. Recordemos qué era un guerrillero y su peculiar forma de lucha, un tipo de combate global muy común hoy en día: las guerrillas.

Curro Jimenez (Archivo TVE)

No era algo nuevo y Napoleón tenía una fórmula para suprimirlas que era hacer fusilar a un grupo nutrido de personalidades destacadas y comprar voluntades. Lo especial de la guerrilla española es la extensión, generalización, persistencia e intensidad de dicha lucha.

¿Guerrilla? ¿y eso que es?

Fuerzas que se generan en la retaguardia imperial, lejos de La zona dominada por las fuerzas patrióticas, que viven y combaten en regiones ocupadas por el enemigo y teniendo que obtener de allí los recursos para su subsistencia que emplean métodos de lucha irregular. En el caso de nuestro protagonista, este se movía a lo largo de una franja situada en Las Merindades y parte occidental de Álava y La Rioja, llegando en algunos casos a Vizcaya y Navarra e incluso Cantabria. Algunos batallones de su división Iberia llegaron hasta Salamanca y Ciudad Rodrigo. Finalmente, siguieron la persecución del enemigo hasta Francia tras la batalla de Vitoria.



¿Qué les empujó a la lucha? El rechazo a la ocupación, venganza personal... En el caso de Longa no sabemos exactamente cuál fue el fulminante de su decisión guerrillera. Pero si nos fiamos de sus propios escritos, parece que fue esa decisión de llevar presos a todos los miembros de su familia lo que desencadenó su ira y el comienzo de su partida.

Contra los guerrilleros poco pudieron los métodos napoleónicos, la guerra había adquirido un carácter cruel y sanguinario y no se hacían prisioneros, pues eso, terror a ser capturado por los españoles. Ese terror soportado y ejercido es el que sufrieron los suegros de Longa y 27 parientes más que fueron deportados a Francia. Con todo ello, se estima que las pérdidas sufridas por los imperiales por acciones de retaguardia y sobre las líneas de comunicaciones superaron a las registradas en los campos de batalla.

Los guerrilleros españoles llegaron a componer fuerzas importantes, que se enfrentaban con notable éxito al enemigo cuando tenían la ventaja de su parte, y, si no, se esfumaban. Por ejemplo, cuando Francisco de Longa era perseguido solía dividir su fuerza en dos, la caballería escapaba a La Rioja y la infantería hacia La Montaña de Cantabria. Para evitar a la caballería enemiga, las partidas de infantería debían atravesar las llanuras de noche. De agosto de 1810 a abril de 1811 la guerrilla de Longa recorrió unos 2.000 kilómetros esquivando a los franceses. Para ello un guerrillero marchaba con su fusil y un exiguo equipo que contenía una manta, munición y algo de comida (10 a 15 kilos) frente a los 30 o 40 kilos que cargaban los imperiales.



El modo de lucha guerrillero se caracterizó por combates frecuentes, de poca entidad y dispersos por un territorio muy extenso. Esto obligó al ejército imperial a mantener guarniciones en todas las ciudades y pueblos importantes de la retaguardia así como en las localidades a lo largo de las principales líneas de comunicaciones, organizando además columnas móviles para operar contra los insurgentes. La guerrilla cortaba las comunicaciones, hostigaron los destacamentos, capturaron convoyes y correos y, en fin, hicieron muy dura la vida al soldado francés. Quizá por eso se encuentra en la composición de las guerrillas desertores del ejército imperial que se integraron en algunas partidas, sobre todo alemanes e italianos.

El tamaño y número de las partidas guerrilleras fue variando a lo largo de toda la guerra. Al inicio de ésta las partidas era pequeñas de 100 a 50 componentes, algunas incluso más pequeñas. A mediados de la contienda proliferaron muchas partidas medias de varios centenares de hombres y unas pocas superaron los 1.000 combatientes. Muchas de las partidas grandes y medias acudieron al reclutamiento para engrosar sus filas; según fue avanzando la guerra este fenómeno se hizo más acusado. Desde mediados de 1811 se produjo una tendencia muy definida de concentración de los partidarios sobre las 16 o 17 grandes guerrillas que llegaron a reunir el 85% de los guerrilleros.

En el caso de Longa parece que marchó en 1808 con cuatro vecinos de La Puebla del Arganzón (Burgos) aunque el primer hecho de armas que aparece en su hoja de servicios data del 10 de agosto de 1809. El 21 de diciembre ataca a un grupo de cuarenta franceses en Nanclares de Oca. Dos días después repite el ataque en las Conchas de La Puebla de Arganzón, cogiéndoles 7 caballos y 9 mulas de tiro. El 30 vuelve al ataque en las proximidades de La Puebla y les torna 7 mulas y 5 caballos.



Las partidas guerrilleras vivían a costa de la población local que les proveía el sustento tanto para los hombres como para los caballos. Según las partidas fueron creciendo y la población fue acusando el desgaste de la guerra, la población perdió "pasión patriótica" y las partidas utilizaron más las amenazas y la fuerza. La principal fuente de obtención de armamento fue, hasta que las guerrillas fueron creciendo, los fusiles y las armas requisados a la población local, los arrebatados al enemigo, las traídas por los desertores y el armamento entregado por los depósitos militares españoles y británicos. Pero más difícil era conseguir munición. Bastante de ella era francesa fruto de emboscadas.

El hartazgo de la población a lo largo de la guerra, el hambre, la necesidad, obligaba a que las guerrillas supiesen esconder bien el armamento, la munición y todo lo que no pudiese cargar tanto de los franceses y sus confidentes como de los lugareños. Francisco de Longa ocultó a todos la carga de una gran presa que hizo en el puerto de Orduña a una columna francesa atacada despeñando sobre ella gran número de piedras que habían sido colocadas en lo alto la noche anterior. 

Después de despejar el camino de piedras, animales muertos y carromatos inutilizables y conseguir dar la vuelta al convoy de carros, el material de los carros destruidos fue cargado en los carros útiles. Hasta el amanecer no pudo salir la columna de las escabrosas peñas para dirigirse al valle de Losa. Desde allí hizo que los carros se dispersaran por diferentes valles y lugares haciéndoles caminar de noche de modo que los fardos fueran descargados antes de llegar a los indicados puntos. Los fardos fueron después descargados por el camino y rellenados con paja por mano de personas calladas sin que los carreteros vieran lo que se había hecho ni donde se había ocultado la carga. Desde los diferentes lugares, los falsos fardos fueron conducidos con escolta hasta Medina de Pomar y Villarcayo y quemados allí a una con el carro, a fin de hacer creer al público que eran los vestuarios cogidos. 

Pocos días después la guerrilla de Longa tuvo que volver a abandonar por un tiempo su cuartel general en Medina de Pomar perseguido por las fuerzas ocupantes que acudieron allí para vengar el ataque y buscar –sin éxito– el material perdido (Longa ubicaba su cuartel general unas veces en Moneo, otras en Trespaderne, en Medina de Pomar, en Villarcayo, etc.).



Por supuesto, no todo fueron virtudes en la guerra y en la guerrilla. La primera crítica era el caos, abusos y desorden que acompañaba por lo común a la acción de las partidas, aunque también había unos ciertos celos por parte de los ofíciales del ejército regular por el renombre de que gozaban los cabecillas guerrilleros. Uno de los males que muchos militares veían en las partidas de guerrilla era el que por la vida licenciosa, que se les suponía, ofrecían al ejército un aliciente que provocaba en él la deserción. En las partidas tuvieron entrada muchos individuos procedentes de los cuerpos del ejército; pero generalmente fueron prisioneros fugados, y otros que, en la dispersión que con frecuencia sufría aquel, se retiraban a sus casas, y en ellas hubieran permanecido, si no se les hubiera compelido por las partidas a tomar de nuevo las armas. De este modo las partidas de guerrillas, lejos de provocar la deserción en el ejército, ayudaban a contenerla, porque los soldados de éste, generalmente, no se acomodaban a la vida azarosa de aquellas.



Bibliografía:

La Guerrilla en la Guerra de la Independencia, por don José Pardo de Santayana, Coronel. Historiador
Un guerrillero vizcaíno en el noste de la provincia de Burgos (1808 - 1814) Carlos González Echegaray. Director de la Hemeroteca Nacional