Permítanme
el juego de palabras del título con el nombre de una actriz española llamada
Amparo Baró y que falleció en 2015. Para la gente de mediana edad la
recordaremos en la serie “Siete Vidas”. Fuera aparte de esto resulta curioso un
pueblecito -ahora ya solo es una granja- con un nombre que la gente común
catalogaría como “catalán”. Y lo de los turcos… ya lo verán.
Elenco de "7 vidas"
Baró
ha desaparecido como del Nomenclátor provincial de Burgos, aunque sigue en las
estribaciones de la Sierra Salvada, al fondo de un valluco y cercano al curso
del arroyo de la Llosa. La encontrarán en un cruce de tierra con la carretera
BU-550. Inaccesible. Está adscrito a Teza de Losa. Baró es uno de los cinco
pueblos del Ayuntamiento de la Junta de Oteo, con 1.889 habitantes en 1940, que
han quedado despoblados desde entonces. Los otros fueron Vescolides, Quincoces
de Suso, Gobantes y Cabañes de Oteo.
En
sus cercanías hay algunos yacimientos arqueológicos pertenecientes a las edades
del Bronce (Cueva del Rebollar) y del Hierro (castros de Robredo de Losa y
Villota). El origen del asentamiento estaría relacionado con la repoblación del
obispo Juan y el abad Paulo del siglo IX. La primera vez que aparece Baró en la
documentación es hacia el año 872 en que se cita como referencia geográfica en
un par de ocasiones en la fundación del monasterio de San Martín de Losa
(después convertido en la iglesia parroquial de Yaña o Llana) y cuando un tal Rodrigo
dona al monasterio de San Martín de Losa su iglesia de San Justo y San Pedro.
Cortesía de Raúl G. Coto
Será
en el año 1189, cuando Alfonso VIII donó al monasterio de Obarenes la villa de
Baró con su iglesia y monasterio, el barrio e iglesia de San Miguel cerca de
Baró, y la iglesia y el lugar de San Miguel que llaman Sobrepeña (recordemos
que en Baró también tenía San Millán propiedades: San Justo y San Pedro). Son
varias fundaciones que aún se identifican en la toponimia de Baró. El documento
de donación refiere la exención de todo pecho, posta, fonsado y fonsadera,
pedido, subsidio y portazgo y de todo tributo y gravamen a perpetuidad. Exenciones
a los collazos y vecindario poblado y por poblar, es decir, se transfiere el
privilegio de inmunidad, prohibiendo la entrada de oficiales regios. Literalmente,
según se dice en el documento, se concede al abad la jurisdicción regia o la de
los tenentes del rey en la villa de Baró y en el lugar de San Miguel. El documento
recoge, asimismo un auténtico apeo del término de Baró donado, al estilo del
documento del fuero otorgado a Medina unos antes. Ignacio Álvarez Borge,
catedrático de historia medieval, considera que el documento es una
falsificación. Gonzalo Martínez Diez, medievalista y sacerdote jesuita, no
establece sospecha alguna sobre el documento dado que en el mismo reinado
existen otras cartas de inmunidad similares:
“Dono
et concedo monasterio Sancte Marie de Ovarenes, et vobis domno Munioni eiusdem
instanti abatí, vestrisque subscessoribus, et universis monachis ibiden
degentibus et futuris, illam villam que dicitur Baro, que este in patria de
Losa, cum ecclesia et monasterio ibiden constitutis et cum vico et ecclesia
Sancti Michaelis prope Baro, et cum ecclesia et loco Sancti Michaelis qui
dicitur Supra rupem, cum collatiis et vicinis populatis et populandis, et cum
terris et defesis, cum nemoribus, montibus, fontibus et pascuis, lomendinis,
cum egretiis suis, et quanto ibi habeo et habere debeo, ita quod illi qui ibi
sunt populati vel populandi de cetero sint excussati ab omni pecto, posta et ab
omni prorsus tributo et regio grabamine in perpetuum...
Item
concedo vobis abati et monachis necnon eidem monasterio omnem meam
iurisditionem, vel ipsorum nostrum tenentibus, in illa villa Baro et loci
Sancti Michaelis, itaque quod nullus iudex nec maiorinus aussus sit ibidem
potestatem exercendi iustitie et iurisdictionis, nec ab ipsa villa et locis et
terminis suis extrahere hominen vel mulierem propter homicidium nec propter
reditum aliquo modo per premiam vel per violentiam. Item concedo dicto monasterio
et vobis sepe dictis abatí et monachis illam villam de Baro et loca supra dicta
cum terminis et selis, pascuis et rivis, et nemoribus et montibus, et fontibus
et pratis, et silvis, et molendinis quae incipiunt nominari in Spinis
manciopiorum espergens sicut scindit rupis usque ad soutum de fonte Baro, et de
fonte Baro sicut currit aqua usque ad ripam quae dicitur Capiella et inde
dilantantur termini usque ad fimbrias planorum, et usque ad fontem calidam et
de isto fonte calido vadunt per totum panum de valle de Baro usque ad sumum
itinerario de valle de Baro, et veniunt ad crucijadas, et inde exeunt ad iter
regale usque ad puteum de Dauala, ete inde pergunt ad puteum de Spinis
manipiorum. Item do vobis et populatoribus de Baro et locis supradictis concedo
ut iure hereditario habeatis omnia supradicta in perpetuum, et cum vestris
gregibus et pecoribus et armentia infra supradictos terminos acculoare et
pacere et adaquare veleatis (sic) nocte ac die.
Etiam
concedo vobis ut in omnibus et seliis et terris de Saluata que sunt de
Mandagoes usque Cobatam et usque ad Sanctum Victorem sicut scindit rupis usque
ad summum de Lobate et sicut scindit rupis ad summum de Manata et per iter
regale usque ad infima de Manata positis die ac nocte in perpetuum greges et
pecora vestra adaquare in fonte de Cobata, et intrare in campo qui dicitur de
Vallobar et cum spelunca sua, et habeatis et posideatis illos solos de Cotornal
et de Campo rotundo et cum gregibus et armentiis vestris uti et posidere et eis
in perpetuum gaudere”.
Este
documento recoge tres realidades: por un lado, la existencia de los poblados
denominados Baró, barrio de San Miguel -que se correspondería con Villanares- y
San Miguel de Sobrepeña. A finales del siglo XII, permanecería habitado Baró, y
de ahí la denominación de villa, mientras que los otros lugares serían
despoblados, o casi. Pero no eran una única entidad porque el documento
describe el término jurisdiccional de la villa de Baró que no incluye ni
Villanares-San Miguel, ni San Miguel de Sobrepeña. Tercero, relatan el derecho
de pastos de día y de noche, y de hacer seles y tierras en Sierra Salvada en un
espacio comprendido por Lobera, Mandagoa y Cobata, topónimos identificables en
los mapas actuales. Vemos aquí la reordenación del sector de Las Merindades
fronterizo con el valle de Angulo, Orduña y Ayala.
Cortesía de "Tierras de Burgos".
A
finales de la Edad Media nos consta que el monasterio de Santa María dio paso a
la parroquia del mismo nombre cuya titularidad era ejercida por un monje benito
con el título de prior. La iglesia del barrio de San Miguel funcionó durante un
tiempo como parroquia eludiendo el concejo la obligación de cumplir en la
monasterial de Santa María.
A
mediados del siglo XVIII debía existir algo de aquella fundación monástica, si
nos atenemos a lo expresado en el Catastro de Ensenada, en cuyas respuestas
generales se menciona a un tal Joseph López "prior en este lugar de
Baró". La toponimia del lugar, con nombres de términos tan sugerentes
como "El Convento", "Barrera de los Frailes" o "Finca
de los Frailes", recuerda la presencia de aquel antiguo monasterio. ¡Y eso
que a los lugareños les llamaba “turcos”! Se cantaba un dicho popular sobre
ellos: "A la i, a la o, los turcos de Baró ".
Baró
tenía hospital de leprosos que fue creado en tiempos de Alfonso VII
(1127-1157). Entendemos que bajo la advocación a San Lázaro fundado por la
orden del mismo nombre. Estos hospitales únicamente se levantaban en las
afueras de las ciudades o centros urbanos donde solía surgir un barrio. Pudo
ser un intento de reorganizar la zona con este centro urbano de Baró al estar cercan
del eje de comunicaciones Mena-Angulo-Ayala y la calzada que atravesaba Losa. En
1259-1260 había en Baró dos conventos ligados a la orden de San Lázaro,
dedicados al cuidado de leprosos que pidieron incorporarse al monasterio de
Obarenes y adoptar su regla.
Hay
nuevas referencias a Baró cuando D. Martínez, mancebo de Baró, y P. Sanz, el
fraile de Baró, hacen de testigos en la venta de una era de sal en Salinas de
Añana al monasterio de Bujedo en 1207.
El
fuero de Baró fue confirmado, posteriormente, por Fernando IV (1295-1312) y
Alfonso XI (1312-1350). El desarrollo de Orduña hizo que los caminos de
comunicación con el señorío de Vizcaya y con Guipúzcoa, que se incorporó a la
Corona de Castilla en el año 1200, se trasladasen a la zona de Villalba de
Losa, situada al Este de esa misma jurisdicción.
A
los pocos años de la fundación del hospital por Alfonso VII, su nieto Alfonso
VIII deshizo el intento de crear un núcleo urbano con la ya comentada donación
a Obarenes, como consecuencia del impulso como villa real de Villalba de Losa,
que estaba incluida en la misma jurisdicción, y que continuará siendo realenga
hasta 1350. Debió tener fuero, pero lo desconocemos. Nos lo confirma el hecho
de que Villalba es una de las tres villas de las Merindades que acudía a las
Cortes de Burgos en 1313 junto a Medina y Frías. Baró no se recoge en el Libro
del Becerro de Behetrías quizá por su total exención fiscal.
Baró 1980-1986
Baró
se integró en la Junta de Oteo en 1591 cuando tenía 13 vecinos, 12 de los
cuales eran hidalgos, ningún pechero y un clérigo. En 1707 Baró tenía la
iglesia dedicada a Santa María que pertenecía al monasterio de Obarenes que
también llevaba los diezmos. Además, tenía una ermita de la Magdalena. Para
aquellos momentos, en Baró, estaban los despoblados de Cubilla, Villanares,
Villazar, San Miguel de Sobrepeña, el monasterio de Santa María, el hospital de
San Lázaro y la ermita de la Magdalena. San Miguel, San Justo y San Pedro
serían los centros de culto de Villanares, Cubilla y Villazar.
En
el año de 1753 llegó a Baró Felipe López, juez subdelegado de la Real Junta
Contributiva para realizar el catastro que se conoce como el Catastro del Marqués
de la Ensenada. Ante él se presentaron Antonio del Barrio y Esteban de Perea
vecinos del pueblo y peritos designados por José de Guinea para contestar al
interrogatorio. También estuvo José López, prior y vicario cura de Baró.
Informaron, lo primero, de que era lugar de realengo integrado en la Merindad
de Losa y, dentro de ésta, en la Junta de Oteo. Contaba entonces con una
población de doce vecinos, cuya actividad se repartía entre la labranza (trigo,
cebada, avena, yeros y legumbres) y la ganadería (vacas, novillos de huelgo,
yeguas de recría, potros, caballos para el gobierno, ovejas, carneros, borros,
cabras, castrones, chivos y cerdos para el consumo y recría). Entendemos que la
tierra era de secano y no se producían hortalizas. También había algunos
manzanos y olmos en los márgenes de las tierras. Esta docena de vecinos y sus
parientes ocupaban las once casas que entonces había en el pueblo, contándose
entre ellas la taberna, que la tenía arrendada Juan Quintana, "con la
obligación de tenerla proveída de vino para las urgencias a viandantes que
pasasen". Había también un molino harinero de una sola rueda que molía
"por lo común un mes al año, en las avenidas o gruesas nieves"
y que se arrendaba en media fanega de trigo al año. Había treinta y seis
colmenas.
Iglesia de Baró
Su
iglesia, dedicada a Santa María Magdalena, es pequeña, de una nave y grandes
contrafuertes en su hastial de la izquierda, con ábside rectangular y portada de
medio punto bajo pórtico cerrado con puerta adintelada alta y espadaña con dos
huecos y dos campanillos, rematada en frontón, pináculos y cruz. Ha sido
restaurada por los propietarios de la granja. El único libro parroquial que ha
llegado data de 1897.
El
diccionario de Sebastián Miñano, realizado entre el año 1826 y 1829, nos dijo
que había cuarenta y seis habitantes y un párroco. Que producían trigo, cebada,
legumbres, avena y yeros (planta herbácea para alimentar el ganado). En el
diccionario de Madoz, unos treinta años después, nos dicen que:
“(…)
Situado en un valle cercado de cuestas aisladas, con libre ventilación y clima
saludable; tiene 26 casas de 15 a 25 pies de elevación, con solo piso bajo las
más, formando un cuerpo de población y calles sin empedrar; igl, parr. titulada
de la Magdalena, y servida por un cura exclaustrado, cuya provisión era antes
de los monjes benedictinos; cementerio en paraje ventilado, y una fuente y un
arroyo que solo corre en el invierno, de cuyas aguas se surten los vecinos para
su consumo doméstico y otros usos; confina, N. Añes, E. Villota, S. Teza y O.
Quincoces. (…) El terreno es delgado, pedregoso y lastroso; se divide en tres
suertes, contándose 60 fanegas de sembradura de la primera, 80 de la segunda y
180 de la tercera, que producirán de 5 a 7 por 1. Como queda dicho, pasa por el
pueblo un arroyo de curso periódico, el que sirve para fertilizar algunos
trozos de tierra en las épocas que no carece de agua. Los caminos son locales y
se hallan en regular estado. Producción: trigo, cebada, yeros, avena y legumbres,
pudiendo calcularse la cosecha en un año común en 850 fanegas de la primera
especie, 200 de la segunda, 230 de la tercera, 200 de la cuarta, y 560 de la
última; la principal cosecha es la de trigo, y sin embargo faltan granos para
el consumo; cría ganado lanar y cabrío en número de 446 cabezas, de las que se
sacarán sobre 24 a. de lana; vacuno, yeguar y caballar; y caza de liebres,
perdices, zorros y lobos. Su comercio consiste en compra de granos, vino, aceite
y ropa, y venta de ganados, Población: 8 vec., 30 almas; cap. productiva: 111.610
rs.; IMP.: 10.108”.
En
1860 el sacerdote de esta población era Mateo Oribe Torre, de 30 años. Era una
iglesia de tipo rural de segunda categoría y cuarenta y dos residentes. Lo
mismo seguía en 1872.
EL
diccionario Riera de 1881 nos dice que había “sobre 84 habitantes” y 21
edificios de poca altura con una iglesia consagrada a Santa Magdalena. Me parece
una población demasiado numerosa. Su industria era agrícola, pero nos dice que
había “algunos mecánicos” lo que no aclara mucho. Incluso puedo llegar a pensar
que fuese una frase vacía. Baró gozaba de buena ventilación y clima saludable. En
1894 nos contaban que continuaba teniendo 21 edificios habitables.
Baró 2020
Hacia
1950 llegó la luz eléctrica procedente de la central de Puentelarrá pero los 33
habitantes de Baró siguieron sin tener agua en las casas; sin escuela (los 11
niños que vivían en el pueblo a mediados de siglo iban andando a la de
Villota); sin carretera (siempre por caminos carreteros en mal estado, y solo a
Quincoces de Yuso y a Villota); o sin medios para salir del pueblo cuando las
nevadas. Tenían siete casas destinadas a vivienda y quince a otros usos. Normal
que escapasen hacia Quincoces de Yuso, Arceniega o Bilbao. En la década de 1960
ya estaba despoblado.
Algunos
vecinos de Baró, desde su particular diáspora, recordaban a Santiago Ungo, el
último turco que tuvo el pueblo y que, también, se marchó. Señalemos que Vicente
Cabañes fue el último enterrado en el cementerio y la última boda fue la de Crisanta
Abechuco con un pastor de Villabasil. La fiesta patronal de Baró se celebraba
el 22 de julio -La Magdalena- cuando los “turcos” tomaban un puchero de
garbanzos y un guiso de oveja. De dicho puchero era costumbre servir también
una ración a los pobres de solemnidad que desde otros lugares próximos se
acercaban a la fiesta. Los bailes eran amenizados primero por gaita y tamboril
y en los últimos años con acordeón.
Bibliografía:
“Amo
a mi pueblo. La provincia de Burgos: sus pueblos, su historia, sus personajes,
sus iglesias…” Emiliano Nebreda Perdiguero.
“Las
siete merindades de Castilla Vieja. Valdivielso, Losa y Cuesta Urria”. María
del Carmen Arribas Magro.
“Burgos.
Los pueblos del silencio”. Elías Rubio Marcos.
“Las
Merindades de Burgos: Un análisis jurisdiccional y socioeconómico desde la
Antigüedad a la Edad Media”. María del Carmen Sonsoles Arribas Magro.
“Diccionario
Geográfico-estadístico de España y Portugal”. Sebastián Miñano.
“Diccionario
geográfico, estadístico, histórico, biográfico, postal, municipal, militar,
marítimo y eclesiástico de España y sus posesiones de ultramar”. Publicado bajo
la dirección de Pablo Riera y Sans con la colaboración de varios distinguidos
escritores.
“Diccionario
geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar
(1846-1850)”. Pascual Madoz.
Estadística
del Arzobispado de Burgos.
“Nomenclátor
de las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de
España formado por el instituto nacional de estadística con referencia al 31 de
diciembre de 1950”.
“Anuario
de comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración”.
“Indicador
general de la industria y el comercio de Burgos”. M. Velasco.
Instituto
Geográfico Nacional de España.
Pinterest de Raúl G. Soto.
Genealogía de Baró.