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domingo, 21 de abril de 2024

Los turcos al amparo de Baró.

 
 
Permítanme el juego de palabras del título con el nombre de una actriz española llamada Amparo Baró y que falleció en 2015. Para la gente de mediana edad la recordaremos en la serie “Siete Vidas”. Fuera aparte de esto resulta curioso un pueblecito -ahora ya solo es una granja- con un nombre que la gente común catalogaría como “catalán”. Y lo de los turcos… ya lo verán.

Elenco de "7 vidas"
 
Baró ha desaparecido como del Nomenclátor provincial de Burgos, aunque sigue en las estribaciones de la Sierra Salvada, al fondo de un valluco y cercano al curso del arroyo de la Llosa. La encontrarán en un cruce de tierra con la carretera BU-550. Inaccesible. Está adscrito a Teza de Losa. Baró es uno de los cinco pueblos del Ayuntamiento de la Junta de Oteo, con 1.889 habitantes en 1940, que han quedado despoblados desde entonces. Los otros fueron Vescolides, Quincoces de Suso, Gobantes y Cabañes de Oteo.
 
En sus cercanías hay algunos yacimientos arqueológicos pertenecientes a las edades del Bronce (Cueva del Rebollar) y del Hierro (castros de Robredo de Losa y Villota). El origen del asentamiento estaría relacionado con la repoblación del obispo Juan y el abad Paulo del siglo IX. La primera vez que aparece Baró en la documentación es hacia el año 872 en que se cita como referencia geográfica en un par de ocasiones en la fundación del monasterio de San Martín de Losa (después convertido en la iglesia parroquial de Yaña o Llana) y cuando un tal Rodrigo dona al monasterio de San Martín de Losa su iglesia de San Justo y San Pedro.
 
Cortesía de Raúl G. Coto

Será en el año 1189, cuando Alfonso VIII donó al monasterio de Obarenes la villa de Baró con su iglesia y monasterio, el barrio e iglesia de San Miguel cerca de Baró, y la iglesia y el lugar de San Miguel que llaman Sobrepeña (recordemos que en Baró también tenía San Millán propiedades: San Justo y San Pedro). Son varias fundaciones que aún se identifican en la toponimia de Baró. El documento de donación refiere la exención de todo pecho, posta, fonsado y fonsadera, pedido, subsidio y portazgo y de todo tributo y gravamen a perpetuidad. Exenciones a los collazos y vecindario poblado y por poblar, es decir, se transfiere el privilegio de inmunidad, prohibiendo la entrada de oficiales regios. Literalmente, según se dice en el documento, se concede al abad la jurisdicción regia o la de los tenentes del rey en la villa de Baró y en el lugar de San Miguel. El documento recoge, asimismo un auténtico apeo del término de Baró donado, al estilo del documento del fuero otorgado a Medina unos antes. Ignacio Álvarez Borge, catedrático de historia medieval, considera que el documento es una falsificación. Gonzalo Martínez Diez, medievalista y sacerdote jesuita, no establece sospecha alguna sobre el documento dado que en el mismo reinado existen otras cartas de inmunidad similares:
 
“Dono et concedo monasterio Sancte Marie de Ovarenes, et vobis domno Munioni eiusdem instanti abatí, vestrisque subscessoribus, et universis monachis ibiden degentibus et futuris, illam villam que dicitur Baro, que este in patria de Losa, cum ecclesia et monasterio ibiden constitutis et cum vico et ecclesia Sancti Michaelis prope Baro, et cum ecclesia et loco Sancti Michaelis qui dicitur Supra rupem, cum collatiis et vicinis populatis et populandis, et cum terris et defesis, cum nemoribus, montibus, fontibus et pascuis, lomendinis, cum egretiis suis, et quanto ibi habeo et habere debeo, ita quod illi qui ibi sunt populati vel populandi de cetero sint excussati ab omni pecto, posta et ab omni prorsus tributo et regio grabamine in perpetuum...
 
Item concedo vobis abati et monachis necnon eidem monasterio omnem meam iurisditionem, vel ipsorum nostrum tenentibus, in illa villa Baro et loci Sancti Michaelis, itaque quod nullus iudex nec maiorinus aussus sit ibidem potestatem exercendi iustitie et iurisdictionis, nec ab ipsa villa et locis et terminis suis extrahere hominen vel mulierem propter homicidium nec propter reditum aliquo modo per premiam vel per violentiam. Item concedo dicto monasterio et vobis sepe dictis abatí et monachis illam villam de Baro et loca supra dicta cum terminis et selis, pascuis et rivis, et nemoribus et montibus, et fontibus et pratis, et silvis, et molendinis quae incipiunt nominari in Spinis manciopiorum espergens sicut scindit rupis usque ad soutum de fonte Baro, et de fonte Baro sicut currit aqua usque ad ripam quae dicitur Capiella et inde dilantantur termini usque ad fimbrias planorum, et usque ad fontem calidam et de isto fonte calido vadunt per totum panum de valle de Baro usque ad sumum itinerario de valle de Baro, et veniunt ad crucijadas, et inde exeunt ad iter regale usque ad puteum de Dauala, ete inde pergunt ad puteum de Spinis manipiorum. Item do vobis et populatoribus de Baro et locis supradictis concedo ut iure hereditario habeatis omnia supradicta in perpetuum, et cum vestris gregibus et pecoribus et armentia infra supradictos terminos acculoare et pacere et adaquare veleatis (sic) nocte ac die.
 
Etiam concedo vobis ut in omnibus et seliis et terris de Saluata que sunt de Mandagoes usque Cobatam et usque ad Sanctum Victorem sicut scindit rupis usque ad summum de Lobate et sicut scindit rupis ad summum de Manata et per iter regale usque ad infima de Manata positis die ac nocte in perpetuum greges et pecora vestra adaquare in fonte de Cobata, et intrare in campo qui dicitur de Vallobar et cum spelunca sua, et habeatis et posideatis illos solos de Cotornal et de Campo rotundo et cum gregibus et armentiis vestris uti et posidere et eis in perpetuum gaudere”.
 
Este documento recoge tres realidades: por un lado, la existencia de los poblados denominados Baró, barrio de San Miguel -que se correspondería con Villanares- y San Miguel de Sobrepeña. A finales del siglo XII, permanecería habitado Baró, y de ahí la denominación de villa, mientras que los otros lugares serían despoblados, o casi. Pero no eran una única entidad porque el documento describe el término jurisdiccional de la villa de Baró que no incluye ni Villanares-San Miguel, ni San Miguel de Sobrepeña. Tercero, relatan el derecho de pastos de día y de noche, y de hacer seles y tierras en Sierra Salvada en un espacio comprendido por Lobera, Mandagoa y Cobata, topónimos identificables en los mapas actuales. Vemos aquí la reordenación del sector de Las Merindades fronterizo con el valle de Angulo, Orduña y Ayala.

Cortesía de "Tierras de Burgos".
 
A finales de la Edad Media nos consta que el monasterio de Santa María dio paso a la parroquia del mismo nombre cuya titularidad era ejercida por un monje benito con el título de prior. La iglesia del barrio de San Miguel funcionó durante un tiempo como parroquia eludiendo el concejo la obligación de cumplir en la monasterial de Santa María.
 
A mediados del siglo XVIII debía existir algo de aquella fundación monástica, si nos atenemos a lo expresado en el Catastro de Ensenada, en cuyas respuestas generales se menciona a un tal Joseph López "prior en este lugar de Baró". La toponimia del lugar, con nombres de términos tan sugerentes como "El Convento", "Barrera de los Frailes" o "Finca de los Frailes", recuerda la presencia de aquel antiguo monasterio. ¡Y eso que a los lugareños les llamaba “turcos”! Se cantaba un dicho popular sobre ellos: "A la i, a la o, los turcos de Baró ".

 
Baró tenía hospital de leprosos que fue creado en tiempos de Alfonso VII (1127-1157). Entendemos que bajo la advocación a San Lázaro fundado por la orden del mismo nombre. Estos hospitales únicamente se levantaban en las afueras de las ciudades o centros urbanos donde solía surgir un barrio. Pudo ser un intento de reorganizar la zona con este centro urbano de Baró al estar cercan del eje de comunicaciones Mena-Angulo-Ayala y la calzada que atravesaba Losa. En 1259-1260 había en Baró dos conventos ligados a la orden de San Lázaro, dedicados al cuidado de leprosos que pidieron incorporarse al monasterio de Obarenes y adoptar su regla.
 
Hay nuevas referencias a Baró cuando D. Martínez, mancebo de Baró, y P. Sanz, el fraile de Baró, hacen de testigos en la venta de una era de sal en Salinas de Añana al monasterio de Bujedo en 1207.
 
El fuero de Baró fue confirmado, posteriormente, por Fernando IV (1295-1312) y Alfonso XI (1312-1350). El desarrollo de Orduña hizo que los caminos de comunicación con el señorío de Vizcaya y con Guipúzcoa, que se incorporó a la Corona de Castilla en el año 1200, se trasladasen a la zona de Villalba de Losa, situada al Este de esa misma jurisdicción.
 
A los pocos años de la fundación del hospital por Alfonso VII, su nieto Alfonso VIII deshizo el intento de crear un núcleo urbano con la ya comentada donación a Obarenes, como consecuencia del impulso como villa real de Villalba de Losa, que estaba incluida en la misma jurisdicción, y que continuará siendo realenga hasta 1350. Debió tener fuero, pero lo desconocemos. Nos lo confirma el hecho de que Villalba es una de las tres villas de las Merindades que acudía a las Cortes de Burgos en 1313 junto a Medina y Frías. Baró no se recoge en el Libro del Becerro de Behetrías quizá por su total exención fiscal.

Baró 1980-1986

Baró se integró en la Junta de Oteo en 1591 cuando tenía 13 vecinos, 12 de los cuales eran hidalgos, ningún pechero y un clérigo. En 1707 Baró tenía la iglesia dedicada a Santa María que pertenecía al monasterio de Obarenes que también llevaba los diezmos. Además, tenía una ermita de la Magdalena. Para aquellos momentos, en Baró, estaban los despoblados de Cubilla, Villanares, Villazar, San Miguel de Sobrepeña, el monasterio de Santa María, el hospital de San Lázaro y la ermita de la Magdalena. San Miguel, San Justo y San Pedro serían los centros de culto de Villanares, Cubilla y Villazar.
 
En el año de 1753 llegó a Baró Felipe López, juez subdelegado de la Real Junta Contributiva para realizar el catastro que se conoce como el Catastro del Marqués de la Ensenada. Ante él se presentaron Antonio del Barrio y Esteban de Perea vecinos del pueblo y peritos designados por José de Guinea para contestar al interrogatorio. También estuvo José López, prior y vicario cura de Baró. Informaron, lo primero, de que era lugar de realengo integrado en la Merindad de Losa y, dentro de ésta, en la Junta de Oteo. Contaba entonces con una población de doce vecinos, cuya actividad se repartía entre la labranza (trigo, cebada, avena, yeros y legumbres) y la ganadería (vacas, novillos de huelgo, yeguas de recría, potros, caballos para el gobierno, ovejas, carneros, borros, cabras, castrones, chivos y cerdos para el consumo y recría). Entendemos que la tierra era de secano y no se producían hortalizas. También había algunos manzanos y olmos en los márgenes de las tierras. Esta docena de vecinos y sus parientes ocupaban las once casas que entonces había en el pueblo, contándose entre ellas la taberna, que la tenía arrendada Juan Quintana, "con la obligación de tenerla proveída de vino para las urgencias a viandantes que pasasen". Había también un molino harinero de una sola rueda que molía "por lo común un mes al año, en las avenidas o gruesas nieves" y que se arrendaba en media fanega de trigo al año. Había treinta y seis colmenas.

Iglesia de Baró
 
Su iglesia, dedicada a Santa María Magdalena, es pequeña, de una nave y grandes contrafuertes en su hastial de la izquierda, con ábside rectangular y portada de medio punto bajo pórtico cerrado con puerta adintelada alta y espadaña con dos huecos y dos campanillos, rematada en frontón, pináculos y cruz. Ha sido restaurada por los propietarios de la granja. El único libro parroquial que ha llegado data de 1897.
 
El diccionario de Sebastián Miñano, realizado entre el año 1826 y 1829, nos dijo que había cuarenta y seis habitantes y un párroco. Que producían trigo, cebada, legumbres, avena y yeros (planta herbácea para alimentar el ganado). En el diccionario de Madoz, unos treinta años después, nos dicen que:
 
“(…) Situado en un valle cercado de cuestas aisladas, con libre ventilación y clima saludable; tiene 26 casas de 15 a 25 pies de elevación, con solo piso bajo las más, formando un cuerpo de población y calles sin empedrar; igl, parr. titulada de la Magdalena, y servida por un cura exclaustrado, cuya provisión era antes de los monjes benedictinos; cementerio en paraje ventilado, y una fuente y un arroyo que solo corre en el invierno, de cuyas aguas se surten los vecinos para su consumo doméstico y otros usos; confina, N. Añes, E. Villota, S. Teza y O. Quincoces. (…) El terreno es delgado, pedregoso y lastroso; se divide en tres suertes, contándose 60 fanegas de sembradura de la primera, 80 de la segunda y 180 de la tercera, que producirán de 5 a 7 por 1. Como queda dicho, pasa por el pueblo un arroyo de curso periódico, el que sirve para fertilizar algunos trozos de tierra en las épocas que no carece de agua. Los caminos son locales y se hallan en regular estado. Producción: trigo, cebada, yeros, avena y legumbres, pudiendo calcularse la cosecha en un año común en 850 fanegas de la primera especie, 200 de la segunda, 230 de la tercera, 200 de la cuarta, y 560 de la última; la principal cosecha es la de trigo, y sin embargo faltan granos para el consumo; cría ganado lanar y cabrío en número de 446 cabezas, de las que se sacarán sobre 24 a. de lana; vacuno, yeguar y caballar; y caza de liebres, perdices, zorros y lobos. Su comercio consiste en compra de granos, vino, aceite y ropa, y venta de ganados, Población: 8 vec., 30 almas; cap. productiva: 111.610 rs.; IMP.: 10.108”.
 
En 1860 el sacerdote de esta población era Mateo Oribe Torre, de 30 años. Era una iglesia de tipo rural de segunda categoría y cuarenta y dos residentes. Lo mismo seguía en 1872.
 
EL diccionario Riera de 1881 nos dice que había “sobre 84 habitantes” y 21 edificios de poca altura con una iglesia consagrada a Santa Magdalena. Me parece una población demasiado numerosa. Su industria era agrícola, pero nos dice que había “algunos mecánicos” lo que no aclara mucho. Incluso puedo llegar a pensar que fuese una frase vacía. Baró gozaba de buena ventilación y clima saludable. En 1894 nos contaban que continuaba teniendo 21 edificios habitables.

Baró 2020
 
Hacia 1950 llegó la luz eléctrica procedente de la central de Puentelarrá pero los 33 habitantes de Baró siguieron sin tener agua en las casas; sin escuela (los 11 niños que vivían en el pueblo a mediados de siglo iban andando a la de Villota); sin carretera (siempre por caminos carreteros en mal estado, y solo a Quincoces de Yuso y a Villota); o sin medios para salir del pueblo cuando las nevadas. Tenían siete casas destinadas a vivienda y quince a otros usos. Normal que escapasen hacia Quincoces de Yuso, Arceniega o Bilbao. En la década de 1960 ya estaba despoblado.
 
Algunos vecinos de Baró, desde su particular diáspora, recordaban a Santiago Ungo, el último turco que tuvo el pueblo y que, también, se marchó. Señalemos que Vicente Cabañes fue el último enterrado en el cementerio y la última boda fue la de Crisanta Abechuco con un pastor de Villabasil. La fiesta patronal de Baró se celebraba el 22 de julio -La Magdalena- cuando los “turcos” tomaban un puchero de garbanzos y un guiso de oveja. De dicho puchero era costumbre servir también una ración a los pobres de solemnidad que desde otros lugares próximos se acercaban a la fiesta. Los bailes eran amenizados primero por gaita y tamboril y en los últimos años con acordeón.
 
 
 
Bibliografía:
 
“Amo a mi pueblo. La provincia de Burgos: sus pueblos, su historia, sus personajes, sus iglesias…” Emiliano Nebreda Perdiguero.
“Las siete merindades de Castilla Vieja. Valdivielso, Losa y Cuesta Urria”. María del Carmen Arribas Magro.
“Burgos. Los pueblos del silencio”. Elías Rubio Marcos.
“Las Merindades de Burgos: Un análisis jurisdiccional y socioeconómico desde la Antigüedad a la Edad Media”. María del Carmen Sonsoles Arribas Magro.
“Diccionario Geográfico-estadístico de España y Portugal”. Sebastián Miñano.
“Diccionario geográfico, estadístico, histórico, biográfico, postal, municipal, militar, marítimo y eclesiástico de España y sus posesiones de ultramar”. Publicado bajo la dirección de Pablo Riera y Sans con la colaboración de varios distinguidos escritores.
“Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (1846-1850)”. Pascual Madoz.
Estadística del Arzobispado de Burgos.
“Nomenclátor de las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de España formado por el instituto nacional de estadística con referencia al 31 de diciembre de 1950”.
“Anuario de comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración”.
“Indicador general de la industria y el comercio de Burgos”. M. Velasco.
Instituto Geográfico Nacional de España.
Pinterest de Raúl G. Soto.
Genealogía de Baró.