Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


jueves, 25 de octubre de 2012

San Pantaleón y el Santo Grial. (y 2)


Bienvenidos a la búsqueda del Santo Grial. Querido seguidor, parafraseando a Mariano F. Urresti en su libro “A la sombra del Grial”, ya se habrá dado cuenta de que todo este asunto tiene un trasfondo alquímico (cambio operado en los elementos, sangre), griálico (recipientes mágicos que contienen mágica sangre) e iniciática (resurrección de un muerto, muerte de la serpiente, decapitación propia del iniciado que pierde su identidad intelectual personal al modo de Santiago, Prisciliano y otros muchos). Además, eso de la cabeza nos lleva a pensar en el Temple. Y por si todo ello no fuera suficiente el día 27 de Julio nos encontramos en el grado quinto de Leo, es decir, en el pentagrado de Leo. Y de ahí a relacionar penta y Leo para llegar a Pentaleón o Pantaleón, hay muy poco esfuerzo. Si es que las casualidades las carga el Diablo. ¿Casualidades?


Pues un cúmulo de casualidades hace que Las Merindades sea un referente griálico de primer orden. Quizá sólo sea eso, casualidad, y el Grial nunca haya estado en esta zona. Eso si se tratara de un objeto físico. ¿Y si el Grial sólo fuera algo simbólico?

¿Nos sumergimos?

Una leyenda cuenta que un santo aragonés, San Lorenzo, trajo el Santo Grial desde Francia y que quedó depositado en esta zona de las merindades. Las alusiones griálicas de Burgos son muy evidentes; pero, tal vez, sólo sean parte de una leyenda. O no. El triángulo formado por los vértices de San Pantaleón de Losa, Criales y Santa María de Siones alimenta esta leyenda. Sus nombres son muy evocadores y hace pensar que las teorías de quienes piensan que el Santo Grial está aquí son, si no ciertas, al menos sí muy misteriosas (para aquellos que ven misterios hasta en el principio de los vasos comunicantes). Encima, las novelas de Dan Brown que relacionan el Grial con el Priorato de Sión, María Magdalena y la descendencia de Jesús han llevado a encontrar paralelismos nada sutiles: Criales (griales), Santa María de Siones (Sión, monte en de Tierra Santa donde se establecieron los custodios del Grial, los Templarios) o la iglesia de San Lorenzo, en Vallejo de Mena. (Adelanto que con el discurrir del tiempo hablaremos de ellas). Añadimos al coctel a los templarios que según diversas teorías custodiaban el Grial, en un lugar conocido como ‘Mont Salvat'. ¿Dónde está la Sierra Salvada?: Para nosotros, alrededor de San Pantaleón de Losa. Incluso algunos “investigadores” usando el Skyglobe han desarrollado alambicadas teorías de enlace entre templos para demostrar la relación templaria.

Los templarios y los caballeros de Jerusalén custodiaron este templo durante muchos siglos. Órdenes que guardaron, según las leyendas, el Grial. Y una coincidencia más: La iglesia románica de Siones se encuentra al pie de la Sierra de la Magdalena. Con lo cual podremos preparar nuestra novela del grial y generar libros, turismo, mitomaníacos, etc.

Sin embargo, toda esta historia se diluye gracias a los diferentes estudios de campo realizados sobre el Santo Grial de Valencia que parecen coincidir en que la copa que se custodia en la Catedral de esta ciudad es el auténtico – O todo lo auténtico que puede ser una leyenda-. Al menos, la investigación que se llevó a cabo en los últimos años del siglo pasado, indican que el material con el que se construyó este cáliz coincide en el tiempo en que vivió Jesús. Parece claro que el Grial pasó de Francia a España sobre el año 1000. Y que antes de llegar a otro lugar pasó por San Juan de la Peña y Huesca, patria de San Lorenzo.

Pero, ¿cómo surge todo esto? José de Arimatea, un judío acomodado, recogió la sangre de Cristo tras su crucifixión. Él limpió el cadáver de Jesús y recogió su sangre en la misma copa en la que celebró la última cena. Un grato ejercicio de economía, ciertamente. Y esta es la misma copa que 900 años más tarde un peregrino jacobeo usó para recoger la sangre licuada que provenía del martirio de San Pantaleón, muerto sobre el año 300. (La pregunta sería saber porqué estropeó la copa con la sangre de cristo mezclándola con la de un mártir de menor rango que el Salvador).

En el año 1000 todos esperaban el advenimiento Cristo o al menos una señal milagrosa que indicara el juicio del fin de los tiempos. Es lo que conocemos como la teoría del milenarismo. Y la leyenda del Santo Grial encontró acomodo entonces.

De ahí surge la pregunta: Si la tradición se pierde allá por los albores del Cristianismo, ¿Quién la resucita o la aviva? Uno de ellos fue el poeta francés Chrétien de Troyes, a finales del siglo XII. Este fue uno de los primeros poetas que escribió romances en verso sobre el legendario rey Arturo de Inglaterra y sus nobles caballeros. Entre estos poemas, imbuidos de ideales caballerescos y amor cortesano, destaca Perceval le Gallois o la Historia del Grial, la primera versión literaria de la leyenda del Santo Grial.

Otro, Wolfram von Eschenbach, considerado el poeta épico más importante de la Alemania medieval fue autor de Parzival, otro poema sobre el Santo Grial, de aproximadamente 25.000 versos, y terminado hacia el año 1210. Wolfram B. Eschenbach llamó “los guardianes del Grial” a los templarios. Algunos críticos literarios lo creen basado en Perceval de Chrétien de Troyes. Parzival fue la fuente para el libreto de la ópera Parsifal de Richard Wagner.

Los nazis, basándose en la ópera de Wagner y en las teorías de Otto Rahn, buscaron sin éxito el Monte Salvado, Mont Salvat, la Sierra Salvada. Himmler lo buscó en Cataluña, en Montserrat (Donde le robaron la cartera, cierto, lo juro). Buscaban un objeto, el cuenco, el cáliz con el que Cristo celebró la Última Cena. Los nazis creyeron que al encontrar esa copa, el Führer tendría con ella un poder eterno. La leyenda también habla del Priorato de Sión, sociedad secreta de dudosa existencia y que popularmente se les considera los custodios del Cáliz, o más que del objeto, de la sangre real; de la estirpe del mismo Jesús de Nazaret y su posible descendencia. Entrando la segunda teoría del Grial: Sang Real.

Realmente hay teorías y localizaciones para todos los gustos: Montsegur, Montserrat, las ruinas de San Pere de Roda, con el puerto de la Selva al fondo, el grandioso conjunto de San Juan de la Peña con el relicario donde se guardaba el precioso vaso que siglos más tarde estará depositaría en la catedral de Valencia el rey Alfonso V camino del trono napolitano. Y, no lo duden, hay más.

Bien, pero esto es lo genérico ¿verdad? La relación del Grial con las merindades… ¿Por qué surge? La toponimia y el paisaje contribuyen poderosamente a la aparición de leyendas relacionadas con la ermita. Destaca la narrada por un peregrino inglés del siglo XII quien al pasar por Losa se enteraría del milagro de la licuación de la sangre del santo y su imaginación haría el resto: El Ciclo Artúrico llevado a otro tiempo y otro lugar. La sangre sería la contenida en el Santo Grial (recordemos el pueblecito de Criales). El hecho de que la ermita se encuentre enclavada dentro del recinto de un castro de la Edad del Hierro (cultura de origen céltico) otorga a esta leyenda culta un cierto halo mágico y la entronca con las primitivas sagas bretonas.

Además, la, para nosotros, críptica escultura románica ayuda a la leyenda. En el interior nos encontramos con una nave románica, con más elementos sugerentes y dignos de una reflexión interior; el gato que representa al demonio, las bolas que simbolizan las tentaciones… En la nave gótica levantada en el siglo XV se encuentra un cenotafio que serviría para atraer las miradas de los peregrinos, deseosos de admirar las reliquias. Sabemos que en el subsuelo se han encontrado restos de una construcción de época romana, posiblemente del siglo IV, de la que apenas se aprecian las bases de un muro semicircular. Estos restos han sido identificados como pertenecientes a una construcción de origen militar, si bien es probable, en función de la tradición románica de cristianizar lugares de culto pagano, que se tratase de algún tipo de santuario. Esto justificaría también la importancia de San Pantaleón como centro de peregrinaje desde el momento de su construcción, habida cuenta que se sabe que nunca acogió la sangre milagrosa del santo, reliquia que hoy podemos ver en el monasterio de la Encarnación de Madrid.

Más interesantes son las pinturas que se han descubierto en el muro norte de la iglesia, y los graffiti de la portada. Aunque no han sobrevivido demasiado bien, puede advertirse ruedas dentadas concéntricas, dibujos geométricos, caballeros con lanza en ristre e incluso la figura de un gato que parece estar asociado con el pecado y los vicios. El conjunto pictórico ha sido relacionado con la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de la que se tiene constancia que disponía de una casa anexa, al menos desde el siglo XIV. A pesar de estas atribuciones, dichas pinturas constituirían una posible prueba de la presencia templaría. Los defensores de esta hipótesis se basan en la comparación de San Pantaleón con posesiones del Temple en toda Europa, como la iglesia de Montsaunés (Francia), que presenta parecidos más que razonables.

 Arguyen que en entrada occidental se esbozan todavía los rasgos de una cruz patada roja inscrita en un círculo, lo que parece acreditar el origen templario; aunque dicha cruz es considerada por algunos como una señal de la época sanjuanista, lo cierto es que los hospitalarios empleaban cruces con otra serie de rasgos. Tales referencias favorecen la hipótesis templaría y la relación de esta ermita con el Santo Grial. Pero esta vinculación sólo puede entenderse al observar la insólita iconografía del templo, repleta de modelos singulares, que parecen guardar relación con las logias de constructores y sus secretos esotéricos.

Tras la impresión inicial, el visitante queda perplejo ante la riqueza escultórica del exterior del templo, con multitud de detalles que son manifiestamente extraños en la tradición románica. Por encima de todos destaca el "gigantón", que recuesta su espalda en una de las columnas de la portada, y que parece sujetar sobre el hombro una pesada bolsa o piel. Indicábamos en la anterior entrada la teoría más aceptada que le define como Sansón, con la piel del león, dada su posible relación con un relieve que parece sustentar sobre su cabeza. Si bien no podernos ignorar que la principal función de esta figura parece ser la de guardar la entrada al lugar sagrado; el tamaño de la misma, su ligera orientación hacia el eje de entrada y, sobre todo, la presencia en el lado derecho de la portada de un gran rayo parece acreditar la sacralidad concedida a todo el conjunto. El sentido apotropaico (de protección) de la iconografía exterior destaca el interés del maestro por alejar las influencias malignas del sancta sanctórum, y queda patente en las expresivas máscaras y rostros. En ningún otro templo de la escuela de Mena-Villadiego podemos encontramos con estos motivos de intensidad poco corriente: hombres sacando la lengua, monstruos de grandes fauces, serpientes devorando a personas... Y junto a todas ellas, misteriosos rostros hieráticos que siguen generando multitud de hipótesis. ¿Se trata tal vez de algunos freires de la Orden? Esos mismos rostros se repiten en otros templos del entorno y de la misma escuela (sin duda obra de los mismos canteros), a bordo de singulares barcas, a veces equipadas con remos y que parecen representar -según las teorías más extendidas-, el episodio bíblico de la pesca milagrosa. La relación con el Grial parece remitirnos en este caso al mítico Rey pescador, Amfortas, o tal vez se trate de una reminiscencia del tránsito de las almas por la laguna Estigia, mito heredado de las creencias paganas de la antigua Roma.

Para algunos investigadores de lo oculto los recientes intentos por explicar el ciclo iconográfico de la ermita como episodios de la vida de Pantaleón chocan con la lógica cuando se encuentran con modelos que se repiten en otras iglesias vecinas, de diferente evocación. Aún más intrigantes son los "prisioneros" que aparecen en las arquivoltas de la portada y de la ventana central del ábside, que sólo muestran la cabeza y las piernas, mientras el resto del cuerpo permanece oculto. El carácter insólito de estos personajes, que encontramos también en Santa María de Bareyo o en Siones, podría estar relacionado con algunos pasajes simbólicos de la aventura de Parzival, que aluden a un enclave mítico donde las almas van a parar a causa de sus pecados, antes de ascender a los cielos. De hecho, la carga del pecado es un tema recurrente en la iconografía de la escuela de Mena, siendo las representaciones del pecado original las más habituales en sus iglesias, posiblemente como reminiscencia de un estado de bienestar perdido al que constantemente hace alusión la leyenda del Grial.

Otra vez en el interior, vemos en la corona del ábside, un rostro con la boca tapada y las palmas hacia arriba que parece guardar el secreto de San Pantaleón de Losa, en idéntica actitud a un relieve encontrado en la iglesia de la Virgen de la Peña (Sepúlveda), de la que se sospecha un origen templario.

Bibliografía:
  • "A la Sombra del Grial", de Mariano F. Urresti, 
  • Página de Iker Jimenez. (Para que veais que todos pecamos, pero para esto mejor acudir a los profesionales)
  • José María de Areilza - Tímida Búsqueda del Grial. - Artículo de "El País" 30 de Septiembre de 1984 (Incluida la transcripción a continuación al no hallarlo en pdf)
Tímida Búsqueda del Grial.

En agosto del pasado año trepé con dos amigos a la campa de los cremats de Montsegur, en el Ariége francés. Queríamos conocer la configuración exacta de la montaña en la que Otto Rahn localizó, con obsesiva insistencia, el reducto en el que los cátaros albergaban el mágico y legendario talismán que les confería consuelo espiritual y poderío militar. El escritor germano, convencido de la existencia material del mítico objeto, no cejó en escudriñar las numerosas cuevas y grutas que rodean el macizo de Saint Barthelemy y la comarca del Sabarés. Y aún algunos suponen que lo encontró y que se lo llevó a su país, donde los nazis lo persiguieron y quizá le dieran muerte, por considerar al ensayista alemán poco conformista con el racismo imperante. Pero en los textos que dieron origen a la mitología del Grial, tal y como la conoció la sociedad occidental a partir de las cruzadas, no se menciona la palabra Montsegur ni se habla de que estuviera ubicado en Francia el reducto sagrado que movilizara a Parsifal. Por el contrario, las señas precisas del relato hablan de dos localizaciones bien diferentes. Una cordillera o montaña que se denomina Mont-Salvat. Y una alusión específica a que se hallaba situada "en el norte de España y en las estribaciones del Pirineo".Desde entonces no han cesado las presuntas ubicaciones realizadas por eruditos e historiadores. La tesis catalana se inclinó por el prodigioso conjunto de melancólicas ruinas de San Pere de Roda, con el puerto de la Selva al fondo. Otros sostenían que Montserrat podía haber sido el Mont-Salvat de la leyenda. La tesis aragonesa sitúa en el inexplicable y grandioso conjunto de San Juan de la Peña el relicario donde se guardaba el precioso vaso que siglos más tarde depositaría en la catedral de Valencia el rey Alfonso V camino de su trono napolitano. Algunos conocedores del riquísimo repertorio galaico de leyendas vivientes suponen que el monasterio del Cebrero, antesala de Compostela, podía significar en el camino Jacobeo un anticipo de gracias extraordinarias a los peregrinos, materializado en el mito del Grial o cáliz al que allí se rinde culto. Mi búsqueda fue este verano más modesta y se atuvo a otros criterios. ¿Cuántas cordilleras hay en España con la denominación de Monte Salvado o Sierra Salvada? Salvatierras hay muchas, pero cordilleras con ese nombre exacto una sola, según creo, y es de dominio público su ubicación. La Sierra Salvada es el antemural de la meseta castellana que se extiende de Este a Oeste entre el pico de Goldecho o Charlazo -sobre el que se yergue el monumento a la Virgen de la Antigua, de Orduña- hasta la peña de Aro, en cuyo paraje cambia de nombre la cordillera para llamarse peña de Angulo, de Igaña; pico del Ahorcado, peña Complacera, asomándose finalmente al real valle de Mena, que se extiende al pie del escarpe. La Salvada o Sálvada, como suelen acentuarla los pastores que allí trabajan, es un inmenso muro defensivo, abrupto y tajante, que constituye la divisoria de aguas del océano y del Mediterráneo, y también el límite de Burgos con Vizcaya y Álava. Tiene abundante bosque de robles, hayas y fresnos en las laderas que descienden hacia la Hermandad de Ayala, una de las tradicionales cuadrillas del territorio alavés que disfruta de estos pastizales tan codiciados. Diez picos, de 1.000 metros de altura y denominación euskeldun, conforman el perfil de estas montañas, que, contempladas desde Quejana o Arciniega, tienen en los días nubosos un aire ceñudo, sombrío y amenazador, propicio para constituir un escenario wagneriano adecuado a la gesta de Parsifal. Se discute sobre la etimología de la palabra Salvada, que una fábula atribuye a la exclamación de los nobles leoneses en retirada desde la rota Arrigorriaga, considerándose a salvo tras alcanzar el portillo de la cumbre que desemboca en el valle de Losa. Otros autores, come Néstor de Goicoechea, el mejor conocedor de la montaña vasca, se inclinan por encontrar raíces eusquéricas al vocablo. Lo cierto es que el Monte Salvat de la crónica medieval que dio forma a la leyenda del Grial está aquí en la toponimia actual moderna ante nosotros. Desde Arciniega, por el portillo de Angulo en que termina la Salvada, subimos a la meseta castellana. Monstruos en San Pantaleón He aquí el valle de Losa, riente, bien arbolado, regado por el río del mismo nombre y dotado de feraces huertas. Innumerables lugares y villas lo pueblan, con nombres en parte romanos, como Castrobarto, Castriciones, Castresana, Vescolides. Nos detenemos en un breve conjunto de casas que se cobijan al pie de un extraño monumento geológica: San Pantaleón de Losa. Un inmenso atolón terrestre, roca cretácea semejante a un navío embarrancado, levanta sobre sus espaldas la insólita silueta de una diminuta y bellísima ermita románica. La arquivolta exterior de la portada se apea de un lado sobre un atlante revestido de corta túnica, ceñida de cinturón y con un manto recogido y terciado al hombro. En el otro lado de la arquivolta, una extraña y zigzagueante cenefa vertical de piedra labrada la sujeta. Carátulas de diversa significación aparecen en las ventanas exteriores. ¿Por qué tantas máscaras y tantos animales monstruosos en San Pantaleón? Me confieso inexperto en el difícil arte de hacer hablar a las piedras románicas, empeño que apasionaba a mi paisano fray Ramiro de Pinedo, pero algo me hace sospechar que en el hermetismo de las tallas de San Pantaleón se esconde quizá un mensaje sorprendente. Bellas Artes parece tener proyectada una nueva restauración de este templo. Desde lo alto del peñasco, se otea el dilatado valle. Al pie de la ermita brota espontánea una alfombra de lirios silvestres que colorean de azul los senderos de acceso en el mes de mayo. A poca distancia hay una población cuyo nombre, Criales, evoca la raíz grial, que nos viene ocupando. ¿Se llamó así, Griales o Grial, este lugar en la antigüedad? Aseguran que sí, pero no he visto pruebas, documentales. Tampoco hay, como en el caso de la sierra Salvada, en la geografía española otro pueblo o lugar que lleve ese nombre. La iglesia románica primitiva, de la que poco queda, fue transformada por el estilo gótico, salvando una ventana y dos puertas románicas en mal estado. Bajo el suelo hay un recinto abovedado que pudiera ser una cripta primitiva. ¿Guardará ese subterráneo algún elemento que pudiera aclarar la intrigante cuestión del sugestivo origen de esta denominación: Criales? ¿Hay algún dato más que pudiera completar nuestra tímida búsqueda del Grial en las estribaciones pirenaicas del norte burgalés? A mi juicio existe en el macizo de las sierras que prolongan hacia el oeste la sierra Salvada otro elemento que permite subrayar la importancia que esta región tuvo desde que la estabilidad de las poblaciones a lo largo del siglo XII, y sobre todo después de la victoria de las Navas en 1212, bajo Alfonso VIII, hizo posible la espléndida floración del románico en las tierras burgalesas de la Castilla reconquistada. La preciosa monografía del malogrado Pérez Carmona contiene en sus páginas un mapa del arte románico en Burgos, en el que se observa la densidad de estos restos arqueológicos en la zona del valle de Losa; en las Merindades cercanas a Medina de Pomar, ribereñas del Ebro y del Nela, y en el remoto y limítrofe real valle de Mena. Nos interesaba -éramos tres los excursionistas- hallar otros indicios que pudieran enriquecer como eslabón suelto nuestra artesana investigación. Hay en la historia de la conquista de Jerusalén por los cruzados y en la crónica del efímero reinado de la dinastía de Godofredo de Bouillon -personaje enigmático por su origen y por la descendencia de su linaje- un interesante detalle que a veces pasa inadvertido. Los cruzados establecieron y levantaron una fortaleza y monasterio en la cumbre de un monte, extramuros de la ciudad, el Monte-Sión. En aquel lugar venerado se halla también, según la tradición, la tumba de David y el cenáculo en el que se instituyó la Eucaristía. Hubo en ese cerro un primer monasterio dedicado a Nuestra Señora de Sión. Más tarde apareció establecida allí una orden religioso-militar, la de los caballeros de Sión. De ella se originaron con toda probabilidad los templarios. Después del apogeo y de la liquidación ulterior de la Orden Templaria por obra del papa Clemente V y del rey de Francia Felipe IV, hay quienes se hallan convencidos de la existencia continuada y discreta -o hermética- de la Orden de Sión, denominada el Priorato de la Orden de Sión, en los siglos siguientes a la extinción templaria hasta nuestros días. Creo que hay en Francia documentación que enumera las casas y los monasterios que poseía esa Orden de Sión en Europa a finales del siglo XIII. Entre ellas se mencionan las que funcionaban en España. Templarios y caballeros de Sión se hallaban engarzados estrechamente entre sí, y especialmente en las leyendas relacionadas con el mito del Grial. Esos monasterios no eran importantes ni grandiosos, como el de Cluny, por ejemplo; pero llevaban casi siempre el nombre de Sión. Hay en Europa occidental varios poblados, iglesias y monasterios con el nombre de Sión. En Francia, junto a la basílica de Vezelay -donde se rinde culto al sepulcro de María Magdalena, devoción muy singular de los adeptos al Priorato-, se alza el Monte Sión, de cuyo cerro arrancaba una de las ramas del camino francés. Ese montículo es también la colline inspirée, que dio lugar al renacimiento literario católico-nacionalista que lideraron a primeros de este siglo Maurice Barrés y Charles Peguy, entre otros. Hay también otro Sión en Suiza, capital del Valais, y existen otros Siones en Francia y en Irlanda. En España hay varios lugares de este nombre que son predios o lugares de Galicia, Baleares y Asturias, y un monasterio que lleva en plural el nombre de Siones. En la antigüedad no era sino un solitario templo románico que albergó una pequeña comunidad templaria, según la tradición local. Contiene esta joya arqueológica en su portada, en sus ábsides, en las ventanas y columnas, un verdadero poema de tallas simbólicas en estrecho parentesco estilístico con las de la ermita de San Pantaleón. El eremitorio de Siones se levanta en las laderas boscosas y frescas, orientadas al Norte, de la última prolongación de la sierra Salvada, cuando termina para dar paso al llano de las Merindades de Montija y de Castilla la Vieja. De ese rincón, de Siones, parte un antiguo camino que atraviesa el cordel por un portillo que se llama curiosamente la Peña de la Magdalena. Esa vieja ruta llega a Castrobarto, y de allí a Criales y San Pantaleón de Losa, a una hora y media de camino. ¿Vinieron los del Priorato de Sión desde Francia al valle de Mena a fundar una casa de la orden a fines del siglo XVIII en las cercanías del Mont Salvat y de Criales? ¿Movimiento esotérico? Reconozco la endeble condición de mis datos, más indicativos que probatorios. Ya en 1924, Gregorio Balparda señaló en su Historia de Vizcaya y de sus fueros esta singularidad toponímica relacionada con el libreto de la ópera de Wagner. No pretendo sostener una tesis, sino aportar una sugerencias al tema polémico del Grial. ¿Fue el Grial una realidad histórica cristalizada en un objeto? O ¿era una corriente del ocultismo religioso, una mística hermética, un anhelo de perfección suprema, de elitismo de los puros? Esa búsqueda ¿era quizá una continuación de antiguas mitologías precristianas coincidentes en ese movimiento para encontrar algo inefable, esotérico, de supremo valor para el hombre? O ¿estará la búsqueda del Grial -como sostienen otros - en la definitiva introspección de nuestro espíritu? El Grial ¿se hallará en el castillo interior o en el monte de Juan de la Cruz? ¡Qué importa! Cualquier motivo, es bueno para peregrinar con un aliciente por los interminables senderos de España. El paisaje revela, la tradición oral de los habitantes enseña. Los restos arqueológicos del románico guiñan desde su pétreo simbolismo escondidos mensajes. Todo lo que se contempla con atención y amor en la naturaleza o en la historia lleva dentro un lenguaje. Pero ese recado, como decía el canciller López de Ayala, nacido en Quejana, al pie de la sierra Salvada, consiste en un habla "que anda muy secreta".

viernes, 19 de octubre de 2012

San Pantaleón de Losa (I): Realidad

Hoy presentamos la primera parte de la entrada referida a la ermita de San Pantaleón de Losa. Veremos quién era él, daremos unas pinceladas sobre el edificio y su historia, anotaremos la restauración y cómo participó de la dieta de los losinos. (En la segunda parte jugaremos a Indiana Jones) Y como remate la leyenda.

¿Quién?
El calendario marca la fecha del 27 de julio como la del martirio de San Pantaleón. La tradición dice que en la iglesia de la Encarnación de Madrid se licua la sangre del santo que tiene en la provincia de Burgos el referente más inmediato y a cuya advocación está erigida una ermita románica. El 27 de julio de 1207 se consagró la ermita a San Pantaleón y del templo burgalés llegaría una ampolla de sangre al monasterio madrileño que es la que, parece ser, se licua.

Demos unas notas bibliográficas de este santo muerto el 27 de julio del año 305:

Pantaleón significa en griego "el que se compadece de todos". Y este médico nacido en Nicomedia (actual Turquía) fue decapitado por cristiano en la época del emperador romano Diocleciano. La información sobre el santo procede de un manuscrito del siglo VI que está en el Museo Británico. Pantaleón era hijo de un pagano llamado Eustorgio y de madre cristiana con el nombre de Ebula. Su maestro fue Euphrosino, el médico más notable del imperio. Fue médico del emperador Galerio Maximiano en Nicomedia.
Conoció la fe pero se dejó llevar por el mundo pagano. Un cristiano llamado Hermolaos le abrió los ojos y exhortándole a que conociera "la curación proveniente de lo más Alto" le llevó al seno de la Iglesia. En el año 303, empezó la persecución de Diocleciano en Nikomedia. Pantaleón fue arrestado junto con Hermolaos y otros dos cristianos. El emperador, que quería salvarlo en secreto, le dijo que apostatara, pero Pantaleón se negó e inmediatamente curó milagrosamente a un paralítico para demostrar la verdad de la fe. Los cuatro fueron condenados a ser decapitados. San Pantaleón murió mártir a la edad de 29 años.

Las actas de su martirio nos relatan los milagros al uso en estos casos (Digamos que los escritos se solían “completar” con flores y metáforas diversas): Trataron de matarle de seis maneras diferentes; con fuego, con plomo fundido, ahogándole, tirándole a las fieras, torturándole en la rueda y atravesándole con una espada. Con la ayuda del Señor, Pantaleón salió ileso. Luego permitió libremente que lo decapitaran y de sus venas salió leche en vez de sangre y el árbol de olivo donde ocurrió el hecho floreció al instante.
Suele establecerse que estos relatos son una forma simbólica de exaltar la virtud de los mártires, pero en ellos consta que Pantaleón abrazó la palma del martirio. En Oriente le tienen gran veneración como mártir y como médico que atendía gratuitamente a los pobres.

Una porción de su sangre se reserva en una ampolla en el altar mayor del Real Monasterio de la Encarnación en Madrid. Fue tomada de otra más grande que se guarda en la Catedral italiana de Ravello y donada al monasterio junto con un trozo de hueso del santo por el virrey de Nápoles. En Madrid lo custodian las religiosas Agustinas Recoletas dedicadas a la oración. Hay constancia de que la reliquia ya estaba en la Encarnación desde su fundación en el año 1616. Otra versión, la más querida por nosotros, del origen de esa sangre de Madrid es la de que un peregrino que caminando hacia Compostela aseguró haber encontrado, en el lugar donde se levanta la ermita, la sangre de San Pantaleón. Los fantasiosos creen que esto fue debido a que esa sangre de San Pantaleón se recogió en el Santo Grial, la copa en la que Cristo celebró la Última Cena (¡Toma!)
La sangre, en estado sólido durante todo el año, se licuefacciona, como la sangre de San Jenaro, sin intervención humana. Esto ocurre en la víspera del aniversario de su martirio, o sea, cada 26 de julio.

¿Dónde?

La ermita de San Pantaleón de Losa se encuentra enclavada en uno de los parajes más enigmáticos de la provincia de Burgos. La gran peña que sostiene al templo, Peña Colorada, parece la quilla de una gran embarcación sobre la llanura del Valle de Losa. La peña está horadada por las aguas abruptas del río Jerea.

El templo fue bendecido por el obispo de Burgos don García Martínez de Contreras en el 1206 (como queda reflejado en una inscripción en la propia ermita), y está compuesto por dos naves, una románica y otra gótica. La románica tiene ábside semicircular en dicho estilo, con columnas con contrafuertes con capiteles y bóveda de horno y los capiteles de las columnas están decorados con motivos variados: un reptil devorando a un hombre caído, una tinaja con cabezas, tres hombres sentados y la escena de Jonás y la ballena... Las arquivoltas muestran decoraciones comunes en templos románicos salvo una, que contiene rostros y piernas de personas como si estuviesen encerrados en el arco. Por otras zonas vemos mascarones y motivos vegetales.
En el pórtico, el conocido pórtico, un enorme atlante saluda al visitante. Su presencia, dicen los expertos, responde a Sansón, héroe hebreo del Antiguo Testamento y duodécimo juez de las tribus de Israel. Aplicó su enorme fuerza para abatir las columnas del templo en el que se habían congregado 3.000 filisteos sepultando a la multitud, y a sí mismo, bajo las ruinas. Para muchos especialistas, parece evidente su carácter legendario e incluso mítico. El significado del nombre Sansón, 'hombre del sol', así como la naturaleza de algunas de sus hazañas, sugieren que Sansón fue originalmente un héroe del culto solar. El aspecto mesopotámico de la figura, parece dejar claro que sí es este personaje. Apoya esta teoría el que sobre el atlante hay una gran losa en la que se aprecia la figura de una loba bajo cuyas patas parece encontrarse un hombre y más atrás otro pequeño animal al que está amamantando. Junto a este motivo, una mujer sujetando a un león. Iconografía asociada a Sansón luchando con el león. Otros defienden que se trata realmente de un atlante, o de Hércules, mientras otras investigaciones reconocen a Noé. (Los investigadores de lo oculto tienen teorías más coloristas).

Al otro lado, una columna en zigzag puede querer representar un rayo del sol o una simbólica serpiente como signo de alguno de los milagros de San Pantaleón.

Si entramos veremos que La planta de la nave es cuadrada. Una cúpula a gran altura se sostiene sobre cuatro arcos apuntados. El presbiterio se encuentra elevado respecto de la nave y está cubierto por una bóveda de medio cañón.

Pero, ninguna descripción le hace justicia por lo que recomiendo que la visiten porque esta ermita, perdida entre montañas y alejada de cualquier influencia exterior, ofrece un conjunto de valores innegables. La falta de hieratismo y simetría en su decoración apuntan hacia un artista flexible, configurando una obra de características excepcionales y únicas en la comarca. Pese a su extraña localización, debieron ser miles los peregrinos que atraídos por el milagro de las reliquias de San Pantaleón, acudían cada año a la iglesia como nos demuestran las ampliaciones efectuadas para dar cabida a una multitud de devotos visitantes.

Durante el proceso de restauración (finalizado 2005), los arqueólogos realizaron 19 sondeos, documentando la existencia de una necrópolis con tumbas fechadas entre los siglos XIII y XVII, así como la presencia de una basílica paleocristiana. Además por los restos hallados tras la última restauración y los trabajos arqueológicos efectuados por el CSIC se deduce que el entorno ya tuvo un pasado celta, romano y medieval en el mismo lugar donde se ubica la ermita.

La intervención acometida por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León empezó por sanear los muros para que no les afecte la humedad. Para esto se hizo una zanja de drenaje, se sustituyó la cubierta de madera que estaba deteriorada, se recuperó la teja de la cubierta románica y el refuerzo de la parte superior de la espadaña. Así mismo, se limpiaron y trataron los muros, tanto del exterior como del interior del templo, y se repuso y restauró el suelo.

Además, han reparado el coro, donde se ha colocado una escalera nueva similar a la original y ventanas de madera en la fachada oeste. Amén de una nueva puerta de acceso.

Los estudios acerca de la iconografía, realizados por investigadores del CSIC desvelan la representación de los seis martirios de San Pataleón: con plomo fundido, ahogamiento en el mar, en la rueda, en el potro, arrojado a las fieras y con una espada hasta que, finalmente, fue decapitado. Estos motivos fueron posteriormente imitados en otros templos románicos de la comarca. Esta interpretación contraviene la historiografía del Románico burgalés de la zona, dado que muchos templos cercanos, construidos con posterioridad, reflejaron imágenes similares que, hasta ahora, se habían relacionado con las órdenes religiosas militares de la época.

¡Buen provecho, petrofagos!

El cronista Eduardo de Ontañón (Que también incluyó reseña en el diario “el Sol”) relataba en la revista Luz de Madrid un viejo rito en torno al sepulcro de San Pantaleón: Con elementos cortantes, los visitantes, rascan la piedra de la lápida y ese residuo se lo llevan a casa. Este ingrediente secreto se usaba de dos maneras. O bien se daba al ganado enfermo o se añadía a un torto casero para las personas.

Gracias a Dios ese año de 1933 el sacerdote se oponía ya a esa práctica y el día de la fiesta cerraba la reja del sepulcro para evitar, en vano, que los parroquianos usasen ese condimento pétreo. El autor de la referencia indica que ya se protegió la losa en el siglo XVIII.

Para colmo, San Pantaleón no está enterrado aquí. Pero si quieren disfrutar de la noticia se adjunta.

Y la leyenda del poblamiento del valle de Losa:

Según José Manuel Soto para El siglo futuro de Noviembre 1935, don Antonio Trueba en sus notas que, Don Alfonso VI y sus gentes entre ellas don Bela, pasaron la banda izquierda del Ebro y llegaron a la gran peña (Sierra Salvada), y se asomaron a contemplar el espacio que mediaba entre la peña y el mar, que era el que llevaba el nombre de Vizcaya. Al pie de la peña descubrieron una comarca como de cuatro leguas de longitud y dos de latitud, que estaba completamente despoblada, a pesar de ser toda ella muy amena y pintoresca y tener vallecitos muy apacibles.

Preguntaron a Don Alfonso de quién era aquella tierra, y por qué no estaba poblada, y el Rey de Castilla les contestó:

—Los vizcaínos pretenden que es suya y yo pretendo que es mía. Y unos y otros, por no regarla de sangre, nos abstenemos de poblarla.

—Señor—exclamó entonces don Bela—, me habéis prometido heredarme con tierras que poblar y ahora tenéis buena ocasión de cumplir vuestra promesa dándome esa tierra desierta. Los vizcaínos son amigos míos, porque les serví antes que serviros, y estoy seguro de que no lo llevarían a mal que pueble en esa tierra.

Vacilaba Don Alfonso en acceder a la petición de don Bela, y muchos de los caballeros que estaban presentes exclamaron:

—¡Hayala! ¡Señor, hayala!

—Pues Hayala, y este nombre lleve en memoria de esta porfía.—contestó el Rey de Castilla



 Estampas de San Pantaleón:


Referencias de prensa:




viernes, 12 de octubre de 2012

¡¡¡¡Santiago....!!!!

Quizás no se hayan dado cuenta pero… antes de que la ciudad de Burgos encabezase la comarca de Castilla el Camino de Santiago pasaba más al norte: Pasaba por aquí, por las Merindades. Y nada mejor que hablar de Santiago, que también fue Fiesta Nacional, en el día de la Fiesta de la Hispanidad, día de la Raza o día de la Virgen del Pilar.
Nuestro camino pasa o nace en Bilbao y sigue la cuenca del río Cadagua hacia el Valle de Mena. Continuando por la falda sur de la Cordillera Cantábrica, hasta Villafranca del Bierzo en León. Lo hace siguiendo las Calzadas Romanas, únicas vías de comunicación en aquellos tiempos.
Los peregrinos fueron por estas calzadas hasta que, algunos dicen que ordenado por los reyes[1], los peregrinos desviaron el Camino, al principio por Álava, aunque se continuó yendo por la calzada Flaviobriga y Pisoraca, habiendo cruzado previamente los diferentes pasos de montaña antes de Burgos. Pero el poder del Rey solo no mueve el camino, influirá el desplazamiento hacia el sur de la frontera cristiana y la consecuente mayor seguridad y comodidad en el desplazamiento. Y, siglos más tarde, con la introducción de la orden religiosa de Cluny, la invención de milagros y leyendas, la construcción de monasterios, puentes y hospitales, y la publicación de una guía sobre este nuevo trazado se consiguió consolidar el desvío. En honor a Cluny llamaron Camino Francés a cuanto de Roncesvalles a Compostela discurre.
Siones
De todas formas quedó reconocido que existió otro viejo camino y éste fue espontáneo, no trazado y que no disfrutaría de los posteriores beneficios comerciales. Y, como nos ocurre siempre, este camino por las Merindades se encuentra olvidado y abandonado (salvo las necesarias referencias literarias).


Organicemos nuestras ideas. Reinaba en las Asturias Alfonso II (el casto), desde el 791 al 842. Tenía por consejero un monje llamado Beato, confesor de su tía Adosinda y abad del Monasterio de San Martín de Turieno, que luego pasó a llamarse Santo Toribio de Liébana, Este monje, gran teólogo y persona muy culta, pensó que si los cristianos tuviesen un líder a seguir que les motivase, y aprovechando que Santiago Apóstol estuvo predicando en España, le nombró su patrón y también le compuso un himno llamado ODEI VERBUM. Vemos con ello que las necesidades producen soluciones. Falleció Beato en el año 804, no viendo finalizada su idea, cosa que sí hizo un discípulo suyo llamado Pelayo y el obispo Teodomiro en el año 813, cuando afirmó no sin razón, que había visto una estela luminosa y una lluvia de estrellas en dirección a Finisterre señalando el lugar donde se halló un cofre o sarcófago con los restos de Santiago traídos a España por sus discípulos después de ser decapitado en Jerusalén en el año 44.

Peregrinó el Rey Alfonso II junto con su corte y mandó edificar allí una ermita. En el año 829 se consagró la primera y a partir de aquí una riada de peregrinos, en principio del propio reino asturiano, y más tarde de toda Europa, entraba desde Aquitania, siguiendo la vía de Agripa, llenando las calzadas romanas que estaban libres de sarracenos. Afluían peregrinos procedentes de los diferentes pasos de los Pirineos y puertos marítimos del Cantábrico y a su vera se fueron construyendo infinidad de iglesias, ermitas, monasterios y hospitales con el objetivo de atenderlos. La mayoría son de estilo románico quedando en muchos casos documentado en los pliegos y en sus piedras infinidad de símbolos jacobeos.

Hemos indicado que los peregrinos desembarcaban en Bilbao donde contarán con una ermita dedicada a Santiago y con el hospital de los Santos. Desde la villa vizcaína los romeros optarán el camino de la costa (la cual era difícil al ser inhóspita, agreste e inaccesible tanto a pie como en barco) o por caminar a lo largo del Cadagua.

En esta segunda opción llegan a Valmaseda, entrando por el barrio de La Magdalena, nombre de una ermita que a la vez fue leprosería y que junto con San Severino, patrón de la villa y de San Roque, titular de la ermita del monte Colicha nos muestran su ascendencia francesa. Suponemos que dichas advocaciones fueron traídas por los peregrinos, así como el cultivo de parras y a la elaboración de chacolí, abundante tanto en Las Encartaciones como en el Valle de Mena. (Para que luego chinchen los vizcaínos).

Salían de la villa por la puerta de San Lorenzo (Puente Viejo) y por la calle de La Calzada siguiendo esta por la izquierda del río y llegaban a un puente romano llamado de las Oleas, mitad Vizcaya mitad Burgos. También hay constancia sobre el paso y percances del barón de Rosmithal[2], por estas tierras en el año 1466 “. Seguimos nuestra marcha y más adelante otro pequeño puente romano, y otro cruce de calzadas donde estaba situado un Miliario Romano”, conocido como el Miliario del Berrón que se encuentra en el museo etnográfico de Bilbao y cuyos grabados en latín hacen referencia a la reparación de puentes y calzadas en tiempos de Julio César.

Nuestra vía llega a Menamayor, Medianas, Covides y Villasana. En la principal población del valle de Mena hubo un hospital de peregrinos sobre el cual escribe textualmente D. Ángel Nuño en 1925, “sin que se sepa su origen existió antiguamente un pequeño hospital en Villasana, para peregrinos y transeúntes y se sostenía con las rentas de unas fincas”. En 1776 fue convertido en escuela.

Siguiente paso: Vallejo, donde hay nuevas pistas del viejo camino: la iglesia de San Lorenzo, construida a expensas de Dª. Enriquena de Mena. Iglesia y monasterio estuvieron bajo la custodia de los Caballeros de Jerusalén (Protectores de Peregrinos) y en sus piedras quedaron grabadas cantidad de peregrinos, conchas y figuras jacobeas, tantos que por lo visto no existe otro templo en España con tanta iconografía dedicada al tema jacobeo. (Les recomiendo que pasen por la puerta del perdón para obtener la indulgencia plenaria).

Sigan hacia Siones y la Iglesia de Sta. María, esculpidos en sus piedras vemos más peregrinos, conchas y leyendas jacobeas, atendida y custodiada por los Caballeros Templarios

Siguiendo la marcha hacia Vallejuelo, Sopeñano y Cadagua, pasaremos después por la fuente del Romero, topónimo que se repite en el Camino Primitivo. Ante nosotros, una fuerte subida por la calzada, romana en principio y después llamada árabe. Esta se conserva bastante bien y en el alto nos encontramos con la mejor postal de Mena. Si el día acompaña se ve a la izquierda las ruinas de lo que fue la ermita de Santa María Magdalena en la que estuvo situado otro hospital, según escribió el obispo Navarrete en el libro de visitas parroquiales, cuando dice en el año 1696 “había en la ermita de La Magdalena un hospital con tres camas para atender a peregrinos y caminantes y lo hallé decente”. Lo atendía la cofradía de la Vera Cruz.

Bisjueces

A partir de este punto nos encontraremos tres alternativas principales en el espacio y en el tiempo. La más antigua que pasará por Espinosa de los Monteros y otras que se dirigirán a Burgos. De hecho podrían haberse desplazado a Trespaderne.

Una primera vía, que se dirige al camino Frances, desciende la calzada y a la izquierda las ruinas de Muga, un pueblo desaparecido (¡Su patrón era Santiago!) y pasamos a Lastras de las Heras, Las Heras, Colina, Tabliega, todos con iglesias románicas. El pueblo siguiente Quintanilla de Pienza, con Santiago Matamoros como patrón, después Bárcena de Pienza, aquí restos de su iglesia románica en lo que hoy es el cementerio, con figuras jacobeas labradas en el arco triunfal y capiteles.

Continuaremos aguas abajo del río Trueba para entrar a Medina por una de sus puertas abiertas en la muralla y los peregrinos daban a la calle Rocamayor, donde estuvo situado el oratorio de San Felipe Neri. La iglesia de la Santa Cruz, que también tiene una antiquísima puerta llamada de los peregrinos o de los Olivos.

Un viejo crucero nos precede al llegar a las ruinas del hospital de la Vera Cruz, se construyó para atender las necesidades de enfermos de la villa y romeros. Contaba con veinte camas. Avanzaban camino de Bisjueces, el desfiladero de Los Hocinos, Valdenoceda, Puente Arenas y El Almiñé. Y aquí llegaban otros peregrinos que subían desde Pancorbo y Oña por el desfiladero del río Oca y del Ebro y por el valle de Valdivielso. En El Almiñé, donde hubo un hospital, su iglesia está dedicada a San Nicolás de Bari, santo también relacionado con los peregrinos. Desde la Virgen de la Hoz atravesaban el páramo de Masa hacia Burgos.
 
La segunda variante va tomando desde el alto de la Mazorra en camino de Dobro, Pesquera, Escalada, Orbaneja del Castillo, San Martín de Elines (con un singular enterramiento, un caballero peregrino al que le surgió la muerte en su viaje de peregrinación) y Polientes, para llegar a Aguilar de Campoo.  

Espinosa de los Monteros
 
Una tercera variante del Camino de Santiago, y la más antigua, parte de Santecilla, para retomar la ruta Flaviobriga, Juliobriga, Pisoraca. Nos situamos donde estuvo la ermita de San Andrés y el miliario de El Berrón. Cruzando el río Romarín el siguiente pueblo es Gijano, tiene como patrón a Santiago, representado aquí en figura ecuestre. En este pueblo se encontró otro miliario dedicado al emperador “Flavio Valerio Severo”. También se hallaron enterramientos romanos y monedas, existiendo una finca llamada El Hospital, donde estuvo ubicado un Hospital de peregrinos. El camino avanza hoy paralelo a la vía del ferrocarril y se puede observar una línea de matorrales y árboles por donde pasa la calzada, cuyo pavimento se encuentra cubierto de tierra y sedimentos. En este lugar estuvo situada la ermita de San Román y un cementerio. Allí se encontró otro miliario, del año 251, dedicado al emperador “César Gayo Mesio”.

Se vislumbran tramos de calzada visibles antes de llegar a Nava de Ordunte, Partearroyo y la ermita de San Bartolomé, donde los peregrinos cogían el camino a la derecha hacia el pantano de Ordunte. En este punto, en años de mucha sequía, se puede ver el puente romano llamado del Romero “otro topónimo de los peregrinos”. Más adelante hay otro puente romano, que está tapado por matorrales y todavía otro llamado de las Ahorcadas.

Se atravesaba Ribota de Ordunte, que tiene por patrón a Santiago, representado como peregrino y cuando llegaban al cruce para subir a Hornes pasaban por Burceña, pueblo antiguo, de los más importantes de Mena, ya existente en tiempos de los romanos. Su iglesia románica, tiene como patrón a San Román y otras dos desaparecidas con el título de basílicas, San Esteban y otra de los mártires San Cosme y San Damián (los cuatro fueron santos relacionados con las peregrinaciones a Santiago). De esta última, aún existen restos.

Llegando al cruce de Arceo, seguían en dirección al pueblo y todavía hoy persisten grandes tramos de calzada. Pasando Irús y el puerto del Cabrio el siguiente pueblo Bercedo, su iglesia de San Miguel es románica, después Quintanilla con Santiago como patrón, Villasante, Loma de Montija donde existieron tres Monasterios, y daban a los peregrinos un potaje , llamado patatas calderonas, es por eso que antaño se conocía a los lugareños por calderones, siguiente pueblo Espinosa de los Monteros, Santa-Olalla, Para, Quintanilla del Rebollar ,Quisicedo, Villavascones, Entrambosrios, Pedrosa de Valdeporres, Argomedo (donde existió un hospital de peregrinos dedicado a San Carlos), Soncillo, Cilleruelo, Arija, Retortillo (la antigua Juliobriga), Cervatos, Olea, Nestar y Aguilar de Campoo.

Con todo esto nuestra fuente, don Adolfo Diego de Miguel nos recuerda que antes del camino francés por Burgos estaba el camino de Las Merindades por antiguas calzadas romanas y sendas seguras ante los moros.

Camono Francés por Burgos

BIBLIOGRAFIA UTILIZADA.
  • El Valle de Mena y sus Pueblos. D. Ángel Nuño. 1925
  • Noticia Inédita del Noble y Real Valle de Mena. D. Julián de San Pelayo. Sevilla 1892.
  • El Viejo Camino de Santiago. D. José Fernández Arenas.
  • Apuntes históricos sobre la ciudad de Medina de Pomar. D. Julián García Sainz de Baranda. 1951
  • Comunicaciones de la Época Romana en Burgos. D José Antonio Abasolo Álvarez. 1975.
  • Los Monasterios Primitivos en la Castilla Vieja. D. Nicolás López Martínez
[1] Parece ser que este desvío lo efectuaron el Rey de Pamplona Sancho Garcés III apodado El Mayor, Sancho Ramírez V de Pamplona y I de Aragón y Alfonso VI de Castilla y León, cuyas victorias de reconquista fueron vitoreadas y ensalzadas en el Codex Calixtinus.

[2] León de Rosmithal de Blatna (denominado Barón de Rosmithal de Blatna o con caracteres especiales Rožmithal) es un noble bohemio, cuñado de Jorge de Bohemia, y conocido por haber completado en el ano 1467, un viaje documentado por Europa.[1] El viaje se realiza desde Praga (sale el 1465) a España y Portugal (1466) con una comitiva de cuarenta personas. Visita en su viaje: Renania, Flandes, Inglaterra, España y Portugal. El objetivo de ese viaje era doble, por un lado hacer observaciones militares y por otro analizar las costumbres religiosas de cada país.


 

jueves, 4 de octubre de 2012

Subimos el Cabrio y giramos hacia Valpuesta.




Entrada a las Merindades desde el berrón 2004
Nuevos colonos se instalan en Mena, junto a la zona que llaman Castilla. En el paisaje se ven molinos, casas establos, iglesias… Son Hoz de Mena y Orejón de Ordunte. Sigamos a Vítulo, el hijo de Lebato, que se lanza a pasar el Cabrio, seguramente pisando sobre las piedras de la vieja calzada romana que todavía se disfruta en Irús. Y frente a él aparece una amplia zona llena de fértiles tierras, ríos y caza. Dirigiéndose hacia las montañas que le apartan de Cantabria estos duros luchadores de frontera hallan las ruinas de Area Patriniani que debe ser el actual pueblo de Agüera. Allí, precisamente, Vítulo levanta la iglesia de San Martín y parcelan mediante el sistema tradicional: Presura, molinos… ¡La nueva frontera avanza reptando a lo largo de la calzada que iba de Amaya a Castro Urdiales!
Valle de Losa

Se funda Espinosa de los Monteros que favorecerá la llegada de más colonos que se desparramarán por el cauce del Trueba hasta Medina, Trespaderne, Oña y Vadegovía (Actualmente en Álava); y por Gayangos y el alto de Bocos hasta Villarcayo y la frontera del Ebro.
El núcleo inicial de Mena es estable. Estamos en 804 y el obispo Juan organiza monasterios en Valdegovía, Losa, Ayala, Tobalina, el Valle de Miranda y Santa Gadea. Se sabe el nombre de algunos de estos religiosos “echaos pa´lante”:
Detengámonos un poco con ellos:
  • El Obispo Juan. ¿Juan? ¿Quién es ese Juan que ya hemos mentado? Juan es un buen amigo de Alfonso II el Casto[1] (cartulario de Valpuesta[2] dixit- De hecho este cartulario daría el honor de ser cuna del castellano a Valpuesta, en nuestro área). Dentro del cartulario se encuentra el “Becerro Gótico” que refiere que Juan fue maestro de Alfonso II y este le premia con la patata caliente de reprobar la zona de Valpuesta. La fecha es el 21 de diciembre de 804. Cuando llega allí encuentra las ruinas de una iglesia con advocación mariana. La reconstruye e instala su sede en ella. De hecho, no es la única iglesia abandonada que encuentran, añadimos: de los Santos Cosme y Damián, San Esteban, San Cipriano, San Juan, San Pedro y San Pablo y San Caprasio. Vemos que no eran un desierto inmaculado sino que habían estado pobladas hasta que las razzias moras, o solo en miedo a las mismas, les expulsó tras los montes cántabros.
  • El Abad Paulo, con el presbítero Juan y el clérigo Nuño aparecen en el 852 haciendo presuras en el río Purón (Tobalina). Al año siguiente funda el monasterio de San Martín de Losa y en ese documento vemos que Paulo controla los valles de Losa, Valdegovía (Ahora, 2012, repito, adscrito a Álava) y tobalina. Y en julio del 855 estos mismos fundan el monasterio de San Román de Dondisle.
  • El abad Rodanio funda el monasterio de San Pedro de Tejada tras hacer presuras en el cerro de Castrosiero.
Pero… ¿Por qué esta presencia de la iglesia en la reconquista? ¿No hemos dicho que eran los campesinos los que recuperaban la tierra? Tiempo. Hay tres razones, veámoslas:
  1. La iglesia conserva los papeles, y principalmente aquellos en los que aparece como parte.
  2. Porque es la columna con la que la monarquía organiza el territorio, con los Godos y ahora; dirimen pleitos, etc.
  3. Cómo en el Islam, en las sociedades cristianas de entonces no hay una sociedad civil separada de la sociedad religiosa.
Así se entiende que el rey volcase responsabilidades en la espalda del Obispo Juan pero… ¿Esto significaba que el rey regalaba las tierras a la Iglesia? NO. Solo la administración de la repoblación y en la misma fundación de Valpuesta lo subraya al indicar los derechos de los Colonos y esto es un remedo de fuero.
Sobre Valdegovía y si fue recuperado por vascones o no, o euskera o no:

Ante todo, las fronteras administrativas de las provincias eran eso: Administrativas y un pueblo o un valle cae en una o en otra de forma espuria. Por ejemplo, en un tiempo Castro Urdiales participaba de las juntas de Vizcaya y las Encartaciones no eran parte del Señorío de Vizcaya, o Treviño. Jugando con esto escritores nacionalistas vascos aluden que Valpuesta ha de estregarse a Euskal Herria porque está rodeado de tierras vascas ¿No sería al revés si hiciésemos caso a la historia y no a la ley del embudo?
Pero ellos –Otra cosa no, pero los nacionalistas son muy persistentes- insisten en que “se desconoce la fecha en que se perdió el euskera en Valdegovía” pero no hay razones para suponer que, dada la forma de avance de la reconquista, hubiese sido zona vascófona. Igualmente los pueblos de Leciñana, Montañana, Cabriana, Anniana, Zambrana, Quintana, etc. indican un sustrato latino. Cuando al inicio del siglo IX llegan las primeras corrientes repobladoras con el obispo Juan se constata una fuerte despoblación de la cuenca Omecillo-Ebro. Pero la toponimia de la repoblación va a seguir siendo "latina" al ciento por ciento. Quiero señalar que los cartularios de Valpuesta, San Millán de la Cogolla y Oña no nos ofrecen ni siquiera un pueblo que tenga origen vasco durante los siglos IX y X.
La incidencia de la acción repobladora vasca fue insignificante en esta comarca. Los pueblos hoy llamados de "Basquiñuelas" en la Ribera Alta (s. XI), "Bascuñuelos" en Tobalina, o el molino "Bascones" en Pancorbo (siglo X) indicarían la proveniencia vasca de esas pequeñas colonias repobladoras absorbidas en una masa de población románico.

Rizando el rizo lingüístico algún “fumado” indica que el cartulario de Valpuesta es el origen del Asturiano escrito (¿?).

Digresiones aparte (que trataremos en profundidad más adelante), el rey sabe que los monasterios son los jalones sobre los que pivota la reconquista y que tras cada ataque Moro la población volverá desde las montañas para anclarse al terreno. Estos aventureros reconstruirán lo perdido, una y otra vez, porque esta es una vida mejor que la que hay al norte.

¿Mejor?

Sí. Lo fundamental, y que no debemos olvidar, es que la reconquista se realiza bajo un modelo distinto al feudal. El noble solo es dueño de sus tierras, no de la demarcación sobre las que el Conde ejerce la autoridad y el señor es el rey. ¡Olvídense de las películas medievales de Hollywood! Los campesinos de las Merindades y los villanos son libres por exigencias de la guerra. Es un cambalache: Libertad a cambio de riesgo. El castellano desarrollará así una mentalidad de hombre libre que ha de valerse por sí mismo: El hombre de Frontera.

 Los pasos dados son: primero los colonos que se han repartido el territorio mediante presuras y luego el rey, a través de sus condes o directamente, confirman los repartos y, solo las yermas, son asignadas al trono. Por otro lado el título de Conde es vitalicio aunque no el cargo. Una escena que refleja esta situación son aquellas películas en que los nuevos colonos del este de los Estados Unidos salían disparados, y disparando, hacia el nuevo territorio al que, después, era reconocido como estado y se incluía en la unión.


Siguiendo el último ejemplo el conde sería el Sheriff, los casacas azules y el juez del pueblo del oeste.



[1] Alfonso II de Asturias (c. 760842), apodado el Casto fue rey de Asturias en dos periodos distintos: primero, en el año 783, y posteriormente, entre los años 791 y 842, en que falleció. Durante su reinado se descubrió la tumba del Apóstol Santiago. Nuestro hombre Era hijo de Fruela I y Munia. Su vida es una epopeya; Nace en Oviedo y al morir su padre quedó al cargo de su tía Adosinda, esposa del rey Silo. Durante el reinado de Silo desempeñó el gobierno del Palacio. A la muerte de éste es elegido rey gracias al apoyo de su tía Adosinda y de los magnates de la corte, pero su tío Mauregato organizó una fuerte oposición y consiguió deponer a Alfonso, que buscó refugio en Álava entre sus parientes maternos. Cuando Bermudo I, que reina tras Mauregato, renuncia al trono debido a su derrota en la batalla de Burbia, Alfonso regresa a Asturias y es proclamado rey.
Saqueó Lisboa en 798 aprovechando disensiones en el gobierno de Córdoba y venció a los musulmanes en Narón y en Anceo. Gracias a las victorias sobre los musulmanes, afianza su presencia en Galicia, León y Castilla. que reorganizará políticamente.
[2] Los Cartularios de Valpuesta son una serie de documentos del siglo XII que, a su vez, son copias de otros documentos, algunos de los cuales se remontan al siglo IX, si bien la autenticidad de algunos de ellos es discutida. Están escritos en un latín muy tardío que trasluce algunos elementos propios de un dialecto romance hispánico que ya se corresponde con las características propias del castellano.
Los Cartularios de Valpuesta llamados «Gótico» y «Galicano» (este último copiado en 1236), abarcan textos fechados desde el año 804 hasta el 1200, año a partir del cual aparecerán textos escritos en pleno romance castellano. Estos documentos latinos entreveran rasgos propios de lo que serán las lenguas romances que permiten aproximarse al protorromance hablado en esta zona desde el siglo IX al XII. Los escribanos que redactaban estos documentos pretendían dar un barniz latino a sus documentos y sólo casualmente iban desgranando de forma instintiva elementos romances, como resultado de la confusión que existía a la hora de escribir, al tener que adaptar el sistema gráfico y la gramática latinos a los nuevos sonidos romances.
Comprenden varios manuscritos en que se copiaron documentos de los archivos de la corona, de los obispados, de los monasterios, que tratan de donaciones, juicios, ventas, cambios, y otros tipos de contratos. Los más antiguos datan de los años 804, 844, 864 y 875.
Becerro Gótico: El cartulario es un códice visigótico de 113 páginas transcrito por 32 amanuenses diferentes, 87 de las páginas están escritas en visigótica y el resto en carolina. Su contenido es la recopilación de documentos relacionados con la propiedad en el condado de Castilla. Se denomina al cartulario becerro por el material soporte de la escritura, piel. Así se puede definir este término como la reunión de todos los documentos encontrados en el archivo valpostano.