Volvamos al
Valle de Losa para encontrar los elementos terminales de la población de
Gobantes. Personalmente es un nombre que me trae recuerdos de la infancia al haber
sido compañero de clase de un muchacho que se apellidaba como este pueblo.
Dicho esto situémonos en Gobantes que está rodeado de Bóveda de la Ribera,
Betarres, Criales de Losa, Castriciones, Perex de Losa, Momediano, Návagos,
Villate de Losa y Villanueva de Rosales. La vida, que a veces tiene mucho de
burla, hizo surgir otro Gobantes en Málaga… que ha devenido en despoblado.
Forma parte de
la Junta de Oteo y a duras penas mantiene la condición de pueblo. ¿Por qué se
fueron sus vecinos? Seguramente parte de la culpa pudo ser el deseo de una vida
mejor en la gran ciudad, la falta de comodidades, la pérdida de su función de
centro agrícola por la mejora del transporte y de la maquinaria agrícola… Gobantes
dormita en un escondido valluco formado por dos líneas de montes espesamente
poblados de encinas, robles y pinos de repoblación. Al norte, el monte de La
Barrerilla; al sur, el monte El Hayal; por el este limita con Fuente Nueva, y
por el oeste con el lugar de El Cueto.
En la cima de un
monte al Oeste de Gobantes, se localiza la Cueva de los Moros, sobre la que no
tenemos más datos, pero presuponemos de ocupación altomedieval. Aun así la zona
estaba poblada ya en la Edad de Bronce pero los primeros datos sobre “Govantes”
los tenemos gracias al documento de 1031 en el que se produce el prohijamiento,
y donación de bienes, que realiza doña Goto en la persona de Sancho el Mayor de
Navarra y su mujer Munia, hija mayor del conde Sancho García, después de la
muerte del heredero, el infante García, asesinado en León.
En 1311, Juana,
casada con Ferrán Sánchez de Velasco, tenía un solar en Gobantes, entre otros
bienes, que en el reparto de la herencia fue adjudicada a su hijo Juan Sánchez
de Velasco.
En el Becerro de
Behetrías (hacia el año de 1352) se define la población como un lugar solariego
de "fijos dalgo e de la orden de
Sant Johan. Pagan al rey monedas e servicios quando los de la tierra e non ay
otros derechos. Dan alos señores en los dos solares de la orden que han en el
uno quatro almudes e en el otro dos almudes de pan medio trigo e medio cevada e
del un solar doce mrs e del otro seys mrs Et los otros fijos dalgos que han sus
infurciones en sus solares qual mas e qualmenos pan e dineros segunt se abenian
e non ai otros derechos”.
Debió tener
cierta actividad ganadera puesto que se conservaba en su iglesia parroquial de
Nuestra Señora de la Nieves un "Libro de pleitos entre Críales y Gobantes
sobre pastos" fechado en 1496. En 1591 Gobantes tenía diez vecinos.
También un clérigo. El pueblo tenía documentadas, en 1707, tres ermitas
dedicadas a Santo Toribio, San Miguel y Santa María, además de la iglesia
parroquial de la misma advocación. Actualmente no hay datos que nos permitan
ubicar las ermitas.
Y entramos en el
periodo de los catastros y los diccionarios. En el Catastro del Marqués de la
Ensenada tenemos la perfecta radiografía de Gobantes. Era el 31 de octubre de
1752 cuando Juan Ángel de la Peña llegó a la población a reunirse con el
sacerdote Atanasio L. de Angulo, los labradores Francisco y Andrés “De Mate” quienes
confirmaron que la población era de realengo y pagaba al corregimiento de
Villarcayo. La tierra era de secano y tenían manzanos, perales, olmos, nogales
y robles situados en las fincas, lindes y caminos.
Catastro del marqués de la Ensenada.
Había un molino
harinero en el arroyo de los Llanos, según el catastro, y doce colmenas.
También tenían bueyes, vacas, caballos, cerdas y cabras. Este catastro de 1752
recoge, detalladamente, los animales de cada uno de los vecinos de la
población. De los nueve vecinos y cuatro viudas que se contabilizan. Estos
vivían en doce casas y disponían de una taberna para su solaz tras trabajar en
sus tierras puesto que no había jornaleros en este pueblo. Ni pobres. Lo cual
podría resultar cómodo para el único clérigo que residía en el lugar. Eso sí,
había cuatro hornos entre las casas del lugar. En relación a ello existía un
dicho en la zona: “Si vas a Gobantes,
lleva pan antes que encontrarás quien te lo coma pero no quien te diga toma”.
El diccionario
de Miñano Bedoya, durante la Década Ominosa, nos cuenta que hubo doce vecinos
en el lugar lo que se transformaba en cincuenta y siete habitantes. Como vemos
el número de residentes no superaba la centena. Unos años después el
diccionario Madoz nos contaba que: “Sit.
en una hondonada combatida comúnmente por los vientos del N.; el CLIMA, aunque
cálido, es bastante sano, y las enfermedades más comunes (son) las de pecho. Tiene 10 casas, igl. parr.
bajo la advocación de Nuestra Señora de las Nieves, servida por un cura
párroco; cementerio en paraje ventilado, y tres hermosas y abundantes fuentes
dentro de la población y varias en el térm., todas de muy buenas aguas por ser
de montaña. Confina N. y E. Pérez; S. Eriales, y O. Villate. El terreno es de
mediana calidad, comprendiendo un monte bastante poblado, próximo al pueblo. Los
caminos son comunales; y la correspondencia se recibe de Rosío. Prod.: trigo,
cebada y leña, ganado cabrío, vacuno y yeguar; y caza de liebres y perdices,
ind.: la agrícola. Población: 4 vec., 15 alm. Cap. Prod.; 62,800 rs. Imp.:
5,579”.
Vemos la radical
merma de habitantes en pocos años pero, debemos recordar, era una encuesta que
también se empleaba para calcular los quintos. Por eso puede sorprendernos que
en el estudio de 1888 los residentes de Gobantes subiesen a unos cincuenta que
habitaban en trece casas.
Y una iglesia.
El templo, como hemos dicho, estaba dedicado a Nuestra Señora de las Nieves, era
de origen románico pero esta –estaba- lleno de añadidos. Tiene una nave
rectangular de pequeñas proporciones con ábside semicircular y bóveda de cañón
y arco de medio punto con impostas que lo separa del resto de la iglesia. El
exterior de su ábside era románico con una fábrica de piedra pobre, un ventanal
cegado y canes en alero, unos decorados y otros lisos. La portada también era
románica, con arco de medio punto y decoración de dientes de sierra y sogueado,
bajo pórtico abierto.
Carece de torre
teniendo una espadaña con dos huecos sin campanas. En la actualidad está en
ruinas y sólo quedan en el interior restos de interesantes pinturas en sus
muros. Sus libros parroquiales comenzaban en 1608. A efectos diocesanos formaba
parte del partido denominado la Montañuela. Irónicamente, su iglesia está
catalogada como yacimiento arqueológico Medieval.
Iglesia de Gobantes (cortesía de Maoa)
Supongo que el
cuidado del templo sería la principal preocupación de Nicanor Manzanedo, el joven
– veintinueve años- cura párroco del lugar, y si la viese ahora probablemente lloraría
de dolor. Y con él los ochenta y nueve vecinos de Gobantes de 1872. En 1894
había 72 vecinos y en 1904 tenía 74 habitantes de hecho. Entre 1905 y 1911, como
mínimo, el párroco era Domingo Ortiz que, supongo, sería descargado de algunas
tareas educativas por Isabel Maroto que se encargó de enseñar a los niños de Gobantes,
al menos, el trienio que se extendía entre 1908 y 1911. En 1908 había 80
habitantes.
En 1950 el
pueblo recibe con alegría la luz eléctrica procedente de la subestación de
Trespaderne, aunque sus vecinos no llegarían a conocer electrodoméstico alguno,
salvo la radio. Ya era hora de recibir la electricidad porque ese año vivían 71
personas en veinte casas.
Las ya habituales
circunstancias que pasaron durante la segunda mitad del siglo XX redujeron la
población de Gobantes, de tal modo que Elías Rubio Marcos lo incluyó en su
libro “Los pueblos del silencio”, diciendo que quedó despoblado en 1978. Dijo que
“los últimos habitantes de Gobantes
fueron Beatriz Hierro y Teófilo Saiz. Los dos vivieron solos en el pueblo
durante dos años, hasta que en 1978 lo abandonaron definitivamente. Su marcha supuso
que, a continuación, desaparecieran las imágenes de la iglesia, así como sus
campanas, aunque estas habían dejado hacía tiempo de tocar a misa y a concejo y
también "a vereda de los bueyes" (tres campanadas para que el pastor
llevara los bueyes de los vecinos al monte)”. En 2012, según el Instituto
Nacional de estadística, vivían tres personas.
En sus últimos
años, la fiesta mayor de Gobantes era el 24 septiembre aunque se celebraba la
Virgen de las Mercedes pero antes fue el 5 de agosto, Nuestra Señora las Nieves.
La casa más
noble del pueblo, construida en 1765, no ha resistido los embates del abandono,
la soledad y la rapiña.
Otra cosa que se
perderá entre la hojarasca de Gobantes será la leyenda de la Cueva de los
Moros, próxima al pueblo, según la cual las moras que habitaron allí acostumbraban
a bajar en los atardeceres a la Fuente de la Mora para acicalarse. Les repito
que nunca vivieron moros en dicha cueva.
Bibliografía:
“Amo a mi
pueblo”. Emiliano Nebreda Perdiguero.
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Formado por el Instituto nacional de estadística con referencia al 31 de
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Anuario Riera.
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“Las siete
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Carmen Arribas Magro.
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www.verpueblos.com