Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


domingo, 29 de noviembre de 2015

La historia de la iglesia de San Andrés de Tabliega de Losa. Otra abadía seglar.

En esta entrada retornamos a un tema peculiar: las abadías seglares. Para todos aquellos que quieran conocer más sobre esta figura les recomiendo visiten, en este blog, "La abadía de rueda: laicidad divina".

La historia de las abadías seglares tiene su posible origen en las iglesias de propiedad privada afectas, por ello, al servicio de una familia. Actuaban como iglesias parroquiales en contra de lo exigido por la legislación eclesiástica dado que prescindían de la autoridad episcopal en su administración económica, no le pagaban sus diezmos (¡Terrible pecado!) y se transmitían como patrimonio familiar. Tan buen negocio llevó a que abundaran en los primeros siglos de la reconquista.

Papa Inocencio II

Estos centros surgieron antes del año 1139, cuando el Papa Inocencio II prohibía, en el décimo canon del Concilio de Letrán, que los seculares poseyeran diezmos de las iglesias. Con la secularización de estas iglesias "privadas" surgieron las denominadas Abadías seglares regidas por señores, que con el título de Abades, tuvieron los mismos privilegios y atribuciones que las religiosas, excepto las prácticas de culto para las que nombraban priores o prepósitos.

Otras abadías seglares surgieron de casas de religión en las que se recogían personas de la misma familia y a veces de distinto sexo (dúplices), con sacerdotes para el culto. La conocida como iglesia de San Andrés de Tabliega sería lo que queda del monasterio fundado el 19 de diciembre del año de 1023 (1061 de la era). Nace cuando Martín Preste, del sobrenombre deducimos su cargo, cede, de acuerdo con sus hermanos y los vecinos del lugar, su "casa" en Tabliega Díaz -luego Tabliega de Losa- a Oveco Abad de San Salvador de Oña. Añade una serie de condiciones: "Que la tenga hombre de su linaje, clérigo a ser posible y si no lego. Elegido por los parientes. Gratuidad al entrar en el Monasterio de Oña de alguno de sus parientes. Asilo y auxilio de cortesía recíprocos".

Localización de Tabliega de Losa

¿Qué se entendía por parientes o de nuestro linaje? En un libro de Visitas del Arzobispado, y como siempre con motivo de un pleito, tenemos la respuesta: "Debe ser descendiente de los fundadores y natural de las siete Merindades de Castilla la Vieja, o de la villa de Espinosa o de sus barrios o aldeas, así como de la villa de Medina de Pomar". Otrosí, en caso de elección de abad deben concurrir además la mayor parte de los votos.

Y, por supuesto, se añadía la fuente de ingresos para esa vida regalada, es decir, las tierras, casas, huertos, molinos, vestimenta eclesiástica, libros, cálices... En compensación Martín recibirá del Abad de Oña el monasterio de Ovilla en Mena con todas sus pertenencias, más nueve solares, Lozares y Pajares de Barresuso entre ellos, y unas viñas en Valdivielso.

Iglesia de San Andrés de Tabliega

Conocemos el documento fundacional por una copia compulsada para un pleito: “En la ciudad de Burgos, a treinta y un días del mes de Mayo, de mil seiscientos y diez y nueve, ante mi Juan Anejo, Notario público apostólico y oficial mayor de la Audiencia Arzobispal de esta ziudad de Burgos y su partido, vezino de ella, pareció el Sr. D. Joseph Marin Palacios, Abogado de los Reales Consejos, Fiscal general eclesiástico de este Arzobispado, y en virtud del auto de dicho día, probeído por los señores Provisores de él, me fué exhibida una executoria expedida a favor del Dr. D. Antonio Fernández Vélez Valdivielso, Abogado de dichos Reales Consejos y Abad de la Real Casa y Abadía de Tabliega Díaz, la cual se halla forrada en pergamino, y foliada hasta los números ziento y noventa y tres; y por otro fiscal general al folio catorce, se me señaló para que compulsase la fundación de dicha Real Casa y Abadía de Tabliega Diaz, hecha por D. Martín Preste con sus hermanos D. Flavio y D .Tello, que el tenor de dicha fundación es como se sigue: «En el nombre de la Santa e no departida Trinidad... e por ende yo D. Martín Preste en uno con mis hermanos D. Flavio y D. Tello, mis hermanos, (...) (Integro en los anejos).

Muy bien. ¿Y estos quienes eran? Según el Padre Argaiz en su “Soledad Laureada” dice fueron tres caballeros nobles de la tierra, hijos de Bermudo y de Iberia (ppffff) y el monasterio llamado de parientes -del segundo origen que señalábamos- lo tuvieron personas de su sangre, que recogidos en el claustro debajo de la regla de San Benito hicieron una vida ejemplar y que dependió de Oña.


En monasterio de parientes de San Andrés aumentó su hacienda mediante los bienhechores que donaban sus bienes en el buen morir. Como Doña Espasanda, que -durante la edad media- donó algunos solares mandándose enterrar allí. Aún así, no se desarrolló en la forma esperada y decayó. Devino, manteniendo su patrimonio, en abadía seglar siendo sus abades elegidos y nombrados por los de Oña. Siguiendo a los mayorazgos, sus abades presentaban los sacerdotes que les servían y percibían los diezmos.

Profundicemos en el tema de los dineros que suele ir muy asociado al mundo de los señores temporales de origen eclesiástico. En el documento fundacional se afirma ser propietaria de "toda la heredad" , de "300 fanegas de tierra" y "de que cobraban los diezmos", "los frutos por San Juan", etc. Por primicias cobraba una fanega y dos celemines de trigo y otro tanto de cebada. Pagaba de "subsidio y excusado" 127 reales.

El rastro de Tabliega reaparece el año 1269, cuando el rey Alfonso X el Sabio dispuso, y confirmó en 1278, "que los Adelantados prestameros, ni ningún otro, puedan recibir yantares y conclucho en los lugares que son del Monasterio de Oña", citando a Cillaperlata, Trespaderne, Arroyuelo, Mijangos, Cigüenza. Baranda, Tabliega y San Cristóbal de Noceco.

Alfonso X

Ha sobrevivido entre los documentos del Monasterio de Oña uno del año 1282, por el que los clérigos y habitantes de San Andrés de Tabliega determinan que cuando muera su abad pueda designar sucesor el de San Salvador de Oña. Este párrafo hace variar la fórmula de elección del abad local y lamina su autonomía.

El Becerro de las Behetrías (siglo XIV) describe el lugar como "del Monasterio e de Martín Alfonso de Arniellas. Pagan al Rey moneda cuando los de lo tierra, e de servicios que son quitos por privilejios. Paga derechos al monasterio y a Martín Alfonso. Pero no al Rey ni a ningún señor". Atentos, había al menos un solar perteneciente a don Martín Alfonso de Arniellas. El resto, subrayo, de la iglesia.

Pero la existencia de este tipo de abadía gestionadas por seglares permitía la fuga de tributos por lo cual las Cortes convocadas en Guadalajara (1390) que "los ricos hombres, hijosdalgos o infanzones no pudieron tener encomiendas en los abadegos y que aquellos que las tuvieran las dejasen sin poder acogerse a fuero, uso, costumbre, privilegio, carta ni merced alguna". Las seis nuestras, a pesar de todo, sobrevivieron. O algo así.

Algunos canecillos de la iglesia de  Tabliega

El estar desplazada de los caminos comerciales abiertos por los ríos Ebro, Nela y Trueba, y el ser prácticamente todo su territorio de la Abadía contribuyó a que la población de Tabliega fuese escasa.

En el recuento de vecinos del 26 de agosto de 1612 la población de Tabliega era de siete vecinos. En el primer tercio del siglo XVIII mantenía 9 vecinos -más sus familias y demás-. Y a mediados llegaban a once. Eso sí, todos nobles y fichados: Pedro Zorrilla (hijo), juez pedáneo del lugar y administrador de la Abadía, Lucas Alonso Carriazo, Pedro Zorrilla (padre), Julián Alonso, Simón López del Corral, Manuel Vivanco, Manuel de Bárcena, Santiago de Monasterio, Plácido Alonso, Juan Alonso Carriazo, Santiago Zorrilla.

Ramiro III

En el "Libro de visita eclesiástica", (1706) se dice que la iglesia tenía por abad a Antonio Fernández Vélez, que vivía en Valdivielso, por lo cual dio la visita don Rafael González, capellán de dicho Abad. Refiriéndose a los fundadores, dice que eran nietos del rey Ramiro de León, y valía más de 300 fanegas de pan a pesar de tener el lugar menos de nueve vecinos. Intentando casas datos, y a pesar de lo dicho arriba, podría ser Ramiro III (966- 985). Prosigue este libro diciendo que los que votaban para elegir al Abad eran vecinos de las siete Merindades, del valle de Mena y de Medina y los que de allí descendiesen, aunque vivan en otras tierras. Para ayudar a ello se podía votar con poder. El Abad tenía obligación de dar una comida a cinco diputados y cada uno había de llevar otras tres personas, amén de los criados y sus mulas.

Y es que la abadía, en 1752, poseía un 85 por ciento de la tierra del lugar. Pero pasemos a la enumeración y recuento de las propiedades: "Una casa junto a la Iglesia con dos pisos, horno y demás pertenencias que tienen de largo 80 pies, diez y seis de alto y veintiuno de fondo. Dicha casa confronta con la Iglesia. Limita por el ábrego y solano con la heredad de la misma Abadía. Por el regañón con la huerta de la precitada Abadía". Ello confirma que adosada a la Abadía estaba situada la desaparecida casa de los abades.

San Andrés de Tabliega

Poseía además una huerta con pared de dos celemines de sembradura de primera calidad, contigua al pueblo. Tenía esta huerta cuatro ciruelos y dos olmos. A ello hemos de añadir otras 156 heredades. Dos fincas en el término de las Heredades Grandes de 8 y 16 celemines. Otra en las Sernas, de media fanega, con tres olmos. En la Rayera, con 14 olmos y un rodillo, de un celemín y cuatro olmos que se emplea para era de trillar.

El cura servidor gozaba de todo ello, estando valorado en 50 fanegas de trigo y cebada que importaban 700 reales de vellón. El concejo poseía también una heredad en la Oyada de una fanega y de su producto pagaba al pastor Pedro Alonso 16 fanegas de cebada, trigo y camuña, por mitad. Los propietarios seglares, como puede comprenderse, son la mayoría ajenos al pueblo, generalmente de pueblos limítrofes y aquellos que poseen tierras, pocos, lo son de una o raramente dos fincas.

Rápidamente: En el año de 1849 eran 13 vecinos que sumaban 37 almas, con 14 casas; en 1957, 63 habitantes; y en 2014 diez empadronados.


Tensiones entre Dios y Dios

En los siglos XVII y XVIII el Abad ya solamente tenía derecho a recibir los votos pero en la vacante nombraba un religioso "como servidor" cuyas prerrogativas dieron lugar a numerosos pleitos entre el abad de Oña y el Arzobispo de Burgos, por sus diversas interpretaciones.

Como ejemplo: Cuando visita Tabliega Fray Iñigo Ferreras, Abad de Oña, (septiembre de 1738), es recibido por Domingo del Río que sirve y ejerce el servicio de cura en ella por ausencia de Andrés Maderazo, Abad de la Iglesia Abadía de Tabliega. Visitó la Casa Abadía y mandó reparar el paredón de la cerca que amenazaba ruina. Subrayó que era él quien mandaba al dejar claro al Abad y servidor y a todos que luego vinieren pena de excomunión mayor, y de diez ducados aplicados a la luminaria del Santísimo, si consentían al Arzobispo de Burgos, que en su visita, revisase la ermita, cofradía y arca. Sólo podía investigar sobre la cura de almas. ¡Nada del asunto terrenal!


Y en el año de 1752 aún seguían los pleitos aunque en este caso relativo a la sucesión: "Esta Abadía de más de 12 años a esta parte se halla en litigio entre D. José de Porras, Beneficiado de la Parroquial de Espinosa y Canónigo de León y D. Manuel Fernández Vélez Valdivielso, Beneficiado de Valhermosa, sobre cuál de los dos debe suceder a ella".

La copia que se posee del acta fundacional de la Abadía de Tabliega procede de uno de estos pleitos. Uno iniciado ante el Abad de Oña sobre provisión del beneficio de Tabliega iniciado el año 1675; y ese 29 de Octubre, habiendo librado edictos el Abad como juez colaborador se opusieron a la misma: Andrés Madrazo Escalera, D. Antonio Fernández Vélez, de Valdivielso y don Manuel González del Hierro como descendientes legítimos que dijeron ser de los fundadores.

Terminó en el tribunal metropolitano de Burgos, adjudicándosela al segundo, quien tomó posesión de ella, estando presente al acto D. Pedro Vélez de Valdivielso, caballero el hábito de Calatrava, natural de Hoz, en el valle de Valdivielso.

Recreación de caballero calatravo

Dicho Abad no tenía entonces ya más derecho que tomar los votos para la abadía y declarar quien tenía la mayor parte. El titulo o colación se hacía en Burgos por el Prelado o sus provisores; pero en las vacantes ponía el Abad un religioso que sirviese, quien llevaba todos los frutos.

Durante el siglo XIX, primeramente con la abolición de los Señoríos y posteriormente en las sucesivas desamortizaciones, se verán privados tanto de sus privilegios como de todas sus posesiones.


La iglesia.

Es de planta de cruz latina pero ha conservado el ábside y la nave del transepto primitivos, y un tramo posterior que con el atrio fue añadido en el siglo XV. Algunos autores señalan que pudo tener inicialmente planta de cruz griega.


El ábside es de tambor reforzado por estribos cuadrangulares que a la altura de las fenestrillas se transforman en columnas cilíndricas, que suben con sus capiteles hasta el alero del tejado ajedrezado con el que se enlazan. Las fenestrillas o ventanas son cinco: la del centro, flanqueada por columnas igualmente cilíndricas con basas áticas y capiteles historiados de canes y liebres. Las otras cuatro no llevan más adorno que un modillón para proteger la lucera y un guardapolvo.

Los canecillos están bien conservados. La torre que se alza sobre los arcos torales del crucero fue renovada en el siglo XVIII. Conserva de su primitiva traza los arranques hasta el comienzo de las troneras con restos de columnas en los ángulos sobre imposta sencilla. Fue iniciada en el estilo de la de San Pedro de Tejada, pero se terminó más tarde y de forma más tosca. El atrio lleva un gran arco de medio punto y está protegido. La bóveda es de crucería sencilla compuesta.


Sobre la puerta se ve esculpida en relieve la Anunciación de la Virgen con jarrón de azucenas y una inscripción que dice:

"Esta capilla hizo el honrado Señor Alfonso García de Barcina, clérigo de Quintanilla de Pienza y Abad de Tabliega en el año de mil e quinientos".

Junto a ella hay un escudo con castillos y cruces en forma de aspa. El interior es uno de los pocos ejemplares de decoración policroma del siglo XVI en Burgos.


El ábside, siguiendo los cánones del siglo XII, se cubre con bóveda de horno que arranca de una línea de impostas de ajedrezado que posiblemente recorriera toda la iglesia. El arco triunfal de medio punto, se apoya en gruesos pilares cilíndricos con capiteles historiados que representan figuras humanas -un guerrero clavando su lanza en un león- y brotes de hoja rudimentarios.


En el transepto (los brazos de la cruz) aparecen pequeñas absidiolas empotradas en el grueso muro dirigidas hacia oriente sin que aparezca la curva en el exterior. Las bóvedas son de forma de cañón en los tramos laterales, y de media naranja en el centro. En el resto del templo los dos tramos, construidos en 1500, se ensanchan notablemente y van cubiertos con bóvedas de crucería sencilla en el primero, y de crucería compuesta en el segundo.

Interior de la iglesia (Cortesía de Tierras de Burgos)

A ambos lados del presbiterio se abren dos arcosolios del siglo XV, el de la derecha adornado por angrelados y en el fondo dos escudos un tanto confusos por la capa de cal que les cubre: una flor de lis y ondas de agua; y las armas de la portada.

La inscripción dice: "Aquí yace el honrado Alfonso García de barcina clérigo de Quintanilla e abad de Tabliega IHS e cura. anno.de mil e quinientos e..." El opuesto es más sencillo y formado por arco ojival, del siglo XV. Sobre la lauda de la sepultura hay una sencilla cruz y en el frente del arca sepulcral otra cruz, dos llaves, un agnits Dei lis y otro escudo cubierto con cal. Como se observa fácilmente, el primero corresponde al abad que ensanchó la iglesia en el siglo XV, y el segundo correspondería a un clérigo de su familia.

Cortesía de Tierras de Burgos

La decoración de tonos rojos, blancos y azules recuerda un poco la policromía románica, que acaso tuvo en sus principios esta iglesia, y es propia del siglo XVI por la serie de querubines y vástagos propios del Renacimiento que adornan la orla inmediata a la imposta del ábside y el frente del arco triunfal. Quizá las originales yazcan debajo.

Sobre el citado arco están pintadas las insignias de la pasión en torno a una cruz sobre montículo, una cruz de calatrava y otra de aspa, mas los escudos del autor de la obra, que son seis estrellas rojas en campo blanco e ignoramos a quien corresponde.

Los mismos se ven en uno de los pilares del arco triunfal. El retablo mayor es del siglo XVII y no ofrece más de particular que dos ahorre: lleves y la escena de la crucifixión, todos, policromados. Lo más interesante del mobiliario es un resto de tríptico pintado al incausto (siglo XIV), de tonos grisáceos, que conserva en sus dos cuadros provistos de figuras (el tercero no conserva ya ni rastros de ellas), la crucifixión de Nuestro Señor acompañado de la Virgen y San Juan y hechos los personajes de manera sumaria. En la portezuela lateral se ve en el centro un ángel con cruz floreada y a los lados un santa obispo con báculo y una santa con una corno torre en la mano (Sta. Bárbara). Por su estilo parece algo anterior al siglo XV.


Por último, Manuel López Rojo resaltaba en su trabajo una talla policromada románica no expuesta ni al Culto diario ni al público. Una imagen de San Pedro al cumplir el canon referido a este apóstol: portador de llaves y con poblada cabellera. Lleva manto de ancho escote y larga capa sostenida por la mano izquierda; los pliegues de los vestidos son rígidos, típicos del siglo XII; manos y cabeza desproporcionadas, adustas, ojos saltones y la boca con un carnoso labio inferior.



Bibliografía:

"Tabliega y su abadía" de Manuel López Rojo
"Abadía de Tabliega" Luciano Huidobro Serna.
"Apuntes sobre la historia de las antiguas Merindades de Castilla Vieja" Julián García Sainz de Baranda.
"Rutas románicas de Castilla y León 2"
"Las cortes de Guadalajara de 1390 en el marco de la crisis política del siglo XIV" por Emilio Mitre Fernández.

Más:


Anexos:

ESCRITURA FUNDACIONAL DE LA ABADIA DE TABLIEGA

1032 (?). No era viernes. Sí el año 1037, noviembre, 18 viernes. Traslado autorizado de la donación de Tabliega hecha por el Monasterio de Oña y a su Abad S. Iñigo, por Martin Preste y sus hermanos Fabio y Tello.

"En el nombre de la Santísima y non partita Trinidad. Padre, Hijo y Espíritu Santo. Padre no engendrado, Hijo engendrado del Padre en un tiempo e igual al Padre y en uno perdurable. Espíritu Santo, ni engendrado ni no engendrado, mas veniente del Padre y del Hijo e en uno perdurable e en uno igual al Padre e al Hijo en uno obran toda la Trinidad en el vientre de la Virgen y creemos y manifestamos la persona sola del Hijo fue venida por la salvación de los hombres y nació por nos a sufrir y morir y ser enterrado y resucitado de los muertos.

Proviéndolos el Señor que dijo: «Si algunos dejaren padre e madre o hijos o heredad e las otras riquezas del siglo por mí, así como dice el Evangelio, recibirá ciento tanto e después abrá la vida perdurable. E por ende yo Don Martin Preste en una con mis hermanos D. Fabio y D. Tello venidos a esta voz Santa de nuestro Redentor con un corazón con libre albedrío pensando de todos nuestros pecados, damos por la salvación de nuestras almas la nuestra casa que es en aquel lugar que los hombres de la tierra llaman Tabliega Díez, hecha en nombre de los Santos San Andrés Apóstol y de los otros Santos sin cuento e de San Pedro y de San Bartolomé y de todos los otros Santos de los cuales son reliquias condensadas en tal manera que el día del juicio de Nuestro Señor Jesucristo por las oraciones de estos Santos que son en este Monasterio e por todos los otros Santos que nos defienda de los males que fecimos y de las penas que mereciéremos por los males que hicimos.

Y por ende yo D. Martín Preste sobre dicho en uno con mis hermanos damos esta nuestra casa a vos D. Eneco Abbad de San Salvador de Oña y a todos los demás vuestros compañeros que con vos moran e con consejo de los hombres buenos del lugar, Gonzalo Sarraquez, Galindo Hernández y Martín Martínez y el Señor D. Faine y Alvar Téllez, y su hijo Vermuyte Álvarez, Fernán González y Fernán Aleaz, Martín Álvarez y Nuño Velázquez, Albar y Gabidad, Tello y Gabidad, Roy Martínez y de otros hombres buenos, clérigos, caballeros y legos de esta manera.

Que en la dicha casa no había fuero malo ninguno, ni pecho, ni otro pedido ninguno y que siempre la tenga hombre de nuestro linaje, si clérigo hubiere que la tenga clérigo, y si clérigo no hubiere que la tenga lego el más honrado, que fuere el que escojieren entre sí los parientes, y esto mandamos, que así sea guardado, sin otra voz mala por siempre jamás.

Y si por ventura el Abad de Oña viniere a Castilla, el Señor de la dicha casa vaya a él, e convidele e traigale consigo a la dicha casa y sírvale con lo que fuere en casa de buena voluntad, y el abad no venga a la casa, ni torne dende nada sino a convidar el que tuviere la casa según dicho es y si quisiere en el año ir al concilio, o al Rey vaya con él y sirva muy bien, y como a su Señor, y el Abad de él lo que hubiere menester a él y a un hombre que le sirve y a él, y a su bestia a ida y a venida y a quince días de morada.

Otrosí cuando torne de las Cortes o de Concilio y viniere a Oña, provean al Abad de Tabliega y a su sirviente, y a su bestia, así como a uno de los Priores del Monasterio. Otrosí vos digo que si alguno de mis sobrinos, o de mi linaje quisiere ser monje de Oña, que le reciban sin precio ninguno, mas si soberbio Abad viniere, que quiera quebrantar este Testamento y este pleito, así como muchas veces acontece los quisiere llevar por soberbia, o poner mal fuero sobre ellos los del Monasterio en consejo de los Herederos, que fueren entonces, hayan Consejo y demanden señor otro, o Rey, o Conde, o otra potestad, o Obispo de la tierra o otro Abad o alguno de los herederos de sí mismos, que los deban parar y defender y el Abad de Oña, ni sus sucesores no hayan más parte en aquella heredad, ni en aquel Monasterio de Tabliega, mas sean libres, e quitos en guisa y pueda haber otro señor, y yo D. Martín Preste, en uno con mis hermanos sobredichos, damos este nuestro monasterio sobredicho, con el pleito que es dicho a vos D. Oveco Abad y a vuestros frailes de Oña, y aquellos que ahora sedes, y a los que serán por siempre jamás, y damosvosle con todas estas cosas que se siguen con toda su heredad, tierras, viñas, humares, hortales, molinos, casas, huertos y eclesiásticas, vestimentas, libros, cálices, cruces y todo el mueble, y toda nuestra heredad, que hoy tenemos y de aquí adelante pudiéramos haber e ganar e acrecer que todo sea para vos D. Eveco Abad y para vuestros frayles por siempre jamás, y por este vos nos fecistes.

Yo D. Eveco, por la gracia de Dios Abad de Oña, no me constriñendo ninguno más de mi buena voluntad en uno con mis Priores, y mis compañeros los que hoy son y serán de aquí adelante por el bien que tú D. Martín hiciste con tus parientes a Nos por ende damoste nuestro Monasterio de Mena, que dicen Ovilla con todo cuanto en él pertenece con montes e con fuentes, y en Soba dos solares en la villa que dicen Villiela el uno, que dicen de D. Cipriano, el otro de D. Martín Ruiz con toda su heredad, e damos vos más en Pajares, Zilla, Lozares, siete solares poblados, con toda su heredad, en Valdivielso las viñas que fueron de Fernán González, el alavés, esto vos damos, que lo tengais vos y todos aquellos que de vos vinieren por siempre jamás con tal fuero que lo tuviera nuestra casa de Tabliega en esta manera que si algún hombre o alguna persona soberviamente quisiere quebrantar este testamento y este pleito así, y como hombre sin razón y tollerlo por fuerza al Monasterio de Oña, o a la casa de Tabliega, léanle este Testamento y sea confundido de Nuestro Señor Jesucristo a cuya honra fue hecho este testamento, lo demande a los patronos y a los Abades, si no lo recaudaren y no lo procurares como lo han de procurar, el Abad del Monasterio de Oña guarde este testamento en todas las cosas, que dichas son, e si alguno de aquellos que no son cristianos no habiendo vergüerza, e quisiere perseverar en su malicia amando más al mundo que a Dios, amonestándole, que haya miedo y vergénza a Dios, e de pasada a sus pecados e tírese por malas obras e si por ventura el que esto hiciere o amonestado ni quisiere quedar de hacer mal no sea digno de recibir el cuerpo ni la sangre de nuestro Señor Jesucristo y sea esquivado de todos los cristianos así como mal cristiano y vivo le reciba el infierno ardiente así como a Judas el traidor e después de esta venganza aquel que viniere contra esta regla y contra este inventario, queriendo alguna cosa tomar contra esto que de suso es dicho de estas donaciones dichas de suso en esta carta, que lo torne todo con el doble o con tres tanto a la Iglesia de S. Andrés Apóstol y San Salvador de Oña e peche al Rey de la tierra siete libras de oro y esta escritura finque firme por siempre jamas,

y fecho fue este testamento e inventario y escrito día señalado, viernes, catorce kalendas del mes de diciembre en la era de mil e sesenta y un años, reinando el Rey D. Fernando de León y en Castilla, su hermano D. García en Nágera e en Castilla Vieja, y yo D. Martín Preste, sobredicho en uno con mis hermanos hicimos hacer carta de testamento e firmámosle delante de estos testigos que se siguen con nuestras manos en las manos de D. Oveco Abad de Orla, e de sus monjes. Juan, canónigo de Oña la notó".


Los clérigos y habitantes de San Andrés de Tabliega determinan que, cuando muriere su abad, pueda nombrar sucesor el de San Salvador de Oña, con la facultad de deponerle si ejerciere mal su cargo.

Sepan quantos esta carta uieren he oyeren, commo nos don Gil et Johan abbat et don Martino et Martin abbat et Doming abbat clerigos de Tabliega. Et nos toda la vecindat de Sant Andres de Tabliega la sobredicha, en razon de la vacacion del abbad de Tabliega / quando acaesciere fazemos postura et paramiento con nuestro sennor don Peydro por la gracia de Dios abbat de Onna. per nos et por los que / vernan despues de nos. conuiene a saber, que quando el abbat de Tabliega finare, que los clerigos de Tabliega que lo fagan luego sa / ber al abbat de Onna, et el abbat de Onna que tome clerigo del nuestro Ilinnage aquel que el abbat de Onna entendiere que cabterna mejor el / monasterio en sos derechos el que leuare el monasterio adelant que aquel faga el abbat de Onna abbat de Tabliega, et non a otro nen / guno. Et qualquier que uos nos (Herdes o los abbades que uinieren clespues de uos, nos que lo ayamos por firme. Et si por auentura / aquel que uos fizierdes abbad por so ei na menoscabare el loaar, uos quel amonestedes una et dos uezes. Et si el non se quisiere melo/rer, uos que catedes otro del nuestro Ilinnaie aquel que entendiendes que aprouechare los bienes del logar, he fagades aquel por abbad / et que tolnades el primero et que fagades el otro nue uala esta postura pora todo tiempo et non otra ninntina. Et otro si los abbades que vinieren / despues de uos en el monasterio de Onna que no nos nuedan nassar a mas desto, sein en Ins derechos (nie uos ouiermos a fazer al mo / nasterio. Et otrossi quando los clerigos ouieren alguna nuerella del ahhad de Tabliena que lo fanan saber al abbad de Onna et el (nie nein ende / rece asi commo el abbat de Onna mandara. Et otrosi ei abbat de Onna demande conseio a los herederos et a los naturlies (-nie faca buena / nesnuisa en anuellos aue el touiere ner bien senunt ninc. protien al Innar rIe aquel aue sea mas suficient nornue el lonar sea meior no / uernado en temporal et en esniritual Desto son trestincA ronados de amas las nartes aue lo uieron et nue lo overon. De finosdalao: / Gonzalo Perez de Torres. et Garci Rovz de San Cristoual, et Lone Garcia de Urria. Alcalle de Castilla llieia. et Diago Lonez so filo / et Loo Sanchez. fijo Garci Sanchez de Cespedes, et Pero Lopez de Couillos et vo Yuannes de la Riba. De Medina de Pu / mar: Johan Perez de Criales. Et Pero Gonzalez de Lincres. et Johan so fijo. De Montiia: don Martinno el arciprest, Et el abbat de / Colina. Et Johan Martin de Loma. Et Gomez de Villataras.

Et Goncalo Ferrandez de Ouintanilla. Ft norotie esto sea mas es firme et non uenna en dubda. roriamos a lohen escriunno aue ffiziesel ende dos cartas partidas por A. R. C niie fiziese en / ellas so sinne' en testimonio de uerdat. Et yo Johan escribann, teniendo la escrinania nor lohan Martinez escritiano nublico del rey / en Medina de Purner. et por rrueqo don Pevro nor la nracia de Dios abbat de Onna et de los clerigos sobredichos de / Tabliena et de toda la vezindad des mismo loger. fiz estas dos cartas partidas por a. b. c. et fiz en elles mio signo en testimo / nio de verdat. Fecha la carta, diez dies andados de marco, era de mil et trezientos et veynte annos.


domingo, 22 de noviembre de 2015

Juan de Garay: "Abrir puertas a la tierra" / Santísima Trinidad y puerto de Santa María de Buenos Aires


Nos internamos en la última parte de la vida de este gran aventurero que fue Juan de Garay, un Losino, o un vizcaíno, -castellano al fin y al cabo- universal. Esta parte de su vida es la de la segunda fundación de Buenos Aires. Vamos a ello.

Mapa área del Paraguai

Garay, en enero de 1580, se centra en el asunto bonaerense. En el bando que mandó pregonar en La Asunción se venden las maravillas del lugar, las grandes expectativas existentes, las tierras a repartir y la supuesta probabilidad de aprovecharse del ganado asilvestrado descendiente del que quedó del tiempo en que estuvo Pedro de Mendoza. Los alistados fueron 63 colonos y 200 familias de indios guaranís. Organizada la expedición por tierra, salió un convoy el día 9 de marzo de 1580, llevando mil caballos, 200 vacas, 500 ovejas, cabras, cerdos y varias carretas con carga diversa, bajo la custodia de Alonso de Vera y 39 soldados a sus órdenes.

Escultura de Pedro de Mendoza

Al mes siguiente, una escuadrilla compuesta de dos bergantines, seis lanchones grandes de carga, tres balsas, canoas de los indios Guaraníes y la carabela "San Cristóbal de Buena Ventura" donde viajaban Garay, los principales capitanes, el padre Rivadeneira, fray Antonio Picón, Antonio Tomás y Ana Díaz. Bajaron por el Paraná al mando de Garay con cuarenta soldados, conduciendo armas, municiones, semillas y mantenimientos.

El día 11 de mayo de 1580, llegó al Río de la Plata la flotilla de Garay. Después de fondear en el Riachuelo y de orar, algunos expedicionarios exploraron la ribera aguas arriba; el teniente gobernador y varios capitanes atravesaron el "bajo" y subieron a la meseta en la que 44 años atrás se asentara la primera fundación (hoy parque Lezama y el Museo Histórico Nacional de Argentina). Mientras esperaban al contingente terrestre -llegaron a primeros de junio- estudiaron el terreno, lo limpiaron de maleza y delinear las calles. Garay, a su vez, documentó los repartimientos que asignaría a cada poblador.


Corrigiendo el error de Pedro de Mendoza, con su apremiante necesidad de inmediatos rendimientos económicos, Juan de Garay determinó que la nueva ciudad se levantaría a una legua del fondeadero, en la altura de un gran barranco, para evitar cualquier posible inundación. Es la actual Plaza de Mayo. Los fundadores completaron al emplazamiento previsto el día 29 de mayo, festividad de la Trinidad, y llamaron a la ciudad Santísima Trinidad y puerto de Santa María de Buenos Aires, en la provincia de Nueva Vizcaya.

Fundaciones de Buenos Aires (Google)

El día 11 de junio de 1580, fiesta del Apóstol San Bernabé, volvió a la vida la ciudad con todas las formalidades legales. Los nuevos próceres, vestidos de gala, se dirigieron a la plaza pública. Juan de Garay avanzaría abriendo la marcha, a su lado el Padre Rivadeneira y el capitán Fernández de Enciso, portador del estandarte real. Al llegar al lugar elegido, el escribano Pedro de Xerez, que redactó el acta, leyó las provisiones del adelantado:

"[...] yo Juan García Garay, teniente de Governador y Capitán General y Justicia mayor y alguacil mayor en todas estas provincias, por el muy Ilustre el Licenciado Juan de Torres de Vera y Aragón, del Consejo de su magestad, y su oidor en la Real Audiencia de la ciudad de la Plata en los Reynos del Pirú, Adelantado..., y en lugar del dicho señor Adelantado Juan de Torres de Vera y Aragón... estando en este Puerto de Santa María de los Buenos Ayres, hago y fundo una ciudad... La iglesia de la cual pongo su advocación de la Santísima Trinidad... y la dicha ciudad mando que se intitule Ciudad de la Trinidad".


Finalmente se plantaría una cruz para levantar la iglesia parroquial bajo la advocación de la Santísima Trinidad. (Es el mismo lugar que hoy ocupa la catedral, junto a la Plaza de Mayo).

La ciudad tendría dos alcaldes ordinarios, Rodrigo Ortiz de Zárate y Gonzalo Martel de Guzmán, y seis regidores. Garay les tomó juramento y los invitó a acompañarlo para enarbolar "un palo y madero por rollo público", símbolo de la justicia. Se les recordó, que según la regla general, al cesar el año siguiente, debían formar otro Cabildo enteramente nuevo. Y agregaba Garay: "Aun cuando el asiento de la ciudad parece el mejor, si los sucesores encuentran otro sitio más conveniente, que pueden mudar la población, previo acuerdo con el Cabildo que a la sazón hubiera".

Indios Guaraníes

Y como culminación, Juan de Garay blandió su espada, hendió el aire, y siguiendo el ceremonial de rigor, tomó posesión de la ciudad, fundándola "en el nombre de la Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo".

Cerca de donde se hallaban los restos de la primitiva colonia, se colocó el pilar de la Justicia, en nombre de S. M. el Rey Felipe II. En la plaza central se marcaron los solares destinados a Iglesia y Casa Ayuntamiento y las calles quedaron trazadas de acuerdo con el modelo establecido para todas las Indias españolas. La ciudad fue dividida en 250 manzanas, de las que 40 se destinaron a la población propiamente dicha.

Parcelamiento de Buenos Aires

El 14 de junio de 1580 fue nombrado Procurador de la ciudad don Juan Fernández de Enciso, y el 19 mandó Garay al franciscano Juan de Rivadeneira a España, en la carabela San Cristóbal, con la misión de entregar al rey un mensaje dando cuenta de las fundaciones de Santa Fe y de Buenos Aires y solicitando auxilios para ambas ciudades. Mandó a la vez muestras de los primeros productos cultivados y elaborados, tales como: cueros, limones, azúcar, conservas y confituras, que se supone procedían de Santa Fe, o de La Asunción.

El día 21 de junio fue destinado para distribuir los solares, a razón de un cuarto de cuadra por vecino, Cada uno de los 63 colonos, recibió el suyo, incluso tierras de labor para sembrar. También figuró como colono doña Ana Díaz -hija natural de Mateo Díaz y una india paraguaya-, lo que demuestra la igualdad de derechos y consideraciones que tenían la mujer y los mestizos, amén de los criollos, en estos temas.


Bajo la presidencia de Juan de Garay, celebró sesión el Cabildo el día 20 de octubre, asistiendo Rodrigo Ortiz de Zárate como Alcalde ordinario, Juan Fernández de Enciso como Procurador, Justicia y Regidores, para tratar y confirmar a San Martín por patrono de la ciudad con la correspondiente celebración y solemnidades aquel día. Hubo concierto así mismo, para señalar el blasón de la ciudad, en la figura de un águila negra con coronay cuatro crías debajo, en representación de los cuatro pueblos estipulados en las capitulaciones de Juan Ortiz de Zárate, y como vástagos del águila coronada que tiene su escudo. La corona y la cruz representaban la fe católica y la Corona Real de Castilla y León.


Después de distribuir entre capitanes, soldados y propietarios las familias de indios llevadas del Paraguay, Juan de Garay recorrió la costa empadronando tribus y señalando el tributo que habían de pagar. Poco después de la fundación de Buenos Aires, Alonso de Vera, escribía al rey: "La población que de nuevo se hace en este puerto, será la más importante de Indias, por estar cerca los reinos de Chile, y a 70 leguas del mar del Sur, en camino bueno para ir en carretas". Esto confirma la opinión de Garay, cuando anteriormente había dicho: "La población del puerto de Santa María de Buenos Aires, es necesaria y conveniente para el bien de toda esta gobernación y del Tucumán".

Ataque de los indios Queradíes

Los indios, con el caudillaje de Tabubá, iniciaron la lucha contra los castellanos. Entre la población india, figuraba un cautivo español, llamado Cristóbal Matute de Altamirano -"el resucitado"-, que preocupado por los preparativos de sus vecinos, quería avisar a sus compatriotas. A falta de otros procedimientos y para no incurrir en sospechas, trazó con carbón este mensaje "Los querandíes se están preparando para batiros; son muchos; no dejaros sorprender, Altamirano, prisionero". Le metió en una calabaza y la arrojó al riachuelo para que la corriente la llevase a la vista de los españoles. El éxito fue completo, porque dos españoles llamados Juan Martín y Esteban Ruiz, que estaban pescando, la vieron flotar y lo llevaron a Garay a tiempo de organizar la defensa, y mandar a uno de los cautivos haciendo proposiciones de paz al cacique y un escrito para Altamirano. Este, después de sortear grandes dificultades pudo evadirse y llegar felizmente a Buenos Aires. Algunas versiones dan un tinte épico a la fuga y cuentan que "fugado de sus tolderías una noche de lluvia logró cruzar a nado el Riachuelo y arribar medio exhausto al campamento" para dar el aviso.


Las proposiciones pacíficas hechas ante intransigentes solo lleva a envalentonarlos más. Así, Tabubá dispuso su gente de manera que pudiera atacar a la vez por mar y tierra. Intentaron abordar un bergantín y otras embarcaciones pero tuvieron tantas pérdidas con el fuego de los arcabuces que, a pesar de sus repetidas tentativas, perdieron los ánimos y abandonaron la pelea. Mientras tanto Tabubá llegaba hasta los muros arrojando flechas incendiarias que provocaron el fuegos en el poblado. Para contrarrestarlo Garay hizo una salida desesperada para combatir en campo abierto y emplear la caballería. Buena idea. Juan Fernández de Enciso acertará a dar un sablazo a Tabubá matándole ante sus leales. Sin jefe los indios que todavía luchaban huyeron en desbandada.


Mientras, en Santa Fe se habían amotinado los criollos quejosos por no desempeñar cargos oficiales. Destituyeron a los funcionarios municipales; depusieron al gobernador, y en su lugar nombraron a Cristóbal Arévalo; convocaron Cabildo abierto y entregaron el mando militar a Lázaro Venialbo. Cuando todo parecía apaciguado, se corrió el rumor de que iban a desterrar a los españoles.

Cuando llegaron noticias de estos desórdenes Garay salió de Buenos Aires para imponer el orden a los revolucionarios de Santa Fe. Tan pronto como llegó, hizo respetar su autoridad, suspendió los procesos ya incoados, impidió nuevas represalias, aquietó las pasiones y logró restablecer la paz.


Entonces pudo regresar Garay a Buenos Aires para organizar una nueva exploración que tenía en proyecto. Y en el mes de noviembre de 1581, cuando tuvo equipado un contingente de soldados, dio órdenes para explorar los campos y costas de la región del Sur (donde hoy se asienta la ciudad de Mar del Plata). Buscó el mito de "la ciudad de los Césares".

A 30 leguas de la ciudad vieron como pastaban caballos silvestres abandonados en los tiempos de Pedro de Mendoza y, libres, se habían multiplicado formando grandes rebaños. Garay recorrió las faldas orientales del Tandil, cordilleras formadas por grandes peñascos erizados que se adentran en el mar.


En marzo de 1582 Garay retorna a Asunción. En el viaje de regreso, ya en diciembre, al llegar a Santa Fé, se enteró que Alonso de Sotomayor se hallaba en dificultades en el Río de la Plata, de paso para su gobernación en Chile. Juan de Garay le concederá 300 caballos, indios baqueanos, carretas, bueyes y todo el bastimento que le fue posible para que pudiera llegar al territorio de su mando.

A fines de enero de 1583, hallándose Garay en Santa Fe, recibió la visita de Alonso de Vera, que recién llegado de España, portaba un mensaje pidiendo contestación a la información abierta por el Consejo para averiguar si habla sido cumplido el contrato de capitulación. A los pocos días, con fecha primero de febrero, contestaba Garay al cuestionario, defendiendo vigorosamente la gestión del Adelantado y la de su yerno. Como demostración elocuente del cumplimiento del contrato de capitulación con la Corona, señalaba las fundaciones de Santa Fe, San Salvador, Villa Rica y Buenos Aires. En febrero Garay se dirigió hacia Buenos Aires para acompañar al hermano del gobernador de Chile hasta el Carcarañá, desde donde debía seguir a su destino.

Alonso de Sotomayor

Posteriormente se poblaron Concepción del Bermejo en el Chaco y San Juan de Vera de las Siete Corrientes. Hallándose Garay de regreso en Buenos Aires, reuniendo los elementos con que ayudar a la expedición Sotomayor, escribió al Rey para darle cuenta de los servicios prestados y los acontecimientos más notables en que había intervenido hasta aquel día 9 de marzo de 1583.

Al día siguiente, después de nombrar a Antonio de Torres Pineda para su lugarteniente en Buenos Aires, Juan de Garay partió de nuevo hacia Santa Fe, llevando en su compañía 40 hombres, un franciscano, algunas mujeres, y los elementos ofrecidos a Sotomayor, con idea de reunirse con él, quince días después en el Carcarañá.

Firma de Juan de Garay

40 leguas antes de alcanzar Santa Fe (en las cercanías de las ruinas de Sancti Spíritus, el antiguo fuerte de Caboto, en la confluencia de los ríos Coronda y Carcañá) Garay entró con su navío por una laguna desconocida, creyendo atajar camino y bogando a su alrededor sin encontrar salida, decidió pasar la noche en tierra. Creyeron estar en zona amiga pero, entregados al primer sueño, fueron agredidos por los indios. Murió Garay con doce hombres más, un franciscano y una mujer. Los restantes lograron volver al bergantín y llevar la triste noticia a Santa Fe.

Firma de la esposa de Juan de Garay

La muerte de Garay debió ocurrir a los diez días de haber salido de Buenos Aires. Esta es la noticia más concreta que se conoce, y basándonos en ella, podemos determinar que fue en la noche del 20 de marzo del año 1583. Cuando en La Asunción conocieron la desgracia, se hizo un inventarío de los bienes propiedad de Garay, según acta suscrita por Antonio de Ontiveros el día 26 de agosto de 1583.

Bibliografía:

"El burgalés Don Juan de Garay". Gonzalo Miguel Ojeda
"Héroes burgaleses" Ernesto Ruiz y González de Linares
"Santo Domingo de la Nueva Ríoja" Carmen Martínez Martín.
Revista LEÓN del Centro Regional Leones.
"Los nombres de Castilla y León en América y Filipinas" Eufemio Lorenzo Sanz y Gustavo redondo Moralejo.
"Los Castellanos y Leoneses en la empresa de Las Indias" Junta de Castilla y León.
"Los Burgaleses en el descubrimiento y formación de América" Eufemio Lorenzo Sanz.
"Castilla y León en América" Eufemio Lorenzo.
Los Conquistadores (faggella.com)