Nos
acercamos al Valle de Losa desde La Cerca para ascender hasta la población de
hoy: Bóveda de la Rivera. La primera cita documental del nombre de este pueblo
data de 1188 cuando Martín Pérez de Moneo y su mujer, Mayor, donan al obispo de
Burgos heredades en Villanueva de Bóveda entre otros lugares. Y, sí, no es el
mismo nombre exactamente. Lop Diaç de Bouada, el apellido nos ubica su
residencia, testificó en la donación.
La
iglesia de Bóveda está bajo la advocación de San Juan Bautista y,
arqueológicamente, está fechada en plena Edad Media. Situada al oeste del
pueblo y con hermosas vistas. El cementerio estaba a su alrededor como
demostraron las obras que se hicieron en sus inmediaciones. El templo es de
base románica, pero totalmente reconstruido en estilo ecléctico, de una sola
nave y de pequeñas proporciones. El ábside es rectangular, sencillo. La portada
es simple y con arco de medio punto, bajo pórtico cerrado con puerta
adintelada. Ahí verán una placa en honor al sacerdote Darío Gómez Zorrilla que llegó
a este pueblo en 1941. La torre es una espadaña de corte románico con dos
huecos y dos campanas. La pila tiene copa y pie lisos. El retablo mayor es
barroco y sus libros parroquiales comienzan en 1631.
En
el Becerro de Behetrías, 1350, Bóveda es mencionada. Algunos autores señalan
que -curiosamente- Bóveda aparece dos veces en él: como Bóveda de Rosales y entre
las aldeas de Medina de Pomar. El Becerro nos dice, también, que es un lugar de
realengo y, a la vez, encartado de vecinos de Medina de Pomar. También de
abadengo del monasterio de Rosales y del monasterio de Oña y, por último, Johan
Sánchez de Torres poseía algunos solares. Digamos que el juego estaba muy
repartido. Tan repartido que nos hemos dejado dos nombres más: Alfonso de Rebolleda
y los hijos de Juan López de Torres ambos con una encartación. Una tierra, vamos.
Pagaban todos al rey moneda y servicios salvo el solar propiedad de Medina de
Pomar que, seguramente por cuestiones administrativas, pagaba con los vecinos
de la -todavía- villa real.
Quizá
por eso, en 1352 se cita dentro de la jurisdicción de Medina parte de Bóveda de
la Ribera. O, quizá, porque el monasterio de Santa Clara, de Medina de Pomar,
poseía -al menos en 1368, sino antes- un solar en Bóveda al que llamaban del
Moral que arrendó a Marina González de Bóveda de Rosales. El monasterio de
Santa Clara compró más solares en Bóveda
de Rosales en 1378. En 1382 se producía una venta judicial contra los bienes de
Día Sánchez de Torres, sin duda descendiente del Juan Sánchez de Torres de 1350.
En 1416 Marina González de Bóveda de Rosales vende el solar del Moral.
Curiosamente el nombre de la vendedora es igual al de la arrendataria de 1368,
por lo que esa duplicidad, la diferencia de años y del modo de la propiedad llevaría
a sospechar que hay una confusión en los documentos.
En
1476 tenemos la primera mención a “la Ribera” como un territorio, cuando se
referencia Villota. Bóveda de la Ribera aparece con su nombre actual en 1515,
en que tenemos constancia de que su iglesia está advocada a San Juan Bautista.
Sin embargo, en el Monasterio de Santa Clara la documentación sigue mencionando
Bóveda de Rosales en 1570. ¡Para que luego nos hablen de la adaptabilidad de la
iglesia! En 1591 el lugar aparece censado como La Ribera incluida en la
Merindad de Losa, aunque se identifica, equivocadamente, con La Riba que
pertenecía a la jurisdicción de Medina, y por tanto incluida en las Tierras del
Condestable. Ese año, La Ribera tenía 25 vecinos hidalgos y un clérigo. Recuerden
que no significa que solo fuesen veintiséis personas las que vivían allí, sino
que debemos sumarles sus dependientes. Unas cien personas diríamos que en
total. O algo más.
Las
noticias del siglo XVII indican que La Ribera tenía tres barrios. La iglesia de
Bóveda era de patronazgo de la abadía seglar de Rosales. El término tenía en
1707 la ermita de Santa Juliana y los despoblados de Solas, Las Quintanillas,
Las Llanas, Salinillas y Castejón.
En
el Catastro del Marqués de la Ensenada nos recuerdan que es un lugar de
Realengo con tierras en que se siembra pasto para el ganado, trigo, centeno,
habas y lino. De aquí se sacaba la parte del Abad de Rosales. Algunos ciruelos,
nogales y olmos dispersos en lindes, caminos y orillas del río. Disponían de
dos molinos harineros: uno municipal y otro de Juan de Resines, un potentado
del momento.
Sabiendo
el precio que está alcanzando la miel de verdad es triste recordar que a
mediados del siglo XVIII esta población tuvo cuarenta y seis colmenas propiedad
de Juan de Resines -el sacerdote del pueblo-, Clara de Resines y Julián de
Brizuela y su hijo. Otros animales a explotar eran bueyes, vacas, potros,
rocines, pollinos, cabras…
Todo
ello para veintiún vecinos, una viuda y un pastor. Cura aparte. Cada vecino
disponía de su vivienda familiar en el pueblo sin alquerías ni casas de campo.
Tampoco establos separados de las viviendas. Pero sí una taberna que compensaba
la falta de hospitales, de conventos, de cambistas y de tiendas. Vale, exagero
porque había un sastre que respondía al nombre de Francisco de Brizuela.
Hacia
1827 sabemos que había 77 habitantes capitaneados por un único párroco. Y en el
diccionario Madoz (1850) -que les hemos comentado otras veces que, al parecer,
tiraba a la baja el número de habitantes por cuestiones militares y tributarias-
nos cuenta que tenía dos regidores y treinta y tres casas donde la mayoría es
de una altura y que forman las calles del pueblo. Calles limpia y cincuenta y
dos personas residiendo en el lugar. El cura seguía siendo puesto por el abad
de Rosales. Los cultivos en estas fechas fueron cebada, trigo, centeno, yeros,
garbanzos, titos y patatas. Y el ganado era lanar, cabrío, vacuno, yeguar y
mular. No contentos con estas especies también cazaban de liebres, perdices,
zorros y lobos. Formaba parte del ayuntamiento de Junta de la Cerca que distaba
unos cinco kilómetros y donde estaban todos los servicios municipales y
asistenciales.
No
sé si el sacerdote de 1860 era el mismo de diez años antes. No lo sé, pero ese
año más cercano cantaba misa en Bóveda de la Rivera Francisco Perea Oribe como
cura beneficiado. Y siguió hasta, al menos, el año 1872. En 1881 habitaban el
lugar unas 140 almas repartidas en treinta y cinco edificios. Más cuatro
inmuebles arruinados. Y la cosa debió ir muy bien económicamente en el lugar
porque para 1894 residían allí unos 160 ciudadanos. En 1904 eran 167 habitantes;
y 176 residentes en 1908. Y 193 vecinos en 1950 repartidos en cuarenta y cuatro
viviendas. ¡Todo un boom poblacional!
Claro
que la cosa empeorará tras esa fecha y en 2003 los empadronados fueron 20 personas.
Por último, y ya como una tradición en este tipo de entradas mencionaremos
alguno de los maestros que impartieron, o debieron impartir, su sabiduría en
Bóveda de la Rivera: Anselmo Zorrilla; Pedro Rojo de Rebolledillo (1903)
nombrado pero que no sé si tomó posesión dado el salario; Crescencio Rueda Blas
(1903) que obtiene una plaza de maestro dotada con 250 pts. frente a las 625 ptas.
que tiene dotada, por ejemplo, la plaza de Villalba de Duero; Anastasio
Moradillo Ibeas (1904); Pablo Domingo Manso, nombrado en septiembre de 1904
pero no parece que tomó posesión; Gumersindo Gastiasoro Ruiz (1904); Salvador
Prada Guillén (1906); Severiano Alonso (1906); Ignacio Lobo Cuadrado (1907); Raimunda
Galar Villar que presentó su renuncia en septiembre de 1909 habiendo sido
nombrada en junio de 1908; Raimundo Solar (1908) ¿será la Raimunda Galar que
citamos antes?; Mónica Caño (1909); Paterna Valgañón Cuende (al menos 1924 a 1926);
o Bernardina Cereceda Bringas que llega al puesto en 1930 y en 1938 abandona el
pueblo a pesar de haber sido repuesta en su cargo ese año tras la suspensión de
empleo y sueldo aplicado a los profesores hasta superar un proceso de
depuración.
Bibliografía:
“Amo
a mi pueblo”. Emiliano Nebreda Perdiguero.
“Las
Siete Merindades de Castilla Vieja. Valdivielso, Losa y Cuesta Urria”. María
del Carmen Arribas Magro.
Becerro
de Behetrías.
“Las
Merindades de Burgos: Un análisis jurisdiccional y socioeconómico desde la
Antigüedad a la Edad Media”. María del Carmen Sonsoles Arribas Magro.
“Diccionario
geográfico-estadístico de España y Portugal. (1826-1829)”. Por Sebastián Miñano
y Bedoya.
“Diccionario
geográfico, estadístico, histórico, biográfico, postal, municipal, militar,
marítimo y eclesiástico de España y sus posesiones de ultramar”. Pablo Riera
Sans.
“Diccionario
geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar
(1845-1850)”. Pascual Madoz.
“Anuario
del Comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración”.
“Anuario
Riera General y Exclusivo de España”. Eduardo Riera Solanich.
“Indicador
general de la industria y el comercio de Burgos (1894)”.
Estadística
del Arzobispado de Burgos.
“Nomenclator
de las Ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de
España formado por el Instituto Nacional de Estadística con referencia al 31 de
diciembre de 1950”.
“La
historia y la geografía burgalesas reflejadas en su toponimia”. José Pérez
Carmona.
Periódico
“El Papa-Moscas”.
Periódico
“Diario de Burgos”.
Revista
“El magisterio español”.
Periódico
“El Magisterio salmantino”.
Periódico
“El Castellano”.
Catastro
del Marqués de la Ensenada.
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