(Estribillo) “Vaya de gozo, vaya de
alegría,
pues es nuestra grandeza
el Nombre de María”.
(Coplas:) “María llena de gracia,
pues así lo simboliza
el nombre que le pusieron
y en el cielo así está escrita.
María, que misterioso
su nombre dice divina,
porque ser Madre de Dios
y de Dios lo que es María...
María, Madre de Dios,
do sólo Él sabe la enigma,
y lo que nos da a entender:
es llena de Dios María.
Sus atributos son grandes,
participación divina,
pues todo lo que no es Dios
es cierto que lo es María...
De la esclavitud tirana
nos libertó a la hidalguía,
y de esclavos de la culpa
nos adoptó hijos María.
Con esta Madre de Gracia
dejamos la bastardía,
y de su grada queremos
tener la gracia divina.
Pues sí, por hijos de Adán,
la malicia nos inclina,
ésta nunca pudo tanto,
queja la venció María.
Si la ignorancia hizo culpa,
fue el engaño la malicia:
fue envidia de la serpiente,
pero supo más María.
Si la culpa fue de Adán
y Eva fue su costilla,
María nos dio la grada
con el Dador de sí misma.
Luz hermosa y luminosa
se intitula la Matriarca,
planta fértil que da frutos
con las luces de la gracia
Clara y tan esclarecida,
que hija de la luz se llama,
y a todas luces tan bella
se manifiesta, que es Clara.
En el
rumbo de señora
goza privilegios Clara,
y el lustre de su nobleza
con timbre de humilde ensalza.
Su nombre es tan soberano
y de Dios tan allegada,
que como otro girasol
sigue al Sol, en quien es Clara
Sus luces son esplendores,
y en sus candores tan clara,
que mirando al Sol de cerca
su vista en el Sol se para.
Su virtud es singular
en un todo, toda santa,
y sus realces tan altos
los anivela la gracia.
Por mejor servir a Dios
renunció pompas y galas,
las espaldas volvió al mundo
y siguió a Cristo con gala.
Desde sus niñeces fue
esta virgen consagrada,
toda al gusto de su Esposo,
y así fue tan pura Clara.
Vistióse bien del cilicio
de san Francisco la gala,
con quien trató sus designios,
y éste la hurtó de su casa.
En todo fue tan prudente,
tan discreta como sabia,
porque en la escuela de Cristo
salió maestra consumada.
Estudió bien los primores
para salir enseñada
en la práctica divina
de las virtudes más altas.
Fue tan heroica en pobreza,
que todo lo miró nada
y sólo una prenda tuvo
de que fue asida y prendada;
Joya de tanto valor
de quien fue unida y clavada
con Cristo crucificado
y en éste crucificada.
Prenda de su corazón
tan amante y apreciada,
que robándole el amor,
en ella se estampa Clara.
Porque todo lo dejó,
halló la escondida dracma
y la guardó como supo,
por ser en todo acertada.
Supo muy bien lo que hizo
y así no tuvo ignorancia,
porque a las luces del Sol
se miró y remiró Clara.
…………………………
Así acabó en esta vida
la que así vivió tan santa,
y Clara voló a la gloria,
a ver a Dios cara a cara.
Y así se fue para siempre
a descansar a la Patria
de las fatigas de amor
con que se corona Clara.
En su testamento deja
con su firma afianzada
herederas a sus hijas
de las mejores alhajas.
Las hipotecas son buenas
y aseguran bien las mandas:
la Regla y Constituciones,
que las observen encarga.
Gócese por infinito
la que fue tan grande santa,
y su memoria gloriosa
celebren sus hijas claras.
Y pues tienen tan gran Madre,
imítenla como sabias,
prudentes, como discretas,
y así irán a acompañarla.
Perdonadme, Santa mía,
lo corto en las alabanzas,
y recibe de mi afecto
lo que al discurso le falta.
Y pues fuiste en todo grande
y en la más altura te hallas,
alcánzame de tu Esposo
los auxilios de su gracia.
Año de 1724.
Muy Señora mía y amada en Cristo:
Recebí la de V. m. por medio del portador, el Rdo. P. Coronista fray Melchor Amigo, persona de mi singular estimación y afeto que venero, estimo es y será de mi mayor confianza hasta la eternidad, y quedo con la obligación de hacer lo que V. m. me encarga, de pedir al Todopoderoso y sapientísimo Señor le dé la luz y acierto para ejecutar aquello que su divina Majestad mejor sabe que conviene para su mayor honra y gloria, la cual se encierra en el cumplimiento de su santísima voluntad, cuyo efeto es el fin que en todo debemos desear y determinar en todas nuestras operaciones. Y pues su infinita Bondad tiene el agrado y gusto de hacernos en todo bien su voluntad es cierto que es de comunicársenos por el mismo amor que a sí mismo se debe, en quien debemos confiar y pedir, y V. m. se sabrá hacer cargo mejor y obligar a su divino Esposo, para conseguir lo que desea determinar de su honra y gloria.
Yo soy la más indigna criatura, etc.
Marzo 1 de 1733”.
Muy Señora mía en Cristo amada, cuyo amor intimado viva trasformado, cuyo vivir de amor suyo sea, como decía san Pablo, “ya no vivo, porque vive Cristo en mí...”. Señora mía: yo confieso que soy de verdad insuficiente para todo. Por eso he dejado de responderla hasta ahora, y porque la salud ha sido tan adversa, que no me ha dado lugar su cortedad para coger la pluma, sea Dios alabado, pues sólo para asistir a mis obligaciones aun ando falta de tiempo. Porque los dolores me impiden y me sugieren tanto, que no lo puedo expresar, sí sólo que me quejo mucho y es todo poco o nada lo que padezco, porque es misericordia del Señor todo. Y si supiera o acertara a servirle en algo, no fuera ocioso el penar; mas no ignoro que mis deméritos no tienen valor, ni sé de virtud, porque me falta el saber obrar como debo.
De ésta de V. m.
Santa Clara de Medina, abril 23 de 1734”.
Señora mía: A la que recibí de V. m., supliqué a mi Padre espiritual la diese abiso de no poder responder, así por mis indisposiciones de salud, como por las ocupaciones de mi estado y oficio; y que dijese a V. m., que como la reliquia de la Soga de Christo es legítima y berdadera, aunque poca, por lo mucho que tengo repartido, y pensé aun tener menos; y le parece a V. m. que para soga es muy suave y ilegible , no dudo que la que por nuestros pecados fue tan áspera y dura para atar y aprisionar a nuestro Divino Maestro, la izo su divino Amor y contacto toda suave, como aprisionado de su infinito Amor; y como pudo ser de cáñamo fuerte se a destorzido en las repartiziones y parece zerro (manojo de lino) Salga V. m. desa sospecha, como de no haber abido fraude en el correo”.
Aprecio mucho la reliquia que me enbía de la Ven. Sor Josefa Berridi. Leí la cedulita, pero no pareció la reliquia; y en otra, tres pedaçitos de tela mui sutil, como me diçe, y la he repartido a las señoras de mi obligación, y un poquito lo e reservado para mí. Y es cosa admirable, por las çircustancias que me diçe, aunque no estraño de tan soberano médico y amante de sus escojidas, y pide gran veneración por aber pasado por tan soberano mano y estar entrañada en el corazón erido de su esposa la dicha Venerable, pues su dedo Divino si le yrió con su amor, su amor estaba obligado a curar tal llaga. Gracias sean dadas a Dios, maravilloso en sus criaturas.
Agosto a 6 de 1737.
De V. m. la que siempre afeta en el Señor,
Micaela de San Anbrozio”.
No he podido dar respuesta antes a la de V. m., que recibí, así por las indisposiciones de mi salud como por la(s) ocupaciones del oficio, juntamente la eleción que se ha hecho de nuestra Prelada y Oficios, y ahora la respondo cómo recibí la reliquia de un pedacito de las entrañas de su venerable y santa tía que venía, y estimo como debo y lo aprecio sobre mi corazón, y he repartido a la mi hermana y a la que ahora ha salido Abadesa. La antecedente, que V. m. me decía, no sé cómo se perdió viniendo en la carta. Al fin yo no sé, aunque he tenido alguna sospecha de si la abrieron. Porque como el bulto era de tres adjuntas, la curiosidad la pudo registrar, aunque nada creo.
Esta de mi Madre Santa Clara de Medina, setiembre 27 de 1737.
De V. m. hasta la eternidad,
amiga en Xr.to, Micaela de San Ambrosio”.
El Espíritu Santo, Consolador de nuestras almas, asista a V. m. con sus soberanos auxilios. Recebí la suya por medio de mi señor y padre espiritual fray Joseph Díaz con toda estimación, y agradezco sus oraciones, como siempre la más necesitada, y así mismo de todas esas mis Señoras que se sirven de favorecerme, por la necesidad que me dice. Aquí en Comunidad se le ha dicho una salve a favor de mi Señora la Abadesa, quien también repite a V. m. las recíprocas memorias, mi hermana, y demás interesadas.
Esta de mi Madre Santa Clara de Medina y abril 17 de 1739.
De V. m. en Xto afeta hasta la eternidad, San Ambrosio”.
- Que “Dios depende de sí mismo”; y la escritora dice que “esto impropiamente hablando”.
- La segunda, que “la Sanctissima Trinidad Padre, Hijo y Espíritu Sancto son tres divinas personas, y un solo Dios verdadero”, en que se da “composición impropia”.