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domingo, 28 de diciembre de 2025

Damos unas pinceladas sobre la vida del pintor del salón de plenos del ayuntamiento de Medina de Pomar.

 
 
Cuando visitamos algunas dependencias municipales nos encontramos con pequeñas maravillas. Recordamos el magnífico salón árabe del ayuntamiento de Bilbao con lista de espera para alquilarlo para celebrar bodas, pero el salón de actos de Medina, dentro de su categoría, merece una visita.

 
El actual ayuntamiento medinés está en el lado norte de la Plaza Mayor. Posee soportales y tres plantas, siguiendo la moda de los edificios consistoriales de finales del siglo XIX y, a diferencia de lo que ocurriría en el siglo XX, respetando el estilo del entorno. En octubre de 1899, aún sin acabar el edificio, se acordó encargar a Julio del Val Colomé, pintor burgalés, la decoración del techo del Salón de Plenos y, un año más tarde, se le designó para cubrir sus paramentos con pinturas murales. Las pinturas del techo fueron terminadas en 1900 y están realizadas al óleo sobre lienzos que, posteriormente, se adhirieron al techo. Es decir, no son frescos al estilo de Leonardo pintando la Capilla Sixtina.

 
Los cuadros de los extremos, que flanquean el central, representan dos fundaciones importantes de la ciudad: la realizada por Agustín de Villota en 1779 para la creación de un colegio de niñas y dotes para doncellas, y la del Hospital de la Vera Cruz, con los cartujos, creada por Pedro Fernández de Velasco, el llamado “Buen Conde de Haro”, en 1438 y levantado junto al Monasterio de Santa Clara. El cuadro de mayor tamaño está situado en el centro del techo y está presidido por una figura femenina que representa la justicia.

 
Las pinturas murales de las paredes son ocho en total, y fueron realizadas al temple de cola, y representan paisajes y escenas costumbristas. Todas estas pinturas fueron restauradas en 1997.
 
Julio del Val nació el 12 de abril de 1878. De hecho, pondrán su nombre a una calle de su pueblo. Era el mayor de cuatro hermanos: Julio, María, Jacinta y Fausto. Sus padres fueron Cristóbal del Val -Villalval (Burgos)- y la barcelonesa Joaquina Colomé. Nació a las seis de la mañana en el domicilio familiar. Vivían en el número seis de la calle Santiago de Villaverde de Peñahorada (Burgos). Aunque sus estudios los hará en la ciudad de Burgos donde su familia se trasladó por cuestiones laborales de Cristóbal.

 
En 1891 ingresa en la Academia de Dibujo del Consulado del Mar de Burgos -la academia provincial de dibujo-, compaginando los estudios con el trabajo de aprendiz de delineante, y los de pintura en el estudio de Marceliano Santamaría, que marcará sus primeras obras. Durante los cuatro años que permaneció en la Academia se distinguió pronto por su trabajo y habilidad como dibujante. De hecho, en 1891 consiguió el premio de la clase de Principios; en el curso 1892-1893 el premio de la clase de Modelo; y el Premio de honor en el curso de 1893-1894. Como dato curioso diremos que junto a Alfredo “Cardeñita” e Isidro Gil modeló las cabezas de los gigantones de la ciudad.
 
Abandonó esa academia en 1895 y se trasladó a la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid. Consiguió una pensión de la Diputación Provincial de Burgos de 1.500 pts. para ampliar estudios de pintura de historia en -según dice el B.O. de la provincia de Burgos- la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Rastreando en boletín provincial encontramos varios años de concesión de esta beca (1902, 1903, 1904, 1905). En Madrid fue discípulo de Marceliano Santa María, hasta que en 1912 comenzó a ser conocido como discípulo de Hermèn Anglada Camarasa. Durante esa estancia en la Corte recibió la invitación del consistorio de Medina de Pomar para decorar el Salón de Plenos de ese ayuntamiento. El alcalde argumento en el pleno del 18 de octubre de 1899 que Julio había sido “premiado en varias exposiciones”. Además, ese año, tenemos constancia de que pintó el cuadro “Exploración”. Otro “premio” que obtuvo en 1899 fue el ser declarado inútil para el servicio militar.

 
El joven pintor completó el encargo a finales del verano de 1900. Ese septiembre firmará para ejecutar las pinturas murales de las paredes del salón. Cómo hemos dicho, las hará mediante la técnica del temple. Son pinturas de más rápida ejecución, donde intuimos reminiscencias de su aprendizaje con Marceliano Santamaría. En ellas encontramos una mujer cosiendo, una segadora descansando, una pescadora con cesto, unos segadores, un pastor y unos paisajes con cisnes y lirios.
 
En 1901, le encargaron las pinturas murales del techo del gran salón del Casino Círculo de Amistad de Numancia, en Soria. Julio del Val recurrió de nuevo a la historia para realizar los cuadros. Pensemos que el romanticismo historicista seguía en boga. Así pintó una alegoría del heroísmo de Numancia, el Amor, la Ciencia y la Enseñanza.

Julio del Val Colomé
 
Participó en las Exposiciones Nacionales de 1899 –con el cuadro “Exploración”-, a la exposición de 1901 presentó “Para vestir santos” y “Autorretrato”; “Cabeza de estudio” y “un retrato” a la de 1904, en las que obtuvo mención honorífica. En 1906 presentó su lienzo “La siembra en Castilla”. Obtuvo una tercera medalla en la Exposición de 1908, con su lienzo “El lagarejo”, que intentó vendérselo al ayuntamiento de Burgos en 1909 por 1.500 pesetas. Sin olvidarnos que en 1907 participó en la V Exposición Internacional de Bellas Artes de Barcelona con un “Autorretrato”. Por su parte, en la Exposición del Círculo de Bellas Artes de 1903 presentó, según el corresponsal del periódico “El Imparcial”, “una griega”. Otra curiosidad: en 1902 participó en la confección del pendón del orfeón “Santa Cecilia” de Burgos.
 
Terminados sus estudios en Madrid, solicitó una beca a la Diputación Provincial de Burgos para la ampliación de estudios en el extranjero. Le costó un poco conseguirla, pues en 1906 le fue denegada por no haber justificado el artista su falta de medios económicos y dos años después se la denegaron por falta de fondos en la Diputación.
 
Durante esos años también presentaba sus obras a certámenes internacionales, obteniendo medalla de plata en la exposición franco española de Zaragoza de 1908; medalla de plata en la Internacional de Buenos Aires de 1910; y de oro en la Universal de Panamá en 1916. En esta última la medalla de plata la obtuvo la villarcayesa Concepción Bustillo.

"Juego de bolos"
 
Finalmente, en 1910, le fue concedida una beca de la Diputación Provincial de Burgos –3.000 pesetas anuales- para estudiar durante tres años en París y Roma. De este año es su obra “Ranto y Eropción” de la novela de Vicente Blasco Ibáñez “Sónnica la cortesana” y “Retrato de señora”. El primer año lo pasó en París, donde estudió con Henry Marlière, profesor de la Academia Internacional de Pintura. Allí coincidió con otro pintor burgalés: Javier Cortés. Marlière consideraba a Julio un buen alumno, tal y como manifiesta en los certificados que le emite, en los que califica de “muy brillantes” sus trabajos. En diciembre de 1911 se trasladó a Roma, donde fue discípulo de Federico Francavillo, profesor de la Academia de Bellas Artes de Roma. Francadillo le aconsejó que realizara copias de los grandes maestros en los museos romanos. Esta es la procedencia de la copia de un Rivera, propiedad de la Diputación de Burgos. En Roma pintó el lienzo para la exposición Anglo-Latina de Londres (“La subasta de las ánimas”) y el titulado “Diana y Acteón” para la exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1912. Para asistir a la exposición se trasladó por un corto periodo de tiempo a Navalcaballo (Soria), donde pintó algunos lienzos más. Volvió a París en noviembre para continuar con su formación bajo la dirección de Henri Merlière. En 1913 se recurrirá a alguna de sus obras para la nueva decoración del “Salón de Recreo” de Burgos.
 
Intentó permanecer en París una vez terminada la beca, pero le denegaron la prórroga porque la duración máxima de las pensiones de la Diputación era de tres años. A su vuelta, presentó su instancia para ser profesor de dibujo de las Escuelas Normales. También se presentó a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de Madrid de 1915 con el lienzo “La adoración de los pastores”; 1917 con la obra titulada “El bocadillo”; y 1920, con un retrato. Presentó obras en diferentes sesiones de los Salones de Otoño como la de 1922 con “El santero y el Jardín”; 1927 con “Modista de principios de siglo”; y 1928 con el “Retrato de la señorita M. Ferrero”. No solo tuvo tiempo para presentar cuadros, sino que hizo carteles como el de las fiestas de San Pedro y San Pablo de Burgos de 1925. El cartel se tituló “Castilla la Vieja” y conllevaba una bolsa de 500 pesetas.

"Vendedores de fruta"
 
Participó en la exposición Internacional de Barcelona de 1929 con el lienzo “El rebollo”, pintado en 1920 en Segovia. En los Salones de Otoño de 1929 con “Ranto y Eropción” -un cuadro reciclado- y 1930 con “El poeta” y “Retrato de la señorita E.C.”. Al ser rechazadas sus obras por el jurado de la exposición Nacional de Bellas Artes de 1930, decidió, junto a otros expositores rehusados como él, mostrar sus creaciones en una sala que les brindó el Diario Universal de Madrid, que publicó algunos artículos sobre la muestra.
 
Se presentó a las Exposiciones Nacionales de 1942 con la obra “Vistiendo a la Virgen”; 1943 con los lienzos “El gazpacho” y “Bodegón”; y a la de 1945 con “Viejos castellanos”. En el Salón de Otoño de 1942 presentó “Bebedor” y “Jardín de monasterio”. Parece que también asistió a la exposición de 1952 presentando en esta ocasión un retrato.
 

Tras la muerte de Julio del Val el 20 de septiembre de 1963 en Madrid, el ayuntamiento de Burgos organizó una exposición antológica del pintor en la Sala de Exposiciones de la Torre de Santa María. Lo hacía durante las fiestas de Burgos y valió tanto como homenaje a Julio del Val y como inauguración de la sala de dicha torre. El pintor fue acompañado por “varios sobrinos y otros familiares” en la visita.
 
El museo del Prado es titular del lienzo “Juego de bolos en Rubena” que se conserva en depósito en la Embajada de España en Bélgica. Esta obra sitúa al pintor en la línea de la pintura de corte regionalista que caracterizó casi toda su producción, con especial atención a los temas de carácter festivo popular, temática que también distingue a otros lienzos como “El santero” o “El rebollo”. Aunque también va a tener obras de temática histórica, mitológica, paisajística o religiosa.
 
Tenemos que comprender el momento en que pintaba Julio del Val para comprender sus temas de trabajo. Entre finales del siglo XIX y los comienzos del siglo XX una de las temáticas más habituales de la pintura fueron los asuntos regionalistas que contrastaban con un mundo en el que la industrialización iba ganando terreno. Por eso Julio del Val se orienta principalmente hacia este estilo.
 
Sin embargo, podemos intuir el cambio de rumbo plástico a finales de la década de los cuarenta del siglo XX, a juzgar por alguna de las obras que conocemos de temática taurina, como el lienzo titulado “Suerte de varas”, fechado en 1948, en el que la luz más mediterránea y la pincelada suelta, acerca esta obra al estilo del pintor Francisco Iturrino. Se ha dicho, también, que pintó paisajes madrileños con una visión moderna en los que incorpora elementos característicos de la técnica impresionista.

"Campesinos burgaleses".
 
En la obra “Campesinos burgaleses” muestra esa sociedad castellana campesina idílica en la que los personajes parecen vivir en un continuo descanso y disfrute, nada más lejos de la realidad del duro trabajo en el campo. La gama cromática es principalmente a base de marrones, color que se identifica con la tierra y el campo. Podemos ver a dos figuras en el primer plano que están en una actitud relajada, en un momento de cortejo. Posee un gran realismo en los detalles, como las manos de las dos personas o las pezuñas y las babas de los bueyes.
 
Otras obras de Juan del Val fueron: “Embrujamiento” y “Ruinas de Arlanza” (1925); y “Retrato de señora” (1930). También pintó dos retratos de Alfonso XIII. Sabemos que uno de ellos lo adquirió la Junta Sindical de la Bolsa de Madrid en 1910.
 
Sobre su vida familiar sabemos que fue padre, al menos, de Félix del Val. No hemos encontrado el nombre de su esposa. Sospechamos también que pudo vivir en la calle del Pilar, 15 de Madrid gracias a una licencia de obras municipal.
 
 
Bibliografía:
 
Real Academia de la Historia. Artículo de Esther López Sobrado.
Boletín oficial de la provincia de Burgos.
Museo del Prado.
Periódico “ABC”.
Museo de Burgos.
Gaceta de Madrid.
Periódico “La Izquierda Dinástica”.
Periódico “El Imparcial”.
Revista “Arquitectura y Construcción”.
Revista “La ilustración hispano americana”.
“Medina de Pomar. Cuna de Castilla”. Inocencio Cadiñanos Bardecí, Emilio González Terán y Antonio Gallardo Laureda.
 
 
 
 

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