Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


martes, 14 de enero de 2014

¡Tened compasión de mí! (Vera de Bidasoa II)

La semana pasada relatamos el juicio, los juicios, a los que fueron sometidos Pablo, Enrique, José Antonio y Julián. Hoy contaremos como reflejó la prensa sus últimas horas. Se verá los muchos apoyos que sustentaban el deseo de indulto, que no de libertad, y las constantes negativas del gobierno y del Rey.

Trabajaremos sobre la base del texto del “El Siglo Futuro” del día 6 de Diciembre de 1924 con lo cual los párrafos no reseñados corresponderán a este periódico.

Que disfruten… si pueden.

DÍA 5 DE DICIEMBRE DE 1924

EN LA CARCEL
PAMPLONA.—Desde primera hora de la Mañana se redobló la guardia en la cárcel. En los alrededores de la prisión prestan servicio parejas de la Guardia civil de Caballería e Infantería. En las galerías inferiores, de la cárcel prestan también servicio parejas de aquel Instituto. El .personal del cuerpo de Prisiones ejerce también vigilancia y el director ha adoptado las precauciones propias del caso y ultimado los preparativos que proceden.



LLEGAN LOS EJECUTORES
Anoche llegó de Burgos el ejecutor de la Justicia de aquella Audiencia, y a la una de la tarde de hoy llegó el verdugo de Madrid. Desde la estación, y custodiados por la Guardia civil, se dirigieron a la cárcel, donde se encuentran.

GESTIONES DE INDULTO
El alcalde reanudó desde primera hora de la mañana, las gestiones a favor del indulto, y visitó nuevamente al Obispo, al gobernador civil, al presidente de la Diputación, al de la Audiencia y demás autoridades y corporaciones oficiales, todos los cuales se han dirigido al Gobierno. La Diputación Provincial ha dirigido al mayordomo Mayor de Palacio telegrama pidiendo el indulto:

"Ruego a V. E. trasmita a Su Majestad el Rey súplica fervorosa Diputación Navarra para que, dando pruebas una vez más de sus nobilísimos sentimientos, otorgue, si es posible, regio perdón a los tres desdichados condenados a muerte por el Consejo Supremo de Guerra por vituperables sucesos Vera, donde sacrificaron vida dos guardias civiles. Con el testimonio sincero gratitud, reitero a Su Majestad inquebrantable adhesión Navarra y su Diputación." (EL SOL 06/12/1924)

También le ha dirigido otro la asociación de la Prensa y el señor Obispo. Este pidió al coronel de la Benemérita que se asociara a la petición.

"Asociación Prensa Pamplona, identificada sentimientos autoridades, vecindario, ruega a vuecencia aconseje, si es posible, a Su Majestad conmutación última pena desdichados condenados execrables sucesos Vera, como suplicó propio fiscal al Consejo Supremo. Nuestra gratitud anticipada." (EL SOL 06/12/1924)

LECTURA DE LA SENTENCIA A LOS REOS EN CAPILLA.
A la una menos cuarto de la tarde se constituyó en la cárcel el Juzgado militar encargado del sumario en el procedimiento ordinario qua se sigue. En la Sala de audiencias de la prisión fue leída la sentencia de muerte a los procesados Martín Sánchez, Gil Galar y Santillán que escucharon la lectura del fallo muy abatidos, y después formularon débiles protestas de inocencia.

Seguidamente los reos ingresaron en capilla, instalada en la galería del primer piso de la prisión. Asisten a los condenados desde el primer momento el capellán señor Maisterrena, el Canónigo de la catedral Elesta y el Párroco de San Jerónimo, a cuya jurisdicción corresponde la cárcel. Los hermanos de La Paz y Caridad atienden también a los reos.

La entrada a la prisión ha sido prohibida en absoluto a aquellas personas que no estén provistas de un volante especial de la dirección de la cárcel. Los tres condenados han confesado esta tarde. Santillán, que se encuentra más sereno y confiado en el indulto, solicitó espontáneamente un sacerdote.




El Párroco de Baracaldo, pueblo de donde es natural Martín Sánchez, ha escrito una carta, al Obispo de  esta diócesis, encargándole, en nombre de la familia de aquél, que le requiera a cumplir los deberes religiosos, que de niño le enseñaron sus padres.

VISITAS A LOS CONDENADOS.
Poco después de entrar en capilla, los reos, fueron muy visitados. El primero en hablar con ellos fue su defensor ante el consejo de guerra, comandante de Carabineros señor Marcholi. A media tarde este señor recibió un despacho del comandante señor Matilla, que defendió a los acusados ante el Supremo redactado en los siguientes términos: «Lamento, infortunio y apenado le abraza, Aurelio».

A las cinco llegó a la prisión el alcalde de Pamplona, que habló con los reos, a quienes dijo que, en nombre de la ciudad, se estaba gestionando con toda actividad el indulto. Les prodigó frases de consuelo, y se ofreció a ellos para cuanto se les ocurriese. Los reos se limitaron a darle las gracias.

Poco después llegó a la prisión el Obispo, monseñor Múgica, que conversó con cada uno de los reos, dirigiéndoles piadosas confortaciones. Con Pablo Martín Sánchez, que como se sabe es de Baracaldo, habló el Prelado en vascuence. Después se despidió de ellos hasta media noche.

Terminada la confesión, Enrique Gil Galar reaccionó bastante y se mantuvo sereno y con ánimos para conversar con los sacerdotes que lo rodeaban. Más de una vez dijo: «Vengan, vengan, cuéntenme cosas» Y charló con el canónigo señor Eleta, que es quién le atiende.

Pablo Martín Sánchez se puso junto a la pared al entrar en capilla y permanece en el mismo sitio. Cuando alguno de los visitantes se le acercaba para fortalecerle o distraerle contestaba con monosílabos. A última hora de la tarde creyó Martín Sánchez que había llegado la hora de la ejecución y costó gran trabajo disuadirle de que estaba equivocado y deque aún quedaban esperanzas de que se concediera el indulto.

En la cárcel se recibió un telegrama de la madre de Martín Sánchez, que reside en Bilbao. El despacho dice así: «Hijo mío, perdida toda esperanza humana, tu madre, transido el corazón de dolor, postrada a los pies de la Virgen de los Dolores, implora que te dispongas a morir cristianamente, como cristianamente te enseñó a vivir. No niegues a tu madre este último consuelo.» Cuando el procesado leyó el telegrama se afectó mucho y lloró amargamente. El momento fue de verdadera emoción para cuantos lo presenciaron.


Los procesados se han negado hasta ahora, a acostarse. Toman de cuando en cuando sorbos de café y ponches de leche y huevo. Los hermanos de la Paz y Caridad acompañan a los reos, en unión de los sacerdotes de servicio en la cárcel.

En la prisión se halla constituido el Juzgado militar con carácter de permanencia. En representación de la autoridad de este ramo asiste el Secretario de causas del Gobierno, señor García Bravo. Hasta ahora no se ha recibido ni una sola respuesta a los numerosos despachos enviados a Madrid en solicitud de indulto.

LAS MADRES DE LOS REOS
La madre de Galar tenía anunciado que vendría el domingo para verle. Al perderse esta noche toda esperanza de indulto se le ha telegrafiado para que suspenda el viaje.


DURANTE LA MADRUGADA (DÍA 6)
PAMPLONA 6.—Los reos han pasado la noche muy abatido y así continúan. Además del capellán da la prisión les acampanan los hermanos de la Paz y Caridad y el médico, don Joaquín Echarpe. En el patio se han hecho los preparativos para dos patíbulos, por lo que habrá que retirar un cadáver para la tercera ejecución.


La unión Ilustrada


OTRAS PETICIONES DE INDULTO (EL SOL 06/12/1924)
Cuando ayer tarde llegó a la Presidencia, el marqués de Magaz dijo a los periodistas que no tenía ninguna noticia.—¿Se reciben—preguntó un informador—muchas peticiones de indulto en favor de los reos de Pamplona?—Muchas — contestó el presidente.—¿Han resuelto ustedes algo en este asunto?—Nada. Ya lo irán ustedes sabiendo todo.

El partido socialista ha dirigido al marqués de Magaz la siguiente carta:

"Excelentísimo señor presidente interino del Directorio militar. Muy señor nuestro: En representación del partido socialista obrero español, nos dirigimos a V. E. en solicitud de que no les sea aplicada la pena de muerte a las condenados por el Tribunal de Guerra y Marina con motivo de los sucesos de Vera. Al hacer esta petición en nombre de la clase trabajadora que sigue nuestra inspiración respondemos a los acuerdos que contra la aplicación de dicha pena tiene reiteradamente adoptados nuestro partido y a un sentimiento de humanidad, sin duda muy extendido en este caso. Esperando ser atendidos, quedan suyos ss. ss.: Por la Comisión Ejecutiva del partido, el secretario, Andrés Saborit; el vicepresidente, Julián Besteiro."


REFERENCIA OFICIOSA (EL SOL 06/12/1924)
Cuando el general Vallespinosa terminó anoche de facilitar a los periodistas las referencias acerca de Marruecos y de lo tratado en Consejo, penetró en su despacho sin dar ocasión a los informadores a dirigirle pregunta alguna sobre el tema que inspiraba anoche mayor interés.

Entonces uno de los periodistas, el Sr. Domingo, en representación de todos ellos, solicitó del general una breve audiencia, que le fue concedida en el acto. El auditor tras de manifestar que el Gobierno había quedado enterado de la sentencia, sugirió a su interlocutor la idea de que él y sus compañeros interrogasen al presidente accidental. Y cuando el marqués de Magaz se retiraba, al verse rodeado por los periodistas, se apresuró a exclamar;—El general Vallespinosa dirá a ustedes todo lo que hay.

De nuevo penetró el Sr. Domingo en el despacho del auditor, y sólo obtuvo esta lacónica referencia:—El Gobierno quedó enterado de la sentencia, y los reos han entrado en capilla a las seis de esta tarde.




LOS ÚLTIMOS MOMENTOS DE LOS REOS.
PAMPLONA 6. Los Padres Carmelitas han impuesto a los reos escapularios de la Virgen del Carmen. Enrique Gil besa devotamente el crucifijo que le presenta el capellán de la cárcel y llora sin cesar. Sánchez se lamenta del disgusto que sufrirán sus padres. Santillán sigue muy animado, confiando en el indulto.


A las doce ha vuelto el Obispo a visitar a los reos retirándose después a rezar con ellos el Rosario y prodigarles consuelos. (Según EL SOL 06/12/1924:) A la una de la madrugada salió de la prisión el obispo de Pamplona, después de haber prometido a los reos que media hora antes de que tuviera lugar la ejecución diría una misa en el palacio episcopal para encomendar sus almas a Dios.

A las doce y media, Enrique Gil solicitó recado de escribir y redactó una larga y sentida carta para su madre. La entregó abierta al capellán Sr. Maizterrena. También escribió y entregó otra carta cerrada al mismo señor el reo Santillán. Al entregarla dijo:—Mi última carta. (EL SOL 06/12/1924)

CON EL JUEZ MILITAR (EL SOL 06/12/1924)
A la una y media, los reos llamaron al juez militar, Sr. Clares, y le rogaron que en las diligencias que ha de practicar en la instrucción del procedimiento ordinario por este proceso procure rehabilitar su memoria. Agregaron que perdonaban a sus acusadores. Santillán llamó al comandante Mocholi y le entregó retratos familiares, rogándole que se los pusieran sobre su corazón, pues quería que se conservasen junto a su pecho.

Enrique Gil durmió desde las dos y cuarto hasta las cuatro y cuarto bastante tranquilo. Cuando se despertó y se le dijo que había dormido dos horas se sorprendió, pues creía que sólo había dormido breves momentos. El reo Santillán se mostraba a primera hora de la noche esperanzado, y durante toda ella, a pesar de ir perdiendo esperanzas a medida que ésta avanzaba, no decayó su entereza.

En las primeras horas de la madrugada se echó un rato, fumando constantemente. Pidió una copa de coñac, y cuando, se la sirvieron exclamó:—¡Debía ser veneno! Poco después, y al saber que Enrique Gil dormía, dijo:—Ese es feliz ahora; pero cuando despierte...



Pablo Martín pidió al juez que le permitieran despedirse de dos compañeros de los que están sujetos a procedimiento ordinario, a quienes deseaba mostrar su gratitud por haberle recogido cuando cayó herido en la refriega.

A las cuatro de la madrugada fueron conducidos a la capilla. Cumpliendo el deseo de Pablo Martín, Juan José Anaya y Leandro Fernández, que se impresionaron hondamente al ver que sus compañeros estaban en capilla, pasaron a la celda de Pablo Martín para hablar con éste. La entrevista fue muy breve.

DOS MISAS
A las cuatro y media de la madrugada, los sacerdotes Sres. Eleta, Baisterrena, Celayeta y Cuevas prepararon a los reos para oír misa y poco después dijo la primera el párroco de San Lorenzo. De los tres procesados, el que escuchó misa con más serenidad fue Santillán. Gil rezó fervorosamente. Martín daba pruebas de abatimiento. Oyeron la misa todas las personas que acostumbran acompañar a los reos de muerto.

El momento de comulgar fue emocionante. La segunda misa la dijo el canónigo Sr. Eleta, y después de terminado el sacrificio impuso a los reos la medalla de la Virgen Milagrosa.

SE PIERDE LA ESPERANZA DE INDULTO (EL SOL 06/12/1924)
A las seis de la mañana se supo por una conferencia celebrada por el Gobierno militar que no se había recibido contestación a las insistentes peticiones de indulto. Cuando empezó a amanecer, el juez dispuso que los verdugos fuesen conducidos por parejas de la Guardia civil y escoltados por un piquete de la guardia exterior de la cárcel al camino de ronda de la prisión, que es estrecho y circunda todo el establecimiento.




A las siete y dos minutos fueron sacados de la capilla los reos y se organizó la comitiva en la siguiente forma: un piquete de infantería de la Guardia civil, el juez, los médicos, los reos y los sacerdotes que les iban acompañando, hermanos de la Paz y Calidad, autoridades gubernativas y municipales y los tres vecinos que dispone la ley que asistan a estos actos.

Cerraba la marcha un piquete de infantería de la Guardia civil. Pablo Martín huye y se suicida. Al salir de la galería del piso primero, donde estaba la capilla, y al trasponer una puerta que da acceso al lugar de la ejecución, Pablo Martín, que había rogado antes a los sacerdotes que no lo sostuvieran porque no lo necesitaba, huyó por la escalera que conduce al segundo piso, ante la sorpresa de los que le acompañaban.

Los hermanos de la Caridad que se encontraban en el segundo piso lo vieron cruzar, y cuando sus perseguidores y un vigilante de la cárcel que se encontraba en lugar cercano iban a darle alcance, subió Martín a un pasadizo que une los dos cuerpos del edificio de la prisión, y al llegar a la mitad de él hizo un ademán de despedida y se arrojó al patio. Al chocar contra el suelo se destrozó la cabeza.

El juez ordenó a los médicos que reconocieran al suicida y dispuso que siguiera, su marcha el cortejo.

LA EJECUCIÓN DE LOS REOS (EL SOL 06/12/1924)
(Recurrimos en este punto a un párrafo de LA LIBERTAD 07/12/1924) Aceleradamente el juez dispuso que fuera ejecutado Gil Galar, en primer término. Este marchó por su pie hasta el lugar de la ejecución, en el ángulo Norte del edificio, donde se había levantado un doble patíbulo, y fue colocado en uno de ellos a las siete y diez minutos.

Gil Galar pronunció unas palabras, haciendo protestas de inocencia, y dio las gracias a los hermanos de la Paz y Caridad, diciendo:—¡Tened compasión de mí!
Inmediatamente de llevar a cabo esta ejecución se recibió en la prisión un telefonema, dirigido por su madre al que acababa de morir, en el que decía: "Perdida toda esperanza, ruega Virgen Carmen como yo. El último abrazo de tu madre y hermanos."

Inmediatamente en que Gil murió se Izó en la puerta principal de la cárcel la bandera a media asta. (La Libertad)

A las siete y veintiún minutos fue retirado del patíbulo Gil Galar, y tres minutos después era colocado en el otro patíbulo Julián Santillán. Al sentarse presunto si su compañero Martín Sánchez se había matado al arrojarse al patio. (La Libertad).




Santillán marchó por su pie al patíbulo, mirando a todos los presentes, y al sentarse pidió permiso para pronunciar algunas palabras. Le fue concedido, y dijo:—Al pueblo de Pamplona doy las gracias por sus insistentes gestiones en favor de nuestro indulto. También a los oficiales del Consejo de guerra y al personal de la cárcel, al defensor, comandante (hizo una pausa, sin duda porque no recordaba el apellido). Terminó diciendo: No ha triunfado la justicia, sino la tiranía. Dirigiéndose al verdugo: -—Tú—dijo—no me hagas sufrir. Murió a. las siete y veinticuatro minutos.

Poco después de firmarse el acta que ordena la ley, y puestos los cadáveres de los ajusticiados en ataúdes, llegó el clero parroquial de San Lorenzo con cruz alzada para hacerse cargo de ellos. (Serían llevados al cementerio para darles sepultura).

EL SUICIDIO DE MARTÍN (EL SOL 06/12/1924)
El cadáver del suicida Pablo Martín quedó en el patio hasta que el Juzgado ordenara su levantamiento. Habrá que nombrar un juez especial para instruir el sumario por este suicidio, pues el Sr. Clares, como testigo, no puede instruirlo. El juez Sr. Clares ha dado cuenta del suicidio de Pablo Martín a las autoridades militares.

Se sabe que Pablo Martín dijo a sus vigilantes cuando conoció la sentencia:—A mí no me dan garrote.

Al llegar esta tarde a primera hora el general Magaz a la Presidencia manifestó que venía de inaugurar la Exposición de Telefonía sin hilos Contestando a preguntas de los periodistas confirmó que esta mañana habían sido ejecutados los reos de Pamplona, a las siete de la mañana, absteniéndose de dar detalles por estimar que ya serían conocidos en los periódicos, toda vez que a Ias ejecuciones asisten periodistas. (Párrafo de “El siglo futuro” 06/12/1924)

Blasco Ibáñez, Unamuno y Eduardo Ortega y Gasset calificaron de asesinato las ejecuciones en un texto conjunto publicado en Francia.

La semana que viene un recuerdo los Guardias Civiles caídos en Vera de Bidasoa ese 7 de Noviembre de 1924.
Fotografías:

Mundo Gráfico del 10/12/1924
La unión Ilustrada 10/12/1924

Quiero dedicar esta entrada al escritor de Las Merindades Aitor Lizarazu Pérez, miembro de la familia de Pablo Martín, el cual era tío carnal de su abuela. Y a José Antonio San Millán Cobo, de Espinosa de los Monteros, de la familia de Aureliano Madrazo Ortiz, uno de los dos Guardias Civiles Asesinados.

1 comentario:

  1. Bueno, yo soy el tataranieto de Julian Martin, padre de Pablo Martín... y cuando dice que habla en vascuence, supongo que es una licencia que se tomó el periodista en aquellos años. Ya que aunque Pablo Martín nacio en 1899 en Barakaldo, sus padres provenían de un pueblecito de Salamanca conocido como Aldeadavila de la Ribera y el pueblo fabril y más concretamente en la zona donde vivían, la calle Arana de Barakaldo no era una zona especialmente vascoparlante. Así que en resumen es IMPOSIBLE, que Pablo Martín supiera euskera.

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