La Heráldica –el escudo de armas-, primeramente
un diferenciador, evolucionó para mostrar elementos de la identidad, el
carácter y la historia del que lo portaba. Por ello, cada uno de los
componentes que forma el escudo de armas tiene un significado. Símbolos compuestos a partir de muchos elementos: figuras geométricas, antropomorfas,
vegetales o edificios, entre otras. Nosotros nos fijaremos hoy en las Figuras zoomórficas.
Lobo acechante y uñado de sable |
Estas representaciones surgían porque la cultura
medieval no disponía de las capacidades necesarias para reproducir en el escudo
la figura de su poseedor y la mentalidad tampoco de la época lo hubiera
aceptado. Aunque se admitía la figura humana entre los ornamentos exteriores
del escudo, como tenante o como cimera, blasonarse con una figura humana,
dentro del escudo, era propio de la heráldica religiosa o de la de artesanos y
comerciantes. Claro que, en esta iconografía –principalmente española-, el cuerpo
humano aparece sustituido por partes del mismo: un brazo, mano o el corazón.
En cuanto a los animales, en la edad media había
por doquier. A elegir. Pero estas gentes recurrieron a los Bestiarios (narraciones
moralizantes en las que los distintos animales tenían las mismas virtudes y
pasiones que los hombres, viviendo en una sociedad regida por el león). El hombre
medieval veía a los animales tanto como seres, beneficiosos o perjudiciales,
como símbolos del bien y del mal en una interpretación antropomórfica del
mismo. Lo que sirvió para lucir en sus blasones.
Escudo de la Villa de Bilbao |
El bestiario europeo (lobos, osos, zorros,
jabalíes, perros, serpientes, águilas, halcones, cuervos, abejas...) se vio
enriquecido por nuevos animales, unos reales (leones, panteras, elefantes...) y
otros fabulosos (grifos, unicornios, dragones...), todos ellos convertidos en símbolos
de diferentes virtudes y pasiones, por lo que su representación gráfica se
encontraba estereotipada y a veces tenía muy poco parecido con su figura
natural.
Gracias a lo arriba explicado la fauna
heráldica, inicialmente limitada a unos pocos animales tomados generalmente de
las enseñas militares preheráldicas, se fue incrementando paulatinamente a lo
largo de toda la Edad Media, especialmente por la aparición de las armas
parlantes (Aquellas composiciones, escudos de armas y blasones, que incorporan
una figura o pieza cuya denominación alude al apellido del linaje o al topónimo
de lo que se representa), mucho más abundantes en animales que en otras figuras
heráldicas, y por la extensión de la heráldica entre las clases nobiliarias.
Tendencia que sería más intensa según las
diferentes épocas hasta estabilizarse a finales del siglo XVII en el 25% de los
escudos heráldicos, si bien presentaba importantes variaciones según las zonas
geográficas.
Escudo de Vizcaya |
Dispondríamos, en la heráldica española, de
cuatro amplias tipologías:
A) Animales Terrestres: son aquellos que pueblan
las tierras. Son los que más encontramos.
B) Animales Voladores: son aquellos que pueblan
los cielos.
C) Animales Acuáticos: son aquellos que pueblan
las aguas.
D) Animales Quiméricos: son aquellos que solo
existen en la imaginación.
Como estamos hablando de lobos –o lo estaremos
en breve- nos centramos en los animales terrestres que podríamos encuadrarlos
en seis grupos: el León, rey de los animales terrestres, y los Felinos; los
Animales Salvajes como el Lobo y los demás animales autóctonos; los Animales
Silvestres como la Ardilla o el Castor; los Insectos; los Animales Exóticos; y
los Animales Domésticos.
Centrado el terreno de juego nos fijamos en el
lobo. En la heráldica hispana era un animal violento y atrevido, elegido de
Apolo y luego de Marte (dios de la guerra romano). En sentido activo el lobo representa
al guerrero esforzado, cruel con sus enemigos, a los que nunca da cuartel, y
siempre listo para la acción, lo que se manifiesta por su posición acechante. Mientras
en su aspecto pasivo de lobo desollado o con solo su cabeza, resulta ser un
trofeo de caza y simboliza el triunfo sobre malhechores o traidores al reino
que han sido vencidos.
Lobo de azur acechante y cebado |
El diseño del lobo en nuestra heráldica está más
presente que en el resto de Europa. La tenemos como figura principal, cuando no
única en el campo del escudo, y por su fiereza natural suele ser dibujado con
gesto agresivo y las fauces abiertas, mostrando la lengua, la pata delantera
derecha alzada, las orejas enhiestas, y el rabo largo, ancho y extendido en
toda su longitud, cuya punta cae hacia el suelo. ¿Bonito, no? Para darnos un
baño de cultura heráldica les diré que esta posición se denomina en heráldica francesa
como “pasant”, lo que ha hecho que muchos heraldistas españoles la hayan
traducido literalmente por “pasante”, equívoco término pues en España los únicos
pasantes son los becarios de los despachos de abogados. Atención, aquí lo
correcto sería llamarlo “acechante”, por recordar la posición de acecho a su
presa que adopta un perro de caza bien adiestrado al oler la presencia de una
posible pieza. Esta posición se da en el 90% de los escudos con lobos localizados
en España.
Situación de la lobera del Toyo |
Generalmente el lobo se dibuja de cuerpo entero
y macho, pues solo en raras ocasiones aparece dibujada la hembra y sus lobeznos,
o bien solo la cabeza de éste, cortada y sangrante en gules, lo que en
heráldica se denomina mufle. Su esmalte es normalmente el sable, con el que se pinta
todo su cuerpo con la única excepción de la lengua que ha de ser siempre de
gules. En ocasiones se emplea también el gules para colorear sus garras, sus dientes,
su lengua o su sexo, diciéndose entonces “uñado”, “fierezado”, “lampasado” o “vilenado”.
También puede presentar su piel manchada de gules, en representación de las
desolladuras que recibe como animal vencido, lo que se dice “escorchado”.
Si bien puede aparecer en el escudo un lobo solo
lo más común es que venga dibujado por parejas (50%), en general ambos se
dibujan corriendo y puestos el uno sobre el otro, lo que también se denomina “escachantes”;
diciéndose “contrapasantes” cuando caminan en dirección contraria el uno del
otro.
Curiosamente –y más si, como es el caso, si
hablamos de loberas- la representación del lobo en forma de cabeza cortada (mufle),
como trofeo de caza, es rara en la heráldica hispana.
Detalle de la lobera del Toyo |
Una variante del lobo acechante es aquel lobo
que lleva un cordero en las fauces, lo que se dice “cebado”. Mientras que otra
es el lobo acosando una presa. Excepcionalmente se lo puede pintar arrojando
fuego por las fauces o “flameante”, o bien con el cuello alzado hacia el cielo
y el hocico estirado, lo que en heráldica se denomina “aullante”.
Raro será que lo veamos corriendo y no caminando.
Y podemos encontrarnos al lobo parado y atado al tronco del árbol por una
cadena, lo que se dice “arrestado”. También hallamos al lobo aprisionado por un
cepo o “atrapado”. Excepcionalmente el lobo puede aparecer alzado sobre las dos
patas traseras, rampante, pero para los lobos se dice “arrebatado”.
Al lobo lo vemos a menudo junto a un árbol con
lo que se resalta la simbología de este animal, combinándola con lo
representado por el árbol: Con ello se recuerda, del linaje que así se blasona,
su notoriedad e importancia surgidos de propio esfuerzo, habiendo ganado sus
tierras a los moros con la fuerza de su espada y posteriormente defendido su
solar y patrimonio frente a sus enemigos que los acosaban como lobos furiosos.
Normalmente se trata de un solo lobo que se dibuja resaltado o atravesado por
delante del tronco del árbol, mientras que si fuera una pareja lo normal es que
ambos vayan acechantes en la misma dirección, el uno resaltado al tronco y el
otro dibujado por detrás del tronco. Además, si está pasante a un árbol,
recuerda su condición de Gobernador de una plaza que sacó de sitio. ¿Recuerdan
el escudo de Vizcaya? El histórico no el inventado por Sabino Arana.
La presencia de este recurso heráldico es muy
abundante pero no está uniformemente distribuido encontrándonos zonas muy ricas
en lobos, como Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y Navarra, y comunidades escasas en
Lobos como Cataluña, Baleares y Valencia.
Si se encuentran ante un escudo y tienen dudas
sobre el animal representado recuerden que el lobo se diferencia del zorro
porque lleva la cola alzada y del perro, porque el lobo es mucho más fiero y la
figura del perro se suele representar con la forma característica de los
galgos. Y si está policromado sepan que, generalmente, la figura es del esmalte
sable o azur.
Esos colores significan algo más que un hermoso
contraste. El azur (color azul) simboliza a Venus -el aire- y las cualidades de
justicia, obediencia, lealtad, piedad y prudencia, con la obligación al
servicio y protección de la Agricultura ante su Soberano y Patria. Y el color
negro –sable- era el símbolo del pudor, la discreción y la prudencia.
Pero toda la magia de este animal, todo el
magnetismo que con el que se empapaban los escudos y la heráldica medieval no
servían de nada frente al daño económico que producía en las tierras ganaderas
del norte. Había que eliminar a la bestia cuando aparecía en Las Merindades. Para
ello, entre otros métodos, se empleaban las loberas.
Hoy nos fijaremos en la lobera del Toyo. Esta
hermosa pieza arqueológica se encuentra en una ladera del monte comunal del
mismo nombre (Toyo) cuya propiedad es compartido por Río de Losa, San Llorente
y Villaluenga.
Los que accedan a ella se la encontrarán en muy
mal estado de conservación fruto de la descuidada tala de los pinos dentro y
fuera de la construcción.
Croquis de la lobera del Toyo |
Las paredes son de piedras pequeñas y ripio
–material de relleno diverso- y presentan un espesor medio de 70 cm, una altura
de 2`30 m y una longitud de 695 metros para el lado norte y de 318 metros para
la pared sur. Puede que a alguno de ustedes le suenen estas otras medidas de
705`90 metros y 405`20 metros que recogió el alavés Félix Murga en su trabajo
sobre loberas de Álava y Burgos. Da igual. En ambas paredes nos encontramos con
portilleras: dos en la pared norte (2`7 metros y 3 metros de anchura) y una en
la pared sur (2`7 metros de ancho).
El foso tiene una forma regular de 4`48 metros
por 3`53 metros aproximadamente con una profundidad de 1`50 metros. Destacamos que
en el borde de salto hay tres palos de unos 40 cm que podrían tener como
finalidad soportar el parapeto de bardado que impedía que el lobo viese la
trampa. En el cono que forman las paredes de la lobera están los restos de dos
cabañuelas.
La lobera se construyó entre los siglos XVII a
XVIII y en las batidas participaban vecinos de pueblos del valle de Losa, de
Hozalla, Mambliga, Fresno de Losa, San Llorente, Villaluenga, Río de Losa y de
los alaveses Basabe, Bóveda, Pinedo, Mioma y Quintanilla.
Bibliografía:
“Loberas en la comarca de Las Merindades
(Burgos)” de Judith Trueba Longo.
“ANÁLISIS DE LAS CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA
HERÁLDICA GENTILICIA ESPAÑOLA Y DE LAS SINGULARIDADES HERÁLDICAS EXISTENTES
ENTRE LOS DIVERSOS TERRITORIOS HISTÓRICOS HISPANOS”. Tesis doctoral de Luís
Valero de Bernabé y Martín de Eugenio.
Revista Kobie.
Blog “Dibujo heráldico”.
Mapas SIGPAC
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, tenga usted buena educación. Los comentarios irrespetuosos o insultantes serán eliminados.