Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
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domingo, 19 de enero de 2025

Casares, Peña Arena u otra "Cueva de los Moros".

  
Nos trasladamos cerca de la pedanía de Bocos en el municipio de Villarcayo de MCV. Digo cerca porque este yacimiento -nunca mejor dicho dado lo que nos encontraremos allí- se encuentra a medio camino entre Villacomparada de Rueda y Bocos.

Foto cortesía de 
"Necrópolis medievales excavadas en la roca".
 
El lugar era conocido como Casares en el siglo XVIII. En 1707 se registra un expediente de justicia contra varios vecinos de Bocos que con una zahorí buscaban tesoros en las ruinas de Casares lo que llevó a abrir las tumbas y dejar al aire los huesos. Supongo que ellos, como ahora nosotros, fuimos atraídos por lo que destaca del lugar: los enterramientos. Se hallan en un montículo desde el que se domina un amplio horizonte y en cuyas inmediaciones hay tierra de cultivo, monte para el ganado y una corriente de agua.
 
En la parte trasera de la necrópolis, labrados en la pared vertical de la roca, se observan más trabajos rupestres, entre los que destaca, un nicho o plataforma de excavación lateral, y una serie de entalladuras artificiales que podrían ser parte de la estructura de algunas edificaciones. Esto parece repetirse a la izquierda de la necrópolis, en una superficie muy irregular con ondulaciones, resaltes, ranuras y algunos agujeros que pudieron servir de encaje a los postes de una construcción. Entenderíamos que todos estos restos serían señales de la existencia de poblado que dio origen al topónimo Casares y que luego ha sido conocido como Peña Arena. O, Tumbas de los Moros. Con respecto a este último nombre, María del Carmen Arribas Magro es partidaria de asociar lo lugares así llamados con flujos de inmigrantes del sur de la Península Ibérica entre la segunda mitad del siglo IX y el X.

Foto cortesía de "Condado de Castilla".
 
Se sabe que este enclave presenta dos fases de ocupación. La primera, situada al sur, en una inicial prospección se identificó como prehistórica y que se caracteriza por la aparición, de modo disperso y muy fragmentado, de cerámica elaborada a mano e industria lítica sobre sílex. En una covacha se descubrieron un hacha pulimentada, hecha con un material esquistoso muy blando y de 13 cm., y una cuenta de collar de piedra, de forma más o menos ovalada, con una perforación cónica muy pulida. Su longitud es de unos 3 cm. y su anchura de 2`5 cm.
 
El segundo núcleo está formado por un complejo compuesto por la necrópolis excavada en la roca y una plataforma rocosa con elementos de cierre, ranuras y agujeros que indican la existencia de habitáculos semi rupestres. En los años ochenta del siglo XX se observaban hasta sesenta y siete tumbas, la mayor parte de las sepulturas son antropomorfas, aunque también aparecen las de bañera e incluso tumbas biformes: con el interior antropomorfo y el exterior de bañera, tanto de adultos como de infantiles, con orientación de las cabeceras hacia el Oeste. Algunas de las tumbas presentan ranuras de encaje para la losa de cubierta, evidentemente desaparecida, y también aparecen acanaladuras para desalojar el agua de lluvia, evitando que ésta penetre en el interior de los sepulcros.

Foto cortesía de "Condado de Castilla".
 
Unos 100 metros en dirección noreste encontramos varias cavidades con arquerías ciegas que podrían corresponder a una iglesia. Las tumbas y su evolución, de ovaladas a antropoides, nos indican una larga ocupación del poblado. También aparecen en superficie algunos fragmentos de cerámica a torno. La necrópolis proporciona una datación altomedieval, que podría situarse entre los siglos VII y X. Su grado de conservación es variable estando algunas tumbas ocultas por la vegetación o por los sedimentos.
 
La posible advocación de Peña Arena pudo ser San Andrés al tenerle documentado en 1515, en el apeo diocesano, como titular parroquial de Bocos de manera equivocada. Recordemos que San Andrés es una advocación ligada a elementos defensivos en Las Merindades.
 
Actualmente la necrópolis está bastante deteriorada fruto del abandono en el que se halla, de la erosión de la roca arenisca y del saqueo de las sepulturas con la inevitable destrucción de las losas que cubrían los enterramientos. No nos olvidemos de los estúpidos grabados contemporáneos a los que les falta varias decenas de años para adquirir valor.
 
 
 
Bibliografía:
 
“Las Siete Merindades de Castilla Vieja. Castilla Vieja, Sotoscueva, Valdeporres y Montija”. María del Carmen Arribas Magro.
“Eremitorios rupestres en la comarca de Las Merindades (Burgos)”. Judith Trueba Longo.
“Carta arqueológica de la provincia de Burgos. Partidos judiciales de Sedano y Villarcayo”. Ramón Bohigas Roldán.
Web “Condado de Castilla”.
Blog “Necrópolis medievales excavadas en la roca”.
 
 

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