Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
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domingo, 2 de noviembre de 2025

La chica del camino rural.

  
¿Las leyendas urbanas son solo urbanas o pueden ser, también, leyendas rurales? Lo digo porque en la zona de San Zadornil ocurrió algo.
 
Muchas son las leyendas urbanas que nos podemos encontrar. Son relatos de transmisión oral o por la internet; jocosos o terroríficos; situados en lugares protectores como el hogar, un centro comercial o nuestro coche. Porque esa endeble caja de chapa nos parece un refugio. Así, leyendas con coche son: el coche patrulla; la madre fantasma; astucia de mujer; el coche sin conductor; el coche sin luces; o la chica de la curva, que es la que nos interesa.
 
El relato de la muchacha parada en una noche con niebla junto a la carretera, estática, vestida con un vaporoso camisón blanco, que es recogida por un conductor galante que piensa que es la víctima de un accidente de tráfico es muy conocido. Pone los pelos de punta cuando escuchamos que ella, en silencio, sube a la parte trasera del coche y que a pesar de que el conductor intenta darle conversación, la chica permanece callada… hasta que… “¡Cuidado con la curva!”. De pronto, una curva muy cerrada aparece entre la niebla y el chico da un volantazo. “¿Estás bien, señorita?” Pero, con él, no hay nadie.

 
Hay múltiples variaciones de este relato incluyéndose la frase “esta es la curva donde me maté”. Pero, aunque la ambientación del relato es contemporánea este cuento tiene cientos de años a su espalda. El mitólogo e historiador Joseph John Campbell dejó escrito que “La chica de la curva” sigue el patrón de “la jornada del héroe” o monomito: el protagonista inicia un viaje, encuentra dificultades que les sirven para madurar y regresa a casa. Durante ese viaje se encontraría distintos personajes, uno de los cuales es el guía o ayudante, que da al viajero una ayuda sobrenatural para que consiga llegar a su destino. La “chica” sería ese guía al ayudar al aventurero a sortear peligro de la carretera y seguir con su viaje. En la mitología griega, una guía sería Ariadna, que ayuda a Teseo a orientarse dentro del laberinto en el que se encuentra el minotauro.
 
Esta historia se ha rastreado hasta la edad media. Entonces la muchacha se subía a un carro y se decía que alertaba sobre algún peligro concreto del camino. Se la llamaba la Dama de blanco.

 
Pero, ¿había un sustrato real en esta historia de fantasmas autoestopistas? Quiero decir, ¿surgiría este relato a partir de experiencias donde se aparecían en el camino figuras humanoides que pudieran ser interpretados como guías? Relatos donde se han visto niños vestidos de uniforme en fila cruzando la carretera; los fantasmas del camping “Los Alfaques” observando a los conductores con expresión inerte; o una mujer morena de pelo largo que aparece detrás de una señal de tráfico. Y, también, a partir de situaciones como la que ocurrió en San Zadornil a Félix Martínez de Lecea, biólogo, y a su compañero Rafael.
 
Una fría noche de entre semana de un enero de los primeros años de la década de los noventa, durante la época de celo de las rapaces nocturnas (diciembre y enero), estaban Félix y Rafael organizando el censo del búho real, para la Junta de Castilla y León. Las rapaces nocturnas suelen tener dos picos de actividad: una al ocaso y otra aproximada a mitad de la noche, hasta las 4 o las 5 de la mañana. Los investigadores estaban aprovechando esta segunda fase.

Félix Martínez de Lecea.
 
Avanzaban en su coche hacia el Parque Natural de Valderejo por una pista que hay antes de llegar al pueblo de San Zadornil y que va paralela a la Peña Carrias (Karria en euskera). Hoy está asfaltada. El lugar del misterio está a unos tres kilómetros del pueblo de San Zadornil. Es un punto con leves curvas, pero con buena visibilidad incluso a través de las luces del coche. Para localizar a estas aves los biólogos tienen que escuchar su canto y para ello avanzaban poco a poco, paran, descienden, escuchan, montan en el coche...
 
De repente apareció una figura alta y estilizada delante de ellos, al lado izquierdo del camino. La luz del coche alumbró la figura de una mujer alta, muy estilizada, rubia, con el pelo muy lacio... de edad indeterminada. Vestía una túnica negra que ocultaba sus pies. ¿Los ocultaba o no existían? Otro aspecto que llamó la atención a Félix y Rafael fue que la figura irradiaba una luminosidad que la hacía muy visible. Llamaba la atención. Estaba quieta.
 
El coche pasó despacio a medio metro de la figura. Los biólogos miraron hacia la izquierda en total silencio. La mujer ni se inmutó. “Si nos llega a mirar o se mueve, pues ya le asignas unas cualidades humanas, pero ese hieratismo, esa inmovilidad, te impresionan mucho más... Por los rasgos te dabas cuenta de que no era un monigote o un muñeco que estaba allí puesto, tenía vida” dijo Félix en una entrevista.
 
¿Esa figura estaba ya allí o apareció cuando llegaron los Félix y Rafael? No hay respuesta.

 
No tuvieron miedo. Sorpresa, impresión tal vez. Sobrepasaron la figura pensando en lo que habían visto. Estaban extrañados. En un momento determinado se plantearon desandar el camino… cuando a los 300 o 400 metros… ¡vuelve a aparecer la mujer en las mismas circunstancias!
 
En ese momento Rafael y Félix se alarmaron. Buscaron un lugar donde girar y “estudiar el fenómeno”. Pero ya no había nadie. O nada. Sabían que no había sido un espejismo porque ambos habían visto lo mismo. Y, aunque hubiesen bebido, los delirios alcohólicos no se comparten. Pero descartemos eso porque estaban trabajando y conduciendo. Y no había somnolencia puesto que el frío de enero los mantenía espabilados.
 
Podemos pensar que “de noche todos los gatos son pardos” y unas ramas, un paisano o un animal salvaje iluminado por la luna les confundiese, pero era una zona muy abierta y alejada del pueblo...
 
Han vuelto muchas veces al lugar y nunca más les ha ocurrido lo mismo. Si hubieran sido otras personas u otro momento histórico quizá estuviésemos celebrando la aparición de la Virgen de San Zadornil. O “El rayo de luna” de Gustavo Adolfo Becker.
 
 
Bibliografía:
 
Periódico “Marca”.
Periódico “El mundo” (elmundo.es)
“Burgos Misterioso”. Juan José López.
“Los tramos de carretera más misteriosos de España”. Novatrans.
Periódico “El norte de Castilla”.
 

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