¿Las
leyendas urbanas son solo urbanas o pueden ser, también, leyendas rurales? Lo
digo porque en la zona de San Zadornil ocurrió algo.
Muchas
son las leyendas urbanas que nos podemos encontrar. Son relatos de transmisión
oral o por la internet; jocosos o terroríficos; situados en lugares protectores
como el hogar, un centro comercial o nuestro coche. Porque esa endeble caja de
chapa nos parece un refugio. Así, leyendas con coche son: el coche patrulla; la
madre fantasma; astucia de mujer; el coche sin conductor; el coche sin luces; o
la chica de la curva, que es la que nos interesa.
El relato de la muchacha parada en una noche
con niebla junto a la carretera, estática, vestida con un vaporoso camisón
blanco, que es recogida por un conductor galante que piensa que es la víctima
de un accidente de tráfico es muy conocido. Pone los pelos de punta cuando
escuchamos que ella, en silencio, sube a la parte trasera del coche y que a
pesar de que el conductor intenta darle conversación, la chica permanece
callada… hasta que… “¡Cuidado con la curva!”. De pronto, una curva muy
cerrada aparece entre la niebla y el chico da un volantazo. “¿Estás bien,
señorita?” Pero, con él, no hay nadie.
Hay
múltiples variaciones de este relato incluyéndose la frase “esta es la curva
donde me maté”. Pero, aunque la ambientación del relato es contemporánea
este cuento tiene cientos de años a su espalda. El mitólogo e historiador
Joseph John Campbell dejó escrito que “La chica de la curva” sigue el patrón de
“la jornada del héroe” o monomito: el protagonista inicia un viaje, encuentra
dificultades que les sirven para madurar y regresa a casa. Durante ese viaje se
encontraría distintos personajes, uno de los cuales es el guía o ayudante, que
da al viajero una ayuda sobrenatural para que consiga llegar a su destino. La “chica”
sería ese guía al ayudar al aventurero a sortear peligro de la carretera y
seguir con su viaje. En la mitología griega, una guía sería Ariadna, que ayuda
a Teseo a orientarse dentro del laberinto en el que se encuentra el minotauro.
Esta
historia se ha rastreado hasta la edad media. Entonces la muchacha se subía a
un carro y se decía que alertaba sobre algún peligro concreto del camino. Se la
llamaba la Dama de blanco.
Pero,
¿había un sustrato real en esta historia de fantasmas autoestopistas? Quiero
decir, ¿surgiría este relato a partir de experiencias donde se aparecían en el
camino figuras humanoides que pudieran ser interpretados como guías? Relatos
donde se han visto niños vestidos de uniforme en fila cruzando la carretera;
los fantasmas del camping “Los Alfaques” observando a los conductores con
expresión inerte; o una mujer morena de pelo largo que aparece detrás de una
señal de tráfico. Y, también, a partir de situaciones como la que ocurrió en
San Zadornil a Félix Martínez de Lecea, biólogo, y a su compañero Rafael.
Una
fría noche de entre semana de un enero de los primeros años de la década de los
noventa, durante la época de celo de las rapaces nocturnas (diciembre y enero),
estaban Félix y Rafael organizando el censo del búho real, para la Junta de
Castilla y León. Las rapaces nocturnas suelen tener dos picos de actividad: una
al ocaso y otra aproximada a mitad de la noche, hasta las 4 o las 5 de la
mañana. Los investigadores estaban aprovechando esta segunda fase.
Félix Martínez de Lecea.
Avanzaban
en su coche hacia el Parque Natural de Valderejo por una pista que hay antes de
llegar al pueblo de San Zadornil y que va paralela a la Peña Carrias (Karria en
euskera). Hoy está asfaltada. El lugar del misterio está a unos tres kilómetros
del pueblo de San Zadornil. Es un punto con leves curvas, pero con buena visibilidad
incluso a través de las luces del coche. Para localizar a estas aves los
biólogos tienen que escuchar su canto y para ello avanzaban poco a poco, paran,
descienden, escuchan, montan en el coche...
De
repente apareció una figura alta y estilizada delante de ellos, al lado
izquierdo del camino. La luz del coche alumbró la figura de una mujer alta, muy
estilizada, rubia, con el pelo muy lacio... de edad indeterminada. Vestía una túnica
negra que ocultaba sus pies. ¿Los ocultaba o no existían? Otro aspecto que llamó
la atención a Félix y Rafael fue que la figura irradiaba una luminosidad que la
hacía muy visible. Llamaba la atención. Estaba quieta.
El
coche pasó despacio a medio metro de la figura. Los biólogos miraron hacia la
izquierda en total silencio. La mujer ni se inmutó. “Si nos llega a mirar o
se mueve, pues ya le asignas unas cualidades humanas, pero ese hieratismo, esa
inmovilidad, te impresionan mucho más... Por los rasgos te dabas cuenta de que
no era un monigote o un muñeco que estaba allí puesto, tenía vida” dijo Félix
en una entrevista.
¿Esa
figura estaba ya allí o apareció cuando llegaron los Félix y Rafael? No hay
respuesta.
No
tuvieron miedo. Sorpresa, impresión tal vez. Sobrepasaron la figura pensando en
lo que habían visto. Estaban extrañados. En un momento determinado se plantearon
desandar el camino… cuando a los 300 o 400 metros… ¡vuelve a aparecer la mujer en
las mismas circunstancias!
En
ese momento Rafael y Félix se alarmaron. Buscaron un lugar donde girar y “estudiar
el fenómeno”. Pero ya no había nadie. O nada. Sabían que no había sido un
espejismo porque ambos habían visto lo mismo. Y, aunque hubiesen bebido, los delirios
alcohólicos no se comparten. Pero descartemos eso porque estaban trabajando y
conduciendo. Y no había somnolencia puesto que el frío de enero los mantenía
espabilados.
Podemos
pensar que “de noche todos los gatos son pardos” y unas ramas, un paisano o un
animal salvaje iluminado por la luna les confundiese, pero era una zona muy
abierta y alejada del pueblo...
Han
vuelto muchas veces al lugar y nunca más les ha ocurrido lo mismo. Si hubieran
sido otras personas u otro momento histórico quizá estuviésemos celebrando la
aparición de la Virgen de San Zadornil. O “El rayo de luna” de Gustavo Adolfo
Becker.
Bibliografía:
Periódico
“Marca”.
Periódico
“El mundo” (elmundo.es)
“Burgos
Misterioso”. Juan José López.
“Los
tramos de carretera más misteriosos de España”. Novatrans.
Periódico
“El norte de Castilla”.
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