Estamos en el año 1930. Alfonso XIII todavía es Rey y al frente del Gobierno de España ha estado el General Primo de Rivera y desde Febrero está el General Dámaso Berenguer que tiene como tarea retornar a la normalidad constitucional (la de 1876). Si a alguien le suena el término “Dictablanda” se refiere a el tiempo que va desde ese Febrero hasta la proclamación de la II República Española.
Económicamente España crecía. A su vez, se produjo un cambio en la estructura y diversificación del tejido industrial. Con ello, en 1930, menos de la mitad de los activos estaban vinculados al sector primario y el peso de la industria en el PIB era similar al del campo. Este crecimiento industrial es inseparable del milagro Vizcaíno, su hierro, la cercanía al mar y el convertidor Bessemer. Bueno, y los capitales (repatriados de Cuba y generados en la península).
Y, donde hay crecimiento hay demanda, de artículos normales y de los de Lujo. Entre estos últimos: El Coche. Este, hasta 1918, era un lujazo y luego, hasta la guerra civil, sólo un lujo. Por ejemplo, entre 1918 y fin de 1930 se registraron 248.948 nuevas matriculaciones (Burgos 1.644 nuevos automóviles). Así, España pasaba de de 1,82 vehículos por 1.00 habitantes en 1922 a 8,23 en 1930, en la línea de la evolución italiana y alemana. Puede parecer poco pero en el intervalo que va de 1940 a 1955 se matricularon unos 130.000 vehículos.
Un factor que influyó en el despegue de la automoción fueron las infraestructuras. Los gobiernos del primer tercio del siglo XX, mediante planes para la conservación y construcción de carreteras, entre los que hay que mencionar las leyes de caminos vecinales y provinciales de 1911 y 1925, el llamado Plan Gasset de 1914 y, sobre todos, el "Circuito Nacional de Firmes Especiales" de 1926 se lanzaron a la creación del conocido sistema radial de carreteras.
El resultado, además del aumento indudable de la densidad de carreteras, fue la calidad de muchas de ellas que a la altura de 1930 era admirada tanto por franceses, como por autores de guías turísticas que llegaba a considerar las carreteras españolas "como las mejores del mundo".
Económicamente España crecía. A su vez, se produjo un cambio en la estructura y diversificación del tejido industrial. Con ello, en 1930, menos de la mitad de los activos estaban vinculados al sector primario y el peso de la industria en el PIB era similar al del campo. Este crecimiento industrial es inseparable del milagro Vizcaíno, su hierro, la cercanía al mar y el convertidor Bessemer. Bueno, y los capitales (repatriados de Cuba y generados en la península).
Y, donde hay crecimiento hay demanda, de artículos normales y de los de Lujo. Entre estos últimos: El Coche. Este, hasta 1918, era un lujazo y luego, hasta la guerra civil, sólo un lujo. Por ejemplo, entre 1918 y fin de 1930 se registraron 248.948 nuevas matriculaciones (Burgos 1.644 nuevos automóviles). Así, España pasaba de de 1,82 vehículos por 1.00 habitantes en 1922 a 8,23 en 1930, en la línea de la evolución italiana y alemana. Puede parecer poco pero en el intervalo que va de 1940 a 1955 se matricularon unos 130.000 vehículos.
Un factor que influyó en el despegue de la automoción fueron las infraestructuras. Los gobiernos del primer tercio del siglo XX, mediante planes para la conservación y construcción de carreteras, entre los que hay que mencionar las leyes de caminos vecinales y provinciales de 1911 y 1925, el llamado Plan Gasset de 1914 y, sobre todos, el "Circuito Nacional de Firmes Especiales" de 1926 se lanzaron a la creación del conocido sistema radial de carreteras.
El resultado, además del aumento indudable de la densidad de carreteras, fue la calidad de muchas de ellas que a la altura de 1930 era admirada tanto por franceses, como por autores de guías turísticas que llegaba a considerar las carreteras españolas "como las mejores del mundo".
Vehículos Matriculados en 1930 según provincias. |
Volviendo a los coches, no es lo mismo matricular que circular. Los automóviles autorizados fiscalmente para circular en el segundo semestre de 1930, por haber pagado la cuota de la “Patente Nacional de Circulación” eran 165.827 vehículos. Lo que significa una ratio de 7,2 vehículos por 1.000 habitantes. En Burgos la proporción era de entre 4,5 a 6,49 vehículos por 1.000 h.
Las causas de que en Burgos hubiera pocos coches serían, lógicamente, el nivel de renta provincial y el precio de los coches. Pero hay otras que afectan a la demanda de coches, entre ellas la existencia de transporte alternativo, servicios técnicos y de repostaje (Burgos: 45 km. entre gasolineras), el nivel educativo de la población o el ejercicio profesional. (El médico rural necesita coche o el vendedor ambulante).
Unido a todo esto surge el viaje turístico y la mejora de la infraestructura hotelera de España. Son los años del nacimiento de la red de Paradores Nacionales.
Y… ¿Qué se hizo en Burgos? La Excelentísima Diputación Provincial, presidida por don Francisco Aparicio editó la “GUIA ILUSTRADA DE LA PROVINCIA DE BURGOS”. Esta guía de 31x23 cm. (un DIN-A-4) estaba pensada para llevarse en los viajes. Bueno, poco pensada ya que esas dimensiones no son cómodas para los viajeros. Las Ilustraciones eran de A. Vadillo y «Photo Club». El autor fue Don Luciano Huidobro, Cronista de la Provincia de Burgos. Constaba de unas 68 páginas y, por las informaciones leídas, la tirada fue insuficiente.
Se trataba de una obra pensada para los turistas, práctica, que divide la provincia en 16 itinerarios. Cada uno lleva un croquis de caminos, varias fotografías de 'monumentos, objetos de arte o pasajes, y noticias históricas, artísticas, y descriptivas de los terrenos. Incluye datos culinarios y hosteleros.
Los itinerarios que les presento son los referentes a Las Merindades: el 7, el 8, el 9 y el 10. Verán que no ha pasado tanto tiempo, salvo para el lenguaje.
Bibliografía:
Guia Ilustrada de la provincia de Burgos.
Las luces y sombras del crecimiento económico (1900-1930) Jordi Palafox. Universidad de Valencia.
Determinantes de las diferencias espaciales y funcionales de la difusión del automóvil en España antes de la Guerra Civil: Una aproximación cuantitativa (José-Luis Hernández-Marco Universidad del País Vasco).
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