Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


martes, 31 de diciembre de 2013

El juego de los errores.

Cerramos otro año en Las Merindades y, quizá por costumbre o quizá por necesidad, revisamos el año que ha transcurrido. Y ya que estamos con la mirada en el retrovisor les invito a este relajado divertimento de los 7 Errores, ya saben, lo que viene en las páginas de pasatiempos de los periódicos.

He recurrido a fotos de Villarcayo.net y a otras propias, fruto de un paseo durante la siesta en un caluroso día de verano, del verano en Las Merindades, cuando sientes que alguien se ha dejado la puerta del horno abierta. No como ahora que anhelamos aquellas temperaturas.

Recordemos lo que ya no está, lo que nunca conocimos, lo que desearíamos recuperar… recordemos. Aprendamos. Porque la vida es eso: Aprender. (¡¡¡Pero qué nostálgico te estas poniendo, Lebato!!!).

Retomaré el camino, una de los efectos que tiene el cambio de año es el “propósito de enmienda” o, al menos, el “Virgencita, que nos quedemos como estamos”. Nunca deseamos empeorar, ¿verdad?

Venga, les dejos con el juego de las diferencias dentro del pueblo que fue Premio provincial de Embellecimiento de 1974, si no recuerdo mal.

Procedamos:

En la primera comparamos las diferencias entre la Calle San Roque a principios del siglo XX y 2013 (todas las actuales serán del verano de 2013):


Siglo XX

Siglo XXI

La siguiente parada será en una cafetería ya mencionadaen este blog: el Bar Chico. La foto "vieja" corresponde a mediados del pasado siglo.




Siguiendo el camino nos detendremos frente a otro lugar emblemático de la noble "villa de Arcadio": la "cuña" de casa donde hoy está el Bar Tesla.







Todos aquellos que conozcan Villarcayo de la Merindad de Castilla la Vieja saben que de frente llegamos a "La Plaza" y al Ayuntamiento. Por ahora estamos haciendo el camino de los Carlistas en aquel lejano 18 de septiembre de 1834.




Giramos nuestra cabeza a la derecha y vemos la plazuela de quiosco con sus casas, supervivientes de muchas batallas y que, de continuo, han albergado en sus bajos negocios como aquel Bar Munich.




Cogemos camino a Cigüenza y nos detenemos de espaldas a la iglesia de Santa Marina. Y, como en la vida, hacemos un alto para mirar atras y ver la senda que no se volverá a pisar (¡Lebato, Lebato...no te vuelvas nostálgico!).

La Plaza, centro de la villa, desde la iglesia:





Finalmente la última diferencia de este recorrido será la casa donde está el Bar El Francés.





Esta entrada, a petición de su hijo y demás familiares,está dedicada a Francisco Javier, Tío Paco, en el día de sus cumpleaños "para que siga muchos años viendo los cambios en Villarcayo".

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