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miércoles, 5 de febrero de 2014

De la Garza Falcón y la conquista de Texas.

En un documento de Las Merindades se indica que “algunos habitantes de la comarca como Juan de Garay y De la Garza, fundador de Corpus Christi en Texas, participaron en la colonización de América”. Centrándonos en este último apellido, repite cita cuando habla de la casa de la familia De la Garza en Valdenoceda indicando que “uno de sus miembros fue el fundador de la ciudad de Corpus Christi, en Texas”.

En varios sitios de la Internet, algunos desde Las Merindades, se repite la siguiente cita cuando se habla de este caserón que hundiría sus raíces en el siglo XVI o, quizá XVII: “En el barrio de arriba, entre el apiñado caserío, se ubica una casona que fue el solar en Las Merindades de la familia De la Garza, descendientes del fundador de la ciudad de Corpus Christi, en Texas”. Aquí me surge una duda, ¿Puede alguien del siglo XVIII fundar un solar en el siglo XVI?

Casa De la Garza en Valdenoceda
Otros lugares del mundo digital se escudan en una frase menos contundente: “Miembros de esta destacada familia participaron en la fundación de varias ciudades americanas en los tiempos de la colonización americana”. (sic)

Es difícil conocer cuándo y cómo se inició el éxodo desde Valdenoceda al Virreinato de Nueva España. Se ha rastreado el apellido encontrándose personas con este nombre en Andalucía, Canarias y, lógicamente, México. De hecho, la familia, o el apellido, siguieron presentes en la población al ser conocida la trayectoria del nacido en Valdenoceda Francisco De la Garza (1757-1832).

Pero lo que nos ha traído a los De la Garza no es don Francisco, que merecería una entrada por sí mismo (pero formará parte de esta, por ahora), sino los Americanos que llevan ese apellido y que se indican al hablar de Valdenoceda y la casona del barrio de arriba.

Crucemos el charco y situémonos en los tiempos de la conquista de Texas para la corona española. La razón inicial que se apunta es que se conquistó el territorio para proteger el Virreinato de Nueva España de posibles vecinos europeos indeseables.

Y también de indeseables residentes. Frente a la plácida vida que ofrecía California, el territorio disponía de dos atributos poco interesantes para nuevos pobladores: Violencia y guerra, apaches y, luego, comanches. ¿Entonces? Culpa de los franceses. Estos habían llegado desde Canadá y amenazaban con dividir las posesiones españolas y con meter sus narices en el Golfo de México. (Lo consiguieron)

España ya sabía que la zona era difícil de colonizar: Gran distancia entre las misiones y la capital; dificultades de abastecimiento en un territorio hostil; enfermedades; defectos en la gestión; e indios más interesados en los caballos que en ser cristianizados.

Por ello en 1693 la región fue abandonada. Y se volvió a partir de 1713. En los siguientes años se fundarán misiones y presidios: San Antonio de Valero, San Antonio de Bexar, Nuestra Señora de la Purísima Concepción, San Francisco de la Espada y San Juan Capistrano entre otras.


Mapa de misiones españolas en Texas, The Atlas of Texas,
Bureau of Business Research, The University of Texas at Austin, 1976
Pero la población siempre fue exigua rondando las 1.000 personas entre indios bautizados y españoles de todo color. Lo fabuloso es la capacidad que tuvieron aquellas personas para mantener controlados a los peliculeramente peligrosos Apaches y comanches. Lo que no lograba la Caballería de Estados Unidos lo ejecutaban unidades españolas.

Procedamos. Para proteger a los nuevos pobladores y los caminos necesarios para el comercio y el envío de los metales de las minas, se crearon unidades militares, los soldados presidiales, y los ya famosos presidios (fuertes, no cárceles) a imagen de los del norte de África.

Estos presidios, de piedra o adobe, contaban con tierras, por lo cual posteriormente se formaban poblaciones y al crecer estas, los presidios se movían más al norte. Tenían unos 120 m de lado y torres en, al menos, dos esquinas opuestas. No eran sofisticadas porque los indios disponían de armamento simple (Ya saben que, como toda buena película del oeste cuenta, para empeorar la situación se necesita comerciantes que les vendan Whisky y rifles). Dentro vivían los soldados, sus familias, sacerdotes, oficiales, y los indios incorporados como guías, y contaban con casas, almacenes, capilla y demás. Existían además unidades volantes que recorrían los caminos, conectando de este modo los múltiples asentamientos aislados.

Los soldados presidiales eran gentes de la región, criados bajo el peligro indio, expuestos al extremo clima, acostumbrados a grandes jornadas y fatigas. Diría que unos “indios blancos”. Protegían las misiones, las poblaciones y los caminos, escoltaban las caravanas de provisiones y el correo, cuidaban las manadas de equinos con que los presidios contaban o patrullaban por las grandes praderas en busca de indios hostiles. Se enfrentaban a muchos grupos indios con jefes distintos que se movían por todo el territorio. Había que dominarlos a todos para lograr la pacificación de las provincias. Además, esos indios tenían un carácter difícil y eran muy violentos, en especial los apaches.

Por la utilización de la cuera como uniforme, se les conoció también con el nombre soldados de cuera o dragones de cuera. Esta era un abrigo largo sin mangas, constituido por hasta siete capas de piel, resistente a las flechas de los indios enemigos, que sustituyó a las corazas metálicas de la conquista. Como su peso llegaba a los 10kg., con el tiempo la cuera se acortó desde las rodillas hasta la cintura (Siglos XVIII y XIX) a modo de chaquetón. Generalmente era color blanco con el escudo Español bordado en las bolsas. También se utilizó color “piel”.


Dragón de Cuera

Las armas que el mismo reglamento de 1772 mandaba, eran una espada ancha, lanza, adarga, escopeta y pistolas, además el soldado debía contar con seis caballos, un potro y una mula. La adarga era un escudo en forma de dos círculos traslapados fabricado de piel, capaz de contener las flechas y los golpes de los indios. Lucía el escudo de Castilla y León. Parecen soldados de otro siglo pero debemos entender quién era su enemigo. Las armas de fuego valen contra grupos compactos y se usan por unidades numerosas que permitan mantener el ritmo de disparo. Pero los indios atacaban despegados y con la velocidad como punto fuerte. Es decir, había lucha cuerpo a cuerpo. Entonces la lanza, la espada y la adarga eran más eficaces. En algunas ocasiones los mismos soldados utilizaron el arco y la flecha.

Y en este atractivo ambiente actuó la familia Garza Falcón que, como hemos dicho tendría orígenes en Las Merindades. Probablemente no estén todos los que fueron pero estos son una muestra de aquella gente de frontera, de la frontera española en el norte de América.

Blas de la Garza Falcón ( ? - 1736). Gobernador de Coahuila en dos ocasiones (1723-1729 y 1733-1735). En 1725 efectuó una campaña contra las partidas indias que merodeaban la provincia de Coahuila. En 1735 por orden del Virrey, el arzobispo de Vizarrón (Virrey 1734-1740), junto con el capitán del presidio de San Juan Bautista, don Joseph de Ecay Múzquiz, recorrieron las márgenes del río Grande para encontrar un paraje donde establecer un presidio. Partió de Monclova el 12 de diciembre del mismo año hasta el presidio de San Juan Bautista, de donde siguió hasta el río San Diego. Acampados en ese sitio, dio ordenes al capitán Miguel de la Garza Falcón (hijo suyo) de seguir explorando río arriba. El 17 de enero mandó al Virrey el derrotero seguido y solicitó que el presidio fuera fundado en el río San Diego. Poco después falleció. En sus ausencias, dejaba a cargo del gobierno de Coahuila a su hermano o hijo, Clemente de la Garza Falcón, que a su muerte fue también gobernador.

Clemente de la Garza Falcón. Hijo o hermano de Blas de la Garza Falcón, sustituía e este en sus ausencias durante sus campañas de exploración. A la muerte de este, fue gobernador de la provincia de Coahuila. A raíz del decreto de la fundación del presidio de Sacramento, el capitán del presidio (Miguel de la Garza Falcón) podía otorgar tierras. En 1740, cuando Clemente ya no era gobernador de Coahuila, solicitó tierras, argumentando que descendía de los primeros fundadores del Nuevo Reyno de León y que "hallándose avecindado en el real presidio de Santa Rosa con casa, mujer e hijos a quienes me es preciso fomentar, pues es el número tan considerable que son doce, los seis de armas tomar..." Miguel le dio el 2 de diciembre de 1740 a Clemente un ojo de agua, dos sitios de ganado mayor y otros tantos de menor en la banda derecha del río Sabinas. En la margen izquierda fueron cincuenta sitios de ganado mayor. En ese paraje se estableció la estancia de San Juan de Sabinas, precursora de la actual villa homónima.



Virreinato de Nueva España

Miguel de la Garza Falcón (1699-1753). Hijo del General Blas de la Garza Falcón y de Doña Beatriz de Villarreal, nació en Pesquería, Nuevo León. Soldado, explorador y colonizador, aparte de alférez y teniente bajo el mando de su padre. En 1735, acompañó a su padre a explorar el río Grande con el propósito de encontrar un lugar donde situar el presidio de Santa Rosa María del Sacramento. Viajando río arriba, la partida localizó un sitio como a 20 leguas de San Juan Bautista, donde acamparon. Miguel recibió ordenes de explorar 50 leguas más, río arriba, pero por lo difícil del terreno y una nevada, solamente pudieron avanzar 20 leguas en tres días, hasta un lugar llamado la Santa Cruz de Mayo, donde alguien había puesto una gran cruz de madera. Regresó y a los tres días llegó al campamento donde se encontraba su padre.

Se otorgó permiso para que el presidio se situara en el río San Diego, y el general Garza Falcón fue nombrado comandante, pero a su muerte en 1736, Miguel fue nombrado para el cargo por el Virrey. En 1739 el presidio fue trasladado al Valle de Santa Rosa (Múzquiz, Coahuila). En 1747 formó parte en la expedición que exploró hacia el sur de la boca del río Grande con el propósito de colonizar el Nuevo Santander (Tamaulipas). El mismo año, acompañó al gobernador Pedro de Rábago y Terán en la exploración del Big Bend y la Junta de los Ríos en el norte de Coahuila. Es probable que haya sido una de las personas que más exploraron el río Grande.

En 1753 el Virrey Juan Francisco de Güemes y Horcasitas nombra a Miguel como juez comisionado y capitán interino del presidio de San Francisco Javier de Gigedo en el río San Gabriel en Texas, donde investigó la muerte de Fray Juan José de Ganzabal. Tuvo tres hijos. Murió el 26 de agosto de 1753. El poblado de Falcón, Texas, fue nombrado así en su honor, y existe un paso en el río Grande, cercano a Nuevo Laredo que se llama el paso de Don Miguel, o el paso de Garza.

Blas María de la Garza Falcón (1712-1767). Hijo del General Blas de la Garza Falcón y Doña Beatriz de Villarreal, hermano menor de Miguel, pasó su niñez cerca de Monterrey. El 4 de enero de 1731 contrajo matrimonio con Doña Catarina Gómez de Castro, con quien tuvo tres hijos (Juan José, José Antonio y María Gertrudis). Viudo se casó con Doña Josefa de los Santos Coy.

A la edad de 22 años era el capitán del presidio de San Gregorio de Cerralvo en Nuevo León. En 1747 fue elegido para explorar el sur del río Grande, para lo que llevó un contingente de cincuenta hombres desde el presidio de Cerralvo hasta la boca del río. En marzo de 1749 arregló que cuarenta familias de Nuevo León se asentaran a orillas del río Grande, fundando así Camargo, con un presidio para los soldados y la misión de San Agustín de Laredo para los indios. Escandón, el gobernador, lo nombró capitán y justicia de la nueva población. Para 1752 Blas María había establecido un rancho llamado Carnestolendas donde ahora se encuentra la ciudad de Río Grande, Texas, en la parte norte del río.

Después de varios intentos de colonizar en la región del río Nueces, el gobernador de Nuevo Santander, José de Escandón dio esa asignación a Blas María. Para 1766, había establecido una ranchería en el lugar conocido como Santa Petronila, a 5 leguas del río Nueces, en lo que ahora es el condado Nueces en Texas a donde llevó a su familia (¿Se han fijado que Valdenoceda sería Valle de la Nogalera?). Esta ranchería sirvió como posta para los viajeros, y como campo para los soldados del presidio de Nuestra Señora de Loreto que patrullaban cuidando la costa y la isla Blanca (isla Del Padre) de posibles incursiones de ingleses o franceses.

En 1767 Blas María de la Garza Falcón regresó a Camargo donde falleció y fue enterrado en la capilla familiar de Nuestra Señora de Guadalupe. Después de su muerte su familia recibió tierras que se extendían desde el río Grande hasta el río Nueces, en la parte sur de Texas.

Alejo de la Garza Falcón. Fue parte de la familia de la Garza Falcón, probablemente nacido en Monterrey, Nuevo León alrededor de 1719. Teniente de la parte de la guarnición del presidio de San Sabá que se asignó a la población de San Fernando de Austria (Zaragoza, Coahuila) en 1769, para su protección durante la campaña que el Comandante Manuel Rodríguez hacia contra los indios en la Junta de los Ríos y el Paso del Norte. Al quedar definitivamente suprimido el presidio de San Sabá en 1770, estas tropas permanecieron en San Fernando.

En mayo de 1773, los indios apaches Mezcaleros atacaron el poblado de San José, a 10 leguas al sudoeste de San Fernando. Al siguiente día el teniente Alejo de la Garza Falcón salió en su persecución con 50 hombres, a los que después se les unieron otras tropas de San Juan Bautista. La tropa alcanzó a los Mezcaleros al norte del río Grande, en las cercanías de la boca del río Pecos, y los atacó en su campamento al amanecer del 6 de junio. Alejo de la Garza Falcón formó el centro del ataque con sesenta hombres. Los indios sufrieron numerosas bajas, se rescataron tres cautivos que habían hecho en San José, y se recuperaron 200 caballos y mulas que habían sido robados en cinco ataques hechos en Coahuila.

Alejo continuó participando en la defensa contra los indios que seguían amenazando las poblaciones de Coahuila, y unos años después, fue enviado al nuevo presidio de San Vicente (a las orillas del río Grande en la región del Big Bend), donde en 1775 y 1776 participó a la cabeza de las tropas del presidio en la larga campaña organizada por el Intendente de Guadalajara Jacobo de Ugarte y Loyola. El 22 de diciembre de 1775, una patrulla de soldados presidiales fue atacada por los indios apaches Lipanes en el río del Diablo, donde perdieron 3 hombres. El 24 de diciembre, Alejo recibió ordenes de Ugarte para perseguir con una fuerza de 100 hombre a los indios hostiles. Los buscó por las márgenes del río Grande y del río del Diablo, encontrando solamente rastros. Pasó algunos días buscándolos pero se habían dispersado en su huida, y solamente encontró y capturó a un hombre y una mujer apaches lipanos, que habían huido de un ataque del comandante Manuel Muñoz, muy al oriente del lugar.

María Gertrudis de la Garza Falcón (1734 - 1789). Hija de Blas María de la Garza Falcón y Doña Catarina Gómez de Castro, nació en Cerralvo, Nuevo León, en 1734. Fue dueña de una gran cantidad de tierras en el la provincia de Texas. En 1754 se casó con su primo José Salvador de la Garza también residente de Camargo, hijo del capitán Adrián de la Garza y María de Elizondo. La pareja tuvo 3 hijos. Doña María Gertrudis falleció en 1789. En su testamento fechado el 18 de agosto de 1789, pidió ser enterrada en la capilla de Guadalupe en Camargo al lado de su padre.

José Antonio de la Garza Falcón (1739 - 1797). Soldado y funcionario público, nació en Cerralvo, Nuevo León, hijo del capitán Blas María de la Garza Falcón y Doña Catarina Gómez de Castro. Se incorporó a las fuerzas de la compañía presidial de Camargo, donde posteriormente fue teniente de la caballería. Tras la muerte de su padre (en 1767), fue nombrado capitán y justicia de Camargo con jurisdicción hasta Matamoros en Nuevo Santander y río Nueces en Texas.

En 1766 José Antonio investigó los rumores que había de que los ingleses estaban preparándose para establecerse en la parte baja de Texas. Ese año recorrió la costa desde el río Grande hasta la bahía de Corpus Christi y la Isla del Padre. Algunos autores se preguntan si puso él nombre a la bahía de Corpus Christi o su padre. Se apoyan en que poseían el cercano rancho de Santa Petronila. El único problema a esa idea lo veo en que Álvarez de Pineda durante su expedición entró en la bahía de Corpus Christi (Texas) y esto fue el día del Corpus Christi de 1519.




José Antonio se casó el 12 de abril de 1773 con Doña Leonor Méndez, hija de Bartolomé Méndez y Francisca González. Tuvieron dos hijas, una llamada Guadalupe que se casó con el Alcalde y teniente Blas de la Garza (1772-1820) en Matamoros. José Antonio falleció en Camargo en 1797 y fue enterrado en la capilla familiar de Nuestra Señora de Guadalupe.

Señoras y señores, hemos contado la vida de varios De la Garza de las cuales nos resultaban importantes para nuestra “investigación” dos de ellas y el resto, nada más y nada menos que interesantes. En la de José Antonio de la Garza Falcón se indica que llegó a la bahía de Corpus Christi pero no dice nada de la fundación de dicha ciudad. Según la información recogida en la red la ciudad de Corpus Christi fue fundada en 1839 por el coronel Henry Lawrence Kinney como Kinney Trading Post, o el rancho de Kinney, un pequeño puesto de comercio para vender suministros y otros contrabandos, sólo tres años después de que Texas declarase su independencia.

Siendo generosos podríamos entender que la ciudad surgió, aun conociendo la versión norteamericana, por estar cerca la misión de Nuestra Señora del Refugio, la última de las misiones franciscanas en Texas, establecida en 1793 en un lugar que los indios llamaban "El Paraje del Refugio” y que impulsó el padre José Francisco Mariano Garza para colocar la misión bajo la protección de la Virgen María. ¿Nos valdría este Garza? No lo creo.

Lo más probable es que las referencias a ciudades fundadas deban ser hechas a la instalación de presidios, rancherías o misiones y entre los que habría varios que evolucionaron a ciudades contemporáneas como, por ejemplo, el Presidio de Nuestra Señora de la Bahía del espíritu Santo, a orillas de la bahía de Matagorda, fundado por el capitán Domingo Ramón y que da lugar a la ciudad de Goliad, la arriba citada de San Juan de Sabinas o el rancho de Carnestolendas que, fundado por Blas María de la Garza Falcón, derivó en la ciudad de Río Grande. Pero esto no es fundar una ciudad como nosotros entendemos.

Biografías accesorias:

Francisco de la Garza (1757-1832). Ingeniero de minas nacido en Valdenoceda (Burgos), en 1757, y fallecido en Madrid en 1832. Estudió matemáticas en Madrid y fue el primer alumno de la Academia de Minas de Almadén, cuyo primer director en 1777 fue el alemán Heinrich Astort. Prácticamente consagró toda su vida a Almadén, a excepción de algunas comisiones de reconocimiento de otras minas, como la que en 1822 le reunió Con Fausto de Elhuyar en Guadalcanal, ocasión en que hubo de levantar el plano de la zona. Cuando Elhuyar fue encargado de organizar el cuerpo de minas, en su calidad de director general, dispensó a Garza un trato de favor en reconocimiento a su sólida preparación. En 1796 siguió el curso de química que dictaba en Madrid François Chavaneau y entre 1797 y 1800 hizo un viaje de estudios por Europa con Diego de Larrañaga, cuya descripción figura en dicho autor. En 1816 fue nombrado director de las minas de Almadén, cargo que desempeñara interinamente en 1788 por enfermedad del entonces director Johann Martin Hoppensack.

A lo largo de su vida trazó varios caminos y levantó planos subterráneos de minas. En 1789 realizó un atlas de siete láminas en las que figuran los cinco pisos de las de Almadén y los alrededores del establecimiento minero. Aquel mismo año dirigió la construcción de una bomba de vapor. En 1821 mostró los primeros síntomas de su enfermedad debida a los vapores mercuriales.

En un trabajo experimental realizado en común con Diego de Larrañaga, Alejandro Vicente Ezpeleta y Juan Modesto Peringer sobre la amalgamación de la plata demostró que la interpretación del fenómeno por parte del barón Ignaz von Born era incorrecta, subrayando la importancia de la formación de la plata córnea que ya había señalado Fausto de Elhuyar; mostraron también la influencia del hierro y el cobre en el proceso de amalgamación.



Escudo Casa De la Garza de Valdenoceda

Fray José de Ganzabal (?-1752). En el ataque a la misión de Nuestra Señora de la Candelaria (Rockdale, Texas) mueren un soldado y este sacerdote que estaba a cargo de la vecina misión de San Ildefonso. Algunos acusaron al comandante del presidio anexo Felipe de Rábago como instigador.

Intendente Jacobo Ugarte y Loyola, fue el segundo intendente de Guadalajara, gobernó desde 1791 hasta 1799, bajo su gobierno se entablaron serios conflictos de autoridad entre él y el virrey de México, pues la polémica se basó en la primacía de autoridad entre ambos gobernantes. También se combatió en su gobierno el bandolerismo que azotaba el sureste de la intendencia, para lo cual fue determinante el apoyo prestado por el recién establecido Tribunal de Acordada. Falleció en posesión de su cargo y sus restos fueron depositados en el convento de San Francisco.

Coronel don José de Escandón y Helguera, I conde de Sierra Gorda, (Cantabria 1700 - Querétaro 1770) noble militar, primer gobernador de la provincia de Nuevo Santander en el Virreinato de Nueva España. Hijo de Juan de Escandón y Francisca de la Helguera pasó a los quince años a Nueva España, ingresando voluntario en la "Compañía de Caballeros Montados y Encomendados de Mérida". Al poco tiempo recibió el nombramiento de teniente, y más tarde el de sargento mayor, para finalmente ser nombrado coronel, máximo rango militar que alcanzaría en su carrera.

Intervino en varias campañas para pacificar a los indígenas rebeldes, siendo una de las más notables la pacificación de los indígenas chichimecas de la Sierra Gorda. En 1748 fue nombrado "Jefe de la Conquista del Seno Mexicano" para reconocer, pacificar y poblar las tierras que median entre Tampico, Pánuco, la Ciudad Valles, Custodia del Río Verde, el Nuevo Reino de León y la Bahía del Espíritu Santo. El día 25 de diciembre de 1748, fundó la Villa de Llera de Canales, y a partir de entonces, hasta el año 1755, ayudó en la fundación de numerosas villas y ciudades, tales como Soto de la Marina, Mier, Laredo, Camargo, Reynosa, Güemez, Santillana, Santander, Revilla, etc.

Hacia 1775, don José de Escandón había conseguido para la Nueva España 24 nuevas poblaciones, 70.000 kilómetros cuadrados de extensión y más de un millón de cabezas de ganado. Sin embargo, Escandón moriría sin ser reconocido el 10 de septiembre de 1770, tras ser sometido a Juicio de Residencia. Las principales acusaciones eran que utilizaba indios en sus obras (manufacturas textiles), lo que estaba prohibido desde 1601, y que se valía del puerto de Santander para hacer contrabando con los ingleses. Cinco años después de su muerte fue exonerado de los cargos y se produjo su rehabilitación.



Hoy José de Escandón es reconocido como Introductor de la explotación de ganado en Texas y en el desarrollo de la cultura de los vaqueros o cowboys.


Bibliografía:

“Banderas Lejanas” de Fernando Martínez Lainez y Carlos Canales Torres (ed. EDAF)
MCN Biografías.
Tríptico de Las Merindades.

2 comentarios:

  1. Hola Lebato,
    Soy uno de esos (de la) Garza, descendiente múltiples veces. Has tocado un tema que me interesa, al que accidentalmente al gogglear he llegado. ¿Cuando llegan los de la Garza a Valdenoceda y si somos los mismos en Monterrey, Nuevo León, México?
    Los méritos de la gente con tal apellido son muchos. Creo un caballero que cabalgó con El Cid. El caballerizo del maestre don Alfonso de Aragón en 1462. Adivino que durante la reconquista los de la Garza terminaron en Andalucía Atlantica, Lepe y otros puertos y Sevilla. Ya para entonces familia Judía, por matrimonio supongo. Ricos, perseguidos, etc. según Don Juan Gil la carabela La Garza del tercer viaje de Colón, era propiedad de ellos. Luego sus familiares de Lepe se diseminan, Canarias, Portugal, America y el mundo. Siendo muy poco con ese apellido los encuentras por varios lados a lo largo de América. La más grande hazaña es haber sido una de las familias que (casi) funda Monterrey, con Portugueses, Andaluces del Atlántico, Vascos, y otros. Nuestros ancestros se reprodujeron acá con singular alegría, hoy por hoy debemos de ser entre 300 a 500 mil con el apellido (solo hay una persona con el apellido de la Garza de Valdenoceda).
    Lo interesante es nuestra propensidad a la ingeniería, la técnica (yo mismo) y los negocios. Colonizar Texas es poca cosa comparada con haber hecho a Monterrey de la nada. Este emporio industrial creado por los locales y algunos extranjeros. Grandes fortunas Garza hay en esta ciudad.
    Siempre me ha llamado la atención Don Francisco de la Garza y esa familia. Hasta he visitado la Escuela de Minería por Ríos Roxas en Madrid, pero no he visto su retrato. Creo que una de las ramas que se estableció acá, un hermano deba haber regresado a Castilla y haberse establecido en Valdenoceda, en algún momento entre 1530 y 1600. Si no me equivoco un de la Garza llegó acá con Hernán Cortéz, no recuerdo si Antonio o Luis.
    Por ahí mencionas a Gertrudis (una de tantas) por ahí ella o alguien de la familia se casó con un de la Garza que regresa de allá.
    De la Garza Falcón es el apellido original, como un marcador de la gente de Monterrey. Se transmite, pero desaparecía con los matrimonios entre dos iguales, pasaba a ser De la Garza y Garza. Hace 150 años los liberales acortaron a Garza el apellido. Mi tatarabuelos era Joaquín Juan Manuel de la Garza Montemayor. El último en usarlo así.
    Pero, si existe alguien de Valdenoceda de tal familia que asienta a tomar pruebas de DNA yo estoy dispuesto a correr con los gastos.
    Me puedes ubicar en fmgarzam (at) yahoo.es


    Federico Manuel (de la) Garza Martínez

    p.s. muchas de las empresas Mexicanas en España son empresas de Garzas o manejadas por algún Garza…son historias muy largas y nunca contadas.

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    1. Don Federico, ante todo muchas gracias por participar.

      Si los De la Garza fueron o volvieron no se lo puedo resolver. En el Catastro de Ensenada si consta un De la Garza en Valdenoceda en 1752 pero no nos aclara el meollo del asunto ¿Surgen aquí y van a América o al revés?

      Y para colmo la presencia de pocas o ninguna persona con ese apellido en la localidad no infiere que no procedan de allí, la emigración, la ruina o, en algunos casos, el despoblamiento empujaba a los clanes a desplazarse.

      En fin, un pequeño misterio de la historia.

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