Les conté
en la entrada anterior la humana búsqueda de protección ante la enfermedad que derivó
en los santos protectores como san Roque. O San Pedro cuya ermita en Villarcayo
no ha dejado rastro.
Ermita de San Roque (Albores s. XX) |
La ermita
de San Roque se encuentra en las antiguas afueras de la villa, hoy bastante
dentro de la población, junto a la carretera hacia Bilbao. Actualmente el
templo más antiguo de Villarcayo. Lo que vemos data del siglo XVIII y se construyó
por el Ayuntamiento de la Villa, fruto de un voto del vecindario.
Todo esto
se anotó en una lápida, que en caracteres latinos, dice:
"En el año de 1784 de la Encarnación de
Nuestro Señor Jesucristo y el 26 del feliz reinado de Carlos III el pío padre
de la patria y restaurador de las artes, se reedificó esta ermita dedicada al
glorioso San Roque con las limosnas de los vecinos y hijos de esta Villa,
Patrona de ella".
Portada de la ermita |
Este texto
y una nota recogida por Sainz de Baranda nos ponen en la pista de la existencia
de una ermita previa a la presente:
"Asistía el Concejo a la procesión de la
bendición de los campos y a las de letanías, y acordó en 21 de abril de 1670
que el día de San Juan de Mayo la procesión que se hacía a San Juan de Lechedo,
se hiciese estando el día bueno, a Ntra. Sra. de Torrentero, y no estando el
día bueno a la parroquia de Horna y ermita de Sta. Ana.
El Concejo votó en 4 de noviembre de 1633, de
jurar la Villa la defensa de la Purísima Concepción, solemnizando su fiesta; en
18 de febrero de 1652, la de guardar y solemnizar la fiesta de San José, y a
principios del siglo XVIII, hacer lo propio con la de San Roque, construyendo su
ermita en terrenos del común".
El estilo
arquitectónico lo encuadraría en el neoclasicismo, con trazas barrocas, por
concurrir algunas de las siguientes características:
- Concepto de belleza basado en la pureza de las líneas arquitectónicas, en la simetría y en las proporciones sujetas a las leyes de la medida y las matemáticas.
- Reacciona contra los efectos decorativos del barroco y el rococó. Gusto por la sencillez, con predominio de lo arquitectónico sobre lo decorativo.
- Emplea elementos básicos de la arquitectura clásica: columnas, ordenes dórico y jónico, frontones, bóvedas, cúpulas, etc.
Situémonos
en el 16 de abril de 1793. Este día se celebró un contrato entre Bernardo de
Monasterio, vecino de Urria y maestro escultor, y José Linares Salazar, Guardia
de Corps retirado con el grado de Alférez de Caballería y vecino de Villarcayo,
quien actuaba en nombre de don José Constancio de Andino Fernández Saravia de
rueda, obispo de Osma.
Interior del templo (Cortesía Rubén Pérez Llarena) |
El señor
obispo costeaba la obra en la ermita y este contrato, este en concreto, era
para una estatua del santo cuyo coste sería de 1.500 reales de vellón. Tendría
siete pies de alto conforme al diseño del escultor premiado por la Real
Academia de San Fernando; de madera de nogal y olmo; a entregar en Agosto tras
la aprobación de Alonso regalado Rodríguez, numerario de dicha academia.
La
escultura no iba a estar sola sino que habría un retablo. El 27 de mayo de 1793
se contrataba a Fernando del Campo, vecino de Galizano en el municipio de Ribamontán
de la Montaña, como maestro arquitecto para el retablo. Se fijan las
condiciones del mismo y las de la mesa del altar que llevará las armas del
Obispo de Osma.
Escultura de San Roque de Villarcayo (Rubén Pérez Llarena) |
Más: El
siguiente contrato será con el maestro dorador Diego Antonio Quintana, vecino
del Valle de Meruelo, para la mesa de altar y santo. Será de un estilo barroco
isabelino. Pagaba, también, el obispo de Osma.
Finalmente
a esta ermita le rodeará el cementerio municipal de finales del siglo XIX y que
hoy, exhumados los cadáveres, es un parquecillo.
En 2005
se procedió a una restauración llevada a cabo por la restauradora licenciada en
Bellas Artes Sonia San Miguel y por el escultor Rubén Rodríguez. La primera
actuó en el retablo que había sido repintado en dos ocasiones. Su policromía
imita el mármol jugando con tonos azules, ocres y blancos.
Del
cuidado y mantenimiento se encarga la "Asociación de Amas de Casa" de
Villarcayo.
Anejos:
José
Constancio de Andino Fernández Saravia nace en Villarcayo el 12 de diciembre de
1727 y bautizado allí el 18 de diciembre por Esteban Arroyo, cura beneficiado
del lugar. Es hijo de José Andino y de Magdalena Fernández, ambos vecinos de
Villarcayo.
Fue
obispo electo de Albarracín en 1781 y de Osma en 1790. fallecerá en 1793.
Bibliografía:
"Villarcayo
y la Merindad de Castilla la Vieja" Julián Sainz de Baranda.
"Villarcayo,
capital de la comarca Merindades" Manuel López Rojo.
Algunas
fotografías pertenecen al fondo documental de Rubén Pérez Llarena.
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