Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


domingo, 18 de junio de 2017

Extramiana: Desde la ventana de “Polonia”


Hoy recorreremos someramente la historia de Estremeana o Extramiana -incluso Estramiana que de todo hay en la casa del Señor-. Este pueblo está situado en la Merindad de Cuesta Urria y cercano a Trespaderne.

Extramiana desde la ermita de San Roque

La evolución de su nombre nos anticipa su antigüedad. Inocencio Cadiñanos -y A. Montenegro Duque también- define Extramiana como “camino del centro” (Estrada mediana). ¿Cuál camino? Podría ser el que llegaba de Quintana Entrepeñas y por Parayuelo enfilaba Frías y la Bureba. Otra curiosidad es la grafía del nombre que, actualmente, es con equis pero que se escribía con “s” incluso ya entrados en el siglo XX. Nuestro bienintencionado Julián García Sainz de Baranda apunta que el nombre procedería de “Estrameana” o “lugar fuera de la mejana o fuera de la isleta del río”.

Traducir el nombre del pueblo como “lugar fuera del recinto de las torres” es un desatino porque estas son construidas hacia 1300 y la población ya está nombrada en 1073.

Claro que el conocimiento definitivo del origen de un nombre se nos escapa siempre y, desgraciadamente, es fuente de tensiones y de preguntas políticamente incómodas. Por ello no puedo evitar referirme a una opción que presenta un origen godo al nombre del pueblo. Pensemos en el pueblo gallego de Extramundi (Padrón) cuyo topónimo se repite en otros lugares del occidente ibérico. El primer elemento “estr” es una variante fonética del germánico (gótico) “astr<*austr” que significa “brillante”. Así los Austro-godos serían “godos brillantes”.

Casa que me dicen de la señora "Polonia" 

De igual base, con segundo elemento distinto, es Estremonde en Guimarães (Portugal) que procede de un antropónimo como Estremundo, un tipo de nombres que J. Piel remite a los elementos germánicos “Astro/Estro”, para el primer término, y “mund-s” “protección” para el segundo. Y dentro de este grupo colocamos Estramiana (o Extramiana). ¿Curioso? Sí. ¿Esto altera el momento del origen de la población? Pues, creo que no mucho.

Acercarnos a esa fecha es posible. Otra cosa es acertar porque, evidentemente, no podemos hacerla coincidir con la primera vez que aparece registrada. Hemos visto que a través de los topónimos obtenemos algún tipo de pista. Pensemos que, aunque desaparezca el templo, suele perdurar el nombre. Y, por otro lado, la presencia de un elemento defensivo preexistente (castro) cerca de la población ahonda en esas sospechas de antigüedad.

Por no liarnos: Extramiana sería un poblamiento surgido entre los siglos V al VIII por lo dicho y por la advocación del lugar: Santa María. Extramiana estaría ya habitada en periodo Visigodo (¿la teoría última puede, entonces, ser coherente?). Y, evidentemente, la mayor parte de los lugares cercanos también son una realidad para los primeros siglos altomedievales. Es una situación común en Las Merindades.

Iglesia de Santa María en el barrio de la Riba

Me dirán que eso no es concluyente pero, observemos que muchas de las donaciones a los monasterios se producen cuando ya se ha agotado la funcionalidad que tenía en origen: los castillos se donan cuando a los reyes, o condes ya no le son precisos; muchas tierras de las que tenemos constancia de su donación son tierras improductivas situadas en zona pedregosas en las que no crece ni la hierba para el ganado y ya no merecen el esfuerzo…

Pero si quieren una fecha de registro, pues: 1073. Es cuando Doña Velasquita dona a Oña diversos bienes en once lugares: San Juan de Villatezán, Quintana, Bárcenas, Busto, Extramiana, Ventecilla, Castrillo de Ebro, Hontanizo, Montejo, Villela y Valcavado; y tres monasterios en La Orden, San Saturnino de La Orden y San Acisclo de Pangusión.

Julián Sainz de Baranda en “Apuntes sobre la historia de las Merindades antiguas de Castilla”, dice que aparecen los nombres de Quintanilla Montecabezas (Quintana Monte) y de Extramiana por primera vez “en las escrituras de donación de Doña Goto de 1087, donde da esta señora al monasterio de Oña, propiedades en Quintanilla Montecabezas y Doña Elo en Extramiana en el 1062”.

Estela romana en el pórtico de la iglesia 

La siguiente aparición estelar de Extramiana es gracias a Garci López de Salazar “señor de Estremiana y Cidamón” entre los años 1256-1330. Garci había heredado la población por la casa de la Cerca y construiría tres torres (¡las hoy desaparecidas torres!) como defensa ante los Velasco. Su padre fue Lope García de Salazar el de las trece estrellas, señor de la Cerca, de la Torre de Nograro, valido del señor de Vizcaya y muerto con sólo 35 años.

Para seguir indagando deberemos recurrir al “Becerro de Behetrías” (de 1352). En él nos cuentan que esta población era lugar de Gonzalo García y de los hijos de Fernando Sánchez Angulo. Los pobladores pagaban al rey en monedas y en servicios en función de los frutos de la tierra.

A pesar de ser realengo, a los señores del lugar se les pagaban rentas que, seguramente, procederías del arriendo de sus solares a villanos. Los Sánchez, con tres solares, obtenían de cada uno ocho almudes de pan (cuatro de trigo y cuatro de cebada). El único solar de Gonzalo le producía 5 almudes de pan. El resto de solares daban a sus señores 18 almudes, mitad y mitad, y una gallina por cada solar poblado.

Pórtico de la iglesia

Decíamos que era territorio del clan Salazar y, por ello, construyeron las torres de Extramiana, la iglesia de Santa María y la ermita de San Roque. ¡Para que luego se aprovecharan los Velasco! Juan de Velasco se hace con las torres de Bárcenas y el monasterio de la Orden comprándoselos a Clara Gutiérrez de Escalante en el 1400. Dichas torres son las derribadas que teníamos frente al molino construido por el pueblo hacia 1750 y del cual hay algún resto.

Pensemos que esas compras eran como adquirir una empresa hoy en día: una inversión. Por ello, los Velasco cobrarán los diezmos y primicias en La Orden. Pedro Fdez. de Velasco, primer conde de Haro, incluía en su mayorazgo “la casa fuerte de Estremeana”. La casa de Quintana quedó en poder de Gonzalo de Salazar (el joven), hijo del primer matrimonio de Alvar González de Salazar.

En 1458 en el mayorazgo de los Fernández de Velasco se mencionan las casas fuertes de Extramiana y Tobalina.

Restos del molino (Fotografía de José Antonio Sánchez Robador)

Por terminar con las familias nobles que dispusieron de posesiones en el lugar citaremos a los Porras. Eran los señores de la casa de la Vega de Extramiana y figuran desde el siglo XIV. Lope García de Porras formará en 1429 tres mayorazgos, Cidad de Porres, Virtus y Extramiana, este último de agnación rigurosa. A la muerte de Pedro de Porras sin descendencia masculina se une el mayorazgo de Extramiana con el de Cidad de Valdeporres.

Si seguimos en el siglo XVII leemos que Agustín Ruiz de Villarán, señor de la casa de las Viadas era el alcaide de la casa de Extramiana de los Velasco y en 1620 Agustín López de Orbañanos lo era de la Casa de la Vega perteneciente a los Porras.

Y esta separación, y la fuerza de los clanes, se notará a resultas de la revuelta comunera. Cuesta Urria, como el resto de Las Merindades, se sublevó. Pero Carlos V les perdonaría mediante indulto del 4 de Septiembre de 1521. Al fin y al cabo era posesión de sus Velascos. Pero en ese perdón no estaban Hernando de Porres, vecino, ni Pero Ruiz, escribano de Extramiana. Sólo a petición de la propia Merindad, en 1573, concedió Felipe II un indulto general.

ermita de San Roque.

En 1577 el cantero Diego Gómez de Valujera construía el presbiterio y unos años más tarde se instaló un nuevo retablo mayor obra de Bartolomé de Angulo (de Valpuesta) y que fue pintado primero por Juan de la Concha y después por Alonso Rodríguez, ambos de Medina de Pomar. En pago de su trabajo se le dieron en explotación las tierras que la fábrica de la iglesia de Extramiana poseía en Medina, cuya renta ascendía a dos fanegas y 9 celemines de trigo y otro tanto de cebada. A fines del siglo XVI el cura, un anciano de 85 años, recibía 2 fanegas de trigo por su trabajo, “por ser el lugar muy derramado en barrios”. Pegada a la iglesia se construyó la sacristía y la escuela parroquial (posiblemente en 1768 con piedra de Peñalhorno) con orientación sur y que también se usó para reunión de las cofradías.

En estas fechas reinando Carlos III se prohíbe el entierro dentro de las iglesias y se construiría el cementerio viejo. Antes se enterraba dentro (a los nobles) y en los alrededores de la iglesia al resto. Por ello, cuando el dos de febrero de 1661 muere Catalina Fdez. de Torres, mujer de Diego Gómez de Salazar, se la entierra, en una sepultura de 500 maravedíes, al lado del evangelio.

Y, caminando, llegamos hasta el catastro de Ensenada cuando el subdelegado Nicolás Fernández de la Peña, acompañado del cura beneficiado de la iglesia local de la Ascensión de Nuestra Señora, Fernando Ortiz Díaz, y de Francisco Ortiz Díaz y Bartolomé de Santa María, que ejercían de regidores de Extramiana por no haber alcalde, se reúnen para cumplimentar el cuestionario. Además estaba, entre otros, Pedro García de la Peña que era el procurador síndico general de la Merindad de Cuesta Urria a la cual pertenece este lugar y englobada, a su vez, en el Corregimiento de Villarcayo.


Este importante documento nos especifica la tributación del lugar donde vemos 50 reales por servicio y por alcabalas, cientos y sisas: 670`18 reales. Detalla que las fincas son de secano y que se rotan para recuperar la tierra cultivándose lino, legumbres, centeno, habas, camuña, trigo y avena. Frutas como manzanas, cerezas o ciruelas. Un total de 1.476 fanegas de siembra. Y que la leña de los montes se emplea para uso de los vecinos y no para la venta.

Claro que, como correspondía a aquel tiempo, de los frutos del pueblo se tenían que pagar diezmos a los diferentes escalones de la iglesia: desde Arzobispo de Burgos hasta el cura beneficiado. De los diezmos llevaba la tercera parte la dignidad arzobispal y las otras dos el cura beneficiado del lugar. Pero con trampa porque, antes del reparto, se retiraban para el cura beneficiado 4 fanegas de trigo y cebada por mitad por hacer el reparto, 30 celemines para el arcipreste, 2 fanegas de trigo y una de cebada para la fábrica de la iglesia, 2 fanegas de trigo para la curia de Frías y 1 fanega de trigo para limosnas del convento de San Francisco de Medina.

Y los grandes señores también “recogían” en el lugar. Detallemos lo de la Casa de Frías: “Percibe dicho excelentísimo Sr. en esta dicha villa 240 reales y 8 maravedíes vellón de 18 fanegas y diez celemines de trigo y cebada por mitad y 14 reales en dinero de las personas siguientes: 20 celemines de pan mediado de Pedro García de la Peña vecino de esta villa, tres fanegas y nueve celemines de dicho pan de Francisco González, tres fanegas y nueve celemines de Juan de la Herrán, tres fanegas de Joaquín de Lozares, una fanega dos reales y quatro maravedíes en dinero de Josefa del Campo y cinco fanegas y ocho celemines por infurción y doce reales y cuatro maravedíes por razón de Alcaidía de Manuel de la Viaga, procedido todo de la renta que cada uno lleva en perpetuo de dicho Excelentísimo Sr.” De las 18 fanegas tenía 14,5 fanegas en 6 fincas grandes en la zona de las Torres a ambos lados del camino real a la Orden.


La “foto” de 1751 nos resalta que la población había construido un molino harinero de una rueda que molía la mitad del año. Pensemos que este era una herramienta industrial para el lugar. El agua lo recogía de los arroyos que procedían de Quintanilla, Monte Cabezas, Santa Coloma, La Prada y Rufrancos.

Con 41 colmenas podríamos decir que era un dulce población. Por ejemplo, y sin ánimo de detallar: Cuatro pertenecían a Juan de Viaga; una a Pedro Fernández de las Torres; seis a Manuela del Campo; una a Bartolomé de Sodupe; cuatro a Juan Antonio de Celada; y nueve a Pedro García de la Peña.

Los animales que podía encontrarse un paseante por la villa eran: Bueyes, novillos, mulas, ovejas, cabras y cerdos. Y, hablando de población, de habitantes humanos dejaron constancia de la presencia de 23 vecinos (incluidas tres viudas) que residían en el núcleo urbano, en 28 casas habitables y con 11 casas arruinadas. Con lo cual había vecinos con varias casas como Pedro García de la Peña que tenía en dos de los barrios de Extramiana (La Aldea y La Riva). Trece de las casas tenían horno. Existían 21 pajares de dimensiones muy semejantes a las casas. Entre dichas casa estaba el caserón de los Porras y las torres de los Velasco.


Mirando la evolución de la población, de los vecinos, señalamos que en 1587 eran 40 vecinos y en 1591 bajaron a 32. En 1667 serán 38 vecinos. Las causas, diversas, de estas fluctuaciones, pudieron estar en las cargas tributarias sobre el pueblo llano, por la emigración, las levas de soldados o las malas cosechas y la enfermedad. Como en otros lugares de Las Merindades, más de la mitad eran nobles o hidalgos lo que cargaba la tributación entre pocos hombros.

Parece, ahora, buen momento para hablar de los barrios del pueblo. Estos son: La Aldea, donde estaba una fragua y la taberna; San Vicente; Bárcenas, con cuatro hornos y el molino; La Riva; Villatezán; Los Soportales; y el Campo del río. San Juan de Villatezán y Bárcenas ya son barrios cuando se redacta el becerro de behetrías y los restantes figuran como tales en el siglo XVI.

Sobre las torres de Bárcenas, propiedad del Duque de Frías, dice textualmente: “Tiene dicho Excelentísimo Sr. en dicha villa de Extramiana y al término de las Torres distante de la población medio quarto de legua dos torres, la una de piedra sin tejado ni quartos sí solas las paredes y murallas y la otra de tierra también sin tejado ni quartos ambas ynavitables las que por su altura no se pueden medir y están sitas en medio de una heredad de dicho Excelentísimo Señor que no se regula renta por estar ynavitables”.


Y, ¡cómo no! Comentamos lo que dijo el Catastro de la Ensenada de la Casa de la Vega de D. Lope María de Porras que se encontraba habitable. Entre las propiedades de D. Lope se citan: “Una casa en esta villa de Extramiana con su patio y dos corralizas, su alto 40 pies, fondo 24 y su ancho 16, confronta por todos los aires con tierras de dicho D. Lope y vale de renta según la declaración de los peritos 36 reales vellón, un pajar enfrente de la casa con las mismas confrontaciones, su alto dos varas y media, ancho 16 pies y largo 9 varas y según dicha declaración vale de renta 8 reales, un horno con su patio su alto tres varas, ancho seis y fondo nueve vale de renta 4 reales cada año, un granero con las mismas confrontaciones su alto 16 pies largo 20 y fondo siete, vale de renta 16 reales, los cuales bienes tienen de carga seis fanegas de pan mediado trigo y cebada que se pagan a los Beneficiados de esta villa perpetuamente y en cada un año por un Aniversario. Percibe dicho D. Lope anual y perpetuamente de Manuel de la Viaga vecino de esta villa una gallina por una heredad, que vale dos reales y medio.” Juan Alonso de Zelada (hidalgo) es el que llevaba la casa de la Vega y otras fincas por lo que abonaba 10 fanegas de pan mediado anuales.

El pueblo de Extramiana tenía una taberna panadería en aquel 1751 pero no existía escuela ni maestro que no aparecerá hasta principios del siglo XIX. Lo que sí tenía era un hospital fundado por el canónigo Fernán López de Salazar en 1585. En su testamento de 1562 constaba que fundaba un hospital (un hospicio) para atender a viajeros enfermos y transportarlos a los pueblos próximos. El mantenimiento del hospital procedía de la renta de una tierra de 2 celemines de sembradura y una viña en Quintanilla Montecabezas y del dinero procedente de castigos en metálico impuestos por el cura beneficiado y que el visitador del Obispado mandaba destinar a gastos del hospital.


¿Poco? Sí pero también ayudaban los 1.153 reales que estaban prestados al 3% y la renta de unos 70 reales anuales, se empleaba en la asistencia a los enfermos. Miento, como en las modernas ONG, existían una serie de gastos de gestión que en este caso eran 22 reales que se destinaban a la hospitalera, María de Cuezva.

El catastro de Ensenada lo definía como “bien preparado, proveído y limpio”. Lo formaban la casa y una heredad de sembradura. La casa era una vivienda con una habitación para la hospitalera. Había tres camas, existiendo un aposento para hombres y otro para mujeres. Se encontraba en el barrio de los Soportales cercano a las casas de Josefa del Campo y Juan de la Concha.

Y ya que estamos hablando de temas de salud nos fijamos en la pregunta 32 del catastro donde se señala que hay un cirujano en la población, Francisco Ordoñez, que recibe 8`5 fanegas de trigo y también atendía a los pueblos del entorno con igualas correspondientes, con un total de 55 fanegas de trigo y 120 reales de las apelaciones, valorándose su total percibido en 762 reales. Con los habitantes del Valle de Tobalina (Quintana Martín Galíndez), se relacionaban debido a que residían allí el médico y el boticario a quienes pagaban 6 y 6,5 fanegas de trigo respectivamente. En la siguiente, la 33, nos dice que hay un tejedor de lienzo llamado Tomás Pérez.


Era una típica villa de Las Merindades donde no había jornaleros y los vecinos eran, principalmente, agricultores con uno o varios oficios. No había pobres pero curas… había en el pueblo dos curas presbíteros, uno de 28 años que tenía un ama viviendo con él y el otro era el capellán de 36 años que mantenía a un hermano estudiante de moral en Burgos de 30 años. El cura beneficiado era D. Fernando Ortiz Díaz y el capellán D. Manuel López de Cadiñanos. Este tenía a su servicio una criada y un criado menor. Parece que se dedicaba a la agricultura de forma intensa ya que tenía a renta dos bueyes del beneficiado de Santa Coloma. Fernando Ortiz Díaz, el beneficiado local, también tenía ingresos. Así “D. Lope de Porras vecino de Espinosa como poseedor del mayorazgo de la casa de la Vega pagaba al beneficiado 6 fanegas de trigo y cebada por mitad en cada un año por nueve misas cantadas con dos responsos que a precio de 16 reales la fanega de trigo y 8 la de cebada suponían 72 reales”.

No podemos dejar el catastro de Ensenada sin aclarar que, aunque eran campesinos y no jornaleros, sí que había renteros tanto del duque de Frías como de los Porras.

En 1751 en el Catastro de la Ensenada aparecen como renteros del Duque de Frías los siguientes vecinos de Extramiana: Pedro García de la Peña (procurador del estado general); Juan de la Herrán (pechero); Manuel de la Viaga (hidalgo); Joaquín de Lozares (pechero); Catalina de Alaña (noble); Francisco de Campino (pechero); Francisco González (pechero); Josefa del Campo (noble); D. Manuel López de Cadiñanos (capellán).


Como renteros de D. Lope María de Porras, vecino de Espinosa de los Monteros: Andrés de Rasines (noble); Juan Alonso de Celada (hidalgo); Manuela del Campo (noble); Santiago Ruiz (pechero); Juan de la Herrán (pechero); Pedro García de la Peña; y Miguel de Gobantes vecino de Rufrancos.

Vemos que muchos de los agricultores eran renteros de uno u otro por lo que las tierras estaban en pocas manos. Una típica causa de expulsión de población joven. Pero no solo eso sino que afecta a la forma de gestionar la explotación. Así consta el arrendamiento de varias parejas de bueyes a agricultores de Extramiana para el trabajo agrícola. Incluso el capellán tenía una pareja prestada por el cura de Santa Coloma.

Y, tras esta radiografía del siglo XVIII nos lanzamos hacia el XIX con el diccionario de Sebastián Miñano -que nos informa que hacia 1826 viven allí 39 vecinos (habitantes: 167)- y la derogación, en 1820, de la ley sobre los Mayorazgos que impedía vender las fincas de estos por separado. A partir de esta fecha se pudo acceder a la propiedad de las fincas así vinculadas y ser su venta más asequible.

San Roque desde la iglesia de la Ascensión de Nuestra Señora.

Veinticinco años después se analiza el pueblo para el diccionario de Pascual Madoz. Habían pasado la primera guerra carlista y la desamortización de Mendizabal y se publicó previamente a la  de 1855 que lleva su nombre: Madoz. Esta desamortización afectó a las propiedades del clero secular y que, como en casos anteriores, fueron adquiridas por nobles o burgueses adinerados en las subastas preceptivas.

ESTRAMIANA (Con “s”): v. en la prov., dióc, aud. terr. y c. g. de Burgos (14 leg.), part. jud. de Villarcayo, ayunt. Titulado de la merindad de Cuesta Urria, cuyas reuniones se celebran en Nofuentes. Sit: en buen terreno, al S. de la cord. o sierra que hay para subir al valle de la Losa (¡!); el clima es bastante frío, está bien ventilada, y las enfermedades más comunes son constipados. Tiene unas 48 casas, escuela de primeras letras, cuyo maestro no goza más dotación que las retribuciones de los alumnos (¿Pasar más hambre que un maestro de escuela? Sí, pero ya había maestro); Igl. parr. Nuestra Sra. de la Asunción, servida por un cura párroco, un cementerio contiguo a la parr., una ermita, dedicada a San Roque, cerca de la población. Tres fuentes dentro de ella y varias en el térm., todas de buenas aguas. Confina N. Quintanilla Monte-Cabezas; E. Sta. Coloma; S. y O. Losares de Tovalina (¿?). El terreno es de buena calidad, comprendiendo algunas porciones en donde se crían pastos, pinos y matas bajas: lo baña un pequeño arroyo que pasa por el pueblo. Los caminos son comunales, prod.: trigo, cebada, comuña, legumbres y maíz; ganado cabrío y lanar churro; y caza de perdices, pobl.: 31 vecinos, 116 almas. cap. PROD.: 269,920 rs. IMP.: 28,505.

Señalemos que en estos años han caído los habitantes del lugar. Lo podríamos achacar a las dificultades vividas tanto por la guerra como por la alteración de los sistemas tradicionales del campo Castellano.


Se ha dicho que por la Merindad de Cuesta Urria surgió y anduvo una partida carlista, apellidada de “Los Hierros” con naturales de Extramiana. Eran un escuadrón de unos 100 caballos que facilitaron mucho la recluta carlista y tuvieron por su agilidad, y conocimiento perfecto del terreno, en constante inquietud a las columnas liberales de la tercera guerra carlista.

La siguiente parada la hacemos en 1879 donde descubrimos que reside un médico en la población que respondía al nombre de Pedro Rueda Corral y que se mantuvo, como tal, en ella hasta 1897. Para el resto de cosas se recurriría a los que estuviesen más cerca o pasasen por allí. También puede ser, bastante seguro, que no aparezcan en el anuario del que estamos sacando los datos.

En 1888 el anuario nos da el nombre del párroco, Dámaso del campo, y del maestro, Faustino Martín, que no sabemos si pasaría hambre o no, pero que en 1894 pudo ser sustituido por Gaudencia Mañero. En 1895 figurará la maestra Carmen Calvo que continuaba el curso 1896-1897. Tomasa López se hará cargo de la escuela el curso siguiente. Sobre el salario del maestro de Extramiana les pondré en situación. En 1881, en un momento en que la escuela estaba vacante, el ayuntamiento ofertaba el trabajo con una remuneración de 593`75 pts., casa y retribuciones. ¿Mucho? ¿Poco? Pues en 1887 se mantenían las mismas condiciones. Quizá por eso el bailecito de maestras, y maestros.

Extramiana 1973 (Cortesía de Extramiana)

En 1894 sabemos la ocupación de algún vecino más de Extramiana. Así Juan del Hierro Peña era tratante de ganado e Isidro Sainz Buiz se dedicaba a los licores, como Juan Velarde. Tenemos dos practicantes: Leopoldo Chomón Ebro y Eustaquio Ruiz Ruiz.

Pero en 1898 hay una revolución en los cargos del pueblo: el nuevo párroco es Andrés Bustos; María T. Chomón es la nueva maestra (o, quizá, Nicolasa Medrano Sáez que concursó por la plaza o Roque García); y Leopoldo Chomón el nuevo médico (¿ha ascendido?). En 1905 el párroco será Lorenzo García Hoyos. Y, en 1906, la maestra es Jesusa Hoyos Gómez. Seguirán todos ellos en 1909 pero lo dejamos aquí para no ser cansinos. Bueno, Jesusa seguía en 1916.

Un dato más, en ese 1908-1909 la población de Extramiana eran 178 habitantes de hecho y 196 de derecho. Entre ellos estaban Ramón Paredes y Secundino Losares que fueron detenidos por causar daños en una casa de su convecino Valentín Paredes. Quizá por eso, porque vivía más gente que ahora, fue una desgracia que se quemase gran cantidad de trigo que tenía en el desván de una casa Leovigildo Fernández. Fue a finales de diciembre de 1925.

En 1926, la finca cercana al pueblo, llamada la torre (casa de la Vega), fue comprada por Leopoldo Chomón (el médico-practicante) y Benito Ruiz-Quintana a José de la Vega. Hay una escritura de venta en Medina de Pomar otorgada por D. José Fdez. Cancela Martínez como apoderado de D. Gabriel Montero Labrandero esposo de Carmen Martínez Rodera que vende la mitad de la finca y otros rodillos a D. Leopoldo Chomón Chomón por 6300 ptas. En la escritura de venta se cita la finca como: “Finca de Bárcenas de 96 celemines que linda norte y oeste camino de carros, este y sur río. Hoy dividida por la mitad que corresponde a Benito Ruiz-Quintana. Tiene una torre derruida de casa en ruinas, “la torre de la Vega”, nº 5 del sitio de Bárcenas de 1.428 pies cuadrados.”

Vista aérea de Extramiana (1946)

Y la del molino (las torres) por Saturnino Peña Torres, natural de Pedrosa que había hecho dinero en América, donde volvió de nuevo. Este último la vendió a Alejandro Salazar y a José Herrán.

Se entiende que estos últimos, siguiendo una costumbre que todavía se aplica, las derribaron perdiéndose así parte de la historia de Las Merindades y dejando huérfanas un buen número de leyendas locales. Con la piedra de las torres se hicieron algunas casas en Extramiana y en La Orden. Tres de ellas todavía conservan un escudo de los Velasco que se encontraba en las torres, alguno de ellos colocado de forma invertida como un involuntario escarnio a la cultura y a la historia.

Durante la república, en aquel 1932, se reconocía la “Liga de Pequeños y Medianos Propietarios Campesinos”. Exactamente el 6 de julio (orden de Ministerio de agricultura) pero para el de Hacienda fue el 23 de julio. Evidentemente, debió tener una vida efímera.


Para 1933 le ofrecen la plaza de maestra a María Candelas Cereceda Fuentes. En 1934 la maestra que obtiene el destino en Extramiana será Pilar Hernandez Herce.

En 1950, pasada la guerra, había 234 habitantes de derecho pero 214 de hecho y 57 casas habitadas. A partir de ahí el descenso fruto de la emigración en busca de mejores condiciones de vida. La mayor parte de los que emigraron buscarían las grandes localidades cercanas como Bilbao, Vitoria o Burgos.

Plaza. (Cortesía de xtrafoto2010)

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Bibliografía:

Becerro de Behetrías.
“Notas sobre la historia de Extramiana” por José Ramón Pajares Chomón.
“Diccionario geográfico estadístico de España y Portugal” por el doctor Sebastián de Miñano.
“La historia y la geografía burgalesas reflejadas en su toponimia” Presbítero José Pérez Carmona.
“Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar” de Pascual Madoz.
“Censo de pecheros de Carlos I” (1528)
“Los fenómenos de homonimia y homofonía en la toponomástica y su repercusión en las etimologías cultistas y populares de la Europa Occidental” por Joaquín Caridad Arias.
“Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración” de varios años.
“Anuario-almanaque del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración” de varios años.
Indicador general de la industria y el comercio de Burgos.
“Suplemento a La Escuela moderna”.
Periódico “El Sol”
“Revista de los servicios social-agrarios y de estadística agrícola social”.
Periódico “El Correo español”.
“Nomenclátor de las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de España formado por el Instituto Nacional de estadística con referencia al 31 de diciembre de 1950”
Boletín Oficial de la provincia de Santander.
Instituto Nacional de estadística de España.
Periódico “El Papa-moscas”.
Periódico “La voz de Castilla”.
Periódico “El magisterio español”.
“Noticias sobre Historia de las antiguas Merindades de Castilla” por Julián García Sainz de Baranda.
"Las Merindades de Burgos: un análisis jurisdiccional y económico desde la antigüedad a la edad media" por María del Carmen Arribas Magro.

Para saber más:




A María Ángeles.



8 comentarios:

  1. Polonia no es el nombre real, el nombre es APOLONIA

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    1. Por supuesto. Hoy no es un nombre común pero así es como me presentaron la casa y me resultó una forma cariñosa de titular la entrada. De hecho está entrecomillado.

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  2. Gracias por enseñarme buena parte de mis raíces. Sobrina de Apolonia

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    1. No hay de qué.

      Y le invito a seguir leyendo esta bitácora.

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  3. Me alegra que se haya leído mi trabajo sobre Extramiana,soy José Ramón, y hayas añadido más datos.A ver cuándo podemos hablar extensamente sobre él.Mi bisabuelo Leopoldo Chomón Ebro era practicante cirujano y no médico.Mi tío Leopoldo Chomón Chomón que compra la finca de la Vega ,nieto del anterior sólo fue alcalde y agricultor.Sobre el origen visigótica del pueblo igual tiene que ver l ermita desaparecida de San Vicente que estaba en el centro del pueblo con enterramientos a su alrededor pues la iglesia del siglo XIV tiene como patrona a nuestra señora de la Asunción y el nombre del pueblo en la donación de Velasquita es Tramiana.
    Un saludo

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    1. Gracias a usted por leer esta bitácora. Con relación a las notas que apunta aquí quedan.

      Para cualquier comunicación puede contactar mediante "sietemerindades@gmail.com"

      Un saludo.

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  4. Mi abuela Ángeles Herrán, viuda de Alberto Gabanes ,estaría orgullosa de como hablan de su Extramiana, el pueblo que quiso con locura.

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    1. Digamos, pues, que esta entrada es "in memoriam" de Ángeles

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