Hoy toca uno de esos muchos “castillos” que
pululan por Las Merindades. Refugios militares que nos contaron que habían sido
construidos para defendernos de los “moros” pero que se erigieron muchos años
después de perder el –por otra parte- efímero recuerdo de los agarenos en
nuestra comarca. Julián García Sainz de Baranda la definía como “Torre
defensiva” siguiendo la antigua tradición de Las Merindades de atribuir todo
castillo y torre a la lucha contra los moros. Entonces, si no es por los
musulmanes, ¿por qué hay tantas torres en Castilla Vieja?
La causa podría ser el control del territorio
por los belicosos clanes familiares y el cobro de impuestos y tasas por
portazgos o rentas varias. Recordemos que por esta zona pasaba una de las
viejas calzadas romanas y eso significaba, en la edad media, una vía de
comunicación, de paso de mercaderías y conocimientos y de recaudación de
peajes. Pensemos que está a la orilla del río Tumecillo -probablemente- en un
vado.
Aparte de los estudios de “Vías Romanas” hoy
pruebas externas que sitúan en este cruce entre el Valle de Losa y el puerto de
Orduña un yacimiento romano que estaría junto al río Húmedo (que parece
transmutarse en Tumecillo) y la existencia del topónimo Barbariana en el
“Itinerario de Antonino” que podría derivar del antropónimo de villa o mansión
de bárbaros, quizá una guarnición de auxiliares no latinos.
En el Becerro de las Behetrías (siglo XIV) era
una de las aldeas que pertenecían a Villalba de Losa. Según Fray Diego de Ayala
en su obra “La casa y linaje de Ayala y los nombres de los señores de ella”
esta torre fue construida por Fernán Pérez de Ayala, hijo del Canciller Mayor
de Castilla Pedro López de Ayala, a comienzos del siglo XV.
Fernán Pérez casó con María Sarmiento, hija del
mariscal de Castilla y repostero mayor de Juan I, Diego Gómez Sarmiento. Le
sucedió en los cargos su hijo Pedro López de Ayala. El siguiente poseedor de
los señoríos de la casa de Ayala fue su sobrino García López de Ayala-Herrera.
Parémonos en 1354. Nos vamos a fijar en otra
familia nobiliaria que acabamos de citar: los Sarmiento. Diego Gómez de
Sarmiento era hijo de Diego Pérez de Sarmiento que casó con María de Velasco.
Esta dama era hija de Fernán Sánchez de Velasco que poseía el señorío de Medina
de Pomar. Pues bien – y si todo este lío de linajes que hemos contado y
contaremos es correcto-, el rey Pedro I entregó Diego Pérez Sarmiento la aldea
de Berberana. Posteriormente, Constanza de Ayala –previa autorización del rey
Juan II- permutó Berberana por el señorío de Herramelluri del Río Tirón, en la
merindad de La Rioja, a Fernán Sánchez de Velasco en 1465, con sus señorío,
vasallos y torres, pasando de esta manera a una rama de la familia Velasco.
Según Fray Diego de Ayala, la torre de Berberana la construyó Fernán Pérez de
Ayala, padre de la mencionada Constanza.
Por ello la conocemos como la torre de “los
Sánchez de Velasco”.
Fernán Sánchez de Velasco incluirá Berberana en
un mayorazgo a favor de su hijo Día Sánchez de Velasco. A este le seguirá Pedro
Sánchez de Velasco que era hijo de la primera esposa de su padre, Sancha de Rojas.
Pedro Sánchez de Velasco casó con Constanza de
Porres Guevara y, por muerte del hijo varón, será sucedido por María de Velasco
y Uzquiano, esposa de Francisco de Mendoza y Cisneros, Caballero de Santiago,
Comendador de Fuente de Maestre y Mayordomo Mayor de Don Juan de Austria. Le
sucederá Juana de Velasco, casada, que no tendrá descendencia de su matrimonio.
Saltamos así a Constanza de Velasco (VI señora
de Berberana) que era descendiente del III Sr de Berberana. Viuda de Fernando
de Velasco volvió a casarse con Francisco de Gaona González del Castillo,
Gentilhombre y Mayordomo del Emperador Don Fernando de Alemania.
El siguiente fue Juan de Velasco Castillo,
seguido de Francisco de Velasco y Gallo a quien le sucede su hermana María de
Velasco y Gallo como IX Señora de Berberana. Casada con Juan Rodríguez de
Salamanca y Pardo. Le sucede su segundo hijo Juan Rodríguez de Salamanca y
Velasco. Estuvo casado con Inés Jerónima Vélez de Guevara y Salamanca.
El XI señor de Berberana será Benito Rodríguez
de Salamanca y Vélez de Guevara que pasará el testigo a su hijo Antonio
Rodríguez de Salamanca Riaño y este a su hija Francisca Antonia Rodríguez de
Salamanca. Esta casó en Quintanadueñas, el 28 de junio de 1733, con Rafael
Antonio Gil Delgado.
En 1789, Carlos IV concedió el título de Conde
Berberana a Manuel Francisco Gil-Delgado Rodríguez de Salamanca. Hasta entonces
solo habían sido “Señores”. Así lo tenemos como XIV señor de Berberana,
Ibrillos y Castildelgado y I Conde de Berberana, por Real Carta, fechada en 12
de Noviembre de 1789. Su matrimonio con María de Arriaga Salamanca y Rivera
aumentó las posesiones familiares y su poder económico.
Antonio Mariano Gil Delgado Arriaga y Salamanca
será el II Conde de Berberana. Nació en Burgos el 27 de agosto de 1762 y murió en
Madrid el 17 mayo de 1851. Para estas alturas la villa de Berberana ya no era
señorío. Obtendrá el título su hijo Antonio Gil Delgado y Zapata y, tras él y
en buena sucesión, el nieto de aquel: Juan Gil Delgado y Senosiaín, IV Conde de
Berberana.
El V Conde de Berberana será Manuel Gil Delgado
y Pineda. Casado el 4 Oct. 1883 con Josefa Soto y Armesto y fallecido el 31 de
mayo de 1932 en Barcelona.
Recuperamos la pista del título en 1973 cuando
tres Gil-Delgado solicitan la rehabilitación del mismo. En 1999 fallecerá el
abogado Luis Fernando Gil Delgado Ferrer que reclamó la rehabilitación del
título en 1989 siendo concedida en 1993. Le sucederá, supongo, su hijo.
Tras intentar aclararnos con la nobleza local
pasaremos a lo molar de la entrada: la torre de Berberana, de planta cuadrada (unos
12 por 14 metros de lado) y construida en el siglo XV. Por cierto, está en la
“lista roja” del patrimonio español. La entrada a la torre se encuentra en el
lienzo meridional a la altura del primer piso (a unos cinco metros),
accediéndose a ella por medio de una, ya desaparecida, escalera de piedra. Este
era un clásico recurso defensivo ya empleado por los romanos en sus turris. Se
evitaba así el uso de arietes para reventar la puerta del torreón, favorecía la
acción de los defensores y exponía a los atacantes. Otro era el grosor de los
muros que, en este caso, rondan los 2 metros. Están construidos con sillarejo (Sillar
pequeño sin labrar o toscamente labrado que no atraviesa todo el grueso del
muro y tan solo tiene un paramento o dos) y, en parte, con lajas de piedra. Las
esquinas se reforzaron con sillares.
Al haberse hundido el tejado desconocemos su
configuración por lo cual nos aventuramos a definir el edificio como de tres
pisos más sótano. En el interior se puede apreciar los mechinales para tres niveles.
Los alrededor de 40 metros de altura de la torre
se encuentran en ruinas. La caída del Antiguo Régimen y la pérdida de los
ingresos tributarios de que solían disfrutar las familias poseedoras de torres llevaron
al común recurso de abandonarlas. Nos queda el consuelo de que no se desmontó
para venderla para material de construcción, quizá por su vulgar material de
construcción. Dicen que el tejado se hundió a finales del siglo XIX.
Pero lo que queda, en las zonas libres de
follaje, nos permite ver sus cuatro niveles, la puerta y las ventanas –alguna
geminada- con arcos apuntados y saeteras por sus cuatro paños. La puerta está
formada por un arco apuntado que, como las ventanas apuntadas, está formado por
buenos sillares. Datos que confirman su construcción a finales del gótico. Triste
estampa para un monumento por decreto de abril de 1949 (22/04/1949), y la ley
16/1985 sobre el patrimonio histórico español, que está acorralado por la
maleza y claramente desprotegido.
Bibliografía:
Boletín de estadística e información del Excmo.
Ayto. de Burgos (año 1946).
Periódico “ABC”.
“Torres y castillos burgaleses” por Gonzalo
Miguel Ojeda.
“DEL BURGOS DE ANTAÑO. Claros linajes
burgaleses: Los Sanzoles” por Ismael García Rámila.
“Apuntes sobre historia de las antiguas
Merindades de Castilla” por Julián García Sainz de Baranda.
“Las Merindades de Burgos: Un análisis jurisdiccional
y socioeconómico desde la Antigüedad a la Edad Media” por María del Carmen
Sonsoles Arribas Magro.
“Burgos, torres y castillos” por Fray Valentín
de la Cruz.
B.O.E. Boletín Oficial del Estado.
“Historia de la casa de Silva” por Luis de
Salazar y Castro.
Guía Oficial de España.
Patrimonio WEB de la Junta de Castilla y León.
“La casa y linaje de Ayala y los nombres de los
señores de ella” por Fray Diego de Ayala.
Para saber más:
Blog “Castella Vetula”.
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