Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


domingo, 25 de junio de 2017

Berberana Tower


Hoy toca uno de esos muchos “castillos” que pululan por Las Merindades. Refugios militares que nos contaron que habían sido construidos para defendernos de los “moros” pero que se erigieron muchos años después de perder el –por otra parte- efímero recuerdo de los agarenos en nuestra comarca. Julián García Sainz de Baranda la definía como “Torre defensiva” siguiendo la antigua tradición de Las Merindades de atribuir todo castillo y torre a la lucha contra los moros. Entonces, si no es por los musulmanes, ¿por qué hay tantas torres en Castilla Vieja?


La causa podría ser el control del territorio por los belicosos clanes familiares y el cobro de impuestos y tasas por portazgos o rentas varias. Recordemos que por esta zona pasaba una de las viejas calzadas romanas y eso significaba, en la edad media, una vía de comunicación, de paso de mercaderías y conocimientos y de recaudación de peajes. Pensemos que está a la orilla del río Tumecillo -probablemente- en un vado.

Aparte de los estudios de “Vías Romanas” hoy pruebas externas que sitúan en este cruce entre el Valle de Losa y el puerto de Orduña un yacimiento romano que estaría junto al río Húmedo (que parece transmutarse en Tumecillo) y la existencia del topónimo Barbariana en el “Itinerario de Antonino” que podría derivar del antropónimo de villa o mansión de bárbaros, quizá una guarnición de auxiliares no latinos.


En el Becerro de las Behetrías (siglo XIV) era una de las aldeas que pertenecían a Villalba de Losa. Según Fray Diego de Ayala en su obra “La casa y linaje de Ayala y los nombres de los señores de ella” esta torre fue construida por Fernán Pérez de Ayala, hijo del Canciller Mayor de Castilla Pedro López de Ayala, a comienzos del siglo XV.

Fernán Pérez casó con María Sarmiento, hija del mariscal de Castilla y repostero mayor de Juan I, Diego Gómez Sarmiento. Le sucedió en los cargos su hijo Pedro López de Ayala. El siguiente poseedor de los señoríos de la casa de Ayala fue su sobrino García López de Ayala-Herrera.

Parémonos en 1354. Nos vamos a fijar en otra familia nobiliaria que acabamos de citar: los Sarmiento. Diego Gómez de Sarmiento era hijo de Diego Pérez de Sarmiento que casó con María de Velasco. Esta dama era hija de Fernán Sánchez de Velasco que poseía el señorío de Medina de Pomar. Pues bien – y si todo este lío de linajes que hemos contado y contaremos es correcto-, el rey Pedro I entregó Diego Pérez Sarmiento la aldea de Berberana. Posteriormente, Constanza de Ayala –previa autorización del rey Juan II- permutó Berberana por el señorío de Herramelluri del Río Tirón, en la merindad de La Rioja, a Fernán Sánchez de Velasco en 1465, con sus señorío, vasallos y torres, pasando de esta manera a una rama de la familia Velasco. Según Fray Diego de Ayala, la torre de Berberana la construyó Fernán Pérez de Ayala, padre de la mencionada Constanza.

Por ello la conocemos como la torre de “los Sánchez de Velasco”.


Fernán Sánchez de Velasco incluirá Berberana en un mayorazgo a favor de su hijo Día Sánchez de Velasco. A este le seguirá Pedro Sánchez de Velasco que era hijo de la primera esposa de su padre, Sancha de Rojas.

Pedro Sánchez de Velasco casó con Constanza de Porres Guevara y, por muerte del hijo varón, será sucedido por María de Velasco y Uzquiano, esposa de Francisco de Mendoza y Cisneros, Caballero de Santiago, Comendador de Fuente de Maestre y Mayordomo Mayor de Don Juan de Austria. Le sucederá Juana de Velasco, casada, que no tendrá descendencia de su matrimonio.

Saltamos así a Constanza de Velasco (VI señora de Berberana) que era descendiente del III Sr de Berberana. Viuda de Fernando de Velasco volvió a casarse con Francisco de Gaona González del Castillo, Gentilhombre y Mayordomo del Emperador Don Fernando de Alemania.

El siguiente fue Juan de Velasco Castillo, seguido de Francisco de Velasco y Gallo a quien le sucede su hermana María de Velasco y Gallo como IX Señora de Berberana. Casada con Juan Rodríguez de Salamanca y Pardo. Le sucede su segundo hijo Juan Rodríguez de Salamanca y Velasco. Estuvo casado con Inés Jerónima Vélez de Guevara y Salamanca.


El XI señor de Berberana será Benito Rodríguez de Salamanca y Vélez de Guevara que pasará el testigo a su hijo Antonio Rodríguez de Salamanca Riaño y este a su hija Francisca Antonia Rodríguez de Salamanca. Esta casó en Quintanadueñas, el 28 de junio de 1733, con Rafael Antonio Gil Delgado.

En 1789, Carlos IV concedió el título de Conde Berberana a Manuel Francisco Gil-Delgado Rodríguez de Salamanca. Hasta entonces solo habían sido “Señores”. Así lo tenemos como XIV señor de Berberana, Ibrillos y Castildelgado y I Conde de Berberana, por Real Carta, fechada en 12 de Noviembre de 1789. Su matrimonio con María de Arriaga Salamanca y Rivera aumentó las posesiones familiares y su poder económico.

Antonio Mariano Gil Delgado Arriaga y Salamanca será el II Conde de Berberana. Nació en Burgos el 27 de agosto de 1762 y murió en Madrid el 17 mayo de 1851. Para estas alturas la villa de Berberana ya no era señorío. Obtendrá el título su hijo Antonio Gil Delgado y Zapata y, tras él y en buena sucesión, el nieto de aquel: Juan Gil Delgado y Senosiaín, IV Conde de Berberana.

El V Conde de Berberana será Manuel Gil Delgado y Pineda. Casado el 4 Oct. 1883 con Josefa Soto y Armesto y fallecido el 31 de mayo de 1932 en Barcelona.

Recuperamos la pista del título en 1973 cuando tres Gil-Delgado solicitan la rehabilitación del mismo. En 1999 fallecerá el abogado Luis Fernando Gil Delgado Ferrer que reclamó la rehabilitación del título en 1989 siendo concedida en 1993. Le sucederá, supongo, su hijo.


Tras intentar aclararnos con la nobleza local pasaremos a lo molar de la entrada: la torre de Berberana, de planta cuadrada (unos 12 por 14 metros de lado) y construida en el siglo XV. Por cierto, está en la “lista roja” del patrimonio español. La entrada a la torre se encuentra en el lienzo meridional a la altura del primer piso (a unos cinco metros), accediéndose a ella por medio de una, ya desaparecida, escalera de piedra. Este era un clásico recurso defensivo ya empleado por los romanos en sus turris. Se evitaba así el uso de arietes para reventar la puerta del torreón, favorecía la acción de los defensores y exponía a los atacantes. Otro era el grosor de los muros que, en este caso, rondan los 2 metros. Están construidos con sillarejo (Sillar pequeño sin labrar o toscamente labrado que no atraviesa todo el grueso del muro y tan solo tiene un paramento o dos) y, en parte, con lajas de piedra. Las esquinas se reforzaron con sillares.

Al haberse hundido el tejado desconocemos su configuración por lo cual nos aventuramos a definir el edificio como de tres pisos más sótano. En el interior se puede apreciar los mechinales para tres niveles.

Los alrededor de 40 metros de altura de la torre se encuentran en ruinas. La caída del Antiguo Régimen y la pérdida de los ingresos tributarios de que solían disfrutar las familias poseedoras de torres llevaron al común recurso de abandonarlas. Nos queda el consuelo de que no se desmontó para venderla para material de construcción, quizá por su vulgar material de construcción. Dicen que el tejado se hundió a finales del siglo XIX.


Pero lo que queda, en las zonas libres de follaje, nos permite ver sus cuatro niveles, la puerta y las ventanas –alguna geminada- con arcos apuntados y saeteras por sus cuatro paños. La puerta está formada por un arco apuntado que, como las ventanas apuntadas, está formado por buenos sillares. Datos que confirman su construcción a finales del gótico. Triste estampa para un monumento por decreto de abril de 1949 (22/04/1949), y la ley 16/1985 sobre el patrimonio histórico español, que está acorralado por la maleza y claramente desprotegido.

Bibliografía:

Boletín de estadística e información del Excmo. Ayto. de Burgos (año 1946).
Periódico “ABC”.
“Torres y castillos burgaleses” por Gonzalo Miguel Ojeda.
“DEL BURGOS DE ANTAÑO. Claros linajes burgaleses: Los Sanzoles” por Ismael García Rámila.
“Apuntes sobre historia de las antiguas Merindades de Castilla” por Julián García Sainz de Baranda.
“Las Merindades de Burgos: Un análisis jurisdiccional y socioeconómico desde la Antigüedad a la Edad Media” por María del Carmen Sonsoles Arribas Magro.
“Burgos, torres y castillos” por Fray Valentín de la Cruz.
B.O.E. Boletín Oficial del Estado.
“Historia de la casa de Silva” por Luis de Salazar y Castro.
Guía Oficial de España.
Patrimonio WEB de la Junta de Castilla y León.
“La casa y linaje de Ayala y los nombres de los señores de ella” por Fray Diego de Ayala.


Para saber más:



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