Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


domingo, 15 de noviembre de 2020

San Vitores, Zombi de Tamayo.



Una bonita excursión. Así definiría la visita a la ermita de San Vitores de Tamaño, frente a Oña. Además, es un santo puramente castellano, de la zona burgalesa de Río Tirón. Y habló, caminó, mató y cristianizó una vez muerto. De ahí lo de llamarlo, con todo el respeto, zombi.

Iglesia de Villalba de Cerezo del Río Tirón
(Cortesía de "Tierras de Burgos")

Nacido este santo, entorno a los siglos IX o X, en Cerezo del Río Tirón (Burgos) y bautizado en la parroquia de Santa María de Villalba con el nombre de Victor. Si se acercan a verla no se asusten porque las ruinas de la iglesia actual datarían del siglo XV-XVI. Algunos autores supusieron que sus padres debieron ser ricos, virtuosos e ilustres, pues se esmeraron en su educación: gramática, retórica y, por supuesto, las Santas Escrituras. En su adolescencia se decantó por la vida religiosa postrándose, de forma compulsiva, ante la escultura de la Virgen María y mortificando su carne con sangrientas penitencias. Finalmente fue sacerdote de la Iglesia de Santa María de Villalba y Cura de su Parroquia. Vitores lanzaba fervorosos sermones y, relatan, se volcaba sobre pobres, enfermos, encarcelados, doncellas, viudas…

Es en ese punto cuando se retiró a las montañas de la villa de Oña, a ocho leguas de distancia de Cerezo del Río Tirón, y se fabricó una cueva en la que pasó un septenio, según algunos escritores, y según otros dos lustros. En su eremítica vida de meditación vestía una túnica negra y un áspero cilicio; andaba descalzo; y las yerbas silvestres le suministraban el alimento, dicen. Amén de mortificarse con penitencias más o menos sangrientas que eran escuchadas por los que pasaban cerca. Es de suponer que en estas luchas contra las fuerzas del diablo venció siempre porque continuaba en su sucia soledad. Celebraba misa todos los días en un altar improvisado situado a media legua de Oña, y como á la mitad de esta distancia de Tamayo. Estaba en la ermita que visitaremos.

Cortesía de "Tierras de Burgos".

Recibirá la revelación de que los moros sitian Cerezo. Es un ejército numeroso al mando de Gaza o Zafa Mahomet Zaqueto, capitán general en nombre de Abderraman, segundo rey de Córdoba. Hagamos un inciso para indicar que en el manuscrito de la Biblioteca Nacional de España el moro atacante es Almanzor acompañado de otros seis reyes moros. Anotemos que el cerco se realiza durante siete años lo que chocaría con el estilo de Almanzor que ya se ha comentado en este blog.

Apenas amaneció el día siguiente a su llegada cuando Vítores, despreciando las saetas moriscas, salió al campo enemigo predicando la fe de Jesucristo. Cuando se enteró que los sarracenos escalaban la peña llamada Siete-fenestras, en la que se hallaban recluidas siete doncellas vírgenes en religiosa clausura marchó a defender su virginidad. Llegado al pie de la peña dijo: “¿cuándo os habéis de cansar de profanar altares, abrasar iglesias, desflorar vírgenes , y degollar cristianos?¿Hasta cuándo habéis de abusar de la paciencia divina? Os aviso de parte del Dios verdadero, que si no ponéis freno á vuestras tiranías, ellas mismas os han de precipitar á las penas eternas del infierno”.


Tras expulsar a los mahometanos -dicen algunos autores- consiguió la conversión de Coloma, hija del capitán general Mahomet Zaqueto. Catequizada por Vítores en los misterios de la santa fe católica -¿Cómo? ¿Cuándo?-, recibió el bautismo de su mano, dejando burlado todo el poder de los que la guardaban. Evidentemente su padre, al enterarse, se ofendió mucho y reunió a su consejo que le instó a que convenciese a su hija de volver al islam. (¿¡Pero cómo dejaban a Vitores andar libremente por el campamento sitiador!?).

Dice el autor de una obra hagiográfica de San Vitores: “deje la ley del Dios á quien adora, sin dar lugar á que se haga pública su conversión: píntala con negros colores la fealdad de su delito, representándola como un borrón sacrílego el que una doncella de sus prendas, consuelo de su familia y único renuevo en quien cifra el afligido padre la esperanza déla sucesión de sus estados, abandone la ley del Corán deshonrando su prosapia: lamentanse de ver su entendimiento malogrado, y extraviado su buen juicio; no perdonan medio para seducir su joven corazón con el lisonjero recuerdo de un himeneo feliz; y concluyen con instarla á que reconozca su desacierto, y desagravie la justa ira de su padre ofendido”. En fin, yo no lo veo muy ajustado a la realidad del momento ni a la estructura política de Al-Andalus. La doncella, cristianizada a manos de un santo, no renunció al cristianismo. Entonces los alfaquíes la insultan y su padre la decapita. Pero, ella, al ser virgen y cristiana va al cielo. Lo dicho: en fin.

No solo eso, Vitores es conducido a presencia de Gaza y mediante su intercesión el moro es curado de lepra. Entiéndanlo, no dudo de las dotes milagreras de Víctor pero me sorprende que un alto cargo del califato estuviese enfermo de lepra. Más bien lo veo como un estigma para demostrar su mancha de espíritu, -de “moridad” podríamos decir- sobre todo porque en otros relatos se le hace enfermar de gota. Algo mucho más propio de poderosos. El autor del opúsculo continúa diciendo que “La fama de estos sucesos, y la de las conquistas que conseguía Vítores convirtiendo á la fe de Jesucristo á muchos mahometanos, dio motivo para que los caudillos sarracenos tuviesen un concilio, en el que determinaron no permitirle continuar predicando”. ¡Ya era hora!

Piedra de la decapitación de San Vitores.
(Cortesía de "San Vitores")

Buscarán a Vitores por el campamento sarraceno –insistimos en la contradicción de permitir predicar a un sacerdote del enemigo a lo largo y ancho de tu campamento-. Vitores, “encendido en el amor de Dios les salió al encuentro, y les preguntó: ¿á quién buscáis? Los que poco antes estaban llenos de arrogancia, ó su vista fueron arrebatados de un súbito temor, y le contestaron turbados: á Vitores.
-Yo soy, les dice.
-Pues si tú eres, sabe que nuestro rey, noticioso de tus prodigios, nos manda que le llevemos á su presencia: no ha venido él personalmente porque le tiene en cama una enfermedad.
-Vamos pues, les responde, veréis como yo con el favor de mi Dios le sirvo de medicina”. (¿No decíamos que Gaza estaba curado? ¿De qué enferma ahora? ¿Podríamos pensar que el relato es un “corta y pega”? ¿Gaza era rey?).

El palacio, para dar más visos de verosimilitud, estaba cerca de Cerezo del Río Tirón. Entra Vitores y lo cura… ¡Solo con mirarlo! Por supuesto, esto conlleva conversiones, rechazo de honores islámicos por parte de Vitores y llamamientos a cristianizarse. Otra vez.

Lo encierran. En su celda continúa teniendo visitas y realizando conversiones. Deciden matar al santo. Vitores pide ser ejecutado mediante crucifixión y lo llevan al monte de los sauces (no confundir con el de los olivos ni con el Gólgota) para crucificarlo. Los verdugos “se apresuraron á traspasar con dos clavos sus sagradas palmas; pero al clavarle los pies el punzante hierro tropezó en algún hueso ó ternilla, y se resistió al terrible golpe del martillo. Sin querer pasar adelante por más que neciamente porfiaban en el empeño. Advirtió Vitores la bárbara inquietud de aquellos caníbales furiosos, y lleno de una santa resignación Ies dirige la palabra en estos términos: ¿no veis que el clavo está torcido, y no puede penetrar los huesos?”. La burla a los verdugos es otro refrito recogido en más de una vida de santos. ¿Conclusión? El verdugo se convierte. Y Vitores aguanta tres días en el madero. Otro plazo virtuoso.

No falta el judío que saltándose el Sabbat se acerca a la cruz para insultarlo y vejarlo mientras el santo lo reprende y le augura un castigo. Cansino, ciertamente cansino. Por cierto, al judío lo mata un rayo.


Gaza decide degollarlo pero concedieron a Vitores el favor de ver Quintanilla de las Dueñas antes de morir. En otros lugares figura Vega de Quintanilleja. Así que, en comitiva, fueron hasta ese pueblo. Tras un último intento de que apostatase lo decapitan. Entonces brota junto al cuerpo un manantial de leche y sangre que fertiliza la tierra y hace que los secos troncos de unos morales cercanos reverdezcan. -¡Esperen que aún hay más!-: Vitores se levanta del suelo y tomando su cabeza en brazos marcha a resucitar a un niño.

Tras ello se dirigió a Cerezo, predicando sin cesar la verdadera fe del Crucificado; pero antes de entrar en la ciudad, se presentó ante Gaza y le dice: “Príncipe profano, ¿de qué te han servido tus iras? Aún estoy vivo, cuando me imaginabas muerto: soy sacerdote del Rey de los reyes y Señor de los señores: de su orden vengo á ti en esta forma, para que á vista del desengaño salgas del abismo de tus errores: nota bien mis palabras y conocerás que su eficacia es de Dios, pues me falta para pronunciarlas el instrumento de la voz”.

Gaza no fue convencido y siguió siendo moro. Figúrense la escena: un personaje digno de una película “gore” llena de casquería, con la cabeza en la mano, dejando un rastro de sangre y… bueno, como en una película de zombies. Aunque el manuscrito de la biblioteca Nacional dice: “Et entonce rogo aquel moro gasa al santo martyr que lo quisiese perdonar e touiese por bien de lo tornar cristiano. Et el bien aventurado tornolo luego cristiano a el e a otros muchos que creyeron en la fe de nuestro señor jesu cristo”. Una contradicción entre ambos textos. Bah, como si importasen. ¡¡¡Si estamos en un relato con un zombi!!!

Vitores entra en la ciudad acosada y abre una fuente, señala el lugar donde estará su sepulcro se despide y muere pero no antes de expulsar una horrible serpiente.

El pergamino de la Biblioteca Nacional refiere en ese idioma de transición desde el latín vulgar o castellano inicial lo relata así: “E dio con el bordon en tierra e por la gracia de EriaS abdose allí una fuente. E lauo alli la su cabeza del poluo e de la sangre que lleliana e fueronse luego ay cerca a una cuma donde estaua una sierpe muy grandc que se avia alli criado en aquella cueua en aquellos años que la cibdat auia estado cercada e entrando par la toca de la cuetia vieron estar la sierpe. E el conpadre e los otros que con el yuan oueron muy grant pauor della e el santo martyr les dixo non ayades pauor ningnuo della nin de otras cosas celestailes que veredes marauillosas que esa. El bien aucenturado entrose para dentro e dijo a la sierpe faste a una parte que asas ay lugar para amos ä dos. E la fiera fisolo así. E luego en aquel estante venieron los angeles del cielo con grant claridad e enterraron el su cuarpo con muy grant solenidat. E así salio el glorioso martyr sant vitores deste mundo para la gloria celestial con su padre jesu cristo donde byue e regna”. El documento sigue relatando milagros pero con lo ya dicho nos podemos hacer una idea de la vida de San Vitores.
Cortesía de "Tierras de Burgos"
La cueva de la que hablaremos a continuación tiene una ermita cerrando el espacio religioso. En la actualidad, en el día de su fiesta, 26 de agosto, suben en procesión con el santo a ese lugar de romería. Es una de las procesiones más largas de la zona. Desde el lugar, los romeros dan la bienvenida al patrón danzando de frente a la imagen, y caminado hacia atrás cumpliendo la tradicional fórmula de recibimiento a la llegada a su antigua morada eremítica. Algo similar a la Virgen de las Nieves.

Como primer acto de la romería se procede a la subasta del santo, en la que a golpe de esquila el subastador anima a subir la puja a los asistentes, tradición en la que habitualmente participan las familias de la villa. Éstos inician, después, con la imagen portada en hombros por los ganadores de la subasta, el recorrido por la campa de la ermita acompañados de autoridades, las Reinas de fiestas y clérigos. Tras los actos tradicionales es costumbre la romería se prolongue prácticamente durante toda la jornada, incluyendo bailes populares en los aledaños del templo de San Vitores hasta la bajada de los romeros a Oña.

La ermita se construyó sobre el complejo rupestre original donde habitó el anacoreta en la primera mitad del siglo IX. Ya saben, la historia que hemos contado arriba. Su principal referencia es el peñón en el que se abren los habitáculos excavados en la roca. Uno de ellos sería el considerado como fabricado por el propio Vitores. Éste es, actualmente, la cabecera de la edificación, que se fecha entre los siglos XVII o XVIII, de planta cuadrangular con muros de sillería y sillarejo. La identificación de los habitáculos con un establecimiento eremítico parece clara.


La bóveda está dividida por ocho nervios y dotada de contrafuertes exteriores, siendo posible acceder a la misma por un pequeño nártex que fue alargado después, a raíz de la construcción del actual soportal.

La cueva, ermita semirrupestre, no solo está cerca de Tamayo sino también cercana a una corriente de agua. La parte rupestre del templo está excavado en roca arenisca y está conformada por dos tramos diferenciados a través del nivel del pavimento y orientados al Sur-Suroeste. El tramo más bajo, posiblemente el coro, presenta planta rectangular y está cubierto con bóveda de cañón rebajado. En el muro de la derecha, aparece labrado un arco de medio punto que alberga una pequeña hornacina y una especie de repisa.

Cortesía de "Tierras de Burgos"

A través de una grada se accede al segundo tramo, el ábside, más estrecho que el anterior y también de planta rectangular con cubierta de bóveda de cañón rebajado. A causa de algún desprendimiento, el fondo de este sector está completado con un murete de mampostería. En las paredes y el techo se observan numerosas muescas y ranuras, destacando la presencia de una argolla, simada en un lateral, que posiblemente sirvió para sujetar una lámpara.

Al exterior, en el mismo roquedo donde se emplaza la ermita, se observa una especie de hornacina labrada artificialmente. En los peñascos desgajados que rodean la iglesia se localizan más trabajos rupestres, como una pequeña cavidad artificial con un conducto excavado, quizá para la extracción de humos, y una pequeña hornacina o cuevecilla inconclusa.

Cortesía de "Tierras de Burgos".

La advocación de la ermita puede ser indicativa a la hora de establecer la cronología de los restos rupestres, anteriores a la edificación, logicamente. La parte rupestre se ajusta a la morfología y concepción general del periodo en que vivió el santo, a pesar de los retoques que se apreciar, causados por la ampliación de la iglesia con obra de fábrica.

Plano de San Vitores.

Listo.


Bibliografía:

“Vida de San Vítores de Cerezo”. Luciano Huidobro Serna.
“En torno al pergamino relativo a San Vitores existente en la Biblioteca Nacional de Madrid”. Teodoro de Izarra.
“Fiestas y romerías, tradicionales y famosas en tierras burgalesas”. Ismael García Rámila.
“Historia de la vida, sepulcro, reliquias y congregación del ínclito mártir San Vitores”. Lucas Antonio Güemes.
Periódico “Diario de Burgos”.
“Eremitorios rupestres en la comarca de Las Merindades (Burgos)”. Judith Trueba Longo.
Biblioteca Nacional de España.
Blog Tierras de Burgos.


Para saber más:

Tierras de Burgos. Ermita de San Vitores.
Tierras de Burgos. San Vitores y sus lugares.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, tenga usted buena educación. Los comentarios irrespetuosos o insultantes serán eliminados.