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domingo, 9 de abril de 2023

Juan de Medina de Pomar no es Juan de Medina ¿ni Juan Ruiz de Medina?

 
 
Lo primero que tenemos que hacer es aclarar el título de esta entrada. Existieron dos, o tres, Juan de Medina. El primero fue arzobispo de Toledo, el segundo fue un teólogo y el tercero podría ser el primero de los anteriores o un tercer medinés que fue abad de Santander y que pertenecería a la generación de Mauricio, obispo de Burgos.

Medina de Pomar
 
Juan de Medina de Pomar nació hacia el año 1215 -hay autores, como Antonio Gallardo Laureda, que cifran su nacimiento en 1180 o en 1170- y falleció en Tamajón (Guadalajara), en julio de 1248. En todo momento parece que está confirmado que fue sobrino del obispo Mauricio de Burgos por lo que chirría lo de nacer hacia 1180.
 
La primera vez que aparece un Juan de Medina en la historia figura como Abad de Santander, con cuyo título firma en 1218 un privilegio del Hospital del Rey en Burgos. Con lo cual la fecha esa de nacimiento de 1215 se nos vuelve harto difícil o habiendo un Juan nacido en 1215, como decimos, no es el mismo. En 1220 es Abad Valladolid. Debemos tener seguro que no se refiera al obispo de Valbuena Juan de Medina (de Pomar) de 1424 que podría ser una errata u otra persona más. ¡El cuarto! El rey Fernando III, el Santo, postula a Juan de Medina para la diócesis de Osma. Disponemos de una sentencia en el que aparece la firma de Juan de Medina (de Pomar) como obispo de Osma junto a la del Rey Fernando III. En ella el rey sentencia entre el Obispo y los vecinos de Panizares (Burgos) a 23 de mayo de 1231. Juan de Medina de Pomar aparece con los títulos de Obispo electo de Osma, Cancelario del Rey y Abad de Valladolid.

Fernando III de Castilla.
 
Según esta línea de investigación, este Juan de Medina de Pomar -el Obispo de Osma-, en 1237, fue encargado del gobierno de la sede toledana como consecuencia del viaje del arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada a Roma. Luego, Juan pasó de ser obispo de Osma durante diez años a ser Obispo de Burgos al menos desde 1241, en cuyo mes de abril ya presidía dicha iglesia. Aparece confirmando el privilegio del Bulario de Alcántara: “Joannes Burgensis Episcopus Dni Regis Cancelarius”. Pero, esta sería la biografía del conocido como Juan Ruiz de Medina de Pomar o Juan de Soria que falleció en 1846. ¿Por qué se le llamaba de Medina de Pomar? ¡Por qué tiene su biografía mezclada con la de Juan de Medina de Pomar?
 
Lo más destacado de la biografía del principal Juan de Medina de Pomar de nuestra bitácora fue su nombramiento como sucesor en la sede toledana de Rodrigo Jiménez de Rada, que había muerto el 10 de junio de 1247. Para ese cargo eran necesario buscar una persona de estatura religiosa y, no lo dudemos, política. Eso llevó a que el Cabildo de Toledo se pusiese a trabajar en busca de un sucesor durante el otoño de 1247. Resolvieron presentar a Roma, a finales de ese año al cardenal de curia Gil Torres, del título de San Cosme y San Damián. Bonita idea, pero impracticable porque los cardenales de la curia tenían consideración de clérigos de la Iglesia de Roma y llevarlos a una diócesis distinta era, en cierto modo, rebajarlos. ¿El Cabildo no entendía que el cargo sería rechazado?

 
Inocencio IV (1185-1254) lo rechazó a través de, como mínimo, seis cartas dirigidas al Cabildo, al Rey, a la ciudad de Toledo, al deán y a algunos cabildantes particulares. Se debe entender que esa petición fue extemporánea porque la costumbre de la época no consentía en que los Cardenales residiesen, de forma continua, en determinada Iglesia, fuera de Roma. La práctica de nombrar Cardenales a Obispos -que tuviesen Diócesis propias- con residencia es bastante posterior. Los Cardenales eran en aquel tiempo eclesiásticos a las órdenes del Sumo Pontífice para que desempeñasen los cargos de la Curia pontificia y para que ejerciesen diversas misiones de importancia en las cortes de los príncipes, en las delegaciones por cruzadas y en otros asuntos de la disciplina eclesiástica. Por cierto, el propuesto Gil de Torres era castellano que trataba asuntos vinculados a múltiples Sedes y Catedrales de España y que murió en 1254.

Catedral de Toledo
 
Evidentemente, el Papa se reservó el nombramiento del futuro arzobispo de Toledo: nombró al maestro Juan de Medina de Pomar que todavía era un hombre joven… ¡incluso vivía su madre en Burgos! Aceptando que nuestro Juan es el de 1215. Nuestro medinés, en ese momento, era titular del arcedianato de Briviesca (Burgos) y capellán pontificio. Autores como Juan Francisco Rivera Recio, en 1969, lo sitúan como Arcediano de Berberigo que abarcaba los en los arciprestazgos de Viana, Bernedo y Arana-Arraya en la diócesis de Calahorra. El arcedianato significaba que, en el momento de su elección, estaba al servicio del Pontífice, del Santo Padre, del Papa. Pero si esto no era suficiente -que, seguramente, no lo fuese- era sobrino de Mauricio, obispo de Burgos que había sido arcediano de Toledo; canónigo de la Catedral de Toledo durante el arzobispado de Rodrigo Jiménez de Rada; Juanito había alcanzado el máximo grado académico de maestro en Teología por la Universidad de París, donde poseía una casa, y había ejercido de profesor; era alguien cercano a la Familia Real francesa, Blanca de Castilla y su hijo Luis IX, futuro san Luis; disponía de abundantes bienes por herencia de familia; y era un protegido del cardenal benedictino Guillermo Talliante. Lo que diríamos una mano ganadora de cartas.
 
El Papa Inocencio IV dijo de Juan que era un hombre “eminens scientia, munditia vitae, discretionis industria et clarae famae praeconium”. Comunicó la elección de Roma al cabildo de Toledo, al rey Fernando III, al príncipe Alfonso y al hermano de éste, arcediano de Toledo, Sancho.

Medina de Pomar
 
Claro que este cargo no le valió para mucho porque su gloria fue efímera. Dispuso del cargo durante cinco meses, desde el 20 de febrero de 1248 hasta el 20 de julio del mismo año. Además, poco paró por Toledo. Buena parte de este tiempo estuvo ocupado por viajes fuera de España, de modo que sus actuaciones en las diócesis fueron extremadamente reducidas. Tenemos que el 28 de mayo de 1248 confirma un privilegio de Calatrava. Creó dos capellanías y dotó la fiesta de la Natividad, siendo bienes fundacionales las villas de Rodillas y de Aldea Nueva.
 
También conocemos que un mes después de haber sido elegido, mientras estaba en la curia romana en Lyon, el Papa le confirió la consagración episcopal y, a su instancia, un privilegio para que el deán, chantre, maestrescuela y tesorero de la Iglesia de Toledo puedan usar mitras cuando el obispo oficiase de Pontifical. Después de elegido, hizo un primer viaje a Toledo. Regresó a la curia romana y desde allí emprendió el último de sus viajes, pero, en lugar de ir directamente a su sede, dio un rodeo, pasando por París. Se entrevistó con Luis IX (1214-1270) y debió de asistir a la consagración de la Sainte-Chapelle (1248) que el rey había mandado construir para albergar la corona de espinas que había adquirido del tesoro de Constantinopla. La euforia general era grande y el arzobispo de Toledo le pidió algunas reliquias para su iglesia. Así lo hizo el rey francés en un documento, que se guarda en el tesoro de la catedral de Toledo, fechado en el mes de mayo en el castillo real de Étampes y autentificado con una espectacular bula de oro: “Luis por la gracia de Dios, Rey de los franceses: A los amados canónigos y a todo el Clero de la Iglesia toledana salud y afecto. Deseando enaltecer vuestra iglesia, con los más preciosos dones, os enviamos por mediación de nuestro amado Juan arzobispo y a súplicas suyas, las reliquias que tomamos del tesoro del imperio constantinopolitano a saber, el Lignum crucis del Señor, una espina de la Sacrosanta corona del mismo (…). Y os rogamos que las custodiéis con el debido honor y que en vuestras misas y oraciones, tengáis memoria de Nos. Dada en el mes de Mayo de 1248”. El texto íntegro en latín lo tienen ustedes en los anexos.

Sainte-Chapelle de Paris
 
A fines del mes de mayo el arzobispo estaba ya de regreso en Toledo, pero no llegó a estar ni mes y medio porque emprendió otro viaje. ¿A dónde? No se sabe, pero de camino tuvo la humorada de enfermar y morirse en Tamajón el veinte, o veintidós, o veintitrés de julio de 1248, que las tres cifras hemos leído.
 
Le dio tiempo a dictar su testamento, eso sí. Tiene fecha del 19 de julio de 1248. Su última voluntad, manifestada en dos diplomas iguales, es el documento más importante que ha dejado este arzobispo malogrado. Su testamento es rico en noticias -reconócese sobrino del obispo de Burgos Mauricio- y permite conocer las posesiones de un eclesiástico de la alta nobleza a mediados del siglo XIII. Nos dejó constancia de la “familia” o corte de un arzobispo, apareciendo descritos por sus nombres cada uno de sus servidores con sus cargos. Y, en tercer lugar, nos presenta una relación muy pormenorizada de sus libros que deja a sus sobrinos Rodrigo Sentini y Fernando Roderici. Dejó sus bienes de Medina de Pomar a su madre. En la distribución de sus bienes fue generoso con los necesitados tanto por su dimensión religiosa y social del arzobispo como deseos de favorecerse el camino celestial. Incluso dejó un aniversario en la Catedral de Burgos, que había comandado su tío.

San Luis de Francia (El Greco)
 
Juan poseía libros de gramática latina, de filosofía y de leyes, con los cuales hizo un lote para un sobrino que era estudiante. Otro lote lo formaban el decreto y las decretales. Poseía una Biblia menor glosada y un libro de concordancias bíblicas, novedades recién aparecidas en el mercado de libros de París. Poseía una gran Biblia glosada en nueve volúmenes, tipo de libros que los profesores de Teología utilizaban mucho en sus clases. También tenía un breviario según la regla de Burgos, recuerdo de su vinculación con su diócesis nativa, así como libros de Plinio, la “Ciudad de Dios” de san Agustín y un tratado “De Trinitate”. Finalmente, poseía las obras completas de tres de los padres latinos de occidente, san Agustín, san Jerónimo y san Ambrosio, que mandó distribuir equitativamente entre los conventos de dominicos y franciscanos de Toledo para que sacasen copias, a fin de que cada uno de ellos tuviera las obras completas. Aparte, existía un lote final de libros de teología en cantidad no especificada.
 
Además del testamento, en el mismo día mandó el arzobispo moribundo redactar un documento con la fundación de una memoria por su alma en la Catedral de Toledo, memoria que dejó dotada con las rentas de dos villas arzobispales. Fue enterrado en la capilla de la Trinidad de la Catedral de Toledo. Su obituario dice: “Obiit don Johan, arzobispo de Toledo, era MCCLXXVI (1238), julio, 20”. Pero el año 1238 es inaceptable y ya lo corrige Juan Bautista Pérez, apoyado en los Anales Toledanos II, sino que debe leerse MCCLXXXVI, es decir, 1248. Le sucederá Gutierre Ruiz Dolea.
 
 
Bibliografía:
 
Real Academia de la Historia.
“Arquitectura de la Orden del Císter en la provincia de Valladolid (1147-1515)”. Antonio García Flores.
Periódico “Hoja del Lunes” de Burgos.
“El Primer Almirante de Castilla D. Ramón de Bonifaz y Camargo”. Gullermos Ávila y Diaz-Ubierna.
“Remembranzas Burgalesas”. Julián García Sainz de Baranda.
“Don Rodrigo Jiménez de Rada. Gran estadística, escritor y prelado”. Javier Gorosterratzu.
“Apuntes históricos sobre la ciudad de Medina de Pomar”. Julián García Sainz de Baranda.
“Los arzobispos de Toledo en la baja edad media (s. XII-XV)”. J. F. Rivera recio.
 
 
Anexos:
 
 
El texto literal de la carta de Luis IX, recogido en la obra del Cardenal Lorenzana, Patrum toletanorum quotquot exstant opera t. III (Madrid, 793), pág. 420421 dice así: “Ludovicus Dei gratia Francorum rex, dilectis suis in Christo canonicis et universo clero Ecclesiae Toletanae, salutem et dilectionem. Ecclesiam vestram volentes xenio pretiosi muneris insignire, per dilectum nostrum Iohannen, archiepiscopum toletanum et ad preces ipsius de venerandis et eximiis sanctuariis nostris, quae de thesauro imperii constantinipolitani suscepimus pretiosas vobis partículas destinamus; videlicet.
1) de ligno crucis Domini;
2) unam de spinis sacrosantae spinae coronae eiusdem Domini;
3) de lacte gloriosae Virginis Beatae Mariae;
4) de túnica Domini purpurea, qua indutus fuit;
5) de linteo, quo precinxit se Dominus, quando lavit et extersit pedes
discipulorum suorum;
6) de sindone, qua corpus ipsius sepultum iacuit in sepulchro;
7) de pannis infantiae Salvatoris.
Vestram itaque dilectionem rogamus et requirimus in Domino ut predictas sacras reliquias cum debito recipiatis et custodiatis honoie necnon in missis et orationibus vestris perennem nostri memoriam habeatis. Actum apud Stampas anno Domini 1248, mense maio”.
 
 
Juan de Soria: nacido en lugar desconocido y muerto en Burgos en 1246. También fue conocido como Juan de Osma, Juan Díaz, Juan Domínguez o Juan Ruiz de Medina. Fue uno de los enviados como delegado hispano al IV Concilio de Letrán de 1215 y, a fines de ese año, ingresó en la Casa Real castellana como canciller regio. Fue secretario, y desde 1217, canciller de Fernando III de Castilla, quien lo promovió a la abadía de Santander y Valladolid. Sustituyó a los arzobispos de Toledo y Santiago de Compostela como Canciller Mayor de Castilla y León en 1231. Ese mismo año fue nombrado obispo de Osma, cargo que ostentaría durante diez años.
 
Acompañó a Fernando III en sus campañas de 1235-36 contra los almohades de al-Ándalus en calidad de legado para la cruzada, en sustitución de Rodrigo Jiménez de Rada, hallándose presente en la toma de Córdoba, cuya catedral consagró. En 1237 fue elegido obispo de León (ocupando la diócesis vacante tras la renuncia del obispo Arnaldo), aunque no llegó a tomar posesión, pese a que el papa Gregorio IX aprobó la elección, ya que se opuso el rey Fernando. En 1241, tras serlo de Osma, fue nombrado obispo de Burgos.
 
Fue autor de la “Chronica latina regum Castellae” (Crónica de los reyes de Castilla) redactada entre 1223 y 1237.
 
 
 

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