Ninguna
guerra surge de la nada. Los factores son múltiples y, muchas veces, cada
persona que empuña un arma en cualquiera de los bandos tiene razones, venganzas
o rencores que cobrarse. No hay nada bonito en ello, ni en sus causas. Ni
existió lo que la leyenda rosa sobre la II República Española cuenta -al menos
no como lo cuenta- ni la equivalente con el franquismo. O al revés.
Para
comprenderlo mejor nos centramos en una localidad que llevaba poco como
municipio independiente, Arija, constituido en 1928 y formado por dos barrios:
el Barrio de Arriba o núcleo tradicional y el Barrio de Abajo o Vilga,
construido en 1906 al instalarse allí la empresa vidriera "Cristalería
Española”. Con ello, tenemos un centro industrial comunicado con Bilbao y León
a través del ferrocarril de La Robla. Además, cerca pasaba la carretera entre
Burgos y Santander. Esto llevó a que en 1930 estuviesen censadas 2.187 personas
de las cuales unos 600 eran obreros empleados en la "Cristalería
Española" y otros estaban en una cantera de arenas silíceas. La mayor
parte de ellos estaban sindicados, principalmente en la UGT.
Era
un núcleo rojo e industrial en una provincia conservadora y agrícola. Allí
vencían las candidaturas de izquierdas en todas las convocatorias electorales.
Y, en esa población se disfrutaba de la tensión política común en el pútrido
aire político de la segunda república española. El 9 de abril de 1934 hubo una
pelea entre Serafín y Ángel Sedano Jerez y Eugenio Javier Sedano llevándose
este último la peor parte. El cinco de octubre de 1934 la Guardia Civil detuvo
a Aquilino Hidalgo Hidalgo, Sabino Fernández García, Urbano Ruiz Ceferino y
Ángel Rodrigo Lucio que dispararon contra Adolfo Sierra Fernández de 27 años,
Gregorio Ruiz Lucio de 20 años y Gregorio Argüeso Castañeda de 24 años. Esta
guerra política llevó a que se solicitase la construcción de una casa-cuartel
de la Guardia Civil para 25 familias. Hasta ese momento había seis números y un
sargento solamente.
Durante
el golpe de estado socialista de octubre de 1934 -que ha pasado a la historia
como la “Revolución de Asturias”, aunque hubo levantamientos por toda España-
fue apuñalado el día siete el miembro de la Falange Española Jesús Sainz Hierro
de 20 años, que murió a los diez días en Burgos. Un hermano suyo resultó
herido. Aunque este caería combatiendo durante la guerra civil de 1936. Situémonos
en el 25 de enero de 1935, en esta sangrante Arija, donde se ha producido otra
riña entre obreros con el resultado de un herido muy grave por arma blanca,
Ángel Rodrigo.
El 8 de abril, al salir de una taberna, surge una encerrona más entre
facciones políticas -se acometieron dos grupos rivales a tiros y puñaladas- donde
muere Manuel Villapún López, antiguo alcalde socialista de Arija hasta su
destitución tras octubre de 1934 y presidente de la Casa del Pueblo, y quedan
heridos graves Félix Zamanillo Diez, Celestino Villapún López (que morirá
fusilado por los sublevados de 1936) actual presidente de la Casa del Pueblo,
Cesáreo Quevedo Ruiz y su hermano. Otras fuentes añaden a Cesáreo González y
Ceferino Hidalgo.
El
23 de octubre, en plena nevada, se originó otra pelea con arma blanca entre
afiliados socialistas y derechistas, en la que Guillermo Madrigal y Florencio Sendino
apuñalaron a José Calle Abad que fue curado de urgencia por el médico de Arija
y luego fue trasladado a Burgos. Lo terrible es que los agresores tenían
veintiuno y diecinueve años respectivamente. ¡¿Quién les había envenenado el
alma?!
La
cosa estaba que ardía. La lucha por el control de las calles entre las
facciones políticas era a muerte. No solo aquí sino en toda España. Pero, ¿Cuál
era la proporción de voto en Arija para tanta sangre? En las elecciones a
Cortes Constituyentes del 28 de junio de 1931, el bloque de derechas obtuvo 447
votos (un 18`69 por ciento) frente a los 1.944 votos de la izquierda, es decir,
un 81`30 por ciento). En 1933 la derecha obtuvo un 37`26 por ciento de los
votos y la izquierda un 62`73 por ciento. En las elecciones de febrero de 1936,
la derecha obtuvo un 42`15 por ciento frente al Frente Popular votado por un 55`71
por ciento y el centro con un 2`12 por ciento. Vemos que la izquierda estuvo
perdiendo en Arija apoyos durante los cinco años de la segunda república
española.
La
crisis económica iniciada en 1929 y cuyas reverberaciones siguieron durante la
década de 1931 a 1940 redujo ostensiblemente la mano de obra. De 601 obreros en
1931, se pasó a 471 en 1933. Las reformas en el derecho republicano aumentaron
la tensión social originada por la falta de trabajo. Por ejemplo, hubo numerosas
huelgas en las obras del Pantano del Ebro y en el aumento de la conflictividad
social durante el periodo republicano (1931-1936).
La
Agrupación Socialista contaba con 128 miembros en la primavera de 1936 y los
dirigentes de los sindicatos cristaleros de la fábrica de vidrio eran afiliados
del PSOE. También hubo anarquistas y agrupaciones del Partido Radical de
Lerroux (centroderecha). En 1931, se creó en Arija la Juventud Católica
Masculina muchos de cuyos miembros pasarán a la Falange Española. Los
enfrentamientos entre ambos extremos se iniciaron rápidamente y, como ya hemos
leído, fueron abundantes.
Tanto
la agrupación socialista como la Juventud Católica contaban con cuadros
artísticos que ponían en escena obras de teatro para adoctrinar, distraer y
reforzar los vínculos del grupo. Otras actividades fueron la organización
periódica de charlas y conferencias y las veladas recreativas. En estas últimas
tras la lectura de poemas, discursos alusivos a la causa obrera se cantaban
himnos socialistas como Proletarios Unidos, La Internacional... Se realizaban
también excursiones y comidas de confraternización.
Tras
el golpe de estado fallido del verano de 1936, los republicanos montañeses mantuvieron
el control de esta zona del norte de Burgos y dispusieron el frente en las
parameras de Bricia y La Lora. Concretamente, el Burgos republicano comprendía
los ayuntamientos de Arija, Valdebezana, Valle de Mena, Merindad de Montija,
valle de Zamanzas, Alfoz de Bricia y Alfoz de Santa Gadea. Las personas
encuadradas en sindicatos, rápidamente, organizaron la columna de Arija, formada
por voluntarios locales junto a efectivos del Regimiento Valencia de Santander.
Con el tiempo la columna de Arija pasó a formar parte de la División núm. 3 y
luego de la división 54, mandada por el piloto Navamuel. Para hacer frente a
las necesidades militares y reforzar las defensas se construyó un aeródromo y
se instaló un destacamento de defensa antiaérea contra aeronaves (D.C.A).
Las
autoridades renovaron el Consejo Municipal de Arija en enero de 1937 compuesto
por los dirigentes del PSOE y la UGT. El alcalde-presidente era Demetrio Arnaiz
Gómez (PSOE y UGT); vicepresidente primero Isaac Martínez Gutiérrez (PSOE y
UGT); Eusebio Blanco Blanco (UGT); Celestino Villapún López (UGT); Jesús López
Jarcia (UGT); Gabino García Alonso (UGT); y Jesús Ruiz Guerra (UGT). ¡Y se
incorporaron temporalmente a la provincia de Santander!
La
Cristalería Española de Arija, cuya sede social se encontraba en Bilbao, fue
incautada por el Gobierno. Los componentes del Comité de Control de la
"Vidriera" fueron Celestino Villapún López (presidente), Gabino
García (secretario), Marcelino Tamayo, Valerio Vigo, Adolfo Sierra, Porfirio
Róscales, Pablo Montes, Isaac Martínez, José Lafuente y Pelayo Millán. Además,
la Sociedad de Obreros Cristaleros del barrio de Vilga, en Arija, contaba con
80 milicianos de la UGT, con Pablo Montes como comisario de guerra, dispuestos
para la defensa frente al fascismo.
La
cercanía a territorio rebelde, los enfrentamientos precedentes y la alta
afiliación a ambos lados del arco ideológico produjeron un alto número de
voluntarios… y de prófugos y evadidos desde el lado republicano durante la
guerra. Un estudio pormenorizado, elaborado a partir de una "Relación de
movilizados en Arija", muestra que hubo 64 voluntarios republicanos, es
decir, más de un 23 por cien del total de 482 movilizados. De estos últimos, 2
eran prófugos, 28 evadidos, 88 en paradero desconocido y 12 detenidos, lo que
suponía un 26`94 por cien del total de movilizados. Una cifra considerable de
mozos ajena a las querencias bélicas o a la causa republicana. Los índices
mayores tanto de voluntarios como de contrarios, opositores, indiferentes o
desafectos pertenecían a los segmentos de población más joven (18 a 23 años),
llamados a filas en enero de 1937, mes en el que fueron militarizadas las
quintas de 18 a 45 años.
Escuelas de la "Cristalera Española".
La
escuela junto a la fábrica se convirtió en un Hospital compuesto por cuatro
cabos y setenta y nueve soldados. No sus sótanos que fueron cárcel, claro. El
Hospital acogía a soldados con heridas de menor consideración. En abril de 1937
ingresaron 180 enfermos y hubo una media diaria de ingresos de 20 a 25
enfermos. Se cerró tras la retirada de agosto de 1937. Podemos hablar del director
del Hospital que fue el médico Fidel Hoyos Merino nacido en Reinosa el 24 de
abril de 1880 y que pudo continuar ejerciendo su labor hasta su jubilación en
1958. También se empleó como cárcel el edificio de telégrafos. Debían ser unos
lugares muy eficientes porque continuaron sirviendo en la represión franquista.
Alguna de las dinámicas que emplearon los “Rojos” y, quizá, después los
“azules” fue la que refería la Causa General franquista. Escribió que los
vecinos de Arija Aniceto Altuna, Arsenio García, Andrés Arbaiza, Antonio
Jorner, Marcelino Real y Francisco Pérez "fueron maltratados de obra,
siendo sacados de los calabozos de noche para simular su fusilamiento, siendo
algunos colgados de las barandillas del puente sobre el río Vilga y otros
amarrados a los árboles, siendo brutalmente apaleados". Cositas de la
guerra, el odio y el rencor.
En
este fervor revolucionario también participaron las mujeres. No solo las que
posaron en unas fotos propagandísticas como impolutas milicianas sino las que
lucharon como de cocineras y camareras del comedor popular para atender a los
refugiados de las comarcas limítrofes. Por cierto, posar en estas fotografías
trajeron consecuencias penales al llegar a Arija los franquistas. Así Bernardeta
García Campos fue condenada a 8 años, cuando tenía 24 años y Basilisa Salcedo
Sedano, de 21 años, encarcelada desde el junio de 1938 a marzo de 1940. Las
condenas no solo eran de prisión, sino que, a las que se habían destacado por
mitinear o cosas similares, fueron detenidas, rapadas el pelo, insultadas y
exhibidas de forma humillante. Curiosamente es lo mismo que sufrieron las
colaboracionistas cuando se liberó Francia. En este grupo estuvieron Hilaria
García Ruiz que fue apaleada y condenada a 30 años; Ester Martínez Calvo;
Matilde Pérez García o Teopista Gallaga Bárcena.
Como
muchos otros niños del frente norte republicano hubo algunos que fueron
alejados de la guerra española trasladándoles al norte de Europa. De Arija
salieron noventa niños en dos expediciones, el 12 de mayo y el 19 de junio de
1937. Fueron a ciudades flamencas (Lovaina, Meenen, Zandrliet) y algunos
continuaron viaje hasta la Unión Soviética. La mayoría retornaron a mediados de
1939 aunque otros como Antonio Espeso, Herminia Pérez, José María Saiz, Mariano
Puente Ruiz, Josefa de Villacorta o Angélica Picos no volvieron.
Ese
año de control republicano tuvo sus represaliados (algo que parece tabú
decirlo) y “paseados” dándonos la cifra de unos diecinueve muertos. Y, es que,
el frente se mantuvo estable en Las Merindades por diversas razones. El norte se
desmoronará con la caída de Bilbao y el avance franquista por la costa que
amenazaba con embolsar a los republicanos de la provincia de Santander. La puntilla
llegó con la ofensiva de los sublevados del sábado 14 de agosto que hundió el
frente de La Lora y los arijeños vieron la marcha de los soldados republicanos
y de los simpatizantes de izquierdas a Reinosa primero y, posteriormente, a
Asturias. Buscaban embarcarse para salvar la vida o continuar la guerra en el
mediterráneo. Evidentemente esa afortunada posibilidad se concedió de arriba
hacia abajo y muchos ciudadanos comprometidos con el Frente Popular fueron
capturados y juzgados o asesinados. El lunes 16 de agosto, las Brigadas de
Navarra tomaron Reinosa, mientras los italianos de la agrupación
"Celere" entraban en Arija y seguían en dirección a Reinosa,
cerrándose así la bolsa de tropas republicanas en Valderredible.
Con
la entrada de las tropas Nacionales, se volteó la tostada y se inició la
represión franquista que costó la vida al menos treinta y dos vecinos de Arija "paseados",
fusilados en Santander y Burgos, fallecidos en prisión en la posguerra, etc...
Arija fue destinada por los rebeldes como punto de recepción de prisioneros
junto con Barruelo y Aguilar, es decir, como campos de concentración inmediatos
para clasificar a los combatientes republicanos. Esos treinta y dos vecinos
muertos representan un porcentaje de 14`6 por mil sobre el censo municipal de
1930, muy elevado pero inferior al de otros municipios de la comarca de Las
Merindades, como Sotoscueva y Montija.
Pasado
este trago de la guerra, la Casa del Pueblo pasó a ser la sede de Falange, en
tanto se reactivaba la producción industrial de la Cristalería Española. Las
antiguas escuelas -hospital y cárcel- serán una preceptoría para nuevos
seminaristas del Arzobispado de Burgos.
Doscientos
cincuenta y ocho presos de Arija, Valdebezana, Campoo y otras zonas de
Cantabria y de España redimieron penas y fueron utilizados como mano de obra en
el Destacamento Penal de Arroyo para finalizar las obras del Pantano del Ebro,
que fue inaugurado por el propio Francisco Franco, “Caudillo de España por la
Gracia de Dios” como decían sus monedas, el 6 de agosto de 1952.
Por
supuesto, tras la victoria los ganadores instruyeron la poco imparcial Causa
General sobre la dominación roja en España instruida por el Ministerio Fiscal por
Decreto del 26 de abril de 1940. Esta posee relaciones de nombres de personas
represaliadas. Las zonas de Burgos que estuvieron bajo control republicano tuvieron
una pieza aparte.
Según
la Causa General, los vecinos de Arija asesinados en prisión o por la calle y
desaparecidos por los republicanos fueron: Elías Ruiz Lucio, Gregorio Ruiz
Ruiz, Daniel Diez Zubelzu, Francisco Pérez, Aurelio Ruiz Saiz, Orencio García Terradillos,
Heliodoro García, Celestino Rapp Diez, (16 años), Honorato García, Gerardo José
Hermosa Valderrama, (16 años), Julián Alonso Crespo, Braulio Viñas, Antonio
Benito, Heraclio Gómez Bustamante, (16 años), José Calle Abad -falangista
fallecido en el frente de Bilbao en febrero de 1937-, José Caro Huertas, Amaro Ruiz
Saiz y Armando Miguel Fuenturbe -religioso-. He señalado la edad de los más
jóvenes que en aquella época eran ya hombres hechos y derechos pero que hoy les
llamamos “niños”.
Los
supuestos responsables, según la Causa General, fueron: Demetrio Arnaiz, Pablo
Montes, Adolfo Sierra, José La Puerta, Celestino Villapún, Joaquín Rodríguez,
Joaquín Domínguez, Manuel Bueno, Porfirio Roscales, Valeriana García, Valerio
del Vigo, Rogelio Rodríguez, Mariano Rodríguez, Isaac Martínez, Agustín Martín,
Tomás Recio, Tomás Gutiérrez, Jesús López, Benito Gutiérrez, Ángel Sedano,
Serafín Sedano, Antonio García, Demetrio Hidalgo, Julio Hidalgo, Aquilino
Hidalgo, Emilio Puente, Demetrio Puente, Engraciano Puente, Pedro Álvarez,
Constantino Galán, Saturnino García, Alfredo Santos, Felipe Santos, Ramón
Gutiérrez, Pedro Orejas, Gabino García, Sabino Fernández, Heraclio Ruiz,
Raimundo Fernández, Felipe García, Lorenzo García, Victoriano Saiz, Pelayo
Millán, Marcelino Tamayo, Urbano Ruiz, Aquilino Ruiz, Pedro Fernández y Alfredo
Santos. La represión franquista afectó con resultado de muerte a 22 de ellos, acusados
de haber colaborado, desde sus cargos en las organizaciones sociales y
sindicales, o por ser miembros de los comités de guerra de Arija, el Gobierno
republicano de la zona norte, además de su presunta participación en el
asesinato del capitán Sanjurjo en Corconte.
Además
de los anteriormente citados, otros arijanos como Fidel Puente y Emilio Lucio
Saiz, fueron acusados en la Causa General de desmanes, saqueos y robos
ocurridos en la localidad durante el poco más de un año de ocupación
republicana de la villa, así como de la destrucción de los ornamentos de culto
de la iglesia del pueblo y de la capilla de la fábrica de la Cristalería
Española del barrio de Vilga, con añadidos como ser también los presuntos
responsables del saqueo y robo total de veintiuna viviendas y parcial de seis
viviendas de dicha localidad.
De
manera complementaria a la represión física contra las personas imputadas
{ejecuciones, cárcel, destierro, etc.), consolidado el Gobierno franquista, y
una vez normalizados los órganos ordinarios de Justicia, se pone en marcha la
represión económica, o lo que es lo mismo, se realiza una reforma de la
legislación para que se aceleraran los trámites de liquidación de responsabilidades
políticas. A tal propósito se promulgó la Ley de 9 de febrero de 1939. En su
virtud, se atribuía a la jurisdicción ordinaria el enjuiciamiento de las
Responsabilidades Políticas, para "liquidar las culpas contraídas por
quienes contribuyeron con actos u omisiones graves a forjar la subversión roja,
a mantenerla viva durante más de dos años y a entorpecer el triunfo del
Movimiento Nacional". En el caso de Arija, afectó a 77 personas. Miren
los anexos, aunque sea solo por recordar su nombre.
Arija,
durante la posguerra, vio decaer su esplendor industrial que se vio reflejado
en el descenso de ciudadanos censados: de 2.187 habitantes en 1930, a los 490 del año 1960.
Parece
que existieron, al menos, un par de fosas comunes: la de la finca cercana a las
escuelas de la cristalera y la del colegio de León de Argüeso. En esta última
deben estar enterrados unos milicianos capturados allí a la entrada de los
franquistas. Se habla de una tercera bajo el pantano dado que, al parecer, la
draga de "Arenas de Arija” extrajo huesos humanos que volvieron a ser
enterrados para evitar complicaciones alrededor del 2005, pero podría tratarse
de una necrópolis medieval.
Bibliografía:
“Vida
y muerte en el norte de Burgos y Palencia en la Guerra Civil y posguerra
(1936-1950)” Jesús Gutiérrez Flores.
“Arija
(Burgos). Causa general, represión y responsabilidades políticas en la Guerra
Civil (1936-1945)”. Isaac Rilova Pérez.
Periódico
“La libertad”.
Periódico
“Diario de Burgos”.
Periódico
“el Cantábrico”.
Periódico
“La voz de Cantabria”.
www.arija.org
Revista
digital “El Catoblepas”
Anejos:
Controlada la comarca de Arija
por los nacionales, aplicaron su represión -activa o reactiva- y así, en los
meses finales de 1937, el Juzgado Militar de Ejecuciones de Burgos, presidido
por el juez José Guindos Rodríguez, capitán de Caballería, en el Sumarísimo num.
1.600/37, procedió judicialmente.
Condenados por auxilio a la
rebelión a 20 años de reclusión menor: Juan Gil Ontavilla.
Condenados por auxilio a la
rebelión a 15 años de reclusión menor: Salustiano Ruesga Lombrana, y
Domiciano Rodríguez Ruiz.
Condenados por auxilio a la
rebelión a 12 años y un día de reclusión menor: José
Pradera Pérez, Miguel Saiz Pérez, Hipólito Carretón Fuentes, Urbano Sedano
Fernández, y Elías Salcedo Ibáñez.
Condenados a ocho años de
prisión mayor: Paulina Salcedo Sedano, Bernadeta García
Campos, y Pedro Rodríguez Mata.
Condenados a seis años y un día
de prisión mayor: Macario Sainz Peña, Crescencio Cuesta Cuesta,
Juan Alonso Vélez, Fortunato López Saiz, y Felicitas Montes y Montes.
Condenados a dos años de
prisión menor los siguientes: Domingo Montilla Rodríguez,
Máximo Terán García, Emiliano Blanco Gutiérrez, Faustino García Ruiz, Donato
Saiz Alonso, Ursicino Bustamante González, José Montes González y Eloy Salcedo
Sedano.
Penalizados
de Arija bajo la Ley de 9 de febrero de 1939 de Responsabilidades Políticas:
Laura Alonso García, “asidua
concurrente a mítines y manifestaciones, durante el dominio rojo en Arija
insultó groseramente y pegó a las detenidas Julia Calle y Asunción Rodríguez”.
María Paz Alonso Ortega, de 55
años, “izquierdista y de ideología extremista, propagandista del marxismo y
denunciadora de personas de derechas de la localidad”.
Pedro Álvarez Blanco, "durante
la dominación roja intervino en la detención del capitán Sanjurjo, más tarde
asesinado, participando también en varias muertes de personas de orden".
Fermín Argüeso Fernández, "quien,
con el coche que conducía, transportaba detenidos, que posteriormente eran
fusilados en las montañas, participando en saqueos y requisas, etc.”.
Luis Argüeso Manzanedo, “que
fue uno de los que formaron parte del grupo de revoltosos que marchó a Corconte”.
Inocencio Arnaiz Saiz, “quien
participó en cacheos y requisas, especialmente de 120 vacas en Quintanilla
Rucandio”.
María Ayala Jorde, “de
extrema izquierda y gran propagandista, que con frecuencia escarnecía e
insultaba a personas de derechas”.
Claudia Balín Blanco, “afiliada
al Hogar Femenino Antifascista, participó en manifestaciones y colaboró en los
comedores de los rojos”.
Claudia Hilario Bueno
Rodríguez, “participó en las voladuras de los puentes de Soncillo y Bezana”.
Florencia Bustamante Sierra, “hizo
guardias y luego huyó a la zona roja, donde prestó servicios”.
Domingo Bustamante Vallejo, “formó
parte de los grupos que salieron para Corconte y, nombrado por el Comité rojo
secretario del juzgado municipal de Arija, participó en registros y requisas”.
Román Bustamante Vallejo, “hizo
guardias y practicó detenciones”.
Daniel Díaz Argüeso, “hizo
guardia, requisas, etc., incorporándose posteriormente al ejército rojo”.
Julián Díaz Pérez, “prestó
servicios siendo vocal del Comité de Abastecimientos y practicando. Requisas”.
Aquilino Diez Arnaiz, quien “colaboró
con el Frente Popular de Arija haciendo guardias y custodiando a los presos de
la localidad”.
Feliciano Díez Arnaiz, “antiguo
secretario de la Casa del Pueblo, hizo guardias y custodió a presos de la
localidad”.
Sebastián Espiga Nubla, “durante
el dominio rojo en la localidad prestó servicios con armas”.
Damián Espeso Marina, “participó
en detenciones en Arija y en la del capitán Justo Sanjurjo en Corconte y luego
en Reinosa, donde dieron muerte a 19 guardias civiles y varios paisanos,
contribuyendo también a la quema de iglesias e imágenes”.
Liborio Fernández del Campo, “se
presentó en casa de Victoriano López exigiéndole la entrega de una pistola, que
efectivamente realizó aquel”.
Aníbal Fernández Ortiz, “efectuó
detenciones de personas de derechas, y posiblemente actuase en el saqueo de la
iglesia, puesto que se le ocuparon unas vinajeras”.
Constantino Galán Diaz, “prestó
servicios de enlace y fue activísimo propagandista. También ejerció cargos en
los comités rojos martirizando a los detenidos”.
Casimiro García Diego, “tomando
parte de las fuerzas que se opusieron a las que trataron de salvar al capitán
Sanjurjo”.
Lorenzo García Fernández, “al
mando de una patrulla de forajidos, saqueó y profanó el templo parroquial,
ordenando el derribo de la ermita de las Ánimas, y desvalijó el domicilio del
cura párroco y el almacén del Sindicato Católico Agrario, llevándose géneros
alimenticios. Se le acusa de haber intervenido en detenciones e incluso en
asesinatos de personas de derechas”.
Hilaria García Ruiz, “de
malísima conducta y antecedentes, propagandista incansable del marxismo en
cuantos mítines y actos de carácter político tuvieron lugar en el pueblo.
Organizadora del Hogar Femenino Antifascista, al que logró afiliar a muchas
jóvenes de la localidad, tomando parte personalmente en la detención de las
jóvenes Julia Calle, Ascensión Fernández y Ángeles Sainz, a las que apaleó
cobardemente en su prisión”.
Saturnino García Ruiz, de 26
años, secretario de las Juventudes Socialistas en Arija, y comisario de una
compañía del Batallón rojo.
Concepción Gutiérrez Ayala,
vocal de la directiva del Hogar Femenino Antifascista “donde hacía
propaganda exaltada de sus ideas, asistiendo a mítines y manifestaciones”.
Teófilo Gutiérrez Ayala,
chofer, “por su participación en detenciones de personas de derechas, como:
Daniel Díez, Gregario Ruiz, Heliodoro García y Celestino Rad, que fueron
asesinadas el 28 de diciembre de 1936”.
Máximo Gutiérrez Mata, “quien
organizaba guardias nocturnas y saqueos contra personas de derechas”.
Benito Gutiérrez Manzano, “propagandista
en Arija, de ideas socialistas y luego en Bárcena, donde tomó las armas al
frente de partidas que perseguían a personas de derechas”.
Marcos Gutiérrez Fuente, “destacado
marxista, era padre del delegado de guerra e hizo guardias nocturnas en el
pueblo”.
Emilia Gutiérrez del Vigo,
trabajadora en los comedores antifascistas del pueblo.
Saturnino Hidalgo Peña, “prestó
servicios de guardia y hacía continuas manifestaciones contra los nacionales, a
los que había que exterminar por fascistas”.
Pilar Iglesias Saiz, “informaba
para que hubiera detenciones de personas de derechas y fue responsable del
saqueo de la casa de Ismael Lara Martínez, vecino de Arija”.
Jesús López García, “que fue
concejal del Ayuntamiento, comisario político y miembro del Comité de Guerra
del pueblo”.
Julio López Gómez, “requisó
a sus vecinos una vaca, un ternero y hierba”.
Nicolás Lucio Gómez, “intervino
en una incursión al pueblo de San Felices de Rudrón, donde se produjeron varios
asesinatos, entre ellos el del cura párroco”.
Emilio Lucio Sáez, “Desvalijó
la iglesia de Arija y de Montejo de Bricia, donde hizo guardias”.
Agustín Martín Andrés, “presidente
de la Casa del Pueblo y miembro del Comité de guerra, participó en detenciones
y requisas de objetos”.
Isaac Martínez Gutiérrez,
ejecutado el 18 de junio de 1938, “afiliado a Socorro Rojo Internacional,
fue teniente de alcalde y presidente de la Comisión de Abastos. Ordenó la
recogida de plata y la quema de iglesias, imágenes y la persecución de personas
de derechas, entre ellas la del Sr. Sobrino, que fue asesinado”.
Marciano Mediavilla Fernández, “requisó
escopetas, acreditándose que detuvo al vecino Aurelio Ruiz, quien más tarde
sería asesinado en el barco prisión Alfonso Pérez, destacando también en el
saqueo de la iglesia”.
Graciano Miguel Fuente, “era
dueño del establecimiento de bebidas donde se reunían los dirigentes del Frente
Popular”.
Mauricio Miguel Martín,
fallecido, “colaboró en el asesinato de un sacerdote miliciano incorporado
obligatoriamente por su quinta al Batallón 108”.
Pelayo Millán Martínez,
ejecutada el 15 de diciembre de 1937, “presidente del Comité revolucionario
de guerra de Arija, presidente de la Casa del Pueblo, de la Cooperativa Obrera
y del control obrero de la Cristalera”.
Antonino Montejo Sainz, “afiliado
a Socorro Rojo Internacional, hizo guardias armado y custodió a los presos de
derechas”.
Ildefonso Pérez Sanz, “se
apoderó de munición existente en la tienda de Varona para hacer frente a las
fuerzas del ejército”.
Félix Pérez Ortiz, “perteneciente
al Comité rojo de Arija, fue custodio de presos de derechas, participó en el
despojo de la iglesia parroquial y practicó varias detenciones”.
Bernardo Puente González, “acusado
de haber efectuado varias detenciones como las de Antonio Torner, Arturo Ruiz y
Damián Díez, éste último asesinado en Cañeda (Santander)”.
Tomás Recio González, ejecutada
el 20 de marzo de 1941, “antiguo secretario de la Casa del Pueblo de Arija,
tomó parte en el asalto del balneario de Corconte, donde fue detenido el
capitán Sanjurjo. Asaltó igualmente la fábrica de la Cristalería Española,
apoderándose de cuatro o cinco pistolas y un rifle. Participó, también, en el
asesinato de un labrador de Montejo y en septiembre de 1936 sacó al vecino de
Arija Gregario Ruiz de la prisión en que se hallaba y lo mató en la carretera
de Santander, efectuando el crimen junto con Pablo Montes, Manuel Bueno y Juan
Oslet”.
Pelayo Revuelta Hortigüela, “afiliado
a la Federación de Trabajadores de la Enseñanza (FTE), actuó en el pueblo de
Arija formando parte del Comité rojo. En la escuela infiltraba ideas
extremistas a los niños y voluntariamente envió a su hija al extranjero,
previsiblemente a Rusia”.
Ángel Rodrigo Fraile, “quien
intervino en la detención del capitán Sanjurjo y en el saqueo de casas y
detención de personas de derechas”.
Rogelio Rodríguez Campillo, “miembro
del Partido Comunista de Arija, fue uno de los que detuvo en Corconte al
capitán Sanjurjo y a varios guardias civiles en el balneario; participó en
saqueos de casas de particulares e iglesias y quemas de imágenes y es cómplice
de la desaparición de algunos derechistas”.
Francisco Rodríguez Fernández, “requisó
géneros en el establecimiento de Aurora Ríos y procedió a la detención del
joven Celestino Rap, puesto en libertad, pero más tarde detenido y asesinado”.
Pedro Rodríguez Fernández, “por
haber hecho guardias y requisas y haberse incorporado a un regimiento rojo”.
Ulpiano Rodríguez Fernández, “perteneciente
al batallón "Lenín" y más tarde al 110, formaba parte de grupos que
se dedicaban a apalear a personas de derechas, colaborando en cacheos y
detenciones de las mismas”.
Ubaldo Rodríguez Martínez, “prestó
servicios de vigilancia con armas y custodia de presos”.
Pedro Rodríguez Ruiz, “intervino
en la detención de algunas personas de derechas y se le vio transportar en un
carro objetos sagrados robados en las iglesias”.
Dominica Rodríguez Vázquez, “de
muy mala conducta y antecedentes, insultaba a las personas de derechas, y
arengaba a los milicianos, señalando constantemente a varios vecinos como
peligrosos para el marxismo”.
Dámaso Roldán Sebastián y José
López Marina, “el Dámaso hizo guardias y denunció a personas de derechas,
concretamente a Andrés Arbaiza, Arturo Ruiz y un hermano de este último,
interviniendo también en el saqueo de iglesias”. “José López, empuñó armas de
fuego y prestó toda clase de cooperación y ayuda a los comités rojos de la
localidad”.
Guillermo Ruiz Peña, “se
incorporó a la academia republicana de oficiales, saliendo de ella con la
graduación de teniente”.
Heraclio Ruiz Ruiz, “realizó
detenciones, amenazas e insultos, además de incendios y profanaciones de
iglesias”.
Valentín Sainz Peña, “en los
primeros días del Movimiento se pasó a la zona roja”.
Aniceto Sainz Sainz, “prestó
servicios como conserje en el edificio donde funcionaba el Comité de Abastos”.
Moisés Ruiz Gómez, “Durante
la dominación roja en el pueblo hizo objeto de insultos y amenazas a personas
de derechas”.
Joaquín Rodríguez González, “formó
parte del Comité Agrario”.
Alfredo Santos Rodríguez, “participó
en la detención del capitán Sanjurjo y en el saqueo de iglesias y detención de
personas de orden”.
Juan José Sedano Jerez, “formó
parte de la cuadrilla que detuvo en Corconte al capitán don Justo Sanjurjo”.
Francisco Serna Fernández, “efectuó
requisas y se llevó enseres de la casa del párroco”.
Leonardo Serna Gutiérrez, “prestó
servicios de custodia de presos y ocupó la casa de su convecino Benjamín
Cuesta, cuya familia fue encarcelada”.
Evencio Serna Rodríguez, “colaboró,
también, en la detención del capitán Sanjurjo”.
Avelina Terradillos Mata, “por
ser activa propagandista, asistente a mítines y manifestaciones”.
Serafín Torres Celeiro, “realizó
guardias y vigilancias”.
Florentino Vázquez Castaños, “practicó
requisas de ganados y prendas de vestir. Huido a Santander alcanzó el grado de
teniente de artillería”.
Isabel del Vigo Guadalupe, “tomó
parte en actos de propaganda marxista y se gloriaba de tener tres hijos
oficiales en el ejército rojo”.
Agustín Villacorta García, “ingresó
voluntario en las milicias rojas, desempeñando el grado de teniente en el
frente”.
Celestino Villapún López,
casado, jornalero, condenado a la pena de muerte, ejecutada el 2 de julio de
1938, “presidente de la Casa del Pueblo y del Socorro Rojo Internacional.
También fue presidente del Comité de Guerra, desde el que ordenó la detención
del capitán Sanjurjo. Fue nombrado por los marxistas director de la fábrica de
cristales y miembro del control obrero. Abusaba de las jóvenes de derechas
después de detenidas. Intentó huir embarcado”.
José Lafuente López, jornalero,
ejecutado. “formó parte del control obrero de la fábrica de Arija, fue
presidente del Frente Popular de Santander y uno de los principales
responsables por instigación de cuantos actos vandálicos incluso asesinatos se
cometieron en aquella comarca. Condenado a la pena de muerte, fue ejecutado”.
Concretando, los vecinos de
Arija que fueron ajusticiados o murieron en prisión por la represión de los
vencedores de la guerra fueron: Timoteo Alonso Millán (Muerto
en el Campo Nazi de Hartheim), Pedro Álvarez Blanco, Emiliano Blanco Gutiérrez,
(presidente de la Casa del Pueblo y hermano del alcalde de Valdeolea en
Cantabria), Juan Bustamante Martínez, Damián Espejo (o Espeso) Marina,
Fulgencio Fernández Cano, Sabino Fernández García, Pedro Álvarez Blanco, Juan
Bustamante Martínez, Gabino García Alonso, Valeriano García Ramírez, Eduardo
Gómez López, Justino de Guerra y de Lucas, Máximo Gutiérrez Mata, Benito
Gutiérrez Vigo y su hermano Casimiro Gutiérrez Vigo, Pedro Hoyos Santiago,
Ángel Jerez Fuente, José Lafuente López, Isaac Martínez Gutiérrez, Mauricio
Miguel Martín, Pelayo Millati Martínez, Pablo Montes Montes, Bernardo Onís García,
Martín Puente Ruiz, Tomás Recio González, Mariano Rodríguez Alonso, Eduardo
Rodríguez Campillo, Guillermo Ruiz Peña, Cástor Ruiz Saldaña, Urbano Ruiz
Tejerina, Gonzalo Sainz Díaz, Aurelio Saiz Diez, Aurelio, Emeterio Saiz
Santiago, Elías Salcedo Ibáñez, Eleuterio Sedano Jerez, Serafín Vega Franco,
Valerio Vigo Peña, Celestino Villapún López (afiliado al PSOE, miembro del
comité de guerra y presidente del control obrero de la “Cristalera Española” de
Arija).
Los caídos de Arija en el
frente con los llamados Nacionales fueron: Julián Alonso Crespo,
Federico Álvarez Sainz o Saiz, Arturo Cuesta García, Julián Fernández Isla,
Jesús López Fernández, ángel Marina Álvarez y Salvador Sainz Hierro. Frente a
ellos, siendo su espejo tenemos a los que cayeron con los republicanos: Ricardo
Fernández Postigo, Emiliano García Sainz, Pedro Gutiérrez Martínez, Vicente
Alejandro Maestro González, Julio Manjón Hidalgo, Afrodisio Pérez Barriuso,
Julio Rodríguez Alonso, Agustín Rodríguez Pérez, José Santos Rodríguez.