Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
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domingo, 15 de diciembre de 2024

De tiendas por Villarcayo en 1930 (I)

 
 
 
Hemos llegado a la Navidad un año más y, por ello, debemos ayudar a los Reyes Magos, a Santa Claus/Papá Noel/Viejito Pascuero/San Nicolas/Olentzero -o a quién ustedes crean que traen los regalos a los chicos y grandes- a hacer sus compras. Esta misma preocupación aconteció a nuestros padres y a nuestros abuelos. Y, llegados a este punto, ¿qué tiendas tenían los abuelos de los hijos de Villarcayo en, por ejemplo, 1930? Para ello, nos montaremos en nuestro DeLorean, conectaremos el condensador de flujo -o fluzo en España- y saltaremos a hacer nuestras compras navideñas en las postrimerías del reinado de Alfonso XIII. Como hizo Michael J. Fox, esconderemos nuestra máquina donde se construirán las piscinas municipales y nos pasearemos intentando pasar desapercibidos por aquellas calles.
 
Entraremos por la Calle San Roque donde trabajaba el médico dentista Lozano. De acuerdo que no es el sueño de regalo navideño, pero ya que tenemos su anuncio empezaremos por la medicina más amarga.
 

 
Tras el dentista, cuya ubicación exacta no hemos determinado, nos acercamos a los números bajos de esa calle donde nos encontramos esta zapatería:
 
 
Este comercio debió estar en esta finca -salvando todos los cambios constructivos y de renumeración del callejero- pero, aunque no hubiera estado, nosotros estamos jugando con el espacio y el tiempo. Porque, sirva como muestra, el número tres de la calle San Roque que aquí presentamos es una construcción de 1937.
 
 
Los siguientes negocios que visitaremos eran sendas sastrerías que compartían dirección: San Roque, 2. ¡Eso sí que era competencia directa!


 
 
Y su vista en nuestros días:

 
Por supuesto no están todos los que son ni son todos los que están entre nuestros anuncios de 1930. Muestra de ello es la foto de la última guerra civil fechada en 1937 que hay abajo donde tenemos una zapatería: “La Imperial” que estaba en el portal cuatro de la calle San Roque. En la primera foto, además, tenemos la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao. Frente a ella hay el trozo de un cartelito de “Venta Tocino” que se ve mejor en la foto del desfile franquista.


 
 
Aprovechando que hemos llegado a la plazuela del corregimiento o del juzgado, la atravesamos para recordar algunos comercios de la calle Manuel Laredo. De este señor ya hablamos en nuestra bitácora hace muchos años. 
 
Empezaremos por el número dos de la calle y por este anuncio de una especie de tienda de textiles donde te añaden bisutería -algo lógico- y… ¡panadería!

 
 
Estaría situada por aquí:

 
 
En esta calle también hubo una tienda de muebles:

 
Lugar que hoy tiene esta imagen:

 
 
Y, en el número seis de esta misma calle había una casa de comidas.

 
 
Y, hoy, en este número está este edificio, relativamente nuevo con imagen de veterano.

 
 
Evitamos la Plaza Mayor, que dejaremos para otro momento, y nos desviamos por la Avenida de Alemania para enfilar la calle Nuño Rasura donde estaba la posada -no hotel, ni pensión, ni hostal- del hijo de Isidra Uriarte. Anteriormente se llamaba “Posada Isidra”.

 
 
En la siguiente foto de 1910 vemos la posada con un cartel que la identifica.

 
Estaría situada en esta zona aproximadamente porque la calle Obras Públicas se construyó derribando el caserón con dos torres que vemos en la fotografía.
 

De aquí desandamos la calle Nuño Rasura porque, en aquel tiempo la calle de la posada de Isidra Uriarte llevaba directamente a la plaza de Villarcayo o, en su caso, hacia el ayuntamiento por la avenida de Alemania.
 
La primera tienda que conoceremos es la de Alejandro.

 
Desconocemos su exacta situación y, seguramente, muchos no sepan cual es esta calle. Es una historia larga: Hasta 1929 existía la Calle Real que mutará su nombre al de Reina Madre por la madre de Alfonso XIII. En 1931 se le llamará Calle Libertad y en 1936 lo cambiarán por la de Calvo Sotelo. ¿Situados?
 
Por su parte, las alpargatas eran un calzado de hilado de fibras naturales como el algodón, pieles de animal, mimbre o lona con suela de esparto o cáñamo. Calzado muy empleado entonces. Para conseguir un buen par -supongo que eran buenos- podíamos recurrir a la tienda de Alejandro Fernández. O para un buen par de zapatos, más exclusivos. Vemos, además, que donde se vestían los pies se podía llenar la tripa.
 
Y, si no nos gustaba lo que vendía, podíamos ir a la carnicería de Valentín Uriarte. No confundirlo con Fausto Uriarte o José Uriarte. Además de tener una carnicería gestionaban los autobuses entre Villarcayo, Burgos y Espinosa de los Monteros.

 
Su localización está en la casa del fondo. Curiosamente, en esta foto aparece un autobús.

 
 
Y actualmente:

 
 
En el número dos de esta misma calle estuvo el comercio de la Viuda de Balbino con su especialidad en quesos de “Los Altos” que parecería una especie de “denominación de origen”.
 
 
Actualmente el número dos es esta casa con solera:

 
Otro de los negocios necesarios en cualquier población eran las peluquerías. Aquí un ejemplo.

 
 
Y estaba situada, más o menos, por aquí:

 
Siguiendo por esta calle no dejamos de visitar esta fonda que casi todos los lectores de Villarcayo han conocido, al menos, su nombre:

 
Actualmente el número seis de la calle Calvo Sotelo es esta finca.

 
 
La calle reina Madre era una calle poco urbanizada con muchas fincas agrícolas a ambos lados, por lo cual, para llegar al número veinte debíamos avanzar por una zona de descampado. En esa dirección tenemos:

 
Que estaría en donde está la casa de esta foto:

 
 
Era la carretera que llevaba a Burgos y, desde la última casa de Villarcayo se vislumbraba Villalaín donde hacía sus pinitos literarios Emilio Domínguez Sacristán.

 
Aunque a medio camino podemos encontrarnos con las instalaciones de “La Castellana”. Al menos están en Horna desde 1916 y fue fundada por Rafael Ortiz y Claudia Saiz de Aja.

 
 
De la que también tenemos su anuncio:

 
 
Desde el almacén de vinos de Urbano, para llegar a la plaza de Santa Marina no existían calles transversales (calle Burgos, calle Bilbao…) por lo que nos dirigimos hacia Burgos para girar a la derecha en la actual calle Alejandro Rodríguez de Valcárcel y, otra vez a la derecha, en calle Laín Calvo. Esta calle desemboca en la plaza de Santa Marina donde estaba el almacén de Vinos de Juan Condado.

 
 
Uno de los comercios del viejo Villarcayo del que más me han hablado es el de Remigio Andino:

 
 
La localización de la fábrica de gaseosa “Andino” estaba en el actual número 5 de Santa Marina. Alguno de los otros negocios, fruto de conversaciones con veteranos ciudadanos, debieron estar en la plaza Mayor. O, quizá, todos y luego se trasladaron a la Plaza de Santa Marina. El caserón donde estuvo la fábrica de gaseosas fue derribado hace más de veinte años y esta es la visión actual del lugar:

 
 
Otro negocio clásico en Villarcayo -una carnicería- nos aparece en este anuncio. Además con un apellido asociado al chorizo y al gasoil.


Frente a la iglesia estaba un local con un nombre comercial atractivo, “Las tres B.B.B.”, que se dedicaba a los géneros de punto.

 
Actualmente se ve así:

 
 
En aquellos años la presentación era la siguiente:

 
Adjuntamos una foto contemporánea desde el mismo encuadre:

 
 
La casa aislada del fundo de la fotografía acogerá el mítico bar “El Francés”. Situados como en esta foto aprovechamos para girarnos y mirar la callejuela que hay a nuestra izquierda. Es la calle del Doctor Mendizábal.

 
En esta calle ha habido durante muchos años una de las clásicas panaderías de Villarcayo que terminó -irónicamente- consumida por las llamas. Y con ella su antigua casa.

 
El siguiente comercio, de tejidos, no nos dice ni en qué barrio está ni en qué calle. Supongo que la dirección serían más palabras a pagar al periódico y los vecinos del pueblo y cercanías conocían de sobra dónde estaba esta camisería.

 
Para terminar esta primera parte del recorrido comercial por Villarcayo les presento una vista aérea del pueblo para que comprendan cómodamente las calles que hemos visitado. Les adelanto que es una foto de 1946 pero los cambios en esos dieciséis años debieron ser mínimos.
 
 
Bibliografía:
 
Periódico “El Cantábrico”.
“Villarcayo. Capital de la comarca Merindades”. Manuel López Rojo.
Fototeca digital de España.
 

3 comentarios:

  1. Mi bisabuelo Julián Sainz Sainz tuvo una tienda de ultramarinos en C/ Sta. Marina, 7, Bjo. Después se lo vendió a un francés (de ahí su nombre actual) que no sé si continuó con el local como tienda de ultramarinos o ya como bar. De cualquier modo, las gentes del pueblo iban allí refiriéndose al local como “el francés”. No creo que nadie conserve imágenes de la tienda de ultramarinos ya que hablamos de principios de 1900, pero me encantaría que fuera así. Mi bisabuelo Julián Sainz Sainz estaba casado con Mauricia González y padres de mi abuelo Félix Sáinz González, (del que habéis incluido una entrada en Merindades en la memoria).
    Gracias por traer a nuestra memoria el recuerdo de nuestras familias. Un abrazo

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    1. Yo nací en el 52 y he conocido el francés como tienda de ultramarinos y bar en la parte derecha del edificio y donde hoy está el bar creo que tenían casa de comidas que también tenía la entrada al comedor por el bar , cuando la gente empezó a comprar televisiones el francés fue uno de los primeros en tenerla en el pueblo y los niños íbamos allí a ver los programas infantiles

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  2. Es curioso que entonces hubiera una sucursal de la caja de ahorros municipal de Bilbao y hoy no haya sucursal de Kutxabank. Bien podría haber una.

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