Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


domingo, 8 de diciembre de 2024

La ermita de Santa Lucía de Incinillas de El Almiñé.

 
 
Nos trasladaremos en esta ocasión a Incinillas para conocer algo de su antigua iglesia y actual ermita de Santa Lucía. Esta Incinillas no es la que está en la carretera de Burgos a Bilbao sino un barrio de El Almiñé. ¿Cómo es esto? Sepamos que, a finales del siglo XII, se produjo una reorganización parroquial convirtiendo en ermitas los centros de culto que no fueron parroquias. ¿Y este lugar? Esta Incinillas se documenta por primera vez en 1131 cuando Legundia y sus hijos conceden al clérigo Juan, para que los done a su muerte al monasterio de Oña y a San Pedro de Tejada, diversas heredades y entre ellas el solar de “Elziniellas de Uermudo cum suo censu”. En 1201 Oña entregaba a Pedro Pérez y a su mujer Juliana un terrazgo con su viña en Incinillas y recibe una tierra en Arenas. En 1203 Incinillas sirve de referencia para localizar el lugar de Santa Leocadia. Dia Sánchez de Enziniellas es un hijodalgo que hace de testigo en 1241 en una venta al monasterio de Oña. Un año después Pedro Peydrez d'Eziniella de Ualdeuisesso es testigo en una venta a las Huelgas de Burgos. Enzinillas se cita como referencia para el amojonamiento de las heredades que tenía el monasterio de Rioseco en El Almiñé en 1315. Pedro Fernández de Velasco dotó el hospital de la Vera Cruz con linares en la fuente de Encinillas, en El Almiñé. Vemos que ya está integrado en este pueblo como un barrio. En 1707 el obispo de Burgos, durante la visita diocesana ordenó recomponer la puerta de la ermita de Santa Lucía. Entendemos, dado lo pedido por el obispo, que no hizo falta ninguna obra más.

 
Una parte significativa de la fachada meridional, o sur, del templo es románica, que para algunos debe corresponder con la antigua iglesia de San Salvador de Encinillas, propiedad y jurisdicción de San Pedro de Tejada. La adscripción es problemática, pues este monasterio de San Salvador podría localizarse también entre Trespaderne y Cillaperlata, donde hoy tenemos la ermita de Santa María de Encinillas (“la uillam hermam que dicitur Helziniellas” donada en 1187 por el abad de Oña a los habitantes de Cillaperlata y Revilla).

Planta de la Ermita de Santa Lucía
 
La ermita de Santa Lucía es de nave única con cabecera de pared plana, portada abierta hacia occidente -modesta y abierta a los pies de la nave- y sacristía adosada al sur de la nave. Pero todo lo que ven es fruto de la reforma moderna, esa de hace poco más de cien años. Nos lo confirman el diccionario Madoz (hacia 1850) -que dice que estaba casi arruinada- y los autores Huidobro y García Sáinz de Baranda que escribían en 1930 que “fue reconstruida recientemente”. Dicha reforma aprovechó el lienzo sur de la iglesia arruinada, la portada que hoy da acceso a la sacristía y, lógicamente, numerosos sillares de la fábrica original. El resto fueron materiales de finales del siglo XIX.

 
Los vestigios de la nave románica se levantaron en excelente sillería caliza labrada a hacha y asentada con finas juntas de argamasa, alzándose el muro sobre un banco de fábrica con una moldura convexa lisa, de sección semicircular tanto al exterior como al interior. dentro, apoyan en ese banco dos columnas entregas, es decir metidas en el muro, sobre basas áticas de amplia escocia y plinto, rematadas en capiteles troncopiramidales lisos. 


En el exterior, estas columnas se corresponden con dos contrafuertes que alcanzan la cornisa. La portada actual es de listel y chaflán –sobre canes de cuarto bocel modernos– combinada con otros fragmentos de molduras quizá originales o reaprovechados del interior. El edificio románico estuvo abovedado notándose sus arranques. Hoy, el templo se cubre con vigas y techumbre de madera en mal estado.

 
En una cámara lateral, cuadrada, situada en el tramo central de la nave encontramos una interesante portada románica. Salvada al haber sido reutilizada como acceso a la sacristía que se construyó cubriendo esta portada por lo que, para verla, debemos situándonos en el interior de la sacristía. Vemos un arco apuntado y liso enmarcado por una cenefa de celdillas y dos arquivoltas, la interior con bocel entre dos finas bandas de contario (moldura en forma de cuentas de rosario) y una hilera de dientes de sierra; y la exterior con chaflán ornado con gruesos cilindros, rodeándose el conjunto con una moldura de zarcillos. descansan los arcos en jambas escalonadas con dos pares de columnas. La transición entre ambos grupos se realiza mediante imposta de grueso tallo recurvado formando escudos en los que se disponen brotes vegetales de gran volumen.

 
Las columnas de la parte inferior de la portada claramente sufrieron el paso del tiempo. Están sobre un alto basamento abocinado, plintos y basas áticas; de fustes lisos con capiteles decorados. Mirándola de frente, el lado izquierdo, el capitel exterior se decora con hojas lisas rematadas en cogollos con volutas, y en su superficie se grabó una inscripción en la que leemos “DEO MEI…”, Dios mío, en letra carolina mayúscula que conserva las líneas de pautado. Situaríamos la inscripción en el siglo XII (García Morilla) o primeras décadas del siglo XIII (Castresana López) en la Plena Edad Media, como la propia construcción románica del edificio. El capitel adjunto tiene un rostro humano de cabellera rizada corta y posibles ojos saltones. Está muy desgastada por el clima y los años. El capitel interior del otro lado, también muy deteriorado, parece mostrar un león pasante que alza una pata delantera y vuelve su cuello sobre el lomo. El otro capitel es liso.

 
En esta portada se recurre a alguna de las decoraciones frecuentes en los talleres que trabajaron en el valle de Valdivielso desde mediados del siglo XII: dientes de sierra, máscaras humanas, gruesos billetes en las arquivoltas, etc. Fecharíamos, esta de Santa Lucía, en los años finales del siglo XII o primeros del siglo XIII. Es una obra tardía. La enmarcaríamos junto a las iglesias de San Nicolás de El Almiñé, San Miguel de Valdenoceda, Condado y Panizares.

 
En la iglesia se conserva igualmente una pila para agua bendita formada por un pilar troncopiramidal de aristas en chaflán y, en el mismo bloque, una pileta troncocónica con salientes de tipo almirez (uno ornado con una roseta). Su altura total es de 94 cm ×40 cm de diámetro en la copa. Decía Julián García Sainz de Baranda que Únicamente tiene un cuadro de la Inmaculada, obra de la escuela española, siglo xvn, muy aceptable y algunas estatuas antiguas, entre las que merece mencionarse un apóstol de época gótica”.
 
 
 
 
Bibliografía:
 
“Las siete merindades de Castilla Vieja. Valdivielso, Losa y Cuesta Úrria”. María del Carmen Arribas Magro.
“Ermita de Santa Lucía”. Texto y fotos: JMRM - Planos: RGSP
“Burgos. Todo románico”.
“Apuntes descriptivos históricos y arqueológicos de la Merindad de Valdivielso”. Luciano Huidobro Serna y Julián García Sainz de Baranda.
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, tenga usted buena educación. Los comentarios irrespetuosos o insultantes serán eliminados.